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Pedagogía visible

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Los niños aprenden muchas cosas en la escuela, unas por diseño, lo que prescribe el currículo y que se supone son importantes para desempeñarse en sociedad. Los docentes despliegan habilidades y percepciones para transmitir conocimientos formales cuyo códigos se expresan en materiales didácticos, libros de texto, por lo general. Es la pedagogía visible. Otras por la acción escolar no formulada pero vigente.

         En ocasiones, como hoy, escarbo en la memoria de mis años de estudiante de posgrado. Recordé el libro de Basil Bernstein, Class, Codes and Controls que llevé en una clase de sociología de la educación. No lo releí, sólo rememoré las discusiones que tuvimos en el seminario y el revuelo que causó por salir de los discursos comunes. El autor puso el énfasis en las palabras de transmisión en el aula, donde conjugaba clase social y aprendizaje. Su enfoque era de sociología (y poder), pero con herramientas de la lingüística. Lo que me dificultó su comprensión cabal.

         No obstante, recurro a mis recuerdos de las nociones de Bernstein para pensar fenómenos contemporáneos. Los resultados de la pedagogía visible pueden medirse y clasificarse. Las pruebas estandarizadas son un buen ejemplo cómo se tasa la adquisición de códigos en las materias de enseñanza. Las más usuales miden aprendizaje en matemáticas, lenguaje y ciencias. La clasificación de resultados es jerárquica, secuencial y las normas explícitas.

         En la lógica que planteó Bernstein, que después inspiró, al menos en parte, a los teóricos de la reproducción social, es que el aprendizaje formal depende más de la clase social de origen de los alumnos, que de la tarea de los maestros o de los libros de texto. En resumen, los niños pobres aprenden menos conocimientos formales que los de clase media y los de las zonas rurales menos que los de las ciudades.

         Bernstein planteó que la diferencia de clase social en la escuela, además de los atributos económicos y sociales, eran culturales. Los niños de clase obrera (su territorio empírico era la Inglaterra de los años 60) asimilaban menos los códigos escolares por el trastorno lingüístico, el tránsito del lenguaje del hogar al de la escuela. La expresión de los libros de texto les es ajena a los niños de hogares pobres. Por eso su desempeño escolar es menor.

         El otro asunto, educación es poder. La palabra clave de Bernstein fue control. Después otros autores ampliaron el concepto y argumentaron que la educación, el currículo, en particular, define el conocimiento oficial y es más que nada para mantener la hegemonía cultural que ejercen los grupos dominantes. La jerarquía social se reproduce en las escuelas.

         En estos días se libra una contienda por el conocimiento oficial. La SEP trata de imponer nuevo currículo y libros de texto, pero de golpe y sopetón. El currículo vigente tomó décadas en construirse; la pedagogía visible generó consenso y también protestas, en especial por el énfasis en la evaluación. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador enterró la mayor parte de la reforma educativa que propuso Enrique Peña Nieto, pero no desplazó la hegemonía cultural.

         Con la nueva generación de libros de texto, la 4T aspira a cambiar el conocimiento oficial, mudar parte de la pedagogía visible por otra que hace apología de la pobreza e introduce códigos ajenos a la cultura de las de las clases medias, pero también de las pobres; incluso extrañas para muchos maestros.

         La 4T la tiene difícil. Tanto por la oposición de organizaciones civiles como por la vigencia de la pedagogía invisible. Según Bernstein, ésta es más importante en la vida social. Lo veremos la próxima semana.

Referencia. Bernstein, B. (1977). Class, Codes and Controls (2 ed., Vol. 3: Towards a Theory of Educational Transmissions). Routledge & Kegan Paul.

Fuente: https://www.educacionfutura.org/pedagogia-visible/

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México: Escuelas y estupefacientes

Escuelas y estupefacientes

 

El caos vial no fue todo en las grandes ciudades por la reapertura de las escuelas tras dos semanas de vacaciones. El retorno a los salones de estudiantes y maestros para continuar con las prácticas de enseñanza y aprendizaje no fue la nota principal. En la mañanera, Leticia Ramírez Amaya, la secretaria de Educación Pública, presentó un plan de prevención de adicciones. “Si te drogas te dañas”, es la rúbrica de la campaña que comenzó ayer.

Tanto en el boletín de la SEP como en notas y editoriales de periódicos se tocó el tema. En la página 9 de nuestro Excélsior, Isabel González resume los datos que presentó la secretaria. La campaña pretende alcanzar a 11 millones de estudiantes en 62 mil escuelas; los cursos de 15 minutos al menos tres días por semana estarán a cargo de 82 mil docentes de Formación Cívica y Etica, Biología, Vida Saludable y Ciencias. El propósito: “instrumentar acciones en el aula y una campaña de difusión que contribuyan a la prevención del consumo de drogas entre estudiantes de secundaria y de educación media superior a través de espacios de reflexión y mensajes de comunicación asertivos”.

La SEP preparó un cuadernillo de buena factura para apoyar a los maestros, Guía para docentes, además de preparar podcasts con información sobre los narcóticos más conocidos y dañinos, en especial el fentanilo y metanfetaminas. La campaña parece razonable, las condiciones del país lo demandan y las acciones preventivas, si se ejecutan con eficacia, ofrecen resultados provechosos. La estrategia de prevención se centra en las escuelas, pero los riesgos mayores están en el ambiente externo, enmarcados en una ola de violencia.

Nuestra columna editorial, “Frentes Políticos” hace preguntas pertinentes que invitan a una reflexión más allá de la escuela. “¿es suficiente la sensibilización? ¿Qué hay de la lucha contra el narcotráfico y la tolerancia en todos los territorios?… ¿De qué sirve la teoría si, en la práctica, la droga fluye en las calles con absoluta permisividad? La columna aboga por una estrategia integral contra el flagelo de las drogas. Mas persiste la consigna de abrazos no balazos que, en lugar de frenar la violencia, la vivificó como nunca desde la Revolución mexicana.

La SEP no anunció cómo ni con qué instrumentos evaluara las consecuencias de la campaña, al presidente quizá ni le interese, pero es crucial. No sabemos si fueron consultados los 82 mil maestros ni si aceptaron de buena gana una tarea que no estaba en la planeación detallada. Tampoco sabemos cómo reaccionará el crimen organizado en las zonas donde controla el territorio y buena parte de la vida de sus habitantes. Es probable que amenace a los maestros para que no apliquen el programa o muchos de ellos se abstengan por temor. Lo peor que pudiera pasar es que si la campaña no muestra resultados ni provoca cierto entusiasmo se culpe a los docentes por las fallas.

Aplaudo toda iniciativa que proponga educar a nuestros niños y jóvenes sobre los riesgos de las drogas, también todas las acciones que traten de reducir la influencia del crimen organizado para que los capture como consumidores de estupefacientes o halcones. Pero la faena principal está fuera de las escuelas.

Retazos

Guillermo Adame Calderón, secretario de Educación de Durango declaró que, de 33 mil trabajadores, mil 400 no fueron localizados en su lugar de trabajo, los directivos tampoco reconocen que laboren en esos centros. El funcionario asegura que no significa que sean aviadores, pero sí lo sospecha.

Mi protesta en Excélsior este domingo y la queja ante la Condusef dieron resultado. Zurich Seguros me hizo llegar las facturas y abonó un mes. Agradezco la solidaridad de lectores y la diligencia y amabilidad de funcionarios de la Condusef.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/escuelas-y-estupefacientes/

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Racismo y violencia escolar: el caso Juanito

Por: Carlos Ornelas

Un reportaje de Elías Camhaji (El País, 3 de julio) me agrietó el corazón y me llenó de enojo. Llega a la médula de una práctica que, pese a esfuerzos de muchos gobiernos, instituciones y personas, persiste en las escuelas mexicanas: el racismo, la exclusión y la violencia entre pares.

Un resumen apretado: En la escuela secundaria Josefa Vergara, de Querétaro, dos alumnos sentaron a Juan Zamorano, niño otomí, en una silla que habían rociado con alcohol. De eso hace ya tres semanas. Él sintió que el pupitre estaba mojado, pero pensó que era agua.

No obstante, cuando Juanito se levantó, uno de los niños gandallas le prendió fuego con un encendedor. Las consecuencias: Juanito sufrió quemaduras de segundo y tercer grados, aún no puede caminar y le practicaron cuatro cirugías. El motivo de la agresión y las burlas se deben a que es un niño otomí y no habla bien español, tal vez también por ser un poco introvertido. La agresión pudo ser mortal.

No fue un acto único, hay historia de agresiones y burlas anteriores que Juanito no contaba a sus papás ni sus hermanas, que van en la misma escuela, que también sufren de burlas y agresiones verbales, pero no lo habían hecho público. La calamidad que acongoja a su familia les dio valor para decirlo.

A Juanito le cortaron el cabello, se burlaban de su acento y se reían de su madre, que vendía dulces en la calle por las tardes para completar el gasto familiar. Contó a sus papás que no se entendía con su maestra, que lo exhibía y que no estaba cómodo con los otros muchachos.

Tras la agresión a Juanito, la maestra del grupo y la directora, minimizaron el asunto. Además, no le prestaron la atención debida. La maestra le consiguió otro pantalón para que se quitara el incendiado y le untó cebolla en las quemaduras. Hasta después lo llevó a su casa. Al día siguiente los papás lo llevaron al Hospital del Niño y la Mujer. Sigue internado.

El papel de las autoridades es execrable. La secretaria de Educación de Querétaro, Martha Elena Soto, no sólo evita hablar de la acción de la maestra (porque está bajo investigación del órgano de control), sino que esquiva hablar de racismo. Atribuye el caso a la “crispación provocada por la pandemia”. La directora se negó a cambiarlo de grupo a pesar de las quejas de Juanito.

La secretaria de Educación aseguró al reportero que las autoridades ofrecieron cubrir gastos médicos, dar acompañamiento psicológico a Juanito y apoyo económico a la familia para solventar los gastos. Pero nada se ha hecho realidad. Es más, el papá de Juanito aseguró que la maestra le dijo: “No pongan una demanda porque si lo hacen no cuentan con nosotros, no les vamos a ayudar”.

El abogado Fabián García asesora a los papás de Juanito (imagino que pro-bono, pues es una familia pobre) e interpuso tres demandas: una contra los muchachos que lo agredieron y dos contra la maestra. A Ella se le reclama una indemnización por un daño patrimonial al ser representante del Estado. Los adolescentes agresores fueron vinculados a proceso por lesiones dolosas, mas por tener 13 años no son sujetos de castigo penal.

¿Cómo no voy a estar iracundo y crispado? En lugar de tomar cartas en el asunto y hacer algo para reducir la violencia escolar, las autoridades la quieren hacer invisible. Pero es imposible, es cada vez más grave. Los culpables de tanto agravio no son el currículo y el mestizaje, como dice la propuesta de cambio de planes de estudio de la SEP. Son la política y conductas sociales aberrantes.

Pienso que los niños agresores aprendieron a proceder de esa manera en el seno familiar y en su comunidad. Puede hacerse mucho para evitar que la violencia se reproduzca en las escuelas, pero hoy propagan la polarización que induce el presidente López Obrador.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/racismo-y-violencia-escolar-el-caso-juanito/

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La CNTE y el presidente

Por: Carlos Ornelas

Es difícil entender los elogios que el presidente López Obrador lanza la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, con todo y que sus voceros le tiran piedras, critican —por neoliberal, dicen— su política hacia la educación y su proyecto querido de transformación curricular y nuevos libros de texto.

En definitiva, la CNTE no va con la cuarta transformación.

Por ejemplo, la sección XVIII, de Michoacán, mantiene un plantón —desangelado, pero permanente— frente a la Secretaría de Educación Pública desde hace casi un mes y ayer marcharon al zócalo para “exigir” 100% de incremento al salario y respuesta tangible a sus demandas, como basificación de mil 200 maestros interinos, designados por los líderes, no por las autoridades, además de los miles que ya obtuvieron su plaza por el éxito en la movilización de la CNTE.

Sin embargo, el presidente les manda saludos y abrazos. Incluso, elogia a los maestros emblemáticos de la Coordinadora. Por ejemplo, en la ceremonia del día del maestro del 15 de mayo pasado, el presidente expresó: “Aquí hacemos también un reconocimiento al maestro Lucio Cabañas y al maestro Othón Salazar”. ¿Quién sabe por qué no encomió a Genaro Vásquez cuyo cartel con metralla en mano acompaña toda manifestación de la CNTE? Tal vez se le olvidó o quizá, en su visión, algo tenía de conservador o neoliberal el maestro guerrillero.

En la misma ceremonia del mes pasado, el presidente respondió con ofertas de incremento salarial y de adición de una UMA por año a los límites de pensiones que le solicitó —con alabanzas— Alfonso Cepeda Salas, el secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, pero no le echó las flores que le dedicó a la CNTE.

Dos citas muestran ese apego. La primera, cuando daba respuestas al SNTE: “Muchas gracias a los dirigentes de la CNTE, que es una organización magisterial caracterizada por la defensa de la educación pública y de la democracia”.

La segunda, después del aplauso al magisterio. “Y agradezco también a los dirigentes y a todos los que pertenecen a la CNTE, porque hemos llegado a acuerdos. Y hay que reconocerles a ellos que, en los momentos más difíciles, cuando estaba en su apogeo el neoliberalismo, cuando estaban queriendo privatizar la educación, ellos estaban en la calle luchando y protestando”.

Parece que, con sus palabras, el presidente premia —y hasta encomia— las acciones de la Coordinadora en el pasado. Pero no entiendo el panegírico que les emite, cuando sus dirigentes no cejan de criticarlo; incluso con insultos.

Y más, porque de forma abierta rechazan el “Marco curricular común y plan de estudios” que propone su gobierno, propagandiza la SEP y lidera Marx Arriaga. Vamos, ya hasta le recortaron el calendario escolar en sus territorios.

Mis instrumentos de análisis no me dan caletre suficiente para entender los loores del presidente a quienes lo zahieren. Tal vez un discípulo de Freud pudiera explicar ese amor no correspondido.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-cnte-y-el-presidente/

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El culto a los libros de texto

Por: Carlos Ornelas

En la propuesta de la Secretaría de Educación Pública del “Nuevo marco curricular y plan de estudios de la educación básica mexicana”, pone a lo común como el eje articulador de los futuros planes y programas de estudio y a la comunidad, no a la escuela, como el espacio del proceso de enseñanza y aprendizaje. A pesar de la retórica llena de adjetivos y frases mañaneras, apunta críticas de cierto valor, aunque las apuestas de cambio no parece que vayan a mejorar la educación.

Censura las reformas educativas (neoliberales) y a los libros de texto vigentes: “Los contenidos básicos en las diferentes reformas curriculares desde 1992 a 2017 han tenido más peso que la definición del currículo nacional, trayendo como consecuencia que…”. Y luego plantea la apuesta para el futuro inmediato: “Se elaboren libros de texto dirigidos a las y los maestros, cuando deben centrarse en las y los estudiantes”.

En efecto, colegas que trabajan en el campo del currículo y de la formación de docentes argumentan que el culto a los textos como fuente de verdad, en cierta forma, sacraliza al conocimiento oficial. Los maestros propenden a recalcar lo que mencionan los libros y, salvo excepciones, no ponen en duda la veracidad de esos juicios. Y esto les sucede también a los futuros maestros durante sus años de estudio, con el agravante de que los formadores de maestros califican de mediocres la mayoría de los textos.

Qué quede claro. No objetan los libros de texto, nacionales ni extranjeros, ya que son indispensables para cualquier sistema educativo. Lo que critican es que se les tome como los veneros privilegiados de conocimiento y se niegue cualquier otra aspiración para aprender. Esto ha traído como consecuencia que los niños y jóvenes se acostumbren a repetir y memorizar ciertos contenidos, en lugar de plantearles problemas y disponer mecanismos para que pongan en juego sus recursos intelectuales para resolverlos. Eso genera pasividad en la enseñanza, conduce no al aprendizaje, sino a la recitación de palabras e ideas que no llegan a convertirse en conceptos en la mente de los estudiantes. A esto se agrega que no son agentes activos en el proceso de aprendizaje, ya que no se les enseña a desentrañar los secretos de la naturaleza, las formas del lenguaje, los problemas de las matemáticas ni los elementos que gobiernan a la sociedad, sino que se les ofrecen recetas que deben aprender casi de memoria. Y la memorización, hasta donde se sabe, es lo único que se califica en las escuelas mexicanas.

Conocimientos digeridos, memorización y falta de experimentación son los rasgos dominantes en los métodos de enseñanza que implican que, aunque se cumplieran los objetivos académicos, se cubriera todo el programa y los estudiantes recordaran bien los contenidos, la calidad de la educación sería mejor, aunque aumentaran los índices de aprobación de materias.

La apuesta de la Cuarta Transformación no propone un cambio fundamental, reproduce el culto a los libros de texto: “…el plan, los programas de estudios, los libros de texto y demás materiales educativos oficiales para la educación básica en todos sus niveles, grados y modalidades, tendrán un enfoque intercultural que cruce todo el mapa curricular, sus procesos formativos, la evaluación, la gestión escolar, los materiales y tecnologías educativas”.

La novedad es que en la elaboración —dice el proyecto— participarán las comunidades indígenas y afromexicanas, y considerará la opinión de aquellos que representan la diversidad de género, clase, sexualidad, capacidad. También invita al magisterio.

El propósito: construir un nuevo conocimiento oficial que sacralice las tradiciones comunitarias al tiempo que degrade a la escuela y a los libros de texto que, aunque parcos, rinden frutos.

Fuente e Imagen: http://www.educacionfutura.org/el-culto-a-los-libros-de-texto/

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Crónica de un laudo anunciado

Por: Carlos Ornelas

Pido disculpas a El Gabo y a lo lectores por el título. No obstante, queda como “anillo al dedo” para ratificar que el patriarca ya dictó sentencia: se finiquita el Programa Escuelas de Tiempo Completo.

Para desplegar la trama sigo un orden cronológico y pido comprensión por citar de nuevo una frase del presidente López Obrador; el tema lo amerita, pienso.

28 de febrero: la Secretaría de Educación Pública publicó en el Diario Oficial de la Federación las “Reglas de operación del Programa la Escuela es Nuestra para el ejercicio fiscal 2022”. Éstas establecen que los fondos se destinarán a los Comités escolares de administración participativa o equivalentes para que atiendan las necesidades de infraestructura, equipamiento y materiales para el apoyo educativo en los planteles públicos de educación básica y que decidan participar voluntariamente. Nada más para ello. Fue la muerte legal del PETC.

1 de marzo: en la mañanera, la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, hizo una especie de trabalenguas: “Miren, respecto a lo que es el tiempo completo, efectivamente, ahorita ese programa estaba dentro de La Escuela es Nuestra. Haciendo una valoración… todavía faltan muchas escuelas para poder mejorar las instalaciones básicas, que es agua, que son cuestiones de aulas, que son sanitarios… que para nosotros es muy prioritario ahorita el darles la atención a esas escuelas”.

Ese mismo día y al siguiente 14 gobernantes de entidades federales, incluso la jefa de gobierno de la Ciudad de México, dijeron que verían como le hacían pero que ampararían el PETC.

8 de marzo: de nuevo en la mañanera, la maestra Delfina dio cifras de las decenas de miles de escuelas, los millones de estudiantes y maestros que regresaron a las aulas. Pero una pregunta sobre el finiquito de las escuelas de tiempo completo provocó al mandatario. Dictó su veredicto: Lo que queremos es entregar el presupuesto abajo, a las escuelas, a las madres y padres de familia, que ellos decidan qué hacer con el presupuesto, la misma cantidad, pero que en efecto ellos puedan constatar que sí había clases en las tardes o se extendía el horario y que sí había alimentos para los niños en las escuelas, no sólo de manera declarativa, eso es todo.

Sin embargo, las protestas de madres de familia, maestros, autoridades locales y organizaciones de la sociedad civil continuaron en la plaza pública.

21 de marzo: la diputada Flora Tania Cruz (Morena), presidenta de la Comisión de Educación, en representación de los 40 integrantes, declaró que, en la reunión con la secretaría de Educación Pública, que sostendrían al día siguiente, tratarían de convencerla de apoyar el rescate de las escuelas, de encontrarle el sí al tiempo completo. La secretaria los plantó.

23 de marzo: En una nota informativa, la SEP informó que, “por instrucción del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, los beneficios que incluían las Escuelas de Tiempo Completo se mantendrán en el programa de La Escuela es Nuestra”. En otras palabras, ratifica la sentencia del 8 de marzo.

24 de marzo, diputados de Morena y aliados, se congratulan de que el gobierno haya escuchado sus propuestas, ¡faltaba más!

27 de marzo, la misma diputada Flora Tania Cruz adelantó que los detalles los darán a conocer la secretaria Delfina Gómez y el presidente López Obrador: “sin duda, va a dejar con la boca cerrada a la oposición, que no hace más que decir cosas sin fundamento”. Justo contra lo que expresó unos días antes.

En mi entrega de hace una semana pronostiqué que AMLO le ordenaría a la maestra Delfina que cambié las reglas de operación de la Escuela es Nuestra. Lo hará.

Al igual que Santiago, en la novela de García Márquez, el PETC se derrumbó de bruces. Morena pagará la factura en 2024.

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La ASF se postra

Por: Carlos Ornelas

Rematé mi artículo de la semana pasada con el apunte de que al sector educativo le llueve sobre mojado. Referí al anuncio de la Auditoría Superior de la Federación de que no ejecutaría la Auditoría de Desempeño 1514-DS, que corresponde a la Evaluación de la Política Educativa en el Desarrollo Económico de México; la publicó en el Diario Oficial de la Federación (11/02/22).

Lourdes Mendoza y Darío Celis, en El Financiero (18/02/22) y Pedro Flores-Crespo en su columna “Universidad Crítica”, analizaron con detalle los entretelones de cómo David Colmenares Páramo, el lánguido auditor se postró ante la Secretaría de Educación Pública. Mientras que Laurita Toribio (Excélsior, 21/02/22) reporta que sí entregó la evaluación de Aprende en Casa II, programa en el que la SEP tuvo un presupuesto de casi 200 mil millones de pesos.

Darío Celis apunta que el gobierno protege a la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, pero ella no fue responsable del gasto en 2020. Mas hay bastante credibilidad en su afirmación de que “Luciano Concheiro y Juan Pablo Arroyo, subsecretarios de Educación Superior y Media Superior respectivamente, presionaron”.

Lourdes Mendoza exhibe copia del oficio de cuatro páginas que estos altos funcionarios le enviaron al auditor. Le dan lecciones de lenguaje y metodología; también apuntan errores conceptuales y equívocos. Al final, lo conminan a que cambie su veredicto.

Atención, ciertas de las precisiones que hacen Concheiro y Arroyo indican deficiencias de los auditores. Si sus respuestas son correctas, implica que los evaluadores no son profesionales de la educación, quizás contadores y economistas que desconocen el funcionamiento del sector.

Empero, la respuesta, como apunta Flores-Crespo, fue áspera. Y tuvo consecuencias; el auditor, según Lourdes Mendoza, cedió con una ilegalidad, se inventaron una “recalendarización”. Además, cavilo que, de cualquier manera, las recomendaciones del auditor quedarían en buenos deseos. La SEP no las tomaría en cuenta, la opacidad es la marca de la casa

Un libro que reseñé de Melanie Ehren y Jaqueline Baxter, Trust, Accountability and Capacity in Education System Reform: Global Perspectives in Comparative Education (Nueva York: Routledge, 2020) ofrece casos de reformas educativas que tuvieron consecuencias saludables en la preparación de los estudiantes, la profesionalización de los docentes y el desempeño general del sistema.

Uno de los componentes fundamentales para el logro de resultados favorables, incluso en el aprendizaje de los estudiantes, es la transparencia en el manejo de recursos y en acciones de la burocracia. La rendición de cuentas genera confianza y le permite al funcionariado —y al magisterio— desarrollar capacidades.

La reacción desmesurada de los subsecretarios muestra que no hay disposición para entregar cuentas y exponer que hacen su trabajo. Quizá su respuesta fuera más eficaz si hubieran esperado a que el auditor rindiera el informe y luego debatir sus inconsistencias.

Si la crítica que Concheiro y Arroyo hacen al informe es robusta y tiene asideros, un debate posterior con los auditores y tal vez en el Congreso, sentaría precedentes benéficos; las auditorias descuidadas tampoco generan confianza.

Si el auditor David Colmenares Páramo ya había revelado docilidad ante las embestidas del presidente, ceder ante dos subsecretarios reduce aún más su estatura profesional. Ya trascendió que se rebajó ante la SEP, no hay garantía de que no haya hecho lo mismo con otras dependencias. En especial en la revisión del gasto de los programas favoritos del presidente.

En suma, con Colmenares Páramo, la ASF se encamina hacia la irrelevancia. Es probable que en dos años no exprese lo que gasta la SEP para poner en marcha su nuevo marco curricular.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-asf-se-postra/

Imagen: mohamed Hassan en Pixabay

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