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El pacto educativo, un espacio que se desgasta vertiginosamente

Por: Dinorah García Romero

Otro factor que influye en la inamovilidad del Pacto Educativo es la baja participación de las distintas representaciones institucionales en el análisis de las ideas, de los problemas y de los disensos; asimismo, en la construcción de los consensos durante el desarrollo de las sesiones plenarias.

El Pacto Nacional para la Reforma Educativa 2014-2030, cuya convocatoria se realizó mediante el Decreto 228-13, por el presidente Danilo Medina, constituye un hito importante en la historia de la educación de la República Dominicana. En este Pacto Educativo se observa una representación amplia y diversa de funcionarios del gobierno, de actores y sectores de la educación y de entidades de la sociedad civil comprometidas con el desarrollo socioeconómico, el desarrollo educativo-cultural; y, sobre todo, con el fortalecimiento de la calidad de la educación. El Pacto Educativo es el resultado de una construcción social,  de una negociación  política y educativa de primer orden.

Desde sus orígenes, el Pacto Nacional para la Reforma Educativa 2014-2030 es foco de atención de las instituciones y de los actores preocupados por cambios cualitativos en la educación preuniversitaria y en la educación superior. El Pacto Educativo no puede resolver todo. Se espera que mueva algo, que muestre indicios de vida y de innovación en educación y en la sociedad. Se espera, también, que sea capaz de definir una agenda que tenga como ejes los problemas prioritarios de la educación del país. Pero, ha sido imposible avanzar en esta dirección. Desde nuestra mirada y experiencia, los factores que afectan al Pacto Educativo son la burocracia, el énfasis en la organización interna y poca habilidad para lograr articulación orgánica entre los Ministerios responsables de liderarlo.

Otro factor que influye en la inamovilidad del Pacto Educativo es la baja participación de las distintas representaciones institucionales en el análisis de las ideas, de los problemas y de los disensos; asimismo, en la construcción de los consensos durante el desarrollo de las sesiones plenarias. Resuenan las mismas voces, mientras una mayoría de los participantes opta por una escucha serena y pasiva. La realidad es preocupante, porque el Pacto Educativo cuenta con un capital intelectual de alto nivel y posee un caudal de experiencias educativas, sociales y políticas invaluable. Por esto no se entiende por qué desde el 2014 hasta la fecha no da un salto que lo coloque a la vanguardia del impulso a la innovación y a la calidad de la educación.

Tampoco se entiende que, casi al cumplirse diez años de su puesta en ejecución, la sociedad dominicana no tenga información sobre qué se hace desde el Pacto Educativo. De igual manera, desconoce para qué lo hace, cómo lo hace y qué resultados se obtienen.  Este vacío de información requiere atención. La sociedad tiene derecho a información transparente y en tiempo real sobre el quehacer del Pacto Educativo. Urge rediseñar su organización y su funcionamiento. La demora en los cambios que requiere el Pacto Educativo profundiza el desgaste de este espacio. Es preciso un plan de trabajo que responda a las necesidades prioritarias de la educación dominicana.

Se requieren sesiones plenarias enfocadas en trabajos específicos que contribuyan  al mejoramiento de la educación. Repensar el Pacto Educativo no es un deseo, es una urgencia.  Es conveniente superar con agilidad el desgaste vertiginoso que se produce en el Pacto Educativo. Esta plataforma cuenta con capacidades y con voluntades decididas a pensar y a proponer nuevas alternativas que lo revitalicen y potencien su productividad. Es necesario analizar y recomponer la inversión que se hace en el Pacto Educativo y lo que realmente produce. Este espacio es fundamental para la sociedad y para el sector educación; descuidarlo pone en cuestionamiento la responsabilidad de todos sus signatarios.

Fuente e Imagen: https://acento.com.do/opinion/el-pacto-educativo-un-espacio-que-se-desgasta-vertiginosamente-9210645.html

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Desafíos múltiples. Desaparición, no

Por: Dinorah García Romero 

La Inteligencia Artificial desafía a los maestros a leer, a escribir, a estudiar y a participar en el debate de los temas que impactan la educación del país.

El mundo analiza, celebra y difunde por todos los medios, la magia de la Inteligencia Artificial (IA). Para muchos es el descubrimiento y la innovación máxima del siglo XXI. Para otros, es una oportunidad para resolver problemas irresueltos en la medicina, en la educación y en otros campos de las ciencias. De la misma forma, es considerada por sectores intelectuales y sociales como una amenaza. Que se produzcan dudas y miedos ante una creación tecnológica tan potente y versátil, como se plantea, es un fenómeno normal. Asimismo, es lógico que despierte un entusiasmo inaudito y una valoración por encima de lo que realmente pueda aportar la creación tecnológica indicada. Los planteamientos anteriores responden a la proclama de Bill Gates con respecto a que la Inteligencia Artificial sustituirá a los maestros.

Para el señor Gates, dedicado en los últimos tiempos a preconizar, desde el cambio climático hasta educación, a los maestros les queda una corta existencia, pues serán sustituidos por la fuerza de la Inteligencia Artificial. El señor Gates, sin dudas, es un genio en el campo de las tecnologías de la información y comunicación. Los indicadores son vastos; por esto es admirable y creíble. Su saber tecnológico es indiscutible.  No así su saber sobre la educación. Por tal motivo, su premonición la traduzco afirmando que la Inteligencia Artificial lo que hace es presentarle a los maestros desafíos múltiples. Pero, en ningún caso implica la desaparición de los maestros de la sociedad, de los centros educativos, de las aulas.

Lo que tenemos que hacer los maestros es apurar el paso; darle importancia a la puesta al día, para no llegar con retraso, ni con vacíos, a los avances de las ciencias, de la información y de la comunicación. Los avances tecnológicos nos interpelan y desafían. Para adelantar el paso no podemos depender exclusivamente de lo que programe y realice el Estado. Puede ser que al Estado y al Sindicato no les interesen maestros con pensamiento crítico, ni con formación consistente por su calidad y compromiso ético.  Puede ser que tampoco al Estado y al Sindicato les interesen maestros que trabajen para producir cambios estructurales en el sector educación.

La Inteligencia Artificial, desde mi punto de vista, les indica a los maestros que, para no desaparecer, como presagia Gates, han de darle un giro de trescientos sesenta grados a su formación y a su práctica. Ambos aspectos deben estar fundamentados en evidencias científicas que garanticen solidez y actualización. De igual modo, los maestros han de trabajar activamente la autonomía. Sin autonomía no hay creatividad, no hay innovación. Esta autonomía tiene que construirla y defenderla en diálogo responsable y transparente con el Ministerio de Educación y con el Sindicato. La dependencia de ambas entidades, sin criterios propios, acentúa la cosificación del magisterio y el atraso intelectual y social. En esta misma dirección, los maestros han de identificarse con su profesión; no deben sentir vergüenza de ser maestros. Con crisis de identidad no se avanza. Se le hace un daño profundo a la profesión misma y el maestro pulveriza su propia autoestima. Los maestros han de ponerle atención a las variables del contexto social y educativo que tienen como objetivo socavar los cimientos de su autoestima, de su prestigio; así como de su integridad emocional y social.

La Inteligencia Artificial desafía a los maestros a ponerle fin al complejo de inferioridad que exhiben ante otras profesiones. Los impele a buscar estrategias para que la carrera de educación se respete y se desarrolle con el nivel y el rigor que las Ciencias de la Educación demandan. Ha de profundizarse el rechazo a una carrera que es trampolín para muchos que son descartados en otras profesiones. Esto no es solo cuestión de perfiles y selección de estudiantes con los mejores talentos para el magisterio. Es cuestión, también, de que se determinen perfiles y criterios para instituciones formadoras de maestros, apoyadas con una evaluación continua y rendición de cuentas de forma sistemática.

De igual manera, la Inteligencia Artificial desafía a los maestros a leer, a escribir, a estudiar y a participar en el debate de los temas que impactan la educación del país. Acostumbrarse a voceros es una estrategia que alimenta la pasividad y hasta la instrumentalización. Se necesitan maestros que estén atentos a los fenómenos que inciden en el desarrollo de la educación, de la sociedad y, especialmente, de los aprendizajes de los estudiantes. Además, han de estar en estado de alerta para que constaten sus propios aprendizajes o sus involuciones. Es necesario llenar de sentido y de contenido el título de maestro. Atrás un título vacío e inconsistente. Adelante un maestro coherente con los desafíos de su profesión y de los tiempos presentes y futuros

Fuente: https://acento.com.do/opinion/desafios-multiples-desaparicion-no-9195966.html

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La evaluación quinquenal urge a cambios cualitativos

Por: Dinorah García Romero 

¡Que las instituciones de educación superior se abran a cambios cualitativos para avanzar y dejar atrás la obsolescencia!

La Educación Superior de la República Dominicana vive en estos momentos una fase singular. Más de 30 instituciones de este ámbito participan del proceso propio de la Evaluación Quinquenal. La evaluación indicada se desarrolla del 31 de enero al 18 de febrero. Es un proceso liderado por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. Está orientado a  evaluar y a verificar las condiciones institucionales de las universidades y de los institutos de educación superior que participan en el proceso. No todas las instituciones de este ámbito participan al mismo tiempo en la evaluación quinquenal, sino que están agrupadas de acuerdo con una diversidad de criterios previamente establecidos por el ministerio. En atención a estos criterios, se han organizado en tres grupos. Actualmente, participan en la evaluación las instituciones de educación superior registradas en los grupos 2 y 3.

Es una experiencia que se desarrolla cada cinco años e involucra, de manera activa, a todo el personal de las instituciones implicadas. De este modo, se genera un proceso reflexivo-crítico capaz de movilizar a los diferentes actores y sectores que forman parte de la vida institucional. Ninguna de las instituciones participantes puede sustraerse de los procesos que rigen el protocolo para la organización y el desarrollo de la evaluación quinquenal (EQ).  Es una tarea obligada que le permite a la institución de educación superior encontrarse con ella misma y constatar qué cambios cualitativos se han producido en su interior; qué mejoras demanda su accionar y qué aspectos o dimensiones requieren atención prioritaria.

Lo más relevante de este proceso de evaluación es que permite a las instituciones participantes una mirada integral del estado en que se encuentran la gestión institucional, la gestión académica, la investigación, la vinculación con el medio, la realidad de los estudiantes, del personal académico; de los servicios y estructuras de apoyo institucional y el aseguramiento de la calidad.  Cada una de estas dimensiones constituye un foco de atención individual y colectiva. Esta mirada crítica facilita la construcción compartida de nuevas rutas para afirmar y reimpulsar los hallazgos positivos. Facilita, también, la identificación de oportunidades para redimensionar la misión institucional. Posibilita, además, el diseño de nuevas estrategias para reorientar los aspectos más rezagados y frágiles.

Las instituciones de educación superior del país deben celebrar la ocasión que les permite evaluar sus procesos y acciones. Los cambios y transformaciones que experimenta el mundo requieren instituciones académicas con mayor consistencia. La calidad de la educación superior dominicana requiere una articulación estrecha entre investigación y evaluación. Si se le presta atención sostenida a estos dos campos, el aseguramiento de la calidad se convierte en cultura institucional. Este es el reto de las instituciones de educación superior, para superar la reproducción de discursos y prácticas. En más de una ocasión se lee y se escucha en los medios que las instituciones de educación superior de la República Dominicana están obsoletas, que son simuladoras. Se plantea que su forma de educar y su producción científica empobrecen la formación de los estudiantes y las competencias de los docentes.  Planteamientos de esta naturaleza se pueden desmontar acogiendo, con lucidez y tesón, los resultados de la evaluación quinquenal. Todas las instituciones participantes deben asumir, con el mayor rigor, las conclusiones que deriven de los resultados de la evaluación.

Una postura abierta a los procesos evaluativos favorece cambios cualitativos demandados por la sociedad y por los actores de la educación superior. Pero los resultados no bastan por sí solos; requieren toma de decisiones de calidad, que garanticen la aplicación de estos, acompañados de una estrategia de seguimiento sistémico. ¡Que las instituciones de educación superior se abran a cambios cualitativos para avanzar y dejar atrás la obsolescencia!

Fuente: https://acento.com.do/opinion/la-evaluacion-quinquenal-urge-a-cambios-cualitativos-9160684.html

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Educar para una participación electoral consciente y comprometida

Por: Dinorah García Romero 

Atrás las campañas electorales que explotan la ingenuidad y la falta de educación de las personas.

La sociedad dominicana no tiene descanso electoral. Desde que el presidente electo jura para el inicio del mandato, empieza la nueva campaña electoral. Es una práctica que hasta la fecha no se ha podido erradicar. Una campaña electoral extemporánea tiene consecuencias nocivas para el fortalecimiento de la democracia, para la economía y para la salud personal y medioambiental. Para la democracia, porque se violentan leyes, políticas y procedimientos que regulan la dinámica electoral. Para la economía, porque los Partidos Políticos invierten recursos que no producen; viven del Estado Dominicano, esto es, del trabajo de los ciudadanos. Como reciben estos recursos sin régimen de consecuencias, han instaurado una cultura de irrespeto a la calidad del gasto, a la austeridad y, especialmente, a la rendición de cuentas. Afectan la salud personal, por el uso de materiales y pinturas que provocan daños en el medio ambiente; asimismo, por los ruidos extremos que progresivamente disminuyen el potencial auditivo de los sujetos. Por otro lado, instauran la cultura del escándalo.

Es necesario indicar que la campaña electoral es un proceso saludable en el marco de la vida democrática de una sociedad, pero necesita regulación. En la República Dominicana, esta regulación no se produce. La legislación es deficitaria; y esto favorece el caos y la incapacidad de la Junta Central Electoral para ponerle fin al desorden en este aspecto que abordamos.

La situación descrita requiere organización y ubicación concreta en las leyes electorales. Es tiempo de avanzar; es hora de ponerle fin a la anarquía generada por la debilidad legislativa en el campo electoral. Además, es el momento de profundizar los procesos de educación de las personas y de la sociedad en el nivel general. Esto permitirá que los afiliados a los partidos políticos y los legisladores adopten una posición más responsable ante los requerimientos de la campaña electoral y de los procesos que esta implica. Las instituciones de Educación Superior y las del ámbito preuniversitario tienen una responsabilidad alta con la educación de la ciudadanía. Urge el establecimiento de una alianza estratégica con la Junta Central Electoral. Esto permitirá el desarrollo de una estrategia de formación ciudadana que introduzca cambios sustantivos en la forma de entender y de asumir los procesos electorales. En esta alianza no debe faltar la Oficina del Defensor del Pueblo. Este organismo tiene, también, una función importante en la educación de los ciudadanos.

La participación electoral requiere cualificación. Para ello se ha de implicar a los medios de comunicación y a las redes sociales, por su influencia en la formación o en la deformación de las personas. Es necesaria una participación consciente y comprometida para garantizar el desarrollo de una democracia robusta. Para aproximarnos a esta meta, se necesita la puesta en ejecución de una estrategia educativa sistemática. Esta demanda la conjunción de fuerzas de las entidades señaladas. Es preciso que su acción genere cambios en la mentalidad y en la práctica de los ciudadanos. Es imprescindible que produzca transformaciones en la formación y en la ingenuidad de los votantes. En los momentos actuales, es importante una población con un pensamiento crítico más desarrollado y con una postura más comprometida con el impulso de la nación.

Una educación electoral con calidad integral posibilitará la elección de legisladores menos corruptos y más empeñados en el avance del país. De la misma forma, la mayoría de los legisladores aprenderá a leer, a escribir y a pensar a favor de la sociedad dominicana. Una educación crítica y sistémica le dará un giro exponencial a la participación electoral. La utilización creativa de las tecnologías posibilitará procesos educativos electorales de amplio alcance y de un impacto decisivo, especialmente en la población joven.  Atrás las campañas electorales que explotan la ingenuidad y la falta de educación de las personas. Atrás, también, los avezados en la falta de ética y en la búsqueda del bien particular. Hay que educar por encima de todo y para el bien de todos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/educar-para-una-participacion-electoral-consciente-y-comprometida-9099776.html

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El Pacto Educativo da vuelta a la rotonda

Por: Dinorah García Romero 

Los urbanistas me podrán decir que la rotonda tiene su utilidad. Como educadora, puedo decirles y demostrarles que no funciona para la transformación de la realidad social y educativa del país.

El 19 de mayo del año en curso, se celebró la 14a Asamblea Plenaria del Pacto Nacional para la Reforma Educativa 2014-2030. En esta sesión, estuvo presente un selecto grupo caracterizado por el trabajo y por la preocupación a favor de la calidad y de la equidad de la educación en la República Dominicana. Sin lugar a duda, el Pacto Educativo constituye uno de los hitos más importantes del quehacer educativo en los últimos años. De igual manera, evidencia, al menos en el discurso, el interés por liberar, al sistema educativo dominicano, del atraso y de la deficiencia sistémica. Este Pacto expresa la voluntad de la diversidad de sectores de la sociedad dominicana de hacer avanzar la educación y al país, desde la articulación de visiones, prácticas y recursos, de sectores gubernamentales y empresariales; así como del trabajo y experiencia de organizaciones de la sociedad civil y de los representantes de los partidos políticos. La composición del Pacto es plural; por ello, aunque no se aproveche, es un espacio idóneo para optimizar la construcción colectiva y la conjunción de talentos para ver y hacer más allá de los intereses particulares. Otro rasgo distintivo del Pacto Educativo es la presencia de diversidad de Ministerios comprometidos con su desarrollo. Asimismo, incluye la representación de ámbitos educativos, como la educación preuniversitaria, la educación superior y la educación de las personas con condiciones especiales. El ámbito de la educación técnica ha de retomar su participación activa.

A los 8 años de la firma del Pacto Educativo, nos encontramos con una plataforma que se especializa en dar la vuelta a la rotonda. Esta especialidad se caracteriza por girar en torno a la misma idea, sin aplicación  práctica que eleve cualitativamente la educación nacional. Se plantea la necesidad de un sistema de indicadores que posibilite las concreciones y la calidad de la educación. El tiempo se va, y se descubren carencias en detrimento de una acción razonada y efectiva. Esta cultura no favorece el desarrollo institucional; tampoco contribuye a la aplicación de las razones y objetivos que les dieron sentido al Pacto. Por tal motivo, esta instancia tiene que redireccionar su dinámica de funcionamiento y su política, para darle cumplimiento a las metas que ha de impulsar y alcanzar. Es injustificable que, en 8 años, no se pueda exhibir ninguna acción creíble derivada del trabajo desde este organismo. Los pasos que se han dado no han tenido el impacto que la educación necesita y que la sociedad demanda. En cada sesión no podemos acordar y reacordar que vamos a fortalecer la calidad de la educación. Todos los actores del Pacto Educativo somos responsables de una acción más eficiente y eficaz. Hemos de poner los medios y los recursos necesarios para ello. De continuar dando la vuelta a la rotonda, se acentuará el desfallecimiento educativo nacional y paralizará a la sociedad dominicana. Me atrevo a afirmar que ninguno de los participantes en el Pacto Educativo está interesado en que esto ocurra. Por lo tanto, urge un cambio radical en la conducción, en el trabajo y en los resultados del Pacto Educativo. Es necesario cambiar el tecnicismo que domina el desarrollo de la Asamblea Plenaria. De la misma forma, es importante que la agenda contemple menos temas de reflexión y que estos sean trabajados previamente. Las sesiones han de ser para el análisis y debate de las propuestas surgidas del estudio y de la praxis de los temas de la agenda que previamente se acordó. Estas sesiones de trabajo han de ser también para tomar decisiones sobre las propuestas presentadas y aprobadas. Tenemos que retomar el sentido y la acción estratégica del Pacto. En este orden,  la lógica de la acción-reflexión-acción se debe aplicar sin pusilanimidad. La articulación entre reflexión-procesos y resultados es imprescindible. Es preciso, también, imprimir un carácter más ágil y práctico a las estrategias utilizadas por el Pacto Educativo, sin que mengue la calidad. Los urbanistas me podrán decir que la rotonda tiene su utilidad. Como educadora, puedo decirles y demostrarles que no funciona para la transformación de la realidad social y educativa del país.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/el-pacto-educativo-da-vuelta-a-la-rotonda-9064926.html

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El cambio ha de ser estructural

Por: Dinorah García Romero

La necesidad es generar procesos capaces de producir un cambio estructural en un organismo que no evidencia posibilidad de recuperación en ninguno de sus componentes.

La sociedad dominicana tiene experiencia sobrada de lo que significa la represión militar y policial. En tiempos de dictaduras y en los períodos democráticos, se repite la misma historia. Son innumerables los casos de violación de los derechos humanos que se pueden nombrar. De igual modo, son incontables los problemas generados por esta represión en los ciudadanos, en las familias y en la sociedad. Abordar estos temas resulta generalmente difícil, por el historial de amenazas y de autoritarismo vigente en las instancias militares y policiales. Los educadores comprometidos con la democracia participativa y la educación crítica no pueden pasar por alto lo que acontece en la cotidianidad social y educativa de la República Dominicana. En esta ocasión, la situación ha de concitar la atención de todos los sectores de la nación. Uno de estos sectores, el educativo, ha de aportar lo mejor de sus talentos y metodologías para contribuir al impulso y ejecución de cambios estructurales en la Policía Nacional. Las reformas se han quedado en cambios cosméticos. Le aplican al problema un barniz; provocan, en el fondo, una acumulación de incidentes irresueltos que, pasado un tiempo, afloran y constituyen un detonante más. Las reformas no han afectado la raíz del problema; por tanto, constituyen una pérdida de tiempo, de recursos y de credibilidad. Hasta la fecha, no se ha visto ningún avance en la Policía Nacional con los intentos de reformas realizadas en otros gobiernos.

El cambio ha de ser estructural para que haya resultados. Urge introducir cambios significativos en las concepciones y en la práctica de la Policía. Para ello es necesario trabajar un cambio cultural, una visión antropológica y social nueva. Una reforma aporta poco en esta dirección. Un cambio estructural no se produce por generación espontánea; implica decisiones de políticas y procesos complejos, pero algún día hay que empezar. Este es el mejor tiempo para hacerlo. Contribuye a ello, el nivel de concientización que ha alcanzado la sociedad, así como el seguimiento sistemático que esta le concede al ejercicio democrático y participativo de la ciudadanía y de las instituciones.

Es conveniente cambiar la lógica y la organización de la Policía Nacional para liberarla de la corrupción, de la cultura del irrespeto a las leyes y de la educación precaria. En toda organización hay excepciones; por ello, no cabe duda de que en el cuerpo policial hay personas con formación respetable y comportamiento cabal. Esta minoría parece que está avasallada por una legión incontrolable en el tiempo, en la forma y en el método. Es insostenible la existencia de la Policía en las condiciones que exhibe cotidianamente: comprometidos con drogas, crímenes, violaciones de derechos y otros. Además, déficit de calidad de vida marcada por la desigualdad de oportunidades e inequidad. Llegó la hora de que la Policía Nacional regrese a la civilización y se aparte de la ferocidad. El Ministerio de Educación de la República Dominicana y el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología han de colaborar en procesos encaminados a transformar el organismo policial del país. Los recursos económicos que se inviertan en una transformación sustantiva de la Policía Nacional tendrán una tasa de retorno más efectiva para el país. Los resultados serán más duraderos y consistentes. Las reformas, al ser epidérmicas, dejan un sedimento que permite la reproducción de los males que se pretenden extirpar. La necesidad es generar procesos capaces de producir un cambio estructural en un organismo que no evidencia  posibilidad de recuperación en ninguno de sus componentes. La reforma policial que impulsa el Presidente de la República es importante, pero insuficiente.

Fuente de la información: https://acento.com.do
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Formación del pensamiento crítico en los estudiantes

Por: Dinorah García Romero 

Hay que revolucionar las formas de educar para propiciar un pensamiento crítico formado con solidez desde los primeros años, desde los primeros grados.

La sociedad dominicana tiene décadas con una gran preocupación, el déficit de calidad de los aprendizajes de los estudiantes y los problemas de deserción en el ámbito preuniversitario y en la educación superior. De igual manera, le preocupa que los estudiantes de Educación Primaria y Educación Secundaria continúen llegando a los estudios universitarios sin saber leer ni escribir; y con dificultades para razonar lo que hacen. No estamos hablando de estudiantes incapaces. Estos estudiantes están insertos en un sistema educativo que se degrada progresivamente. Además, forman parte de una sociedad que, estructuralmente, es asimétrica. Y los factores de exclusión y de inequidad tienen más fuerza en la determinación del presente y del futuro de los estudiantes.

Como miembros de la sociedad dominicana, tenemos que contribuir a la transformación de las situaciones que establecen rupturas con la equidad y con la inclusión. A la realidad que estamos presentando, hemos de integrar la necesidad de que los estudiantes tengan un pensamiento crítico bien formado y con las estrategias necesarias para ponerlo en ejecución. Los procesos que se priorizan para la formación desde esta perspectiva ponen énfasis en la información a tiempo real, completa y pertinente. Asimismo, le otorgan relevancia a la participación en procesos y en proyectos con otros, para que tengan la oportunidad de debatir las propias ideas y de conocer lo que piensan las personas con las que interactúan.

La formación del pensamiento crítico le permite al estudiante aprender de sus pares, fortalecer su capacidad de trabajo en equipo y construir conocimientos desde contextos plurales. De igual modo, los estudiantes potencian la capacidad de análisis e interpretación de los hechos y de asumir propuestas comprometidas con los más vulnerables. Pensar críticamente va más allá de una descripción de hechos y factores causales; implica una acción razonada y decisiones informadas. Esta forma de pensar libera, en gran parte, la mentalidad de los estudiantes y de los docentes de condicionamientos personales y culturales, al tiempo que eleva su capacidad de resiliencia.  Si los estudiantes son formados en esta dirección, las instituciones que los forman, los docentes, el personal administrativo y técnico se ven urgidos a cambios significativos en su formar de educar. Además, de tener que mostrar un desempeño consistente, tienen que abrirse a nuevas iniciativas e interpelaciones. En este sentido, también han de abrirse a propuestas que pueden introducir cambios en el aula, en el centro educativo y en las relaciones entre docentes y estudiantes. Los estudiantes que ponen en acción su pensamiento crítico, les aportan una visión y prácticas culturales diferentes al aula y al centro educativo.

Los estudiantes dominicanos requieren una formación  del pensamiento crítico  sistemática. Este tipo de formación es necesaria para su desarrollo integral y para que los docentes, los gestores y las organizaciones sindicales reconozcan y respeten los derechos de los estudiantes. Esta formación es una urgencia para que los mismos estudiantes aprendan a tomar posición ante hechos que, además de afectar sus intereses, impactan el desarrollo de la sociedad, la calidad de los centros educativos y el desarrollo de las comunidades en las que están insertos los centros.

Los estudiantes tienen que pasar de simples víctimas y espectadores de actos y decisiones que violentan sus derechos a sujetos que dejan oír su voz, que presentan propuestas y toman posturas razonables y de elevada corresponsabilidad. Ha llegado el momento de que los estudiantes despierten y trabajen para el fortalecimiento de la calidad de sus aprendizajes. Para ello tienen que activar su forma de pensar; tienen que movilizar y fundamentar su pensamiento. De igual modo, hay que revolucionar las formas de educar para propiciar un pensamiento crítico formado con solidez desde los primeros años, desde los primeros grados. Hemos de pasar del estudiante con un pensamiento sumiso y dormido a un estudiante que razona, participa y aporta en dirección transformadora.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/formacion-del-pensamiento-critico-en-los-estudiantes-9049514.html

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