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Déjà vu contrafeminista (¿Esta reacción la hemos vivido antes?)

Por: María Ávila Bravo-Villasante.

Estudiar la genealogía feminista nos permite conocer las reacciones que ha ido suscitando. Durante casi tres siglos hemos asistido a una suerte de movimiento pendular: cada derecho conseguido, cada avance realizado por las mujeres, ha supuesto una reacción por parte de los partidarios de la ideología de género más longeva: la patriarcal.La reacción producida tras la Revolución Francesa, la que sucedió a las demandas sufragistas, la de los años ochenta del pasado siglo, la actual, todas, comparten un mismo modus operandi. Conocer estas estrategias resulta fundamental si queremos conservar los derechos que con tanto esfuerzo hemos conseguido (¡como si no nos pertenecieran!).

En su libro Reacción. La guerra no declarada contra la mujer moderna, Susan Faludi analiza la reacción que se produce en Estados Unidos en los años ochenta del pasado siglo. Si estudiamos el análisis realizado por Faludi y lo comparamos con el resto de reacciones contrafeministas, el modus operandi de las reacciones podría ser el siguiente:

  1. Hace uso del halago y del terror. Lo que no consigue por la fuerza, lo consigue recurriendo al elogio. Si algo sabemos es la capacidad que tiene el patriarcado para asignar espacios y tiempos. Una de las primeras lecciones que aprendemos es que las calles y las noches no son nuestras, los mirmidones del patriarcado tienen a bien recordárnoslo regularmente (como bien apuntó Brownmiller en Contra nuestra Voluntad). Por compensación también aprendemos los espacios que nos van bien, tan buenas, limpias y aplicadas como somos.Vade retro Satana.
  2. Persigue la estrategia de dividir para conquistar: solteras contra casadas, trabajadoras contra amas de casa, clases media contra clase obrera, madres contra no madres… (sígase la serie, ¡será por meta-polémicas!).
  3. Propala antiguos mitos sobre las mujeres como si fueran descubrimientos recientes e ignora todas las apelaciones a la razón. Da igual cuantos estudios se publiquen refutando absurdas teorías marcianas: Los hombres son de Marte. Las mujeres de Venus.
  4. Si se ve acorralada, niega su propia existencia, apunta con el dedo acusador al feminismo y se hunde más profundamente en el subsuelo. Las feministas somos unas paranoicas amantes de las teorías conspiratorias —“¿Qué reacción?”.
  5. Añora la feminidad tradicional y lucha por la vuelta a la “feminidad”. Todo era mejor cuando las mujeres estaban bajo el imperio de “las tres kas” – “die Küche, die Kirche, die Kinder”: cocina, Iglesia, niños.
  6. Denuncia la crisis de la masculinidad e insta a los varones a ser “hombres muy hombres”. Para muestra una cuchilla: véase el boicot que “hombres muy hombres” han declarado a Gillette por su anuncio sobre la “masculinidad tóxica”.
  7. Aspira a tener el control reproductivo y sexual de las mujeres. La novedad es que no sólo estamos ante una política sexual (racista y xenófoba, añadiría). El neoliberalismo sexual(siguiendo el concepto acuñado por Ana de Miguel en el libro homónimo) convierte a las mujeres en mercancías seriadas, en meros objetos de consumo bajo el mantra reaccionario de la libre elección.
  8. Apropiación del lenguaje propio del feminismo: resignificaciones reaccionarias. Tenemos en mente todavía la reapropiación del lema feminista “Nosotras parimos, nosotras decidimos” por parte de una asociación a favor del alquiler de vientres. Ninguna teoría filosófica, política o movimiento social, ha ampliado la democracia tanto como lo ha hecho el feminismo. Saberlo es tan fácil como leer un par de libros. ¿Cuánta ignorancia es necesaria para atreverse a llamar feminazi a una feminista? ¿Cuántas conexiones neuronales fallidas para comparar un régimen fascista que exterminó a más de diez millones de personas (judías, cristianas, gitanas, personas con discapacidad, comunistas…) con la propuesta política, social y ética más universal que ha existido? Ostentan una capacidad de resignificación admirable y quienes manejan los conceptos, juegan con ventaja.

Me gustaría detenerme en esta última cuestión. Cuando los guardianes del patriarcado hablan de “ideología de género”, ¿de qué hablan exactamente? El sistema de atribución les falla. Cuando se refieren al feminismo o a las políticas que favorecen la igualdad como “ideología de género”, obvian que la única ideología de género que ha existido ha sido la machista y patriarcal.

El término ideología, al menos desde la crítica de las ideologías realizada por Marx, remite a un conjunto de ideas que dan una imagen o representación falsificadora de la realidad. Y a esta altura de la película tenemos muy claro cuál ha sido la ideología de género dominante: la que ha excluido y oprimido a la mitad de la población, la que ha evitado, a toda costa, el acceso de las mujeres a la igualdad real. La que aún hoy, pretende decidir cuándo, cómo y dónde debemos parir y a qué precio. La que oculta su existencia y nos devuelve a la cuarta estrategia: “¿Qué machismo?” “¿Qué patriarcado?” “¿Qué reacción?”.

¿Qué hacer? Sin duda la respuesta a esta pregunta es harto compleja. Pero hay dos estrategias que no supimos o no pudimos poner en práctica en otras reacciones y que pueden marcar la diferencia en ésta: permanecer unidas y no olvidar nunca —nunca, nunca, nunca— que “lo personal es político”.

No somos unas inadaptadas, reclamamos lo que es nuestro. No fallamos nosotras, nos falla el sistema. Frente al divide y vencerás, debemos recordar que la unión hace la fuerza.

Fuente del artículo: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252859

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Los universitarios prefieren un buen profesor aunque no use tecnología

Por: Carina Farreras. 

La innovación carece de un impulso colectivo en los centros, según la UPF

Un nuevo estudio sobre la innovación en la educación universitaria revela que la transformación educativa que se está produciendo en el mundo anglosajón está lejos de llegar a España por la falta de impulso de los estudiantes, profesores y consejos de dirección de los campus. Los cambios metodológicos existentes en algunos centros se producen por iniciativas de determinados docentes activos pero no es una cuestión sistémica, que no es reclamada ni por los estudiantes, ni por los claustros ni implementada de forma firme por parte de los rectorados. Esta es una de las conclusiones del estudio Competències mediàtiques de la ciutadania en mitjans digitals emergents en entorns universitarispresentado ayer en el campus Poblenou de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) que ha analizado 38 universidades españolas

Según el mismo, los estudiantes no se imaginan las posibilidades que ofrecen lo medios tecnológicos para recibir una educación diferente a la tradicional, un aprendizaje más participativo y flexible. De hecho, confunden “innovación a través de la tecnología” con “introducción de la tecnología en el aula”. Y, además, prefieren que los dispositivos móviles se usen sólo con fines privados.

Pocos docentes son capaces de aprovechar la ubicuidad y la funcionalidad compleja de los dispositivos

El informe que aún no se ha publicado pero que ayer fue comentado en las jornadas de educación, está dirigido por Mònica Figueras, directora del grupo de investigación JOVIScom de la UPF. Con las salvedades en las respuestas entre diferentes autonomías, que tienen contextos educativos distintos, los alumnos creen que las tecnologías no son necesarias en todas las asignaturas y que lo más importante en sus aprendizajes es el profesor y que éste les motive, explica Figueras, por encima de cómo imparte la clase. Y no les gusta que maneje medios tecnológicos si no sabe hacerlo.Por su parte, consideran que el uso del móvil en el aula a menudo les distrae de la clase.

Cuando se les pregunta por innovación “señalan aspectos como el uso de ordenadores y proyectores de las aulas, o software como Prezi y Drive”, y no mencionan las características de la verdadera transformación educativa, “como los aprendizajes con el móvil ( m-learning), en línea ( e-learning) y semipresenciales (blended learning)”, apunta la
investigadora de la UPF. Esa con-fusión hace pensar al grupo investigador que “no se plantean la innovación porque no saben lo que significa”.

El uso de móviles, tabletas y ordenadores personales lo asocian a su vida privada. “Como mucho afirman tener un grupo de WhatsApp donde pasarse apuntes y dudas”, indica Figueras.

La falta de demanda innovadora por parte de los alumnos coincide con la escasa práctica por parte de los docentes y la escasa política estratégica en los consejos de dirección de los campus.

Respecto a los responsables de innovación docente consultados para el estudio, se indica que usan la tecnología como “una herramienta más”, “un posible apoyo de algunos métodos” o “una ayuda inmejorable para facilitar ciertos accesos”.

Valoran positivamente los dispositivos móviles, sobre todo desde una perspectiva didáctica, cuando se utilizan “para realizar videoconferencias, para gestionar de forma ubicua chats y foros académicos relacionados con las asignaturas o para el fomento de la participación del alumnado en la vida académica e investigadora”. En cambio, pocos reconocen características intrínsecas de los dispositivos como su ubicuidad y su funcionalidad compleja que permite, por ejemplo, la geolocalización, la posibilidad de crear realidades virtuales o aumentadas, la gamificación y la capacidad de registro, procesamiento y análisis de datos en tiempo real.

“Resulta sorprendente –apunta la profesora– que el énfasis se ponga en el profesor y no en la motivación del alumno o en la mejora en la comprensión”, indica. Así, se dan más respuestas que hacen referencia al “desarrollo profesional docente” que a la búsqueda de modelos “más centrados en el aprendizaje del alumno”.

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Pensamiento computacional más allá de las habilidades STEM

Por: Noelia Hernández.

 

El pensamiento computacional suele definirse como la habilidad para resolver problemas y comunicar ideas aprovechando la potencia de los ordenadores u otros dispositivos con capacidad de cómputo. Una descripción que, en primera instancia y por su propia naturaleza, está directamente relacionada con el entorno informático. Sus beneficios, sin embargo, se extienden a otros ámbitos, incluido el educativo.

El pensamiento computacional en el aula

Aunque su aplicación es incipiente, sí existen iniciativas en este sentido y desde finales del año pasado está disponible el documento ‘Programación, robótica y pensamiento computacional en el aula. Situación en España y propuesta normativa’.

El informe, coordinado por el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), y en cuyo desarrollo han participado tanto representantes educativos de todas las comunidades autónomas como algunas universidades y empresas, es una hoja de ruta sobre cómo incorporar la enseñanza-aprendizaje de estas habilidades a la práctica docente. “El pensamiento computacional puede introducirse transversalmente junto con el desarrollo de cualquiera de las materias o a través de alguna asignatura específica sobre programación o robótica”, nos explica Carlos J. Medina, director del INTEF. Su aplicación difiere, eso sí, dependiendo de la etapa educativa.

Aunque en los primeros cursos de infantil recomienda hacerlo de manera paulatina “debido a los niveles de madurez cognitiva de los niños de estas edades, las denominadas actividades desenchufadas (unplugged), es decir, sin ordenador, junto con el uso de sencillos robots educativos constituyen la puerta de entrada para el desarrollo de esta habilidad”, apunta Medina.

Una vez pasada esta etapa de aprendizaje inicial, y ya en Primaria y el primer ciclo de Secundaria, “posiblemente sea más adecuado dar un enfoque transversal y pasar a trabajar con una asignatura específica en los cursos superiores (segundo ciclo de secundaria y bachillerato)”, añade

Competencias para el desarrollo cognitivo y profesional

La mejora de la concentración, así como el desarrollo de habilidades de secuenciación, son algunas de las capacidades que adquiere el alumnado con la incorporación del pensamiento computacional al currículo escolar desde Infantil. Al menos este es el resultado de algunas de las investigaciones que recoge el documento del INTEF.

Unos objetivos entre los que también se incluye el conocimiento sobre la forma en la que los programas representan información, la compresión y verbalización de los resultados, junto a la capacidad de identificar y corregir errores. Su complejidad va aumentando según se va avanzando en las distintas etapas educativas. “El pensamiento computacional comprende elementos como lógica, algoritmos, abstracción, generalización, automatización o evaluación”, describe el director del INTEF. “Implica enfoques como la ‘descomposición’ de problemas en subproblemas más sencillos, que permiten crear soluciones sencillas, normalmente a través de programación informática, reutilizando soluciones y probando y depurando de forma iterativa”.

Junto a estos conocimientos, también se trabajan habilidades, como el trabajo en equipo, la capacidad de comunicar ideas y la resolución de problemas. Lo que, en palabras de Carlos J. Medina, “se considera que el pensamiento computacional es una de las habilidades clave para la vida de la sociedad en el siglo XXI. Y esto es así para los estudiantes sin importar su futura actividad profesional”.

Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/pensamiento-computacional-mas-alla-de-habilidades-stem/111064.html

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Es hora de pensar en grande frente al desarrollo educativo y científico de Norte de Santander

Por: Jorge Ramírez.

 

Valga decir que Norte de Santander tiene enormes retos en lograr que la educación dentro de su sistema sea de calidad.

Cuando se analizan los factores determinantes de la educación de calidad en Colombia; diversos estudios muestran que la formación docente y la inversión en educación son elementos detonantes de esta.

Los estudios muestran que existen otros  factores asociados a la calidad como la gestión, la planeación y la evaluación integral de instituciones y de programas educativos, aplica para los casos de la gestión del conocimiento y de la información en distintos niveles: primario, secundario y universitario, con el fin de desarrollar contenidos curriculares y extracurriculares pertinentes y de excelencia académica que facilitan que los niños y los jóvenes tengan un desarrollo integral en sus vidas.

Valga decir que Norte de Santander tiene enormes retos en lograr que la educación dentro de su sistema sea de calidad.

Expongo los argumentos.

Teniendo en cuenta que colegios y universidades han adoptado sistemas de aseguramiento de la calidad en procesos administrativos y en el manejo de los recursos financieros, debe decirse que la educación de calidad no se resume exclusivamente a esto, esta forma unívoca de entender la calidad ha llevado a que el sistema educativo nortesantandereano haya avanzado más rápido en la adopción de “normas ISO de calidad” y en menor medida en educación de calidad en su contenido académico, científico y en innovación.

Por ejemplo en los niveles de educación inicial, primario y secundario existen pocos antecedentes en logros en aseguramiento de la calidad institucional.

Pese a que es función de las secretarias de educación. En tal sentido, los avances están enfocados en el diseño e  implementación de planes de mejoramiento, sin ningún tipo de evaluación externa sobre su pertinencia, impactos o resultados.

Los resultados en aprendizajes en pruebas saber revelan que un pequeño grupo de colegios públicos y privados obtienen resultados superlativos. Mientras que la mayoría de los colegios alcanzan resultados muy regulares o deficientes (ICFES, 2018).

En el caso de la educación superior, ocurre algo parecido, Norte de Santander, cuenta con más de 280 programas universitarios y menos del 10% posee acreditación de calidad.

Mientras que una universidad ha logrado la acreditación institucional, como es el caso de la Universidad Libre a nivel multicampus; el resto se encuentran en proceso de autoevaluación con fines de acreditación, lo cual es un avance. Ahora en  cuanto a la oferta posgradual solo un programa ofertado desde instituciones de educación superior de Norte de Santander posee acreditación de calidad (CNA, 2019).

Esto puede llevar a pensar a los políticos, a los hacedores de política regional, al sector educativo y al sector privado a repensar la política educativa y a vincular los aspectos relacionados con el fomento y el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la innovación en cuanto a su contenido estratégico: metas, objetivos, programas y proyectos, así como en lo referente a la orientación y uso de los recursos disponibles del sistema general de regalías que deberían fortalecer los aspectos misionales de los colegios y las universidades. Esto implica que los rubros de inversión en calidad educativa, en formación docente y en investigación son un insumo de la política y no las metas mismas como suele ocurrir.

En consecuencia, los cuerpos colegiados del CUEE y del CODECTI de Norte de Santander no pueden ser solo espacios de contemplación para sus miembros, sino, cuerpos colegiados con capacidad para incidir en la toma decisiones que eviten el uso inadecuado de los recursos públicos. En breve, es hora de pensar en grande frente al desarrollo educativo y científico de la región, ojalá nunca más en el lucro de pocos.

Fuente del artículo: https://www.laopinion.com.co/columna-de-opinion/es-hora-de-pensar-en-grande-frente-al-desarrollo-educativo-y-cientifico-de-norte

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Una oportunidad enorme

Por: Graciela Morgade. 

Una de las escenas más temidas y a la vez mas desafiantes para la práctica de enseñar es enfrentar la pregunta… «Profe (o «seño»), ¿para qué sirve esto?».

En ese instante nos inundan sensaciones contradictorias. Solemos considerar «muy importante» lo que enseñamos y de alguna manera la pregunta es una especie de agravio. Además, en tanto educadorxs, nos parece que la noción de «utilidad» es propia del mercado; y que la educación tiene que brindar desinteresadamente fundamentos generales para formar sujetos críticos que sigan aprendiendo toda la vida, y así abonar un futuro mejor, individual y socialmente.

A la vez, sabemos que «la utilidad» se vincula con frecuencia con «la inmediatez», que es la traducción epocal de una manera de pensar formateada por los caracteres de las redes; o tal vez que es un cuestionamiento general y desafiante desde el hastío que produce la escuela; o tal vez que se vincula con el pesimismo de la mirada frente a un futuro que se ve muy oscuro. Entonces nos vamos amigando con la pregunta y con las, los y les estudiantes que la plantean. Y especulamos con que, por ahí, tendiendo puentes imaginarios y, a veces, exagerando un poco, vamos a demostrar qué útil es ese contenido, captar esa deseada atención y llegar a ese momento mágico de la conversación compartida.

Hay algo de la Educación Sexual Integral que prácticamente invierte la situación. Una anécdota de la vida real: una alumna de primer año le pregunta a la profe de Geografía si «va a enseñar ESI». Frente a la respuesta algo perturbada de la profe (que no tuvo oportunidad de capacitarse en ESI porque la ESI está desfinanciada) de que «esto es Geografia», la alumna arremete con un impecable «pero la ESI es transversal». No es necesario capturar el interés, no es necesario disfrazar la «utilidad» y, al mismo tiempo, tampoco es necesario abandonar nuestra convicción de que abonamos aprendizajes por venir y, menos, un futuro con más igualdad.

La enorme oportunidad que la ESI representa para multiplicar conversaciones compartidas desde el interés genuino es que los centros de estudiantes de secundario la incluyen entre sus demandas. Saben y quieren saber más, porque sospechan que tiene que ver con sus vidas presentes y con la proyección de sus deseos. Los, las y les estudiantes en formación docente también saben que es nodal y sospechan que con el espacio puntual hoy existente en los profesorados no va a ser suficiente. Y entre les, las y los docentes, de todos los niveles y de todas las modalidades, crece la pregunta de ¿cómo se traduce la ESI en mi práctica cotidiana?

Evidentemente no es necesario buscar argumentos para fundamentar «la utilidad» de la ESI. Lo que sí es necesario hoy es demandar más presupuesto para su implementación. En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA abrimos una diplomatura de extensión universitaria que en un día tuvo 480 inscripciones. Las universidades, los sindicatos, las organizaciones militantes y los colectivos de docentes nos estamos moviendo, pero no reemplazamos al Estado ausente. El ajuste a la educación pública también afectó a la ESI y por eso la ESI se metió en la campaña.

Fuente de artículo: https://www.pagina12.com.ar/214303-una-oportunidad-enorme

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Teaching degrees miss the mark on reading instruction

By: Pallavi Singhal.

All primary school teaching degrees in Australia are missing fundamental components on teaching children to read, which is leading to as many as one in five students falling behind by year 4.

Only 4 per cent of university units have a specific focus on early reading instruction, while 70 per cent do not mention any of the five key elements of reading instruction that are recognised by the NSW Department of Education, a new analysis of 116 literacy units in 66 degrees at 38 universities across the country has found.

‘I suspect it’s a big factor in why we have a large number of children not meeting reading and writing benchmarks,’ said Jennifer Buckingham, the lead author of a new study.

Nearly one in five students and as many as one in four students in some states and territories didn’t meet the country’s proficient standard for reading by year 4, the results of the latest Progress in International Reading Literacy Study show.

«University education faculties just have not updated their courses to reflect enormous developments in cognitive science and reading research over the last 30 or 40 years,» said Jennifer Buckingham, the lead author of the study and a senior research fellow at literacy instruction provider MultiLit.

«I suspect that’s a big factor in why we have a large number of children not meeting reading and writing benchmarks.

«Principals are saying it takes a few years to catch teachers up who haven’t been given this knowledge base as part of their training.»

However, the head of one education faculty said that universities teach all three components of English that are outlined in the Australian curriculum, which covers reading instruction, and teaching graduates meet Australian Institute for Teaching and School Leadership standards.

«If I showed you all the slides from powerpoints and lectures, you’d find that all those elements of reading instruction are in there, they just don’t always get packaged up exactly like that,» associate head of the school of education at the University of South Australia Sue Nichols said.

«I can tell you that we teach those things categorically. What I’d like to see is more connectivity between schools and teacher education so they can come in and see exactly what we’re doing.»

The new report finds that in some university courses, literacy isn’t taught beyond the second year and that about 9 per cent of teachers graduating in 2018 did not pass the literacy component of a compulsory test introduced by the federal government.

Paul McDermott, principal at Blue Haven Public School on NSW’s Central Coast, said there is an «enormous gap» between university students’ knowledge of reading instruction and the teaching strategies used by top-performing schools.

«It’s not just new teachers, we spend a lot of time training and retraining staff,» he said.

«We’re quite authentic to the research around reading and our results reflect that. [Teachers] are up and running very quickly but it does take them time to catch up to what we do as a school.»

Blue Haven Public has gone from improving student results in NAPLAN reading tests at well below the improvement rate of similar schools between 2012 and 2014 to having significantly above-average gains between 2016 and 2018.

Mr McDermott attributed the improvement to their use of evidence-based reading instruction, including a focus on the five essential elements of phonemic awareness, phonics, fluency, vocabulary and comprehension, which should be taught explicitly according to literacy researchers and the NSW Department of Education’s Centre for Education Statistics and Evaluation.

«They’re taught very little of that at university and a lot of schools out there probably don’t have the systems in place to teach these things,» Mr McDermott said.

«If teachers came in highly trained in the evidence, that would certainly make a massive difference to kids.»

The report recommends that all initial teacher education programs be required to demonstrate that they include evidence-based reading instruction techniques in adequate depth to be accredited, that literacy units be included in every year of teaching courses to «prevent a long gap between study and practice» and that ability to teach reading be included in graduate standards.

Peak body Universities Australia did not respond to requests for comment.

Source of the article: https://www.smh.com.au/education/teaching-degrees-miss-the-mark-on-reading-instruction-20190710-p525ww.html

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La educación es la salida al laberinto argentino

Por: Daniel Ricart.

 El laberinto de crisis y contracrisis económicas, cíclicas y a repetición que sufre la Argentina, se da como consecuencia de que aún no comprendimos que el problema no es económico. El problema de la Argentina es educativo, no es la economía. Si cambia la educación tendremos mejores dirigentes, mejores políticos y mejores economistas que harán lo necesario para que las crisis repetitivas se terminen de una vez por todas. No solo por ello necesitamos un cambio, se necesita también porque si en materia de educación, nada hacemos o si hacemos lo mismo, no podemos esperar resultados distintos. Para modificar la realidad argentina de acá a 20 años hace falta un cambio estructural en educación.

Debemos cambiar sobre dos cuestiones. Por un lado, cómo está organizada la gestión del servicio de educación pública. Por otro lado, la pedagogía y las formas de enseñar y aprender. Argentina y los argentinos tenemos todo para iniciar una nueva etapa y un nuevo debate que haga renacer una NUEVA ESCUELA PÚBLICA. Una escuela con nuevos métodos de pedagógicos, moderna, que forme ciudadanos del mundo. El debate está abierto y entre todos podemos lograrlo. Lo que hay que hacer inmediatamente es: a) Renacionalizar todos los servicios educativos que en la década del 90, el entonces presidente, Carlos Menem, transfirió a las provincias, sin sus respectivas partidas presupuestarias. Lo que derivó lógicamente a que muchos de ellos, dejaron de existir. El Ministerio de Educación de la Nación debe ser jerarquizado, y se debe volver a una Superintendencia Nacional de Enseñanza.

b) Hay que publicar los resultados de la medición de calidad educativa para que toda sociedad pueda conocerla. Facilitará a los padres elegir mejor el colegio de sus hijos, conforme las características de ellos. Además eso nos permitirá saber qué cosas hacemos mal y adónde.

c) Hay que modificar y transparentar el corrupto sistema de distribución de subsidios a los colegios privados. Esos fondos no deben ser entregados a los colegios por las Direcciones de Escuelas provinciales, en manos de caudillos locales que hacen y deshacen a su antojo. Deben ser entregados a los padres en forma de vouchers. Así, las familias pueden pagar con ellos la escuela que elijan.

d) Hay que reformular los contenidos de los profesorados radicalmente. Hace 25 años que las neurociencias, las inteligencias múltiples, el pensamiento visible, la productividad cooperativa, el método de casos, la estimulación temprana de la lectura comprensiva, el creativismo cognitivo, el pensamiento lateral han revolucionado la psicología educacional. Sin embargo, en Argentina, nada de esto ha llegado a las aulas de las escuelas públicas. Un maestro de hace 1950, podría enseñar en cualquier escuela de hoy.

La sociedad argentina debe poner el eje del debate en su lugar y debatir el presente y el futuro, debatir, que educación queremos.

Fuente del artículo: https://www.clarin.com/opinion/educacion-salida-laberinto-argentino_0_PqLU21wq-.html

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