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Urge transformar el sistema educativo, “porque la humanidad se está suicidando”: Enrique Dussel

El académico, filósofo, historiador y teólogo Enrique Dussel Ambrosini propuso al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) una transformación en el sistema educativo que contemple el pensamiento crítico, la ecología y la desconolonización de la educación, “porque la humanidad se está suicidando”.

Ante 3 mil 274 sindicalistas de todo el país, enlazados vía internet, Dussel Ambrosini, reconocido a nivel internacional como uno de los fundadores de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana, invitó al magisterio a aprovechar las oportunidades generadas por la pandemia de covid-19 para cambiar de fondo la educación de niños y jóvenes, a fin de llevarlos de una habilidad memorística a una creadora.

Ante 3 mil 274 sindicalistas de todo el país, enlazados vía internet, Dussel Ambrosini, reconocido a nivel internacional como uno de los fundadores de la Filosofía de la Liberación Latinoamericana, invitó al magisterio a aprovechar las oportunidades generadas por la pandemia de covid-19 para cambiar de fondo la educación de niños y jóvenes, a fin de llevarlos de una habilidad memorística a una creadora.

La segunda ruta, añadió el especialista, es la necesidad de hacer de la ecología una ciencia principal. “No es la física ni la matemática la ciencia fundamental. La ciencia fundamental hoy, y lo estamos viviendo, es la ciencia que nos permita la sobrevivencia en la tierra, porque la humanidad se está suicidando y hay que empezar a enseñar desde el primer grado que la vida es sagrada y la estamos destruyendo y hay que saberla preservar”.

Dussel aseveró que lo económico y lo tecnológico están destruyendo las condiciones que permiten la reproducción de la vida e impiden la reproducción, porque empiezan a mermar la capacidad de la tierra y la energía para vivir. “La fecha de extinción del Homosapiens está fijada”.

La tercera ruta, añadió, es la conveniencia de terminar con el eurocentrismo en la educación.

“En todos los países latinoamericanos, sean de derecha, de izquierda o de centro, se sigue siendo eurocéntrico. Sería una gran oportunidad para México plantear un nuevo esquema de comprensión histórico, geográfico, matemático, literario, que parta de otra visiñon de la historia y del mundo: cambiar el currículum y descolonizar”.

Se debe aprovechar la oportunidad de cambiar el sistema educativo en sus contenidos, no sólo en cómo se nombra a los maestros o cómo funcionan los poderes, cómo se evalúa, qué enseñan y cómo lo enseñan, explicó.

Al inaugurar el ciclo de conservatorios y seminarios que inició el SNTE para sus dirigentes nacionales y seccionales, el secretario general del SNTE,

Alfonso Cepeda Salas, indició: “El objetivo es fortalecer la capacidad de análisis y reflexión de la dirigencia sindical, en torno a los retos que impondrá a los mexicanos, en particular a los trabajadores de la educación; un nuevo tiempo en la realidad educativa, sindical, laboral, social y económica”.

Durante dos semanas, Cepeda Salas se reunirá de manera virtual con los dirigentes para continuar con los webinarios sobre economía, sociedad, trabajo y sindicalismo.

“Uno de los retos para los educadores, después de la pandemia de covid-19, es generar la capacidad de ayudar desde las escuelas, institutos de ciencia, tecnología, cultura e historia, así como universidades, a formar un hombre nuevo, apto para transformar la realidad y capaz de construir un mundo con igualdad y bienestar. Hemos tenido una lección de lo que tiene que ser la educación en el futuro. Ya nada será igual”, finalizó.

Fuente. https://www.proceso.com.mx/634038/urge-transformar-el-sistema-educativo-porque-la-humanidad-se-esta-suicidando-enrique-dussel

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Los ponchos rojos bolivianos

Por: Enrique Dussel
El 10 de noviembre de 2019 vi en mi celular, leyendo redes sociales, la presencia centenaria de Ponchos Rojos que corrían armados por las calles de El Alto (región del antiplano boliviano desde que se desciende a la capital, La Paz), que se desplazaban velozmente cantando en formación de guerra. Recordé entonces hechos del pasado, de 1995, que me trasladaron a esa región montañosa del llamado Alto Perú.

En 1995 dicté durante una semana un curso en el aula magna de la antigua, pública y centenaria Universidad de San Andrés, ante unos 700 entusiastas estudiantes sobre las Cuatro redacciones de El capital, de Karl Marx. Al tercer día de las conferencias, el rector y el Consejo Universitario me otorgaron el doctorado honoris causa de la Universidad.

Además, los estudiantes me informaron que estaba encarcelado un joven revolucionario, pareja de una compañera mexicana, que fui a visitar por solidaridad. Años después el encarcelado me agradecía en un acto público mi acto de solidaridad, y el tal joven revolucionario, sin saberlo yo, era nada menos que el vicepresidente Álvaro García Linera, gran intelectual y político.

Pero en tercer lugar, gracias al doctor Juan José Bautista, colega boliviano, me invitaron a dar unas exposiciones sobre Política de la Liberación a un grupo de indígenas aymaras en El Alto de La Paz. Recuerdo la acogida y el diálogo con aquellos aguerridos compañeros. Al final de los actos, y ante lo inesperado de la oferta, me indicaron que habían decidido invitarme, atendiendo al contenido de mis exposiciones, a ser parte de la comunidad de los Ponchos Rojos. En ese momento advertí que todos tenían puestos dichos ponchos, prenda propia de los Andes de milenaria costumbre con que los pueblos originarios y los gauchos se defienden del frío. Fui entonces investido de esa alta dignidad. Fue para mí un gran honor, y recuerdo que expresé: Este poncho es más importante que un doctorado en Harvard (y lo repito aun hoy pensando que en octubre de 2019 recibí en el aula máxima de Harvard el ser miembro de la American Academy of Arts and Sciences fundada en 1780).

Lo cierto que estos Ponchos Rojos se han puesto en movimiento. Este es uno de los primeros signos de un levantamiento del pueblo boliviano ante la violencia minoritaria que intenta tapar el sol con un dedo, violentamente racista, y evangélicos fundamentalistas (como lo eran los católicos de derecha en Chile con A. Pinochet) que blanden crucifijos (como hemos visto en la primera plana de La Jornada del 11 de noviembre) ante miembros de los pueblos originarios. Esa escena nos recuerda la obra de Franz Hinkelammert, Las armas ideológicas de la muerte, cuyo tema es el uso de una ideología, en este último católica de derecha en Chile, con la que se masacró al pueblo chileno. ¿Cómo puede enarbolarse la biblia o el crucifijo para derramar la sangre de los pueblos originarios, gritando: Sacaremos de los lugares públicos a la Pacha Mama y la remplazaremos por la Biblia? Ahora son fundamentalistas proestadunidenses, antes fueron fundamentalistas católicos eurocéntricos. Ambos han deformado e invertido el cristianismo de los primeros siglos, de un mesías que declaraba bienaventurados los pobres, y que fue juzgado por el imperio del momento (el romano) como opuesto a la ley levantando al pueblo contra el orden, por lo que valía como castigo el suplicio de la cruz (la silla eléctrica de aquel tiempo). La Cruz (que empuña el policía de la foto de La Jornada) es el signo de la muerte de aquel maestro (rabí) que se jugó por los pobres ante la opresión romana. En la cruz está crucificado el pueblo pobre boliviano que el liderazgo de gobiernos como el de Evo Morales ha mejorado sus condiciones de vida, es decir, no son ya tan pobres como antes. Pero la derecha (que invierte el sentido del cristianismo) toma a ese mesías (Cristós) que fue crucificado por el Imperio por movilizar a los pobres, como arma para matar a los pobres, la víctimas, los aymara, las cholas (mujeres) humillándolas machistamente. Empieza así a caminar el cristianismo con la cabeza, invirtiendo la sabiduría de los pueblos en nombre de una ideología fascista de derecha, y de un cristianismo fundamentalista en América Latina (como hay igualmente fundamentalismos islámicos o judíos).

Una teoría de la liberación latinoamericana invierte la inversión y pone de pie al compromiso en primer lugar en favor de los pobres. Pero es considerada subversiva en Bolivia.

No puedo sino alegrarme que mis compañeros Ponchos Rojos se han puesto en acción, como vanguardia del despertar del milenario pueblo aymara, quechua y amazónico boliviano; habrá que seguir los acontecimientos con cuidado, ya que a finales del siglo XX movieron desde sus raíces a la historia y pareciera que volverán a hacerlo ante minorías racistas, machistas, formados por escuelas norteamericanas (tanto religiosas como militares) que dan la espalda al sufrimiento del pueblo y están decididas a volver a dominarlo.

Y, mientras tanto, Evo Morales es acogido por la voluntad generosa y valiente del pueblo mexicano que está comenzado a ejercer un nuevo liderazgo entre las naciones latinoamericanas en vista de su Segunda Emancipación, a la que se encamina la Cuarta Transformación, ahora no ya de España o Portugal, sino de Estados Unidos, como nos sugirieron José Martí y José Carlos Mariátegui.

(1) Fui investido de Poncho Rojo en La Paz, Bolivia, en 1995.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2019/11/15/opinion/018a1pol

Imagen: Eduardo Silva en Pixabay

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Immanuel Wallerstein (1930-2019)

Por: Enrique Dussel

Se nos ha ido un gran maestro de las ciencias sociales, un estadunidense universal, que siguió el pensamiento de Karl Marx (alemán), Ferdinand Braudel (francés) y la Teoría de la Dependencia (latinoamericana). Historiador interdisciplinario, siempre atento al presente desde el pasado (escribiendo su último artículo, el 500, el 15 de agosto de este año: Este es el fin, este es el comienzo (La Jornada, 5/8/19, página 31) con especial referencia a la macroeconomía, propuso desde 1974 la hipótesis interpretativa de trabajo de un imperio mundo (hispánico, del siglo XVI) que se transformó en el sistema propiamente capitalista mundial (el World System, desde el siglo XVII, hegemonizado primeramente por las Provincias Unidas holandesas en torno a Amsterdam): Immanuel Wallerstein (que nació en Nueva York el 28 de septiembre de 1930, y acaba de morir el 31 de agosto del presente año.

En su comienzo el especialista en problemas africanos, en torno a 1970, se centró en la historia de la economía dentro del mercado mundial gracias a las interpretaciones de Braudel, y se instaló por último en la Universidad de Nueva York, campus Binghamton, donde formó escuela con Giovanni Arrighi, y en diálogo entre otros con Samir Amin. Invitó durante años a Aníbal Quijano, colega peruano que también nos ha dejado hace poco, y se cuenta entre sus alumnos Ramón Grosfoguel (que ha lanzado dentro de la tradición de Wallerstein el tema de la Descolonización epistemológica), al igual que Agustín Lao Montes.

He coincidido muchas veces en los últimos decenios con el colega Wallerstein en Estados Unidos, en Luxemburgo y especialmente en Binghamton, donde recuerdo el seminario tenido en esta última universidad (en la que también participaron Walter Mignolo y Bolívar Echeverría, aunque este último no participó tanto por no ser un tema de su especialidad) sobre la relación de la Teoría de la Dependencia, el Colonialismo y el origen de la Modernidad en 1492, cuestión en debate en ese momento. Esto inclinó a Immanuel Wallerstein a escribir un excelente tomo sobre el Universalismo en Bartolomé de las Casas, que desafortunadamente ha pasado algo desapercibido.

De la misma manera, la aceptación de la problemática china en la historia económica de la Modernidad, gracias al libro de André Gunder Frank Re-Orient, tomó a Wallerstein un poco desprotegido, apareciendo en Review(publicación de la Universidad de Binghamton) reseñas suya, de Arrighi y de S. Amin indicando que Gunder Frank había exagerado un poco la importancia de China. Poco después comienza el descubrimiento de la China (su ciencia, tecnología, economía, etcétera) que exigirá a Wallerstein asumir plenamente la posición de su amigo Gunder Frank.

Wallerstein se transformó en una referencia obligatoria sobre la historia del capitalismo, la modernidad, y en el tema del mercado mundial, resaltando la existencia de un centro dominante, de una subperiferia y de un mundo colonial. Esto desarrollaba aspectos que Marx habría formulado explícitamente, pero no había podido probar fundadamente ya que pertenecía al momento del mercado mundial capitalista que era un momento en su programa de investigación que no pudo exponer. La transferencia de plusvalor de un capital global colonial subdesarrollado a un capital global con mayor composición orgánica (es decir más tecnología en el proceso de producción) y en el contexto de la competencia en el mercado mundial (como enunció inicialmente Mauro Marini), Wallerstein lo describió históricamente desde el siglo XVI al XX de manera paradigmática (oponiéndose a la posición, entre otras, de Agustín Cueva que pensó que la Teoría de la Dependencia no tenía lugar teórico en la obra de Marx).

Pero Immanuel Wallerstein no sólo historifica la relación de explotación centro-periferia, sino que además da los supuestos a la reciente teoría de la Globalización (en el presente, y en una fase recesiva por el proteccionismo nacionalista estadunidense), sino que lo articula desde hace decenios con la decadencia del sistema económico de su propia nación, dando razones del surgimiento de la potencia china emergente.

Todavía ataca igualmente el análisis coyuntural sobre los movimientos sociales insurgentes antisistémicos, y alienta los procesos progresistas (por llamarlos de alguna manera) desde el zapatismo al proceso de la Cuarta Transformación, vistos siempre desde una visión geopolítica mundial, que marca una reflexión sumamente sugestiva para arrancarnos del análisis simplista, inmediatista. La visión histórico-mundial a la manera de Ferdinand Braudel, con una fuerte influencia marxista, le da una perspectiva siempre novedosa.

¡Se nos ha ido uno de los grandes intelectuales del siglo XX!, que como Noam Chomsky supera las fronteras que se fijan los pensadores anglosajones estadunidenses que les es difícil adoptar ante la realidad una actitud crítica y creadora, produciendo por lo general una ciencia social conservadora y provinciana (desde la hipótesis que lo estadunidense es lo universal, moderno, más desarrollado).

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=260127

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Enrique Dussel Filosofías del sur. Descolonización y transmodernida (Audios)

Los días 21 y 22 de julio de 2016 el filósofo Enrique Dussel ofreció dos conferencias en la librería Traficantes de Sueños.
La primera de ellas en torno a la publicación del libro «Filosofías del sur. Descolonización y transmodernidad» organizado en conjunto con la editorial Akal y la segunda, un encuentro organizado por el «Laboratorio de Pedagogías Decoloniales» con la interesante cuestión de «Descolonizar las alternativas»Esperamos que sea de vuestro interés y gracias por vuestra colaboración al difundir.

 

Fuente: https://soundcloud.com/traficantesdesue-os/sets/enrique-dussel-en-traficantes

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Theotonio dos Santos y la moda en los intelectuales

Por: Enrique Dussel

Se nos ha ido un gran intelectual latinoamericano, que con otros críticos en la década de 1960 lanzó uno de los grandes hallazgos de la cultura latinoamericana que se expandió globalmente, junto al boomliterario y la teología de la liberación, la denominada teoría de la dependencia. Theotonio dos Santos, quien hace todavía unos meses nos visitó en la universidad en Toluca, siguiendo los pasos, entre otros, de Mauro Marini, definió los términos de esa teoría que estuvo de modahasta 1975 aproximadamente, cuando en el importante congreso de Quito de sociología fue declarada no marxista, por no tener espacio teórico en el pensamiento marxista, opinión, por ejemplo, de Agustín Cueva.

Lo cierto es que en 2000 Theotonio volvió a exponer la teoría de la dependencia, mostrando su vigencia y el error de los que la descartaron de la interpretación de una de las causas de la pobreza latinoamericana, por la transferencia de plusvalor de los capitales globales nacionales de los países subdesarrollados hacia los más desarrollados (cuestión que hemos tratado largamente en nuestra obra 16 tesis de economía política, Siglo XXI, 2015). Theotonio no se manejaba por las modas, las creaba, las imponía, y por ello la teoría de la dependencia permanece debajo del tema de la globalización y la descolonización necesaria de la economía latinoamericana.

En efecto, los creadores, los innovadores no se atienen a las modas pasajeras, porque las modas desaparecen pronto. Los creadores no siguen las modas, sino que las imponen al descubrir nuevos aspectos esenciales de la realidad presente, que, de paso, se encuentra debajo de las modas futuras.

De la misma manera hay intelectuales que opinan que la descolonización epistemológica(que Nelson Maldonado-Torres llama giro descolonizador) es una modaque esperamos pase pronto. Aunque sean colegas amigos y críticos, queremos expresarles que ni la teoría de la dependencia ha pasado, ni tampoco la descolonización epistemológica es una moda pasajera. Los que así opinan son los que pueden o no adoptar una moda, pero no son los que descubren creadoramente hipótesis de trabajo que responden a aspectos reales de profundidad, debajo de las apariencias, y por ello no son modas y menos pasajeras, sino supuestos epistemológicos de largo plazo.

La teoría de la dependencia y la descolonización epistemológica, que están modificando las preguntas, el cuestionamiento, la currícula de las ciencias sociales y los campos de estudios de las universidades en todo el mundo, organizándose aun como secretarias o ministerios en los estados del sur global, que ponen en crisis el concepto de modernidad, de eurocentrismo, de capitalismo, lejos de ser una moda están recién dando sus primeros frutos crítico-teóricos. Quizá desde Europa el panorama es diferente, pero no desde América Latina. Y ambos presupuestos teóricos se ar­ticulan ­recíprocamente.

He dicho que la teoría de la dependencia estudió la transferencia de plusvalor de los capitales globales nacionales de los países subdesarrollados (es decir, en la terminología de K. Marx: con composición orgánica inferior) hacia capitales nacionales de los países más desarrollados. El concepto de desarrollo es estrictamente de Marx (inspirándose en Hegel) y no se trata de algo extraño al pensamiento de Marx de inspiración burguesa. Si la explotación vertical del capital sobre el trabajo fue expuesto largamente por Marx en el tema de la acumulación del plusvalor como capital, la explotación horizontal de un capital (más desarrollado) sobre otro (menos desarrollado) en la competencia del mercado mundial fue igualmente sugerida por Marx. Hoy México sufre una transferencia gigantesca del sur global al norte más desarrollado en las mal llamadas reformas estructurales. La teoría de la dependencia y la descolonización práctica y epistemológica muestran esa transferencia y están justificando gobiernos que se opongan al neoliberalismo que empobrece nuestras naciones. Pensar que son modas pasajeras es escuchar el canto de las sirenas que propalan los medios de comunicación, la mediocracia.

Hoy es necesario conocer y justificar teóricamente las explicaciones más coherentes que muestran las causas estructurales de la pobreza en México y América Latina, y no opinar que son meramente modas pasajeras que es bueno que desaparezcan en el corto plazo, por un falso prurito de no estar con las masas que siguen modas, y mantenerse en la caja de cristal con las manos limpias (que tanto criticaba J. P. Sartre de la izquierda de su tiempo). Y es ese miedo a las manos sucias el que paraliza a los intelectuales que intentan por todos los medios que no se piense que colaboran con proyectos ambiguos populistas (llamados bonapartistas por el partido de izquierda del pasado, confundiendo con E. Laclau lo popular con el populismo). Ellos están en proyectos de largo alcancelimpios de ambigüedades, aunque también lejanos a la historia empírica cotidiana y protegidos por la lejanía de situarse en los cielos puros de las ideologías revolucionarias imposibles fácticamente.

Theotonio perteneció a la izquierda que se ensuciaba las manos junto al pueblo brasileño, después del largo exilio en Chile y en México. Fue un auténtico intelectual orgánico en las luchas populares del gran país de América del Sur, que no le tocará ya ver nuevamente a Lula como presidente, para dar dos pasos adelante nuevamente, después del paso atrás que se está dado en la historia reciente de nuestra América.

Fuente del Artículo:

http://www.jornada.unam.mx/2018/03/05/politica/018a1pol?partner=rss

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Enrique Dussel: Comentarios al libro «Desde abajo, desde arriba» de Arkonada y Klachko

Resumen de la clase de Enrique Dussel en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM de México, donde dialoga con el libro «Desde abajo, desde arriba. De la resistencia a los gobiernos populares: escenarios y horizontes del cambio de época en América Latina» de Katu Arkonada y Paula Klachko.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=NlG3rw2ivCg

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Karl-Otto Apel, 2a generación de la Escuela de Fráncfort

Enrique Dussel*

El lunes 15 de mayo partió a sus 95 años el amigo Karl-Otto Apel, gran filósofo alemán. Karl-Otto, como lo llamaba su esposa, ha vivido su casi siglo desde su juventud de soldado en el frente de San Petersburgo, donde fueron aniquiladas las fuerzas militares germanas, hasta la reconstrucción de posguerra, su ejercicio profesoral en Kiel, Saabrücken y culminando su carrera desde 1972 de Fráncfort. Apel es una síntesis superadora de la filosofía de M. Heidegger, L. Wittgenstein y Ch. Peirce, un puente entre la filosofía continental europea y el pensamiento analítico estadunidense.

Nuestro encuentro en Friburgo en noviembre de 1989, organizado por el profesor Raúl Fornet-Betancourt de Bremen, es una de las experiencias más apasionantes de mi vida. En una sala de profesores, estar frente a frente el profesor Apel y un servidor ante un grupo escogido de unos cuarenta filósofos fue una experiencia límite. Apel leyó un trabajo sobre la Ética del discurso como ética de la responsabilidad. Yo expuse ciertas sospechas críticas de la Introducción a La transformación de la filosofía(1973). De allí en adelante, año tras año, unas veces en Europa y otras en México y América Latina, nos reunimos hasta 2004. Fue un diálogo apasionante.

El hecho empírico del diálogo filosófico fue ya un acontecimiento. Apel quería dialogar con la ética de la liberación porque necesitaba una ética complementaria a su ética discursiva. Como para llegar a un acuerdo en ética acerca de una decisión o juicio había que construir un consenso entre los argumentantes, donde la pretensión de verdad avanzada por cada uno sufriera la prueba de los argumentos opuestos o diferentes por los otros, para al final acordar un consenso que pudiera ser aceptable por todos (aceptación que se denomina validez), era necesario, como condición dar a to­dos los participantes en la comunidad de participación un derecho igual en todos los componentes del ejercicio de la tal argumentación. Pero el problema para Apel era que una tal simetría podía ser postulada a priori, pero era casi imposible empíricamente. En ese caso necesitaba una ética que no fuera sólo argumentativa y que pudiera sin dicha simetría elevar al peor situado (con menos educación, posibilidades, condiciones, etcétera) a una simetría, que es el punto de partida de una ética argumentativa de la discusión. La Ética de la Liberación, al no ser una ética neokantiana o discursiva, sino más bien fenomenológico marxista, podría cumplir esa tarea de producir la simetría entre los posibles argumentantes futuros. Me vi, así, en la situación de ser considerado un auxiliar o instrumento de la Ética del Discurso que exigía racionalmente la simetría como punto de partida.

Sin embargo, y lentamente, fui advirtiendo que los argumentos apelianos eran convincentes pero parciales, y podían servirme para ampliar la fundamentación de la Ética de la Liberación. Fui descubriendo que la ética apeliana, que era neokantiana, caía en un cierto formalismo, siendo indiferente al contenido material de lo que se argumentaba. Es decir, debía argumentar éticamente por sus condiciones de posibilidad. Esto probaba la validez ética de la decisión o juicio discutido, indiferente al contenido.

Habiendo estudiado por años el pensamiento económico filosófico de Marx, objeté a Apel que la validez formal del discurso era necesaria y se lo concedía, pero para que un acto tuviera pretensión de bondad era necesario también que su contenidofuera justo, bueno. Este aspecto era rechazado por Apel, que se situaba sólo en el nivel de la validez formal del discurso. Entonces me fue necesario comenzar a elaborar una crítica partiendo desde los mismos supuestos de Apel. Si la validez del consenso era la garantía de la eticidad del acto (o el haber resistido la prueba de la argumentación de los miembros de la comunidad), ¿qué acontecía con aquellos argumentantes que eran dominados (no tenían simetría en la comunidad de argumentación) e intentaban participar en la argumentación? Si no había simetría entre el consenso de los argumentantes con mayores ventajas sobre los que tenían menos posibilidades de argumentar (es decir, no había simetría), ¿como podría llegarse a una tal simetría futura?

Una de las respuestas podía ser que los dominados, excluidos, menos preparados, asimétricos, se reunieran entre ellos formando una comunidad donde fuera posible ahora una nueva simetría. Había entonces un doble consenso (de los dominadores y los dominados) que no eran simétricos. Por una parte, (a) el consenso de los dominadores opuesto (b) al consenso de los dominados. La primera (a) se convertía en el consenso de la dominación. La segunda (b), en el consenso de los dominados que luchaban por su liberación. Este tema, que puede desarrollarse desde las categorías apelianas, nunca había sido tratado por Apel. Era el desarrollo propio de la Filosofía de la Liberación, pero que además integraba el aspecto material o de contenido.

Es que no había sólo una comunidad de comunidad lingüística argumentativa, había igualmente una comunidad económica de productores, y en esta comunidad también los conflictos deben ser solucionados argumentativamente por los miembros de dicha comunidad. Pero para Apel, los miembros de la comunidad de comunicación económica son los empresarios propietarios del capital, mientras para una Ética de la Liberación son también miembros los productores mismos, los obreros. Nunca Apel imaginó que una comunidad económica de comunicación no podía ser simétrica si un miembro de la comunidad posee el capital y los otros son sus asalariados. El que todos fueran propietarios de la empresa (con propiedad social, ni privada ni estatal) eran condición para una comunicación racional económica, válida. Esto es, inesperadamente, lo que proponía K. Marx: para poder decidir válida y simétrica y racionalmente en una comunidad de producción, debe existir entre los participantes simetría de condiciones para que la decisión fuera racional y justa. Este corolario y desarrollo de la posición teórica de Apel nunca lo imaginó… pero nos enseñó cómo, siguiendo sus pasos, podíamos ir más lejos de adonde él mismo llegó.

* Filósofo

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/05/23/opinion/020a2pol

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