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Las Cumbres, un monroísmo agotado

Por: Juan J. Paz-y-Miño Cepeda

La Doctrina Monroe (1823) garantizó la influencia de los EE.UU. en América Latina durante el siglo XIX y justificó su expansión en el XX.

Bajo ese marco, la I Conferencia Panamericana (1889/90) realizada en Washington, se propuso crear la unión aduanera americana, implantar una moneda de plata única, unificar aranceles, regular el tráfico comercial y la solución de conflictos. En medio de la inédita situación internacional creada por la I Guerra Mundial (1914-1918), un nuevo intento de coordinación económica continental fue el Primer Congreso Financiero Panamericano, convocado en Washington (mayo 1915). Los intereses centrales de los EEUU en ese congreso fueron: “establecer relaciones financieras más estrechas y más satisfactorias” entre los países del continente, desplazar los créditos europeos (cerrados por la guerra) con los norteamericanos, asegurar la posibilidad de establecer sucursales o agencias de la Federal Reserve en los diversos países, fortalecer “los medios de transporte oceánicos”, arribar a una “legislación uniforme” para imponer el “patrón oro” y regular lo relativo a documentos de comercio. No logró sus objetivos. De modo que décadas más tarde fue convocada la I Reunión de Ministros de Hacienda de las Repúblicas Americanas (Guatemala, noviembre de 1939), que concluyó sólo en proyectos y recomendaciones, aunque sumamente ambiciosos, en diversas áreas: monetaria, cambiaria, bancaria, aduanera, tributaria y sobre libre comercio. La II Guerra Mundial volvió a alterar el panorama. Pero la conferencia de Bretton Woods (1944) finalmente resultó exitosa, pues fue el punto de partida efectivo para intentar la mundialización económica hegemonizada por los EEUU. Allí nacieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF, generalmente conocido como Banco Mundial), que concretaron las perspectivas de coordinación en dos áreas: la monetario-financiera y la relativa al desarrollo. Más difícil fue lograr un acuerdo en el campo comercial, aunque en 1948 entró en vigor el GATT (General Agreement on Tariffs and Trade), que funcionó de facto entre las partes contratantes, hasta la constitución de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1995, con la cual surgió un mercado internacional regulado en forma obligatoria para sus miembros, en cuanto a bienes, servicios y propiedad intelectual.

Aunque las décadas de la Guerra Fría implicaron el uso del monroísmo para preservar al continente del “peligro” comunista y para cercar a Cuba en aras de la democracia occidental, el desarrollismo impulsado en América Latina logró despegar al capitalismo en la región. Le siguió la globalización transnacional bajo hegemonía de los EEUU en las dos décadas finales del siglo XX, favorecida por las políticas del presidente Ronald Reagan (1981-1989), las cartas de intención del FMI para garantizar el pago de la extendida deuda externa en América Latina, la ideología neoliberal del “Consenso de Washington” y finalmente el derrumbe del socialismo en la URSS y Europa Oriental. En esas circunstancias, también tomó auge la recurrente idea histórica de constituir el área de libre comercio; y bajo esa perspectiva se convocó la I Cumbre de las Américas, realizada en Miami en 1994, cuyo propósito central fue el “libre comercio” y la “comunidad de democracias” de las Américas, vinculada a la OEA (https://bit.ly/38Zzu7g). En la II Cumbre realizada en Chile (1998) quedó constituida el “Área de Libre Comercio de las Américas” (ALCA), que reunió a 34 países del hemisferio, con la exclusión de Cuba.

Al realizarse la IV Cumbre (Argentina, 2005), también se reunió la Cumbre de los Pueblos, donde los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Néstor Kirchner (Argentina) e Inácio Lula da Silva (Brasil) condenaron y frenaron el ALCA. En 2012, el presidente ecuatoriano Rafael Correa anunció que no asistiría a la VI Cumbre (Colombia) si se excluía a Cuba, una posición asumida igualmente por los países del ALBA, lo que obligó a la presencia de Cuba en la VII Cumbre (Panamá, 2015). Fue un hecho histórico que permitió la apertura diplomática entre los EEUU y Cuba, que arribó a la visita de Barack Obama a La Habana (marzo 2016), un proceso revertido por el presidente Donald Trump (2017-2021), en una época de predominio de gobernantes conservadores y neoliberales en América Latina. Para la VIII Cumbre (Perú, 2018), el presidente venezolano Nicolás Maduro, no fue invitado, aunque estuvieron presentes varios representantes de la oposición, pero tampoco asistió el presidente Trump, aunque sí el vicepresidente Mike Pence.

Con el nuevo presidente Joe Biden, la convocatoria a la IX Cumbre en Los Ángeles (junio 2022), con la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela, ha vuelto a remover el escenario continental. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador fue el primero en cuestionar esa exclusión (https://bit.ly/3slcjed), despertando iguales reacciones de otros mandatarios. Finalmente, no asistieron a la Cumbre ocho presidentes (https://cnn.it/3QhUIhR). Alberto Fernández, presidente de Argentina, pronunció un fuerte discurso de cuestionamiento a las exclusiones, a la OEA, al BID y al “pensamiento único” que se ha querido imponer (https://bit.ly/3xpCaDu); mientras el presidente Biden trató de minimizar el asunto enfocando la necesidad de la unidad continental, ante los desafíos que enfrenta la democracia actual en el mundo (https://bit.ly/3xE3yz8).

Lo que se advierte como una fuerza indetenible en esta larga historia, es que el desarrollo de las cumbres ha demostrado la creciente polarización de dos tendencias: la americanista de tipo monroísta y la latinoamericanista que la cuestiona. EEUU confía en los gobiernos conservadores y neoliberales, pero avanzan los gobiernos progresistas, democráticos y de nueva izquierda que toman definiciones propias. Y esta tendencia se proyecta como una nueva realidad histórica, en la cual el viejo americanismo monroísta cada vez sirve menos para la unidad de propósitos continentales bajo los intereses privilegiados de los EEUU. Se ha juntado a éste la geoestrategia que trata de convencer que China y Rusia son “amenazas” al continente, mientras en la región, gobernantes de ideologías contrapuestas encuentran en esos mismos países posibilidades económicas y opciones para el desarrollo (https://bit.ly/3mDjnj7). Históricamente está agotada la visión neoliberal, bajo cuyos conceptos nunca se promovió el bienestar colectivo en América Latina y, como se experimenta en la actualidad, no solo agrava las condiciones de vida y trabajo, tampoco soluciona los problemas económicos y, sobre todo, agudiza las confrontaciones sociales y políticas.

Las nuevas realidades, en un mundo que avanza al multilateralismo, presionan al cambio de la visión continental. Un orden internacional basado en reglas, como postulan hoy los EEUU, forzosamente se inclina al reconocimiento de la diversidad latinoamericana, en la cual los mejores “aliados” y “socios” para la unidad continental han dejado de ser los gobiernos sujetos al tradicional monroísmo y esclavizados a la ideología neoliberal, que impiden conquistar los objetivos del bienestar y la democracia, reconocidos en palabras, mientras afianzan una cultura de privilegios para las capas ricas.

Fuente Original:  www.historiaypresente.com

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Entrevista al activista saharaui Hassanna Aalia: «Esta es una guerra contra un régimen expansionista, los saharauis no tenemos nada contra el pueblo marroquí»

Por: Daniel Seixo

Teniendo en cuanta que el Sáhara llegó a ser una provincia española, ¿cómo se explica la pasividad de los sucesivos gobiernos de nuestro estado en torno a este conflicto?
 
España es la potencia colonial del Sahara Occidental y sigue siendo la potencia administradora del territorio según las naciones unidas. Esta es una responsabilidad histórica y jurídica que España nunca asumió, pero que no cae con el paso del tiempo, España ha sido parte del problema abandonando el Sahara Occidental y traicionando al pueblo Saharaui abandonándolo a su suerte y en manos de un gobierno reaccionario que anexiono el territorio y lo ocupo militarmente cometiendo crímenes contra la humanidad, asesinando a saharauis y causando el éxodo de miles de personas además de los miles de desaparecidos que se sigue sin conocer su paradero. Los sucesivos gobiernos Españoles no han estado a la altura de corregir este error histórico que viene de la era de la dictadura, y ahora incluso con el “gobierno más progresista de la historia”, con la presencia de fuerzas políticas tradicionalmente afines a las aspiraciones de los saharauis, las cosas no han cambiado y España sigue apostando por una posición muy tímida y que no va en línea con su responsabilidad con el Sahara Occidental. Nos resulta muy decepcionante e incomprensible saber que casi todo el pueblo Español (según las encuestas) apoya a la independencia del Sahara y que esto no se pueda transmitir en una posición política por los que se supone que son los representantes del pueblo.
 
Donald Trump acaba de reconocer al Sáhara como reconocimiento de la soberanía de Rabat sobre el Sáhara Occidental, ¿qué papel juegan la Unión Europea y EE. UU. en este conflicto?
 
Estados unidos es una potencia muy importante a nivel internacional, debido a intereses meramente económicos siempre ha estado alado del país ocupante, todos recordamos que en la marcha verde había banderas americanas, también recordamos que el muro marroquí de la vergüenza fue una idea de EE. UU. e Israel con apoyo de países del golfo. Obviamente EE. UU. nunca nos ha apoyado ni esperábamos mucho de ellos, pero lo que hizo el expresidente al declarar que el Sahara es parte de Marruecos, es algo sin precedentes y daña mucho la imagen de una potencia como EE. UU. que se estableció en valores como democracia, derechos humanos y el respeto a la legalidad internacional. Me atrevería a decir que ha sido incluso contraproducente para Marruecos que se vinculase con un personaje racista, golpista y antidemocrático como Donald Trump. Trump ha dañado mucho la imagen de su país con esta decisión que desafía la ONU y la legalidad internacional, pero creo que sirvió también para mostrar a todo el mundo la realidad de Marruecos y sobre todo la relación ya existente que existía con el estado de Israel que no es más que un país ocupante y que al igual que Marruecos también vulnera la legalidad internacional y viola los derechos humanos del hermano pueblo palestino. Esperamos que la nueva administración de Biden revierta esta decisión lo antes posible, y que al menos apoye la centralidad de la ONU en el conflicto.
 
En lo que concierne a la unión Europea, obviamente las relaciones con Marruecos son encabezadas por estados como Francia y España y todos sabemos las relaciones que existen entre estos dos países y Marruecos. Es realmente muy triste ver como una potencia tan importante como la unión europea se deja llevar por países que ponen sus intereses económicos por encima de los derechos humanos y los nobles valores de la unión europea. De Europa solo esperamos a que respeten su propia justicia, la CJUE ha sentenciado en varias ocasiones que Marruecos no tiene ningún tipo de soberanía sobre el Sahara Occidental y que los acuerdos comerciales no son aplicables en el Sahara Occidental. Resulta bochornoso ver que a pesar de esas claras sentencias la UE guiada por potencias que desafían la legalidad por sus intereses siga en este camino, ya es hora de que esto cambie y que la UE defienda la justicia y los derechos humanos en el Sahara Occidental.
El motivo por el que estallo la guerra el pasado 13 de noviembre es claro, Marruecos vulneró el acuerdo del alto del fuego firmado entre las partes en 1991
¿Cómo definiría las políticas de Marruecos desde la invasión militar del Sahara Occidental?
Como cualquier potencia de ocupación, Marruecos lleva a cabo políticas de represión destinada a intentar silenciar la voz de los saharauis. Desde su invasión al territorio Marruecos viola sistemáticamente los derechos humanos, ha asesinado a miles de Saharauis durante su anexión al territorio, hemos visto como recientemente se han desvelado fosas comunes de saharauis que fueron asesinados entre los años 1975 y 1980, también hasta hoy más de 500 saharauis siguen desaparecidos sin que se sepa nada de ellos. Marruecos asesina, tortura, viola a mujeres, encarcela a activistas y ejerce un bloqueo total sobre el territorio impidiendo la entrada a observadores internacionales. Vemos como cada año miles de periodistas, parlamentarios, políticos.. Etc son expulsados del Sahara Occidental. Esto nos deja claro que Marruecos tiene mucho que esconder y no quiere que nadie sea testigo de las violaciones que comete contra los Saharauis. Y lo más triste es que todo esto queda impune.
 
El pueblo saharaui llevan desde 1991 apostando por la legalidad internacional, la ONU ha reconocido su derecho a un referéndum de autodeterminación (resolución 1514) y establece un cuerpo especial (MINURSO) para organizarlo y velar por el alto el fuego, pese a ello la pasividad internacional parece haber enquistado este conflicto de manera que una solución parece tan lejana como en 1991, ¿qué papel juega en este conflicto la explotación de los recursos naturales del Sáhara? ¿Considera que son estos intereses una parte importante de las circunstancias que promueven esta pasividad internacional?
 
Todos sabemos que Marruecos y antes España no ocuparon el Sahara Occidental por el amor a los saharauis. Todo es cuestión de economía y de buscar lucrarse. Aunque no lo parezca, el Sahara Occidental es un territorio muy rico en recursos naturales, el Sahara es rico en Fosfatos, pesca, energía renovable, arena… Etc estos recursos de alguna manera son la condena de los saharauis, son los que han hecho que el mundo se haga el ciego ante las vulneraciones cometidas contra el pueblo saharaui. Obviamente, estos recursos juegan un papel importante en el conflicto, ya que muchos estados importantes se reparten los recursos naturales del Sahara Occidental. Hay presencia de miles de empresas multinacionales que participan en las operaciones de expolio e incluso instituciones como la unión europea están dentro de este juego sucio, se mantienen en silencio ante lo que pasa en el Sahara Occidental a cambio de que Marruecos les ofrezca una parte de los recursos que expolia de forma ilegal del Sahara Occidental.
 
Desde aquí quiero destacar la importante iniciativa que la sociedad civil saharaui ha lanzado hace justo un mes para denunciar la explotación de sus recursos naturales por parte de Marruecos y terceros, especialmente empresas multinacionales.
 
¿A qué condiciones se enfrenta el pueblo saharaui en los campos de refugiados?
 
Las condiciones en los campamentos son precarias, miles de saharauis siguen estancados en un desierto inhóspito desde hace 45 años. Viven gracias a la ayuda humanitaria y esta ayuda cada vez es menos por los recortes que sufren los programas de cooperación internacional, también por la fatiga de donantes tratándose de una situación de emergencia que ya se ha prolongado más de lo normal. Existe falta de alimentación, medicamentos y hospitales, Además de material para escuelas. Con la pandemia esta situación ha empeorado, ya que desde hace más de un año las fronteras están cerradas y mucho material que llegaba antes ahora no llega, por ello hay un déficit  en presupuesto anual según la media luna roja saharaui. A pesar de todo esto, los saharauis en los campamentos han podido mostrar al mundo que son capaces de desafiar las condiciones y organizarse bien. A lo largo de 45 años los saharauis han podido construir un estado en el exilio con sus instituciones y con una capacidad muy destacada en todos los ámbitos donde la mujer juega un papel muy importante. Hoy se cumplen 45 años de la proclamación de la RASD y es un buen momento para poner en valor todo lo que ha conseguido este estado joven y también para hacer llegar un mensaje claro: el estado saharaui libre y soberano es la única solución, no solo para la cuestión saharaui sino para toda la región de norte de África.
 
¿Se ha llevado al pueblo saharaui a un callejón sin salida? ¿Resulta evitable la guerra?
 
Definitivamente. Después de casi 30 años de apostar por la ONU y la comunidad internacional, hemos llegado a la conclusión de que eran cómplices con Marruecos, solo querían que siga el status quo para normalizar la ocupación. Marruecos viola los derechos humanos, se salta la legalidad internacional, expolia los recursos naturales y todo esto se queda impune. Nadie dice ni mueve nada. Obviamente el pueblo saharaui siempre ha apostado por la paz y es un pueblo naturalmente pacífico, pero después de todo lo que paso durante los últimos 30 años y después de que Marruecos fuese quien violo el acuerdo del alto de fuego firmado entre las dos parte y la ONU, obviamente los saharauis no se iban a quedar con los brazos cruzados. Esta guerra se nos ha impuesto, nunca hubiésemos querido llegar hasta aquí, pero no solo es culpa de Marruecos, es culpa de la comunidad internacional y esto tiene que servir para que despierten y reaccionen antes de que sea muy tarde. ¡Los saharauis hemos aguantado mucho, ahora decimos Basta!
España ha sido parte del problema abandonando el Sahara Occidental y traicionando al pueblo Saharaui
¿Qué mensaje le enviarían a la clase obrera marroquí a la que su monarquía envía a la guerra?
 
Les decimos que dejen esta guerra, que no es su guerra. Esta es una guerra contra un régimen expansionista, los saharauis no tenemos nada contra el pueblo marroquí. Al contrario, les consideramos como hermanos y vecinos, pero le decimos que despierten y que no se dejen engañar por un régimen autoritario que viola sus derechos y por un rey que solo multiplica su fortuna a costa del pueblo Marroqui. Es hora de que los marroquíes sean conscientes de eso.
 
¿Qué le dirían a todos aquellos que acusan a los saharauis de radicales o belicistas por sus últimas actuaciones?
 
Nadie nos puede acusarnos de ser belicistas o de querer la guerra más que la paz, pero solo los saharauis sabemos lo difícil que es darlo todo sin que el mundo te haga caso. Hemos sido pacifistas lo suficiente, nuestra gente en los territorios ocupados lo sigue siendo y ya podéis ver lo que están sufriendo por parte de las fuerzas de ocupación marroquí. Más de 30 años bajo bloqueo militar o en campamentos inhóspitos de refugiados, hemos luchado con todas las vías, ¿qué más quiere el mundo que hagamos para que se nos escuche? Está claro que los saharauis hemos perdido la confianza en el resto del mundo y no se nos puede tachar de nada. Lo que sucede es que decimos ¡BASTA!
 
¿Por qué estallan ahora de nuevo las hostilidades? ¿Existe un claro componente de cambio generacional en el Frente Polisario?
 
El motivo por el que estallo la guerra el pasado 13 de noviembre es claro, Marruecos vulneró el acuerdo del alto del fuego firmado entre las partes en 1991 saliendo con una operación militar contra civiles saharauis que estaban ejerciendo su derecho a la protesta no violenta en la zona del Guerguerat, en el sur del Sahara Occidental. El Polisario ya había advertido tanto a Marruecos como a La ONU y la MINURSO de que no iba a tolerar una violación y respondería de forma rotunda. Eso es lo que pasó al final. También hay que decir que la juventud saharaui lleva presionando para que el Polisario vuelva a las armas desde hace unos años. Obviamente lo hacen por la falta de progreso del plan de paz de la ONU, pero sobre todo porque la ONU y su misión en el terreno MINURSO se han convertido en protectores del estatus quo, solo perjudica al pueblo saharaui. Desafortunadamente este mundo no entiende con el silencio y la paciencia y es la conclusión a la que la mayoría de la juventud saharaui ha llegado. Hemos pagado el precio de ser “buenos” y “pacifistas” y el precio es que el mundo se olvide de nosotros y de nuestra causa. Si el mundo es capaz de olvidarnos después de que hayamos depositado nuestra confianza en él, nosotros no vamos a olvidar a nuestra causa y la defenderemos hasta el final, porque somos nosotros los que estamos pagando el precio de esta situación diariamente y no podemos tolerar que se prolongue más y que las próximas generaciones vivan lo que nosotros hemos vivido y estamos viviendo.
Fuente e imagen: https://nuevarevolucion.es/entrevistamos-al-activista-saharaui-hassanna-aalia-esta-es-una-guerra-contra-un-regimen-expansionista-los-saharauis-no-tenemos-nada-contra-el-pueblo-marroqui/
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El Congreso de EE.UU. y la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela

Por: Atilio A. Boron

Una comparación educativa

¿Quién es el creador del caos y la violencia y quiénes son los que, pese a bloqueos, sanciones económicas y diplomáticas logran que las instituciones de la democracia funcionen como corresponde?

Asamblea de Venezuela, 5 de enero de 2021.

Estados Unidos, la “mejor y mayor democracia del mundo”, el país que se arroga la concepción de líder espiritual del “mundo libre”, demostró el 6 de enero pasado la falacia de su reclamo propagandístico y las contradicciones que se agitan en su seno. Lo ocurrido en el Capitolio no tiene nada de anecdótico: fue la irrupción en la superficie de conflictos insolubles que el sistema -con la activa participación de la prensa hegemónica y la dirigencia política- había mantenido soterrados por largo tiempo. Conflictos que afloraron, de forma brutal y por derecha, con hordas fascistas asolando el Capitolio y exponiendo las contradicciones que socavan una “democracia” que no es tal y que enriqueció como nunca antes al uno por ciento más rico de la sociedad norteamericana a expensas de los demás. No pasará mucho tiempo antes que la protesta brote “por izquierda” y que en lugar de clamar por una vuelta al mítico pasado de Estados Unidos pugne por construir una sociedad más justa, democrática y plural, que contenga la enorme heterogeneidad cultural, étnica, social y política de un país que hace décadas dejó de ser “blanco, anglosajón y protestante” (Wasp) y que no encuentra eco alguno en un sistema político vetusto y antidemocrático hasta la médula, creado para una sociedad que ya no existe.

Lo de ayer no fue sólo producto de la instigación de un demagogo reaccionario y criminal como Donald Trump. Una cuota grande de responsabilidad les cabe también a los demócratas, que abandonaron cualquier pretensión de reforma económica, política y social, por modesta que sea, y colaboraron en convertir a su país en la sociedad más desigual, injusta y excluyente del capìtalismo desarrollado. La pasividad y el conservadurismo de los demócratas los hace cómplices de los republicanos y del presidente Trump ante esta eclosión de furia y violencia que, seguramente, irá acentuándose con el paso del tiempo.

Pese astas escandalosas evidencias los propagandistas del modelo estadounidense, los paniaguados de “la embajada” enquistados en los grandes medios de comunicación y en la intelectualidad neocolonial, siguen cantando loas a la democracia norteamericana. Pero, un momento, ¿dijeron ”Democracia”? Debe haber algún error porque ni en el texto original de la Constitución de Estados Unidos ni en las veintisiete enmiendas posteriores encontramos ese vocablo. Los “padres fundadores” crearon una república, aristocrática, y no una democracia.

Una república en donde los esclavócratas del sur se repartían el poder con la burguesía manufacturera y comercial del Norte. Jamás pensaron en construir lo que anheló Abraham Lincoln (y lo pagó con su vida): un “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Con el paso del tiempo la república aristocrática se convirtió en república burguesa y, en las últimas décadas, en una salvaje plutocracia que saquea a su propio pueblo y extiende su insaciable afán de riqueza por todo el planeta. Una plutocracia que está en la base del criminal sistema imperialista que no sólo ha empobrecido a la mayoría de la población mundial sino que pone en riesgo la sobrevivencia de numerosas formas de vida en el planeta Tierra, entre ellas la de la especie humana. Por eso la lucha anticapitalista y antiimperialista es imprescindible e impostergable porque es una batalla por la sobrevivencia de nuestra especie y la de la Madre Tierra.

A modo de ilustración comparto estas fotos: unas, retratando el funcionamiento del tan admirado Congreso de Estados Unidos en el día de ayer; las otras, haciendo lo propio con la inauguración de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela este 5 de enero. Al primero le llaman el santuario de la “democracia”; al segundo, el teatro de los desmanes del “populismo” chavista. Las fotos demuestran con elocuencia, quién es el creador del caos y la violencia y quiénes son los que, pese a bloqueos, sanciones económicas y diplomáticas y las más diversas agresiones, logran que las instituciones de la democracia funcionen como corresponde. Lectores: saquen ustedes sus propias conclusiones, y actúen en consecuencia.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/una-comparacion-educativa-el-congreso-de-ee-uu-y-la-asamblea-nacional-de-la-republica-bolivariana-de-venezuela/

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Entrevista a Noam Chomsky: «EE.UU. está dirigido por el sector empresarial para sus propios beneficios»

Por: Rebelion.org.

«El país, básicamente, durante mucho tiempo, ha sido prácticamente un estado de partido único: el partido empresarial», señaló el intelectual.

Millones de personas en EE.UU. están perdiendo el empleo y enfrentan posibles desalojos debido a la crisis económica provocada por la pandemia. Por su parte, la riqueza del 1% de la población del país ha aumentado enormemente. Entre los beneficiados está Jeff Bezos, fundador de Amazon y la persona más rica del mundo, que acaba de incrementar su patrimonio en un monto estimado de trece mil millones de dólares netos en un solo día.

El intelectual ha querido hablar de esta Noam Chomsky ha querido hablar de esta y otras cuestiones con Amy Goodman, para Democracy now! y ha afirmado que la ganancia inesperada de las empresas es una prueba más de que Estados Unidos está dirigido “esencialmente por el sector empresarial” para sus propios beneficios. “Simplemente, se están descontrolando”.

Chomsky detalla que «EE.UU. un país dirigido esencialmente por el sector corporativo, que tiene una influencia abrumadora en el gobierno y que está representado por el hombre más rico del mundo: Jeff Bezos, que ganó $ 13 mil millones en un solo día».

«Se están volviendo locos, usando a Trump y a la administración o usando la cobertura de la pandemia para enriquecer a los muy ricos y al sector corporativo que, por supuesto, se lo están comiendo. Ellos lo adoran», señala el intelectual.

El también lingüista afirma que «la industria militar es otro ejemplo de ello. Es un último esfuerzo para tratar de imponer la regla máxima de riqueza extrema y poder corporativo que corre paralelamente a la campaña de Mitch McConnell-Trump para empacar al poder judicial de arriba a abajo con jóvenes abogados de ultraderecha de la Sociedad Federalista que serán capaces de asegurarse de que no importa lo que el público quiera, mientras sus políticas ultra reaccionarias se implementen durante al menos una generación».

«Intentan mantener lo que han logrado en gran medida a través del período neoliberal, los últimos 40 años: una enorme concentración de riqueza, concentración de poder político, población general estancada, en declive, incluso hasta el punto donde hay un aumento de la mortalidad en los últimos años entre las personas en edad laboral, los hombres y mujeres blancos en edad laboral. Nada de esto sucede en las sociedades desarrolladas en funcionamiento», indica Chomsky.

«El país, básicamente, durante mucho tiempo, ha sido prácticamente un estado de partido único, el partido empresarial», sentencia el intelectual.

Fuente de la entrevista: https://rebelion.org/estados-unidos-esta-dirigido-por-el-sector-empresarial-para-sus-propios-beneficios/

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Black Lives Matter está democratizando las instituciones de EE.UU.

Por: David Brooks. 

 

Por todo el país los movimientos exigen mejoras sociales. «Urge prepararse para la represión neofascista», alerta el activista y académico Cornel West.

Nueva York – Una banda de jazz estilo Nueva Orleans tocaba St. James Infirmary, un blues sobre la muerte de la novia del que lo canta, en el centro de Washington Square, poco antes de que cientos caminaran detrás de ese conjunto unas 30 o más cuadras para ser recibidos en Ocupa Alcaldía, un plantón de manifestantes bajo el lema de las Black Lives Matter (Vidas Negras Valen), parte de un movimiento nacional sin precedente en medio siglo que, por quinta semana, sigue sacudiendo a las cúpulas del país.

El campamento de cientos de personas que se estableció sobre una placita al lado de la alcaldía tiene una “bodega comunitaria, (toma lo que necesites, ofrece lo que puedas), una biblioteca popular que solicita libros radicales para compartir, una carpa de atención médica y mesas para alimentar a todos. De repente hay foros sobre historia, raza y género, y sobre la violencia oficial. Una mujer lee un libro sobre Angela Davis, mientras a unos metros, un DJ pone música hiphopera y algunos bailan, mientras otros tejen. No hay policías, su paso está prohibido (por ahora). Hay líneas pintadas con gis que decoran no policía más allá de este punto. Se solicita que todos usen cubrebocas.

El plantón tiene una serie de demandas, pero la central para esta acción es la del traslado de mil millones de los 6 mil millones de dólares anuales en el presupuesto de la policía de Nueva York a programas sociales, y por ahora se ha logrado un triunfo parcial, algo casi impensable hace un mes. Esto o escenas parecidas se repiten por cientos de ciudades y pueblos a lo largo del país

Por quinta semana, estas expresiones –marchas, plantones, mítines, brigadas de ciclistas y otras de muralistas, conciertos, conmemoraciones de las víctimas (https://bit.ly/2YRKiwG)– que se detonaron con el asesinato de George Floyd por la policía en Minneapolis, el 25 de mayo, siguen sin cesar. Son menos numerosas y los enfrentamientos con la policía son menos dramáticos (aunque la represión sigue), pero persiste cada día en múltiples ciudades.

Este movimiento que estalló dentro del silencio de la pandemia ha obligado a cúpulas políticas a enfocarse y responder a sus demandas, logrando que se promuevan decenas de iniciativas de reforma policiaca y obligado a políticos nacionales y locales a proclamar de qué lado están sobre el racismo sistémico y su historia desde los inicios de este país. Mientras un presidente asustado ha optado por responder con amenazas de represión militar, denuncias de que todo es un complot de la izquierda radical calificando lo que ha visto frente a la Casa Blanca como un movimiento de odio. Uno de sus legisladores favoritos, Matt Gaetz, de Florida, declaró por tuit que “Black Lives Matter es un movimiento marxista”.

El movimiento multirracial e intergeneracional incluye desde los jóvenes (sobre todo mujeres) que lo encabezan, a veteranos del movimiento de derechos civiles de los 60, a sindicalistas, religiosos, académicos, músicos y otros artistas, como también indígenas e inmigrantes. El legendario comediante Carl Reiner, quien acaba de fallecer a sus 98 años, se tomó una foto con su hija y su gran amigo Mel Brooks, todos con camisetas de Black Lives Matter (https://bit.ly/31GvBhI).

De pronto, políticos y directores de instituciones ofrecen retirar monumentos y símbolos de la historia racista, desde el de algunos ex presidentes como Woodrow Wilson a la casi increíble decisión del gobierno estatal de Mississippi de retirar el símbolo de la Confederación de su bandera oficial después de 126 años, entre otras. En Nueva York, la famosa estatua de Teddy Roosevelt, montado sobre su caballo y a su lado dos figuras caminado, un indígena y un afroestadunidense, que da la bienvenida a la entrada del Museo de Historia Natural, será retirada por decisión de la institución. Este movimiento ha obligado un rendimiento de cuentas históricas.

Todos saben que este tipo de movilizaciones tiene que evolucionar en otras expresiones políticas, algo que ya ocurre a un paso relámpago incluso en lo electoral.

“Cualquier momento en que ves a seres humanos enderezar sus espaldas y estar dispuestos a caminar juntos, luchar juntos, cantar juntos –sean del color que sean– hay una majestad moral y una belleza espiritual que no puede ser negada. Pero tenemos que prepararnos para la respuesta represiva neofascista, sobre todo cuando el imperio está débil y desesperado”, afirma el filosofo, y profesor en Harvard y Princeton, Cornel West, en una entrevista reciente con Salon. Tenemos que democratizar plenamente a EU para rescatarlo sin miedo ni a medias.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/black-lives-matter-esta-democratizando-las-instituciones-de-ee-uu/

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Entrevista al pensador Noam Chomsky: EE.UU. corre hacia el precipicio»

Por: rebelion.org. 

El influyente intelectual de 91 años, autor de más de 100 libros y actualmente profesor de la Universidad de Arizona, habló sobre lo que cree que viene para el mundo poscoronavirus.

Estados Unidos corre hacia el abismo sin un plan federal para enfrentar la pandemia de coronavirus, retirando financiación a la salud pública mientras ignora el inexorable avance del calentamiento climático, dijo a la AFP el filósofo estadounidense Noam Chomsky, considerado el fundador de la lingüística moderna.

Estos son extractos de una entrevista con el influyente intelectual de 91 años, autor de más de 100 libros y actualmente profesor de la Universidad de Arizona, confinado hace dos meses en Tucson junto a su esposa brasileña Valeria, su perro y un loro que dice «soberanía» en portugués.

Pregunta: ¿Cómo interpreta lo que está sucediendo en Estados Unidos, que se ha convertido en el país más golpeado por el virus en el mundo?

Respuesta: No hay un liderazgo coherente. Es caótico. La Casa Blanca está en manos de un sociópata megalómano que solo está interesado en su propio poder, en sus perspectivas electorales, y al cual no le importa lo que pasa en el país, ni en el mundo.

Debe mantener el apoyo de su base electoral, que es la gran riqueza y el poder corporativo.

Hay 90.000 muertes y habrá más, porque no hay un plan coordinado.

P: ¿Cómo emergerá el paisaje político estadounidense y mundial tras la pandemia? ¿Nos inclinaremos hacia un mundo más cooperativo, democrático, o veremos un alza del extremismo, del nacionalismo?

R: En cuanto (Donald) Trump llegó al Gobierno lo primero que hizo fue desmantelar toda la maquinaria de prevención de pandemias, desfinanciar los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, la mayor institución gubernamental de salud pública del país). Cancelar programas que trabajaban con científicos chinos para identificar potenciales virus. Estados Unidos estaba particularmente mal preparado.

Esta es una sociedad privatizada, muy rica, con enormes ventajas (…) pero dominada por el control privado. No hay un sistema de salud universal (…) absolutamente crucial ahora. Es el máximo sistema neoliberal.

Europa en muchos sentidos es peor, porque los programas de austeridad amplifican el peligro, por el severo ataque a la democracia y la transferencia de decisiones a Bruselas y la burocracia de la troika no electa (n. de la r.: la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional). Pero al menos tiene el residuo de cierta estructura socialdemócrata que otorga algún apoyo, que es lo que pienso que falta en Estados Unidos.

Con todo lo grave que es esta pandemia, no es el peor problema. Habrá una recuperación de la pandemia, a un gran costo. Pero no habrá ninguna recuperación del derretimiento de los casquetes polares y el alza del nivel del mar y los otros efectos letales del calentamiento climático.

¿Qué estamos haciendo sobre esto? Cada país está haciendo algo, no lo suficiente. Estados Unidos está haciendo mucho. Concretamente, está corriendo hacia el precipicio, eliminando todos los programas, todas las regulaciones que pueden mitigar la catástrofe.

Esta es la situación, pero no tiene que ser así. Hay fuerzas contrarias globales. La pregunta es cómo estas fuerzas opuestas emergerán. Eso determinará el destino del mundo.

P: Varios países están utilizando tecnología para rastrear a los ciudadanos o archivando su ADN para luchar contra el virus. ¿Entramos con la pandemia en una nueva era de vigilancia digital?

R: Hay compañías desarrollando tecnología para que los empleadores puedan ver qué hay en tu pantalla y vigilar lo que haces, qué tecla aprietas, si te levantas. Y será complementado con video.

La llamada «internet de las cosas» está llegando. Es práctico. Implica que puedes prender la hornilla cuando estás conduciendo a casa. Pero también que la información está yendo a Google, Facebook y al Gobierno. Una enorme cantidad de vigilancia, de control e invasión potencial.

Si dejamos que las inmensas compañías tecnológicas controlen nuestra vida, eso es lo que sucederá. Será como en China, donde algunas ciudades tienen un sistema de créditos sociales, hay tecnología de reconocimiento facial en todos lados y todo lo que haces es vigilado. Si cruzas la calle en el lugar equivocado, pierdes créditos.

No es inevitable, así como el calentamiento climático no es inevitable. Sucederá a menos que la gente lo detenga.

P: ¿Pero está justificado para contener el avance del virus?

R: Puede ser, en tiempos de amenaza. Pero nada es permanente. Se puede decir: ‘Sí, puedes tener esta autoridad ahora, pero puede ser revocada en cualquier momento‘.

Fuente de la entrevista: https://rebelion.org/ee-uu-corre-hacia-el-precipicio/

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Arabia Saudí, ¿en busca de la ‘normalización’ de sus relaciones con Irán?

Por: Alberto Rodríguez García

El nuevo gobierno iraquí formado por el primer ministro Mustafa al-Khadimi parece que va a tener mucha más relevancia regional de la que cabría esperar, y es que al parecer el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, le habría pedido mediar entre Riad y Teherán para acercar posturas y reducir la tensión de los últimos años.

Que los saudíes y los iraníes vean en Irak un escenario de mediación no es algo nuevo que debería sorprendernos. Cuando a principios de este año 2020 un dron estadounidense asesinó a Qassem Soleimani, el comandante y ahora mártir de la República Islámica terminaba de aterrizar en Bagdad para negociar con el entonces primer ministro, Adil Abdul-Mahdi, algo que pudiese facilitar la desescalada del conflicto entre tiranos wahabitas y ayatolás; entre chiíes y suníes. Mahdi reconoció que estaba haciendo de mediador entre ambos estados. No es de extrañar, teniendo en cuenta que en septiembre de 2019 Mohammed bin Salman afirmó en el programa ’60 Minutes’, de la CBS, que era preferible una solución diplomática con Irán a una militar.

Y Khadimi parece que ahora debe retomar el cometido de su antecesor, aunque ahora Arabia Saudí esté en una posición menos favorable que a principios de año. Con la crisis del coronavirus, los iraníes han dejado de ser ‘los malos’ para EE.UU., y es que su economía tremendamente dañada y la crisis sanitaria han forzado a la República Islámica a retroceder y ‘cerrar filas’ en el escenario regional, por lo menos hasta recuperarse. Eso hace que Donald Trump no necesite destinar tantos recursos al Golfo Pérsico para poder así centrarse más en su nuevo ‘boogeyman’, los chinos.

Arabia Saudí tampoco ha resultado útil para defender los intereses norteamericanos, participando en una guerra por la producción petrolera con Rusia que ha reventado el precio del crudo WTI y hecho mucho daño a la industria del fracking en EE.UU. Todo ello ha llevado al gobierno estadounidense a tomar la decisión de retirar cuatro baterías de defensa Patriot desplegadas en Arabia Saudí; dejando las instalaciones de Aramco –si no a merced de– más vulnerables a los ataques houtíes. Junto a los Patriot, dos escuadrones de aviones de combate de EE.UU. ya han abandonado la península arábiga. Un movimiento que era de esperar si ‘tirando de memoria’ recordamos que, en abril de este 2020, Trump amenazó a Mohamed bin Salman con retirar sus tropas del reino si no ponía fin de manera efectiva a la disputa de la OPEP con Rusia. Y es que si algo hemos visto en esta legislatura es que Trump puede parecer un charlatán, pero cuando amenaza cumple; sin importarle el torbellino de acontecimientos que pueda provocar, a veces dañinos incluso hasta para él.

El enfrentamiento entre Arabia Saudí e Irán, esta guerra de desgaste, no está beneficiando a nadie y demuestra que la mejor vía para el desarrollo de ambos países está en la normalización de las relaciones. Una normalización que no tiene por qué traducirse en una alianza.

Y además de los problemas estratégicos, a la monarquía saudí se le acumulan los económicos. El ministro de Economía, Jabel Mohammed al-Jadaan, alertaba a principios de mayo que se enfrentaban a la mayor crisis en décadas, algo que les iba a forzar a tomar medidas «dolorosas». Y es que Arabia Saudí se está quedando sin dinero demasiado rápido –con la amenaza de una crisis fiscal muy real–, lo que le ha llevado a adoptar medidas de austeridad por unos 26.600 millones de dólares, además de una subida de impuestos del 5% al 15%.

La crisis económica que enfrenta Arabia Saudí va a forzar al país también a paralizar proyectos como Visión 2030, con el que Mohamed bin Salman pretendía modernizar la economía para ser menos dependiente del petróleo; entrando ahora en un circulo vicioso de dependencia del crudo. Otra alternativa al petróleo, la peregrinación de millones de musulmanes a Medina y la Meca, que aporta 12.000 millones de dólares anuales al reino (7% de su PIB), se ha reducido al mínimo fruto del coronavirus y el confinamiento global.

El cambio como única esperanza

Pero no todo es malo, y cómo los líderes saudíes gestionen la crisis determinará si el país puede recuperarse. Goldman Sachs ve poco probable que vuelva a haber un desplome en el precio del petróleo como el de marzo y abril, gracias a los recortes en la producción a tiempo y la recuperación de la demanda que habrá tras el des-confinamiento por el covid-19.

La retirada de los Patriot norteamericanos puede ser una oportunidad para Arabia Saudí –ahora que tiene problemas para diversificar la economía– de diversificar su defensa (como planteaba MbS en su Vision 2030), siendo menos dependientes de los aliados. Del mismo modo que la vulnerabilidad frente a los ataques iraníes mediante sus aliados hutíes en Yemen, que llevan años de guerra defensiva contra Arabia Saudí y sus títeres, puede llevar a sus autoridades a re-plantearse la política exterior que llevan años ejerciendo.

En este momento y más allá de intenciones, saudíes e iraníes son irreconciliables. Los primeros buscan acercarse a Israel mientras los segundos mantienen su objetivo de ‘recuperar Jerusalén’ y destruir Israel. Los saudíes tratan a su población chií como ciudadanos de segunda y hasta tercera sin respetar sus derechos más básicos, mientras que los persas se han convertido en el referente del chiísmo y el Wilayat Faqih. Pero aun y con todo, este enfrentamiento, esta guerra de desgaste, no está beneficiando a nadie y demuestra que la mejor vía para el desarrollo de ambos países está en la normalización de las relaciones. Una normalización que no tiene por qué traducirse en una alianza. Un entendimiento que puede darse desde la discordia; como Irán y EE.UU., ‘el gran Satán’ para los persas, acordando la reducción de la tensión en Irak nominando a Mustafa al-Khadimi como primer ministro. Porque a veces toca dejar de lado la ideología para adoptar el pragmatismo de la realpolítica. Mohamed bin Salman lo sabe, y es que sin cambios, Arabia Saudí no puede sobrevivir.

Fuente: https://actualidad.rt.com/opinion/alberto-rodriguez-garcia/353629-arabia-saudi-iran-normalizacion-relaciones

Imagen:  https://pixabay.com/

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