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Una mirada libre

Por: Dinorah García Romero 

En el Ministerio hay personas con capacidad para promover y efectuar procesos de seguimiento sostenido y serio. Convendría revisar si están dispersando energías y talentos, para que reorienten el modo de gestionar ejes vitales del año escolar.

La República Dominicana, como otros países del mundo, decidió iniciar el año escolar 2020-2021. Todo se hizo entre temores y esperanzas; entre incertidumbres y contradicciones, pero, por fin, el 2 de noviembre del año en curso se dio el pistoletazo de salida; y hoy se inicia la cuarta semana de trabajo escolar. No cabe duda de que es un año escolar atípico y que requiere esfuerzos que pueden catalogarse de extraordinarios. Pero es un hecho saludable para el desarrollo de la educación, de la economía y  del país en general. En el proceso que se está desarrollando, son diversos los aspectos que merecen atención. En primer término, los estudiantes. Estos van entrando poco a poco en la nueva dinámica para facilitar el aprendizaje, aunque en un contexto de desigualdad preocupante. Esta desigualdad es estructural; y, como los cambios son cosméticos, conviviremos con ella por un tiempo más largo. A pesar de esta realidad, los niños participan actualmente de una oportunidad a la que tienen derecho y a la que se le ha de prestar atención, para que la calidad de los aprendizajes se aproxime a los requerimientos de la sociedad. En esta dirección, situamos las clases que se están impartiendo. Estamos observando a docentes jóvenes que ponen sus talentos al servicio de una oferta educativa en la que la virtualidad, la televisión y la radio son los medios que capitalizan el desarrollo del trabajo.

Algunos de estos jóvenes docentes evidencian creatividad, interés por el tema que abordan; apropiación de los contenidos que trabajan. Reflejan, también, dependencia de los medios transmisores de las clases, restándole vida al proceso educativo que les toca impulsar. Esta situación requiere seguimiento de parte del Ministerio de Educación. Se han de realizar sesiones de análisis de la práctica; y de orientación metodológica y conceptual con estos jóvenes. A pesar de la prisa y de la intensidad del trabajo, el seguimiento es fundamental para fortalecer capacidades, prevenir errores y garantizar coherencia interna de acciones y procesos.  Se nota que falta seguimiento sistemático al desarrollo de las clases; y esto se puede mejorar tomando la decisión de integrar el acompañamiento de los docentes como una política no como una estrategia coyuntural. De igual manera, se puede equilibrar la participación de docentes jóvenes con otros que tengan más experiencia y apropiación de la propuesta curricular  vigente en el país; preparación metodológica y conocimiento de los procesos centrales en el desarrollo de una clase.

El Ministerio de Educación de la República Dominicana está a tiempo para organizar un equipo responsable del acompañamiento de los docentes. Preocupa la poca importancia que se les está dando, hasta ahora, a los conocimientos previos de los estudiantes; a los procesos de construcción colectiva del conocimiento y a la relación de las clases con la realidad. Que esto pase al inicio del año escolar, se entiende; pero hay que organizar el acompañamiento para ir retomando temas que no son triviales sino fundamentales en las formas de enseñar que se orientan a garantizar calidad integral en el aprendizaje y en la docencia. Hay que tener cuidado de no subrayar la importancia de los medios de comunicación que se utilizan, sin ahondar en el corazón de las clases que se están desarrollando. En el Ministerio hay personas con capacidad para promover y efectuar procesos de seguimiento sostenido y serio. Convendría revisar si están dispersando energías y talentos, para que reorienten el modo de gestionar ejes vitales del año escolar.

Es necesario dedicar tiempo a los cuadernillos. Hay que valorar el esfuerzo de tenerlos a punto para iniciar el año escolar. Pero ya la Dirección General de Currículo debe emplearse a fondo para que analice y presente propuestas que los mejoren sustantivamente en la estética, en los enfoques y en los contenidos. Además, ha de revisar la propuesta metodológica, la relación con el contexto; y los procesos que se facilitan para enseñar a pensar y a proponer. En este sentido, se ha de eliminar toda resistencia a una mirada crítica y propositiva a los cuadernillos. Este material es pasible de mejora y de atención en los aspectos que puedan condicionar ideológicamente a personas, instituciones y países.

Nos parece muy importante que el MINERD haya habilitado un espacio para orientar y acompañar a las madres y a los padres. Para ellos el año escolar se ha convertido en una experiencia original y compleja. Progresivamente avanzarán en la comprensión de los procesos propios del curso escolar y de la responsabilidad que tienen de colaborar y de aprender. Invitamos al MINERD a remirar con libertad personal e institucional; y con sentido crítico, el año escolar que está impulsando. Esto le permitirá descubrir fortalezas importantes y mejoras necesarias para avanzar hacia las metas que se ha propuesto; y hacia los requerimientos del país en el ámbito educativo y social.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/una-mirada-libre-8886092.html

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Evaluar, valorar

 David Calderón

Uno de los grandes riesgos en la pandemia es no ver, pero no porque el Covid afecte orgánicamente el sentido de la vista. Se nos están perdiendo de vista elementos cruciales de la educación, de su sentido mismo; no queremos ver que las adaptaciones de la educación a distancia pueden significar verdaderas transformaciones, y no sólo cambio de medios. Si una clase frontal, expositiva y no activa, es poco recomendable para lograr aprendizajes significativos, una clase televisada se vuelve una práctica aún menos adecuada; arriesgamos a que la fórmula se desgaste velozmente, y que se hunda en rutina, desánimo y finalmente alejamiento.

En las conversaciones de maestras y maestros, a lo largo y ancho de todo el país hay una gran tensión: ya viene el momento fijado por el calendario oficial para plasmar la evaluación del primer trimestre del ciclo escolar; 13 de noviembre es la fecha fatal.

¿Cómo evaluar en las condiciones extraordinarias que la pandemia implica? Es claro que no como se hace con los ciclos típicos. Ya desde ahora hay conflicto y dolor: la inadecuada exigencia en algunas escuelas, en zonas escolares enteras, incluso como instrucción transmitida de las secretarías de Educación estatal, ha sido un apego antipedagógico a la ‘evidencia’. Que las familias manden fotos en las cuales se vea que los niños están viendo la televisión. Y que le ponga hora. Y que el profesor las reúna. Y que el director junte todo y lo mande a la supervisión, y que… ¿de verdad creen que hay una oficina en la Secretaría de Educación Pública en la que alguien pasa viendo fotos de todo el país? Por supuesto que no. Es la pedagogía del control. Bueno, no se le puede llamar a eso pedagogía. Son las prácticas del control y la vigilancia.

Imaginemos lo que no se lograría en orientación, ánimo y consuelo si esos miles de megabites y esos millones de pesos en voz y datos se usaran para conectar a niñas y niños con sus pares, en actividades coordinadas por sus docentes.

¿De verdad pensamos que entregar tres o cuatro hojas por día, por asignatura, para tareas que deben devolverse a la semana, ameritan los cinco o siete pesos por hoja –“es que traen dibujitos, con colores, y gasto mi tóner”, dice el dependiente del cibercafé o ciberpapelería– debe sumarse y acumularse y de ahí sacar la base de una calificación justa, ponderada y que retroalimente el esfuerzo personal y el aprendizaje logrado?

¿Exámenes? Menos. ¿Cómo una profesora podría evaluar lo que otro maestro –el de la tele– expuso? Puede hacer los tests, pero nada más alejado, insolidario y en el fondo inútil que ver si contestan lo que yo defino del programa que mi alumno vio solo y sin mi participación. ¿Queremos que sean verdugos de lo ajeno, nuestras maestras y maestros? No; no se vale.

La propuesta debe ser otra. Ver la realidad y actuar en consecuencia. ¿Qué proponer? Primero: reconocer que en esta situación extraordinaria de nuestro presente no debe regir el arreglo del pasado; reconocer que es un buen momento para sacudirse el yugo de una tradición ‘notaria’: notas que son números, que etiquetan y hacen ‘niños de seis’ que son menos que ‘niños de diez’. Y para evitar eso, definir –desde la autoridad de la SEP y con respaldo en lineamientos, acuerdo secretarial o algún otro instrumento normativo– que este trimestre tendrá una evaluación valorativa, formativa, pero no calificaciones.

Segundo: pedir autoevaluación. Les estamos pidiendo, a niñas y niños, que desarrollen con los más precarios elementos capacidades de autocuidado, automotivación y autoeficacia. Seamos entonces congruentes y asumamos que pueden ir desarrollando la madurez requerida para una autoevaluación honesta: no entendí, o la verdad que no me esforcé, o investigué por mi cuenta mucho más. Tercero: ir a verdaderas anotaciones cualitativas: el alumno realizó varias actividades, pero requiere de mi dedicación más cercana y de la unidad de apoyo; el alumno logró aprendizajes previstos; el alumno logró algunos aprendizajes significativos; no he tenido contacto desde el inicio del ciclo escolar; su situación familiar, de recursos o de salud le impide seguir la mayoría de las actividades. Pidamos a la SEP que tome valor y dé muestra de sensatez. Eso sí sería regresar al recto sentido de evaluar: valorar lo que niñas y niños hacen.

Fuente: https://profelandia.com/evaluar-valorar/

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La educación televisada, ¿una solución o un problema?

Por:

Para los más privilegiados, el mayor problema con la educación virtual es cómo hacer las clases más atractivas e interactivas. Mientras que, para los más vulnerables, es saber si la educación llegará a ellos.

Los países de todo el mundo han respondido al cierre de escuelas impulsado por el coronavirus, adoptando distintos enfoques de aprendizaje remoto como clases en línea por radio o televisión. La pandemia vino a evidenciar las brechas socioeconómicas, la falta de información y la realidad de que los docentes no tienen la preparación para ser facilitadores digitales en un esquema a distancia o en línea.

Sin duda, esta situación ha sido una de las mayores alteraciones en la educación que el mundo haya conocido y ha afectado a más del 90 % de la población estudiantil mundial. Según el Instituto de Estadística de la UNESCO y el Grupo de Trabajo Docente, cerca de 826 millones de estudiantes no tienen una computadora en casa, 706 millones carecen de internet y 56 millones viven en zonas donde no hay señal telefónica.

“Aprende en casa”, la respuesta de México a la pandemia

Ante el reto de educar a distancia a una población desigual, la Secretaría de Educación Pública (SEP) lanzó el programa “Aprende en casa”. Este consiste en transmisiones por televisión, radio, Internet y seguimiento mediante cuadernos de trabajo en comunidades marginadas que no tienen acceso a otras telecomunicaciones. Junto con la programación, los alumnos tienen libros gratuitos como el de reforzamiento en matemáticas, infografías y demás materiales.

El programa no es nuevo, inició el 20 de abril para salvar el ciclo escolar 2019-2020 y ahora se mejoró y se renombró: Aprende en casa II. Aunque presenta distintas alternativas, la televisión es una de las tecnologías más accesibles. Según Esteban Moctezuma, Secretario de Educación Pública , nueve de cada diez estudiantes acceden a sus clases por medio de la televisión.

El 92.5 % de los hogares en México cuenta con un televisor y el alto número se debe al programa Transición Digital Terrestre (TDT), del sexenio pasado. Este otorgó 10.2 millones de aparatos para migrar de la televisión análoga a la digital. Aún así, 2.7 millones de hogares no cuenta con uno.

Las televisoras donde se transmiten las clases son aquellas que pertenecen a Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen y Grupo Multimedios, que llegan al 92.5 % de los hogares mexicanos, según datos oficiales de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2019.

Enseñar por televisión es complicado porque no considera el ritmo ni las formas en que los maestros planean y desarrollan sus clases. Además, los canales educativos compiten con el contenido de los otros canales, tanto educativos como de entretenimiento. Como consecuencia, muchas veces las actividades que solicitaban los programas y lo que pedían los docentes no coinciden.

Aurora Saavedra Solá, directora general de Materiales Educativos, dice que la televisión debe ser la base a partir de la cual los maestros lleven a cabo sus planeaciones. Por eso, se les entregará el programa de lo que se transmitirá y la parrilla de aprendizajes esperados.

Únicamente los docentes, son capaces de encargar tarea o trabajos extraordinarios, ya que los programas sólo dejan ejercicios de reflexión. Además, estarán encargados de seleccionar recursos de aprendizajes adicionales para fortalecer el proceso educativo como lecturas, videos, aplicaciones, etcétera. Aunque cada maestro decide las actividades, estas no son obligatorias debido a que no se quiere saturar a los estudiantes ni sus familiares. Para asignarlas, así como atender dudas de los alumnos, los maestros del sistema educativo nacional tendrán acceso a la información de contacto de sus estudiantes. La SEP incluso aseguró que el 80 % de los docentes están en contacto con sus estudiantes cada semana, ya sea por WhastApp, por teléfono, o incluso presencial si es necesario.

La programación consiste en exponer temas curriculares por parte de docentes con una trayectoria destacada e invitados especialistas en ciertos temas. Inició con tres semanas de repaso antes de comenzar la programación normal y cada grado tiene diferentes horarios en distintos canales para que, en el caso de que haya más de un alumno en casa, ambos puedan buscar la mejor manera de acceder a sus clases.

Más allá del acceso a un televisor, uno de los grandes problemas que enfrenta este modelo es que evidencia la falta de formación y preparación de muchos maestros para enseñar vía remota y de los alumnos para adaptarse a ésta, demostrando que se debe invertir en conectividad y digitalización. La mayoría de los alumnos están acostumbrados a las clases presenciales por lo que no tienen habilidades de autoaprendizaje o autorregulación para aprender por su cuenta. Esto, aunado a que la educación remota está pensada y diseñada para adultos y no para la población juvenil, y mucho menos infantil, representa un gran reto para el esquema a distancia.

Aunque el gobierno de México asegura que el programa de “Aprende en Casa II” es único, y que sólo este país tiene pacto con televisoras para transmitir las clases, esto no es verdad. Desde el mes de marzo que inició la pandemia, muchos países han recurrido a la educación televisada utilizando distintas estrategias desde grabaciones de lecciones en los salones hasta caricaturas. Unos se concentran en dividir el contenido por edades mientras que otros, cómo Perú, por los grados.

¿Cómo se ve la educación por televisión en el mundo?

En Tanzania, Ubongo, una organización muy popular que hace caricaturas educativas, ofreció sus programas a las estaciones de televisión de toda África de manera gratuita. Debido a que muchos países de esa región no cuentan con acceso a internet, este medio es el más efectivo ya que está en su poder. En China, el gobierno ofrece un híbrido entre clases en línea y televisadas aunque hay provincias, como la de Sichuan, donde toda la educación se transmite por TV para evitar que los alumnos pasen mucho tiempo en sus computadoras.

En Mozambique, la UNICEF y el fondo humanitario internacional llamado «La Educación No Puede Esperar«, apoyan programas educativos en radio y televisión, incluida la traducción a los idiomas locales. Gracias a esto, muchos alumnos tienen acceso a Telescola, la educación televisada del país. Todos los días, a partir de las 15 horas, la televisión nacional comienza a transmitir las clases, las cuales duran 30 minutos. La televisora que pasa Telescola es TVM y esta transmite alrededor de 1.5 a 2.5 horas de contenido.

“Sin la Telescola, sería difícil entender las asignaturas y resolver los ejercicios, los profesores que participan en el Telescola aclaran muchas de mis dudas, y me las arreglo para hacer los deberes que dan en el colegio y entender mejor el tema ”, dijo Alzira Ngomane, un estudiante de 17 años a UNICEF. Muchos docentes en Mozambique tienen la oportunidad de participar. Tal fue el caso de Constância Guiama, profesora de segundo año. Ella señala que «esta experiencia ha sido un valor agregado tanto para los docentes que participan en el rodaje como para los que los acompañan desde casa”.

Todavía es demasiado pronto para saber si la educación televisiva ha sido efectiva ya que la pandemia continúa. Este modelo a distancia deja mucho que desear en comparación con el modelo en línea y las posibilidades superiores de interacción que ofrece. Aún así, es una alternativa mucho más accesible para atender a los 826 millones de estudiantes que no tienen acceso a una computadora para asistir a clases en línea.

Fuente  e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-educacion-televisada
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La escuela no es una puesta en escena

 Abelardo Carro Nava

Desde el mes de agosto de este año y aún, antes de ello, la Secretaría de Educación Pública (SEP), ha venido construyendo la idea de que la escuela es una puesta en escena, y esto no es cierto. Ningún maestro llega con un guion preparado para dar clases y, mucho menos, para abordar un contenido de español, matemáticas o de exploración y conocimiento del medio. Si es cierto, toma como referente los resultados que obtuvo del diagnóstico que elaboró y aplicó al inicio del ciclo escolar para estructurar su planeación. Con base en esto, considera las estrategias didácticas que puede emplear a lo largo del bimestre o trimestre para propiciar la generación de conocimiento en sus estudiantes; sin embargo, éstas cambian. Sí, siempre están en constante movimiento.

Y es cierto, la planificación no es rígida, es flexible; se modifica de acuerdo a las condiciones del contexto, de la escuela, del aula, o de las emocionales que, en un momento determinado, el profesor percibe en sus alumnos. No es, ni por un instante, un instrumento que no sufra cambios cuando comienza una sesión relacionada con las letras, los números o los efectos de la naturaleza y del cambio climático.

Luego de esto, el arte de comunicar entra en juego. Sí, ese cúmulo de habilidades docentes que el profesor pone en marcha para lograr que sus estudiantes comprendan el mensaje, reflexionen sobre tal o cual hecho y, con base en ello, tomen las decisiones más pertinentes. Todo se traduce en una adecuación de actividades de acuerdo a las circunstancias; en una conducción del proceso de enseñanza y de aprendizaje de acuerdo al grado y nivel cognitivo de los chicos; en un auxilio constante para lograr que ese proceso siga el curso esperado; en una utilización de estrategias didácticas que, de acuerdo a los canales de aprendizaje de los educandos, el maestro emplea sin mayor problema; en un constante manejo de técnicas para que los niños, sean sus propios agentes formativos. Y en el centro de esto, más habilidades docentes: cognitivas/cognoscitivas, discursivas, metodológicas; en fin, esas habilidades que permiten el desarrollo de la acción formadora. Nada es unidireccional, todo se corresponde; la interacción así lo favorece.

Por su parte el alumno inquiere, observa y vuelve a inquirir; se sienta, traza algunas líneas, habla consigo mismo, vuelve a trazar más líneas y las acompaña con un dibujo, y luego viene la irrefutable pregunta que encierra una gran sabiduría: ¿así voy bien maestra? Desde luego, la profesora con ese cúmulo de conocimientos sobre sus hombros da una respuesta. La acción formadora sigue; no se detiene ni por un instante.

¿Y el libro de texto? Es un complemento. No es centro del aprendizaje. Su función se halla entre el conocimiento y la capacidad de los infantes para responder sus actividades. ¿No acaso el maestro emplea éste y otros recursos para generar un aprendizaje?, ¿no acaso el contexto o las situaciones vividas son parte de ese andamiaje? Desde luego. Unas piedritas, unos palitos, las nubes, la lluvia, el sol, la noche, las estrellas, en fin, todo lo que conocemos y que gira a nuestro rededor genera un aprendizaje; de ahí la importancia mediadora de maestro. Él, con su gran capacidad derivada de su formación pedagógica, logra poner en centro aquella cuestión que, por principio de cuentas, propicia la reflexión. ¿Por qué llueve?, ¿han visto cómo viajan las nubes en el cielo?, ¿qué es lo que pasa cuando soplan vientos del norte? Son algunos cuestionamientos que inician la búsqueda del conocimiento.

No, nada es unidireccional y la SEP debería saberlo.

Debería saber que el proceso de enseñanza y aprendizaje va más allá de lo que puede proyectarse a través de un televisor.

Cierto, habrá quien me diga que en nuestro país no existía otra opción más que la que el gobierno federal, y la propia SEP, diseñaron para que cuatro televisoras trasmitieran los programas de Aprende en Casa II, y hay cierta razón en ello. Sin embargo, desde que inicio la contingencia sanitaria hasta estos días, he venido insistiendo y sosteniendo, que hay cientos de propuestas que pudieron haberse implementado si, un poco de humildad, hubiese reinado en el edificio ubicado en República de Argentina de la Ciudad de México. Sí, esas propuestas, tienen su base en las diversas estrategias que han echado andar los maestros y maestras de los distintos niveles del Sistema Educativo Nacional; no obstante, y a pesar de que conocemos esas propuestas, la SEP decidió montar un teatro, una puesta en escena, como las que las grandes televisoras están acostumbradas a montar, sin mayor respeto a la inteligencia humana y sin mayor respeto por lo que ocurre en cada una de las aulas.

En suma, la incapacidad de reaccionar de la SEP es inmensa porque, parafraseando a Gil Antón, al autobús solo le pusieron televisión.

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Las tendencias en la definición de los nuevos estilos de desempeño docente

Por: Miguel Ángel Pérez

A los alumnos y alumnas de Pedagogía de la UPN Guadalajara,

Que con entusiasmo y creatividad construyen el rostro de la docencia para el siglo XXI.

Aunque ya es un lugar común afirmar que el contexto de la pandemia, ha “zarandeado” a la mayoría de las instancias y las estructuras de la sociedad; han sido las instancias educativas las más frágiles ante la llamada “nueva normalidad” debido a que la atención educativa ha migrado de esquemas y modelos de atención presencial al interior de un aula de clases en escuelas públicas o privadas, a la atención remota con el uso de diversos aparatos y conectados básicamente con el apoyo de la televisión o del internet.

Estos nuevos formatos de atención escolar (por llamarles de alguna manera), están exigiendo también una serie de cambios en la formación y en el ejercicio docente. Si bien el asunto de la formación docente es uno de los temas más abordados por estudiosos e investigadores, es el tema del cual se generan mayores retos y desafíos para la sociedad y para el diseño y curso de acción de las políticas educativas.

Ligado a lo anterior, el asunto de la formación y el desempeño docente es uno de los temas más importantes, debido a que se coloca por encima del amplio escenario del sistema educativo y es ahí en donde se articulan la vinculación entre las políticas y las acciones educativas. Los docentes de cierta manera son los interlocutores en la acción de lo que se piensa o se desea en el seno de la racionalidad política, su sensibilidad o irreverencia (según el caso y el contexto especifico), se colocan en la práctica en los hechos y la generación de resultados educativos. De ahí su importancia.

En este campo de la formación y el ejercicio docente, los especialistas distinguen tres grades modelos históricos:

a) El de la vocación y el apostolado.

b) El del docente como trabajador asalariado, sindicalizado y empleado al servicio del Estado benefactor. Y

c) El del profesional reflexivo con autonomía y autodeterminación.

En el origen, la vocación estuvo ligada con el apostolado, a los maestros y maestras se les asocia con el cura, el párroco o el sacerdote del pueblo por su capacidad de convertirse en líder o dirigente de las causas sociales, su vocación estaba definida a partir de la entrega, el compromiso de dar todo a cambio de muy poco. Estas imágenes están relatadas en el ideario de la escuela Rural mexicana y en algunos testimonios de los pedagogos clásicos del siglo XIX e inicios del siglo XX, en toda América Latina.

De ahí pasamos al modelo del docente empleado, trabajador, asalariado como una pieza más de la gran maquinaria burocrática de los gobiernos postrevolucionarios. Para el caso nuestro el sistema se sostiene con cerca de 900 mil docentes de educación básica de todos los niveles y las modalidades educativas, docentes que en su mayoría fueron formados en las Escuelas Normales (públicas y privadas) y que, a cambio de un salario quincenal o mensual hacen el mayor esfuerzo, por cumplirle a la patria, a la comunidad donde están y a sí mismos. Este ejercito de docentes no se exige mucho en cuanto al rigor profesional de su tarea, este rubro ha pasado por varias etapas y en la última de ellas, se colocan las reglas cada vez más complejas y confusas para ingresar al sistema y ganar una plaza en el sector público. Hoy en día no basta estudiar para ser maestro, no basta pasar las pruebas de ingreso o selección, hoy en día, también hay que superar las reglas de la nueva regulación que se ha impuesto, para ocupar un cargo en el entramado y burocrático mundo del sector público en educación.

Y tenemos un tercer modelo que está ligado con la profesionalidad y la autonomía, aquí entran los docentes destacados, que reflexionan e innovan su práctica que trabajan en equipo y construyen propuestas desde colectivos redes y agrupamientos por zonas escolares, por regiones o por estados. La profesionalidad no se reduce a un asunto de salario digno, (este se incluye en su esquema) ni tampoco con condiciones institucionales adecuadas y suficientes para realizar la tarea. No, tienen que ver también con la autoimagen y la proyección que difunden los sujetos docentes ante la sociedad como sujetos, comprometidos, sensibles y capaces. La profesionalidad está relacionada con la mejora continua de la práctica, con la innovación, la creatividad, como un rol de un docente animador que sabe acompañar a sus estudiantes y que garantiza estrategias para favorecer y consolidar aprendizajes.

En este recuento apretado en la revisión de modelos y propuestas de formas de ser docente y de asumirse en la profesión, está un elemento reciente vinculado con el llamado enfoque por competencias. Los docentes deben definir y clarificar las competencias básicas, genéricas, específicas y transversales que deberán desarrollar para formar parte del ejercito de profesionales de la educación en tareas de enseñar. El enfoque por competencias, sin embargo, ha sido fuertemente criticado por su perversidad tecnológica y por las intencionalidades ideológicas que de manera oculta tienden a formar y validar a sujetos que le hagan el juego al sistema y a todo el engranaje reproductivista.

En la contraparte poco se habla del desarrollo de competencias de solidaridad, de cooperación, de inclusión y justicia, de participación política de avanzada, por citar solo pocos ejemplos.

Desde la sociología de las profesiones se define al sujeto docente como un sujeto colectivo, el cual se encuentra atrapado bajo fuertes hilos y tradiciones que vienen del pasado, incuso el modelo de las Escuelas Normales en su versión del Plan 2018, no tiene nada de novedoso en cuanto a definir con claridad y compromiso el poder un salto y trascender del siglo XX para arribar al siglo XXI con toda la claridad de lo que significa formar docentes para responder a los retos de in presente cargado de profundos cambios en un mundo convulsionado y que nuevos desafíos.

Los modelos de formación, los estilos de práctica y las tradiciones en la docencia se siguen moviendo, pero en torno a espacios acotados. La pregunta persiste ¿Cuál es el rol, el perfil y los rasgos ideales de un modelo de docencia que responda a los retos de este mundo de profundos cambios y de amenazas de pandemias repentinas?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/las-tendencias-en-la-definicion-de-los-nuevos-estilos-de-desempeno-docente/

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Aprende en casa II: ¿qué mejorar de los programas de televisión?

 Rogelio Javier Alonso Ruiz

Además de los libros de texto y los cuadernos de trabajo, uno de los soportes de la estrategia Aprende en casa II es la televisión. Los nuevos programas televisivos, disponibles a partir del 14 de septiembre, intentarán contribuir al aprendizaje de los estudiantes. Desafortunadamente, en los discursos oficiales y las encuestas sobre la primera experiencia educativa a distancia, poco se aborda acerca de la calidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, implícitos en ellos los programas de televisión. A partir de la revisión de cinco de éstos, de educación primaria –tres de quinto y sexto grados (de Matemáticas, Geografía y Ciencias Naturales) y dos de tercero y cuarto grados (de Matemáticas) –, se detectan algunos aspectos que deberán modificarse en las nuevas emisiones, así como otros que deberán continuar.

En los programas de televisión analizados se observa una monotonía en la estructura de los mismos: el desarrollo consiste básicamente en la sucesión de videos y el posterior planteamiento de preguntas por parte del presentador, siendo estos dos recursos, prácticamente, los únicos de los que se echa mano. Las clases se vuelven predecibles. Cabe mencionar, con respecto a las preguntas de los conductores, que se debe evitar su abuso: en la clase del primero de mayo de Matemáticas, para tercero y cuarto grados, que duró 22 minutos, se lanzaron once preguntas a los estudiantes, es decir, un promedio de dos por minuto, bombardeo enfocado principalmente a conocimientos declarativos. La respuesta a preguntas no debe ser el producto exclusivo de los programas de televisión: los alumnos pueden elaborar dibujos, esquemas o reflexiones, entre muchas otras más producciones que pueden dar cuenta del aprendizaje de los niños.

El proceso de selección de los videos que se utilizan en los programas debe ser mucho más cuidadoso, en aras de evitar información descontextualizada o excesiva. Por ejemplo, para desarrollar en los alumnos de quinto y sexto grados los conocimientos relativos al uso de medidas estándar y sus múltiplos y submúltiplos, se recurre a videos donde se abordan conceptos muy alejados del alcance de los alumnos, como el IPK (Prototipo Internacional del Kilogramo, por sus siglas en inglés). Lo mismo sucede en la clase de Ciencias Naturales de los mismos grados, del 27 de abril, donde se exponen mediante un video los resultados de una investigación acerca de los hábitos alimenticios en Argentina. Volviendo a los materiales de Matemáticas, se hace alusión a instituciones y secretarías de aquel país sobre los patrones de medida y su relación con organismos internacionales. Evidentemente, la información presentada es ajena al entorno conocido por los niños, difícil de asimilar y poco relevante para los objetivos de aprendizaje.

Aunque la vocación de la televisión es la comunicación unidireccional, es necesario también advertir el papel predominantemente pasivo de los alumnos. La mayor parte del tiempo los estudiantes observan videos y son pocas las ocasiones para algún tipo de actividad que promueva un ejercicio más activo de la mente. Quizá la recuperación del libro de texto, al cual se hace referencia al final de las sesiones sólo para especificar las páginas en las que se abordan los temas, pudiera ser un elemento para propiciar un papel más dinámico en los estudiantes. Los programas de televisión no deben olvidar que lo sustantivo de una clase no es que el alumno escuche una explicación, sino que realice actividades que le permitan modificar sus esquemas de pensamiento y lo conduzcan al aprendizaje. ¿Será esto posible a través de la televisión?

Especialmente en los programas de Matemáticas se aprecia una situación preocupante con respecto a la conducción de los procesos didácticos: el desapego de los enfoques de enseñanza. Una clase para alumnos de tercero y cuarto grados contiene un error tan básico como iniciar mediante el planteamiento de procedimientos formales para restar fracciones. La explicación, como ya se dijo, se da al inicio, cuando lo recomendable es que este tipo de intervenciones por parte del profesor, en las que se aproxima al conocimiento convencional, se sitúen cuando los alumnos ya tuvieron la posibilidad de interactuar con el objeto de estudio; esta situación se repite en la clase de Geografía de los mismos grados, del 27 de abril, cuando la parte inicial de la clase se destina a definir el concepto de calidad de vida. No se incluye en la clase de Matemáticas uno de los elementos fundamentales de su enfoque pedagógico: la resolución de problemas.

En algunos de los programas revisados se observa debilidad en cuanto a la correspondencia entre los propósitos de aprendizaje y las actividades propuestas. Por ejemplo, en la clase de Matemáticas de quinto y sexto grados del siete de mayo, que pretendía que los estudiantes conocieran la utilidad de medir la magnitud del peso, utilizar las unidades de medida estándar y sus múltiplos y submúltiplos, simplemente se les pide a los niños que pregunten a sus familiares cuál es su peso en kilogramos y lo transformen a gramos; buena parte de la clase se destina a conocer un museo argentino sobre balanzas o a revisar, de manera mecánica, los procedimientos para transformar múltiplos y submúltiplos del gramo. El propósito inicial se fue diluyendo en el transcurso de las actividades.

¿Qué conservar? En los programas revisados se observan dos elementos que deberían continuar y consolidarse en las nuevas emisiones. El primero de ellos es el uso de casos: en la clase de Ciencias Naturales para alumnos de quinto y sexto grados, se utiliza un video que expone una historia de un niño con mala alimentación; a partir de él, el alumno puede deducir buenos y malos hábitos alimenticios, sin la necesidad de que estos conocimientos le sean proporcionados mediante una explicación formal. La televisión puede representar un instrumento poderoso para la presentación de historias, testimonios, paisajes o presentaciones artísticas, entre otros recursos, a partir de los cuales se puedan propiciar aprendizajes.

En segundo lugar, en la clase mencionada, aunque quizá no con la intensidad deseable, se observan actividades que propician el involucramiento de la familia y de las actividades propias del hogar: se pide que, en conjunto, el alumno y su familia reflexionen sobre la alimentación que llevan en casa. Actividades como la preparación de un alimento en familia, además de las múltiples áreas de conocimiento que abarca, pudiera representar una experiencia a partir de la cual se promuevan aprendizajes significativos en los estudiantes. Ya múltiples voces claman por el aprovechamiento de la familia en las tareas de aprendizaje, formal o informal, de acuerdo a sus posibilidades.

Como se observa, el uso de los programas de televisión en la estrategia educativa a distancia debe ser revisado profundamente, sobre todo en términos pedagógicos, de modo que las nuevas emisiones gocen de mayor aceptación. Debe aprovecharse el indudable potencial que, en cuanto a cobertura, tiene este medio de comunicación, presentando además una oferta pertinente para la comunidad educativa. Abarcar menos y profundizar más, en cuanto a contenidos, es un planteamiento sencillo que podría redundar en mejores aprendizajes, alejando a la televisión de la tentación de querer cubrir lo que la escuela hace cotidianamente. Se debe recordar que será el único medio de aprendizaje para muchos alumnos, sobre todo de aquellos en cuyos hogares no existen condiciones materiales, sociales ni culturales propicias para la actividad escolar. Ojalá la televisión no sea una extensión de la lastimosa tradición en la que los más desfavorecidos reciben las peores oportunidades educativas. Que no sea una “televisión para jodidos” como, se dice, alguna vez sugirió “El Tigre” Azcárraga, hijo del fundador de una de las cadenas hoy aliadas de la educación a distancia.

*Rogelio Javier Alonso Ruiz. Profesor colimense. Director de educación primaria (Esc. Prim. Adolfo López Mateos T.M.) y docente de educación superior (Instituto Superior de Educación Normal del Estado de Colima). Licenciado en Educación Primaria y Maestro en Pedagogía. 

Twitter: @proferoger85

Facebook: El Profe Rogelio

Blog: http://proferogelio.blogspot.com/


REFERENCIAS

Programas analizados:

Ciencias Naturales, 5° y 6°. 27 de abril. https://www.youtube.com/watch?v=Qcnv6uCqcJI

Geografía, 5° y 6°. 27 de abril. https://www.youtube.com/watch?v=3ua7YGT8kOE

Matemáticas, 3° y 4°. 8 de mayo. https://www.youtube.com/watch?v=Aatam51P9fM

Matemáticas, 3° y 4°. 1 de mayo. https://www.youtube.com/watch?v=CkLKv_4Kyuc&t=1113s

Matemáticas, 5° y 6°. 7 de mayo. https://www.youtube.com/watch?v=x9l08SxioUE&t=3s

Fuente: https://profelandia.com/aprende-en-casa-ii-que-mejorar-de-los-programas-de-television/

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El regreso a la escuela sin escuelas

Por: Miguel Ángel Pérez

Este lunes 24 de agosto ha dado inicio el ciclo escolar más atípico en la historia educativa de nuestro país: alumnos, alumnas y docentes regresan al trabajo escolar con las escuelas cerradas debido a la pandemia por coronavirus que se ha extendido de marzo de este año hasta esta fecha y lo que sigue. La atención educativa que tradicionalmente se ofrecía en los espacios escolares, las aulas de clase y el bullicio de las escuelas, hoy ha cedido su lugar a los procesadores, computadoras y dispositivos electrónicos.

El olor característico de las escuelas, una combinación entre papel, lápiz y humor de la inocencia infantil, ha sido sustituido por los nuevos olores insípidos de los procesadores. Además, un rasgo adicional es la apertura de la señal televisiva como eje de la conducción educativa. El papel de los maestros y las maestras será el de seguir dicha señal de la televisión para conocer de qué se va a tratar.

Este lunes 24, cerca de 23 millones de estudiantes, que antes corrían a las escuelas, hay permanecen en casa en espera de la señal, las imágenes de sus maestros y sus voces serán imágenes distorsionadas, difusas, llenas de humo urbano y de cansancio pandémico. Hoy el ciclo escolar camina a toda prisa, con la calma que da el no abrir las escuelas.

En este regreso a clases. El formato basado en la virtualidad, como atención, como recurso o como estrategia pedagógica, es por lo que el Estado ha optado más que una salida válida, todo esto parece más bien una puerta de salvación.

Lo que sí es posible afirmar bajo este contexto es que el vínculo humano el cual forma parte de la columna vertebral de la tarea educativa ha pasado a segundo plano, los maestros y maestras se han visto mayormente preocupados por acceder los mejor posible al uso de las tecnologías a manejar la plataforma que se ha decidido y a buscar mecanismos para establecer vínculos lo mejor posible.

Es obvio pensar que se podría optar por recurrir a distintas y hasta mejores estrategias, hoy se ha optado por esta. Se ha priorizado el derecho a la salud y a la seguridad y me parece que la medida ha sido correcta. Pero aun con todo ello, se ha dejado de lado, que esta estrategia de trabajo que ha comenzado este lunes 24, no vino acompañada de otras cosas que se necesitaban, como el hacer más equitativa la equidad con relación a la conectividad de las redes de intente, dotar a miles de alumnos y alumnas de equipos de cómputo que les sirva a los alumnos para conectarse, etcétera.

La nueva caja de herramientas que se exige para esta nueva normalidad educativa carece de compromisos y responsabilidades por parte de la instancia de gobierno y ¿qué pasará con los cientos de niños y niñas que no cuentan con dispositivos electrónicos para conectarse? ¿qué pasará con los miles de niños que se rezagarán por no poder adaptarse a las nuevas condiciones del formato educativo? ¿Quién los atenderá?

Como podrá verse a partir de este lunes 24 de agosto, el cambio social nos coloca ante uno de los desafíos más grandes de la historia del presente en nuestro país. Garantizar la atención educativa a los millones de mexicanos y mexicanas, aún bajo un contexto de pandemia y de contingencia nacional.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-regreso-a-la-escuela-sin-escuelas/

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