Chile reporta 22.000 detenciones a tres meses de protestas

América del Sur/Chile/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

Además de las 22.000 detenciones, más de 3.600 personas sufrieron lesiones, de las cuales 405 presentan traumas oculares  por los efectos de las bombas lacrimógenas empleadas por Carabineros.

A tres meses del inicio del estallido social en Chile contra el gobierno de Sebastián Piñera, se han registrado más de 22.000 detenciones, de las cuales unas 1.300 personas han sido imputadas por eventos de gravedad, y otros 3.600 chilenos han sufrido lesiones en los enfrentamientos con las fuerzas del orden, de acuerdo con cifras del Ministerio Público.

Sobre las personas imputadas pesan causas por saqueo, incendios y daños materiales, y se han declarado 33 investigaciones agrupadas que reunirían más de 1.900 causas en el contexto de manifestaciones a nivel nacional.

El presidente de la Asociación de Fiscales, Claudio Uribe, ha manifestado su preocupación por la incertidumbre sobre lo que se vendrá a partir de marzo próximo, aunque en los últimos días han disminuido los hechos graves.

INDH Chile@inddhh

[🔴 A tres meses del inicio de la crisis social en Chile] INDH entrega reporte de cifras recopiladas directamente por sus funcionarios en observaciones a manifestaciones, comisarías y centros hospitalarios, desde el jueves 17 de octubre hasta el miércoles 15 de enero de 2020.

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Por su parte, el Instituto Nacional de Derechos Humanos de la República de Chile (INDH) ha presentado ya más de mil acciones judiciales, entre las que figuran unas 770 querellas por torturas y tratos crueles, y 158 por violencia sexual.

Asimismo, esta institución ha presentado al menos 22 recursos de amparo frente a los tribunales a lo largo de estos tres meses. Según el jefe del área jurídica del INDH, Rodrigo Bustos, las cifras expuestas, correspondientes al periodo entre octubre y enero, representan el triple de todas las acciones jurídicas presentadas por esa entidad en los últimos nueve años

Respecto a las lesiones, de las 3.600 personas que han sufrido lesiones durante las protestas, 405 presentan traumas oculares y 253 fueron heridas por los efectos de las bombas lacrimógenas empleadas por Carabineros.

Esto tiene que ver, de acuerdo con la  diputada miembro de la Comisión de Seguridad Ciudadana, Andrea Parra, con el hecho de que la nación andina carece de sistemas de inteligencia y policías modernos y eficaces, y lamentó que el Gobierno continúe apostando por iniciativas que no dan solución al fondo del problema.

Traumas oculares, un serio problema en las protestas en Chile

Los traumas oculares han sido de las lesiones más graves a las que han estado expuestos los manifestantes chilenos durante las protestas antigubernamentales. Al respecto el la Universidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital del Salvador dio cuenta de 280 casos de lesiones severas, de los cuales 54 han perdido la visión total de uno de sus ojos, y dos Gustavo Gatica y Fabiola Campillai, perdieron ambos ojos.

Del total de los afectados, el 80 por ciento son hombres cuya edad promedio es de 29 años. El ex presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología y oftalmólogo de la UTO, Mauricio López, detalló además que el 75 por ciento de los casos están asociados a perdigones de goma, mientras el 15 por ciento a golpes de cartuchos de bombas lacrimógenas.

También señaló que la afluencia de casos a los centros de salud disminuyó luego de que Carabineros cesara el uso de la escopeta antidisturbios

Mientras tanto, el Ministerio de Salud ha comenzado a implementar un Programa Integral de Reparación Ocular, debido al alto número de lesionados. El plan contempla la atención médica estética y funcional gratuita para cada uno de los afectados, por el tiempo que lo requiera.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/Chile-reporta-22.000-detenciones-a-tres-meses-de-protestas-20200119-0010.html

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Inglaterra: Mujeres con motivos para temer a los hombres

Europa/Reino Unido/28 Febrero 2019/Fuente: El país

Un centro psiquiátrico británico con toda la plantilla femenina asiste a maltratadas que no quieren ser atendidas por varones

Una habitación propia no es solo un espacio físico. Es una geografía íntima, un símbolo de autonomía. Hace casi un siglo, Virginia Woolf se preguntaba qué necesitaban las mujeres para escribir. Y hace tan solo dos décadas, una enfermera inglesa, Shirley McNicholas, se preguntaba qué necesitan las mujeres. Así, a secas. Con esta idea nació la residencia Drayton Park de Londres, una casa de crisis (crisis house)pensada para ser una alternativa a la hospitalización psiquiátrica tradicional. Aquí ingresan de forma voluntaria las mujeres que tienen un episodio de sufrimiento psíquico, también las que tienen hijos y no pueden dejarlos con un familiar. Forma parte del NHS, el sistema público de salud del Reino Unido, y lleva en funcionamiento desde 1995.

Ese año, McNicholas decidió desafiar la psiquiatría hegemónica que obviaba por qué las mujeres desarrollaban problemas específicos de salud mental. “Yo trabajaba en un hospital público, en la planta de salud mental. Veía cómo ataban a las pacientes y las medicaban sin preguntarles qué les ocurría realmente. Estaba muy involucrada en el movimiento feminista y veía que las mujeres de mi alrededor habían sufrido violaciones, abuso sexual, violencia física y psicológica por parte de sus parejas…”, relata. Se reunieron durante un año y recibieron una subvención del Gobierno para ponerlo en marcha. “Diseñamos un sistema diferente para acompañar a mujeres a quienes el simple hecho de que el profesional del hospital fuese un hombre ya las aterraba, por todo el maltrato que habían sufrido por parte de hombres a lo largo de su vida”, explica.

La de Drayton Park es la primera y única crisis house en el mundo dirigida solo por y para mujeres. Además, en esta está permitido que las mujeres ingresen con sus hijos. “La casa puede albergar a cuatro menores a la vez. Aquí vienen muchas madres solteras; mujeres que han sido maltratadas, que han conseguido salir de esa relación de violencia pero que están solas en la crianza. Suelen tener problemas de ansiedad y depresión a causa del maltrato y, aunque consiguen sacar al niño adelante, a veces tienen una crisis. Esta casa es perfecta para ellas porque en una unidad psiquiátrica convencional no se permitiría el ingreso con menores”.

Joyce (29 años) pide no incluir su nombre real en este reportaje: “No quiero que el día de mañana mi hijo se entere por Internet de que su madre era violada por su padre”. Tras una crisis de ansiedad, ingresó por voluntad propia en Drayton Park. “Me fui de casa tras una discusión muy violenta con mi novio. Una vecina me había hablado de la crisis house, no sabía dónde ir así que me presenté allí”, explica.

Cuando llega una mujer con hijos, se evalúa la situación. “Muchas vienen antes de que la crisis se agrave, evitando dos cosas: el ingreso involuntario en un hospital cuando la situación ya es insostenible y que Servicios Sociales se hagan cargo del menor”, señala McNicholas.

Otro de los objetivos de este proyecto es evitar que las pacientes revivan traumas pasados. Es el caso de Andie Rose, que durante 10 años, antes de llegar a Drayton Park, entraba y salía de hospitales psiquiátricos. “Me ingresaban una y otra vez contra mi voluntad, sin que yo pudiese explicar por qué vivía aterrorizada o por qué quería autolesionarme”, comenta.

Rose solía romper ventanas para hacerse cortes con los cristales. Su peor recuerdo, sin embargo, es verse tumbada en una cama de hospital mientras la ataban. Correas que trepaban y se enroscaban en su cuerpo como lenguas de serpiente. “Cada ingreso era una pesadilla. Había sufrido abusos sexuales y maltrato, y el personal que me atendía y me ataba estaba todo compuesto por hombres. Eso lo hacía todo aún peor. Me sentía como un animal. Llegué a un punto en el que prefería morirme antes que volver a entrar en un hospital”, explica. En 2004 conoció la iniciativa de Drayton Park y asegura que su vida cambió: “En mis peores crisis, siempre he venido aquí”.

Este centro tiene capacidad para albergar a 12 mujeres, cada una en una habitación propia con cama, sábanas con estampados —no blancas como en los hospitales—, un armario y un baño. “Es como estar realmente en una casa”, señala Rose. Cada residente tiene la llave de su habitación. Al principio se habla con ellas de las normas: no se pueden consumir drogas ni alcohol. “Si alguna mujer tiene ganas de hacerlo, se habla con ella y se le ofrecen otras alternativas. Lo mismo ocurre con la autolesión. Si quieren hacerse daño, hablamos con ellas. En el caso de que quieran hacerlo, les podemos ofrecer cuchillas limpias para que no haya infecciones”, explica McNicholas. Siempre se les ofrecen opciones: una ducha caliente, hablar, un masaje, chillar en una habitación… “Prohibirles hacer algo es contraproducente. La realidad es que la inmensa mayoría acaban por preferir una de estas alternativas antes que autolesionarse”.

En el caso de Rose ha sido así. “Al principio quería hacerme daño constantemente. Ellas me ayudaron a canalizar ese dolor de otras formas. Me escuchaban sin asustarse de lo que les contaba. Las últimas veces que he autoingresado aquí ni siquiera he pensado en cortarme”, asegura.

Llamar antes de entrar

El equipo está compuesto por diez profesionales (trabajadoras sociales, psicólogas y enfermeras) disponibles las 24 horas. Las mujeres en crisis pueden estar un máximo de cuatro semanas, aunque la media de estancia es de 19 días. Cada mañana, una trabajadora se acerca a las habitaciones para preguntarles qué tal están. “La regla es que nunca se entra en una habitación sin permiso. Se llama a la puerta tres veces y si no contesta, avisamos de que vamos a entrar para ver si están bien”, apunta McNicholas. Forma parte de lo que llaman alianza terapéutica: “Aunque sea para decir que no tienen ganas de hablar, todas responden porque sienten que pueden decidir qué quieren hacer. Esto, unido a que el ingreso es voluntario, les da control y la relación de poder cambia”.

Además, el NHS incluye el servicio de acompañamiento posterior. Beatriz, una enfermera española en Londres, forma parte del equipo de crisis y explica que realizan un seguimiento a pacientes con problemas de salud mental en sus casas. “Nuestra labor también es de transición para las personas que se dan de alta en Drayton Park. Volver a su vida normal puede ser un shock, así que visitamos y acompañamos a esa persona durante las seis semanas posteriores a la salida de la crisis house”, concreta.

La psicóloga clínica María Alonso es parte de un colectivo que quiere poner en marcha una iniciativa similar en Madrid. Ella y la psiquiatra Belén González visitaron la residencia de Drayton Park tras escuchar a McNicholas en una conferencia organizada por la Asociación Madrileña de Salud Mental. “La psiquiatría convencional siempre ha sido patriarcal. Igual que en la sociedad se negaba la violencia hacia la mujer, esto también ocurría en el ámbito de la salud mental: se ha obviado la violencia contra las mujeres como raíz de muchos problemas de salud mental”, explica la psiquiatra.

Ambas profesionales están batallando para importar la idea. Su objetivo no es solo ofrecer acompañamiento a las personas que lo necesitan, sino preguntarse de dónde procede ese sufrimiento. “A menudo la locura es una denuncia del sistema, que está expresando todas esas violencias a las que nos vemos sometidas y no se pueden tolerar”.

“NO PODÍA AVISAR PORQUE ESTABA ATADA”

Alicia (nombre falso) se considera una “superviviente de la psiquiatría”. Tiene 44 años e ingresó por primera vez en una Unidad de Agudos (ahora Unidad de Hospitalización Breve) con 19. “Empecé a trabajar y tuve mi primer brote psicótico. Los médicos me pedían que me quedara en la cama, pero yo no entendía por qué”. Alicia se levantaba y en una de esas ocasiones “me hicieron una maniobra de contención: se abalanzaron sobre mí, me inmovilizaron. Estuve aterrada toda la noche, muriéndome de sed, sin poder tocar el timbre porque estaba atada. Yo pensaba que allí me iban a ayudar y no fue así”.

La ONU declaró en 2013 que la contención mecánica es tortura. Olaia Fernández, psiquiatra y parte de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, confirma que esta práctica se sigue aplicando en España. “Cada unidad de psiquiatría la regula según sus propios protocolos. Estos protocolos deben ser de excepcionalidad y cada hospital debería tener un registro, pero no hay datos reales”.

Imagen tomada de: https://ep01.epimg.net/sociedad/imagenes/2019/02/24/actualidad/1551023755_640154_1551025449_noticia_normal_recorte1.jpg

Fuente: https://elpais.com/sociedad/2019/02/24/actualidad/1551023755_640154.html

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Estados Unidos: Discurso de Edna Chávez .“Aprendí a esquivar las balas antes de aprender a leer”

Estados Unidos/07 de Abril de 2018/Rebelión

Discurso de Edna Chávez en la «Marcha por nuestras vidas» sobre la violencia armada en las comunidades marginadas de EE.UU.

Más de un millón de estudiantes, padres, docentes y activistas contra la violencia salieron a las calles el sábado para la “Marcha por nuestras vidas” en todo el mundo. El histórico día de acción fue organizado por los estudiantes sobrevivientes de la masacre del Día de San Valentín en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, ubicada en Parkland, Florida, donde murieron 17 personas: 14 estudiantes y tres profesores. En Washington DC, jóvenes de todas partes de Estados Unidos, desde Parkland hasta Chicago, subieron al escenario para denunciar el poder de la Asociación Nacional del Rifle y la epidemia de violencia armada que asuela Estados Unidos. Una de las personas que habló fue Edna Chávez, estudiante de 17 años de edad del sur de Los Ángeles.

EDNA LIZBETH CHÁVEZ: Hola, buenas tardes. Mi nombre es Edna Lizbeth Chávez, y soy de South Los Angeles, California. ¡El sur de Los Angeles! Tengo 17 años y este es mi último año en la Escuela Secundaria de Artes Manuales y formo parte de una organización llamada Community Coalition, donde soy una líder juvenil en el grupo Empoderamiento de la juventud del sur de Los Ángeles. En la Community Coalition ayudamos a estudiantes de secundaria a desarrollar sus habilidades de liderazgo para impulsar justicia educativa en nuestras comunidades. Por eso me he involucré, para tener impacto en las políticas y asegurarme de que nuestras voces sean escuchadas.

Soy una líder juvenil. Una sobreviviente. He vivido al sur de Los Angeles toda mi vida y he perdido a muchos seres queridos por la violencia armada. Es algo normal, normal hasta el punto de que aprendí a esquivar las balas antes de aprender a leer. Mi hermano estaba en la escuela secundaria cuando murió. Fue un día como cualquier otro, con el sol cayendo en el sur de Los Angeles. Escuchas estallidos, pensando que son fuegos artificiales. Pero no lo fueron. Ves que la melanina en la piel de tu hermano se vuelve gris. Ricardo era su nombre. ¿Pueden decirlo conmigo?

MULTITUD : ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo! ¡Ricardo!

EDNA LIZBETH CHÁVEZ: Perdí más que a mi hermano ese día. Perdí a mi héroe. También perdí a mi madre, a mi hermana y a mi misma por el trauma y la ansiedad. Si la bala no me mató, esta ansiedad y este trauma lo harán. Llevo este trauma a donde sea que vaya. Lo llevo conmigo a la escuela, a las clases, caminando de vuelta a casa y visitando a mis seres queridos. Y no soy la única que ha sufrido estas experiencias. Durante décadas, mi comunidad del Sur de Los Angeles se ha acostumbrado a esta violencia. Es normal ver velas. Es normal ver carteles. Es normal ver globos. Es normal ver flores honrando las vidas de los jóvenes negros y de color que han perdido sus vidas por culpa de una bala.

¿Cómo podemos hacer frente a esto, cuando nuestro distrito escolar tiene su propio departamento de policía? En lugar de hacer que los estudiantes negros y de color se sientan seguros, continúan discriminándonos racialmente y criminalizándonos. En cambio, deberíamos tener un departamento especializado en justicia restaurativa. Tenemos que abordar las causas de raíz de los problemas que enfrentamos, y llegar a un acuerdo sobre cómo resolverlos.

Estoy aquí para honrar a los estudiantes de Florida que perdieron sus vidas y para apoyar a los estudiantes de Parkland. Estoy aquí hoy para honrar a Ricardo. Estoy aquí hoy para honrar a Stephon Clark. ¡Estoy aquí hoy para alentar a mi comunidad del Sur de Los Angeles! Ya basta. Pregunta: ¿Cuántos niños más tienen que morir para que este problema sea finalmente solucionado?

Políticos, escuchen. ¡Armar a los maestros no funcionará! ¡Poner más seguridad en nuestras escuelas no funciona! ¡Las políticas de tolerancia cero no funcionan! Nos hacen sentir como criminales. Deberíamos sentirnos fortalecidos y apoyados en nuestras escuelas. En lugar de financiar estas políticas, financien programas de tutoría, recursos de salud mental, pasantías remuneradas y oportunidades de trabajo. Mi hermano, como muchos otros, se habría beneficiado de esto. Hagámoslo realidad. Es importante trabajar con las personas afectadas por estos problemas, las personas que ustedes representan. Necesitamos enfocarnos en cambiar las condiciones que fomentan la violencia y el trauma. Y es así como transformaremos a nuestras comunidades y elevaremos nuestras voces. Esto no nos ha detenido, ni debe hacerlo. Solo nos ha empoderado.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=239701

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La importancia de entender los traumas de los estudiantes. Entrevista a Darshan Campos

América del sur/Colombia/05 Agosto 2017/Autor y Fuente: Semana educación

Semana Educación entrevistó a Darshan Campos, especialista Fulbright en educación, que habló de la necesidad de un nuevo enfoque en la educación que priorice las necesidades de los niños.

Después de la firma de la paz, el principal reto que tendrá el país será llevar la reconciliación a los territorios golpeados por la guerra. Será entonces cuando la educación jugará un papel fundamental.

La instituciones educativas tendrán la labor vital de curar las heridas del conflicto y sanar la deuda histórica del país con los jóvenes que no han encontrado en la enseñanza y la formación una alternativa a la violencia. O, como lo define Darshan Campos, especialista Fulbright en educación, potenciar papel del Trauma Informed Teaching (Educación informada en los traumas). “La paz no es algo que se firma en un papel, sino que se practica y se construye diariamente”, explica.

Desde su labor como docente en Estados Unidos, Campos ha hecho un esfuerzo por curar las secuelas de la violencia intrafamiliar y socioeconómica en sus estudiantes, valiéndose de todo tipo de estrategias, desde sentarse a hablar de los traumas, hasta la meditación, el juego y el baile.

Su metodología busca que los profesores se enfoquen en las perspectivas y los problemas de los niños y se vuelan sanadores dentro de la comunidad.

Semana Educación habló con Campos, quien párticipará en la Cumbre Líderes por la Educación 2017 que se celebrará en el Cubo de Colsubsidio, Bogotá, el 20 y 21 de septiembre. El evento más importante del sector educativo en el país está organizado por Semana Educación.

Semana Educación: ¿Cómo funciona el Trauma Informed Teaching?

Darshan Campos: Antes que nada es una mentalidad. Es decir, es una forma de pensar sobre la educación y sobre la violencia. La violencia viene en muchas formas: violaciones, incestos, adicciones, guerras, detenciones. Y estas no están por allá afuera, sino que son experiencias que viven en nosotros, en nuestro cuerpo y nuestras familias. Si un niño es abusado en su casa, esa experiencia no se queda allá, sino que la lleva consigo al colegio. Entonces obviamente deben ser parte de la escuela, debemos pensar cómo lo apoyamos, cómo entendemos mejor su experiencia.

Déjeme darle un ejemplo: En una comunidad que lucha con el hambre, los niños no pueden aprender ni los adultos enseñar. Entonces por qué no miramos al colegio como un huerto, donde todo lo que hacemos gira alrededor de crear alimentos. Así que todo el currículo que creemos, todos los proyectos de matemática y lectura sean para construir un sistema de irrigación o un plan de cultivo.

S.E.: Es como un cambio de perspectiva…

D.C.: Exactamente. Es un enfoque totalmente diferente. La mayoría de las escuelas fueron construidas para estudiantes en el siglo XVIII, pero ya no somos esas personas. ¡Ahora tenemos el internet! Hay muchas cosas que ya no necesitamos en las clases. Los exámenes, por ejemplo. Sabemos que todos somos individuos diferentes, con diferentes hábitos, diferentes maneras de ser. Algunos somos más tímidos, otros más abiertos. Entonces hagamos del salón de clases un espacio para que se cultiven todas esas posibilidades.

S.E.: ¿Por qué dice que no necesitamos los exámenes?

D.C.: En muchos colegios es examen tras examen tras examen. Según muchos estudios, hacer pruebas no funciona. Sirve solo para un tipo de estudiantes, los que les va muy bien en las pruebas. Pero de pronto otros estudiantes no son buenos para demostrar su inteligencia de esa manera o no aprenden tan bien así.

Algo que yo hago con mis estudiantes cuando tengo que hacer una prueba es que les doy a todos mis estudiantes un esfero rojo para que corrijan el examen. No tienen que responder nada, solo rayar la hoja. ¿qué les parece que está mal con la prueba?, ¿qué opinan de las preguntas?, ¿qué les molestó? Y luego, ellos rompen la prueba (están usando sus manos, están liberando tensión) y la tiran a la basura. Es un ejercicio de meditación sobre cómo hacemos las pruebas, qué podemos hacer diferente. Es algo tonto, es divertido y, sí, desperdiciamos algo de papel. Pero el punto es que no solo les entregamos una prueba, también discutimos sobre ella.

 

S.E.: ¿Cómo deberíamos calificar a los estudiantes entonces?

D.C.: Honestamente, no creo que debamos tener notas. Los estudiantes deberían autoevaluarse y evaluarse entre ellos. Me parece mejor preguntarnos cómo acceder al conocimiento desde perspectivas diferentes, usar esa información para ver si estamos consiguiendo los resultados educativos que necesitamos y crear un currículo que de hecho funcione para la comunidad.

Es un modelo muy diferente y es más difícil para los administradores. Los exámenes facilitan la tarea de los políticos, los administradores y las editoriales de libros de texto. Pero no la de los estudiantes y los profesores. Para mí, la educación debería ser para los estudiantes; cubrir sus necesidades. Ese es el alma del Trauma Informed Teaching. No se trata de la nación, ni del sistema escolar, sino de qué necesita la comunidad. Si eres de una población indígena, tus necesidades van a ser muy diferente a si estás en Medellín o en Oakland, ¿por qué debemos hacer el mismo examen para todos? Es una pregunta difícil, pero estamos en tiempos difíciles: tenemos que innovar.

S.E.: Es decir, ¿para usted los maestros deben ser una especie de psicólogos o amigos de los estudiantes y tener con ellos una conexión fuerte a nivel personal?

D.C.: No somos doctores, y eso lo tenemos que recordar. Hay otras personas que tienen esos roles. Aunque nosotros también tenemos un papel muy especial. Para mí, es uno de los trabajos más hermosos que hay. Pero tiene que ser un trabajo del corazón. A veces nos olvidamos de eso, porque tenemos un mal día o estamos de mal humor -igual que les pasa a los niños- y nos cansamos también.

S.E.: ¿El Trauma Informed Teaching se dirige únicamente a los niños que han sufrido de violencia o también puede beneficiar al resto de estudiantes?

D.C.: Es algo de lo que todos nos podemos beneficiar, aunque no seamos sobrevivientes de trauma (que casi todos los somos). Cualquier persona aprende más entre mayor cantidad de métodos educativos uses. Música, danza, meditación, cocinar, salir a la naturaleza, entre más formas tengas para acercarte al cuerpo, más probable es que se te quede grabado. Si estudias un libro para una prueba, puede que lo recuerdes solo por un tiempo y que luego se te olvide. Pero cuando usamos la enseñanza socioemocional lo que hacemos es que ponemos a trabajar nuestras mentes y nuestros corazones y nuestros cuerpos de la mayor cantidad de maneras posibles.

S.E.: En sus años de profesora, ¿qué experiencia la ha marcado más?

D.C.: Hace un tiempo trabajaba en un centro comunitario donde la mayoría de personas eran refugiados de guerra de Yemen. Yo estaba jugando en el suelo con los chicos y estaba haciendo un rompecabezas del mundo con una niña yemení de 7 años. Ella señaló el mapa, me dijo «ese es Yemen», y empezó a contarme sobre la guerra. Me contó que su tía estaba ahí todavía y que no podía salir. Estábamos aprendiendo geografía,pero era ella la que me estaba enseñando a mí la historia de su gente. Eso me dolió mucho y le dije que podíamos escribirle una carta a su tía. No se la podíamos mandar, porque ella estaba en un lugar inaccesible, pero podíamos poner la carta en un globo y ver a dónde se la llevaba el viento. Fue algo pequeño y simple, pero fue una manera de escuchar lo que ella quería decir, y a la vez una oportunidad para practicar su inglés. Usted me preguntaba, ¿los maestros son como terapeutas? Sí, en cierto sentido. O más bien somos como amigos, como guías. Pero también somos los adultos en esas situaciones, y tenemos que pensar siempre en cómo educarlos.

S.E.: ¿Son los profesores indolentes con las preocupaciones de sus estudiantes?

D.C.: Hay algo de eso. Y hay que preguntarnos por qué. Muchos profesores están agotados. Nuestro trabajo es muy difícil, en serio. Después de que mi estudiante me hablara sobre la guerra en Yemen yo fui a casa y lloré. Pero no puedo llorar todos los días. A veces tenemos que tomarnos un descanso o cambiar lugar de trabajo. Y es una cosa muy difícil. Pero si no eres feliz enseñando, no vas a ser un educador efectivo. La educación es tanto del corazón como de la mente.

S.E.: Usted dice que viene de un contexto familiar algo traumático, ¿cómo influyó en su comprensión actual de la educación?

D.C.: Yo fui criada por una madre soltera y éramos muy pobres. Mi padre la mayor parte del tiempo estaba perdido o sin hogar o en prisión. Para mí eso fue muy duro. En esa época, yo odiaba la escuela, la sentía como una prisión. Pero entonces leí un libro en la escuela llamado «Mamá, estás despedida» y la escuela se volvió un refugio para mí, un lugar donde podía soñar. En ese sentido fui muy afortunada. Yo tengo la piel clara, más que el resto de mi familia o la mayoría de mis amigos, así que el trato que recibí fue muy diferente. Me apoyaban mucho porque era más parecida a las profesoras que los demás. Eso me marcó: por qué a mí me fue bien en el colegio y a ella no. Especialmente para alguien como yo, que vino de una familia sin mucha educación y sin mucho dinero. Eso me hizo estudiar cómo sucede el aprendizaje, de dónde viene, cuáles son sus barreras. También por eso yo me emociono mucho con la educación, porque sé lo que hizo conmigo; hizo al mundo más grande y menos tenebroso. Si puedo hacer algo así en la vida de mis estudiantes, pienso que habrá valido la pena.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/entrevista-con-darshan-campos-la-educacion-con-enfoque-en-la-violencia/534684

Imagen tomada desde: http://ww1.hdnux.com/photos/36/11/11/7901820/23/rawImage.jpg

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Lo que debes hacer y lo que no en la vuelta al cole de tus hijos

Por:  Laura Peraita

Los educadores ofrecen las claves para que no sea un momento angustioso.

Es inevitable sentir nerviosismo por la llegada del primer día de colegio de los niños, más aún si es la primera vez que padres e hijos se separan y van a estar unas horas sin saber uno del otro. Para afrontarlo con mayor tranquilidad, María de Andrés, coordinadora de Educación Infantil del Colegio Aldeafuente, explica que el primer día de colegio hay que trabajarlo con antelación. Es decir, varias semanas antes hay que hablarle de lo bonito que es su centro escolar, de lo divertido que va a ser conocer a otros compañeros que van a aprender muchas cosas interesantes gracias a una profesora que les va a cuidar mucho. La decisión de ocultarles que van a ir al colegio con la intención de que no sufran los niños, no tiene sentido, según los expertos, y hará que el momento de la separación sea un verdadero trauma porque no entenderán qué está pasando.

Tampoco es aconsejable que escuchen a sus padres conversaciones con otros familiares o amigos en las que se pronuncien frases como «pobrecito, ya al cole, con lo pequeñito que es», «creo que yo lo voy a pasar peor que él», «espero que no llore mucho porque sino yo también voy a llorar»…

Mensajes positivos

 Por su experiencia, María de Andrés aconseja transmitir a los pequeños mensajes siempre positivos y explicarles que se quedarán en una clase con más niños, pero sin papá y mamá. «Hay que huir de decirle que se irá buscarle por la tarde o a una hora determinada. Ellos no entienden el tiempo como nosotros. Es mejor decirles que será después de que coman, se echen la siesta y merienden. De esta forma tendrán referencias más exactas de cuando verán de nuevo a sus padres».

En algunos casos, la coordinadora de Aldeafuente también aconseja que los niños lleven algún muñequito u objeto al que tengan mucho apego para que sientan mayor seguridad. Aún así, advierte que las despedidas deben ser muy cortas. «Alargar este momento abrazándose fuertemente al niño, hacer intentos de hablar con la profesora más de un simple saludo, etc., ayudará a incrementar la ansiedad del pequeño que a buen seguro, se verá rodeado numerosos llantos de sus nuevos compañeros».

Los educadores recomiendan que al menos sea uno de los dos padres el que acuda al colegio el primer día, y si pueden ir los dos mejor aún. «Respecto a que vayan o no los abuelos dependerá de la decisión de cada familia y del apego que tengan, pero deben tener claro que no pueden alargar la despedida ni vivirlo como un trauma. A los cinco minutos de atravesar la puerta de la clase, la mayoría de los niños dejan de llorar». Ya queda menos para ver de nuevo a papá y mamá.

Fuente: http://www.abc.es/familia/educacion/abci-debes-hacer-y-no-vuelta-cole-hijos-201609100150_noticia.html

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