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Estrategias de lucha por la diversidad sexual en América Latina

Redacción: Las Voces del Mundo

Para lograr el reconocimiento de la diversidad sexual en la región, gobiernos, ONG y militantes llevan a cabo distintas campañas y políticas de inclusión. Mientas Amnistía Internacional impulsa herramientas que trabajan con el lenguaje en distintos países latinoamericanos, Argentina marca el rumbo facilitando el reconocimiento del cambio de identidad de género.

En Chile, la ONG Amnistía Internacional junto con varias asociaciones de defensa de los derechos LGBTI han lanzado una campaña que parte del país sudamericano para llevarla a otros. Se trata de la publicación de un manual de formación de activistas por los derechos humanos y la diversidad sexual: “Movilizando a la diversidad”. Es una herramienta para prevenir las violencias contra las minorías sexuales. El proyecto se llama Diversxs, con la “x” que permite integrar en el vocabulario a todos los géneros.

“Una de las cosas claves, que es importantísima para nosotres (SIC), es precisamente visibilizar aquellas identidades que han estado históricamente invisibilizadas, aquellas personas que no se sienten ni hombre ni mujer, aquellas personas que son de género subido”, afirma Lorna González, coordinadora de Diversxs, Chile de Amnistía Internacional.

“Por lo tanto yo no las puedo en nombrar con el pronombre él o ella, por eso utilizamos el pronombre ‘elle”. Una de las cosas muy interesantes y que para nosotros es bandera de lucha dentro de Amnistía Internacional es que por primera vez vamos a poder lanzar un manual donde efectivamente visibilizamos estas identidades que transitan en el género, de género fluido. Por ello utilizamos la X que se pronuncia como la ‘e’, en nosotres, otres…”, añade.

El manual circula en toda América Latina. El proyecto Diversxs se lleva a cabo en Chile, Paraguay, Puerto Rico y Venezuela, enfocándose en los jóvenes de 13 a 25 años.

Argentina, un modelo regional

En Argentina, el 9 de mayo se celebró el séptimo año de la ley de identidad de género que no implica, como en otros países, la patologización ni la obligación de cambio de sexo, un modelo para muchos porque no hace necesaria la consulta con psiquiatra.

“Es muy muy fácil”, explica Kouka García de Messereur, presidenta asociación Pari-T. “La persona se presenta al registro civil, dice yo me quiero cambiar mi nombre de pila y se le cambia directamente. Demora más o menos 15, 20 días, pero luego tiene su partida de nacimiento toda detallada como mujer. Hablamos siempre mujeres transn pero también están los hombres trans”, indica.

También hay un reconocimiento a nivel académico. Si “hicieron estudios, se le cambia [el género] en los diplomas, no hay ningún problema”, agrega.

Mientras tanto, en Francia, las agresiones homófobas han aumentado en un 15%, y particularmente hacia las personas transexuales, según un informe publicado por la asociación SOS Homofobia.

Para Ariana Mc Guire, militante nicaragüense por los derechos LGBTI, se ejerce violencia hacia lo que se considera como un cuerpo diferente.

“Me parece que los cuerpos feminizados han sido excluidos de un sistema patriarcal, del sistema machista que impone una heteronorma, una forma específica de ser en binario: hombre o mujer, y que estos cuerpos, estas identidades que se salen un poco, que tiran para un lado para otro buscando una autonomía, una independencia una manera particular de sentirse bien consigo mismo, son cuerpos que transgreden, son cuerpos que no son bien vistos y por lo tanto se ejerce violencia y un proceso de exclusión y marginación dirigido y focalizado”, lamenta Mc Guire.

EL 17 de mayo se celebró en todo el mundo el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia. Se escogió esta fecha en conmemoración de la fecha en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retiró la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, en 1990.

Fuente: http://es.rfi.fr/americas/20190520-estrategias-de-lucha-por-la-diversidad-sexual-en-america-latina

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Amelia Tiganus: «El porno es la pedagogía de la violencia sexual»

Amelia Tiganus, superviviente y activista feminista en Feminicidio.net, analizará esta semana con varios expertos en la UBU cómo el porno y la prostitución están vinculados con el aumento de delitos contra la libertad sexual

El Macabucha, uno de los prostíbulos más conocidos de Burgos, junto a la N-1, fue uno de los muchos escenarios de la pesadilla que Amelia Tiganus vivió durante cinco años como víctima de explotación y trata. Ahora, esta superviviente y activista feminista en Feminicidio.net por la abolición de la prostitución,  vuelve a esta provincia, 12 años después de salir de aquel infierno, y lo hace para denunciar la estrecha relación entre el porno y la prostitución en las jornadas Mercados y mercaderías de la sexualidad. Estrategias de normalización de la violencia sexual organizadas por la UBU. Su intervención tendrá lugar el martes, 7, a las 17,30 horas en el Teatro Principal.

¿Cuál es la relación que existe entre prostitución y pornografía?

Desde mi experiencia personal y mi formación en el cuerpo teórico feminista, sé que la pornografía es el márquetin de la prostitución, no es más que prostitución grabada y, a la vez, sirve de puente entre este supuesto mundo de la fantasía y el mundo real. Los jóvenes que violan en manada han aprendido la sexualidad con la pornografía y lo han puesto en práctica con la prostitución, por lo que es muy fácil que luego lo trasladen a la realidad, entendida ésta como el mundo fuera de la prostitución.

¿El porno está normalizando la violencia sexual?
Sin duda alguna, es la pedagogía de la violencia sexual. Parece ser que el pensamiento neoliberal ha atacado de raíz la crítica feminista que hacemos  porque si es a cambio de dinero pareciera que es menos violento, degradante, humillante y cosificante para las mujeres. Y esto no es así, el intercambio de dinero no exime de responsabilidad a los agresores ni deja de cosificar a las mujeres.

¿Qué deberían tener en cuenta los consumidores de pornografía?
Que el porno mata el deseo, que se van a ver incapacitados a la hora de conectar con una mujer de carne y hueso; de hecho, cada vez hay más casos de jóvenes con trastornos de ansiedad que les impiden tener sexo. También, que en la pornografía no se interpreta un papel sino que las mujeres están siendo penetradas por todos los agujeros, que hay mucha trata de personas y que las consecuencias sobre la salud de las actrices porno -debería abrirse un debate sobre esta denominación- son brutales. Esto es una prostitución grabada.

Hay estadísticas que aseguran que un 40% de los hombres consumen o han consumido prostitución. ¿Qué razones les impulsan a pagar por tener sexo con mujeres que no les desean?
Las razones que ellos dicen son variopintas y no hay un perfil determinado, ya que utilizan la prostitución hombres de todas las clases sociales y de todas las profesiones, es el espacio en el que todos se ponen de acuerdo y dejan de lado  lo que les diferencia. ¿Por qué pagan? Pues porque hasta ahora no  se han cuestionado el privilegio masculino. Es en estos momentos cuando se empieza a poner el foco en los puteros, en los prostituidores -quien compra personas no puede ser llamado cliente- que lo que compran no tiene que ver con el sexo ni el placer sexual sino con el placer de dominar, de tener poder sobre las mujeres. Ellos saben que las mujeres no les desean aunque prefieren creerse sus mentiras.

¿Qué importancia tiene para usted el lenguaje cuando se analiza la realidad de la prostitución?
Mucha, porque el lenguaje construye la realidad. No se puede decir ‘empresarios de locales de alterne’ cuando en realidad estamos hablando de proxenetas que regentan prostíbulos que son auténticos campos de concentración exclusivos para mujeres empobrecidas, porque se está haciendo un intento de romantizar la violencia y la prostitución, que es tortura y esclavitud. Llamarles clientes es una gran equivocación porque así se les otorga derechos y se les blanquea. Cualquiera puede ser cliente de un banco o de una tienda pero penetrar por boca, vagina y ano a mujeres y niñas y frivolizar con lo que representa esta deshumanización es una realidad que no merece maquillaje. Son puteros o prostituidores para quien elija un lenguaje más académico, yo prefiero puteros porque tiene un matiz despectivo que es necesario: durante siglos el estigma le hemos llevado las mujeres en prostitución y son ellos los que lo tienen que llevar y ser despreciados por la sociedad.

¿Qué siente, como superviviente, cuando pasa por una carretera festoneada de prostíbulos?
Se me revuelven las tripas y es lo que me da fuerza para seguir haciendo activismo hasta que llegue el día en el que la sociedad diga lo que dijo en su día la alemana cuando se enteró de lo que ocurría en los campos de concentración. Si hasta ahora no ha pasado es porque se prefiere mirar a otro lado.

Fuente; https://www.diariodeburgos.es/noticia/Z3162EC87-FFCA-BF8B-6DE97B3EA45958DC/201905/El-porno-es-la-pedagogia-de-la-violencia-sexual

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El Salvador: 707 jóvenes desertaron de los centros escolares por causa de un embarazo

Redacción: El Salvador

Según el mapa de embarazo de niñas y adolescentes del 2017 hubo 19,190 niñas en estado de embarazo en el país. Hugo González, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas, opinó que la sociedad tiene que brindar las condiciones para que las menores de edad logren el mayor grado académico, por el bienestar familiar y social.

A causa de un embarazo, 698 mujeres en edades de 10 a 19 años abandonaron los estudios académicos, de acuerdo con datos del Mapa de Embarazos en niñas y adolescentes del 2017, presentado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). El registro también reporta que 9 hombres, en el mismo rango de edades, abandonaron su estudio porque su pareja estaba embarazada.

Los departamentos con más casos fueron San Salvador, La Libertad, Sonsonate y Santa Ana.

Hugo González, representante del Unfpa, explicó que el documento registra 19,190 niñas y adolescentes que experimentaron la maternidad en ese año, equivalente a un promedio de 53 menores, por día.

En cuanto a los embarazos en menores de 15 años manifiesta que algunos son casos que están vinculados a violencia sexual, y que, a pesar de que en comparación al año 2015 los embarazos han disminuido, las denuncias de abuso sexual han aumentado.

“Las consecuencias de esa maternidad temprana, en el caso de El Salvador, se ha visto que de cada cuatro niñas que se encontraban estudiando al momento que experimentaban la maternidad tres abandonaron los estudios con un promedio de educación de cinco años de escolaridad”, comentó González.

Añadió que esto coloca a las niñas y adolescentes en un círeculo de mayor profundización de pobreza, de dependencia y de violencia, lo cual trae la dificultad de poder ejercer sus derechos, de satisfacer sus necesidades básicas y los de sus hijos, además la sociedad pierde un ser humano productivo.

Entre los años 2015 y 2017 hubo 65,000 menores de edad que enfrentaron un embarazo en El Salvador. De esa población, 7 de cada 10 abandonaron los salones de clases, en los grados de sexto y noveno.

“Pero el abandono se da desde el tercer grado hasta el bachillerato. Con ese grado de escolaridad ¿qué oportunidad de empleo puede existir para una joven? Que además confronta la responsabilidad de la crianza a edad temprana, sin los ingresos que lo permitan hacerlo, sin la educación o la información de cómo hacerlo y muchas veces como resultado de una situación de abuso y de violencia sexual”, dijo el representante del Unfpa.

Al calcular cuánto la sociedad pierde en términos de tributos que estas jóvenes dejan de aportar a la sociedad durante sus años de vida productiva, de las 65,000 menores embarazadas, el país dejará de percibir alrededor de $352 millones, en un lapso de 40 años.

“Esto es para enfatizar que no solo las repercusiones afectan a la niña y su familia sino que a toda la sociedad y por eso es importante que todos velemos por la protección de las niñas. Hay que redoblar los esfuerzos”, expuso González.

El viceministro de Educación, Francisco Castaneda, dijo que sus protocolos para garantizar la educación de los menores se basa en los artículos 76 y 90 de la Ley General de Educación.

“Donde nos define el mandato de prevenir, a través de la educación, los embarazos adolescentes. Y en caso de que se diera, asegurar el derecho a la educación y la permanencia en el sistema educativo”, dijo Castaneda.

Agregó que tratan de asegurar que las adolescentes continúen con sus estudios, si se dan aspectos culturales y económicos, además del bullying, que son razones por las que no regresas a sus estudios.

“La mesa de oportunidades educativas y modalidades flexibles ha constituido una opción importante para el retorno al sistema educativo de esta población femenina vulnerable a partir de una situación de embarazo prematuro”, aseguró Castaneda.

 

El presidente de la Asociación de Colegios Privados (Acpes), Javier Hernández, manifestó que el tema de embarazos en niñas y adolescentes lo manejan con mucha responsabilidad, en el sentido de brindarle el apoyo a la estudiante hasta donde el marco legal se los permite. “No suspendemos niñas que estén en estado de embarazo, y eso lo hacemos desde antes de la Ley Lepina (ley de niñez), se les da un trato distinto, pero no discriminatorio en el sentido de los permisos para no asistir a clases debido a su estado, suspendemos actividades que puedan dañar su estado, como las clases de educación física”, manifestó Hernández.

Aseguró que en la mayor parte de los casos de deserción es la alumna la que decide retirarse de sus estudios, no es el centro educativo el que le niegue el acceso a la educación.

Explicó que para garantizar que la menor termine su año educativo le brindan formas más flexibles para que pueda realizar sus actividades académicas, para que pueda darle continuidad a sus estudios.

Dentro de la currícula académica, explicó el dirigente de la Acpes, está el componente de educación sexual y reproductiva, que está incluido desde el primer ciclo en adelante, en la asignatura de ciencias, salud y medio ambiente, y en ciencias naturales para el bachillerato.

“Son contenidos dentro de la currícula que siempre han estado ahí, pero no son garantía para que se prevengan los embarazos en niñas y adolescentes, la garantía está más en los hogares que en los centros educativos porque son los padres o responsables quienes pueden orientar de mejor manera a los jóvenes para que todo se experimente de acuerdo a una edad biológica, social y psicológica determinada”, opinó Hernández.

Paz Zetino, secretario general de Bases Magisteriales, expuso que como docente se ha visto en el problema de afrontar las decisiones de muchos padres de permitir el noviazgo de sus hijos, y que estos se den dentro del centro escolar.

“Nosotros en las escuelas estamos haciendo todo tipo de prevención al respecto, incluso tomamos algunas medidas hasta extremas para detener este fenómeno, pero yo siento que desde la familia ahora no se está contribuyendo”, comentó Zetino. Manifestó que los docentes se ven ante la dificultad de no poder corregir a los estudiantes cuando están realizando una acción inadecuada, como un noviazgo escolar, debido a que son los mismos padres los que autorizan dichas situaciones.

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Reafirmamos nuestra promesa de poner fin a la violencia de género

Por: Natalia Kanem

Juntos, la ONU y la UE, llevaremos la paz a nuestros hogares, comunidades y países, y a los corazones y las mentes de mujeres y niñas en todas partes

Piense en esto cuando cierre la puerta de su casa para ir a trabajar hoy: que acaba de dejar el lugar más peligroso del mundo para las mujeres. Ahora eche un vistazo alrededor mientras camina por la calle, toma el tren o el autobús. Lo más probable es que una de cada tres mujeres que vea haya sobrevivido o sea víctima de violencia física o sexual. O ambas.

Lo más posible es que uno de cada cuatro niños que vea viva en una casa donde su madre es golpeada o maltratada, y que los varones que sean testigos de la violencia de su padre, tengan más probabilidades de golpear a sus parejas cuando crezcan.

La violencia contra las mujeres y las niñas no es algo por lo que otras personas en entornos lejanos deban preocuparse. Está a nuestro alrededor. Está en nuestras comunidades y vecindarios, en nuestros trenes, en los lugares donde trabajamos. Está en internet, en las redes sociales, que han abierto la puerta a una gran cantidad de información, así como a la explotación y el acoso.

¿Qué vamos a hacer al respecto? Durante más de dos años, los movimientos de mujeres han dominado las conversaciones globales, creando solidaridad a través de campañas potenciadas por el acceso a la información y las redes sociales. Desde el #MeToo y el #TimesUp, destacando el acoso y abuso sexual, hasta el movimiento #NiUnaMenos, como protesta al feminicidio, las mujeres y las niñas están alzando sus voces para exigir igualdad y poner fin al abuso y a la impunidad.

La violencia contra las mujeres y las niñas ha penetrado tanto en los hogares como en la sociedad, y es una de las violaciones de derechos humanos más generalizadas en el mundo.

Romper las normas y actitudes sociales dañinas que perpetúan la violencia y que han continuado sin cesar durante generaciones requerirá determinación, ideas creativas e inversión. Aquí es donde entra en juego la Iniciativa Spotlight. La alianza entre la Unión Europea y las Naciones Unidas —que supone un apoyo de 500 millones de euros— está diseñada para ayudar a poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas.

Codirigida por la Unión Europea y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y ONU Mujeres, y en colaboración con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, la Organización Mundial de la Salud, Unicef y otros socios, incluidos los Gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y los organismos regionales e internacionales, la iniciativa Spotlight está creando un consorcio para el cambio.

Esta iniciativa supone una inyección de apoyo financiero y técnico a la escala necesaria para hacer frente a esta plaga. Ayudará a las comunidades a tomar medidas para desarrollar e implementar leyes y políticas para combatir la violencia sexual y de género. Ayudará a aquellos, jóvenes y adultos, que están trabajando para cambiar el comportamiento de niños y hombres. La Iniciativa Spotlight apoyará a quienes aseguran que las víctimas tengan acceso a los servicios que necesitan. Colaborará también con quienes trabajan para mejorar el acceso a la justicia para las supervivientes y para poner fin a la impunidad de los perpetradores.

Un primer paso es poner fin a la violencia y hacer que el hogar se sienta como el refugio seguro que debería ser. Junto con nuestros socios de la Unión Europea, reafirmamos nuestra promesa de trabajar para poner fin a la violencia y otras prácticas dañinas contra mujeres y niñas en todo el mundo para el año 2030. Juntos, llevaremos la paz a nuestros hogares, comunidades y países, y a los corazones y las mentes de mujeres y niñas en todas partes.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/05/09/planeta_futuro/1557399113_306287.html

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UNESCO: Una mujer joven trabaja en favor de la educación de las niñas en Ghana

UNESCO/18 Abril 2019

Gifty Nordzi es la responsable de la educación de las niñas en el distrito de Ajumako-Enyan-Essiam, en Ghana, y trabaja para la Unidad de Educación de las Niñas en el seno del Ministerio de Educación, sobre los problemas a los que hacen frente las alumnas, tales como la violencia sexual y los embarazos precoces.

Gifty anhela reducir la cantidad de embarazos precoces de las adolescentes en su distrito y para lograrlo no pierde una sola oportunidad para movilizar los recursos necesarios.

Aprender a marcar la diferencia

En el distrito de Gifty, como en el resto de Ghana, las niñas jóvenes abandonan la escuela en caso de embarazo precoz, de modo que deben hacer frente a las escasas posibilidades de ejercer plenamente sus derechos económicos y sociales.

Como parte de un proyecto relacionado con la Alianza Mundial para la Educación de las Niñas y las Mujeres UNESCO-HNA, la Oficina Regional de la UNESCO en Accra ha colaborado con el Servicio de Educación de Ghana para reforzar las capacidades de la Unidad de Educación de las Niñas para abordar los desafíos a los que deben hacer frente las niñas durante su educación, tales como los embarazos en la etapa de la adolescencia.

Junto con otros 21 responsables del distrito para la educación de las niñas, Gifty asistió recientemente a un taller destinado a reforzar sus propias competencias en materia de concepción de proyectos, redacción de propuestas, movilización de recursos y comunicación eficaz.

Durante el taller, Gifty adquirió valiosos conocimientos que pudo aplicar inmediatamente: “Aprendí que podemos hacer mucho, incluso sin dinero. También reflexioné e identifiqué las muchas veces en que no había sido productiva, algo que me obligó a examinar mi estrategia”. La escasez de medios a su alcance en la Oficina de Educación del distrito la convenció de la necesidad de encontrar otras maneras de financiar sus proyectos por sus propios medios.

Recaudación de fondos para la educación de las niñas

Gracias a las competencias recientemente adquiridas, Gifty se siente capaz de comunicar y de encontrar con mayor regularidad donantes potenciales. Incluso ha elaborado diferentes proposiciones que ha compartido con estos. También ha escrito informes que ilustran las actividades que ha realizado para mentores anteriores.

En una ocasión un banco rural al que había enviado una de sus proposiciones la contactó, ya que se interesaba en financiar su proyecto de sensibilización y prevención de los embarazos de adolescentes.

Gifty organizó un evento de aprendizaje para todos los alumnos del instituto de educación secundaria de segundo ciclo del distrito con motivo de la Semana de Educación de las Niñas y del Día Internacional de la Niña. El evento proporcionó múltiples posibilidades de sensibilización e interacción con los modelos femeninos y fue el evento pedagógico que más visitas recibió en el distrito. Gifty pudo movilizar recursos materiales, autobuses escolares, refrigerios y a personas que tomaron la palabra libremente durante el evento. “Lo que aprendimos durante el taller funciona realmente”, afirmó.

Gifty está decidida a seguir compartiendo con los docentes, los responsables del sector educativo y los miembros de la comunidad lo aprendido durante el taller, e iniciará un seguimiento de sus actividades con miras a elaborar informes basados en datos fehacientes. También prevé formar a más adolescentes para que se conviertan en embajadoras y amplíen su influencia más allá del distrito.

En el marco de la Alianza Mundial para la Educación de las Niñas y las Mujeres UNESCO-HNA, el proyecto “Mejorar la calidad y la pertinencia de la educación de las adolescentes mediante la enseñanza y el aprendizaje sensibles a las cuestiones del género” (2015-2020), es coordinado por la Sede de la UNESCO, con el apoyo técnico del Instituto Internacional de la UNESCO para el reforzamiento de las capacidades en África. En el marco del proyecto que se lleva a cabo en Ghana, las actividades tienen como objetivo reforzar las capacidades del personal de la Unidad de Educación de las Niñas del Servicio de Educación de Ghana, bajo los auspicios del Ministerio de Educación, con miras a facilitar la coordinación eficaz de las intervenciones en el ámbito de la educación de las niñas en todo el país.

Imagen tomada de: https://es.unesco.org/sites/default/files/styles/img_688x358/public/gifty_nordzi_-_girls_education_ghana.jpg?itok=IekKH8V7

Fuente: https://es.unesco.org/news/mujer-joven-trabaja-favor-educacion-ninas-ghana

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Colombia: 60% de las universidades de la región no cuenta con protocolo contra la violencia sexual

América del Sur/ Colombia/ 08.04.2019/ Fuente: mba.americaeconomia.com.

La organización Distintas Latitudes, en alianza con 35 periodistas en 16 países latinoamericanos evaluó los protocolos contra la violencia sexual de las 100 instituciones de educación superior más importantes de la región, que aglomeran al 22,5% de todos los estudiantes de educación superior en América Latina, de acuerdo con cifras oficiales.

Los datos demostraron que el 60% de las universidades consultadas no tienen una política interna para prevenir, atender y sancionar los casos de acoso y violencia sexual.

De éstas, el 36% respondió que no tienen una política específica para este tipo de violencias y lo que es peor, el 24% no contestó las preguntas de los investigadores.

Esto quiere decir que apenas el 40% de las universidades incluidas “cuentan con protocolos para prevenir, atender y sancionar la violencia sexual, aunque no en todos los casos son públicos ni de fácil consulta”.

Distintas Latitudes presentó estos datos en el marco de la investigación #PasóEnlaU, que denuncia el acoso sexual en universidades en la región. Para elegir las 100 universidades estudiadas, el portal reporta que en cada país, la mitad de las universidades se escogieron en función del valor de la matrícula estudiantil. “La otra mitad se seleccionó según el ranking QS, que evalúa la calidad de la enseñanza universitaria, con datos de 2017 a 2019”.

Evaluaron los datos disponibles y aquellos proporcionados por las universidades en Argentina (8), Bolivia (6), Brasil (6), Chile (6), Colombia (6), Costa Rica (6), Cuba (6), Ecuador (6), El Salvador (6), Guatemala (6), Honduras (6), México (8), Nicaragua (6), Paraguay (6), Perú (6) y Venezuela (6).

Así, los investigadores y periodistas quedaron con una base de datos que incluyó a 51 instituciones de educación superior privadas, 48 públicas y 1 de subvención estatal, que en conjunto tienen más de cuatro millones quinientos mil estudiantes (4,500,000) en sus programas de licenciatura o pregrado, maestría y doctorado.

Según Distintas Latitudes, Centroamérica es la subregión latinoamericana en la que hay menos universidades con protocolos contra el acoso y violencia sexual: de las 18 universidades evaluadas allí, solamente tres cuentan con estas normativas publicadas y de fácil acceso.

El llamado Cono Sur (Argentina, Chile y Paraguay), en cambio, obtuvo los mejores resultados: de 20 universidades, 10 tenían protocolos. Por su parte, en la región andina –en la cual se incluyen los datos de Colombia– el 40% de las universidades cuentan con protocolos (13 universidades de 30 analizadas).

¿Y qué pasa en Colombia?

La investigación analizó los datos de seis universidades colombianas: la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Universidad del Rosario. De estas, solo la Universidad de Antioquia, en Medellín, no reportó tener protocolo de atención específico para casos de acoso y violencia sexual.

De las que sí contaban con esta normativa –que en Colombia es obligatoria gracias a un fallo de la Corte Constitucional–, la Uniminuto fue la única que se rajó en su accesibilidad, pues dicho documento no es público.

Fuente de la noticia: https://mba.americaeconomia.com/articulos/notas/60-de-las-universidades-de-la-region-no-cuenta-con-protocolo-contra-la-violencia

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América Latina: 60% de las universidades de la región no cuenta con protocolo contra la violencia sexual

América Latina / 7 de abril de 2019 / Autor: El Espectador / Fuente: América Economía

Una investigación, que recogió datos de las 100 universidades más relevantes de la región, demostró que 6 de cada 10 instituciones no tiene “protocolos públicos e identificables para atender, prevenir y sancionar el acoso y la violencia sexual”.

La organización Distintas Latitudes, en alianza con 35 periodistas en 16 países latinoamericanos evaluó los protocolos contra la violencia sexual de las 100 instituciones de educación superior más importantes de la región, que aglomeran al 22,5% de todos los estudiantes de educación superior en América Latina, de acuerdo con cifras oficiales.

Los datos demostraron que el 60% de las universidades consultadas no tienen una política interna para prevenir, atender y sancionar los casos de acoso y violencia sexual.

De éstas, el 36% respondió que no tienen una política específica para este tipo de violencias y lo que es peor, el 24% no contestó las preguntas de los investigadores.

Esto quiere decir que apenas el 40% de las universidades incluidas “cuentan con protocolos para prevenir, atender y sancionar la violencia sexual, aunque no en todos los casos son públicos ni de fácil consulta”.

Distintas Latitudes presentó estos datos en el marco de la investigación #PasóEnlaU, que denuncia el acoso sexual en universidades en la región. Para elegir las 100 universidades estudiadas, el portal reporta que en cada país, la mitad de las universidades se escogieron en función del valor de la matrícula estudiantil. “La otra mitad se seleccionó según el ranking QS, que evalúa la calidad de la enseñanza universitaria, con datos de 2017 a 2019”.

Evaluaron los datos disponibles y aquellos proporcionados por las universidades en Argentina (8), Bolivia (6), Brasil (6), Chile (6), Colombia (6), Costa Rica (6), Cuba (6), Ecuador (6), El Salvador (6), Guatemala (6), Honduras (6), México (8), Nicaragua (6), Paraguay (6), Perú (6) y Venezuela (6).

Así, los investigadores y periodistas quedaron con una base de datos que incluyó a 51 instituciones de educación superior privadas, 48 públicas y 1 de subvención estatal, que en conjunto tienen más de cuatro millones quinientos mil estudiantes (4,500,000) en sus programas de licenciatura o pregrado, maestría y doctorado.

Según Distintas Latitudes, Centroamérica es la subregión latinoamericana en la que hay menos universidades con protocolos contra el acoso y violencia sexual: de las 18 universidades evaluadas allí, solamente tres cuentan con estas normativas publicadas y de fácil acceso.

El llamado Cono Sur (Argentina, Chile y Paraguay), en cambio, obtuvo los mejores resultados: de 20 universidades, 10 tenían protocolos. Por su parte, en la región andina –en la cual se incluyen los datos de Colombia– el 40% de las universidades cuentan con protocolos (13 universidades de 30 analizadas).

¿Y qué pasa en Colombia?

La investigación analizó los datos de seis universidades colombianas: la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, la Universidad de los Andes, la Universidad Javeriana, la Corporación Universitaria Minuto de Dios y la Universidad del Rosario. De estas, solo la Universidad de Antioquia, en Medellín, no reportó tener protocolo de atención específico para casos de acoso y violencia sexual.

De las que sí contaban con esta normativa –que en Colombia es obligatoria gracias a un fallo de la Corte Constitucional–, la Uniminuto fue la única que se rajó en su accesibilidad, pues dicho documento no es público.

Fuente de la Noticia:

https://mba.americaeconomia.com/articulos/notas/60-de-las-universidades-de-la-region-no-cuenta-con-protocolo-contra-la-violencia

ove/mahv

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