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¡Viva la escuela democrática!

Por: Jaume Carbonell

Henry Giroux, autor y conferenciante prolífico, pasó por Barcelona y Girona y dejó constancia de por qué sigue siendo uno de los referentes de la pedagogía crítica, siguiendo la estela de su maestro Paulo Freire.

El nuevo analfabetismo del siglo XXI

Sostine Giroux que este nuevo analfabetismo cívico, o lo que también denomina dictadura de la ignorancia, proviene actualmente de la confluencia de dos movimientos que se complementan mutuamente como puede verse en los Estados Unidos de Trump y en el Brasil de Bolnonaro: el neoliberalismo y el fascismo. Ambos operan y penetran en todos los ámbitos: ecónomico, social y cultural, conformando los nuevos valores educativos. El primero se basa en un fundamentalismo del mercado donde la competitividad individual ahoga cualquier atisbo de responsabilidad y acción colectiva, con la progresiva penetración de la cultura empresarial en las aulas y la privatización del sistema educativo. El segundo es una readaptación del fascismo histórico que abandera el supremacismo blanco para combatir la inmigración, el ultranacionalismo populista, y la restricción o represión de la libertad de expresión y del pensamiento divergente. Ambos discursos contribuyen a minar el Estado del Bienestar, con el consiguiente aumento de la pobreza y la desigualdad social. Por otro lado, la crisis económica ha conllevado una crisis de ideas que favorece el desarrollo e implantación cada vez en más países del fascismo neoliberal.

¿Cuáles son, más en concreto, los rostros de este analfabetismo que encuentra en la ignorancia el instrumento de poder? Los recortes sociales andan paralelos a los recortes en la libertad de expresión, se ponen trabas al pensamiento crítico y los exámenes refuerzan el carácter selectivo, disciplinario y de control ideológico y social, al tiempo que matan la imaginación del alumnado. Por otro lado, asistimos a una espectacularización de la emoción en detrimento de la razón y a una normalización de las fake news, de las mentiras más burdas, así como a la manipulación y a la pérdida de significado del lenguaje. Son tiempos, también, que propician la desmemoria, la estupidez como virtud, la cultura más tecnocrática e instrumental, las visiones hiperpresentistas –sin aprendizaje del pasado ni horizonte de futuro–. Y son tiempos líquidos y acelerados con una sobreexposición de la información, convertida en flashes veloces y desconectados que no permiten el cultivo de un pensamiento profundo, y aún menos una comprensión de la realidad.

Todo ello se asienta en las dos grandes estrategias propias de los sistemas autoritarios: el fomento del odio hacia las personas consideradas extrañas y diferentes y el miedo, los diversos miedos personales y colectivos. Porque en todas las dictaduras pensar es peligroso.

La alfabetización crítica y democrática

Para Giroux la escuela pública es uno de las instituciones clave donde se dirime la lucha por la democracia, por la defensa de la educación como bien común y por la defensa de los Derechos Humanos, con todo lo que ello conlleva de dignificación de las personas y de justicia social. Es el lugar donde pueden generarse espacios de debate para la libre confrontación de ideas, para que el alumnado pueda formarse su propio juicio crítico y donde pueden darse oportunidades para desentrañar las relaciones de poder actualmente existentes y para establecer nuevas relaciones contrahegemónicas para fortalecer la democracia participativa en el seno del aula y del centro.

Este activista cultural apuesta por las escuelas como esferas públicas democráticas con la tarea de educar a los estudiantes en el lenguaje de la crítica, la posibilidad y la democracia: “Debemos empezar a definirnos como ciudadanos críticos cuyos saberes y acciones colectivas supongan unas visiones específicas de la vida pública, la comunidad y la responsabilidad moral”.

La educación crítica articula la crítica a los contenidos del currículo con las consiguientes prácticas pedagógicas alternativas: para relacionar el conocimiento con la vida cotidiana; para tener conciencia y capacidades para entender las fuerzas que modelan la vida de las personas y poder intervenir en ellas; para saber leer el mundo ecónomica y socialmente. Para Giroux la educación es profundamente política; y aunque rehúye manifiestamente el dogmatismo y el adoctrinamiento, tan arraigado en el fascismo neoliberal, señala que el poder trata de darle la vuelta y denuncia al profesorado: “Cuando se acusa a unos profesores de adoctrinamiento es porque se considera que hablan de cosas que son importantes”.

En la actitud de este teórico de la educación crítica hay algunos vocablos que forman parte de su ADN: responsabilidad social, compromiso ético y político, resistencia y esperanza. Y hasta el día de hoy ha tratado de ser sumamente coherente con ellos. Por eso cierra sus conferencias con consejos metafóricos como estos: “Que el fuego continúe quemando y que la luz nos siga iluminando. Lo imposible es lo mínimo que podemos pedir”.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/pedagogiasxxi/2019/06/12/viva-la-escuela-democratica/

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Ecuador: Empresarios en lucha de clases contra los trabajadores

Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

Aprovechando la debilidad conceptual en materia social que caracteriza al gobierno de Lenín Moreno, así como de su exclusiva inclinación empresarial, una elite clasista propone una serie de reformas laborales supuestamente “necesarias” para el avance del país. De este modo, ese sector ha lanzado su lucha de clases contra los trabajadores.

En sus filas se argumenta: 1. El Código del Trabajo impide el crecimiento del empleo; 2) Es necesario generar empleo para 5 millones de personas de la población económicamente activa que carece de él, pues solo 3 millones tiene trabajo formal; 3) La dinamia moderna exige cambiar normas obsoletas, pues el Código es de 1938; 4) Los jóvenes no desean trabajos fijos y prefieren un “salario emocional” (concepto nuevo, ya introducido en otros países, y que supone horarios flexibles y remuneraciones variables); 5) Las empresas requieren de facilidades para invertir; 6) Los dirigentes sindicales solo se quejan y no formulan una sola propuesta para la creación de empleos.

Bajo esa visión, se propone una serie de reformas, cuyos alcances centrales presento en el siguiente cuadro:

PROPUESTAS EMPRESARIALES ALCANCES LABORALES
JORNADA LABORAL:
* Cumplir las 40 horas semanales en 3,5 días;
* Cumplir 40 horas en 6 días semanales;
* Abolir el “sábado” como día de descanso obligatorio.
* Violación a la jornada máxima de 8 horas diarias, para introducir la de 12 horas.
* Violación a la jornada semanal de 40 horas, que debe cumplirse en 5 días, para volverla de 3,5 días o de 6 días;
* En ningún caso se pagará el 50% de recargo al salario por horas suplementarias (lunes a viernes) ni el 100% en días de descanso obligatorio (sábado y domingo);
* Desconoce la jornada diurna y la nocturna;
* Arbitrario y engañoso incremento de la jornada a 48 horas semanales, pues solo el domingo será considerado como día de “descanso obligatorio”;
* Propuesta empresarial es un evidente RETROCESO HISTÓRICO:
>> Antes de 1916 la jornada era “libre” y ascendía a 10, 12, 14 horas o más.
>> En 1916 (Alfredo Baquerizo Moreno) se estableció jornada máxima de 8 horas diarias y 48 semanales, pero con recargos: 25% más por cada hora extra diurna; 50% más después de las seis de la tarde; y 100% más después de las doce de la noche.
>> En ausencia de legislación laboral anterior, entre 1927 y 1928 el gobierno de Isidro Ayora aprobó las siguientes leyes: Contrato individual de trabajo; Duración máxima de la jornada de trabajo y descanso semanal (8 horas diarias y 48 semanales en 6 días, y domingo como descanso obligatorio); Prevención y responsabilidad por accidentes del trabajo; Trabajo de mujeres, menores y protección a la maternidad; Desahucio del trabajo; Jubilación, montepío civil, ahorro y cooperativa; Caja de Pensiones; Jubilación obligatoria para empleados de banco.
>> 1938 – Dcto. 210, 5/agosto: Alberto Enríquez Gallo expide el “Código del Trabajo” (R.O. 78 al 81, Año 1, Quito 14 al 17/noviembre/1938), que dispone
– jornada máxima diaria: 8 horas;
– jornada semanal máxima: 44 horas;
– “descanso forzoso”: sábado tarde y domingo;
– jornada de turno nocturna (entre 7pm y 6am): recargo del 25%;
– horas suplementarias: máximo 4 en un día y 12 a la semana;
– recargo por horas suplementarias: 50%;
– recargo por horas extras y por jornada después de las 12 de la noche: 100%;
– “Ni aún por escrito podrá estipularse mayor duración de trabajo diario que la establecida”.
>> 1979: se establece la jornada máxima de 40 horas semanales.
CONTRATO A TIEMPO FIJO:
* 1 año como tiempo mínimo y 3 como máximo
* Revive modalidad de contrato que atenta contra la estabilidad del trabajador;
* Durante el tiempo de vigencia, el empleador podrá despedir al trabajador, sin indemnizaciones;
* Desahucio solo sobre el tiempo que falte para concluir el contrato, lo que ahorra “costos” empresariales;
* Alienta el incumplimiento de la obligatoria afiliación al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS)
CONTRATOS EVENTUALES U OCASIONALES: 
* Eliminar el 35% de recargo
* Ahorro de “costo” laboral con esa supresión;
* Trabajador en inestabilidad por ser una modalidad de contrato ocasional.
CONTRATO POR EMPRENDIMIENTO: 
* Aplicable a nuevas empresas o inversiones;
* Podrá durar hasta 3 años.
* Trabajador precarizado, porque puede ser despedido en cualquier momento, sin indemnizaciones;
* Viola el principio de estabilidad laboral.
CONTRATO POR PROYECTO:
* Servicios para lograr un objetivo y duración máxima de 2 años.
* Se introduce esta modalidad contractual;
* Precarización del trabajador: carece de casi todos los otros derechos;
* Práctica habitual: “robo intelectual” del proyecto presentado.
PERÍODO DE PRUEBA:
* Aumenta de 90 a 180 días;
* También 180 días para trabajadoras domésticas (tenían 15 días a prueba)
* Se amplía el tiempo de uso de fuerza de trabajo.
* El trabajador puede ser despedido en cualquier momento durante esos 180 días, sin indemnizaciones.
*Empresario ahorra el pago de “costos” por indemnización.
INDEMNIZACIONES POR DESPIDO INTEMPESTIVO:
* Se reduce de 1 año a 6 meses el impedimento para despedir a trabajadores con incapacidad temporal o enfermedad;
* Podrá despedirse al trabajador que pasa al servicio militar o a algún cargo público obligatorio;
* Disminuye el cálculo de indemnizaciones: 1 mes por año de servicio, pero con máximo de 12 meses.
* Eliminar el “despido ineficaz”, el reintegro del trabajador como medida cautelar, y otras.
* Ahorro del empleador por “costos” debidos al despido intempestivo;
* Mayor facilidad para despedir a trabajadores.
JUBILACIÓN PATRONAL:
* Se otorga con 25 años de labor “continua e ininterrumpida”;
* Se calculará el “haber individual de jubilación”, pero “se restará el valor de la totalidad de los aportes patronales depositados en el IESS”;
* “En ningún caso” el valor de la pensión mensual de jubilación patronal será mayor que la remuneración básica unificada (RBU) general del último año; ni inferior al 10% de la RBU si el jubilado solo goza de la jubilación del empleador; y al 8% de la RBU si el jubilado es beneficiario de doble jubilación.
* Por “acuerdo de las partes” el empleador podrá entregar al jubilado un “fondo global”, de acuerdo con un cálculo que se propone.
* Se burla la jubilación patronal, porque “desaparece” la contribución empresarial a la seguridad social, que se reduce a los aportes del trabajador y del Estado. El propio trabajador paga su jubilación “patronal”;
* El retiro camuflado de los aportes patronales al IESS al momento de la jubilación, descapitalizará a la institución en el largo plazo y obligará al Estado a buscar mayor financiamiento para sostener las pensiones;
* La forma de cálculo de la pensión jubilar la disminuye sustancialmente;
* El empresario ahorra “costos” por jubilación patronal;
* El “fondo global” tenderá a disminuir la pensión jubilar debida.
* ANTECEDENTES HISTÓRICOS:
>> 1928 (Isidro Ayora) se creó la “Caja de Pensiones” y aporte de empleados públicos. La jubilación fue restringida para esos empleados, militares, ciertos intelectuales e incapacitados. Debían tener por lo menos 10 años de servicio. Otra ley obligó a la jubilación patronal de empleados de banco.
>> 1935 (Federico Páez) se expidió la primera “Ley de seguro obligatorio” para trabajadores públicos y privados, con aporte bipartito de patronos y trabajadores. Creó el Instituto Nacional de Previsión (INP).
>> 1937: Se crea la “Caja del seguro de empleados privados y obreros”.
>> 1942 (Carlos Arroyo del Río) expide nueva Ley de seguro social obligatorio. Ante la resistencia patronal para incremento de sus aportes, se impuso al Estado la obligación de financiar el 40% de todas las pensiones.
>> 1963 (Junta Militar): se fusionaron las dos Cajas antiguas en la única “Caja Nacional del Seguro Social”.
>> 1970 (José María Velasco Ibarra): se crea el “Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social” (IESS), con contribución tripartita: Estado, patronos y trabajadores afiliados.
HUELGA:
* No podrá realizarse cuando el empleador despide a un trabajador al proponerse un contrato colectivo, o si el empleador se niega a suscribirlo.
* Se requerirá la aprobación de la mayoría de trabajadores.
* Se elimina la estabilidad de 1 año que tienen los trabajadores después de la huelga.
* Se suprime una de las causales más importantes para la huelga legal: la negativa del empleador a suscribir un contrato colectivo;
* Se debilita la huelga como instrumento de acción de los trabajadores.
CONTRATO COLECTIVO:
* El Tribunal de Conciliación y Arbitraje queda “prohibido” de imponer cláusulas o disposiciones “que contengan privilegios y beneficios desmedidos y exagerados”, como los que enumera la propuesta.
* El contrato colectivo, como instrumento para mejorar las condiciones laborales en la empresa y más allá de las disposiciones legales, queda ahora reducido al estricto marco de los mínimos legales ya establecidos.
* Virtualmente “desaparece” la necesidad del contrato colectivo.
ASOCIACIÓN (SINDICATOS):
* Cuota sindical siempre que el trabajador lo autorice (se suprime cuando la asociación lo solicite).
* Se elimina el pago de una cuota mínima obligatoria para la asociación o sindicato.
* La cuota sindical ya no será obligatoria, pues su descuento quedará bajo la autorización del trabajador.
* Debilita a la organización de sindicatos y su financiamiento.
REMUNERACIÓN BÁSICA UNIFICADA:
* Si no se llega a un consenso al interior del Consejo Nacional del Trabajo y Salarios (CNTS), la remuneración básica unificada (RBU) se fijará obligatoriamente de acuerdo a una fórmula matemática que contempla la inflación basada en el índice de precios al consumidor (IPC) del año previo y el crecimiento del producto interno bruto real de los 2 años previos (PIB). La ecuación es la siguiente:
∆% = ∆%−1 + ∆%−2
* Se suprime que el CNTS asesore al Ministro de Trabajo en cuanto a remuneraciones y política salarial.
* Al fijar una fórmula matemática obligatoria, queda definida la forma en que se subirán los salarios, lo cual vuelve innecesaria toda “negociación”;
* La ecuación está pensada para que una subida de las remuneraciones sea la mínima posible, tomando en cuenta los bajos índices que tiene la inflación.
* El CNTS prácticamente desaparece;
* Ahorro de “costos” salariales para el empleador.
* ANTECEDENTE HISTÓRICO: cuando en la década de 1980 el FUT solicitaba el incremento de salarios de acuerdo con el índice inflacionario (indexación), que crecía en forma galopante, los empresarios se negaron categóricamente a esa alza “nada técnica”.
PRESCRIPCIÓN:
* Disminuye el tiempo del trabajador para su demanda laboral, de 3 años a 18 meses.
* El trabajador deberá hacer su reclamo judicial en menor tiempo.
OTRAS:
Voceros empresariales han adelantado otras ideas:
* Eliminar o reducir el reparto de utilidades;
* Reintroducir el trabajo por horas y el tercerizado;
* Realizar una reingeniería al IESS y poner en marcha sistemas privados de seguridad social;
* El empleador es quien debe “manejar” la forma de realización del trabajo, los días necesarios, las horas convenientes, los descansos y vacaciones, los valores salariales,
* Simplemente ajustar contra los trabajadores, pero maximizar las ganancias a cualquier costo.
* Poner en riesgo la seguridad social, que constitucionalmente debe ser universal, pública y “no se puede privatizar”.
* Pretender que el empleador maneje el contrato laboral a su antojo significará violentar no solo el trabajo, sino la vida misma del trabajador, que quedará sujeto al capricho del empresario en todas las actividades y derechos derivados de ese contrato.

Desde la perspectiva de los intereses nacionales, sociales y laborales, cabe destacar algunas conclusiones:

1. Las propuestas han sido formuladas por una elite empresarial que se atribuye la representación de los intereses nacionales y del bien del país. No refleja la posición de otros empresarios, de los medianos, pequeños o microempresarios, y peor aún de las centrales de trabajadores que han rechazado esas “reformas” laborales, de las organizaciones sociales, los profesionales, distintos sectores de clases medias o de los académicos e investigadores.

2. Como las reformas propuestas no solo arrasan con derechos laborales, sino que precarizan a los trabajadores, violan la Constitución de 2008.

3. El Código del Trabajo es una conquista histórica frente a situaciones laborales preexistentes, que carecían de regulaciones sobre jornada máxima, salario mínimo, seguridad social, salud laboral, contrato individual y colectivo, sindicalización, huelga, indemnizaciones, utilidades. Desde 1938 ha tenido múltiples reformas y nuevas disposiciones.

4. Ni el Código del Trabajo, ni los trabajadores “formales” tienen la culpa por la ineficacia empresarial y gubernamental, que son las causas que impiden la generación de más empleo.

5. Tampoco hay sindicalistas “buenos”, que aceptan las reformas (como lo han hecho los de la CUT) y sindicalistas “malos” y perversos (como los del FUT, Parlamento Laboral y otros) que se oponen a ellas, no quieren modernizar al país y no comprenden los nuevos tiempos. Todo lo contrario. Los trabajadores ecuatorianos nos oponemos a las reformas laborales planteadas por empresarios supuestamente “altruistas”, pero con visión oligárquica que, para generar empleo, quieren desmantelar los derechos laborales y retornar a condiciones existentes antes de la expedición del Código del Trabajo. No solo afectan a los obreros, sino a todo tipo de trabajadores, en la agricultura, industria, comercio, construcción, turismo, servicios, etc.

6. La existencia del desempleo y del subempleo tienen raíces históricas, estructurales, empresariales, gubernamentales y también ha estado sujeta a las condiciones externas, particularmente latinoamericanas, en su relación con los centros capitalistas. Abundan libros, artículos e investigaciones de las ciencias sociales sobre estos temas, que son desconocidos por las elites dominantes y en esferas del gobierno.

7. Suponiendo que pasen las reformas, habrá potencialmente 5 millones de ecuatorianos que podrán tener empleo, pero con derechos laborales precarizados, ya que, según declaraciones de los proponentes, tales reformas solo regirán para los “nuevos” trabajadores y no para los antiguos; con lo cual, adicionalmente se creará dos tipos de trabajadores: los “formales” y los “precarizados”. De otra parte, los estudios sobre el tema dan cuenta que el crecimiento del trabajo, bajo condiciones precarizadas, no contribuye al crecimiento económico y tiene repercusiones negativas en la vida social y sobre el bienestar general, porque ahonda la concentración de la riqueza (Confer. https://bit.ly/2Z9NDVf).

8. Se está disfrazando el propósito final que pretende quitar derechos laborales al segmento de población ocupada, para supuestamente dar empleo al enorme número (60/70%) de población desocupada y subocupada.

9. Si las reformas son para futuros trabajadores, los más afectados con la precarización y flexibilización laboral propuestas serán los jóvenes y, sin duda, las nuevas generaciones.

10. Además de las reformas laborales, los empresarios que las promueven también demandan reformas tributarias, mercado libre en todas las esferas y privatización de empresas estatales. Por tanto, su visión no es de futuro, sino que demuestra mentalidades ancladas al pasado, pues añoran las condiciones económicas de las décadas finales del siglo XX, siguen aferradas a la ideología neoliberal y se ajustan a la visión aperturista que todavía mantiene el FMI. Contradicen así a los estudios existentes, que claramente han probado que las reformas laborales neoliberales, así como los paquetes económicos del FMI nunca solucionaron las condiciones de vida y de trabajo de la población, sino que las agravaron, logrando, eso si, una mayor concentración de la riqueza y remarcando los privilegios de vida de las capas ricas de la población. Puede acudirse, por ejemplo, a los estudios de la CEPAL o el de Timon Forster y otros (2019) que estudió al FMI en 135 países (https://bit.ly/2K0ZgKD).

11. Las reformas no están pensadas para producir empleo de calidad, sino para generar empleo precarizado; para no pagar horas extras, suplementarias, recargos, ni indemnizaciones, y con todo ello, aumentar o mantener fáciles y altas tasas de ganancia. Es una visión absolutamente rentista, oligárquica y nada moderna.

12. Las reformas no toman en cuenta la experiencia histórica, tampoco la legislación comparada ni los convenios con la OIT y, lo cual es aún más grave, no consideran la salud ocupacional ni las condiciones médicas más adecuadas para los trabajadores. No importan descansos, recreación, bienestar individual o familiar de las clases trabajadoras. Existe total insensibilidad del sector empresarial-oligárquico sobre lo que es un ser humano.

13. La promoción del empleo es responsabilidad del Estado, del gobierno y de los emprendedores. No son los trabajadores los que deben ser retados a formular propuestas para el empleo. La ineficacia empresarial, el conservadorismo político y la falta de criterios y convicciones sobre responsabilidad social laboral, conducen a cuestionar el mínimo marco laboral que protege a los trabajadores, a fin de removerlo para disminuir “costos”.

14. El avance tecnológico, la biotecnología, el progreso en la maquinaria, la difusión de la robótica o la cibernética, el desarrollo del internet, etc., presionan a nuevas formas de trabajo, que cabe incorporar a la legislación, pero que no implican la necesidad de abolir los derechos laborales mínimos. Al mismo tiempo, en lugar de existir una presión por el aumento de la jornada, lo que existe mundialmente es la tendencia a jornadas de trabajo menores a las 8 horas diarias y a las 40 semanales.

15. Sobre la base de experiencias históricas y fórmulas comparativas con países que pretenden edificar economías sociales (capitalismo social) y no un capitalismo salvaje como se propone para Ecuador, y tomando en cuenta que se reta a dar fórmulas para generar empleo en el país, bien puede pensarse en una serie de instrumentos de política tanto pública como privada, como las siguientes: inversiones estatales en obras, infraestructuras y servicios; incremento de impuestos directos (rentas, patrimonios, ganancias, herencias) para financiar los recursos e inversiones estatales; leyes que obliguen no solo a un mayor reparto de utilidades (hoy es apenas el 15%) sino a la reinversión productiva mínima de un porcentaje anual de las mismas; leyes obligatorias para la inversión de utilidades en servicios de atención social y proyectos de investigación universitaria; establecimiento de un tope de remuneraciones para propietarios y gerentes de empresa; leyes para el crédito obligatorio de la banca privada a emprendimientos, con intereses blandos y preferentes; sistema de trato preferencial para pequeñas y medianas empresas (PYMES); medidas de comercio exterior para proteger el desarrollo de la producción interna y desalentar las importaciones innecesarias; capacitación obligatoria y anual de los trabajadores por parte de las empresas; legislación que penalice la fuga de capitales, su ocultamiento en paraísos fiscales y obligue a su repatriación; cobro inmediato de las deudas privadas al SRI y al IESS; reformas legales para imponer nuevas infracciones laborales a quienes incumplan con derechos laborales fundamentales.

Obviamente, estas y otras alternativas económicas, sociales y laborales, planteadas desde distintos sectores de pensamiento crítico, chocan frontalmente con la visión oligárquica y neoliberal, de modo que no son receptadas en las esferas de gobierno ni en los medios de comunicación hegemónicos, abiertamente subordinados a la cultura empresarial de moda. Requieren, por tanto, de políticas generadas desde el Estado, para asegurar derechos laborales y colectivos, favorecer el emprendimiento y la productividad, al mismo tiempo que propicien una radical redistribución de la riqueza. Pero, lastimosamente, vivimos tiempos conservadores en Ecuador y en la mayor parte de países de América Latina. Sin embargo, los tiempos adversos no impiden continuar sembrando posiciones desde los intereses de las clases trabajadoras.

Fuente de la información: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=256997

 

 

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En Singapur los estudiantes pueden armar su propio currículo

Por: Semana Educación

La Universidad Nacional de Singapur estrena este año una iniciativa que permite a sus estudiantes diseñar sus propios módulos académicos. Análisis del impacto potencial positivo que tendría aplicar esta innovación educativa en Colombia.

En Singapur los estudiantes universitarios pueden armar su propio currículo En Singapur los estudiantes pueden armar su propio currículo Foto: Semana Educación

Las bases del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022 plantean el Pacto por la Ciencia, la Tecnología y la Innovación, que contempla que la sociedad y la economía del futuro estarán fundamentadas en el conocimiento. Con los objetivos del pacto en la mira, la academia asume la responsabilidad de impulsar ideas innovadoras que mejoren la conexión entre universidades y empresas en torno a la generación de proyectos, sobre todo aquellos cuyo propósito es usar y transferir el saber.

Para lograrlo, hay que entender que la innovación en educación no tiene que ser compleja o costosa, ni necesita el soporte de grandes tecnologías o equipos. Simplemente requiere pensar las cosas de manera diferente y atreverse a romper tradiciones.

Un ejemplo a estudiar es la iniciativa que lanzará en agosto de 2019 la Universidad Nacional de Singapur, en la cual los estudiantes de pregrado tendrán la libertad de diseñar sus módulos educativos, empoderándolos de su proceso formativo y motivándolos a realizar sus sueños mediante un modelo denominado Design-Your-Own-Module Initiative (DYOM).

El proceso es sencillo: los alumnos interesados deberán organizarse en grupos de mínimo diez personas y presentar una propuesta a los miembros de su facultad. Allí podrán interactuar con conferencistas y representantes del mundo empresarial para aprender de ellos temáticas que eligen libremente.

Es su propuesta, los estudiantes podrán seleccionar cursos gratuitos en plataformas online como recursos adjuntos al módulo que proponen; por ejemplo, edX, el sitio web de cursos masivos abiertos y en línea creada por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) y la Universidad de Harvard.

Aprobada la propuesta, los asesores de la facultad supervisarán las discusiones, asignarán tareas y garantizarán la demostración de competencias en el campo de estudio escogido por medio de evaluaciones.

Los módulos elegidos podrán ser utilizados para cumplir los requisitos de especialización, licenciaturas, pregrado y programas de doble titulación o titulación simultánea. De esta forma, cada estudiante podrá tomar hasta cuatro créditos de sus módulos electivos para enriquecer su formación y fortalecer su crecimiento personal y profesional. Y reforzará, a su vez, habilidades ‘blandas’ como el trabajo en equipo y la comunicación.

Los creadores de esta iniciativa innovadora argumentan que la idea surgió a partir de la identificación de necesidades especiales de los alumnos que las facultades no siempre atendían de manera satisfactoria, respondiendo así al deseo de hacer responsables y empoderar a los estudiantes en el diseño de su trayectoria de aprendizaje.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/en-singapur-los-estudiantes-universitarios-pueden-armar-su-propio-curriculo/614497

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Repetir o no repetir, ¿es esa la cuestión?

Por: Juan Maria Segura 

Gran revuelo causó la noticia de que Uruguay avanzaba en la eliminación de la repitencia en su sistema educativo. Apoyados en argumentos tanto externos (otros lo hacen) como internos (los que repiten se terminan ‘cayendo’ del sistema), parece haber consenso del otro lado del Río de la Plata para dar lo que sería un paso trascendental en sus políticas educativas. En nuestro país la noticia fue levantada por medios y opinión pública como una señal de alarma, a pesar de que los resultados de las Pruebas Aprender nos indican cada año con contundencia que los repitentes aprenden menos que el conjunto, y que a medida que aumenta la sobreedad, rinden inclusive peor, más lejos de los pretendido. Entonces, ¿frente a qué tipo de noticia o reforma estamos? ¿Es esto una revolución copernicana, una irresponsabilidad guiada por la mala política, o una acción cosmética y no mucho más? ¡¿O acaso es todas esas cosas a la vez?!

La repitencia escolar puede ser interpretada, a mi juicio, tanto como el signo del fracaso de un sistema escolar, como el emergente más patente de un sistema que, equivocadamente, pretende tratar a todos los aprendices de la misma manera. Ambas interpretaciones nos llevan a una valoración negativa del suceso (es mejor que la repitencia no ocurra en ambos casos), pero poseen orígenes marcadamente diferentes. En un caso, el ‘error’ o desvío se produce por mala gestión de los aprendizajes, por las razones que fuere (docentes mal preparados, alumnos que no estudian, familias que no acompañan, currículas oficiales que no estimulan, ministerios que no proveen suficientes fondos, inspectores que entorpecen, directores que no gestionan, infraestructuras edilicias deficitarias), mientras que en el otro caso la repitencia se da no por mala gestión sino por un mal diseño del sistema, esperando que todos aprendan lo mismo, al mismo ritmo, dictado de la misma manera, respondiendo por igual a idénticas consignas.

Ya decía Isaac Asimov en 1988 que ‘…en la actualidad se llama aprendizaje a algo que te fuerzan aprender. Todos son obligados a aprender lo mismo, el mismo día, a la misma velocidad en la clase. Y todas las personas son diferentes: para unos esa metodología va muy rápido, para otros muy lento, para otros en la dirección equivocada…’. Y este razonamiento fue realizado antes de internet (1992), Amazon (1994), Netflix (1997), Google (1998), Wikipedia (2001), Facebook (2004), Spotify (2006), Airbnb (2008), Uber (2009), Instagram (2010), el movimiento de indignados, las criptomonedas, el ciclón de las MOOCs, la viralización de las charlas TED, el IoT, la impresión 3D, la IA, la robótica, el machine learning, la big data, la realidad virtual y la realidad aumentada. O sea, a pesar la brillantez de su diagnóstico y predicción (‘…una vez que tengamos computadoras en cada hogar, cada una de ellas conectada a enormes bibliotecas donde cualquier persona pueda hacer cualquier pregunta y obtener respuestas, obtener material de referencia de algo en lo que esté particularmente interesada en conocer, desde una temprana edad, por más tonto que pueda parecer el asunto para otros, haciéndolo a su propia velocidad, en su propia dirección y a su propio tiempo, entonces todo el mundo disfrutará aprendiendo…’), Asimov se quedó corto, ¡cortísimo!

El aprendizaje profundo y significativo es una experiencia personal e individual de la que la escuela nunca se ha ocupado, por decisión o imposibilidad, lo mismo da. Este, difícilmente ocurre al mismo ritmo entre chicos de misma edad. Los chicos aprenden cuando quieren, sostiene Sugata Mitra desde tu teoría del aprendizaje mínimamente intervenido, y no cuando otros lo imponen. Dado que la escolaridad siempre ha intentado hacer de la igualación y estandarización una estrategia pedagógica inviolable, en la práctica fue encontrando sus límites. Mas allá de la persistencia en desarrollar exámenes estandarizados que intenten medir en forma homogénea el progreso que chicos y chicas supuestamente iguales van mostrando en sus aprendizajes escolares, como estrategia pedagógica es un grave error, pues estos solo miden un tipo de conducta y disciplina memorística que atiende cuestiones de repetición y no necesariamente de comprensión. Gardner suele recriminarle al sistema educativo que nunca se ha comprometido con el aprendizaje de la comprensión profunda, y que solo se ha conformado con la representación de formas memorísticas de repetición, tratándolos como proxy de aprendizaje.

Analizado desde ese punto de vista, la repetición no necesariamente es algo malo en sí mismo, sino que es malo en relación con un tipo de diseño escolar. En el sistema actual, tanto en nuestro país como en muchos de los sistemas educativos de la región, repetir es un problema, y no aprender todos al mismo ritmo también. Es un intríngulis de que es difícil escaparse, y me pregunto si es posible apuntalar la calidad de los aprendizaje con buena gestión dentro de un sistema que no sea reestructurado en sus fundamentos pedagógicos.

Por lo tanto, debemos preguntarnos es si el sistema escolar actual, dentro del cual se busca que los alumnos no repitan y avancen al mismo ritmo, el ritmo de la cohorte, es algo que deba seguir sosteniéndose.

Si la modificación realizada en el vecino país es solo una acción cosmética realizada con el fin de ‘encubrir’ un indicador clave de un sistema escolar anticuado, entonces es una pésima política y una mala noticia. Si, en cambio, la modificación nos está dando indicios de que el sistema escolar de ese país está comenzando a virar hacia una mirada más centrada en el alumno como un ser individual y no tanto como parte de un lote de personas, entonces merece atención y seguimiento.

*Fuente: http://juanmariasegura.net/index.php?s=noticia&titulo=Repetir+o+no+repetir%2C+%C2%BFes+esa+la+cuesti%C3%B3n%3F&nid=180

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Guatemala, entre el racismo electoral y la apoliticidad indígena

Por: Ollantay Itzamná

Acabo de presenciar un “Foro Presidencial”, con la participación de 9 candidatos, organizado por 48 Cantones, en el Parque Central de Totonicapán. La organización indígena maya más antigua y de más renombre a nivel nacional.

El contexto de las elecciones generales del próximo 16 de junio, donde participan tres candidatos indígenas a la Presidencia de la República (del total de 19 candidatos), incrementó el volumen noticiario sobre el irresuelto asunto del racismo cotidiano en el país habitado por indígenas, pero gobernado por criollos.

¿Es el problema el racismo o es la apoliticidad indígena?

El mencionado Foro estaba organizado para “escuchar” a los presidenciables, “sus propuestas sobre pueblos indígenas”. Ninguna de las preguntas formuladas por los organizadores abordaba asuntos como: Autodeterminación de Pueblos, Estado Plurinacional, Proceso Constituyente Plurinacional…

Es decir, las y los indígenas, en su “calidad de súbditos” del Estado Republicano criollo se reunieron para “escuchar” las enseñanzas sobre la “pureza de la política criolla”. Al grado que, dos de los candidatos, desde la testera, cual si fueran candidatos a reyes, resondraron, increparon e insultaron a las y los presentes, en nombre Dios.

“En Guatemala somos un solo pueblo. Tenemos una sola fe. Creemos en un solo Dios. Cuidado con quienes hablan de pueblos diferentes”. “Así como Dios eligió a Samuel, ahora, nos ha elegido para seguir llevándolos a Uds. al desarrollo. Cuidado con quienes cuestionan la propiedad privada, cuidado con quienes están en contra de la pena de muerte, cuidado con quienes están a favor del aborto…” “Uds. están mucho mejor que antes. La apertura a la inversión privada (privatizaciones) trajo desarrollo a Uds. Cuidado con cuestionar la privatización. Si Uds. no quieren desarrollo entonces quién sabe qué serán Uds.”, fueron algunas de las frases de airados candidatos de corbata en el Foro que aún resuena en mi tímpano.

En un momento, uno de los ancianos, quien no pudo contener la indignación ante tanto insulto, corrió a la testera principal gritando y señalando al candidato señorial: “Fuera, fuera de aquí, fuera de aquí, ya no eres bienvenido”. Pero, los aguaciles mayas de los 48 Cantones lo censuraron y retiraron al anciano del lugar por “faltar al protocolo”, mientras el encorbatado los miraba con desprecio y asqueado.

¿Por qué ancestrales organizaciones indígenas no plantean autonomías, ni Estado Plurinacional?

La colonización interna (de los dos últimos siglos) logró casi anular del todo procesos de acumulación de luchas de resistencia indígenas durante la Colonia española. Es decir, los liberales y conservadores fueron más cruentos con la dominación cultural y política para los indígenas que los españoles.

La “conciencia” de la identidad indígena es bastante reciente. Data desde los últimos decenios del pasado siglo (abonado por factores como la “memoria de los 500 años”, el multiculturalismo implementado en algunos países, los derechos colectivos impulsados en la ONU, etc.). ¿Nuestros abuelos y padres eran indígenas? Sí. Pero, fueron indígenas políticamente dominados, culturalmente ilusionados por el espejismo de la modernidad.

En el caso de Guatemala, como efecto de la firma de los Acuerdos Paz (1996), vino la cooperación internacional y financió políticas organizativas/formativas para estimular derechos culturales. Sin considerar los derechos políticos. Y, las y los trabajadores, investigadores o cooperantes indígenas se sintieron cómodos en el ámbito del culturalismo.

Así fue cómo las organizaciones indígenas y campesinas fueron atrapadas por el espejismo iluso del folclorismo. Ingresar en la disputa por derechos políticos implicaba renunciar al confort que redituaba el folclorismo. Y, el Estado-empresa prosiguió con el saqueo neoliberal (post Acuerdos de Paz) en territorios indígenas sin mayor conciencia política.

Ésta creo que es una de las razones del por qué, después de 30 años de vigencia de los derechos políticos colectivos de los pueblos como: la autodeterminación, ejercicio político, territorio, consentimiento previo, etc., las organizaciones indígenas no logran salir del “providencialismo” o de la actitud pordiosera de la “incidencia política”.

Sólo así se puede explicar, jamás justificar, la propuestas y actitudes de candidatos presidenciales mayas que se resisten (silentes) a la propuesta de la creación del Estado Plurinacional con autonomías indígenas, o a la propuesta de proceso constituyente popular y plurinacional impulsado por comunidades indígenas campesinos, organizados recientemente, articulados en el Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP)

Pluriculturalidad no es plurinacionalidad

El concepto de plurinacionalidad significa varias naciones (comunidades políticas) articuladas alrededor de un proyecto político (Estado) en común que posibilite autonomías territoriales de los pueblos o nacionalidades. Plurinacionalidad es un concepto jurídico político. Por tanto, implica necesariamente el ejercicio de derechos políticos.

La pluriculturalidad es un concepto socioantropológico. Significa el reconocimiento y estímulo únicamente de derechos culturales (vestimenta, idiomas, tradiciones, espiritualismos, etc.) Mas no de derechos políticos (autodeterminación, gobierno propio, territorio, etc.) La pluriculturalidad no es más que el multiculturalismo encubierto. Y el multiculturalismo (bajo el argumento de la “tolerancia”), en Guatemala, no es más que monoculturalismo criollo predador de pueblos. Con la idea de pluriculturalidad técnicamente no se puede construir un Estado Plurinacional. Canadá, España, Ecuador, lo saben.

El Movimiento para la Liberación de los Pueblo plantea un Estado Plurinacional con autonomías territoriales. No plantea pluriculturalidad. Y el camino técnico político para materializar dicha idea es el proceso de Asamblea Constituyente Plurinacional, así como reiteradas veces lo plantean Thelma Cabrera y Vicenta Jerónimo, defensoras y candidatas principales de MLP.

El conclusión, el racismo es innato al Estado criollo. Y, el Estado criollo subsiste en la medida en que “dirigentes” indígenas, abstraídos en la “incidencia”, se sienten cómodos en el confort que les reditúa el culturalismo apolítico, y se niegan al horizonte político de la plurinacionalidad. Mientras, el racismo cotidiano se sedimenta, en el mejor de los casos, en el contenido de afligidas narrativas indigenistas.

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China: La Revolución Cultural, Una Revolución Política Abortada

Por: Alberto Madoglio/Kaos en la Red

1968, del cual este año festejamos el cincuentenario, fue un año de enormes cambios a nivel global. Masas de jóvenes, estudiantes, trabajadores, irrumpieron en el escenario de la lucha política. La clase dirigente de cada país fue puesta en tela de juicio. En Francia, en el mes de mayo, diez millones de obreros en huelga ocuparon las calles del país, y estuvieron a un paso de tomar el poder.

En los años anteriores hubieron muchas señales de que la situación política a nivel global estaba llegando a un punto de ruptura.

China fue la nación que, en la mitad de los años’ 60, tuvo un enorme estallido revolucionario que asumió las características de una verdadera revolución política contra el dominio burocrático del Partido Comunista, de clara matriz estalinista. La burocracia, guiada por el PCCh, privilegiaba la defensa de los propios intereses materiales en detrimento del desarrollo de la revolución, sea a nivel nacional o internacional. Como todos los partidos comunistas de corte estalinista, en una primera fase fue completamente subalterno a los intereses de la burocracia del Kremlin. Una vez tomado el poder, las necesidades burocráticas nacionales del nuevo Estado obrero entraron en conflicto con las de Moscú.(*)

Para tratar de comprender las razones de este fenómeno, tenemos que analizar brevemente el curso anterior de los acontecimientos y el marco nacional e internacional en que se desarrollaron.

China: un Estado obrero deformado

A diferencia de Rusia en 1917, en China la revolución dio vida a un Estado obrero deformado (tal como lo eran los Estados obreros nacidos en la segunda posguerra en Europa del Este). El poder no estuvo nunca en manos de organismos de clase comparables a los soviets, ni el PCCh podía ser en modo alguno comparado con el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky.

Al mismo tiempo, el marco a nivel internacional era diferente de aquel que, de alguna manera, facilitó la consolidación del poder de Stalin y su gente. En los años ’30, el proletariado a nivel global había padecido una serie de importantes derrotas: victoria de Hitler en Alemania, derrota de los procesos revolucionarios en Austria, Francia y España por causa de la acción política impuesta por Stalin sea directamente, sea a través de los partidos comunistas locales. Diferente fue la situación en los años siguientes a 1945: la derrota del nazismo y el fascismo en Europa; el proceso de descolonización en Asia y África; el nacimiento de nuevos Estados obreros, incluso deformados, en Europa del Este y en Asia; la derrota de EEUU en la guerra de Corea; y posteriormente la resistencia que encontraron y debieron enfrentar en Vietnam. Todo eso creaba, incluso con importantes contradicciones (la derrota de las revoluciones pos Segunda Guerra Mundial en Italia, Francia y Grecia), un clima de mayor confianza entre las masas oprimidas a nivel mundial.

La «Gran Revolución Cultural Proletaria» en China se inserta en esta nueva situación.

Del «Gran salto hacia adelante» a la Revolución cultural

Es útil hacer una introducción previa antes de abordar plenamente aquellos acontecimientos. Hacia finales de los años ’50, la República Popular China tuvo que cerrar cuentas con el fracaso del «Gran salto hacia adelante»: una tentativa veleidosa, administrada con métodos burocráticos, de favorecer el proceso de industrialización del país. Apoyado fuertemente por Mao, que se ilusionaba con superar en el curso de pocos años la producción industrial de Gran Bretaña, el proyecto se tradujo en un enorme fracaso que costó la vida a millones de personas por causa de una carestía debida al derrumbe de la producción agrícola.

Se inició una dura lucha fraccional al interior del Partido Comunista chino. Todos los mayores dirigentes habían sostenido la política del «Gran salto hacia adelante», pero ahora muchos la criticaban pidiendo el fin del proceso de colectivización en el campo. Una Conferencia del partido en 1961 señaló este giro moderado o de derecha. Se comenzó a favorecer la pequeña parcela agrícola, tal como el provecho privado y los incentivos materiales a los campesinos. Se redefinieron los equilibrios de poder al interior del PCCh y del Estado. Mao dejó el cargo de presidente de la República en 1959, ahora confiado a Liu Shaoqi, y permaneció simbólicamente como presidente del PCCh, del que Deng Xiaoping llegó a ser secretario. Al mismo tiempo, Lin Biao, un aliado de Mao, se volvió ministro de Defensa. Explotando su posición, empezó a consolidarse en el ejército el culto a la personalidad del Gran Timonel, que jugaría un papel cada vez más importante durante el curso de la Revolución Cultural.

Los equilibrios entre las muchas fracciones de la burocracia en China permanecieron precarias. La «derecha» de Liu y Deng controlaba el PCCh y los aparatos del Estado, la «izquierda» de Mao y Lin, los cuadros del ejército y la policía.

Una aclaración es necesaria. Los términos derecha e izquierda son puestos entre comillas porque, como veremos más adelante, se trataba de una diferenciación dentro del aparato de poder, que cuando vio puesto en peligro el propio predominio buscaría y encontraría el modo de dejar de lado las propias contradicciones.

La tregua interburocrática, sin embargo, no podía durar mucho: contradicciones de carácter sea externo o interno contribuyeron a minarla siempre más. El proceso de desestalinización iniciado en la URSS acentuaba, entre otras cosas, la línea de la coexistencia pacífica entre el primer Estado obrero y el imperialismo. Eso tuvo consecuencias concretas respecto de China: fin de las ayudas económicas por parte de Moscú, fin de la cobertura nuclear defensiva a favor de Pekín. Estas decisiones no podían sino crear fuertes preocupaciones en el país, a causa de la cada vez más fuerte presencia de tropas americanas en el Sudeste asiático: una agresión imperialista de barras y estrellas no podía ser descartada.

A nivel interno, la victoria revolucionaria de 1949 permitió importantes e innegables progresos en el campo económico. Los propios efectos devastadores del «Gran salto hacia adelante» fueron completamente borrados en cuestión de pocos años; sin embargo, los desequilibrios dentro de la sociedad china estaban muy lejos de ser superados: las escuelas mejores siguieron siendo prerrogativa de los hijos de la nueva clase dirigente, la superación de la política de industrialización forzada trajo consigo la vuelta al préstamo usurario; el cierre de muchos hospitales en las zonas del campo más pobre, una diferenciación de los salarios entre el proletariado agrícola (más alto para quien producía bienes de mayor valor destinados a las ciudades, por ejemplo hortalizas), un alto porcentaje de trabajadores precarios en la industria que no recibieron salario desde 1959. Esmien cuenta que en aquellos tiempos la población activa crecía en cerca de siete millones por año, mientras las ciudades solo podían garantizar 300.000 nuevos puestos de trabajo. No obstante, quien había conocido la vida urbana no quería volver a la miseria de la vida en el campo.

Esta situación fue la base material que permitió a Mao y su fracción recurrir a las masas más pobres para invertir las relaciones de fuerza en el Partido y en los ganglios del Estado, pero al mismo tiempo también estuvo entre las causas que impidieron a la fracción del Gran Timonel evitar que la situación se le fuera de las manos.

Los acontecimientos tomaron el nombre de Revolución Cultural porque fue por cuestiones de la cultura que comenzó la lucha de fracción y la sucesiva marea revolucionaria propiamente dicha.

La lucha interburocrática estalla con violencia

El 10 de noviembre de 1965 aparece en un periódico de Shanghái (que desde aquel momento será la fortaleza de los maoístas) un artículo de crítica a una obra de 1961 escrita por el vicealcalde de Pekín, La destitución de Hai Rui. La acusación que le hace al autor es, tras la apariencia de un drama histórico, haber atacado las ideas de Mao. Este, mientras tanto, pide al CC que las ideas de los intelectuales próximos a los líderes de la «derecha» del Partido fueran condenadas, pero sin éxito.

En febrero del año siguiente, el grupo constituido por la Revolución cultural (hegemonizado por elementos adversos a Mao, entre los que se destacaba el alcalde de Pekín, Peng Chen) afirmó que el debate no debía salir del ámbito intelectual. Después de haberlo esbozado en un primer momento, Mao y sus aliados pasaron a la ofensiva. El Comité permanente de la Asamblea Nacional lanzó la «Gran revolución cultural proletaria». El 16 de mayo el CC lanzó una circular para extender la Grcp entre Partido, Estado y ejército, con el objetivo de eliminar los elementos filo-burgueses: tomada de este modo, inició la depuración de los elementos adversos a Mao. En Pekín, en la universidad, apareció el primer balcón (manifiesto mural), en el cual se criticaba a los docentes que de algún modo eran identificados como adversarios del pensamiento del fundador de la República Popular. Los tumultos se extendieron como mancha de aceite. Los partidarios de las posiciones de «derecha» comenzaban a advertir el peligro y, por toda respuesta, organizaron equipos de trabajo para mandar a los ateneos y a las escuelas para tratar de dirigir la Revolución cultural, en realidad para intentar poner la situación bajo su control. Mao y los suyos, por reacción, decretaron la disolución de los equipos de trabajo, acusados de querer interrumpir la Revolución cultural en las escuelas, y el cierre de las universidades. En ese contexto, comenzaron a aparecer los Guardias rojos, formaciones juveniles partidarias de Mao Zedong.

Los acontecimientos siguieron sucediéndose frenéticamente. En el pleno del CC, en agosto, Mao lanzó el famoso eslogan «bombardear el cuartel general». Esto, junto a la promulgación de los dieciséis puntos, carta fundamental de la Revolución cultural, creó la ilusión de que Mao y su fracción eran los partidarios de una revolución propiamente dicha en el sistema de poder pos 1949. En realidad, los edictos a la libertad de pensamiento, de crítica a los dirigentes, de auto-organización de las masas en lucha, de elegibilidad y revocabilidad de los dirigentes refiriéndose a la experiencia de la Comuna de París de 1871, quedaron en el papel. Ciertamente, la apelación a las masas, las oceánicas manifestaciones de millones de Guardias rojos hechos venir a Pekín para sostener a los partidarios de la Revolución cultural, y a Mao en particular, indujeron a esta equivocada convicción. Fueron los acontecimientos sucesivos, entre de diciembre de 1966 y enero del año siguiente, los que aclararon sin sombra de duda cuál era el verdadero intento de la agrupación así llamada de «izquierda».

Mao y sus seguidores sostenían que la revolución no debía concernir solo a la cultura, pero una vez abierta la Caja de Pandora de la movilización de masas, los acontecimientos no podrían ser ni directos ni controlados por defecto por los miembros del Comité Central.

La clase obrera sale a escena

Shanghái, el mayor centro industrial del país, fue el centro de aquella que fue llamada «la tempestad de enero». Huelgas, choques con la policía, ocupaciones de fábricas, bloqueo generalizado del transporte público, caracterizaron la lucha en la metrópoli. El descontento y las contradicciones acumuladas por años estallaron sin control. La clase obrera comenzó a entrar en el escenario de la lucha, con reivindicaciones propias: aumentos salariales, mejores condiciones laborales, calidad de vivienda y sanitaria. Los obreros vieron en el pensamiento y en las palabras de Mao la justificación de sus acciones. Sin embargo, el Gran Timonel comenzaba a advertir el peligro. Por un lado, no podía hacer un específico llamado a la desmovilización en tanto sus adversarios en el aparato no fueran completamente derrotados, por el otro, empezaba a darse cuenta de que la situación ya estaba fuera de control. Sobre las huelgas que estallaron en el país, y como recordado en particular sobre la de Shanghái, el Comité Central votó un documento en el que se condenaba como economicismo las solicitudes de mejoras económicas planteadas por los obreros, porque según el grupo dirigente del PCCh amenazaban con poner en peligro las conquistas revolucionarias. Mao y su fracción creían que detrás de los acontecimientos que se sucedían en la capital económica del país estaban sus adversarios del PCCh, juicio sin sombra de duda errado y calumnioso. En realidad, el proceso iniciado en la tardía primavera del ’66 resultó ser el «la» [el tono] al descontento que se alojaba desde hacía tiempo en la sociedad china y que la revolución no fue capaz de derrotar. Más bien, los enormes privilegios de que gozaron los burócratas no hicieron otra cosa que aumentar la rabia y el resentimiento popular, que esperaban solo la ocasión para salir a la superficie. Ciertamente, en algunos casos los adversarios trataron de utilizar las movilizaciones obreras contra la fracción de Mao, pero en ningún caso se puede hablar de una acción pensada en los despachos por los exponentes de la «derecha». Shanghái era en realidad el bastión propiamente dicho de los maoístas.

La tentativa de la fracción de «izquierda» de controlar los acontecimientos vino todavía con el llamado a la movilización de los Guardias rojos. Mao lanzó la consigna de las «tomas de poder». ¿De qué se trataba?

Primeras tentativas de normalización. El papel del ejército

Los Guardias rojos, junto a los miembros maoístas del Partido, tuvieron que asaltar las sedes del Partido y las instituciones estatales, echar a los adversarios políticos sustituyéndolos por los suyos. La característica saliente de este proceso fue dada por la intervención del ejército. Si al principio el ejército de liberación popular tuvo que respaldar la acción de los Guardias rojos y de la fracción de Mao, con el pasar del tiempo y el precipitar de los acontecimientos se volvió un sujeto cada vez más activo y protagonista. La naturaleza burocrática y bonapartista de las «tomas de poder» se evidenció en el hecho de que esto era más simbólico que concreto, en el sentido de que los Guardias rojos no se convirtieron en la base de masas de un nuevo poder. Tuvieron que limitarse al nivel local (ciudadano y regional) mientras era descartado que las «tomas de poder» pudieran valer en el plano nacional. El ejército tuvo que ser excluido puesto que se volvió, con el pasar del tiempo, la única institución que podía garantizar una cierta continuidad de poder: reprimía las huelgas tomando el control de puertos, ferrocarriles, transportes, etc., intervenía cada vez más a menudo para solucionar disputas entre los muchos grupos revolucionarios. Muchas veces, a nivel periférico, los líderes de uniforme no vieron con agrado la retórica «movimentista» de Mao, porque veían en ella un peligro para el mantenimiento del status quo.

El acontecimiento que dio la excusa para empezar el proceso de normalización de la Revolución cultural fue el así llamado incidente de Wuhan. En agosto de 1967, dos ministros enviados por Pekín fueron arrestados por el comandante militar de instancia en la ciudad. El propio Mao fue obligado a dejar a hurtadillas la ciudad, después de que una muchedumbre enfurecida rodeó su vivienda.

El aparato del PCCh retoma el control

Las escuelas y las universidades, que proveyeron la base material de los Guardias rojos, fueron reabiertas. Se cancelaron las facilidades que les habían permitido a los estudiantes ir a Pekín a apoyar a Mao y su grupo. Veinte millones de Guardias rojos fueron enviados al campo en los cuatro rincones del país con la excusa de entrar en contacto con la vida de los campesinos, en realidad para dispersarlos y volverlos inocuos. Los comités independientes (que en algunos casos alcanzaron el millón de adherentes) fueron disueltos, también con la intervención del ejército cuando necesario. Mao afirmó que 95% de los dirigentes del Partido eran honestos, mientras al mismo tiempo ordenaba la depuración de sus partidarios que de manera demasiado ansiosa [extremista] se hicieron intérpretes de su pensamiento. Entre sus adversarios, solo Liu Shaoqi fue separado mientras Deng Xiaoping padeció solo una sanción disciplinaria menor.

La demagogia movimentista y antiburocrática fue dejada definitivamente de lado cuando, con ocasión de la convocatoria del IX Congreso del PCCh, la lista de los delegados fue decidida por el Comité Central y de los más de 1.500 delegados 3/4 eran miembros del ejército.

El maoísmo o la ilusión de una autorreforma de la burocracia

Se trata ahora, llegados a este punto de análisis del fenómeno de la Revolución cultural, de comprender sus características de fondo, y por qué las esperanzas depositadas en Mao como posible defensor de una genuina batalla contra la burocracia y sus degeneraciones fueron equivocadas.

Desde cierto punto de vista, no hace falta sorprenderse de las esperanzas e ilusiones que la acción de Mao hizo nacer en sectores de vanguardia del movimiento estudiantil y, en parte, obrero a nivel internacional, no solo en los años en que se daban los acontecimientos que hemos recordado brevemente sino también en los años siguientes. En Italia en particular la mayoría de las organizaciones políticas que se situaban a la izquierda del PCI en aquellos años tuvieron en el maoísmo su propia referencia política internacional. Esto explica también por qué una situación revolucionaria como la que caracterizó el país por un década (finales de los años ’60 y los ’70) acabó con una derrota. Ni estas organizaciones ni mucho menos el PCI tuvieron un programa coherente para la acción revolucionaria que pudiera finalizar en la conquista del poder por parte de las masas obreras.

Como señala Nahuel Moreno, mientras la casta burocrática en la URSS se afirmaba como un cuerpo monolítico consolidado contra la clase obrera rusa, que no solo había sido poco a poco expropiada del poder conquistado en octubre de 1917 sino que fue aniquilada, exterminada y reducida a la más completa pasividad, en China las cosas seguían un curso diferente. Mao lanzaba su batalla en nombre de la lucha contra las degeneraciones burocráticas del Partido y el Estado, contra las cuales llamaba a la participación y a la movilización de las masas estudiantiles primero, y las obreras después.

Stalin, en ningún período de su dominio llegó a tanto (1). Además, mientras en los años ’60 la URSS se hacía paladín de la coexistencia pacífica con el imperialismo estadounidense, la fracción del PCCh conducida por Mao y Lin Biao recurría a la retórica antiimperialista y a la necesidad de la movilización de las masas en defensa de la nueva China surgida de la Revolución del 1949 (la prueba de cuánto la propaganda contra el imperialismo fue instrumental a la lucha de fracción se vería años después, con la visita de Nixon a China y el nacimiento de acuerdos entre los dos países, esta vez en función anti URSS). Obvio que todo eso creara esperanzas entre las vanguardias que en los años ’60 empezaban a convertirse en protagonistas de la lucha política, no limitándose a delegarla a sus tradicionales representaciones políticas y sindicales.

Las razones de fondo que explican la acción de Mao son otras. Como recordado al inicio, como consecuencia del fracaso del «Gran salto hacia adelante», Mao fue dejado, al menos parcialmente, aparte. La nueva mayoría conducida por la fracción Liu Shaoqi/Deng Xiaoping se inclinaba por la aplicación de una política económica más favorable a las capas superiores de los campesinos, a una suerte de tolerancia hacia la iniciativa privada (después de la muerte de Mao, Deng volverá con plenos derechos a la vida política china, y como líder incontrastable será el artífice del proceso de restauración del capitalismo en el país).

Encontrándose en minoría en el aparato del Partido, Mao intentó por un período reconquistar posiciones usando las estructuras del PCCh. Vista la imposibilidad de recorrer con éxito este camino, eligió la vía de llamado a las masas. En cuanto a que su real voluntad fuese no lanzar una verdadera lucha frontal contra el aparato podemos intuirlo por las decisiones de no querer movilizar, al inicio, las masas obreras: un llamado directo al proletariado habría demostrado la voluntad de una real lucha contra las degeneraciones burocráticas que estaban presentes en la sociedad china, pero un producto del aparato como Mao no podía correr este riesgo. Mao quiso siempre tener el ejército al amparo de la acción detonante de los Guardias rojos: las «tomas de poder» de que hemos hablado, no deberían incluirlo, aunque de hecho la intervención del ejército garantizaba, en la medida de lo posible, nuevos sobresaltos a la estructura del Estado.

También en los momentos en que el choque fue más duro, Mao evitó lanzar sus ataques contra esas mayores instancias del Estado y el Partido (Consejo de Asuntos de Estado y Comité Central). Después del incidente de Wuhan, su acción fue abiertamente contrarrevolucionaria y restauracionista: el uso masivo del ejército para normalizar la situación contenía ya las intenciones autoritarias y burocráticas.

La ausencia de una dirección revolucionaria es la causa del fracaso de la movilización de las masas contra el aparato

Sin embargo, los acontecimientos de la Revolución cultural también nos dejan enseñanzas positivas. Una vez liberada, la fuerza revolucionaria de las masas, especialmente obreras, no puede ser gobernada tan fácilmente. No tenemos la contraprueba, no sabemos qué habría hecho Mao si hubiera imaginado que su llamado a las movilizaciones se convertiría en una tempestad que golpearía a fondo y por tanto tiempo la sociedad china. Sabemos, en cambio, que, después, las luchas entre las muchas fracciones del PCCh se resolvieron sin requerir la intervención activa de las masas, aunque las tensiones que estallaron entre estos en 1989 se resolvieron con la intervención del ejército de liberación popular y con la brutal y sangrienta represión a los jóvenes que ocuparon la plaza Tiananmen.

Además, hemos tenido por enésima vez la prueba de que sin una clara y consecuente dirección política ninguna movilización, por muy extensa y muy radical que sea, puede de por sí triunfar. Un partido de tipo bolchevique, apoyado en un claro programa leninista y organizativamente separado de cualquier otro partido político, es no solo indispensable para la conquista del poder en una sociedad burguesa capitalista, sino que también era necesario para llevar a cabo con éxito una lucha de revolución política en los Estados obreros degenerados o deformados.(2) Y es esta, sin sombra de duda, la culpa más grande de aquella corriente mayoritaria que después de la Segunda Guerra recupera las posiciones políticas de Trotsky y de la Oposición de Izquierda para el estalinismo. El no haber construido partidos bolcheviques leninistas, es decir, secciones de la Cuarta Internacional en los Estados obreros, ilusionándose con que sectores de izquierda de la burocracia pudieran absorber esta tarea es sin duda una de las causas, si no la principal, que no permitió a la más amplia y radical experiencia revolucionaria en un Estado obrero deformado echar definitivamente del poder a la burocracia, poniéndolo en las manos del proletariado y sus organizaciones de poder, los soviets.

Notas:

[1] Véase Nahuel Moreno, “La revolución cultural china”, en: La Verdad 102, 21/8/67, y el capítulo “Cómo debemos analizar el fenómeno”, en: Nahuel Moreno, Las revoluciones china e indochina, 1968.

[2] Usamos el verbo en pasado porque hoy no existe más el Estado obrero por el cual sea posible levantar la consigna de la revolución política.

Para los nombres chinos se utiliza la ortografía oficial china en vigencia desde 1958.

* Para profundizar sobre el tema, que no tenemos posibilidad de desarrollar en este artículo, sugerimos las siguientes lecturas (además de los textos citados en la bibliografía):

Bibliografía:

BRONZO, A. I comunisti in Cina. Dalle origini alla presa del potere [Los comunistas en China. Del origen a la toma del poder]. Nuove edizioni internazionali, 1983.

TROTSKY, L. La rivoluzione permanente [La revolución permanente], 1929, Pbe, 1967.

TROTSKY, L. Scritti 1929-1936 [Escritos 1929-1936], Oscar Mondadori, 1968.

TROTSKY, L. I problemi della rivoluzione cinese e altri scritti su questioni internazionali 1924-1940 [El problema de la revolución china y otros escritos sobre la cuestión internacional 1924-1940], Einaudi, 1970.

TROTSKY, L. La terza internazionale dopo Lenin [La Tercera Internacional después de Lenin], Schwarz, 1957.

ISAACS, La tragedia della rivoluzione cinese 1925-1927 [La tragedia de la revolución china 1925-1927], Il saggiatore, 1973.

Mao Zedong, Il libretto rosso [El libro rojo], Newton Compton, 2008.

Sobre el papel del estalinismo y del togliatismo en Italia remitimos a diversos artículos publicados en Progetto comunistaTrotskismo oggi y en nuestro sitio web.

Fuente de la Información:  https://kaosenlared.net/la-revolucion-cultural-una-revolucion-politica-abortada/

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Latinoamérica: Docentes latinoamericanos resisten en cruzada contra los que profesan la fe en el conocimiento

Por: Javier Tolcachier/Rebelion

Profesan la fe en el conocimiento, lo declaran y practican públicamente y a diario. Son los que llamamos “profesores”. Maestros, que en cada rincón del planeta se ocupan de que cada niña o niño se sume en corto tiempo a la corriente milenaria del progreso humano. Docentes, que viven en el intento de acompañar, contener, ayudar a resolver o a mitigar las contradicciones acumuladas por ese mismo proceso.

¿Quién podría perseguir o reprimir, quién osaría cercenar los derechos de este pueblo del conocer? ¿Podría acaso alguien poner en entredicho su dedicada entrega, limitar o desfavorecer su sagrada vocación? ¿Quién se arrogaría criticar tan elevada misión? ¿Quién obstaculizar su cometido? Y sin embargo…

En Honduras, el sector magisterial es violentamente reprimido mientras sostiene protestas y paros desde hace varias semanas. La derogación de los decretos que abrían la puerta a despidos masivos y privatización de la educación no conforma a un amplio sector de maestros, quienes descreen que el gobierno inconstitucional de Juan Orlando Hernández tenga interés en fortalecer el sector público de la educación.

En Chile, los profesores iniciaron el 3 de Junio un paro nacional indefinido luego de las reiteradas negativas del Ministerio de Educación a dar respuestas a la crisis de la Educación Pública. Con la medida de fuerza los docentes reclaman que el gobierno se retracte del cambio curricular que hace optativas las materias de Historia, Artes y Educación Física, repare la Deuda Histórica, remedie el agobio y mejore las condiciones laborales de los maestros.

Cientos de miles salen también a la calle para repudiar los dramáticos recortes de presupuesto para la educación y la investigación científica en Brasil. A ello se suma la línea ideológica con la que el gobierno de Bolsonaro pretende censurar la práctica académica, limitar derechos, eliminar contenidos progresistas y ensalzar la sangrienta dictadura de 1964.

El reclamo por mayores recursos para infraestructura escolar, protección a la salud de los docentes, garantías al acceso a la educación gratuita y jerarquización de la educación pública movilizan a los docentes en Colombia, mientras que en Ecuador maestros jubilados debieron iniciar una huelga de hambre en la Asamblea Nacional para exigir el pago de haberes atrasados.

En Puerto Rico, un amplio arco de organizaciones nucleadas en el Frente Amplio en Defensa de la Educación Pública (Fadep) marchó en Marzo de este año en rechazo a las “escuelas chárter”, al tráfico de influencias y contra el mal manejo de fondos públicos para beneficiar intereses privados.

En Costa Rica los sindicatos docentes luchan contra la intención gubernamental de declarar a la educación como “servicio esencial”, subvirtiendo así el Derecho a huelga de los trabajadores de la educación.

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) realizó un plantón en el Congreso mexicano contra la sanción de lo que consideran una apenas remozada nueva-vieja Reforma educativa, rechazando las evaluaciones compulsivas como mecanismo que pone en riesgo su estabilidad laboral.

En Argentina, la pérdida de poder adquisitivo de los maestros, la represión de la protesta, la difamación y amenazas a la dirigencia sindical han sido moneda corriente en el gobierno de Macri.

Más allá de los matices locales, la homogeneidad de este cuadro en los países gobernados por la derecha en América Latina y el Caribe responde sin duda a un patrón global.

¿Dónde están, cuántos son, los valientes del pizarrón?

Según consignan las estadísticas de la UNESCO, en el nivel preprimario de la región latinoamericano caribeña hay algo más de un millón de docentes, poco más de 3 millones en la primaria y 3.9 millones en la secundaria. El perfil de género es significativo: las educadoras constituyen un 95% en la etapa inicial, 78% en la primaria y algo menor, pero todavía mayoritaria, es la participación femenina de un 57% en el escalón secundario.

En promedio regional, por aula cada docente se ocupa de unos 20 párvulos, de casi 22 alumnos en la escuela primaria y de algo más de 16 educandos en el nivel secundario. Las disparidades, sin embargo, son elocuentes: Mientras el número de estudiantes por profesor es bajo en Cuba (9), Uruguay (11) o Costa Rica (12), revelando el enorme papel que históricamente tiene la educación en estas naciones, en países como Nicaragua (30, según último dato 2010), El Salvador (28), México (27), Honduras (26) o Colombia (24) la proporción aumenta enormemente, dando cuenta de las dificultades de docentes y educandos para avanzar con el aprendizaje.

Esto guarda directa correlación con el presupuesto que destinan los gobiernos a la misión educativa en relación al PBI. Mientras Cuba se sostiene invicta en la cúspide con casi un 13%, naciones como Panamá o Guatemala rondan un magro 3%; mientras Bolivia o Costa Rica invierten más del 7% del PBI (2015), Chile, Paraguay, Nicaragua, Colombia o Uruguay no llegan al 5%.

Las 7 plagas neoliberales en la educación

El Banco Mundial, por ejemplo, –entidad cuyos principales accionistas son Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos – opina que “realizar inversiones inteligentes y eficaces en las personas resulta imprescindible para desarrollar el capital humano con el que se pondrá fin a la pobreza extrema.” Entiéndase bien: capital humano no es aquí un dinerillo del que todos pueden disponer, sino la increíble visión que reduce lo humano a un factor económico.

En la misma introducción, el Grupo -cuyo actual presidente David Malpass se desempeñó antes como subsecretario de Asuntos Internacionales del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos- dice que “trabaja con los países para fortalecer y alinear sus sistemas educativos, de manera que se haga hincapié en garantizar que todos los niños aprendan.” Entre otros elementos “benéficos” este banco, uno de los pilares centrales del esquema financiero y de desigualdad internacional de la posguerra, “ayuda a los países a definir las competencias y los conocimientos que se deben enseñar, a brindar apoyo a los docentes y a los establecimientos educativos para establecer estrategias de instrucción eficaces, y a medir el aprendizaje de los alumnos.”

Esta mirada, alineada (y alienada) con los intereses de los más altos estamentos del poder financiero mundial, permite entender porqué entidades como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), conformada por 36 países del capitalismo occidental, ha desarrollado un sistema de evaluación internacional de estudiantes conocido como PISA, a través del cual, directa o indirectamente, se pondera también el desempeño del cuerpo docente y de los Estados.

Como de manera arrogante se indica en su sitio web, este programa “busca determinar qué es importante que los ciudadanos sepan y puedan hacer”. La explicación continúa así:”PISA evalúa hasta qué punto los estudiantes de 15 años de edad que se encuentran cerca del final de su educación obligatoria han adquirido los conocimientos y habilidades que son esenciales para la plena participación en las sociedades modernas”. El test en cuestión contiene pruebas de lectura, matemáticas y ciencias, pero además, en algunos países se han incluido recientemente problemas de “literatura financiera y competencia global”.

Lejos de restringirse a sus miembros, el programa se ha extendido ya a 80 países. Sin duda que el muestreo no da cuenta de la real capacidad estudiantil o de los sistemas educativos, sino que revela el grado de vasallaje de los países que lo aplican de someterse al monitoreo global de la educación por parte de los centros del capital.

Según la integrante del Grupo de Trabajo de CLACSO sobre Reformas y Contrarreformas Educativas Iliana Marina Lo Priore Infante, con esta estandarización jerarquizadora se induce “la aceptación de escalas estratificadoras socioculturalmente en la educación que se correspondan con la división social y jerárquica que reproduce la sociedad capitalista” y “ se pretende que los países que presuntamente salieron rezagados en las posiciones “deben” imitar en sus políticas y prácticas educativas a los países que resultaron mejor ubicados, con base a las orientaciones de la OCDE.”

La investigadora agrega que así se asimila la educación a la noción de capacitación y no se ve como un proceso holístico, integral, global, humanizado, además de invisibilizar los avances de inclusión educativa en algunas regiones, como es el caso de América Latina, al sobrevalorar criterios de calidad tecnocráticos de la educación.

Es evidente que los resultados de las evaluaciones son consistentes con su propósito, que es hacer llover sobre el mundo educativo las siete plagas del dios dinero.

Mercantilización y Privatización

La Educación pública y gratuita es un logro histórico colectivo hacia la nivelación de oportunidades. El tratamiento de la educación como mercancía y su direccionamiento privatizador representan un ataque directo a la posibilidad de ascenso y cohesión social.

Desfinanciamiento educativo del sector público

Los gobiernos de derecha asumen políticas de desinversión pública, amparados en el supuesto cuidado de no incurrir en déficits presupuestarios. La educación, junto a la salud, suelen ser sus primeros blancos. Por lo demás, si bien el monto global de recursos destinados por el Estado a la educación es un primer indicador, la desagregación de su destino es fundamental. En muchos países los recursos públicos se transfieren a entidades privadas ya sea mediante convenios o cubriendo los salarios de personal en sus establecimientos. Algo similar ocurre con la compra de bienes y servicios. Éstos se tercerizan a empresas cuyas prestaciones, enfocadas en la maximización de beneficios, colocan al sector educativo en calidad de rehén.

En el mismo sentido actúa la municipalización, la que escondida bajo el manto de descentralización administrativa y posibilidad de incluir contenidos locales, impide compensar las dificultades presupuestarias de comunas más pobres, eliminando la mediación niveladora del Estado entre distintos segmentos sociales.

Estandarización, difamación y premio-castigo

Junto a los testeos estudiantiles, se han implantado sistemas de evaluación a la docencia, con punición o recompensa según los resultados. Es frecuente la utilización de estas pruebas estandarizadas para difamar al magisterio, culpándolo del fracaso del sistema. Esta visión tecnocrática y competitiva de la educación, agrega inestabilidad y presión, abriendo la puerta a la precarización, el despido, la enfermedad y el malestar de miles de maestros.

Cosificación al servicio del mercado

El capital exige que el sistema educativo sirva a sus necesidades inmediatas y mediatas. Se “enseña” para conseguir mano de obra “apta”, se instalan en el imaginario individual y colectivo “virtudes” como innovación o eficiencia, se fomenta la potenciación unilateral de capacidades en desmedro de un desarrollo integral y armónico, se apadrinan la competencia y el mérito, se potencian actitudes de tecnificación, se desprestigia lo público y lo colectivo. Los educandos son cifras en planilla tecnocráticas y objetos sin intención, conciencias vacías que hay que llenar. Los docentes, en este esquema, son apenas ejecutores de un plan de sometimiento acrítico a los parámetros existentes.

Gobernanza corporativa en la definición de la política pública educativa

A través del tráfico de influencias, donativos, prácticas de lobby o presión sobre la opinión pública a través de los medios masivos (cuyos grupos hegemónicos están fuertemente ligados al negocio educativo), el sector privatista incide crecientemente en las decisiones públicas. Como lo indica el Mapeo sobre Tendencias de la Privatización en América Latina y el Caribe (CLADE: 2014) mediante la “participación de empresas o redes empresariales en la elaboración de la agenda educativa nacional y regional; la presencia de programas desarrollados por el sector empresarial y la presencia directa de este segmento en órganos públicos y cargos estratégicos para definir dicha agenda, lo que implica un conflicto de intereses manifiesto.”

La financiarización educativa

El informe de la CLADE citado anteriormente señala incluso modalidades tales como la negociación de matrículas en forma de “commodities” en la bolsa de valores, a modo de activos que garantizan rendimientos a futuro. A lo que hay que sumar el endeudamiento forzado del estudiantado en algunos países, como único modo de afrontar el costo de onerosas carreras universitarias.

El sometimiento cultural

Al estar impregnadas por el virus globalizador, las empresas de educación privadas tienden a formar parte de redes internacionales. Los programas pasan a depender de contenidos fabricados en los países centrales, los que a través de nucleamientos como la OCDE, dictaminan los modos y criterios de evaluación. Todo el esquema conspira contra la afirmación e integración de la multiplicidad de identidades propias, implica una mengua de soberanía, de diversidad cultural y la degradación de la lógica democrática, pública y participativa.

La cruzada oscurantista

A los flagelos anteriores se agregan los vientos de irracionalismo que surcan la época. La exclusión sistemática de una porción significativa de la sociedad de los circuitos de protección social, la cerrazón de futuro individual y colectivo junto a la velocidad de transformaciones que resulta arduo digerir, configuran un malestar que es captado por corrientes retrógradas para engrosar sus filas. Este fenómeno, expandido de modo mercantil, pisa sobre terreno fertilizado por el abandono y ha cobrado fuerza en las periferias tanto urbanas como rurales.

La clave de su avance está en la proposición de “volver el tiempo atrás”, a tiempos de una “moralidad” falsamente idealizada pero de perfil más reconocible y ciertamente más estable. Tal imposibilidad histórica arroja sin embargo arcaísmos monstruosos sobre la superficie política, los que rápidamente actúan sobre el aparato educativo para volverlo afín a sus propósitos. De trasfondo actúa la idea de un retroceso civilizatorio a épocas pretéritas, en las que el conocimiento libre, el pensamiento racional y crítico no debían rebasar los límites doctrinales determinados por el poder eclesiástico.

Arriba los que creen en el conocimiento y luchan por él

El azote que propina el sistema capitalista a los que acercan diariamente a niños, niñas y jóvenes a beber de la fuente del conocimiento, es una muestra de su lógica cruel. Cuanto menos redituable para el poder, más fuertes son los latigazos. De nada sirven aquí la súplica, el consentimiento, la inacción, ni la adaptación a la injusticia flagrante. Así lo indican las luchas en curso, en las que profesores y educandos defienden un derecho humano inviolable.

Pretender que los frutos del conocimiento colectivo sirvan tan sólo a la voracidad particular es un barbarismo que debe ser desechado. Por eso es en la educación donde se juega la bifurcación de senderos entre una real igualdad de oportunidades y la perpetuación de un mundo de segregación y violencia, entre la posibilidad de transformar la realidad en sentido humanista o sucumbir a ella.

Tenemos profunda confianza en que triunfarán los que proclaman la fe en el conocimiento. Convicción fundada, más allá de las coyunturas, en su historial de victorias ante la opresión.

Fuente de la Información: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=257038

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