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Entrevista a Rafael Guerrero: “La pandemia afecta a la capacidad del niño de regular el miedo”

Por: Laura Román

La capacidad de gestionar y regular las emociones en los niños es especialmente relevante en la situación de pandemia actual. El psicólogo Rafael Guerrero aporta ideas y actividades concretas para potenciar ésta y otras funciones ejecutivas del cerebro con el fin de proporcionar bienestar y seguridad en los más pequeños y sus familias.

Las funciones ejecutivas son el conjunto de capacidades cognitivas que emplea el cerebro para controlar y autorregular la propia conducta: memoria, concentración,  control de impulsos, flexibilidad cognitiva, planificación, solución de problemas, regulación emocional, velocidad de procesamiento y orientación espacial.

En su último libro, ‘Cómo estimular el cerebro del niño’, el psicólogo y doctor en Educación, Rafael Guerrero, explica cuál es el papel clave en el desarrollo del niño y aporta 100 ejercicios prácticos, que serán especialmente útiles para ayudar a los niños a controlar sus impulsos, concentrarse o regular sus emociones en esta etapa de confinamiento en familia.

Pregunta: Teniendo en cuenta la situación actual, ¿qué propone para que los niños potencien funciones ejecutivas como la concentración, la memoria, la planificación… desde casa?

Respuesta: Nos brinda la posibilidad de trabajar y potenciar de manera directa las diferentes funciones ejecutivas como la concentración, el control de los impulsos, la memoria operativa, la planificación, la autorregulación emocional… Por ejemplo, algunas actividades que se pueden hacer para trabajar la concentración son los puzzles, los rompecabezas, las sopa de letras, ‘encontrar las siete diferencias’ o cualquier juego de mesa.

Para potenciar el control de impulsos podemos jugar al ‘mundo al revés’: cada vez que el niño quiera decir sí, tendrá que decir no y viceversa. Si jugamos durante un buena parte de la mañana o la tarde al ‘mundo al revés’, estaremos potenciando su control de los impulsos, ya que enseñamos a su cerebro a ‘frenar’. También se puede practicar a través del uso imágenes en las que si, por ejemplo, aparece una zapatilla los niños tienen que dar una palmada y cuando se muestre la imagen de una manos aplaudiendo, los niños tienen que dar un pisotón. Para la memoria operativa podemos deletrear palabras al revés y para la planificación hacer laberintos.

P: ¿Cómo afecta el confinamiento actual a algunas de estas funciones ejecutivas, como la regulación emocional?

R: Es evidente que influye sobre todos nosotros en mayor o menor medida. Al estar en una situación excepcional y rodeados de mucho caos, miedo e incertidumbre, nuestro funcionamiento cerebral se ve afectado. Quizás, una de las funciones ejecutivas que se ha visto más afectada es la regulación emocional. El hecho de no poder seguir con nuestras rutinas, no poder salir a la calle y tener a familiares o amigos afectados por el coronavirus (o con miedo de que se contagien) hace que la identificación y la regulación de determinadas emociones como el miedo, la tristeza o la rabia, se vean significativamente afectadas.

En estos días es habitual sentirnos más irritables y temerosos de lo normal, pues la situación extraordinaria y excepcional que estamos viviendo hace que dichas emociones afloren con mayor facilidad.

P: En su libro analiza las funciones ejecutivas que permiten establecer objetivos a largo plazo y resolver problemas. ¿Cómo se puede conseguir la ‘atracción cerebral’ por una actividad (por ejemplo, el estudio entre los niños) que no les resulta motivadora?

funciones ejecutivas cerebro regulación emocional

De este modo, la clave la podemos situar de ‘fuera hacia dentro’ porque el proceso de aprendizaje es de fuera hacia dentro. La capacidad para mantener la concentración, la memoria, o la atracción de una tarea por parte del estudiante va a depender mucho de cómo el profesor (o adulto) se la muestre. Conforme el cerebro se va desarrollando (en el caso de los adolescentes), ya se les puede ir pidiendo un esfuerzo mayor por actividades que no quieran hacer o que no les gusten.

«En estos días es habitual sentirnos más irritables y temerosos de lo normal»

P: Los ejercicios que aparecen en su libro potencian la concentración, la memoria y otras funciones ejecutivas como el control de impulsos o el desarrollo de la planificación, ¿cómo se pueden aplicar para los estudiantes con necesidades especiales?

R: Todo hay que adaptarlo. Da igual si son niños o niñas, de Infantil o de Primaria, estudiantes con TDAH o con dislexia. En el libro aporto una serie de ideas para practicar las distintas funciones ejecutivas pero el principal objetivo es que luego el lector (padre, madre o docente) sea quien lo pueda ‘llevar a su terreno’.

P: ¿De qué formas influye un desorden de las funciones ejecutivas en el desarrollo de trastornos como el TDAH?

R: El TDAH es un trastorno de las funciones ejecutivas, es decir, con el TDAH el cerebro se desarrolla mucho más lento y de forma diferente a lo que se considera ‘normal’. Por lo tanto, como las funciones ejecutivas están en la corteza frontal y es lo último que se desarrolla, con el TDAH se adquieren mucho más tarde.

«Un niño necesita un ‘guía emocional’, un referente significativo (padre, madre, abuelo, docente…) para aprender a regular sus emociones»

P: Del cerebro emocional comenta que es involuntario, inconsciente y automático pero, en cambio, la regulación emocional debe aprenderse, no es genética. ¿Cómo pueden equilibrarse ambos procesos?  

R: Además de ser involuntario, inconsciente y automático, el cerebro emocional reacciona, que no es lo mismo que responder (procesar y valorar una respuesta a una acción determinada). Es lo que se denomina como el ‘cerebro caliente’. Mientras que la regulación emocional se aprende de alguien, es decir, se repite el proceso de ‘fuera para dentro’. Así, ambos procesos se pueden equilibrar con práctica y si en clase permitimos a nuestros alumnos que puedan legitimar y etiquetar sus emociones es todo un avance. De este modo, un niño necesita un ‘guía emocional’, un referente significativo ( padre, madre, abuelo, docente…) para aprender a regular sus emociones.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/pandemia-afecta-capacidad-nino-regulacion-emocional/

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Entrevista a Darwin Carballo Velásquez, «La escritura es transformación y reflexión desde la imaginación»

Por: Ana Cristina Chávez

 Darwin Carballo Velásquez es un joven escritor falconiano, T.S.U en Contaduría Pública, que prefiere sumar palabras en las plataformas digitales de lectura y autoedición: “El amor a escribir o a leer no pienso que sea algo que se hereda o con lo que se nace, más bien creo que se desarrolla y se educa bajo las experiencias positivas que se tengan”.

   Con 23 años en su haber y una callada rebeldía que se evidencia más allá de su indisciplinada melena, Darwin Carballo Velásquez (21 de abril de 1997, Puerto Cumarebo, estado Falcón), es un joven escritor de la llamada Generación Z, con la cual se identifica plenamente. Un centennial que hace de las plataformas digitales el escenario natural para darse a conocer como autor y editor. Su libro por entregas, “Las cien cartas de amor que jamás fueron escritas”, ha tenido excelente receptividad en wattpad, la aplicación y página web estrella para escritores y lectores en línea.

Aunque es Técnico Superior Universitario en Contaduría Pública, graduado en la Universidad Politécnica Territorial “Alonso Gamero” (UPTAG), prefiere la calidez de los textos de autores clásicos en lugar de la frialdad numérica de los libros contables. En el 2018, junto a Víctor Ugarte y otros estudiantes de la universidad, conformó el Club de Escritores “Plumas de Ángeles”, con la intención de promover la creación literaria en la institución, participando en algunos eventos culturales y talleres de redacción creativa en la ciudad de Coro; sin embargo, el colectivo ha sido inconstante en sus encuentros y planificación, producto de la situación económica y social que enfrenta el país, pero eso no mermó su deseo de seguir produciendo narrativa y poesía de manera independiente.

“Empecé a escribir desde muy pequeño, realmente si algo me incitó a la escritura fue en definitiva la lectura, no hay más, básicamente me introduje solito al mundo de la literatura y de escribir”, afirma con contundencia, mientras recuerda cómo a la edad de 3 o 4 años le pedía a su madre que le leyera una y otra vez los mismos relatos infantiles, hasta el punto de recitarlos de memoria apoyado en las ilustraciones. “Creo, y sin duda intuyo, que ese celo de no poder leer algo nuevo y necesitar que me leyeran, hizo que aprendiera muy rápido, ya luego aprendí y pedía que me compraran cuentos nuevos, creo que fue desde ese momento que definitivamente me enamoré de la lectura”.

Para Darwin, la pasión por la palabra no es innata, sino una decisión personal, un estilo de vida asumido y una labor convertida en hábito. “Siempre me comparan con alguno que otro familiar que también leía mucho, como mi abuelo, y justifican por ello mi amor a las letras, pero sinceramente el amor a escribir o a leer no pienso que sea algo que se hereda o con lo que se nace, más bien creo que se desarrolla y se educa bajo experiencias positivas que se tengan; quizás si los cuentos que leí de pequeño hubieran sido malos, yo no le hubiera tomado tanto amor a la lectura y escritura y hubiera terminado haciendo cualquier otra cosa”.

Escritor sediento…      

Salvando las distancias geohistóricas, la frase del escritor estadounidense Henry David Thoreau: “el agua es la única bebida para el hombre sabio”, se personifica en este joven autor, quien tiene como costumbre tomar gran cantidad del líquido mientras produce en completo silencio. “Para escribir apago todo, absolutamente todo, cuando creí que podía escribir con música realmente no lograba concentrarme; así que solo me siento y escribo. Lo más raro que hago es siempre tener un vaso de agua cerca, puedo beber 6, 7, 8 vasos de agua mientras estoy desarrollando algo importante que se lleva toda mi concentración”, confiesa.

Su sed también se manifiesta en la necesidad de estar trabajando todo el día. Se declara un asiduo lector y dedicado escritor, que ocupa gran parte del tiempo en estas tareas, complementadas con su reciente función como  editor digital.

De nobles hidalgos a monstruos interactivos…

Acerca de sus preferencias literarias, expresa: “A la hora de elegir o tomar una lectura me gustan preferiblemente obras clásicas. Me he leído Drácula, de Bram Stoker, unas cinco veces a lo largo de mi vida. Me encanta esa obra, aunque mi favorita y creo que será así toda mi vida, es Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, pues considero bastante difícil que alguien logre superar tal brillantez literaria. Esta obra permanentemente la estoy consultando aunque solo la he leído una vez de manera completa, y es que es bastante larga, pero si no la he vuelto a leer toda no ha sido por perezoso, sino porque la magia y la sensación que me dejó la vez primera fue una experiencia inolvidable e inefable; aún a veces leo capítulos para revivir un poco la locura de ese entrañable personaje; toda la obra esboza gran genialidad y es mi favorita”.

Consciente de la necesidad de recurrir a los autores emblemas de Nuestra América, para forjarse un camino en la lectura y escritura, Carballo se confiesa admirador de la poesía de Jorge Luis Borges y de su gran capacidad para el cuento. Por otro lado, cuestiona: “¿Cómo ser latinoamericano y no leer a Gabo (Gabriel García Márquez) con susCien años de soledad?, o ¿cómo no leer su obra: El coronel no tiene quien le escriba?, más cuando actualmente muchos en Latinoamérica seguimos respondiendo igual a la pregunta: Dime, ¿Qué comemos?”

Y nos acota: “El siglo XXI ya está levantando una nueva generación de escritores que buscan tatuar su nombre en el legado literario. Por cierto, tengo un autor que me gusta bastante, es español, su nombre es Bruno Piqué, tiene dos libros titulados Madrid Zombi y Madrid Zombi 2. Este autor es de lo más interesante, puesto que además de tener una excelente obra literaria, logra innovar con las tecnologías, porque su libro está en la tienda para teléfonos inteligentes (Play store) y combina la lectura con sonidos, música, y decisiones que debe tomar el usuario acerca de la trama. Cuando lo lees con tus audífonos puestos, realmente logras sumergirte en su mundo y es sin duda, para mí, uno de los más grandes innovadores y genios actuales de la literatura. Su libro interactivo es una maravilla de la era digital”.

Del papel a la pantalla…

El oriundo de Puerto Cumarebo se autodenomina un lector mixto, capaz de leer tanto libros físicos como digitales. Al respecto, revela: “La situación económica del país me hace que lea en digital muchos títulos que preferiría tener en físico, pero me encanta el olor a libro y tocarlo, pase lo que pase sencillamente no me puedo separar de ello, del libro físico”. Sin dudar, asevera que no le molesta leer en plataformas digitales, siempre que las lecturas resulten provechosas y lo nutran.

“Leía comúnmente en una aplicación llamada Sttorybox, ahí empecé a subir mis primeras obras en digital, gozaba de una comunidad de lectores y escritores tremenda, pero con el tiempo un gigante corporativo de nombre Wattpad se llevó a millones de escritores a su página y me obligó a migrar y establecer mis obras allí. Aunque he tenido una que otra mala experiencia en ese sitio, me parece que es una buena plataforma para los escritores más nóveles o para los que tengan mucho tiempo escribiendo. Es una plataforma maravillosa que te conecta con millones de personas que están buscando algo para leer, y bueno, si subes tus textos allí seguramente te encuentran y destaques”.

Un gato y otros amores…

Carballo relata que en sus textos predomina el misterio, la poesía, el romance, la fantasía y la tragedia. En su perfil de Wattpad (@DarwinCarballo1), su obra más popular: “Las cien cartas de amor que jamás fueron escritas”, tiene como uno de los personajes centrales a un gato, suerte de guardián de su dueño, sobre el cual los lectores han tejido una serie de historias y fenómenos paranormales, despertando la curiosidad del resto de los usuarios de esa plataforma.

“Se corrió el rumor de que mi libro estaba maldito. Entonces recibí mensajes de personas que me decían que habían experimentado cosas muy extrañas por estar leyendo mi libro, eso me pareció impactante, pues en ese período muchas personas empezaron a leerme. Decían que el gato de la portada se les aparecía, y los más flojos decían que solo viendo los ojos del gato ya te daba un fuerte dolor de cabeza y que significaba que te iba a perseguir, pero si leen la obra se enteran que el gato es más bueno que la leche; aunque en el libro sí suele perseguir clandestinamente a las personas, pero lo hace para protegerlas”.

Con un argumento lleno de situaciones inesperadas y misterio, la sinopsis de la novela plantea: “La historia inicia con un joven que va leyendo las cartas de un anciano mientras se dirige en un barco desde España al Caribe, el anciano escribe todas las noches una carta de amor para su esposa fallecida, cuenta en las cartas cómo su muerte le ha dejado un vacío… Para sorpresa del joven, descubre que tal anciano jamás existió y que las cartas de amor que tiene y ha estado leyendo han sido escritas por él, lo que lo lleva a regresar a su hogar en Madrid para descansar la mente, y en donde sus amigos, sin saber qué le ocurre, lo invitan a una fiesta, donde se vuelve a apreciar su apenas descubierta y aparente locura.”

Su siguiente obra: “Frases y momentos de un escritor”, la caracteriza como una serie de pensamientos cortos, micros y poemas totalmente dedicados a la labor de escribir. En uno de los textos explica: “Los malos escritores piensan que deben hacerlo cuando la inspiración venga, buscan una musa perfecta y entonces, duran meses sin escribir y pierden totalmente el contacto con ellos mismos. La inspiración perfecta solo la encontraremos dentro de nosotros y eso solo lo haremos mientras escribamos; pues es el único momento donde podemos ser nosotros mismos y eso es verdaderamente poético.”

    La responsabilidad del oficio…

Quienes escriben deben tener un compromiso con la vida, una responsabilidad moral e intelectual, pero también social y política. Julio Cortázar, en “Testimonios de una escritura política” (2014), convoca a los escritores a participar en el proceso geopolítico de sus pueblos. Asevera Cortázar: “nuestro quehacer debe inventar nuevas formas de contacto, abrir otro aspecto de comunicaciones en todos los niveles…”. Así mismo,cita al venezolano Luis Britto García, quien afirma lo siguiente: “…mientras la política no asegure la liberación cultural de nuestra América, la cultura deberá abrir el camino para la liberación política”. De allí la responsabilidad de los escritores de exponer en sus textos las realidades que los circundan, pero también de promover cambios significativos en las formas de pensar, entender el mundo y transformar esas realidades.

Darwin lo sabe, y como miembro de la generación nacida entre los años 90 y 2000 en Venezuela, que en sus palabras, ha crecido bajo el asedio de actores externos e internos que juegan al desastre, hasta el punto de colapsar el buen vivir de la familia, desea contribuir desde el ámbito cultural a mejorar el país, creando un rincón literario en alguno de los portales web de los diarios regionales, donde en conjunto con varios escritores, compartan parte de sus obras, “para así influir un poco en los lectores de la región y sumergirlos en la producción escrita que actualmente se está desarrollando en nuestro estado, puesto que la industria cultural, por la situación económica, no se mueve muy bien. Sin embargo, sí pienso que hay maneras de cultivar la cultura y espero que en algún momento me tomen en cuenta para abrir un espacio literario que todos los falconianos podamos disfrutar”.

En este orden de ideas, ante la pregunta ¿Puede entonces, un escritor de los nuevos tiempos, contribuir con el cambio y desarrollo de una sociedad?, Carballo Velásquez reconoce el poder de la palabra y contesta. “Creo que la escritura es transformación y reflexión desde la imaginación. Quien escribe y es leído, en esencia transforma, pues conecta y transfiere su visión; ya queda de parte del lector analizar y tomar lo mejor del pensamiento del escritor para hacer más amplia y culta su visión y así ser mejor persona.”

Otra forma de conectar con los jóvenes, que como a él les gusta escribir, es ofreciendo sus servicios de editor digital en Wattpad, donde ha venido realizando diversas asesorías y acompañamientos para mejorar la experiencia de los que se inician en el oficio. “Varios escritores que he encontrado en wattpad tienen una historia hermosa, llena de magia, misterio, romance, picardía, en fin… Son excelentes, pero su nivel de redacción y las faltas ortográficas terminan por hacer que el lector deje la historia. Por ello, en el último año, me he comprometido con varios escritores para ser el editor y corrector de sus relatos. Les ayudo en todo sentido para que sus historias no solo sean interesantes, también para que sean populares. Además, ayudo a concluirlas y por supuesto, corrijo esos errores, esas faltas ortográficas que terminan cercenando un buen texto”, finaliza, lleno de satisfacción por la labor cumplida hasta ahora.

Coordenadas para conocer el trabajo de Darwin Carballo:

Wattpad: @DarwinCarballo1         https://www.wattpad.com/user/DarwinCarballo1

Facebook: D.Carballo

https://www.facebook.com/pages/category/Writer/D-Carballo-1652788491446643/
Fuente: https://rebelion.org/la-escritura-es-transformacion-y-reflexion-desde-la-imaginacion/
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Juan Luis Arsuaga: «Una sociedad con peor reparto de la riqueza está menos preparada para superar una crisis»

Por Ros

Nunca antes en la historia hubo 1.500 millones de seres humanos confinados, con la amenaza de un coronavirus, un microorganismo invisible a nuestros ojos, que se ha hecho fuerte en el espacio exterior y, si bien estamos en una situación no muy distinta a la que ya pasó la Humanidad en otros momentos de la historia, hoy tenemos a la ciencia para ayudarnos y para el biólogo, Juan Luis Arsuaga, codirector del proyecto de Atapuerca, catedrático de Paleontología en la Universidad Complutense y gran divulgador, es la gran baza que, junto con la solidaridad, nos ayudará a ‘reequilibrar el sistema activo’ en el que vivimos. Arsuaga, desde su ‘confinamiento’, continúa investigando entre clase y clase virtual con sus alumnos. Es optimista ante el reto que tenemos por delante y no cree que el sistema, tal como lo conocemos, vaya a sufrir un colapso si nos cuidamos de evitar más crisis a corto plazo.

Leía unas declaraciones suyas en las que comentaba que la pandemia del coronavirus deber ser tratada como un incendio, ir apagando brasas para que no resurja. ¿Nos hemos enfrentado a fuegos similares en el pasado?

Claro que si. La viruela mató a decenas de millones de seres humanos y también el descubrimiento de América dejó a las poblaciones indígenas bajo mínimos debido en buena parte a infecciones a las que sus organismos no estaban adaptados. Desde que el ser humano se hizo sedentario y crecieron las sociedades, agrupando a grandes masas de población en pequeños espacios, ha habido epidemias. De hecho, tenemos enfermedades en la historia reciente, como el paludismo, que matan a muchas personas. Podríamos decir que en el Paleolítico había menos ‘combustible’ para provocar un incendio como éste, porque los humanos vivían en grupos aislados y cuando no tenemos bosques sino grupos de árboles, es más difícil que se propague el fuego. Ahora somos muchos humanos y estamos muy comunicados, además de tener una actividad como no hubo antes. Eso genera un gran incendio que se extiende, pero hay que ir apagando focos y luego las brasas.

Luego los humanos no tenemos tan controlado el entorno como pensamos con nuestra tecnología.

Ah, no, el entorno no está controlado en absoluto. Dependemos de muchos factores, pero también es verdad que hay factores que provocan incendios y no nos son ajenos. Si esta pandemia del coronavirus, como parece, tiene su origen en los mercados de animales vivos en China es antrópica, es decir, que su origen es humano. Tiene que ver con nuestra forma de actuar en un lugar determinado, que resulta que ahora es mucho más fácil que se propague por todo el mundo, porque hay mucha más superpoblación y movimientos que en el pasado.

Si hay más dinero para invertir en la ciencia, las universidades y la educación, habremos aprendido

Con eventos como esté ¿cree que saldremos con alguna lección aprendida?

Eso lo veremos en los próximos Presupuestos Generales del Estado. Si hay más dinero para invertir en la ciencia, las universidades y la educación, habremos aprendido. Vamos a saber pronto si sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Ahora, la ciencia está en una situación de precariedad y las universidades están infrafinanciadas, cuando es donde se realiza la mayor parte de la investigación. Esas son las lecciones que más me interesan, más que las morales que relacionan la pandemia con la culpa sobre nuestra forma de actuar hasta ahora, como si se tratara de un pecado. Ahora, lo que veo es que mientras estamos inmersos en la crisis somos muy conscientes de las carencias del sistema. Por ejemplo, vemos que teníamos una sanidad pública que no estaba dimensionada para enfrentarse a un virus así. Sí lo estaba para la gripe, pero no para un virus que es un poco más contagioso, un poco más letal y que afecta a las personas mayores. Desde luego, lo que sí hemos aprendido todos es mucho de epidemiología.

¿Nos volverá a pasar?

No tiene por qué volver a pasar si aprendemos. Si mantenemos errores cometidos, pasará, pero creo que no sucederá. Esta crisis tiene que ver con cuestiones culturales de China, con un origen conocido. Creo que es una crisis pasajera y no supondrá un antes y un después histórico; será como una ola que perturba y altera a su paso. El problema es que pueda haber una ola como esta cada cinco años, porque eso no hay sistema que lo soporte. En este caso, como tiene que ver con hábitos sociales, temas hospitalarios o de movilidad, es decir, con factores controlables, soy optimista y pienso que no conoceremos otra igual.

¿Cambiará en algo nuestro comportamiento?

Tampoco lo creo. Evidentemente, marcará nuestras vidas en España porque está teniendo una incidencia mucho más grande que en otros países, como Portugal; y los efectos se van a notar según las pérdidas humanas en el entorno más cercano o los impactos económicos que se provocarán, pero para desestabilizar el sistema global y generar grandes cambios hace falta muchas crisis. Los imperios del pasado cayeron cuando las crisis se sucedían una detrás de otra. Esas son las que realmente pueden desestabilizar el sistema. Pero, desde luego, la pandemia no es un castigo divino, ni ha sido provocada por el impacto de un meteorito, sino que detrás de ella están nuestros comportamientos humanos y estoy convencido de que intentaremos evitar que se reproduzcan pandemias así. En el futuro, nos habremos vacunado contra este tipo de crisis víricas. También puede ser que tengamos una crisis de otro tipo y eso nos impida recuperar el sistema, el equilibrio. Como biólogo creo que tenemos que reforzar la homeostasis, es decir, los mecanismos que permiten reequilibrar un sistema dinámico con algunos reajustes. Es un equilibrio, como el biológico, en el que si quitas un pilar aparece otro o se compensa por otro lado, pero es difícil que se derrumbe del todo porque es activo; no es un acueducto estático que se cae al perder un soporte.

¿Y qué reajustes debemos poner en marcha?

Desde luego, los sanitarios, que deben mejorar porque en ello va el estado de nuestro sistema inmunológico, pero no sólo. Es necesario que haya menos desequilibrios económicos y sociales, porque una sociedad con peor reparto de la riqueza está peor preparada para afrontar una crisis. De igual modo, una sociedad en la que no haya consensos en torno a temas fundamentales está peor preparada para soportar medidas tan sacrificadas como puede ser el confinamiento. El que estamos viviendo, de hecho, no es el resultado de la acción de la policía. No estamos en casa porque las fuerzas de seguridad nos lo imponga, sino porque estamos todos de acuerdo. Sin consenso social al respecto, sería imposible. Todo el país, al margen de la ideología política, nos hemos puesto detrás del Gobierno y no salimos de nuestras casas porque nos parece justo. Otro mecanismo es la educación porque una sociedad mal educada afrontará peor una crisis de este tipo.

Siendo una especie tan viajera, hemos aceptado bien ese confinamiento.

Sí, y es una cuestión de conocimiento. Hoy sale alguien por la televisión y nos dice que hay un virus que es dañino y le creemos. Aceptamos no salir porque confiamos en la ciencia, mientras que en la época medieval, cuando la peste negra, la gente se encerraba en sus casas por terror a lo que se pensaba que era una maldición. En la historia de la Humanidad no hemos visto antes este grado de conocimiento general que tenemos ahora. En general, hemos incorporado la ciencia.

¿Cómo imagina el regreso a la normalidad? ¿Reforzará lazos entre las personas o aumentará el distanciamiento?

Lo que vemos estos días son imágenes de una solidaridad y compromiso como no se han vivido nunca antes en la historia. Ahora lo vemos cada día a las ocho de la tarde, cuando todos salimos a aplaudir juntos a nuestras ventanas. Hemos tenidos dos guerras mundiales, una guerra civil en España y nunca se ha visto nada comparable con ver a toda la población unida en una crisis, sin enfrentamientos.

¿Cambiará nuestra relación con la naturaleza?

La naturaleza hay que respetarla con y sin coronavirus. Estos días oigo mucho hablar de este asunto, pero esta pandemia no es una venganza de la naturaleza. Estamos igual que hace unos meses respecto al medio ambiente. Ni mejor ni peor que entonces. El problema con el coronavirus ha surgido en el interior de las sociedades humanas, pero no como resultado de la actividad en el medio natural. Dicho lo cual, no hay ninguna duda de que tenemos un serio problema con la contaminación ambiental y los daños a la biodiversidad. Incluso hay estudios que dicen que en las zonas más contaminadas afecta más la letalidad del coronavirus, pero la pandemia no es el resultado de esa polución. No necesitamos invocar ‘pecados’ porque venga un virus para así ser más conscientes de lo que estamos haciendo con ese medio ambiente porque es algo fundamental siempre. Es lo mismo que decir que ahora hemos descubierto el valor de la familia, el cariño a los hijos… Tampoco hay que necesitar un coronavirus para ello. Lo que si es importante es entender que hay que repartir las consecuencias de la emergencia por igual. Si lo hacemos así vamos bien, pero si al final resulta que afecta poco a unos pocos, que el reparto es desigual, sí que puede ser explosivo. Y eso es algo que no tiene que ver con la naturaleza, sino con la política.

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Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/23/una-sociedad-con-peor-reparto-de-la-riqueza-esta-menos-preparada-para-superar-una-crisis/

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José Manuel Pérez Tornero: “No se puede estar falto de herramientas críticas en un mundo tan mediatizado como el nuestro”

Por Kelly Robledo

La media literacy (alfabetización mediática) es un gran pendiente de nuestra agenda social. El desarrollo tecnológico y la revolución de Internet ha traído consigo una sobreabundancia de información que se torna compleja de gestionar. Frente a esto, existe la necesidad de profesionales y empresas de medios comprometidos con el trabajo informativo de calidad; sistemas de gobierno que impulsen la libre y responsable circulación de contenidos; y una audiencia formada para hacer un consumo crítico de la misma.

En esta línea, nos detenemos con particular interés en un área concreta dentro de la media literacy, que se torna de mayor relevancia en medio del fenómeno de noticias falseadas que afrontamos: la news literacy (alfabetización periodística). Por ello, en Aika entrevistamos al especialista en media literacy y catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, José Manuel Pérez Tornero.

El investigador forma parte del grupo de expertos de la UNESCO y de la Comisión Europea en Alfabetización Mediática y es además miembro del Consejo Directivo ATEI (Asociación de las Televisiones Educativas y Culturales Iberoamericanas). En esta entrevista, Perez Tornero propone un replanteamiento de la concepción del periodismo, que trascienda los espacios formales para que así la news literacy alcance progresivamente todos los espacios de circulación de información. Asimismo, respecto al estadio en el que el mundo entero se encuentra ahora por la expansión del Covid-19, el especialista habla de la importancia de un compromiso y trabajo conjunto de diversos sectores de la sociedad para combatir las grandes mentiras que circulan por la red.

No es lo mismo hablar de alfabetización mediática y de alfabetización periodística. ¿Qué implica cada una de ellas?

La alfabetización mediática incluye a la alfabetización periodística (news literacy). Por tanto, esta última remite a todas las habilidades y capacidades técnicas y críticas que se relacionan con eso que llamamos periodismo y que incluye todas sus actividades y todos sus géneros (noticias, crónicas, reportajes, etc.).

Ahora bien, creo que tenemos que cambiar algo en nuestra concepción tradicional del periodismo. Generalmente, lo hemos referido siempre a la actividad de las personas e instituciones que formalmente se dedicaban a producir textos periodísticos en cine, radio, televisión y prensa. Pero, actualmente, la explosión de los blogs, de las redes sociales (Facebook, Twitter, etc.), de espacios de producción cooperativa de contenidos (foros, wikis, etc.), y de aplicaciones de relación personal entre grandes masas de población (Instagram, Whatsapp, etc.), ha expandido enormemente el campo de información de noticias, opiniones y análisis. Ha creado un nuevo espacio informal de producción y circulación de informaciones de presunto interés público. Y, además, esta expansión está afectando enormemente al periodismo tradicional –confrontándolo, reforzándolo o pervirtiéndolo; depende de las circunstancias–.

Por tanto, en este contexto, creo que el concepto de alfabetización periodística tiene que ir incluyendo progresivamente todo lo que tiene que ver con la circulación de información que afecte a la esfera pública, sea una actividad formal o informal. En todo caso, el núcleo central de la alfabetización periodística debe seguir siendo el periodismo formal. Porque ese periodismo sigue siendo importante en la validación y legitimación de la información circulante y porque su influencia no es desdeñable.

¿Por qué es importante que exista una alfabetización periodística y a qué actores involucra?

Cuando se trata de derechos humanos y de democracia –que creo que son valores que deben guiar la actividad pública y las ciencia sociales– el valor de la información veraz, contrastada, pública y responsable es esencial.

Hoy por hoy, el periodismo es una buena herramienta para asegurar el derecho a la información, la actividad responsable de la libertad de expresión, la deliberación y el debate públicos, así como el respeto a los demás, el aseguramiento del pensamiento racional y la ciencia, y en definitiva la convivencia pacífica y el buen gobierno. Por tanto, todo lo que pueda contribuir a un periodismo de calidad es esencial. Y sabemos que no puede haber periodismo serio, riguroso y responable si no es demandado, cuidado e impulsado por una opinión pública formada, aútónoma y crítica. Pues bien, para construir esta opinión pública tan necesaria, se requiere el concurso de la alfabetización periodística.

¿Qué sectores o políticas alcanza/afecta este campo?

En primer lugar, a los periodistas. Los objetivos de alfabetización periodística tiene que estar en la base de todas sus actividades. Si es así, es un buen signo de que respetan a sus lectores o audiencias y que respetan a la ciudadanía. Esto significa que en la formación inicial y continua de periodistas, la alfabetización periodística –que afecta a los profesionales tanto como a sus públicos– es decisiva. En segundo lugar, a las instituciones periodísticas –empresas, entidades públicas, etc.– que deben invertir buena parte de sus recursos en la alfabetización de sus usuarios y públicos.

En tercer lugar, a todos los sistemas educativos. Dentro de cada nivel y ámbito de formación es necesaria algún tipo de alfabetización mediática y periodística. Desde una Universidad a una escuela de cine, desde una escuela infantil a un bachillerato. No se puede estar falto de herramientas críticas en un mundo tan mediatizado como el nuestro.

Pero, en última instancia, la afabetización es tarea de todos: políticos, actores sociales, científicos, intelectuales, artistas… Todos queremos vivir en un mundo mejor y aceptamos, que no hay mundo bueno sin libertad y sin buen periodismo.

¿La sociedad democrática liberal a la que pertenecemos ha colaborado en el desarrollo de una News Literacy?

Sin democracia y sin libertad, no es posible la alfabetización mediática. Cualquier cosa que prescinda de estos dos valores será doctrina, propaganda o formación del tipo que sea, pero no será alfabetización periodística. Si lo que me pregunta es si los Estados actuales que se reclaman de democráticos y de liberales han colaborado con la alfabetización mediática, he de decir que no mucho y, en todo caso, no lo suficiente. Están, generalmente, muy preocupados por el discurso publicitario y consumista. Tampoco han hecho mucho los estados iliberales que se reclaman de democracia. Estos prefieren el adoctrinamiento de las masas, o sea, la propaganda política antes que el pensamiento crítico. Y, finalmente, las sociedades que por cualquier fundamentalismo no son ni liberales, ni democráticas: están más implicadas en imponer unas formas de pensamiento tiránico que nada tiene que ver con el periodismo ni con la alfabetización.

En el contexto actual, frente a la inmensidad de información que circula sobre el COVID-19, y con una realidad que nos supera frente al manejo de noticias falsas sobre el tema, ¿qué es lo que corresponde hacer?

Es sencillo de enunciar y difícil de ejecutar.

La información de los estados –o sea, la pública– ha de ser transparente, sin vaguedades y sin incertidumbres más que las lógicas en una situación en que no sabemos muchas cosas. Los políticos y las instituciones tiene que abandonar las viejas y corrompidas estrategias de desinformación, falsas noticias, teorías falsamente conspirativas y realidades alternativas.

Los medios periodísticos tienen que hacer periodismo de calidad, crítico, riguroso, responsable y ofrecer buena información –y criterios para distinguirla– a sus lectores o audiencias.

Se debería crear un sistema de cortafuegos a la hipermasificación de la desinformación –que en estos mometos hace mucho daño a la sanidad y a la ciencia–. En este tema, hay que implicarse en levantar alertas tempranas contra la desinformación y las falsedades y la circulación de bulos. Hay que imponer responsabilidad jurídica muy precisa a quienes, como las redes sociales, ayuden a difundir masivamente información en la esferea pública. Es la irresponsabilidad, cuando no la complicidad consciente, de muchas redes sociales la que contribuye a la desinformación pública.

Finalmente, como estamos en una situación de confinamiento especial, creo que la comunidad científica y universitaria debería crear una red internacional para combatir las grandes mentiras que circulan con impunidad por la red. Esto sería el principio de una coalición por la transparencia y la regeneración de la esfera pública global que tanto necesitamos.

Fuente:http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/jose-manuel-perez-tornero-no-se-puede-estar-falto-de-herramientas-criticas-en-un-mundo-tan-mediatizado-como-el-nuestro/

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Cora Steinberg: «COVID-19. Es vital proteger la salud emocional de los chicos y las chicas»

Por AkiaEducacion

Desde el año 1946, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, trabaja en defensa de los niños del mundo: sus vidas, derechos y desarrollo saludable. Así, el actual contexto de pandemia lo convierte en un importante actor. Cora Steinberg, Especialista en Educación de Unicef Argentina, nos comparte  algunas de las acciones del organismo en la región.

En la República Argentina, a través de #UNICEFresponde, ustedes invitaron a las niñas y niños a expresar sus mayores preocupaciones en relación a la pandemia. ¿Qué respuestas encontraron?

Las preocupaciones que nos acercaron tienen que ver con el cuidado, contagio y mortalidad del virus, saber cuándo van a volver ir a la escuela, al cine, a la plaza, cuándo volverán a ver a sus amigos, amigas y familiares. Les preocupa el trabajo de sus padres y la salud de sus abuelos.

¿Cuál es la importancia de generar estos espacios de expresión e intercambio?

El actual contexto de emergencia tiene impactos secundarios en los niños, niñas y adolescentes. A cada grupo lo afecta de diferente manera sostener largos períodos de aislamiento social y cambio de sus rutinas. Los niños y las niñas más pequeños no pueden procesar la cantidad de información que circula en torno a un tema nuevo, aún no han adquirido la madurez suficiente para entender todos los aspectos de las pandemias, ni tienen la capacidad de reflexión necesaria para hacer un análisis crítico de las informaciones erróneas, malintencionadas o prejuiciosas que hay en circulación.

En este sentido es súper importante poder conversar con ellos y explicarles la situación de manera clara y sencilla, apuntando a subrayar que ellos están seguros y la importancia de adquirir y sostener las prácticas de higiene necesarias. En los más grandes, se suma además un contexto extraordinario por la suspensión de clases presenciales que impactan alterando todas sus rutinas y las de sus padres, madres y adultos cuidadores en casa. En conjunto, esta situación que afecta a millones de personas, puede llevarlos a desarrollar ansiedad, miedos e incertidumbre.

¿Qué lugar ocupan las familias y los cuidadores en este escenario?

El rol de las familias y cuidadores es fundamental: es de vital importancia proteger la salud emocional de los chicos, conversar y explicarles la situación de manera clara y sencilla. Pueden tener muchas preguntas, algunas de las cuales es posible que los adultos no tengamos las respuestas. Lo importante es alentarlos a que nos cuenten qué les está pasando, escucharlos y abordar estas conversaciones con un lenguaje que sea comprensible para ellos y ellas y sin faltar a la verdad. Es importante, organizar nuevas rutinas en función de las posibilidades de cada familia y contexto y tratar de destinar también un tiempo específico para acompañar a los chicos y chicas con sus tareas escolares, promover que sigan en contacto con sus amigos, amigas y familiares.

¿Es posible saber – a grandes rasgos- cómo están resultando las experiencias de escuela on line en Latinoamérica?

En la región hay hoy más de 24 países que han decidido suspender clases presenciales, esto afecta a más de 150 millones de niños y niñas. Desde el inicio del brote en la región de América Latina y el Caribe se han desarrollado diferentes estrategias para afrontar la emergencia y dar continuidad a los aprendizajes de los y las niños, niñas y adolescentes. Muchas de ellas tienen que ver con el desarrollo de materiales y plataformas para la continuidad educativa de manera remota o a distancia, previendo también la distribución de materiales educativos impresos para las zonas de baja o nula conectividad.

A su vez, los países han desarrollado estrategias que tienen que ver con la provisión de información para la prevención del COVID 19. En los casos en los que no se han suspendido las clases presenciales, existen estrategias de limpieza y desinfección de las escuelas, para asegurar que estas sean lugares seguros. Dadas las grandes desigualdades que tienen los países de nuestra región, muchos países que han tenido que suspender clases presenciales desarrollan varias de estas estrategias al mismo tiempo.

Algunos ejemplos de la respuesta al COVID19 son el programa Seguimos Educando en la Repúbica Argentina, #AprendoEnCasa en Guatemala, Plan Ceibal en Uruguay. Paraguay ha desarrollado una guía para familias sobre estimulación en la primera infancia con un enfoque inclusivo, cápsulas de video y audio para promover la lectura en el hogar para niños de 0 a 6 años y, cápsulas de video y audios de actividades de matemáticas y STEAM dirigidas a estudiantes de 1er a 6to grado.

Todos los países han buscado dar respuestas de amplio alcance, buscando llegar a las diferentes poblaciones a fin de promover la continuidad de las actividades escolares con o sin acceso a internet, la provisión de materiales impresos, la difusión de información para la prevención del COVID 19 y contención emocional de los niños, niñas y adolescentes como así también de sus cuidadores, padres o madres.

¿Qué desafíos particulares afronta Unicef en este contexto?

Hoy la prioridad es mitigar los efectos que la respuesta al COVID19 está teniendo en el marco de los esfuerzos que se hacen para prevenir la propagación del COVID-19. El cumplimiento de tales medidas debe ser la prioridad colectiva de la Argentina y sumamos nuestros esfuerzos promoviendo la difusión y comunicación de información oficial sobre protocolos para enfrentarlos, y apoyando a los distintos sectores de gobierno. Consideramos necesario atender el impacto secundario que la situación puede generar sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes en particular en el contexto de pobreza e inseguridad alimentaria en el que vive más del 50% de la población de 0 a 18 años en nuestro país. En este sentido, el 7 de abril de 2020 hemos presentado un Plan de Respuesta al COVID-19.

¿En qué consiste este Plan?

Se trata de un plan de apoyo a los niños, niñas y adolescentes vulnerables y se basa en cuatro pilares de acción:

-Limitar la propagación del virus. Entre otras acciones, se promoverán técnicas de lavado de manos en contextos de acceso restringido a agua, el uso de pastillas potabilizadoras de agua y jabón.

-Contribuir a garantizar la salud de las mujeres embarazadas y de los niños y niñas menores de 5 años. Contempla la provisión de insumos a profesionales de la salud que trabajan atendiendo a mujeres embarazadas, niños y niñas menores de 5 años.

-Contener los impactos secundarios de la pandemia, como la inseguridad alimentaria, la pérdida de clases presenciales o el aumento de la violencia .

-Promover la comunicación y prevención del contagio difundiendo información oficial del Ministerio de Salud de la Nación (Msal) y de la Organización Mundial de la Salud (OMS). También alentar la identificación y denuncia de las Fake News y difundir mensajes de contención emocional para adultos/as, como generación de espacios de contención emocional , guías para niñas y niños y estrategias para adolescentes afectados por el aislamiento social. También a través de propuestas como la campaña #AcaEstoy, en su página institucional  y sus redes sociales:Twitter, Instagram, Facebook, Tik-Tok y LinkedIn.

Fuente:http://www.aikaeducacion.com/destacados/cora-steinberg-covid-19-es-vital-proteger-la-salud-de-los-chicos-y-las-chicas/

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Alejandro Perales: “Es fundamental entender que los principales perjudicados de la información falsa somos los usuarios”

Por Aika Educacion/Belen Sancho

La crisis del coronavirus ha traído consigo una crisis en la información. Los medios de comunicación producen muchísimo contenido y, a ello, se suma un gran aumento de la proliferación de noticias falsas. Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC),  considera fundamental el papel del usuario para frenar la circulación de las fake news.

El papel de asociaciones como la AUC garantiza a la población un instrumento para velar por sus derechos. Esta asociación lucha por garantizar el derecho frente a los medios y las tecnologías de la comunicación. “Nos preocupan dos cosas: la propia generación de noticias falsas y las informaciones falsas que afectan a la seguridad económica o a la salud de las personas”, afirma Perales en relación a los productos y ofertas que han aparecido en Internet.

“Los medios tradicionales han recuperado mucho terreno desde el punto de vista de fuente fiable”

Los medios de comunicación tienen la tarea de informar con veracidad y desmentir bulos. Pero los usuarios también tienen la obligación de contribuir a ello. Perales considera fundamental, pues los principales perjudicados ante las fake news es la propia sociedad. “Las noticias falsas menoscaban nuestro derecho a la información veraz”, apunta Perales.

El informe de Reporteros Sin Fronteras sobre el estado de la libertad de prensa en el mundo señala el retroceso de Europa. En este último año, se han llevado a cabo vulneraciones de este derecho a lo largo del continente. Perales considera que, “en términos generales, la libertad de prensa está garantizada”.  Pero se muestra prudente, pues considera que ve un peligro si “se tomaran determinadas decisiones en favor de la veracidad de la información que al final acabaran menoscabando la libertad de expresión”.

La pandemia del coronavirus va a traer consigo muchos cambios en diferentes aspectos. Los medios de comunicación han sido de los primeros en tener que adaptarse a las circunstancias para poder seguir ofreciendo información al usuario. Mientras tanto, la población tiene en su mano poder aportar su granito de arena. Frenar la circulación de noticias falsas, así como cumplir la normativa en todo momento es la prioridad.

Fuente: http://www.aikaeducacion.com/entrevistas/alejandro-perales-es-fundamental-entender-que-los-principales-perjudicados-de-la-informacion-falsa-somos-los-usuarios/

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Entrevista a María Novo: «La lógica del beneficio inmediato ha destruido la lógica de la vida»

Entrevista/30 Abril 2020/Autora:Rosa M. Tristán/eldiariolaeducacion.com

La catedrática Emérita de Educación Ambiental, María Novo apuesta por repensar la globalización para que buena parte de los procesos que hoy se desarrollan entre países puedan darse en territorios más cercanos. «Tenemos que decrecer, no para vivir peor sino para aprender a vivir mejor con menos», asegura esta experta que cree que esta es una primera de las crisis que viviremos en el futuro.

María Novo, catedrática Emérita de Educación Ambiental y Desarrollo Sostenible en la UNED, escritora y poeta, es desde hace décadas el ‘alma mater’ de infinidad de iniciativas que buscan acercarnos a unos valores de la naturaleza de los que, en general, nos hemos ido alejando. Desde su casa, donde estos días termina su próximo libro, nos recuerda que estamos viviendo tiempos que son una oportunidad para una ‘nueva realidad’ basada en lo que denomina “autosuficiencia interconectada”. Siempre con el optimismo por bandera, Novo apuesta por un futuro en el que el hedonismo que promueve el actual sistema dé paso a otro en el que se imponga la solidaridad global con la casa que todos compartimos: la Tierra.

¿Qué está suponiendo para María Novo este confinamiento obligado?

Como a tantas otras personas que trabajamos en temas ambientales, ciertamente no me sorprendió demasiado que surgiera una crisis. Los informes científicos llevan tiempo alertando de que el sistema podía colapsar, aunque no se sabía ni cómo ni cuándo. Lo que, para mí, ha sido una sorpresa es que haya sido un coronavirus, aunque en el fondo una zoonosis como la que se ha producido tiene mucho que ver con la pérdida de biodiversidad y también con la ‘hipermovilidad’ humana de las últimas décadas, es decir, con el modelo de sociedad que se ha impuesto y su relación con la naturaleza.

¿Ve una relación clara entre la crisis ambiental y la pandemia?

La realidad es que hemos alterado los procesos de la biosfera en lo que se refiere a la atmósfera, los usos del suelo, del agua, en cuanto al mantenimiento de la biodiversidad…. Ahí estaba el riesgo de una crisis. Pero es que, además, hemos concentrado gran parte de la producción en China, que tradicionalmente ha sido un foco de zoonosis, lo que ha provocado que mucha gente tuviera que ir y venir desde allí al resto del mundo. De hecho, no es casualidad que las ciudades más afectadas sean aquellas donde la gente viaja más, como Madrid, Barcelona, Nueva York… Ambos factores han sido claves en esta crisis sanitaria.

¿Cree que la sociedad es consciente de que medio ambiente y coronavirus están en conexión?

No creo que exista una conciencia generalizada de la conexión de zoonosis y la pérdida de biodiversidad. Hay científicos que lo están contando muy bien, como el biólogo Fernando Valladares, pero el eco que le dan los medios a estas reflexiones no es suficiente. Tampoco se está explicando con énfasis en los medios que la del coronavirus es una primera gran crisis pero que, si no nos centramos en actuar contundentemente ante la emergencia climática, las próximas pueden ser mucho más duras que esta. Ahora han funcionado los canales de comunicación, todos usamos los móviles, hay agua potable, energía, alimentos… Es verdad que estamos en confinamiento y, sobre todo, que tenemos el tremendo drama de la pérdida de vidas humanas, pero es que en la próxima crisis puede haber tantos o más fallecimientos y podemos tener condiciones mucho más duras si no cambiamos el rumbo. No quiero ser alarmista, pero toca decir la verdad a la gente.

Mirando al futuro ¿Esta crisis podemos verla como una oportunidad que vamos a aprovechar o volveremos a lo mismo de antes?

Creo que es una oportunidad. Las crisis son momentos para aprender personal y colectivamente. Este es el momento de comenzar a vivir de otra manera, con más sobriedad y con menos gasto en cosas inútiles. Como la globalización ha distorsionado las relaciones productivas y comerciales, abarcando el mundo entero, en mi opinión tenemos que reubicarnos para fortalecer los recursos propios y vivir más en lo local. Eso no quiere decir que nos quedemos aislados, porque hoy estamos conectados con el mundo a través de múltiples redes. Eso se describe bien con el concepto de lo “glocal” que venimos utilizando. Se trata de conseguir una autosuficiencia interconectada en una escala más humana. Relocalizarse supone, en la vida cotidiana, volver a comprar productos de proximidad, recuperar el disfrute del parque que está al lado de casa… Lo que teníamos era un sinsentido. Por ejemplo, hubo un año en el que exportamos a Irlanda la misma cantidad de patatas que importamos de Irlanda… También se trata de retomar placeres que habíamos olvidado, para volver a serenarnos. Y sin tanto ir y venir tendremos más tiempo, porque en estas semanas hemos descubierto que el tiempo es un intangible de gran valor, que podemos disfrutar de estar más horas con nuestros hijos o dedicarlas a conocernos mejor a nosotros mismos. Cuando dejemos de ir con prisa, tendremos tiempo para escucharnos… En definitiva, se trata de redescubrir el valor de lo pequeño, lo descentralizado, e ir fortaleciendo la industria estratégica y la agricultura y ganadería de nuestro país para ir atenuando progresivamente la gran dependencia del exterior.

¿Sabremos aprovechar esa oportunidad?

Soy optimista. Por ello me gusta escuchar al presidente cuando habla de una ‘nueva normalidad’, porque está claro que lo que teníamos antes de la pandemia no era normal. Vivir con una biosfera desbordada y en un mundo donde el 1% de la población tiene el 90% de la riqueza global, no puede ser la normalidad. Así que estoy esperanzada. Quiero pensar que hemos aprendido a valorar lo importante de la vida, tanto a nivel general como personal, incluso en el mundo de los afectos: hemos recordado el valor los abrazos, los besos, cosas que dábamos por sentadas. Además, en esa ‘nueva normalidad’ no empezaremos de cero, porque ya tenemos muchas cooperativas agrícolas, iniciativas de consumo compartido, pymes… Lo importante es buscar el tamaño óptimo de cada comunidad y cada proyecto. Porque está claro que crecer y crecer desordenada e infinitamente no es progreso. Sí es importante procurar ser lo más autosuficientes posible en energía, alimentos, material sanitario y estratégico… Pero para ello no hace falta volver a la Edad Media. Con las pautas de vida que teníamos en los años 80 del siglo pasado, unidas a los actuales avances tecnológicos, podríamos vivir razonablemente, no creo que fuésemos menos felices. Son los errores de la globalización los que tenemos que corregir. Tenemos que decrecer, no para vivir peor sino para aprender a vivir mejor con menos. Porque la realidad es que tampoco vivíamos bien hasta ahora en términos de calidad de vida, inmersos en unas sociedades en las que muchos de nuestros jóvenes enfermaban prematuramente de ansiedad y estrés.

Un cambio ya visible es el de la cooperación comunitaria, con muchas personas volcadas en la solidaridad ¿Cómo interpretas este cambio?

Esa solidaridad es extraordinaria. Yo misma la vivo en mi comunidad, con el vecindario más cercano. Se están creando redes que no existían. Y están apareciendo porque hemos perdido lo que nos impedía practicarla: las prisas. Las gentes, en general, tenemos buenas intenciones, pero lo que no había era tiempo para ayudar a la persona que vivía al lado, ni para conocerla siquiera. Esa es otra parte positiva de esta crisis, en medio del drama de tantas pérdidas humanas. Ahora, tenemos tiempo para mirar, escuchar, compartir… Y eso que hemos recuperado debe florecer para que permanezca. Este es el reto. Incluso veo lecciones dentro del dolor: el aprendizaje de que nuestros actos no son inocuos, que nuestro comportamiento con la naturaleza tiene graves consecuencias. Si somos capaces de construir desde esa solidaridad y esa cooperación, con respeto a la naturaleza, confío en que los aprendizajes que hemos hecho permanezcan.

Incluso hay quien descubre ahora la fuerza de la naturaleza, con imágenes que no se habían visto antes.

A todos nos está dejando sorprendidos su capacidad de recuperación, solamente con retirarnos de ella. La naturaleza no necesita a la humanidad para nada. Somos nosotros los que la necesitamos, pero eso es algo que no se nos ha enseñado ni en las familias ni en las escuelas. En nuestra cultura occidental se debe a un pensamiento que nos viene ya desde Descartes, que planteó una visión dual del mundo escindiendo mente y cuerpo, razón y emoción, persona y naturaleza, como si fueran cosas opuestas en lugar de complementarias, que es como se incorporan en el pensamiento oriental. Desde esa dualidad de opuestos, la modernidad se desarrolló con mecanismos de dominación de la naturaleza en lugar de una coevolución razonable. No se nos enseñó que somos parte de ella. Esto también hay que corregirlo porque el daño que le hacemos a ella nos lo hacemos a nosotros mismos.

¿Cómo enfocar en este asunto la educación, que es por donde debería empezar esa corrección imprescindible?

Tendría que iniciarse desde la infancia, pero no se trata de que los niños pequeños aprendan lo que son las partes de un árbol en una pantalla en la escuela. Se trata de que toquen el árbol y aprendan a amarlo y cuidarlo, que sepan que ese árbol es parte de un todo en el que ellos también están incluidos. En otras palabras, recuperar el vínculo con la naturaleza con todos los sentidos: la vista, el olfato, el tacto…

¿Qué otros aprendizajes podrían sacarse de este periodo de confinamiento?

Sin obviar las dificultades económicas y de espacio de muchas familias, el dolor por las pérdidas humanas o por la enfermedad, en general, los niños han disfrutado de mucho más tiempo con sus padres que antes. Este es también un aspecto positivo dentro de la tragedia que es una pandemia. Lo natural para los niños sería pasar muchas horas con sus padres pero, debido a los horarios de trabajo, eso muy pocas veces es posible. Los horarios que tenemos en España, sobre todo en las grandes ciudades, son una locura…, algo que se nota mucho cuando se conocen los de otros países de Europa (y de algunas pequeñas ciudades españolas) donde gran parte de la gente vive más relajada, a las cinco o seis de la tarde dejan el trabajo y hacen vida de familia sin necesidad de escapar los fines de semana a otro sitio. En este confinamiento, muchos niños españoles han estado más tiempo en familia que nunca, así que esa ‘nueva normalidad’ que queremos pasa también por nuevos horarios laborales.

En el caso del coronavirus ha habido cambios sociales y de comportamiento que hemos aceptado todos. ¿Por qué no hacemos lo mismo con otros cambios necesarios para evitar las crisis ambientales?

La realidad es que, en el caso del medio ambiente, mucha gente ha preferido mirar para otro lado porque implica romper rutinas y comodidad. Nos hemos olvidado de que la vida es cambio. Y lo cierto es que hemos tenido muchas oportunidades para cambiar: desde los reportajes científicos, libros, conferencias, artículos, redes sociales, etcétera, se nos ha avisado reiteradamente de lo que estaba pasando. Este olvido rompe con unas actitudes que fueron importantes para la evolución del ser humano como especie: la previsión y la anticipación, que en estos momentos no funcionan correctamente. La razón hay que buscarla en que, desde la globalización económica, el mundo ha dejado de estar guiado por los sabios, los filósofos, los científicos o los líderes morales para estar dirigido por un modelo económico que no se somete a nada y al que sólo le interesa el beneficio inmediato. Esa lógica del beneficio inmediato ha destruido la lógica de la vida. Si ahora se ha conseguido un cambio de rutinas drástico ha sido por el miedo.

¿Es necesario ese miedo para ser conscientes de la que se avecina a nivel ambiental?

No debería ser necesario si tuviésemos la cordura suficiente para escuchar a quienes nos alertan. Ahora, si preferimos mirar a la lógica del beneficio inmediato, vamos mal. Seguiremos igual para que sean nuestros hijos quienes peleen y malvivan en un planeta esquilmado. La lógica del beneficio inmediato no solo se manifiesta en la economía sino también en el hedonismo, en el afán de primar nuestros deseos sin preguntarnos si son auténticas necesidades y cómo afectan al bien común. De momento, en estas semanas hemos descubierto la cantidad de cosas que comprábamos que no eran necesarias.

En mi opinión, hay tres cuestiones fundamentales para abordar con éxito la ‘nueva normalidad’ tras el coronavirus. La primera es recuperar el concepto de la familia humana, es decir que somos seres interdependientes, no aislados, y, por tanto, se imponen la empatía y la cooperación al máximo; la segunda, comprender que la naturaleza es la casa común de todos, no de unos pocos. Eso supone estar dispuestos a un mejor reparto en el acceso a los bienes comunes (alimentos, agua, energía…), y la tercera es que los recursos naturales están para satisfacer necesidades, pero no todos nuestros deseos. Tenemos que aprender a desear conscientes de los límites de la biosfera y de cada sociedad humana.

Las tres cuestiones podrían abordarse si nos hacemos, individual y colectivamente, la pregunta: ¿cuánto es suficiente? Esa pregunta debería estar en el frontispicio de nuestras escuelas, institutos y universidades… Es importante aprender a pensar y decidir en función de ella desde la infancia y dejar que nos guíe en la edad adulta.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/04/28/la-logica-del-beneficio-inmediato-ha-destruido-la-logica-de-la-vida/

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