Necropolitica Uribista para maestros Uribistas

Por: Carlos Alberto Munévar

Si quiere usted ser blanco de todo tipo de ataques e insultos  en redes sociales, solo haga el ejercicio de publicar algo en contra del investigado expresidente, exsenador y hoy expresidiario Álvaro Uribe Vélez, de seguro en poco tiempo recibirá toda una andanada de improperios, amenazas, mensajes personales a su Messenger, cuestionamientos a su moral, lo tacharán de guerrillero, vándalo, apátrida e incluso de “delincuiente hijueputa”, así decía el último de tantos mensajes privados  que me llegan;  cuando miré el perfil del agresor, era un extrabajador de la Fiscalía general de la nación, ahora “vigilante”.

Esto lo escribo, para enfatizar en lo que describiré como “necropolítica uribista”, utilizando para ello el concepto del filósofo camerunés Achille Mbembe, quien acuñó el término necropolítica (Mbembe, 2006), para explicar el fenómeno por el cual los gobiernos aprovechando el estado de excepción ocasionado por el debilitamiento del aparato estatal desarrollan una política de administración de la muerte, adelantando una política del terror, eliminación física, desplazamientos masivos de población, destrucción sistemática de ecosistemas milenarios, todo con el objetivo de que unas cuantas corporaciones, multinacionales, terratenientes y grupos al margen de la ley puedan acceder a recursos mineros y tierras expropiando extensas zonas por medios violentos y fuera de la ley.

Así, amparándose en preceptos neoliberales de progreso, explotación de los recursos naturales, confianza inversionista y  practicando un anticomunismo  arraigado como política de Estado en Colombia, se ha estigmatizado a miles de campesinos, líderes sociales, estudiantes, maestros, sindicalistas, tachándolos de  “castrochavistas” o “enemigos de la democracia”, trazando una especie de contrainsurgencia social,  convirtiendo al país en una enorme fosa común en donde ejércitos privados, guerrillas, bandas criminales y hasta el mismo ejército nacional compiten en nivel de sevicia y crueldad contra la población civil.

Ni hablar del incesante ataque del uribismo y sus áulicos contra los maestros colombianos, el ataque se viene dando desde lo constitucional, la reforma al SGP hecha por Pastrana y fortalecida por Uribe desfinanció hasta tal punto el sistema educativo que hoy apenas alcanza para pagar nómina, incluso algunas veces se deben extraer dineros del FONPET (Fondo de pensiones de las entidades territoriales) para poder completar salarios, esta es la razón de la pésima infraestructura en la mayoría de instituciones educativas, la brecha digital manifestada durante la pandemia de Covid19, la brecha rural, la ausencia de dineros para proyectos escolares y por esa misma vía la falta de “calidad” educativa para utilizar conceptos de la lógica neoliberal.

Pero la arremetida también es contra la vida, honra y el buen nombre de los maestros, al no existir históricamente en Colombia una valoración social de la profesión docente, el uribismo diestro en manejar el “estado de opinión” ha utilizado habilidosamente las redes sociales y otros medios de comunicación para difamar de todas las formas posibles a los maestros y a su sindicato FECODE imponiendo en la agenda una guerra mediática en contra de los ya subvalorados maestros y maestras, atribuyéndoles la culpa de los malos resultados académicos de los estudiantes y la baja “calidad”, olvidando referenciar de adrede el problema de desfinanciación estructural de la educación del que el mismo uribismo junto con otros partidos tradicionales es responsable, además de no vincular al debate  las profundas desigualdades sociales, las violencias de todo género que agobian a las comunidades, la desnutrición de miles de niños y niñas producto de un sistema económico semifeudal que tiene postrados a sus padres y madres. Seguramente niños mejor alimentados, con apoyo desde su casa, con ambientes familiares no violentos tendrían mejores resultados académicos… “es que llegar a estudiar sin siquiera un aguapanela con tostada en el estómago es muy difícil profe”, me decía un estudiante hace unos pocos años.

De esta manera se ha formado un imaginario en amplios sectores sociales de que los maestros son vagos, perezosos, acomodados etc. y que FECODE es un sindicato lleno de guerrilleros infiltrados,  comunistas, mamertos, buenos para nada, estigmatizando ya de por si, opiniones contrarias al ideario uribista de país, coartando la libertad de pensamiento, atentando contra el derecho de todo trabajador a asociarse en sindicatos, en palabras del mismo Uribe en su nueva propuesta de referendo, FECODE “monopoliza la educación pública” por lo cual hay que entregarla a los empresarios para volverla “competitiva”, es decir, por un lado descaradamente miente, pues de manera astuta presenta al sindicato como el administrador de la educación pública y por otro le atribuye la acción de adoctrinamiento, es decir la imposición de una forma de ver el mundo y el control de las opiniones y decisiones de los estudiantes, argumentos anteriores sin fundamento, pues ignora los aportes de la organización sindical al movimiento pedagógico que incluso tienen calado internacional, enmarcados en la libertad de cátedra, el pensamiento crítico, la necesidad de desarrollo de la ciencia y la tecnología, temas desarrollados en el polo opuesto del “adoctrinamiento” del que Uribe acusa al magisterio; Además evidenciando un desconocimiento de la pluralidad política e ideológica de los maestros colombianos, pero lo clave es que el exsenador necesita acabar con el sindicato, su visión política y económica nunca ha reivindicado la democracia, el desarrollo cultural y científico de la nación, su perspectiva siempre ha sido contraria a los valores democráticos e incluso liberales,    utiliza los mismos argumentos con los cuales desde 1990 vienen destrozando las empresas del Estado como el ISS (seguro social) entre muchas otras para entregarlas a las leyes del mercado favoreciendo a socios cercanos, empresarios y multinacionales que luego devuelven el favor financiándoles las campañas electorales, ahora quiere completar el póker acabando con quizá el último gran sindicato de trabajadores,  volviendo un derecho fundamental como la educación pública defendida por FECODE como un patrimonio del pueblo colombiano, un escenario de negocios, para que los mercaderes de la educación se lucren e impongan un currículo que  entierre el pensamiento crítico, el pensamiento social y borren la memoria pedagógica de los colombianos.

Lo mas peligroso de este asunto  y aquí vuelvo al comienzo de mi relato, es que esos señalamientos en redes sociales contra los maestros  por sus posiciones políticas, que la gran mayoría de veces apenas evidencian la exigencia del respeto por la vida, la democracia, su buen nombre y recursos económicos para las instituciones escolares, es decir ni siquiera se habla de la toma del poder o de la organización de un partido político, se convierten muchas veces en amenazas, de muerte, sufragios, boleteos, seguimientos y asesinatos. Es decir, el sindicato apenas exige lo que la constitución le encarga al gobierno y por eso es señalado con adjetivos de alto calibre desde un Twitter, que luego desemboca en asesinatos de maestros a lo largo del territorio nacional.

La necropolítica uribista ataca directamente a la escuela pública, condena a los estudiantes a la pobreza, a la falta de oportunidades, a una vida que en muchos casos es indigna y miserable, condena a sus padres a la pobreza, a la informalidad laboral, al rebusque diario, a la explotación por parte de los empresarios, condena a la muerte moral y física a los maestros que osan denunciar las injusticias de un régimen que cada vez desarrolla más características fascistas.

Pero léase bien, lo más preocupante es que un sector no despreciable de maestros es uribista, es decir asume que el uribismo como forma política tiene la razón, extrañamente y a pesar de las evidencias  irrefutables, plasmadas en una larga lista de escándalos judiciales, mediáticos, testimonios de víctimas, material fotográfico, audios, videos que nos llevan a la conclusión de que Uribe y su legado ha sido nefasto para la construcción de una sociedad en democracia, para la educación como derecho fundamental, para el respeto a la vida, para lograr la paz, estos compañeros se han tragado el cuento de la “seguridad democrática”, despotrican del sindicato, miran por encima del hombro a sus colegas, pero si disfrutan de los logros producto de la lucha sindical en las calles.

Se le acusa al magisterio de “adoctrinador”, ojalá se pudiera si quiera hacerles entender a algunos  de estos compañeros docentes y  a otros sectores de la sociedad, que gracias a FECODE y a sus luchas adelantadas  durante décadas, los maestros tienen estabilidad laboral, primas, vacaciones pagas, un salario medianamente decente, en comparación con el resto de colombianos, lo cual no es un privilegio sino un derecho al que todo trabajador colombiano debería poder acceder,  ojalá entendieran que los errores de unos cuantos no pueden servir para descalificar a una organización sindical que se la ha jugado por la educación pública del pueblo colombiano, me atrevo incluso a decir que sin la existencia del sindicato no existiría educación pública en Colombia y/o sus condiciones serían peores; Algunos incluso por redes sociales se deslindan un poco y apenas expresan “no polaricemos”, tenemos que responder que ya estamos polarizados, tomamos posición  o el uribismo con todo lo que esa palabra siniestra representa, arrasará con los derechos que aún nos quedan como trabajadores y como pueblo colombiano, ya en el referendo propuesto por Uribe, plantea el congelamiento de la nómina oficial por seis años ¿por qué sus socios financieros no congelan los intereses de los créditos bancarios? ¿Dónde están los miles de millones  de pesos que funcionarios de los gobiernos uribistas han obtenido de manera fraudulenta y corrupta del Estado?- el uribismo impondrá definitivamente la necropolítica, ya no existirá la “escuela como territorio de paz” sino la “escuela como territorio de negocios” y veremos filas inmensas de maestros mendigando su pensión y otros, los más jóvenes vendiendo su conciencia y su cátedra al mejor postor, el uribato solo dirá: “solo fue cuestión de negocios, no lo tome personal”.

Carlos Alberto Munévar

Referencias

Mbembe, A. (2006). Necropolitica. Melusina.

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A los educadores les corresponde formar personas críticas

Colombia / 10 de junio de 2018 / Autor: Diego Arias Serna / Fuente: La Crónica del Quindio

Enseñar es organizar la confrontación con el saber y proporcionar las ayudas para hacerlo propio, nos lo dice el profesor de ciencias de la educación de Francia, Philippe Meirieu.

Si hay unos héroes anónimos en este país, son decenas de profesores que en lejanas veredas y en medio de todas las dificultades enaltecen su profesión.

Pocos días después de celebrarse el Día del Maestro, el gremio fue estremecido por las declaraciones de un hombre que como expresidente y ahora como senador ha polarizado a la sociedad, y en plena campaña electoral aviva las pugnas en vez de —como hombre público— concitar a la fraternidad, pero es mucho pedirle a un pendenciero.

La presencia de Uribe en Anserma, Caldas, el pasado sábado 28 de abril, en un acto político para impulsar la campaña presidencial de Iván Duque, interiorizado con el talante, nada tolerante y la actitud arrogante de su mentor, generó en ese pueblo, también llamado Santa Ana de los Caballeros, una oleada de inconformidad que perturbó al gremio del magisterio, a quienes han sido educadores y a un amplio sector social.

“(…). Lo único que tienen los profesores es la fuerza de la calumnia (…) los profesores les enseñan a los estudiantes es a gritar y a insultar, no les enseñan a debatir, les retuercen el cerebro”, dijo ese sábado, quien se ha creído el “salvador de Colombia” y quien con una “vara mágica” enriqueció a sus hijos cuando ejerció con ‘pulcritud’ la presidencia.

Varios personajes que están en contienda electoral, hicieron sentir sus voces ante semejante desatino, que es común en ese exmandatario. El candidato presidencial Sergio Fajardo expresó su orgullo de ser profesor y aseguró: “El liderazgo sereno de un profesor es el camino para sanar heridas” y agregó: “Vamos para esa segunda vuelta y evitar volver al pasado”.

El senador del Polo Democrático, Jorge Enrique Robledo, recordó que él también ha sido profesor durante 26 años y afirmó: “Cómo estará de mal la política en Colombia, que puede ser presidente el que diga Uribe, que es capaz de agredir a maestros y maestras”. Asimismo, la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación rechazó dicho pronunciamiento. De igual forma, cientos de usuarios en las redes sociales manifestaron su rechazo a esos ataques hacia los docentes del país y se unieron a la etiqueta #MiProfeSeRespeta.

La pasión política no puede ir tan lejos

Albert Einstein en su libro: Mi visión del mundo, nos legó una serie de enseñanzas de diferentes tópicos, desde temas sobre la física, hasta economía, educación, pacifismo. Uno de sus artículos lo tituló: ‘De la libertad de enseñanza’, y en él se refirió —en 1931— al “Caso Gumbel”. El profesor Emil Julius Gumbel —1891-1966—, perteneció al claustro de la universidad de Heidelberg desde 1923 hasta 1932.

Por sus críticas a los nacionalistas alemanes y cuando Hitler —con semejanzas al “salvador de Colombia”— empezaba a emerger, fue convertido en su enemigo después de que publicó sus trabajos estadísticos: “Cuatro años de crimen político”, “Libro Blanco del negro ejército del Reich” y “Traición de un Tribunal Decadente”. Por esos escritos fue expulsado de Alemania, continuando su actividad como profesor en Lyon, Francia, y luego en Nueva York.

Esa situación que vivió el profesor Gumbel fue el motivo del pronunciamiento de Einstein, que entre otras cosas expresaba: “Nos hemos reunido hoy para reflexionar sobre nosotros mismos. El motivo de esta reunión es el caso Gumbel. Este hombre llevado por su sentido de la justicia ha escrito con valentía y objetividad ejemplares sobre crímenes políticos despiadados, prestando con ello un gran servicio a la sociedad”.

Continúa: “Estos días vemos cómo los estudiantes y parte del profesorado de su propia universidad lo atacan, a la vez que intentan expulsarlo del claustro. La pasión política no puede ir tan lejos. Estoy convencido de que aquel que lea los libros de Gumbel con espíritu abierto tendrá una opinión perecida a la mía. Si queremos llegar a una sociedad políticamente sana, necesitamos hombres como este. ¡Que cada cual juzgue ateniéndose a su opinión personal, basada en sus propias lecturas, pero que no se base en lo que dicen otros!”.

Todo político debe contribuir a la fraternidad y la paz

Mal servicio le prestan a la comunidad personajes que con su poder económico y político siembran el odio y que con sus pasiones ideológicas dividen a la sociedad, y peor aún, cuando la enfrentan. Todo político respetuoso de la sociedad debe contribuir a la fraternidad y a la paz, en vez de estar lanzando dardos envenenados. Con razón el gremio de educadores exige que se le garantice la integridad y seguridad, pues en 8 años de gobierno de ese personaje dejó funestos antecedentes ante sus críticos.

Einstein en otro artículo que tituló: “Educación para una independencia en el pensar”, refiriéndose al profesor manifestó: “(…). Debe aprender a comprender las motivaciones, ilusiones y penas de la gente para adquirir una actitud recta respecto a los individuos y a la sociedad. Estas cosas tan preciosas las logra el contacto personal entre la generación joven y los que enseñan, y no —al menos en lo fundamental— los libros de texto”. Ese mensaje del físico más popular del siglo XX, debe ser tenido en cuenta en estos tiempos cuando, alegremente, se le da protagonismo a la “formación virtual”.

También manifestaba: “Dar importancia excesiva y prematura al sistema competitivo y a la especialización en beneficio de la utilidad, segrega el espíritu de la vida cultural, y mata el germen del que depende la ciencia especializada”. La palabra competencia es usada con frecuencia en todo el sistema educativo y poco se resalta la solidaridad y la cooperación.

Finaliza enseñándonos: “Para que exista una educación válida es necesario que se desarrolle el pensamiento crítico e independiente de los jóvenes, un desarrollo puesto en peligro continuo por el exceso de materias —sistema puntual—. Este exceso conduce necesariamente a la superficialidad y a la falta de cultura verdadera. La enseñanza debe ser tal que pueda recibirse como el mejor regalo y no como una amarga obligación”.

“No basta con saber leer para enseñar lectura a los niños”

Otro pensador que hace aportes a la educación es Philippe Meirieu —1948 Alès Francia) profesor de ciencias de la educación en la universidad Lumière-Lyon 2, especialista en pedagogía y quien ha dirigido el Instituto Nacional de Investigación Pedagógica. Después de varios años dedicados a la enseñanza universitaria solicitó que le destinasen a un liceo de los suburbios de Lyon para conocer de cerca la problemática escolar.

Ha investigado, entre otros temas, sobre la escuela y el aprendizaje, la filosofía y la educación. De sus libros retomaré: “Carta a un joven profesor: por qué enseñar”. En el subtítulo: “Entre el amor a los alumnos y el amor al saber, no tenemos por qué elegir”, manifiesta: (…) No basta con saber leer para poder enseñar lectura a los niños, de igual manera que no basta con saber practicar el salto de altura para ser profesor de educación física y deportes: también hay que poder enseñar esa técnica a un niño con sobrepeso y permitirle, a pesar de la inevitable mediocridad de su rendimiento en esta asignatura, adquirir una verdadera capacidad para practicarla…”.

Agrega: “Así que no se trata de enfrentar una profesión “centrada en el alumno”, que se dedicará a ayudarlo a comprender y superar obstáculos con que se encuentra, con una profesión “centrada en el saber”, que se contenta con transmitir los conocimientos a individuos a quienes se anima a realizar una labor personal, esforzarse día a día y comprometerse con ella de forma autónoma”.

Continúa: “En cualquier caso, el profesor debe a la vez permitir a cada alumno abordar un saber que lo sobrepasa y proporcionarle la ayuda para que lo interiorice. Al mismo tiempo debe solicitar el compromiso de la persona y poner a su disposición los recursos necesarios sin los cuales no podrá obtener buenos resultados en su aprendizaje”.

“Arrinconar lo absurdo, verificar las fuentes”

Meirieu además nos enseña que en la escuela se aprende a pasar progresivamente del punto de vista y los intereses propios, a la búsqueda del bien común; la academia debe permitir que los alumnos se asocien para trabajar en proyectos conjuntos y aprender a hacer sociedad.

También expresa refiriéndose al profesor: “(…) aliarnos con el alumno cada vez que quiere deshacerse de la escoria, salir del conformismo obligado, intentar una expresión personal, pensar por sí mismo… atrevernos a llevarle la contraria al jefe, al locutor de radio, o, incluso al profesor. Ésta es, efectivamente, la condición del devenir ciudadano: dejar de inclinarse ante cualquier forma de clericatura, examinar una palabra según su coherencia y no del prestigio de quien la dice, arrinconar lo absurdo, verificar sistemáticamente las fuentes”.

En la escuela está, en buena parte, el germen de los cambios sociales, el espacio para encauzar la decrépita democracia que ha servido para que emerjan gobiernos arbitrarios, autoritarios y corruptos, para lograrlo se necesitan profesores comprometidos con la sociedad. Como la ciencia y la tecnología se deben iniciar en la escuela, hay que terminar diciendo que el maestro, en su clase, debe alimentar la curiosidad de sus alumnos, algo innato, hacerlos enamorar del conocimiento y con su respeto enseñarles a respetar a los demás y a hacer tolerantes.

Fuente del Artículo:

http://www.cronicadelquindio.com/noticia-completa-titulo-a-los-educadores-les-corresponde-formar-personas-criticas-cronica-del-quindio-nota-120485

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