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El gobierno de Honduras subsidia el trabajo de fábricas de ropa mientras su policía ataca a 31 trabajadoras durante la pandemia

Allan Bu/ Contracorriente

El Gobierno de Honduras benefició a la industria maquiladora con contratos para material sanitario al inicio de la pandemia de la Covid-19. Pero los trabajadores tenían prohibido usar transporte público. La agresión policial a un autobús privado con más de treinta empleadas de una fábrica textil obligó al Estado a admitir que los agentes aplicaron un procedimiento inadecuado.


El Enano discutió con un policía. El chofer, conocido por su apodo, acababa de intentar una maniobra prohibida. Todo para entrar con su precario autobús al principal parque industrial del municipio de Choloma, al norte de Honduras. Era 12 de agosto y pasaban las seis de la mañana. El conductor trasladaba a 31 obreras y 9 obreros a la maquila Jerzees Nuevo Día, una de las siete empresas en Honduras que fabrican ropa para la marca estadounidense Fruit of the Loom. El oficial retuvo el bus por unos minutos. Pero lo dejó pasar.

Temprano por la mañana, varias maquileras se dirigen a la entrada del parque industrial Zip Choloma, las medidas de distanciamiento social no se cumplen en los portones de acceso del parque

Cindy, una de las pasajeras y empleada de la fábrica textil, observó el incidente sorprendida desde su asiento. Recuerda al Enano como un hombre con sobrepeso. Le vio bastantes veces, pero no solía fijarse en él. Ese día, iba pensando en regresar bien a su casa, cuando acabara su jornada. El miedo al contagio le generaba mucho estrés. Cindy escuchó cuando el conductor se defendió del policía: “Viejo ¿por qué estás dejando pasar otros buses y a mí, no?”.

Al día siguiente, lo primero que Cindy hizo al subir al bus fue pensar que quizá el incidente se repetiría. La mujer que elige llamarse Cindy sin apellido por seguridad, saludó al Enano. “Buenos días, a ver cómo nos va hoy”, le dijo antes de acomodarse en un asiento intermedio de la unidad. Por residir en el sector López Arellano en Choloma, Cortés —el departamento con más casos detectados de Covid-19 a nivel nacional—, Cindy prefería salir de casa con la mascarilla puesta y la careta plástica que le dan en el trabajo.

El bus salió de la López Arellano, a 7 kilómetros del casco urbano de Choloma. Empezó a circular por una de las principales vías de la zona metropolitana del valle de Sula, que concentra el 80% de la zona manufacturera y textil de Honduras. Mientras el viejo vehículo amarillo avanzaba por el concurrido bulevar, Cindy se entretenía con el reguetón que retumbaba en los parlantes. No vio cómo el bus estaba a punto de ser detenido por la policía.

En Honduras, las fábricas de ropa textil de exportación, conocidas como maquilas, permanecieron cerradas solo del 10 de marzo al 22 de abril para reducir el contagio por la Covid-19. Reabrieron porque fueron consideradas por el gobierno como sector esencial para fabricar material sanitario a cambio de contratos. Equiparadas a los supermercados, farmacias, bancos y gasolineras. Desde entonces, no pararon.

Fue el caso de Jerzees, que empezó a fabricar mascarillas. Aunque su principal cliente siempre fue Fruit of the loom, de la corporación Berkshire Hathaway Group, un imperio que tiene unos 270 mil empleados y es propiedad del magnate Warren Buffett.

El bus de El Enano circula por las calles aledañas a la zona manufacturera de Choloma, al norte de Honduras

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández había prometido entregar una mascarilla a cada habitante del país, que ronda los nueve millones. Las 122 maquilas del sector textil fueron beneficiadas por el gobierno para hacer mascarillas a cambio de US$128,000 y batas quirúrgicas, por US$443,944. Las maquilas las fabricarían. Solamente en Choloma hay 78 maquilas, así que la demanda de transporte fue grande.

El transporte público estaba prohibido. Muchas maquilas contrataron transporte privado. Jerzees, desde antes de la pandemia, tenía un servicio privado en cumplimiento de un acuerdo sindical. Pero la reactivación de un sector con más de 160,000 empleados tuvo complicaciones.

El toque de queda absoluto que se decretó desde marzo, fue cambiando cada semana. En los primeros meses, hubo más de 54,000 detenciones policiales por presunto salto del toque de queda y un centenar de denuncias ciudadanas por abuso de autoridad.

El saludo que Cindy le hizo al Enano, dirá ella después, fue un presagio.

Gritos y patadas en el semáforo

El bus amarillo estaba a cinco minutos de llegar a la fábrica textil. Eran las 6:30 AM del 13 de agosto, cuando dos oficiales de la Policía Nacional lo detuvieron. Estaban esperando al Enano, en un semáforo, justo antes de llegar al parque industrial. Los agentes acusaron al conductor de que el día anterior había intentado agredir a uno de sus compañeros, según el testimonio posterior de dos pasajeras.

Uno de los policías anunció que el vehículo estaba decomisado. Pidió la licencia al conductor y éste se negó a entregarla, recuerda Cindy. El Enano sugirió que uno de los agentes lo acompañara a dejar a las obreras. Dijeron que no. Las trabajadoras protestaron. No se querían bajar. Una de las operarias grabó un video con su celular.

Aquel 13 de agosto, la detención policial escaló de nivel. “Miren, jóvenes, yo voy a tirar gas ahorita, si nadie se quiere bajar”, amenazó uno de los policías. Un par de jóvenes en el interior del vehículo lo retaron: “Tírelo”. Cindy escuchó un chasquido y la unidad se inundó de humo. Las cuarenta pasajeras empezaron a gritar.

Algunos saltaron por las ventanas. Pero la mayoría en esta asfixiante carrera salió por la puerta del bus. Lloraron y maldijeron. Cindy observó cómo un trabajador era pateado por sus compañeros mientras intentaba salir del bus. Otro cayó sobre un vehículo.

Minutos después del ataque, las víctimas fueron atendidas por personal de la maquila donde trabajaban: 16 sufrieron algún trauma, 4 fueron trasladadas al Instituto Hondureño de la Seguridad Social (IHSS) y 12 fueron incapacitadas temporalmente por efectos del gas lacrimógeno. Una de las incapacitadas fue Cindy. Cuando intentaba escapar del gas, escuchó gritos en el suelo. Intentó no pisar a su compañero. El salto salvador le costó un esguince en el pie izquierdo. Permaneció 21 días sin trabajar.

La noticia del bus gaseado fue viral en Honduras el 13 de agosto de 2020, luego se olvidó.

El Enano desapareció de Champerío, la comunidad de la colonia López Arellano donde vivía. A algunos conocidos les dijo que al estar involucrado en un tema con la policía prefería irse de su casa.

Un policía a juicio

La brutalidad policial y militar en Honduras ha sido evidente en los momentos de crisis política. Durante el golpe de Estado de 2009, las fuerzas policiales y militares reprimieron las manifestaciones con un saldo de 20 asesinatos. Pero dos años después, la Policía Nacional entró en crisis por una serie de asesinatos cometidos por sus miembros y por sus vínculos con el crimen organizado. La depuración policial comenzó en ese entonces y se destapó el problema estructural en esa institución.

Para las elecciones del 2017, la Policía Nacional y el Ejército reprimieron las protestas de fraude electoral. La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Honduras (OACNUDH) identificó un patrón común en 22 muertes producidas por miembros de la Policía y las Fuerzas Armadas. Los culpables de esta violencia no han sido juzgados. En enero del 2020, Leonel Sauceda, uno de los altos jerarcas de la Policía, fue encarcelado luego que no pudiese justificar 14 millones de lempiras (US$560.000).

Un día después de que la policía gaseara el bus del Enano, la Policía Nacional reconoció que los dos oficiales aplicaron un procedimiento “inadecuado” al discutir con los pasajeros y detonar una bomba de gas lacrimógeno. Inadecuado, pero no excesivo. Condenó el hecho con un comunicado y suspendió temporalmente de labores en la calle a los dos agentes involucrados.

El policía implicado en el caso fue llevado al edificio judicial donde se realizaron las audiencias. Al terminar, fue custodiado y sacado por la puerta trasera para que la prensa no pudiera fotografiarlo

El portavoz nacional de la Policía, Jair Meza, aseguró semanas después a Contracorriente que el incidente con el Enano fue consecuencia del día anterior. Porque padecían “estrés laboral”. El alto oficial redujo el incidente a una falta y excusó a los agentes que atacaron el bus. “Hay muchas personas que no quieren hacer caso”, justificó ignorando que los empleados de la maquila no desobedecían, solo iban a trabajar en bus.

Tras dos meses de investigaciones, la Dirección de Asuntos Disciplinarios Policiales (Didadpol) recomendó el despido para el oficial que lanzó la bomba. Pero consideró que el otro agente no tuvo participación activa en los hechos. Fue una recomendación, la decisión final corresponde a la Secretaría de Seguridad.

El caso está en los tribunales. La Fiscalía acusa al oficial de delimitación e impedimento de derechos fundamentales de las pasajeras del bus. El delito se produce cuando los funcionarios de gobierno violan derechos garantizados por la Constitución. El acusado irá a juicio, pero podrá defenderse en libertad.

Jerzees Nuevo Día lamentó el atentado mediante un comunicado. “Investigaremos este incidente y se procederá a realizar las gestiones pertinentes para evitar que este tipo de acontecimientos se repita”, reza el comunicado. No fue posible contactar con la empresa para obtener declaraciones sobre el día que la policía tiró gas pimienta a un bus privado contratado por Jerzees para llevar operarias.

Aquel 13 de agosto, a las seis de la mañana, había unos 815 empleados de Jerzees yendo a trabajar en 13 autobuses privados. Reciben un salario mínimo mensual de 8,226.39 lempiras (370.45 dólares). Para preservar el empleo y obtener una bonificación extra deben superar el 100% de la meta de producción diaria. Es lo que se llama un récord de alta productividad.

Cindy lo tiene muy presente cada día al salir caminando de su casa hacia uno de esos buses. Aquel 13 de agosto, quería llegar al 110%. Ahorra para apoyar a su hija de 17 años a estudiar en la universidad.

Muchas empresas maquiladoras, como Jerzees, obligaron a las obreras a regresar al trabajo sin garantizar un transporte que las recogiera en su casa para llevarlas a las fábricas. Cindy, cada día, bajaba —y lo sigue haciendo— a las 6:10 de la mañana por la empinada calle que la lleva de su pequeña casa al punto de buses donde esperaba al Enano para trasladarse a Jerzees.

La pasajera del asiento intermedio

Cindy, 34 años, la trabajadora que se hizo un esguince en el incidente del bus, comenzó a trabajar en la maquila a los 18 años. Es mestiza, ojos grandes, pelo lacio y de voz fuerte. Durante la conversación, está muy seria. De cómo huyó del asiento intermedio del bus, sobre todo recuerda la urgencia.

Cindy en su casa en la colonia López Arellano, donde viven la mayoría de trabajadoras de maquilas

Vive en la colonia López Arellano, donde habita casi la mitad de la población de Choloma y uno de los lugares más poblados del país. De allí es la mayoría de la plantilla de Jerzees que viajaba en el bus del Enano. Su nombre se lo debe a Oswaldo López Arellano, un militar que gobernó Honduras por ocho años tras un golpe de Estado en 1963.

En el sector López Arellano viven unas 132,000 personas diseminadas en unas 40 colonias, según datos gubernamentales. Este sector es caliente, expresión que refleja su alto índice de criminalidad. Solo por debajo de Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Una banda denominada La Rumba le disputa esta plaza a la pandilla Mara Salvatrucha (MS13). Pelean territorios para vender droga y extorsionar a los negocios grandes de esta zona. La población sobrevive mayoritariamente del trabajo en la maquila, las remesas y el empleo informal.

Cindy es una mujer de pocas palabras. Actualmente vive en un pequeño cuarto que alquila por 1200 lempiras (US$48) mensuales. En la casa funciona también una pequeña tienda, donde se vende arroz, frijoles, azúcar y refrescos de cola. En esa pequeña pieza vive con sus dos hijas. La que cumplirá 17 años, estudia la secundaria. “Quiere ser psicóloga o abogada, será lo que a ella le guste”, dice Cindy ilusionada. Su otra niña tiene nueve años y está en la escuela primaria.

Cindy pide anonimato porque siente temor. No aclara si a las represalias en su empleo o por haber estado involucrada en una escena donde aparece la Policía Nacional. Mientras conversamos hace gestos de dolor. Después de 15 días del incidente en el bus, su pie izquierdo aún sigue inflamado por la contusión producida al escapar del gas lacrimógeno.

Cindy muestra su tobillo hinchado después del golpe que sufrió al tratar de huir del gas lacrimógeno

“Pensábamos que nos íbamos a ahogar”, arranca Cindy. En medio de aquella nube negra, mientras buscaba con desesperación respirar algo que no fuese humo, escuchó la voz de un hombre que pedía a gritos no ser pateado. Ella intentó no golpearlo y saltó. Caminó y vomitó. Desorientada se sentó a la orilla de la carretera. Cuando se quiso levantar, no pudo. Su pie izquierdo se había hinchado y estaba morado. También se golpeó la mano.

Fue trasladada al IHSS donde le indicaron que tenía un esguince en el tobillo y le dieron una incapacidad por 21 días. Durante este tiempo solo recibiría de Jerzees el 25% del salario mínimo. El IHSS no cubrió sus medicamentos y tuvo que comprar un analgésico inyectable que cuesta US$8. Cindy se colocó más de 10 dosis. Tuvo que regresar a trabajar con dolores por el esguince. Al menos, dice con alivio, no se contagió en esa ida y venida al hospital.

En seis meses de pandemia seis trabajadores del sector maquilero fallecieron por el virus —cuatro hombres y dos mujeres— y 151 más recibieron atención por contagiarse en las fábricas hondureñas, según datos oficiales del IHSS.

María Medina, sindicalista de Jerzees, asegura que hubo contagios de trabajadores en su maquila y que dos compañeros murieron de la Covid-19. Aunque no determinó si estos se contagiaron en el trabajo. Esto no detuvo la operación de la fábrica, advierte la mujer cuya victoria más recordada fue lograr la reapertura de Jerzees Honduras en septiembre de 2009, después de que esta cerró operaciones como medida de presión por la creación del sindicato. En enero de 2008, 1,300 trabajadoras y trabajadores fueron despedidos.

En Jerzees, como en la mayoría de fábricas, los trabajadores fueron enviados por decreto de vacaciones obligatorias. Patrono y trabajador debían conciliar. La realidad es que los trabajadores fueron enviados de vacaciones sin su consentimiento.

María Medina cuenta que en la maquila Jerzees hubo varios contagiados por COVID-19 e incluso fallecidos; sin embargo, las operaciones de trabajo nunca se detuvieron.

Representantes de trabajadores, patronos y gobierno acordaron apoyar a los trabajadores suspendidos con una aportación solidaria de 6,000 lempiras (US$240). El gobierno aportó la mitad para cada empleado.

El Estado invirtió más de US$23 millones en los empleados del sector maquilador. Solo a Jerzees Nuevo Día, le dio 5,358,000 lempiras (US$218,000) para 892 obreras y obreros suspendidos. Esto alcanzó para pagar un bono de US$122 a cada trabajador por dos meses. Con este acuerdo la industria maquilera no tuvo que destinar grandes cantidades para cubrir los salarios de sus empleados suspendidos, quienes sí tuvieron que acomodarse a un recorte en sus ingresos.

La pasajera del asiento de atrás

Maritza iba en el asiento de atrás del bus amarillo el 13 de agosto. Como su compañera Cindy. Con 41 años, es una mujer alegre de voz suave y pausada. Mientras hablamos con ella en su casa, su perro Oso, merodea y nos vigila.

Maritza prefiere hablar desde el anonimato, su historia no es fácil. No se llama así, así que tampoco elige un apellido falso. Llegó a trabajar en una fábrica de capital chino cuando solo tenía 15 años. Era menor de edad, por lo que usó documentos prestados de otra persona. Así funcionaba antes, dice ella, que llegó de un pueblo en el occidente del país.

Desde entonces han pasado 26 años. Es madre soltera desde que su pareja la abandonó. «Nunca quise ponerle padrastro a mis hijos”, dice esta mujer de tez blanca y que usa iluminaciones en su cabello castaño. Trabajando en la maquila, Maritza pudo criar a sus hijos. La mayor, de 24 años, es secretaria bilingüe. Su hijo, de 21, es mecánico automotriz. Ambos también se dedican a trasladar personal de empresas en un microbús que Maritza les compró.

Maritza recuerda, mientras ve los buses pasar, como pensó que iba a morir en el bus tras la detonación de esa bomba lacrimógena

Hace cinco años, Maritza compró una casa. Lo hizo con prestaciones laborales que recibió cuando Jerzees cerró en 2008 y con ayuda del abuelo paterno de sus hijos. “Si me voy por bajo rendimiento, no me iré avergonzada porque un día fui estrella (tuvo alta productividad)”, dice con un brillo especial en los ojos.

Maritza cuenta que en la calle donde vive en la López Arellano, es la única que utiliza mascarilla. En Jerzees sí hubo contagios, añade. Pero a su juicio hay poca responsabilidad de la empresa en esto. Durante la jornada laboral la empresa emite recordatorios a través de altoparlantes. A cada momento, se repite que no está permitido platicar y que las mascarillas y caretas son obligatorias. Hay abundante gel de alcohol, pero dice que muchos están cansados de los protocolos de seguridad. Algunos los ignoran en espacios no supervisados.

Aquel jueves 13 de agosto, Maritza abordó la unidad y se fue a los asientos traseros. Confirma que parecía que los policías estaban esperando el bus. Escuchó la conversación entre el piloto y los policías. Al Enano le dijeron que había tenido un problema el día anterior cuando intentó atropellar a otro agente de policía. Ella sostiene que no fue así. «El conductor nunca tuvo intenciones de dañar a nadie», asegura.

«Hubo un chispazo. Tronó el bus. Sentí que saldríamos volando en pedazos», dice mientras hace ademanes y eleva la voz.

«Pensé que me iba a morir. No podía respirar y pedía agua, pero a señas. Sentía una gran picazón en la garganta». Entre empujones y gritos, salió por la puerta. Al recuperar el aliento, comenzó a llorar. Entró en un colapso nervioso. «Gritaba que nos iban a matar». Necesitó media hora para recuperar la calma. Su hijo, el mecánico, pasó por ella.

Su ceño se frunce cuando le preguntamos qué siente ahora al mirar a un agente de seguridad pública. «Ellos (la policía) no tienen piedad para quererlo matar a uno», dice.

La maquila sigue operando. En la carretera principal, cerca de donde ocurrió el ataque al bus de las obreras de la maquila, se pueden ver decenas de personas, familias enteras pidiendo dinero. El largo confinamiento ha convertido en mendigos a miles. Cindy, Maritza y María, que no pararon de trabajar, agradecen mantener su empleo.

El bus de El Enano se mantiene decomisado como evidencia para el seguimiento del caso en las dependencias policiales de Choloma

La vetusta unidad, con placa A-AE-4688, permanece en la Unidad Metropolitana Policial # 10. Está ubicada en la comunidad de Río Nance, a nueve kilómetros de donde ocurrió la agresión policial. En la parte frontal del vehículo decomisado aún resiste el rótulo con la leyenda Jerzees Nuevo Día. Después de la huida del Enano, el dueño del bus ha intentado recuperar su vehículo sin suerte.

Hasta ahora el único detenido es el bus amarillo.

Fotografía: Deiby Yánes/Contracorriente

Coordinación editorial: Elsa Cabria/El Intercambio

Edición: Jennifer Ávila/Contracorriente

Edición de fotografía: Oliver de Ros/El Intercambio

Diseño: Pablo J. Alvárez/El Intercambio

Coordinación y datos: Ximena Villagrán/El Intercambio

Fuente e imagen: https://desinformemonos.org/el-gobierno-de-honduras-subsidia-el-trabajo-de-fabricas-de-ropa-mientras-su-policia-ataca-a-31-trabajadoras-durante-la-pandemia/

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EDUCACIÓN HONDURAS: Por la covid-19, un millón de jóvenes abandonaron las aulas

Centroamérica/Honduras/Noviembre 2020/https://www.oncenoticias.hn/

La covid-19, al igual que en muchas otras naciones, golpeó duro a todos los sectores del país, la educación no fue la excepción y más de un millón de niños perdió el año escolar por culpa de la pandemia.

Aproximadamente un millón de niños y adolescentes abandonaron el sistema de educación en el país por la suspensión de clases y el “encierro” aplicados para contener el virus.

“Casi un millón de jóvenes renunciaron a la escuela en Honduras este año”, alertó la organización Casa Alianza, en un informe presentado.

En el mismo, la organización que vela por la protección de menores en América Latina, anunció que, de casi 1.8 millones de alumnos matriculados, más del 60% dejó sus estudios en el abandono.

Se detalló además, que la “deserción escolar”, afectó principalmente a las escuelas y colegios públicos de zonas de bajos recursos económicos.

Por otro lado, se aclaró que las escuelas privadas también sufrieron esta problemática, ya que los padres de familia perdieron sus empleos y no pueden pagar una “educación virtual”.

Honduras que ya suma más de 105 mil contagios y más de dos mil fallecidos, impuso el confinamiento obligatorio en marzo cuando aparecieron los primeros casos de coronavirus en la población.

Los países del triangulo norte, mantienen las tasas de homicidio más altas del mundo, producto de las pandillas y el crimen organizado que siembran el terror.

Casa Alianza concluyó que el abandono estudiantil  “es grave”, pues los menores están en riesgo de caer en exclusión social o unirse a estos grupos criminales que operan en el país.

Fuente: https://www.oncenoticias.hn/educacion-por-la-covid-19-un-millon-de-ninos-abandono-las-aulas/?

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Honduras: Asesinan a ambientalista hondureño que se oponía a las minas a cielo abierto

Democracy Now!

En Honduras, según medios locales, el activista ambiental Arnold Joaquín Morazán Erazo fue asesinado a tiros en su casa a principios de esta semana.

Según los informes, Morazán fue uno de los 32 defensores del agua atacados y criminalizados por protestar contra una mina a cielo abierto en la comunidad de Guapinol.

La violencia contra los defensores de la tierra y el agua y los líderes indígenas en Honduras se ha incrementado enormemente desde el golpe de Estado que respaldó Estados Unidos en 2009.

Fuente e imagen:  Democracy Now!

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Honduras ante el EPU con los “pies hinchados”

Por: Giorgio Trucchi

Este 13 de octubre, 117 organizaciones defensoras de derechos humanos participaron en la 36° Pre-Sesión del Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas, donde presentaron una Declaración del Informe Alternativo para el Examen Periódico Universal (EPU), al que el Estado de Honduras será sometido el 6 de noviembre próximo.

En la declaración[1], las organizaciones dibujaron un escenario de país marcado por la desigualdad social, la corrupción, el aumento de casos de tortura y de los niveles de militarización.

También señalaron la creciente violación de derechos humanos a grupos vulnerables, entre otros, niñez, mujeres, poblaciones indígenas y campesinas, migrantes, personas LGBTI, defensores y defensoras de la tierra y los bienes comunes.

Actualmente Honduras es el país más desigual de América Latina, con casi el 70 por ciento de la población hundida en la pobreza y más del 40 en la pobreza extrema.

Asimismo, ha sido señalado como uno de los países más peligrosos para las personas defensoras de derechos humanos. La reciente aprobación de un nuevo código penal profundiza su criminalización.

Las organizaciones advierten que más de 140 personas defensoras de los bienes comunes han sido asesinadas entre 2010 y 2019, y que se documentaron al menos 2.137 ataques entre 2016 y 2017.

La desaparición forzada de los cinco líderes de la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz, la criminalización y encarcelamiento de los defensores del agua de Guapinol[2] y del joven maestro Rommel Herrera Portillo, así como los ataques contra los pueblos Garífuna, Lenca y Tolupán y el desalojo de familias campesinas que exigen acceso a la tierra, son el vivo ejemplo de la crisis de derechos humanos que vive el país.

Más dramática aún es la situación de la violencia contra las mujeres, los periodistas y la comunidad LGBTI.

Son 6.265 las mujeres asesinadas entre 2001 y 2018, más de 360 las personas LGBTI que perdieron la vida de forma violenta en la última década, y 86 los periodistas y comunicadores asesinados desde 2001.

Una impunidad casi total

La impunidad supera el 90 por ciento de todos estos casos.

Uno de los efectos de esta situación es el desplazamiento interno de al menos 250 mil personas entre 2004 y 2018, y la creciente migración hacia Estados Unidos huyendo de la violencia, la miseria y la falta de oportunidades.

En el último EPU (2015), al Estado hondureño se le formularon más de 150 recomendaciones.

“El EPU es una oportunidad que tenemos las organizaciones de derechos humanos para plantear al mundo la grave situación que vive el pueblo hondureño.

No me explico cómo es posible que la representación oficial llegue a esta cita mintiendo, una vez más, sobre la implementación de las recomendaciones”, dijo a La Rel Bertha Oliva, coordinadora del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh).

“El contexto es dramático y esta gente es experta en vender internacionalmente una imagen de país que no existe en la realidad. Si ha habido avances ha sido a favor de la barbarie. Solo en el período de la pandemia contabilizamos 12 desapariciones forzadas”, explicó.

“Además, nos preocupan los altísimos niveles de militarización de la sociedad y de la seguridad pública. Hasta vemos imputados civiles que son procesados y recluidos en unidades militares (batallones)”.

La defensora de derechos humanos aseguró que hay una perversidad de fondo.

“El afán de este gobierno es destruir al movimiento que resiste y lucha contra la colusión de los poderes político, económico, judicial y militar para garantizar los intereses del gran capital nacional y transnacional.

Hay una cantidad de recomendaciones incumplidas e ignoradas por parte del Estado de Honduras. El EPU va a ser un escenario importante para volver a exigir cambios estructurales en materias de derechos humanos”, concluyó.

Notas

[1] https://bit.ly/2SV8gTW

[2] Mientras se redactaba esta nota fue asesinado Arnold Morazán Erazo, uno de los 32 defensores de la comunidad de Guapinol, que han sido criminalizados por defender los recursos hídricos que son amenazados por la empresa minera Inversiones Los Pinares.

Fuente: https://rebelion.org/honduras-ante-el-epu-con-los-pies-hinchados/

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Honduras: Secretaría de Educación atendió a nueve centros educativos de La Capital con proyectos de agua y saneamiento

Secretaría de Educación atendió a nueve centros educativos de La Capital con proyectos de agua y saneamiento

Secretaría de Educación atendió a nueve centros educativos de La Capital con proyectos de agua y saneamiento

• La inversión fue de más de un millón de lempiras con fondos otorgados  por el Banco de Irlanda y el Buró de Asistencia Humanitaria-BHA, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional-USAID.

Tegucigalpa, 11 de octubre del 2020. La Secretaría de Educación, a través del Departamento de Educación, Comunicación Ambiental y Salud (DECOAS), ejecutó la instalación de sistemas de cosechas de aguas lluvias, estaciones de lavado de manos y mejoras en los módulos sanitarios de nueve centros educativos en la capital.

Las obras se concretaron gracias al apoyo de la Organización Internacional Irlandesa de Ayuda Humanitaria y Desarrollo-GOAL, como parte del proyecto “WASH y Protección Infantil en las Escuelas”.

Las mejoras en los centros educativos además se ejecutan con el apoyo de la Unidad de Gestión de Agua y Saneamiento Municipal, de la Alcaldía del Distrito Central.

Los proyectos de mejora, en las instituciones educativas se enmarcan en la estrategia de preparación para el retorno seguro a clases cuando el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos-SINAGER  lo autorice.

Centros educativos beneficiados

Los centros educativos David Corea, Carlos Luis Vargas,  Naciones Unidas, Instituto Técnico los Pinos, Centro de Educación Prebásica Gubernamental Alduvín Díaz y el Instituto Marco Antonio Andino son parte de las instituciones beneficiadas.

También los centros de enseñanza  Alejandro Alvarenga,  Toribio Bustillo, y Juan Guifarro López.

Las instituciones funcionan en las colonias José Arturo Duarte, Villanueva, Los Pinos, Betania y Las Brisas.

Ocho centros educativos recibieron un tanque de almacenamiento de agua con capacidad de 10 mil litros y uno dos tanques modulares con capacidad de almacenamiento de 2 mil litros del vital líquido.

Recursos

El financiamiento para la ejecución de las obras fue otorgado por el Banco de Irlanda y el Buró de Asistencia Humanitaria-BHA, de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional-USAID.

La inversión fue de más de un millón de lempiras y se benefició a una población de unos 3,253 personas, entre docentes, niños y niñas.

Lo que se busca con los proyectos es contribuir a mejorar el acceso al agua y las condiciones sanitarias de los centros educativos.

De igual manera, se fortalecen los conocimientos de docentes, padres de familia y educandos a través de charlas virtuales sobre “Capacitación limpieza y mantenimiento del Sistema de Cosecha de agua lluvia”.

Fuente de la Información:https://www.se.gob.hn/detalle-articulo/1497/

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Honduras: 30 mil estudiantes han abandonado las aulas este 2020 para migrar

A quienes llamamos el futuro de Honduras, están huyendo, dejan sus escuelas, sus juguetes y sus pasatiempos, para emprender un viaje desconocido.

De ellos apenas se sabe que son menores de edad y que ya no están en el sistema educativo porque migraron a otro país, tal como menciona una de las cinco causas de deserción escolar que, de forma preliminar, registra la Secretaría de Educación hasta septiembre de 2020.

En total son más de 105,971 niños y niñas que abandonaron sus centros educativos, pero tres de cada 10 lo hicieron por emigrar.

La Unidad de Datos de EL HERALDO tuvo acceso a las alarmantes cifras a través de la solicitud SOL-SDE-2133-2020, donde menciona que son 30,170 los casos registrados desde que inició el año escolar hasta septiembre de 2020.

Esa cifra representa un poco menos del dos por ciento del millón 876,824 que se matriculó al inicio del año lectivo, pero que es más evidente cuando se refleja por departamentos.

Para ser un poco más precisos, podríamos decir que los estudiantes que desertaron por emigrar representan un poco menos del total de matriculados en Ocotepeque, ubicado al occidente de Honduras.

Para Wilmer Vásquez, director ejecutivo de Instituciones privadas pro las niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus derechos (Coiproden), estas cifras solo muestran una parte de la realidad, pues en Honduras se puede medir el número de migrantes retornados, pero no los que salen del país.

“Una cosa es lo que ellos tengan registrado y otra cosa es todo lo que ellos no registran. No es cierto que todas las familias que huyen del país van y notifican al centro educativo de que van a migrar y por eso están desertando; creo que la cifra sí supera a las que tiene en este momento la Secretaría de Educación”, afirmó.

EL HERALDO le consultó a Fernando Zelaya, encargado de Tecnologías de la Secretaría de Educación, y afirmó que, en efecto, los datos son proyecciones y provienen de cifras que se levantan por departamento.

“Durante el año siempre hay movimientos y eso lo reportan los docentes; ellos averiguan si un estudiante migró, en ese caso no lo tienen que reportar como desertado aquí en el país, sino que como desertado por migración irregular a otro país”, especificó Zelaya.

Los números pueden ser superiores, sin embargo, permiten realizar un análisis rápido sobre la situación educativa de Honduras, que se ha agudizado con la pandemia del covid-19.

Los departamentos con más migración

En años anteriores, la zona occidental de Honduras, conocida solo por sus imponentes Ruinas de Copán o verde vegetación, era la que registraba más casos de estudiantes que abandonaban sus estudios por emigrar a otro país, pero en este 2020 las cifras muestran lo contrario.

Esto se debía a su cercanía con el vecino país de Guatemala, donde inicia la ruta migratoria fuera de tierras catrachas, según dijeron autoridades de Educación. Pero los expertos en migración aseguran que ese repentino cambio está relacionado con las caravanas migrantes.

Por ejemplo, el departamento de Cortés, donde su principal ciudad San Pedro Sula se ha convertido en el punto de partida de las caravanas, es el que registra el mayor número de deserciones por migración desde que inició el año escolar hasta septiembre de 2020.

Sin embargo, al hacer el análisis con la cifra de estudiantes matriculados al inicio del año lectivo y los que abandonaron por emigrar, Colón es el que tiene el mayor porcentaje en deserciones por esta causa.

Este departamento registró una matrícula de 74,368 estudiantes, pero para septiembre 2,492 estudiantes fueron reportados como desertores por emigrar a otro país.

Lo mismo ocurrió con Atlántida, el segundo en la lista. Hasta el noveno mes del año sumaba 2,832 casos de estudiantes migrantes, pero el porcentaje de deserción es menor que en Colón debido a que su matrícula fue de 92,705 alumnos.

Cortés se ubica en el quinto lugar, mientras que Francisco Morazán está entre los puntos geográficos con menor porcentaje. En el primer departamento la deserción fue de 2.25 y en el segundo alcanzó el 0.78% del total de la matrícula.

“La migración es algo muy difícil de controlar porque si los padres se llevan a sus hijos ,¿cómo se controla esa parte?”, preguntó el encargado de Tecnologías de la Secretaría de Educación, quien también afirmó que en este 2020 el mayor número de deserciones no será por esta causa sino por abandono.

En Honduras la segunda causa del abandono escolar es la migración, solo después de la deserción.

Para el director de Coiproden, estas cifras son el reflejo de la “desigualdad social” que hay en Honduras, especialmente porque el 70% de los hogares viven en pobreza y el 40% en pobreza extrema.

“La gente no se va porque quiere ir de paseo o porque quiere conocer Estados Unidos, la gente toma la decisión de morir en el intento, de arriesgarse de morir en el intento, porque ya saben que si se quedan en Honduras igual pueden perder la vida, ya sea por hambre, por falta de atención de salud o la misma violencia que ejerce el Estado”, dijo.

Además, afirmó que, en muchos casos, se trata de una situación de reunificación familiar, donde los padres mandan a traer a sus hijos para rehacer sus vidas fuera del país.

Migran más de la escuela que del colegio

Muchos de los estudiantes que migran no saben a dónde van o si quiera a dónde están, pero en el lugar en el que viven todos saben que, junto a sus padres o algún tutor, se convirtieron en migrantes.

La mayoría de alumnos que durante este año abandonaron las aulas de clase estaban en educación básica, es decir, entre primero y sexto grado, donde los menores aprenden a leer, sumar, restar y dividir, pero no a sobrevivir en la peligrosa ruta migratoria.

Seguidamente están los jóvenes de séptimo a noveno y los de educación prebásica que incluye a los menores de seis años que están en jardines de niños.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Educación, siete de cada 10 estudiantes que migraron estaban en educación básica, dos en educación media y uno en prebásica.

“El (registro histórico) habla que el mayor abandono de las clases ocurre a partir del segundo ciclo, o sea de cuarto grado a media, siendo (el que tiene más casos) el tercer ciclo de educación básica y media. Eso se ve reflejado hasta en las matrículas, cada año va disminuyendo”, especificó el funcionario de la Secretaría de Educación.

Estos datos también se reflejan al hablar de las jornadas, pues el mayor número de deserciones eran estudiantes de las jornadas matutina, vespertina y extendida, es decir, menores que estudiaban de 7:00 de la mañana al mediodía, de 1:00 a 5:00 de la tarde o de 7:00 de la mañana a 3:00 de la tarde.

El resto ocurrió en jornadas donde la mayoría de estudiantes son jóvenes o adultos.

¿Quiénes migran más?

Aunque el registro no menciona datos sobre la edad de los estudiantes que migraron, la información, facilitada por Educación y analizada por EL HERALDO, muestra que los hombres son los que más abandonaron sus estudios por esta causa.

Del total de matriculados, el 1.74% de desertores migrantes son varones, mientras que 1.48 son mujeres. En otras palabras, esto significa que los hombres representan más de la mitad de los casos, pero existe un alto número de féminas que también dejaron sus estudios para convertirse en migrantes.

El Heraldo


Honduras supera los 81,600 casos positivos por covid y la cifra de recuperados es de 31,089

Por Damaris Torres

Honduras registra este jueves (8.10.2020) 512 nuevos casos de coronavirus para un acumulado 81,672 casos totales a nivel nacional.

De los 81,672 casos, están activos 48,106, fallecidos 2,477 con 11 nuevos decesos, mientras que la cifra de recuperados es de 31,089 con 499 nuevos pacientes que vencieron la enfermedad. Hay una tasa de letalidad de 3.03 por ciento.

Los nuevos contagiados se registran en los departamentos:

Francisco Morazán (146)
Cortés (71)
Yoro (205).
Comayagua (2).
Choluteca (1).
El Paraíso (33).
Olancho (3).
Copán (2).
Santa Bárbara (40).
Atlántida (1).
Lempira (1).
Ocotepeque (7).
Asimismo, el Sinager informó sobre el fallecimiento de 11 personas en los departamentos de El Paraíso, Cortés, Comayagua, Francisco Morazán y Ocotepeque. La cifra actual de fallecidos desde el inicio de la pandemia es de 2,477.

La cifra de personas que han vencido la enfermedad se elevó a 31,089 con 499 casos más.

El Singer, además detalló que el número de pacientes hospitalizados es de 759, de los cuales 577 pacientes se encuentran estables, en estado grave 154 y 28 están internos en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Fuente: https://www.nodal.am/2020/10/honduras-mas-de-30-mil-jovenes-abandonan-sus-estudios-para-migrar/

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Honduras: Maestros 47 días sin salario y 27 mil de ellos sin empleo

Por: kaosenlared.net

Hoy los maestros hondureños no piden un mensaje de felicitación a la autoridad, exigen que cumpla su rol para garantizar el derecho a la educación y que responda por los casi dos meses sin pago de salarios y los 27 mil o más educadores sin empleo.

En entrevista con EL LIBERTADOR, el dirigente magisterial, Daniel Sponda, pregunta también “dónde está el dinero” del Fondo de Inversiones para las Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (FITT), creado en 2013 para garantizar la “teleducación”.

“Tenemos diez años donde los docentes pagamos desde las boletas de matrícula hasta los exámenes que aplicamos, el Gobierno no entrega ni un marcador o una lista de asistencia y eso es un proceso silencioso de privatización, que al fin y al cabo es privatización”, lamenta Sponda.

Ser maestro en Honduras es más que una profesión común, “prácticamente significa ser apóstol”, cuenta el conocido dirigente magisterial, Daniel Sponda. En entrevista con EL LIBERTADOR, el profesor se sincera con el pueblo hondureño y antes que una felicitación hipócrita del Gobierno de Juan Hernández, le pide que cumpla con su rol y asegure los insumos didácticos para que el Sistema Educativo evolucione y llene del “pan del saber”, en el presente, a las futuras generaciones.

Sponda es reflexivo al mencionar que las situaciones precarias no impide el compromiso de los docentes para sacar adelante a la población estudiantil. “Nunca vamos a ser ricos con nuestra labor en materia económica, pero vamos a ser millonarios en alegría y satisfacción, no hay nadie y ningún gobierno nos puede robar la alegría y la felicidad de ver la cara de nuestros estudiantes triunfar”.

Los docentes tienen una lucha cuesta arriba, constantemente menospreciados por la autoridad, llevan décadas de lucha para que el Estado de prioridad a la educación de su pueblo. En análisis de contexto, Sponda destaca que la crisis comenzó en la década de 1990 cuando se impuso un modelo neoliberal que incentivó un proceso de privatización invisible, evitado por la lucha de los maestros.

“Pero a partir del golpe de Estado (2009) vimos un relanzamiento de la política neoliberal que en el Sistema Educativo. Hoy, no es que los padres de familia paguen una mensualidad, lo que sucede es que el Gobierno se va despojando de a poco de sus responsabilidades”, apunta.

Y es que a reflexión del gremio docente, en Honduras existe una “privatización invisible” que funciona gracias a que el Gobierno “ha dejado de pagar aseadora, conserje, vigilante, de invertir en material didáctico, de invertir en infraestructura escolar”. El sistema educativo se mantiene por las aportaciones económicas de maestros y padres de familia para sostener el sistema.

“Tenemos diez años donde los docentes pagamos desde las boletas de matrícula hasta los exámenes que aplicamos, el Gobierno no entrega ni un marcador o una lista de asistencia y eso es un proceso silencioso de privatización, que al fin y al cabo es privatización”, subraya el conocido dirigente.

El maestro Sponda hace hincapié en que la lucha al lado de la Plataforma Social por la Defensa de la Salud y Educación, trascendió porque ese proceso casi invisible se iba a visibilizar a una privatización como tal, pues los decretos PCM, altamente cuestionados, ordenaban una intervención en la estructura administrativa y en lo relacionado al personal médico y docente.

Y de la histórica lucha en las calles a la pandemia, hoy los maestros viven condiciones administrativas deplorables, según el entrevistado: “Los docentes estamos pagando con nuestro salario”. Sponda revela que a la fecha, se acumula un mes y 17 días sin que el gremio reciba su salario, además no se les ha acreditado el pago de vacaciones y no existe la ayuda del Fondo de Inversiones para las Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (FITT), creado en 2013, para educar a los jóvenes hondureños.

“Ese fondo ha estado en fideicomiso en Banadesa desde 2014 y el año pasado cerró en alrededor de 600 millones de lempiras, yo le pido al Gobierno que nos diga dónde está el dinero del FITT para garantizar telecomunicaciones”. Sponda también pregunta al Congreso Nacional por el Decreto 70-2020 que garantiza las telecomunicaciones para la comunidad educativa, el desarrollo de clases a través de radio y televisión, y cartillas de autoformación para las zonas recónditas del país sin conectividad.

“El Gobierno no ha estado a la altura de este proceso y no queremos felicitaciones hipócritas, preferimos que no nos felicite y que nos entregue todos los insumos didácticos para garantizar el derecho a la educación”. En tanto, hoy son más de 27 mil profesores que no tienen una plaza y la cifra puede ir en aumento si se considera que muchos trabajan bajo condiciones de explotación en el sector privado “y ni siquiera ganan el salario mínimo”.

“Hoy vemos que el Gobierno, después de nuestra lucha por el desarrollo de concursos, algunos directores departamentales están reacios al concurso para seguir protegiendo a los partidarios de los que están en el Gobierno”, reclama Sponda.

Para cerrar, el dirigente magisterial aqueja que el régimen Hernández y la prensa tradicional, han aprovechado el contexto de la pandemia y el sacrificio de los educadores que mueven cielo y tierra para educar, romantizando los informes. “A mí me da mucha pena cuando ponen como héroes a los compañeros que hacen el súper esfuerzo por garantizar el derecho a la educación, al Gobierno y a los periodistas les debería dar pena esas notas”.

“Ponen como héroes a los docentes, pero deberían pedir con más fuerza al Gobierno que cumpla su responsabilidad por todo lo que ya dijimos, lamentablemente en los últimos 10 años lo que hemos visto es profundización de la corrupción y no sabemos dónde está el dinero del FITT, es decir, nuestro país está urgido porque en los puestos del Gobierno esté puesta gente honrada, pero también gente con talento”, concluye.

web.ellibertador.hn/index.php/noticias/nacionales/2251-honduras-maestros-celebran-desamparo-47-dias-sin-salario-y-27-mil-sin-empleo

Fuente de la Información: https://kaosenlared.net/honduras-maestros-47-dias-sin-salario-y-27-mil-de-ellos-sin-empleo/

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