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Los servicios públicos no detectan el maltrato a mujeres con enfermedad mental

Por: 

Tres de cada cuatro mujeres con enfermedad mental grave han sufrido violencia en el ámbito familiar o en la pareja alguna vez en su vida; alrededor del 80% de las mujeres con trastorno mental que han estado emparejadas en algún momento de su vida han sufrido violencia procedente de la pareja; el 52% de las mujeres con enfermedad mental conviven con familiares han sido víctimas de malos tratos en el último……… A pesar de la gravedad de estas cifras, la problemática de la violencia contra las mujeres con enfermedad mental no “está suficientemente presente ni en las instituciones públicas que trabajan con mujeres que están sufriendo violencia, ni en los servicios públicos de salud –particularmente de salud mental-, ni en las asociaciones que trabajan con personas con enfermedad mental”. Eso es lo que asegura la Federación de Euskadi de Asociaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental (Fedeafes), que ha editado  una guíadonde recoge las principales conclusiones de su investigación sobre violencia contra las mujeres con enfermedad mental y aporta una serie de sugerencias a las instituciones para descubrir este tipo de casos.

Según Fedeafes, la mayoría de los casos de violencia permanecen ocultos para los servicios públicos que atienden situaciones de violencia contra las mujeres, e incluso para los mismos equipos psiquiátricos y psicológicos. Por eso, su guía pretende proporcionar datos y pautas que puedan servir para sensibilizar a los profesionales que trabajan con mujeres con enfermedad mental de la elevada prevalencia de la violencia en este colectivo.

Además, quiere alertar sobre las conexiones existentes entre violencia y enfermedad mental. “La violencia está en muchas ocasiones en el origen de la enfermedad mental. Padecer una enfermedad mental, particularmente si es grave, incrementa el riesgo de sufrir violencia. El maltrato empeora la sintomatología de una enfermedad mental preexistente”, resumen desde Fedeafes.

La finalidad es identificar situaciones de violencia en mujeres con enfermedad mental -con o sin diagnosticar-  por parte de los servicios sociales, los servicios de salud (especialmente la Red de Salud Mental) y las asociaciones de personas con enfermedad mental. “Se trata de señalar algunas orientaciones que puedan guiar la actuación profesional tras la detección de un caso de maltrato. Está tan arraigado en nuestra sociedad el mito de que las personas con enfermedad mental son violentas, que cuesta trabajo visualizar la violencia que sufren. Sin embargo, los estudios cuantitativos que se han realizado en el ámbito estatal arrojan cifras escalofriantes”. Al igual que en resto de la población femenina, el tipo de violencia más frecuente en la pareja es la psicológica. Sin embargo, la violencia física y la sexual son también muy elevadas. Por ejemplo, más de la mitad de las mujeres enfermedad mental han estado en pareja han sufrido violencia física; algo más del 40% han sufrido violencia sexual.

“En la mitad de los casos”, apunta Fedeafes, “el profesional de referencia en la Red de Salud Mental de la mujer no conocía la existencia del maltrato ocurrido durante el último año”.

Incremento del riesgo

Existen factores personales y estructurales que incrementan el riesgo de victimización que tienen todas las mujeres en presencia de una enfermedad mental. Muchos de ellos tienen causas de origen social, por lo que “puede trabajarse en su minimización, fomentando el empoderamiento y la participación social de las mujeres con enfermedad mental”.

Los factores de riesgo más importantes son, entre otros, la carencia de autonomía y la dependencia de otras personas; la carencia de empleo y de recursos económicos; la baja participación social; el aislamiento social y la soledad; el estigma social que rodea la enfermedad mental y la falta de recursos propios para defenderse.

Para detectar situaciones de violencia cuando el profesional está con la víctima, Fedeafes subraya que la pauta principal es tener siempre en mente que la mayoría de las mujeres con enfermedad mental que se atienden en las consultas, en los servicios sociales o en las asociaciones están sufriendo o han sufrido en el pasado violencia psicológica, física y/o sexual en la pareja o en la familia. Por lo tanto, “debe abordarse sistemáticamente con las mujeres con enfermedad mental el tema de la violencia”.

La autora de la investigación, Alicia García Santos, asegura que estos datos son “la punta del iceberg” y apela a seguir profundizando con nuevos estudios para “tener una visión más completa” sobre la abrumadora tasa de abusos que sufren estas mujeres. García Santos ha explicado que entre los tipos de violencia que sufren las mujeres con enfermedades mentales cabe diferenciar la psicológica, la física, la sexual, la económica e incluso la institucional, que es la que se da entre personas que se encuentran internadas en una institución. Sobre este último punto, ha apuntado que es un nuevo campo en el que “queda todo por explorar”.

Fuente: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/servicios-publicos-detectan-maltratos-enfermedad_0_675782999.html

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El círculo de la barbarie

 

La violencia es una forma de acción que destruye las relaciones sociales, es, concep-tualmente, la negación de la educación —lo opuesto a racionalidad, inteligencia, humanidad, derechos humanos y moral. No obstante, sorprende advertir que en México algunos alumnos de normales y maestros, recurren frecuentemente a la violencia para obtener determinados fines: la violencia se ha instalado como cultura en algunos grupos del magisterio.

Siempre he defendido las escuelas normales, tengo muchos amigos normalistas y me consta que entre no pocos de ellos subsiste la idea de que el gobierno (federal o estatal) pretende destruir las escuelas normales. Esta idea ha alimentado durante años una agresiva política “de defensa y resistencia” de los grupos estudiantiles dirigentes de las normales rurales que proponen un continuo activismo violento contra los enemigos del pueblo, que son los mismos que buscan acabar con sus escuelas.

Las tácticas de lucha de los normalistas rurales son por definición violentas: cierre de carreteras, clausura de edificios públicos, destrucción de vehículos, asalto a camiones con mercancías, etc. La violencia provoca otra violencia, en este caso la policiaca y, cuando ésta irrumpe, los normalistas, siempre agraviados, comprueban en la práctica que, en efecto, el gobierno los agrede y que, una vez más, ellos son las víctimas.

Una coartada perfecta para los pregoneros del victimismo. El respeto a las leyes que rigen al país, desde luego, no es un valor para muchos de estos futuros maestros y el argumento para pisotear las normas es claro: ¿porqué respetar la ley cuando los demás la violan?

Este relativismo moral rudimentario —tan difundido en nuestro país—, olvida que ellos son futuros maestros: es decir, las personas que habrán de educar tarde o temprano a los futuros ciudadanos. Lo que cabría en todo caso es preguntar es: ¿Qué país aspiran a construir desde el salón de clases? ¿Se quiere construir una sociedad democrática (basada en leyes) o, por el contrario, se pretende edificar un mundo de anomia y barbarie?

Esa misma pregunta es válida para muchos maestros de Oaxaca y Chiapas que, año con año, o Guelaguetza a Guelaguetza, hacen ostentación de los recursos menos civilizados para lograr satisfacción a sus demandas (casi siempre ilegales o excesivas) clausurando carreteras, aeropuertos, lanzando bombas molotov a la policía o secuestrando a los funcionarios encargados de realizar la evaluación de docentes.

El problema se complica cuando del otro lado, del lado del Estado, actúa otra barbarie: las tragedias de Ayotzinapa y Nochixtlán ilustran el extremo demencial al que puede llegar la torpeza y perversión de las policías. Estos eventos son dos llagas dolorosas en el cuerpo de la nación, sin embargo, lo que es discutible es que, a partir del agravio educadores adopten actitudes vengativas y conductas violentas e irracionales que reproducen el circulo de la barbarie.

La violencia es el opuesto de la educación. Lo que la escuela busca es ayudar a construir una sociedad justa y democrática, lo cual implica un orden basado en el ejercicio libre del voto, en el diálogo inteligente y racional, en comportamientos que respeten los derechos humanos (consagrados en las leyes), en el respeto a las instituciones que la sociedad, a veces con muchos esfuerzos, ha creado.
Los valores que la escuela promete transmitir (autonomía, tolerancia, honestidad, legalidad, respeto a los derechos humanos, fraternidad, solidaridad, paz, solidaridad, altruismo, etc.) deben formar parte del equipaje intelectual, moral y emocional de los docentes. Ningún docente puede transmitir a sus alumnos una cualidad que no le sea propia. ¿Quién puede enseñar legalidad y tolerancia cuando en la práctica (lanzando bombas molotov a la policía) demuestra que no tiene el menor respeto por esos valores?

Fuente del Artículo:

El círculo de la barbarie

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Publican estrategia para prevenir embarazo en adolescentes en la Ciudad de México

México/31 de Julio de 2017/Radio Fórmula

El Gobierno de la Ciudad de México emitió el acuerdo por el que se da a conocer la Estrategia para la Prevención del Embarazo en Adolescentes en la capital del país, que busca fortalecer las acciones para atender este fenómeno y reducir las cifras de embarazo en este sector de la población y erradicarlo en niñas menores de 14 años de edad.

El plan busca combatir este problema mediante un enfoque integral de atención, lo que implica comprender que el embarazo en adolescentes no sólo es un problema de salud pública, sino un fenómeno social afectado por determinantes como la desigualdad de género, pobreza, violencia, estigma y discriminación, entre otros, que vulneran el desarrollo y plan de vida de las adolescentes y a sus familias.

Los ejes fundamentales para atender la problemática son: la perspectiva de género; el plan de vida; la ciudadanía, los derechos sexuales y reproductivos; la cultura de la prevención y autocuidado; la multiculturalidad; la coordinación interinstitucional y corresponsabilidad; la participación juvenil y la evaluación y rendición de cuentas.

Atendiendo a los postulados de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENAPEA), misma que sugiere la instalación de un grupo inter-institucional así como su adopción para los contextos locales, el plan capitalino se alinea a su objetivo general y específicos.

Sin embargo el Grupo de Prevención de Embarazos en adolescentes de la ciudad adaptó la estrategia mediante el involucramiento de diferentes instancias gubernamentales, académicas y de la sociedad civil que articularon 38 programas y acciones del gobierno local con los objetivos de la ENAPEA, y establecieron 16 líneas de acción prioritarias para la capital del país.

Entre los objetivos generales de la estrategia destacan contribuir al desarrollo humano y ampliar las oportunidades laborales y educativas de las y los adolescentes en México, propiciar un entorno que favorezca las decisiones libres, responsables e informadas de los adolescentes sobre el ejercicio de su sexualidad y la prevención del embarazo.

Además, asegurar el acceso efectivo a métodos anticonceptivos, incluyendo los reversibles de acción prolongada (ARAP), para garantizar una elección libre e informada y la corresponsabilidad del varón en el ejercicio de la sexualidad, e incrementar la demanda y calidad de la atención de los servicios de salud sexual reproductiva para adolescentes.

Garantizar el derecho de las niñas, los niños y la población adolescente a recibir educación integral en sexualidad en todos los niveles educativos públicos y privados, y la detección temprana y atención oportuna e integral de la violencia sexual contra niñas, niños y adolescentes, son otros de los objetivos de la estrategia.

Fuente: http://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=701692&idFC=2017

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Francia cierra su único centro de desradicalización islamista por falta de participantes

Francia/31 de Julio de 2017/La Gaceta

El primer y hasta ahora único centro francés de desradicalización yihadista cerrará próximamente sus puertas debido a la falta de participantes, anunció hoy el ministro del Interior, Gérard Collomb.

Oficialmente llamado “Centro de reinserción y de ciudadanía”, el establecimiento fue concebido para acoger a 25 jóvenes de 18 a 30 años, aunque desde su creación “tan solo ha acogido a 9, ninguno de los cuales ha finalizado el programa”, reconoció Collomb en un comunicado.

El Gobierno puso en marcha, en septiembre de 2016, un centro de acogida de régimen abierto en el que los jóvenes participaban voluntariamente, a diferencia de los proyectos de desradicalización anteriores, realizados en privación de libertad.

La experimentación “no ha aportado resultados concluyentes” y ha “mostrado sus límites” a causa de las características del establecimiento, situado en el centro educativo y de formación profesional de Pontourny, en el oeste de Francia.

En el momento de la apertura de este proyecto piloto, el Estado expresó su intención de abrir otros doce regionales.

Dirigido a jóvenes radicalizados pero que todavía no habían caído en la violencia, la selección de los participantes dependía de las prefecturas y de los servicios sociales franceses.

El cierre del centro “no implica el abandono de la política de acogida de personas radicalizadas en estructuras adaptadas”, ya que el Gobierno podría crear “establecimientos más pequeños para proponer alternativas a las penas de cárcel a individuos que estén en manos de la justicia”, añadió Collomb.

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Fuente: https://gaceta.es/europa/francia-cierra-unico-centro-desradicalizacion-20170728-1251/

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Ecuador: Ministerio de Educación de Ecuador promueve la prevención de la violencia en el ámbito educativo

Ecuador / 26 de julio de 2017 / Fuente: https://www.eltiempo.com.ec

El Ministerio de Educación del Ecuador inauguró este martes un taller sobre prevención de violencia en el contexto escolar como parte de la estrategia de capacitación y socialización que impulsa el país a través del Plan Nacional de Convivencia Armónica y Cultura de Paz.

El taller, que se desarrollará este martes y miércoles en las instalaciones del Colegio Sagrados Corazones de Rumipamba, recibirá a nueve coordinadores de las Unidades de Apoyo a la Inclusión, 10 asesores educativos, nueve coordinadores zonales y 140 representantes de los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE), instancia que se encarga de brindar la atención sicológica y psicoeducativa a los estudiantes y promover una relación armónica entre la comunidad educativa.

La apertura del taller fue presidida por el ministro de Educación, Fander Falconí, quien destacó que el evento se realiza para fortalecer los protocolos de actuación en los DECE y generar una coordinación en equipo para tener un lenguaje unificado y medidas adecuadas para prevenir, actuar y eventualmente sancionar.

«Debemos generar una misma visión, la que estamos generando en el Ministerio es que no podemos tener ningún tipo de tolerancia frente a actos que implican violación de derechos a nuestros niños y adolescentes», señaló Falconí.

Según un estudio realizado por Unicef, World Vision y el MinEduc, uno de cada seis estudiantes ha estado involucrado en actos de violencia en los planteles de Ecuador, que están relacionados con bullying o elementos de violencia física. Cuando esto pasa a una frecuencia mayor se llama acoso y según los datos 1 de cada 5 alumnos ha sido víctima de acoso estudiantil. “Son datos que nos deben llamar la atención y que nos obligan a actuar”, dijo el ministro.

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El ministro de Educación, Fander Falconí, presidio el taller de prevención de la violencia. Foto: Micaela Ayala V./Andes

Miguel Ángel Ochoa, coordinador distrital de Samborondón en la provincia de Guayas, dijo que con este taller se busca repotenciar el trabajo de los DECE por medio de lineamientos y protocolos de acción para las diferentes problemáticas que se puedan presentar en el contexto educativo haciendo énfasis en la violencia.

“Actualmente estamos actualizando una ruta o protocolo para situaciones de violencia. Este modelo nos permite tener lineamientos claros sobre cómo debemos actuar si hay la presunción de este tipo de problemáticas que son necesarias atender” señaló.

En este sentido, dijo que se ha categorizado tres tipos de casos: violencia entre pares cuando se da entre estudiantes; violencia institucional cuando la agresión es de autoridades, profesores o algún miembro de la institución educativa hacia los estudiantes; o violencia que se generan desde los estudiantes hacia el personal docente o administrativo.

Los asistentes al taller serán los encargados de replicar los conocimientos adquiridos en los distintos distritos y unidades educativas. “La intensión siempre va a ser mejorar los contenidos, ver donde podemos ir mejorando, siempre observándolo desde el terreno que es donde se va a aplicar este tipo de conocimientos”, aseguró Ochoa.

Al momento hay 954 DECE en el país, mismos que se instalan en las Unidades Educativas que tienen más de 1.000 estudiantes. En septiembre, octubre y noviembre se empezará el proceso para contratar más personal para estos departamentos.

Fuente artículo: https://www.eltiempo.com.ec/noticias/ecuador/4/417670/ministerio-de-educacion-de-ecuador-promueve-la-prevencion-de-la-violencia-en-el-ambito-educativo-la-informacion-y-el-contenido-multimedia-publicados-por-la-agencia-de-noticias-andes-son-de-caracter-publico-libre-y-gratuito-pueden-ser-reproducido

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Colombia: ¿Existe un genocidio en curso contra los líderes sociales?

Por: revista insurrección

ada día llegan noticias de nuevas amenazas y varias veces a la semana de más homicidios. El liderazgo social sigue poniendo muertos. El asesinato de personas de la Unión Patriótica (UP) en los años ochenta y noventa del siglo anterior, fue posteriormente calificado jurídicamente como Genocidio. No se trata del uso político de la palabra “genocidio”, que también podría ser válido; sino de su uso jurídico.

Genocidio no es necesariamente asesinatos, de hecho hay dos casos, en el Derecho Internacional en que puede que no haya ni un solo muerto, pero hay Genocidio:

a) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo.

b) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo.

Esta práctica en sí, no produce la muerte de miembros del grupo, sino que afecta la supervivencia del grupo en cuanto grupo, y esto también se considera Genocidio. En el mismo sentido, un Genocidio no se define por un número determinado de muertos; decir que van pocos o muchos líderes sociales asesinados, no es un argumento.

Según el derecho internacional:

“Se entiende por Genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal:

a) Matanza de miembros del grupo. b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo. c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial. d) Medidas destinadas a impedir los nacimientos en el seno del grupo. e) Traslado por fuerza de niños del grupo a otro grupo”.

Las más de 500 amenazas enviadas en el ultimo año contra lideres del movimiento social, tienen graves repercusiones en la integridad física y psicológica de estos, a tal punto que constituyen tortura.

Colombia ha firmado y ratificado la “Convención para la prevención y sanción del crimen de Genocidio” y por tanto sus definiciones y categorías son obligatorias. Dos cuestiones son relevantes relacionadas con el uso de esta palabra en el marco del conflicto: Primero ¿existe la citada “intención de destruir” al liderazgo social o es un supuesto populista? Segundo, ¿qué significa exactamente “destruir?” ¿se refiere a destrucción física o existe un significado más allá de éste?

El problema es la demostración de “la intención”, pero no es suficiente decir que la intención simplemente no existe. De acuerdo con las Naciones Unidas:

“El elemento necesario de intención puede ser deducido de hechos suficientes. En ciertos casos, existirá la evidencia de acciones u omisiones en tal grado que el acusado pueda razonablemente ser asumido como consciente de las consecuencias de su conducta, lo cual lleva al establecimiento de la intención”.

Así que el camino es analizar las consecuencias de la aplicación de determinada política.

Examinemos, primero, la realidad del asesinato de los líderes. Desde enero de 2016, han sido asesinados 186 personas que son parte del liderazgo social. En lo que va del año, hasta julio 5 de 2017, según la Defensoría del Pueblo, ya van asesinados 52 líderes sociales. Además, los datos disponibles, permiten afirmar que por cada líder asesinado hay 10 personas amenazadas de muerte.

En segundo lugar, miremos si tales crímenes son o no sistemáticos, lo que se conecta con un plan. Es decir, un plan presupone una intención. El análisis del Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria, titulado: “Dinámicas del asesinato de líderes rurales: las covariables municipales”, sostiene que:

“Los 500 eventos de victimización registrados en nuestra base de datos no corresponden a personajes anónimos, o provenientes de mundos ajenos al de todos los colombianos. Son personas con trayectorias análogas a las de miles de nosotros, que construyeron su vocación de liderazgo a brazo partido y a menudo en condiciones tremendamente hostiles”.

Luego de un minucioso análisis, los autores concluyen que: “el fenómeno Sí es sistemático. Apabullantemente sistemático. Mirando desde tres perspectivas -semántica, jurídica y estadística- llegamos a la conclusión de que simplemente no es verosímil escamotearle su sistematicidad” [*].

Es decir, aquí la intención es la de destruir al movimiento social, silenciarlo y que sus miembros abandonen sus luchas, se plieguen al sistema y no pretendan modificarlo. Las amenazas y judicializaciones no son indiscriminadas y los asesinatos tampoco. Estas lesiones han sido producidas selectivamente contra integrantes de organizaciones sociales, cívicas, afrodescendientes, campesinas, indígenas, sindicales, ambientalistas, de mujeres y de derechos humanos, entre muchas otras, en el marco de una lucha contrainsurgente previamente concebida.

Tercero, miremos la respuesta del Estado. Esta se puede mostrar en varios niveles:

a) Negar la existencia del victimario: decir que los paramilitares no existen como tal.

b) Tratar de negar los asesinatos, reduciéndolos a hechos aislados o a delitos comunes inconexos entre ellos.

c) Negar los casos en los cuales hay connivencia de agentes del Estado. d) Hacer creer que la omisión no es un delito, que el Estado no tiene ninguna responsabilidad por los crímenes que no ha cometido de manera directa.

No creemos que el debate sobre el nombre de los perpetradores (que si paramilitares, neo-paramilitares, herederos o Bacrim) sea lo esencial, ni tampoco la respuesta estatal de presentar como una constante los pocos casos, en los cuales la muerte de una persona líder corresponde a un hecho aislado. Eso ofende la inteligencia y la razón. El debate debe hacerse sobre la realidad.

De lo anterior podemos concluir varias cosas:

a) Al liderazgo social sí lo están matando en Colombia;

b) Esas muertes sí son sistemáticas, lo que quiere decir que obedece a unas acciones deliberadas que implican un grado de planeación;

y c) El Estado, ya sea por acción o por omisión, sí tiene una responsabilidad directa en ese plan sistemático de eliminación del liderazgo social que busca su exterminio. La impunidad, la omisión y ciertas medidas militares (apoyando a los perpetradores) indican claramente la “intención de destruir”.

La doctrina del “enemigo interno” dicta la eliminación de opositores del régimen, así el gobierno diga que no persigue destruir al liderazgo social, pero las consecuencias de sus actos contribuyen a su destrucción como grupo, como pasó con la UP. Luego, esto es Genocidio. Es imposible, a la luz de los hechos, evadir la conclusión de que el Estado colombiano trata de destruir al liderazgo social en cuanto comunidad, en cuanto colectivo. Por tanto, la categoría Genocidio puede y debe ser aplicada en este caso.

Nota:

[*] Francisco Gutiérrez, Margarita Marín, Francy Carranza. Dinámicas del asesinato de líderes rurales: las covariables municipales. Reporte semestral del Observatorio de Restitución y Regulación de Derechos de Propiedad Agraria; Programa en Red de la universidades Nacional, Rosario, Norte, Sinú y Sergio Arboleda. Bogotá, Junio de 2017. www.observatoriodetierras.org.

Fuente:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=229494&titular=%BFexiste-un-genocidio-en-curso-contra-los-l%EDderes-sociales?-

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La violencia en la República Centroafricana desplaza a más refugiados al norte de la RDC

República Centroafricana/20 julio 2017/Fuente: Acnur

A 30 de junio, había 102.802 refugiados de la República Centroafricana registrados en la República Democrática del Congo. Además de estos, las autoridades de la RDC han registrado desde mayo unas 60.000 nuevas llegadas.

La violencia reciente en áreas de la frontera sur de la República Centroafricana (RCA) está empujando cada vez a más personas a huir incluso a zonas remotas del norte de la República Democrática del Congo (RDC), poniendo una enorme presión en las comunidades locales próximas a la frontera en zonas de difícil acceso.

En Zemio, a unos 1.000 kilómetros al este de la capital Bangui, nuestro socio MSF informó la semana pasada que un bebé murió tiroteado por milicianos en un hospital que acogía a más de 7.000 personas desplazadas. Desde entonces, MSF se ha retirado de la ciudad en medio de una ola de violencia que ha forzado también el cierre temporal de una oficina del ACNUR en el terreno.

Las principales áreas de las que proceden los refugiados son las ciudades de Bangassou, Bema y Mobaye, todas ellas cientos de kilómetros al este de la capital Bangui. Las autoridades locales estiman que más de 60.000 personas han huido de esas zonas hacia la República Democrática del Congo desde mayo. ACNUR continúa trabajando para la verificación de estas cifras.

Una de las áreas hacia las que la gente ha huido es Ndu, cruzando el río Mbomou desde Bangassou, en la RCA, que es poco más que un pueblo. Los equipos de ACNUR que estuvieron en Ndu hace unos días explicaban que la situación allí es caótica y que su proximidad a la frontera la hace peligrosa ante la presencia de grupos y bandas armadas. Los refugiados se instalan por donde pueden, en iglesias, edificios utilizados como colegios, en el único centro de salud que hay, o duermen a la intemperie. La gente necesita desesperadamente más atención sanitaria, comida y albergue.

Ndu se ubica en la provincia congoleña de Bas-Uélé que, a 30 de junio, acogía a unas 37.000 nuevas llegadas desde la RCA. Otros que también han huido de la República Centroafricana, se han dirigido hacia el sur y el oeste, hacia áreas de la provincia Nord-Ubangi de la República Democrática del Congo, donde se estima que habían llegado unas 23.000 personas a finales de junio.

ACNUR está organizando desde Kampala (Uganda) el envío de ayuda humanitaria para 20.000 personas en Ndu y otras áreas de ambas provincias. Sin embargo, movilizar ayuda a la zona con rapidez es complicado porque las carreteras están embarradas e impiden prácticamente el paso del trasporte normal, por lo que se necesitan tractores y otros vehículos especializados para el transporte. Se espera la llegada de los convoyes en unos días.

A 30 de junio, había 102.802 refugiados de la República Centroafricana registrados en la República Democrática del Congo. Además de éstos, las autoridades de la RDC han registrado desde mayo unas 60.000 nuevas llegadas en North Ubangui y Bas-Uélé.

De los 55,3 millones de dólares (USD) que se necesitan para la operación en RCA-RDC este año, se han recibido solamente 2,8 millones.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/la-violencia-en-la-republica-centroafricana-desplaza-a-mas-refugiados-al-norte-de-rdcongo/

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