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La música, estrategia para mejorar las competencias cognitivas

05 de octubre de 2016 / Por: Andres Ruiz / Fuente: http://revistaeducacionvirtual.com/

La finalización del año escolar resulta un momento ideal para hacer balance de los logros alcanzados y de los desafíos por venir para millones de niños y niñas en todos los continentes

En la mayoría de los modelos educativos del planeta, existen dos indicadores de desempeño educativo: las competencias lingüísticas y las competencias matemáticas. Se podría decir mucho a favor y en contra de que sean estas los dos dominios que se privilegian en la educación convencional, especialmente cuando las investigaciones científicas han llegado a identificar muchos tipos de inteligencia. Sin embargo, la realidad es que si un niño o joven reprueba estos dos componentes se entiende que no tiene el nivel de desarrollo esperado para ser promovido al siguiente nivel educativo.

Muchos padres de familia, desesperados por el bajo rendimiento de sus hijos en lo que se refiere a competencias lingüísticas recurren a psicólogos, fonoaudiólogos, pedagogos para que puedan diseñar planes de refuerzo escolar. Pese a todo pronóstico, la solución a un bajo desempeño en las competencias lingüísticas puede ser la formación musical.

La música, es el verdadero lenguaje universal. La música tiene toda la estructura de un idioma: gramática, ortografía, vocabulario y fonética. Para algunos niños y jóvenes podría resultar más fácil aprender música y , a través de ella, entender y aplicar los elementos propios de la lengua hablada o escrita.

Siendo la gramática el estudio de las clases de palabras, sus inflexiones, sus funciones y sus relaciones en una frase resulta más fácil que un estudiante con dificultades en el entendimiento de las estructuras y las funciones de las palabras, primero entienda las funciones de las formas musicales, las notas, y como ellas se entrelazan con otras unidades musicales para hacer melodías. Escuchar atentamente una melodía y notar sus transformaciones, sus inflexiones, cuando se modifica alguno de los elementos.

Si se entiende la ortografía como el arte de escribir las palabras con las letras adecuadas según el uso aceptado por el lenguaje hablado se entenderá porqué la música puede colaborar con la articulación entre el lenguaje hablado y el lenguaje escrito. Muchos niños, jóvenes e incluso adultos, tienen dificultades para identificar como representar las palabras habladas en la versión escrita. La música ayuda a identificar la entonación y el ritmo para que el estudiante pueda recordar con mayor facilidad cual es la forma escrita correcta para las palabras.

Muchas dificultades en el proceso de desarrollo de las competencias lingüísticas tiene que ver con la fonética, es decir, con el sonido de las palabras. A estos niños y niñas, les puede resultar muy útil la formación musical que les da un adecuado soporte en la pronunciación correcta, entrena la vocalización, la respiración, la dicción. Adicionalmente, la formación musical ayuda maravillosamente a vencer el pánico escénico que juega malas pasadas cuando un estudiante debe leer en voz alta, proclamar un poema, emitir un discurso o presentar cualquier forma de evaluación oral.

Así las cosas, nada más conveniente que clases de música para estudiantes con bajo desempeño escolar en las competencias lingüísticas básicas.

 Fuente noticia: http://revistaeducacionvirtual.com/archives/1897

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Película: ‘La lengua de las mariposas’

Reseña:

A comienzos de 1936, en un pequeño pueblo gallego, Moncho, un niño de 8 años, va a incorporarse a la escuela. Tiene miedo porque ha escuchado que los maestros pegan. Allí se encontrará con Don Gregorio, que encandila a sus alumnos con enseñanzas tan medulares como poco académicas. Pero a partir del 18 de julio todo cambia: los valores y los principios inculcados quedarán completamente relegados.

Porque, más allá de cualquier consideración política, Don Gregorio (Fernando Fernán Gómez) se ha convertido en el profesor más memorable del cine español. Lástima que sus métodos de enseñanza nos resulten tan utópicos en la actualidad, cuando relegamos la educación a esa institución llamada escuela, tan frecuentemente alejada de la realidad de los niños.

Fuente: http://www.fotogramas.es/peliculas-para-ninos-cine-infantil/10-peliculas-sobre-educacion-para-poner-en-clase

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La educación vs la instrucción

Por: José M. Ameliach N.

Existe en la mentalidad de mucha gente poca instruida, medianamente instruida, altamente instruida y hasta profesionales en cualquier especialización, que actúa con maldad directa y personalmente contra su semejante, robándolo, hurtándolo, dañando sus bienes materiales o atentando contra su integridad física, sin existir para ello la más mínima causa que lo pueda justificar, a no ser la envidia, la falta de conciencia o la absoluta inestabilidad emocional de quien lo realiza. Tratar de buscar un cambio en el mal proceder de mucha gente después de haber cumplido cierta edad, es muy exigente, complicado y casi imposible de lograr.

La buena educación que se reciba durante la niñez enseñada en sus hogares y en los institutos educacionales durante los primeros años de vida, es lo que hace percibir en el individuo una ejemplar concepción de los buenos principios en lo moral, y que ella se conserve de manera permanente en un buen actuar; esto último en Venezuela es necesario se establezca con carácter urgente para beneficio de la patria. Nuestro máximo pensador y hombre de la patria grande, expresó la verdad más grande jamás concebida: MORAL Y LUCES SON NUESTRAS PRIMERAS NECESIDADES y EL TALENTO SIN PROBIDAD ES UN AZOTE, el primer pensamiento expresado por nuestro Libertador Simón Bolívar en el discurso que el 15 de febrero de 1.819 le dirige al Congreso de Angostura, hoy ciudad Bolívar.

Sin embargo hoy hay que reconocer que en este país, en cuanto a las luces, se ha adelantado una enormidad, ahora existe un buen número de instituciones que instruyen en cuanto a lo técnico y profesional, en las artes y en el saber científico y filosófico, por consiguiente, la enseñanza en esas ramas del conocimiento hoy es masiva debido a que el actual gobierno solucionó el mal endémico que se sufría por la falta de cupos en los institutos de estudios medios y superiores correspondientes. Pero dese perfecta cuente que el Libertador antepuso a la palabra, luces, la palabra, moral. No piense el lector que la colocación de esas palabras en el contexto fue casual, no, esté usted seguro fue pensado profundamente por nuestro paisano ilustre. No, no, hay que estar plenamente seguro que aquel asombroso ser estaba convencido de que sin moral no podía existir conocimiento alguno que llevara la felicidad duradera a una familia; y aún menos a una sociedad.

El segundo pensamiento nuestro insigne hombre y padre de esta patria, Venezuela, lo hace público en carta dirigida al General Francisco Carabaño el 13 de Octubre de 1.828. Aquí se puede observar claramente que el Libertador se refiere a que cuando una persona por muy talentosa debido a su aprendizaje e instrucción y por lo cual posee un conocimiento profundo de alguna rama del saber, si no actúa conforme a la educación en los principios morales, algunas de sus acciones pueden ocasionar mucho daño, siendo este peor cuando ello no afecta a una o varias personas, sino a toda una comunidad, a un estado, a un país y mucho más; por tal circunstancia el calificativo de azote que le da Bolívar.

El Estado de Venezuela tiene que esmerarse en preparar a los padres sobre cómo deben crear a sus hijos, creando un organismo de demostradoras del hogar que periódicamente visiten los hogares con niños y en situ llevarles el textos y consejos sobre el modo de educar a los niños. Es muy probable que implementando este método de educación en pocos años la sociedad se transforme en cantidad de buenos ciudadanos.

Fuente: http://www.aporrea.org/educacion/a234676.html

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=David+Rabinovich&biw=1024&bih=662&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwi6hqHD_rHPAhWE6x4KHYK4C9sQ_AUIBigB#tbm=isch&q=La+educaci%C3%B3n+vs+la+instrucci%C3%B3n&imgrc=zpz5XTG8LrwpwM%3A

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Enseñar en los tiempos que corren

Por: David Rabinovich

A fines del año pasado, Leonardo Haberkorn hizo pública su renuncia a la docencia en una muy difundida carta:

“Después de muchos, muchos años, hoy di clase en la universidad por última vez. No dictaré clases allí el semestre que viene y no sé si volveré algún día a dictar clases en una licenciatura en comunicación. Me cansé de pelear contra los celulares, contra WhatsApp y Facebook. Me ganaron. Me rindo. Tiro la toalla.

[…] Puede ser que sea yo, que me haya desgastado demasiado en el combate. O que esté haciendo algo mal. […]

Conectar a gente tan desinformada con el periodismo es complicado. Es como enseñar botánica a alguien que viene de un planeta donde no existen los vegetales. En un ejercicio en el que debían salir a buscar una noticia a la calle, una estudiante regresó con esta noticia: todavía existen kioscos que venden diarios y revistas”.

Haberkorn cree que “[a] estos muchachos -que siguen teniendo la inteligencia, la simpatía y la calidez de siempre- los estafaron, que la culpa no es sólo de ellos. Que la incultura, el desinterés y la ajenidad no les nacieron solos. Que les fueron matando la curiosidad y que, con cada maestra que dejó de corregirles las faltas de ortografía, les enseñaron que todo da más o menos lo mismo”.

La culpa, ¿es de la maestra?

La carta y la posterior polémica que suscitó son parte de un debate clave en nuestra época. Un debate que trasciende claramente las fronteras.

También di clases, aunque de Matemática, e hice algo de periodismo. Creo que la educación es el resultado de un complejo sistema de interacciones sociales en el que importan la familia, el barrio, los medios de comunicación… Todo importa, no sólo la relación del docente con sus alumnos.

Los resultados educativos están indisolublemente atados a la evolución de la sociedad. Claro que la realidad social es producto de la educación que tengamos. En particular, me preocupa la falta de sentido crítico respecto del papel que ha jugado, por ejemplo, la televisión en el embrutecimiento de la sociedad. Aunque la televisión tiene el potencial de jugar un rol positivo como servicio, como espacio y bien público. Pero las comunicaciones son negocios y siguen la lógica del mercado. Como negocio, su lógica es maximizar la ganancia y no la producción de ciudadanos lúcidos; todo lo contrario.

Lo menciono como ejemplo; las aulas no son el único ámbito donde nos educamos. Maestros y profesores no son todos malos ni todos buenos, hay de todo. Pero olvidarnos de que durante diez años la dictadura hizo un destrozo formidable y quebró la continuidad del proceso educativo es mala base para intentar mejorarlo.

Además, durante bastante más de ese lapso se promovió una suerte de “darwinismo al revés”. No había incentivos para que los mejores dedicaran sus esfuerzos a la docencia; a eso se dedicaron algunos vocacionales y muchos que no podían hacer algo mejor por lo que ganaran más. Son los que trabajan obligados, los que faltan siempre que pueden, los que dan clases por sobre sus capacidades físicas e intelectuales. Sin tener conciencia de ello, generan una “competencia insana” con sus alumnos. En la relación alumno-docente sólo pueden ganar los dos… o perder los dos. Me resulta inconcebible pensar que hay alguna lógica en la que pueda ganarle uno al otro.

Una réplica a la carta

Casi un año después, la discusión sigue. Juan Ramiro Fernández, docente de periodismo en Argentina, comenta la carta:

“El problema es que en su despedida, no sólo se las agarra con los celulares, con Facebook y con Whatsapp (supongo que tuvimos suerte de que no cayeran en la volteada la luz eléctrica, la birome y la imprenta), sino que se las agarra con los alumnos.

En resumen: los chicos se distraen, los chicos se aburren, los chicos usan el celular en clase, los chicos no están informados, los chicos tienen faltas de ortografía y no tienen curiosidad.

Qué malos son los chicos. Un poquito más y son Darth Vader. Si tan sólo hubiera algo que les hiciera levantar la vista del celular en clase. No sé, algo [que]… se llamaba docente.

Lo que Haberkorn olvida es que es nuestra responsabilidad […] mantener la clase con un nivel de interés mínimo. Si los alumnos se duermen, no es culpa de que tengan sueño, sino de que la clase que uno está dando es soporífera; si los alumnos no participan, no es que sientan ‘ajenidad’ (palabra fea pero correcta) sino que, por alguna razón, el tema que se está dando no resuena. Haberkorn: no te enojes, pero la culpa era toda tuya. […] temo que el profesor […] Leonardo Haberkorn es parte del grupo de gente que se resiste a estos cambios.

El concepto de periodismo ciudadano, que los chicos tengan en sus bolsillos herramientas periodísticas más potentes que un estudio de televisión de hace 20 años, hace que dar clase hoy sea una de las oportunidades más maravillosas de la vida de un periodista y docente.

Mis alumnos no se duermen. Hace poco, uno de ellos me dijo algo que me dejó con una sonrisa dibujada por una semana: ‘Tu clase es una de las pocas clases que espero con ansias en toda mi carrera’.

En ese lejano pasado en el que yo daba clases había discusiones; las hubo antes de la dictadura y continuaron, quizá en otros términos, cuando “recuperamos la democracia”.

Durante la dictadura (los de izquierda estábamos casi todos destituidos) no había discusión alguna. La educación funcionaba con el “ordeno y mando”; ustedes obedezcan. Mala receta.

Hace mucho que tengo la convicción de que “enseñar es imposible”: los docentes apenas pueden ayudar a aprender. En el mejor de los casos, lograr que las nuevas generaciones aprendan a aprender. Pero si la sociedad promueve a Marcelo Tinelli como ejemplo, bailaremos por un sueño, nos jugaremos a ser Diego Forlán o algún otro de esos destinos reservados a muy pocos. La mayoría va camino al fracaso. No está motivado por aprender y tendrá docentes que eligieron la carrera por descarte. No tienen alicientes adecuados para tratar de ayudarlos.

Cuando daba clases una colega me increpó en duros términos y peor tono: “Vos defendés a los alumnos… no creés que tienen malicia”. “¡Sí, claro, por supuesto!”, contesté desconcertado.

La lección del profesor

Otro argentino, Alfredo Serra, defiende la visión del uruguayo:

“Lo que acabo de leer es trágico. Y no uso la palabra ‘tragedia’ en vano: así llama a la degradación educativa el eximio médico y profesor Guillermo Jaim Etcheverry, aterrado ante una estadística: más de la mitad de los alumnos de escuelas secundarias y universidades… ‘no comprenden lo que leen’. […]

Mucho comprendo a Haberkorn. Durante más de 20 años (1985 a 2006) dicté materias de la carrera de Periodismo y Comunicación Social. […] era alarmante el desinterés por el pasado.

Tratar de que cumplieran un plan de lectura de grandes textos fue para mí una batalla tan dura como la que acabó derrotando al valioso profesor uruguayo. […]

Muchos alumnos manifiestan desdén por el saber y desinterés por el pasado… Los rodea una negra nube de indiferencia. Es la vida reducida a una pantalla de celular.

No me rendí. Me retiraron al cumplir 65 años: disparate nacional que aleja a los profesores cuando más útiles pueden ser. Por sabiduría, vocación y pasión. Pero confieso que la indiferencia de los alumnos, como una niebla enfermiza de mediocridad, había empezado a desencantarme.

[…] la vida reducida a una pantalla de celular (útil, esencial a veces, pero no mañana, tarde, noche y trasnoche) cuyos dueños son incapaces de discernir ni de jerarquizar qué es importante y qué no lo es.

[…] La cuestión profunda es cómo salir de ese pantano, de esa fábrica de ignorantes y mediocres.

No hay otra salida que un firme pacto padres-maestros y profesores-alumnos. Si esa semilla no se recupera y no germina, habrá muchas más banderas blancas. Y no sólo en América Latina, donde el fenómeno se repite. También en gran parte del mundo”.

Intentaré adelantar algunas ideas que me parecen básicas.

La educación debe ser pública, gratuita y obligatoria en las primeras etapas de la vida. Ese es el ADN (si es que se puede trasladar el concepto biológico al área de la educación).

Los niveles más avanzados deben ser accesibles de forma universal; incluso, la educación permanente a lo largo de la vida es un derecho que debe asegurarse para todos.

La educación privada puede ser libre, pero sin subsidios estatales de tipo alguno.

La carrera docente debe estimularse, en primer lugar, ofreciendo salarios atractivos y condiciones de trabajo adecuadas.

La carrera docente debe ser por méritos y concursos, no por el mero transcurso del tiempo.

Ofrecer a los alumnos pobres una educación que sea sólo salida laboral, renunciar a la formación de personas, de ciudadanos, para fabricar “mano de obra según la demanda del mercado” es una lógica inaceptable.

La filosofía, la historia, la música, la literatura… no son disciplinas ajenas a la mecánica, la construcción o la carpintería.

Un último apunte: la educación es un tema de debate ciudadano al que nadie debería renunciar.

Fuente: http://ladiaria.com.uy/articulo/2016/9/ensenar-en-los-tiempos-que-corren/

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Situación pedagógica cooperativa, un problema retórico a resolver

Entrevista a: José Yorg

La situación pedagógica cooperativa

“El problema de la enseñanza no puede ser comprendido bien al no ser considerado como un problema económico y como un problema social” J. C. Mariátegui.

Estamos concluyendo el curso semi-presencial denominado “Especialización Docente en Políticas Socioeducativas” pos-título docente del Programa Nacional de Formación Permanente “Nuestra Escuela” del Ministerio de Educación de la Nación Argentina, hemos atravesado nueve módulos y ahora estamos en el taller del Seminario final de la mano de nuestra Tutora Prof. Ana Borioli.

Así que y, de acuerdo al requerimiento académico, hemos elegido una situación pedagógica a estudiar, un problema  retórico a resolver.

He aquí nuestro problema:

“La ausencia de la cooperación teórica-práctica en las aulas de escuelas rurales de la Provincia de Formosa, situación socioeducativa en la que sería propicia la vinculación educación – trabajo y organización emprendedora cooperativa”.

 Ahora, ¿Qué es la retórica?  Según leímos en Wikipedia

Es la disciplina transversal a distintos campos de conocimiento (ciencia de la literatura, ciencia política, publicidad, periodismo, ciencias de la educación, ciencias sociales, derecho, etc.) que se ocupa de estudiar y de sistematizar procedimientos y técnicas de utilización del lenguaje, puestos al servicio de una finalidad persuasiva o estética, añadida a su finalidad comunicativa. Históricamente, la retórica tiene su origen en la Grecia clásica.

Hemos adelantado una definición de la retórica puesto que en la clase 1 se nos planteó que “Tal como han visto en ese taller, el punto de partida de cualquier trabajo de escritura es el problema retórico a resolver, es decir, que el escritor se enfrenta a una situación que exige un texto escrito como respuesta. Lo primero que se debe hacer frente a este problema retórico es  reflexionar respecto de los rasgos que lo definen:

“Primero, la descripción del tema de trabajo: en este caso, una situación pedagógica sobre la cual recortaremos alguna problemática o tema educativo, y que identificaremos en una política socioeducativa”.

 “A su vez, la resolución del problema retórico se relaciona con la determinación de otros dos aspectos: ¿a quién o quiénes está dirigido el escrito? y ¿para qué lo hacemos? Por un lado, el público al cual está dirigido nos lleva a la necesidad de evaluar la competencia comunicativa del hipotético lector y decidir, en función de ello, el registro lingüístico que corresponde al texto que nos proponemos escribir”.

 Justificación del tema

Parto de la firme convicción de que una educación centrada en los intereses y expectativas del educando, en concreto, en sus necesidades,  pero también con un alto nivel educativo teórico-práctico, amplio  y diverso, sería la mejor manera de enfocar cualquier proyecto que pretenda afirmar el Derecho al acceso a las mejores formas posibles de enseñanza que garanticen los  aprendizajes para todxs; Derecho a la participación en la generación de las políticas y prácticas educativas; en suma, derecho a una educación inclusiva, solidaria y de calidad.

De esta convicción, basada en experiencias propias y sus teorizaciones, surge la idea de que sería propicia la vinculación educación – trabajo y organización emprendedora cooperativa en las instituciones rurales pondría  -a mi juicio- una formidable herramienta de incentivo a los estudiantes.

Para mejorar la perspectiva de comprensión de mi fórmula para tales fines las tomé prestada del pedagogo norteamericano John Dewey, quien “confiaba en una educación basada en la actividad práctica, que superara los problemas de conducta y disciplina de los estudiantes, en forma tal, que la educación tradicional, pasiva, centrada en el pupitre, no lo podía hacer. En lo referido a los fines de la educación, criticó a otros pedagogos porque sus metas, decía, “…nacen fuera de las actividades reales de los estudiantes y les son ajenas. Si los fines educativos se originan en las actividades reales de la vida, serán tantos y tan variados como la vida misma”. “Al estudiante debe dársele la oportunidad de realizar observaciones e investigaciones directas y debe tener a su disposición materiales de consulta. Se le debe estimular a aprender actuando”. Consideraba el aprendizaje como un proceso de acción sobre las cosas, no como un proceso pasivo, de recibir datos a través de los sentidos. ‘Aprender Haciendo’.

Desde esta perspectiva, el logro de los objetivos de la iniciativa se convierte en las herramientas que permitirían, desde mi punto de vista, superar la situación pedagógica, objeto de estudio.

A mi modesto juicio indagar en la relevancia que posee la temática escogida reside en el hecho de que el Cooperativismo, en función educacional, posee los atributos pedagógicos y didácticos mediante los cuales el proceso enseñanza-aprendizaje puede trasformar percepciones, actitudes y valores, potenciar sus capacidades, destrezas y habilidades de los educandos.

¿Cómo motiva la cooperación en función educativa las potencialidades de los estudiantes?

Utiliza un instrumento didáctico denominado Cooperativa Escolar, de actividad productiva a partir de la huerta o de la cría de pequeñas aves, de producción y comercialización de pan, de talleres de rudimentos de carpintería y electricidad, y otros tantos, serán los emprendimientos educativos económicos en que los conocimientos generales harán sus aportes más significativos.

La Doctrina Cooperativa, en su método empresarial escolar irá gradualmente ayudándoles a los niños y jóvenes a romper el determinismo fatalista de sus progenitores, que los mantienen en la resignación y pasividad, demostrándoles en la práctica, en el quehacer educativo productivo cooperativo que ellos, con su esfuerzo y tenacidad y disciplina grupal han de adquirir los conocimientos, para tener la voluntad y la capacidad de asumir la responsabilidad de transformar, en vez de perpetuar la adversa e injusta realidad, lo que equivale a decir, que la mejor forma de salir adelante es a través de un esfuerzo propio y ayuda mutua, es adquiriendo los conocimientos empresariales cooperativos para que encuentren así alternativas de progreso.

Este ejemplo de Pedagogía, este perfil pedagógico irá adquiriendo preponderancia, en la que seguramente, la comunidad rural irá percibiendo su benéfica y emancipadora acción educativa. 


¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Fuente: http://www.ellibrepensador.com/2016/09/19/situacion-pedagogica-cooperativa/

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Nigeria: Okpewho – Scribal Lord of Orature

Nigeria/ Septiembre de 2016/Allafrica

Resumen: Isidore Okpewho, profesor de la Universidad Estatal de Nueva York en Binghamton desde 1991 y Presidente de la Sociedad Internacional para las literaturas orales de África ( Isola ),  reconocido en todo el mundo como un virtuoso entre las figuras de autoridad en la investigación, la práctica y la enseñanza de la literatura oral.

It is truly sad news that Isidore Okpewho, unforgettably warm-hearted, civilized, accommodating and a gentleman without humbug, has passed on at the age of 74. A professor at the State University of New York at Binghamton since 1991, and a President of the International Society for the Oral Literatures of Africa (ISOLA), he is acclaimed, across the world, as a virtuoso performer among authoritative figures in the research, practice and teaching of oral literature. After a First Class Honours degree in Classics from the University of Ibadan, he began his career in publishing at Longmans Nigeria where, as an unpublished poet seeking outlet, I first met him.

Affable, and genuinely serious-minded, Isidore left publishing for the University of Denvers, USA, to get his PhD which he capped with a D.Litt at the University of London. He returned to publishing at Longman publishers but pulled back to Academia, teaching for fourteen years at the University of Ibadan, his alma mater, before returning to the United States where his academic career had started sixteen years earlier at the University of New York at Buffalo (1974-76). A year at Havard University in (1990-91) convinced him to remain in the United States at a time when Nigerian academics under military dictatorship were being sacked for teaching what they were not paid to teach, and were being paid pittance for a take-home that could not take them home.

As a creative writer, novelist, poet and literary critic, Isidore Okpewho made reaching for perfection a great reason for being around in any genre or discipline. Always with an inter-disciplinary focus, he refused to follow the herd. Once he made a commitment, he ploughed his own furrow and refused to be distracted by praise or rebuke. Formidable in every sense, his intellectual prowess always had an intimidating edge that he never flaunted even when lesser mortals over-rated themselves. His output as a writer, a veritable master of cultural literacy, has had few parallels. He was the kind of scholar that other long-standing professors would say: when I grow up, I want to be like him.

This was the result of his outstanding performance in two seminal, paradigm-changing works of scholarship The Epic in Africa: Toward a Poetics of the Oral Performance (1979) and Myth in Africa: A Study of Its Aesthetic and Cultural Relevance (1983) which gave him not just a head start as a master in the study of oral literature but a special vantage as an interrogator and formulator of theories of knowledge and humanistic studies that primed Africa as a centre of civilization in her own right. The works dredged the commonality of human reflexes at the base of aesthetic production between different races and nationalities. Given his knowledge of ancient Greek and Roman Culture, there was a solid substructure upon which he built a highly universalist temper. In a lot of ways, it explains his grasp and forthright engagement of the grand theories of modernist and post-modernist scholarship and consequently, his concern with the interconnectivity of narratives of knowledge systems which proves his quintessential mark as a scholar.

 Generally, not being a nativist, Isidore Okpewho stood with African civilization without allowing multiple, incongruous, moralities to influence his reception and judgement of other climes. As a classicist, with deep immersion in ancient civilizations, he knew how not to let the bragging propensities that go with all cultural geographies, especially imperial ones, to lay exclusive claims to human values that cut across cultural boundaries. Particularly, in The Epic in Africa, he uncovered for serious engagement the reality that the oral and scribal cultures of the world share common principles of poetic composition in too many respects to warrant the parochial necessity to privilege one civilization above the other. His Myth in Africa re-drew the map of scholarship in relation to received Western notions that distanced Africa from other cultures on the question of mythologies and mythmaking in general. Based on fieldwork in various parts of Nigeria, especially in the Igbo and Ijaw parts of the Benin Delta, and drawing on researches in other parts of Africa, he formulated an aesthetics theory which invoked performance in the arts as plausible transformers of the way societies behave or change modalities of action.

For an Urhobo whose mother was Asaba, it may well be said that he had to have a keen appreciation of cultural diversities and their interactions as the grit of his vocation. I recall interviewing him about this in Morocco, during an African Literature Association (ALA) conference on his book, Once Upon A Kingdom, which deals with the relationship between the Benin Kingdom and their cultural siblings on the West of the Niger. Even where we differed, I thoroughly enjoyed the ease with which he could immerse himself in local cultures and then link them to universal themes such as the incipient rise and rise of ethnic nationalism. It was after Once Upon a Kingdom that he began to dredge the racial memory of African Americans, addressing and seeking redress for collective psychologies of grandchildren who, in their sub-conscious, were living through ferments in ancestral Africa that even their fathers could not intuit, but they had to resolve before they could tackle the civil rights issues of their day.

Racial memory, as he has threshed it, is not just about what happened to the enslaved through the Middle Passage, the gore after the landing, and the blithe summer of the freeborn without a memory of slavery. This came out quite well in his novel, Call Me By My Rightful Name in which he literally romped through ancient Ekiti dialect of the Yoruba language and Culture with an effortless pitch that told of the harrowing dislocation which slavery wreaked on both sides of the Atlantic; right into the civil rights movements of O we shall overcome. On this score, it is quite a treat to follow his deep historical and anthropological insights, in full fictional flight, as depicted in this novel. The point, so creatively and poignantly woven into Call Me By My Rightful Name, is that even those in the new world whose parents had no physical contact with Africa could be so implicated in what happened in Africa before Trans-Atlantic enslavement. It simply calls for the tie between homeland and Diaspora to be studiously kept alive in order to have clear perspectives on how to go in a divided world.

The beauty of it is that Okpewho’s novels and general literary creativity, while benefitting from so many diverse associations, maintain simple, absorbing touches of empathy. This is evenhandedly displayed in the Victims, dealing with the question of polygamy, The Last Duty, on the travails of the civil war outside Biafra, and his penultimate, Tides, which deploys a superb epistolary form to unearth threats of environmental biocide and political insipidity in the face of sheer homicide in Nigeria’s Niger Delta. The novels, with truly folkloric zeal, read like conversations between friends celebrating the resilience of the individual spirit in times of collective disorientation. We meet an author who is at home with the innocence of childhood and the rueful world of the grown up in equally hapless situations.

 Never to be down-graded is that Isidore Okpewho was, first and foremost, a teacher. On this counterpane, his ground setter for the study of Oral literature was his 1992 book, African Oral Literature: Background, Character, and Continuity (Indiana University Presss). Quite an ambitious take, after it, was the elevating concern that yielded the grand collaboration with Ali Mazrui and Carol Boyce Davies in editing the path-breaking and incomparable book The African Diaspora: African Origins and New World Identities (Indiana University Press, (1999). Consequently, the great pull of Isidore Okpewho’s scholarship into the 21st Century was building up and assessing the dimensions and directions of linkages between Africa and the African Diaspora. It added a twist to his academic interests and a broadening of those interests to accommodate Africans outside Africa in terms of their interaction with the continent.

May I note that, sad as it is to miss him, I am more like wanting to raise a shout for a man who was dogged in always doing things so right that whatever one remembers of him brings out vintage heartiness. He was a classicist and anthropologist, always able to put his knowledge of ancient and modern times to good account without being fazed by the new-fangled theories of modernism and post-modernism. Forever on top of aesthetic seepages and values that help in configuring national and cross-national identities, he gave the arts their due not as passive but active elements in how people perceive social and cultural spaces. For him, it was ever about knowledge and its shared valuation.

As G.G. Darah reminded us in his tribute, Isidore Okpewho’s passing away hits home with Hampate Ba’s appreciation of how it is like a whole library burnt down when an old man dies. It is a tragedy spelt at the level of the knowledge industry. This is especially the case when one considers that the critical mass of intellect that was driven out of the country in the eighties into the nineties, is thinning out, and continues to haunt us with sheer opportunity costs and, worst of all, terminal cases of loss.

Fuente: http://allafrica.com/stories/201609161095.html

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La educación sexual en secundaria: alejada de la realidad, sin utilidad y con profesores avergonzados

Por: SINC

La educación sexual en secundaria es a menudo negativa, alejada de la realidad y con un fuerte sesgo heterosexual. Además, está normalmente impartida por profesores poco capacitados y que se sienten avergonzados, según un estudio publicado en BMJ Open, que incluye una síntesis de opiniones y experiencias de jóvenes de diferentes países.

La investigación, llevada a cabo por tres investigadoras de la Escuela de Medicina Social y Comunitaria de la Universidad de Bristol (Reino Unido), señala que el fracaso de las escuelas para reconocer que la educación sexual es un tema especial con desafíos únicos está haciendo un gran daño a los jóvenes. También supone una oportunidad perdida en el objetivo de proteger y mejorar la salud sexual de los alumnos.

Estudios cualitativos

Las expertas han basado sus conclusiones en 55 estudios cualitativos que exploran las opiniones y experiencias de jóvenes que habían recibido clases de educación sexual y relaciones en centros de Reino Unido, Irlanda, EEUU, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Japón, Irán, Brasil y Suecia, entre 1990 y 2015. Las autoras sintetizaron las valoraciones y encontraron que, pese a la gran variedad geográfica de los estudios, las opiniones de los jóvenes eran muy consistentes.

El estudio pone de relieve que los centros educativos fallan a la hora de reconocer el carácter distintivo de la educación sexual. Por ello, la suelen tratar como hacen con el resto de las materias.

Sin embargo, las encuestas del estudio indican que se afrontan a retos diferentes al enseñar este tipo de tema. En las clases mixtas, los jóvenes sentían humillación si no eran sexualmente experimentados y decían que a menudo armaban jaleo para enmascarar sus ansiedades. Por su parte, las chicas se sentían con frecuencia acosadas y juzgadas por sus compañeros masculinos.

Los jóvenes también criticaron el enfoque excesivamente ‘científico’ de las relaciones sexuales, que ignoraba el placer y el deseo. Y señalaron que percibían que el sexo se presentaba muchas veces como un «problema» que ha de ser gestionado. Los estereotipos también son frecuentes: a las mujeres se las representa como pasivas y a los hombres, como depredadores. También critican que se trate poco o nada el tema de la homosexualidad, la bisexualidad o el sexo transgénero.

Otro tema importante es que los centros parecen tener dificultades en aceptar que algunos de sus estudiantes sean sexualmente activos, lo que lleva a un contenido que está fuera de la realidad de muchos jóvenes, con la consiguiente falta de discusión sobre cuestiones que son relevantes para ellos, dicen las investigadoras.

Los jóvenes se quejaron además del énfasis que esta educación hace de la ‘abstinencia moralizante’, y una falta de reconocimiento de toda una gama de actividades sexuales en las que hayan podido participar. La educación sexual llega demasiado tarde para algunos alumnos, indican.

Una educación vital

Este tipo de educación también adolece de fallos en el suministro de información útil y práctica, tal como la disponibilidad de servicios de salud de la comunidad, lo que se puede hacer en caso de embarazo, los pros y los contras de los diferentes métodos de anticoncepción, o las emociones que pueden acompañar a las relaciones sexuales.

A los estudiantes también les desagrada que sus profesores les den educación sexual, no solo porque perciben que están mal entrenados y sienten mucha vergüenza, sino también debido a la posibilidad de que se vea afectada la relación profesor-alumno y se quiebren los límites.

Las autoras señalan que a pesar del bajo nivel de esta enseñanza, la educación sexual es considerada como vital por los responsables políticos para proteger la salud de los jóvenes, así como de los embarazos no deseados, el abuso y la explotación sexual.

La evidencia sugiere que los propios alumnos quieren que la educación sexual que se enseñe en los colegios e institutos utilice un enfoque positivo del sexo, con el objetivo de que los jóvenes disfruten de su sexualidad de una manera que sea segura, consensual, y saludable.

Fuente: http://ecodiario.eleconomista.es/salud/noticias/7821713/09/16/La-educacion-sexual-en-secundaria-alejada-de-la-realidad-sin-utilidad-y-con-profesores-avergonzados.html

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