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Entrevista a Julio Rodríguez: “Si quieres paz, hay que invertir en educación”

Con una extensa trayectoria en Ejército Español, el ex General del Ejército del Aire, Julio Rodríguez, reflexionó acerca del rol de la Organización de las Naciones Unidas, puntualizó el los presupuestos que los países de la Unión Europea destinan a la compra de material bélico y cuestionó las formas en las que son estigmatizadas las ideas progresistas dentro de las Fuerzas Armadas.

“Cuando se habla de paz uno se siente muy pacifista, pero cuando se habla de presupuestos se carga la mano en inversiones de armamento y no en paz. Para invertir en paz hay que invertir en educación y en sanidad. La gente quiere vivir en paz”, dijo Rodríguez en relación a la industria armamentística y a los presupuestos en defensa de los gobiernos europeos.

En tu carrera militar habrás podido constatar la persecución a los militares demócratas. ¿Se podría afirmar que manifestar simpatías progresistas y antifranquistas supone un ejercicio de riesgo en el interior del ejército español?

Pues sí. No le llamaría yo un ejercicio de riesgo, pero sí que tiene varios problemas. Las fuerzas armadas son tradicionalmente una institución conservadora, y muchas veces manifestar posturas progresistas no ayuda mucho a progresar en esa carrera. Además ahora vivimos tiempos de mayor polarización entre extremas derechas, y probablemente sea más difícil ahora que en épocas anteriores.

Para preparar la paz, también hay que invertir en paz. Cuando se habla de paz uno se siente muy pacifista, pero cuando se habla de presupuestos se carga la mano en inversiones en armamento y no en paz

Cuando ya se le había retirado de la carrera militar, se produjeron en España unas amenazas muy graves de jubilados del ejército que muchos recordamos. ¿Crees que eso de que hay que aniquilar a 26 millones de españoles, teniendo en cuenta la admiración franquista de sus autores, es un aviso muy en serio para cuestionarse el rol del ejército español en una democracia como se presume la nuestra, avanzada?

Yo creo que es un síntoma de la polarización que existe en nuestra sociedad, y evidentemente una gente que todavía no había evolucionado, como era este grupo de militares, aprovechando que no estaban sujetos a la doctrina militar, pues emitieron su juicio de valor, que evidentemente muestra el reflejo de la sociedad. Pero no creo que llegara a tal extremo de que fuera un peligro para la democracia, aunque sí que es un síntoma de la polarización y de que la democracia es algo que hay que construir todos los días. No por haber nacido en una sociedad democrática uno es demócrata; es una actitud que pasa por el sistema educativo, por una creación de valores y por educarse, crecer y aprender a vivir en democracia todos los días. Tras el giro del PSOE en 1986, España ratificó las condiciones de su permanencia en la OTAN. Las bases militares norteamericanas pasaron entonces a ser en buena parte de la alianza, manteniendo su función. ¿Crees que se han cumplido las condiciones previstas en la pregunta del referéndum?

No, es evidente que no, porque en aquel referéndum se apostaba por una retirada y de reducir el número de fuerzas americanas en España, cosa que ha aumentado, algunas de las bases se han vuelto a activar, y ese ha sido un resultado de la política que ha seguido en los últimos años Estados Unidos tratando de reforzar a la OTAN, una organización que desde mi punto de vista había quedado obsoleta desde el momento en que cae el muro de Berlín. Hasta el mismo Trump habló de la obsolescencia de la OTAN, el mismo Macrón habló de que ya era una organización que estaba obsoleta y que había nacido para la defensa contra el bloque soviético y que había perdido totalmente sus funciones. Se ha producido un rearme, un crecimiento de los presupuestos en defensa, justificado en una guerra, en el conflicto Ucrania-Rusia.

Yo siempre propugno que los presupuestos en defensa tienen que ser transparentes, pero este no es el caso

¿Sería factible que el Congreso ordenara al Ministerio de Defensa una declaración trimestral para constatar una reducción de los niveles de contaminación del aire, tierra y agua producidos por el sector militar y armamentístico, público y privado en España, en la línea de cumplimiento de 2030?

Dada la correlación de fuerzas que existe en el Congreso, veo eso yo muy lejano. Evidentemente sería positivo que esa propuesta se hiciera, porque únicamente se progresa en estas actividades cuando hay una presión ciudadana. Pero ahora mismo la correlación de fuerzas que existe en el Parlamento español, en la que ha dejado de haber una mayoría progresista, de izquierda, evidentemente va a ser muy difícil ahora.

La base de Rota ha sido defendida y al parecer nadie cuestiona el desmantelamiento de la industria militar en las instalaciones de la bahía de Cádiz. ¿Existe alguna alternativa a la permanencia de una base norteamericana que muy probablemente de cobijo a Israel en su masacre impune contra Palestina? ¿Fracasa la izquierda aceptando la lógica creciente de la industria militar?

Evidentemente este tipo de desmantelamiento de bases, o de cambiar el incremento en el gasto militar, o de ahondar más en una cultura de paz y no en una cultura de guerra, es un proceso de largo plazo y pasa por transformar los sistemas industriales que hay en determinadas geografías, como es el caso de Cádiz y de Rota; está todo asociado a la industria naval. Esto exige un cambio de políticas que busque la transformación. Es un proceso largo, pero hay que hacerlo. Yo lo veo difícil, porque ahora se ha vuelto a producir un incremento en el gasto militar por la presión del lobby armamentístico, y evidentemente esas poblaciones que están asociadas a este tipo de industria, defienden esa posición. Pero las políticas de paz pasa por ir haciendo programas a largo plazo, que cambien los puntos de referencia de esas ciudades, que en vez de estar dedicadas a la industria del armamento, pasen a otro tipo de industrias más transformadoras.

¿Cuáles serían los pasos a dar en unos futuros presupuestos generales del Estado para reconvertir o transformar las partidas destinadas a mantener a la OTAN o a su economía de guerra, y dedicarla a inversiones en tecnologías ambientales o médicas?

Yo creo que pasa por una mayor transparencia en los presupuestos generales del Estado que es la ley más importante en la legislatura, donde se establecen las prioridades. Muchas veces la población no es consciente de que en esas prioridades hay un mayor gasto en armamento del que se especifica en la misma ley, porque se esconde, derivando esos mismos gastos en defensa a otros ministerios; al ministerio de Industria, de Asuntos Exteriores, y se ponen unas cifras que no son las reales. El Congreso y el Parlamento pueden hacer mayor hincapié para que la población, igual que es consciente de lo que se gasta en Sanidad y en Educación, sepa lo que se gasta en armamento. Y cuando las cifras se comparen, y la población decida donde quiere poder sus prioridades. Probablemente esa es una forma de presión. Yo siempre propugno que los presupuestos en defensa tienen que ser transparentes, pero este no es el caso.

Vista la evolución y el aumento de los conflictos bélicos en el mundo, ¿sigue teniendo sentido el conocido axioma militar de Si vis pacem, para bellum?

Yo creo que si quieres la paz, hay que preparar la pazPara preparar la paz, también hay que invertir en paz. Cuando se habla de paz uno se siente muy pacifista, pero cuando se habla de presupuestos se carga la mano en inversiones en armamento y no en paz. Para invertir en paz hay que invertir en educación y en sanidad. La gente quiere vivir en paz y no estar pendientes de unos determinados enemigos lejanos, y con una estrategia del miedo, que siempre funciona para que las inversiones vayan en ese sentido. Yo creo que si quieres la paz, hay que preparar la paz.

¿Ha llegado la ONU, y especialmente su Consejo de Seguridad, a un límite en el que necesitan una profunda transformación ante su ineficacia y contínuo descrédito?

Es clarísimo que se produzcan manifestaciones a favor de acuerdos y determinados protocolos en lo que es la Asamblea de las Naciones Unidas, y que por un veto único de un país o de dos países, esas decisiones mayoritarias no puedan llevarse adelante. Es claro que esto exige una renovación del funcionamiento de las Naciones Unidas, aunque ya se están abriendo brechas en esos bloques geopolíticos con China, con los Brics; y esto está demostrando la obsolescencia de los procedimientos. Mientras tanto hay poblaciones que están sufriendo esas debacles que so estos conflictos basados en intereses, porque todavía tenemos que hablar del lobby armamentístico funcionando como el complejo militar industrial que todavía está funcionando desde la Segunda Guerra Mundial y, con otros nombres, siguen defendiendo sus intereses; porque únicamente ganan dinero con este tipo de conflictos: El sector energético, el sector de las materias primas. El sector armamentístico aumenta sus cifras, pero van en contra de los derechos humanos y del bienestar de la Humanidad.


Fuente: “Cenizas de Babilonia. Diáspora española”

https://www.nuevatribuna.es/articulo/global/entrevista-julio-rodriguez-quieres-paz-invertir-educacion/20240312134036224747.html

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En México, el 76% de las y los nuevos estudiantes universitarios son mujeres

Por: CLACSO 

En el marco del XIV Congreso Internacional de Educación Superior «Universidad 2024» Universidad 2024,en La Habana, Cuba y el Foro “Educación superior y transformación social”, organizado por CLACSO el 6 de febrero, habló con CLACSO.tv Luciano Concheiro Bórquez, Subsecretario de Educación Superior de México


– ¿Cuáles son los grandes desafíos actuales de la educación superior en América Latina y el Caribe frente a una disputa de poder muy fuerte?

– En México compartimos la necesidad de la inclusión, que quizás en la Argentina no sea el problema. Hoy, más del 50% de los jóvenes en nuestro país todavía se encuentran afuera de la educación superior. Incluso con todo lo que hemos logrado en ir integrando a los recién salidos de la media superior.

El neoliberalismo fue avanzando en un proceso de mercantilización que adquirió formas perversas a lo largo y ancho de nuestra de Nuestramérica, como decía José Martí. Esencialmente, en el proceso de cosificación de la enseñanza, de poner al centro toda esta temática de la calidad de enseñanza, la revisión de los planes y programas para ir haciéndolos estandarizados.

Tenemos otros núcleos de problemas donde ha habido que enfrentar fuertemente. Por ejemplo, existe un proceso de exclusión con el tema de género, pero también en cuestiones que tienen que ver con los pueblos originarios y afrodescendientes. Nos fuimos hacia atrás en términos de la posibilidad de incluir la diversidad cultural, una perspectiva que permitiera tener una visión de conjunto.

Para México, una de sus características gira alrededor de la disociación entre educación superior y la sociedad, con sus problemas y necesidades. Se perdió hasta la relación con la industria, con la agricultura, dejó de interesar. La vida alrededor de los premios y estímulos, acabaron sustituyendo ese gran despliegue de una proyección de la educación superior. En 1918, Córdoba, Argentina, nos marcaba que ser autónomos y luchar por una universidad tenía que ver con la conexión, el compromiso social. Esos temas en México se habían perdido hasta el extremo.

– En ese marco tan particular, se estuvo hablando mucho de ciencia abierta y la importancia de la ciencia en la lógica de transformación. ¿Cuál es la importancia de México de pensar en las cuestiones relacionadas no sólo con el acceso abierto sino también con los métodos de evaluación?

– Volvemos al fondo de la cuestión: para nosotros, en México, fue cambiar la Constitución, el artículo tercero de la misma, para despegar la idea del derecho humano a la educación pero también a la ciencia. El tema central era cómo la ciencia y la tecnología estaban funcionando.

Yo que pertenezco a las instancias de gobierno, de ciencia y de tecnología y educación pienso que lo asombroso es simplemente por los títulos de las investigaciones, la desconexión que existía con respecto a los problemas sociales. Entonces, para sintetizarlos se agregó una “H” de Humanidades al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología. Esa “H” no solamente reclamaba el arraigo que debería tenerse en esta perspectiva, sino también la importancia de la conexión humanística, de un tema de la ética del desarrollo científico y tecnológico y de la direccionalidad.

Se cambió por completo todo el sistema de evaluación con los posgrados. En ese sentido, el Consejo Nacional delegó en la educación superior todo el sistema de evaluación de los posgrados para reconectar investigación con docencia y vinculación. Para nosotros eso es esencial, porque si ocurre con la fuerza que puede tener el CONICET o el Conacyt, nos separa ambos ámbitos: el que liga a la investigación generativa con la formativa. Este encuentro de investigación busca los problemas que aquejan a nuestras sociedades.

– Esta temática parece central. Da la sensación de que en algunos espacios de otros lugares del mundo se está discutiendo una ciencia que no es transformadora de los pueblos que investiga…

– Exactamente. Nos encontramos con las principales refresqueras de investigaciones en un país donde la inversión de las grandes empresas en términos de investigación es casi nula, donde todo el dinero es público y es utilizado para las grandes empresas transnacionales en México. Es decir, el dinero lo estábamos trasladando (con recursos públicos) a este proceso de transnacionalización.

– En ese marco, decimos evaluación por un lado, investigaciones acordes a las sociedades en las que están, ¿y el proceso de publicación? Porque la publicación también tiene una lógica de mercantilización compleja que ha llevado a un lugar de privatización de ese conocimiento posterior.

– Absolutamente. Y está ligada a la meritocracia. El problema era la construcción de un grupo de investigadores que iban a recibir a través de las publicaciones. ¿Con qué sentido? Ninguno. Hay un exceso (está confirmado) de publicaciones de cualquier cosa. Repetidas, es decir, la academia ficción acabó ocupando un papel muy importante, el publicar por publicar. Publicas en el extranjero un paper académico que no tiene ningún impacto en el país, pero como fue publicado en “x” o “y” revista de Estados Unidos, ya es suficiente. Eso te daba un reconocimiento y no importaba si alguien lo leía en México o si tenía algún efecto. Entonces, nosotros fuimos a establecer una serie de líneas de investigación acordadas a nivel nacional en discusión con las propias instituciones de Educación Superior, pero sobre todo en conexión con los grandes problemas nacionales. Y se modificó la relación que tenemos en términos de ciencia y tecnología.

– Se está hablando de mucho más allá en cuestión de leyes, normativas, acuerdos, pero es una transformación cultural, ya que tiene otra profundidad.

– Totalmente. Podemos medirla de diversas formas. Hablando con CLACSO, me gusta que aborden la temática de género. En México, primero se generó un cambio constitucional, luego nos fuimos a la primera Ley general de Educación Superior para trazar no solamente un planteamiento del deber ser sino del hacer. Entonces, la construcción alrededor de elementos que tienen que ver con una visión del mundo, nos llevó a un fuerte incremento del número de estudiantes, 700 mil nuevos en lo que llevamos de gobierno. Pero el dato del cambio cultural es que el 76% son mujeres. Fue una sacudida en el país. Ahora no hay una sola entidad federativa que no tenga más mujeres, tanto estudiantes como en el profesorado. Entonces, ese giro con una campaña poderosísima de la no violencia, además de confrontar directamente el acoso y todas las condiciones que llevan a una vida de no paz, nos ha llevado a un efectivo cambio cultural. Cuando llegamos a la asociación más importante de universidades, solo había tres mujeres. Estamos hablando de cientos y cientos de hombres grises (por supuesto encorbatados). Ahora tenemos el 43% de todas nuestras instituciones de Educación Superior dirigidas con rectoras, directoras generales mujeres. Es una gran transformación cultural.

– En ese sentido, hay efectos dominó a partir de algunas medidas muy centrales. Pienso en las tareas de cuidados posteriores para que esas mujeres puedan estudiar  y hay una cantidad de cuestiones que deben ponerse en juego a la hora de una medida trascendente, ¿no?

– Así es. Además de preguntarnos si basta dar buenas condiciones para ingresar, también damos becas a las mujeres, que han tenido que ser más importantes en números que a los hombres.

Pero llegamos más allá. Empezamos con una política de la interculturalidad, que es otro de nuestros grandes rasgos y cambios culturales. Esta gira alrededor no de aceptar y ver al diferente desde la otredad, sino cómo desde la alteridad y desde la construcción común. La interculturalidad es para todos o no es intercultural.

Lo otro es multiculturalidad que es el nuevo discurso de la construcción ideológica central de la derecha a nivel mundial. Esa visión ha ido avanzando en Europa en términos proto-fascistas de la cultura  y de las otras culturas, diciendo: “te acepto”, pero en tu barrio, en el norte de África o en otro lugar. Entonces, ahí hay un cambio.

– Estuvimos hablando con René Ramírez, exfuncionario del gobierno ecuatoriano en educación superior, quien se refirió a una nueva investigación en relación a la cantidad de estudiantes que estudian en universidades públicas de Nuestra América, pero que al momento de votar se deciden por propuestas de derecha que proponen que esas universidades sean pagas, cerradas y acotadas en determinados sectores. ¿Cómo se entiende esa situación?

– En México, por suerte, no nos está sucediendo. Pero sí hay un grupo a nivel del profesorado. Esta casta aspiracionista ha creado una imagen de que vas a llegar a tener esas mejores condiciones. Pero cuando logras que ingrese un 36% más en cinco años del primer decil, no tenemos esos resultados (de votos de derecha).

Hoy, estamos hablando de un proceso de territorialización de la política que acompaña un proceso de territorialización universitaria. La desconexión entre los territorios y territorio entendido como construcción de poder, de autogestión, de participación social, nos ha permitido movernos en otro orden. Yo estoy muy conforme de que el proceso, que sin pretender imponer, ha logrado abrir grandes pistas. Frente a un estado conservador, abrimos una universidad intercultural para la igualdad y también pensando en una universidad de género. Cuando entras a la institución, el diseño es precioso, tiene un área de cuidados para los hijos y las hijas dentro de la universidad, pero además hay otra área para los padres y las madres mayores, porque las mujeres en esta cuestión del cuidado acaban cuidando a los viejos en las casas.

Esta universidad se encuentra en el estado de Aguascalientes, donde hay una gobernadora mujer, hemos hablado mucho con ella. En un principio, nos dijo “Quiero una universidad para la mujer”, pero en un estado como Aguascalientes tuvimos la sinceridad de decirle que van a confundir o creer que tu propuesta es enseñar a cocinar mejor, lavar y planchar, frente a toda esa visión de los prejuicios. Entonces, cuando fuimos avanzando en el diálogo de la interculturalidad y la igualdad, a la gobernadora le encantó la idea y terminamos de construir todo un sentido distinto.

Al igual que la afro-universidad. En México, tenemos una universidad que se llama afro-universidad en la costa chica de Oaxaca. Toda esta cuestión sacudió a la región, porque la identidad negra es una de las que más se ha invisibilizado. Estamos transformando aquello que nos rechaza en un elemento de identidad y de confrontación con el racismo.

– En base a lo que se va viendo en el mapa político futuro, todo indica una posibilidad de continuidad de ideas políticas. ¿Cómo se sigue proyectando la lógica futura en el marco de pensar en que si estas políticas no continúan es muy difícil que tengan una profundidad en el arraigo cultural?

– En principio, yo diría que hay que pensar en educación y salud, pensar en una política de estado. Políticas de gobierno en educación que se agoten en un periodo de gobierno, la verdad que no tienen proyección alguna.

En cambio, tener una ley derivada del artículo tercero de la Constitución Mexicana tiene un anclaje mucho mayor, ya que para quitarla se necesitan dos tercios de la votación. Hay que darle mucha fuerza a un proyecto verdaderamente alternativo, ya que buena parte de su fuerza está en hablar sobre política de gobierno, pero en términos de educación sí o sí hablas de política de estado.

https://www.clacso.org/en-mexico-el-76-de-las-y-los-nuevos-estudiantes-universitarios-son-mujeres/

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Entrevista al historiador y doctor en Ciencias Políticas belga Eric Toussaint, del CADTM «Lanzar un gran frente internacional contra la extrema derecha»

Por: Sergio Ferrari

Ecos del Foro Social Mundial de Nepal, 15 al 19 de febrero 2024

Casi al concluir una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM) que se realizó en Katmandú, Nepal, entre el 15 y el 19 de febrero, llega el momento del balance. “Se trató de una convocatoria muy positiva para la región. Debemos, sin embargo, mirar hacia adelante, impulsando iniciativas concretas en una coyuntura internacional compleja marcada por la ofensiva de las fuerzas de extrema derecha”, afirma el historiador y economista belga Eric Toussaint. Fundador y portavoz del Comité por la Abolición de las deudas ilegítimas (CADTM), Toussaint participó en el FSM, en el cual su organización promovió siete actividades que contaron con amplia participación. Entrevista.

Positivo, pero…

P: ¿Cuál es su balance de esta nueva edición del Foro Social Mundial que acaba de concluir?

Eric Toussaint (ET): Fue muy positivo, fundamentalmente por la participación de muy diversos sectores extremadamente oprimidos. Me refiero entre ellos a los Dalit, la casta de los intocables; pueblos nativos y originarios históricamente marginados pero muy organizados; fuerzas sindicales; muchas militantes feministas de zonas populares. La presencia mayoritaria fue de Nepal y de India. Los organizadores contabilizaron 18 mil inscripciones [de más de 90 países] y en la manifestación de apertura, el jueves 15, se movilizaron entre 12 y 15 mil participantes. En conferencias, talleres y actividades culturales, cada día, hubo no menos de 10 mil personas. Fue una excelente decisión de venir a Nepal. Se trata de un resultado incomparablemente mejor que la edición anterior del FSM de México en mayo de 2022.

Sin embargo, el FSM como tal, no llegó a alcanzar la misma representación que tuvo en su primera década de existencia, a partir de su fundación en Porto Alegre, Brasil, en 2001. Casi no vi en Nepal europeos, latinoamericanos y africanos. En síntesis, un buen nivel de convocatoria regional pero débil presencia de otros continentes. Lo que demuestra las dificultades que tiene el FSM para tomar iniciativas globales de real impacto.

Falta una dinámica internacional movilizadora

P: ¿Evalúa que no logró superarse la última gran convocatoria presencial del FSM de 2019 en Salvador de Bahía, Brasil? Tomo como referencia de comparación el evento de 2019, ya que la edición de México de 2022 se realizó en una muy particular situación postpandemia que condicionó significativamente su capacidad de convocatoria.

ET: No solo eso. Si pensamos en esa edición de Salvador de Bahía de 2019, aunque con bastante participación, se redujo esencialmente a la región del nordeste con representaciones de algunas otras zonas de Brasil. Desafortunadamente la presencia de otros continentes fue débil.
Ahora percibimos una realidad contradictoria. Por una parte, el Foro Social Mundial no constituye más una verdadera fuerza amplia de atracción y propulsión. Por otra, es el único espacio mundial que todavía existe. Y por eso para el CADTM, sigue siendo importante participar.

Estoy persuadido que si el FSM tuviera fuerza real — como la que alcanzamos en 2003 cuando convocamos a las grandes movilizaciones por la paz y contra la guerra en Irak– hoy su poder sería significativo: tanto para confrontar el genocidio en Palestina como para ayudar a construir un amplio freno al crecimiento de la extrema derecha, fenómeno preocupante que se percibe en muchas regiones del mundo.

Cuando afirmo esto, me refiero, entre otros, a Narendra Modi en India, nacionalista, antislam y anti musulmán, violento; a Ferdinand Marcos Junior en Filipinas, no solo heredero de la dictadura familiar sino del represor Rodrigo Duterte; al retorno reaccionario en Túnez, cada vez más similar a la antigua dictadura de Ben Alí, previa a la primavera magrebí. En Europa, se dan proyectos extremistas y guerreristas como los de Vladimir Putin en Rusia, Giorgia Meloni en Italia, Viktor Orban en Hungría y en Ucrania, donde gobierna un gobierno neoliberal derechista pro OTAN También pienso en las amenazas reales de Chega, una nueva extrema derecha en Portugal (que no tuvo esta fuerza entre 1975 y hasta hace apenas 3 años) que aspira a convocar al 20% del electorado; la posibilidad de victoria de Marine Le Pen en Francia; VOX en España; la victoria electoral del partido de extrema derecha en los Países Bajos, la AFD  (Alternativa para Alemania) etc. Y sin pretender mencionar a todas estas expresiones reaccionarias, en América Latina, señalo a personajes como Nayib Bukele en El Salvador o Javier Milei en Argentina. Este último con un programa económico-social más radical que el propio Pinochet en el Chile dictatorial. Todo esto en el marco global de una posible victoria electoral de Donald Trump en las próximas presidenciales de Estados Unidos. Y dejo para lo último, por la brutalidad que representa: Benjamin Netanyahu en Israel, impulsando un proyecto racista, genocida y colonialista.

Nueva propuesta

P: Si el Foro Social Mundial no tiene la fuerza para convocar en una realidad mundial que usted describe como dramática, la pregunta es obvia: según su percepción ¿qué deben hacer los sectores progresistas a nivel internacional?

ET: Pienso que la fórmula de un FSM solo con movimientos sociales y ONG, pero sin partidos políticos progresistas (tal como lo definía la Carta de Principios de 2001) no permite luchar de manera adecuada contra la extrema derecha. Frente al auge de estos sectores y de proyectos fascistas, debemos buscar otro tipo de confluencia internacional. En ese sentido el CADTM junto con otros actores sociales, hemos tomado contacto con el PSOL (Partido Socialismo y Libertad) y el PT (Partido de los Trabajadores) de Porto Alegre, cuna del Foro Social Mundial a partir del 2001, para proponerles la creación de un Comité Organizador que convocaría una reunión internacional en mayo para discutir cómo seguir, en la perspectiva de un gran encuentro dentro de un año. Con una visión amplia para integrar movimientos sociales de todo tipo, feministas, luchadora-es por la justicia climática, creyentes progresistas, sectores sindicales etc., por citar solo algunos ejemplos, en la perspectiva de plantearnos cómo resistir mejor a la extrema derecha. Podrían sumarse activamente actores importantes como el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra de Brasil (MST). Si ellos en Brasil lograron con una propuesta amplia de alianzas políticas y sociales revertir el Gobierno de Jair Bolsonaro, es esencial sacar lecciones concretas. El Foro Social Mundial podría continuar, pero estamos convencidos que es necesario un marco nuevo de fuerzas capaces de re-movilizar.

P: Existen ya iniciativas como la Asamblea Internacional de los Pueblos que se plantean objetivos similares…

ET: Claro que deberían participar y jugarían un rol importante. Pero necesitamos una nueva iniciativa más amplia de frente único. Pensamos que se podría convocar ese primer encuentro en mayo 2024 en Porto Alegre, Brasil, y sería imaginable, por ejemplo, contar con una fuerte presencia desde Argentina, de fuerzas de izquierda radical junto con la izquierda del peronismo, organizaciones sindicales como la Central de Trabajadores de Argentina e incluso de la CGT (Confederación General de Trabajadores) y los muy diversos movimientos sociales y feministas. Seria una primera etapa hacia una gran conferencia en 2025, por ejemplo, en Sao Paulo si la alianza de izquierda (PT, PSOL, etc.) ganara las elecciones a la alcaldía en 2024.

La construcción de esta nueva iniciativa internacional sería amplia y diversa, incorporando diversas corrientes revolucionarias, la 4ta Internacional, la social democracia, pasando por la internacional progresista, en todo el abanico de sectores. Así también se debería convocar a organizaciones y personalidades progresistas de Estados Unidos (por ejemplo, Bernie Sanders, Alexandria Ocasio- Cortez, el sindicato del sector automotriz UAW que logro en 2023 una gran victoria). Y partidos y movimientos de la izquierda de Europa, de África, de Asia, de la región árabe, con sus diferentes expresiones. Ampliando la participación a personalidades comprometidas del mundo cultural, que aporten lo suyo, desde su propio sector. Hay que convencer a un máximo de fuerzas, que incluso deben superar diferencias y divisiones históricas, y que comprendan y acepten el gran desafío prioritario de la hora actual, es decir el combate contra la extrema derecha. Sabemos que una convocatoria de este tipo no será simple ni fácil: requiere gran generosidad y fuerte voluntad política. El complejo momento histórico y los peligros que enfrenta la humanidad y el planeta nos indican que es importante intentarlo.

«Lanzar un gran frente internacional contra la extrema derecha»

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Entrevista a Angela Davis «Palestina representa para esta generación lo que Sudáfrica representaba para las anteriores»

Por: Frank Barat

La filósofa Angela Davis (Alabama, 26 de enero de 1944) conecta las experiencias de su militancia temprana a favor de Palestina con su ideal de que la situación desencadenada por Israel pueda suponer un punto de inflexión para detener la barbarie en todo el mundo.

Esta es la última de una serie de conversaciones que Frank Barat, periodista y coordinador del Tribunal Rusell sobre Palestina entre 2008 y 2014, ha estado promoviendo desde el 7 de octubre con personas expertas que aportan enfoques complementarios a lo que está sucediendo en Palestina e Israel, desde diversas disciplinas tales como la historia, el derecho, la educación o la filosofía. En su canal de youtube está disponible todo el material. Esta vez dialoga con Angela Davis, y como en otras ocasiones, la entrevista ha sido publicada en colaboración con Mondoweiss. El colectivo Viva Palestina Libre Subtítulos Contra la Ocupación ha estado colaborando estrechamente con Barat subtitulando las entrevistas al castellano y es quien se encarga de esta traducción. Todos los contenidos subtitulados por parte de este colectivo se pueden encontrar en el blog memoria presente.

En este diálogo Angela Davis transita entre el pasado y el futuro, lo concreto y lo abstracto, la acción y la reflexión, así como entre la esperanza activa y el realismo crudo de los tiempos que están por venir. Guardemos las semillas que siembra Angela Davis y hagámoslas brotar acto seguido.

Cada vez que te oigo hablar, o te he oído hablar, cada vez que leo algo que has escrito, Palestina está presente, en tus discursos, en tus escritos. En los últimos tres meses hemos vivido algo que desearía que nadie tuviera que vivir o presenciar jamás. Prácticamente la aniquilación de un pueblo en directo en nuestras pantallas. Hace poco hablé con Noura Erakat, a quien también conoces muy bien, y hablamos sobre el hecho de que realmente sentíamos que estos últimos tres meses habían sido una especie de trauma colectivo de personas experimentando un genocidio en directo, como ya he mencionado. Y quería empezar preguntándote por Palestina en particular, preguntarte sobre tu propio viaje de comprensión en lo que respecta a Palestina. Quería preguntarte, ¿qué importancia tuvo tu visita a Palestina en 2011?

En primer lugar, Frank, debo decirte que en realidad he estado reflexionando sobre mi propia trayectoria con respecto a la solidaridad con Palestina. Y he estado recordando cómo fue asistir a una universidad que se fundó el mismo año que el Estado de Israel, cómo fue realmente aprender a experimentar la solidaridad con el pueblo palestino de mis compañeras judías de la universidad de Brandeis, y pensando en las conversaciones, esa especie de conversaciones subterráneas que se producían en el campus cuando la administración siempre hacía hincapié en la importancia de que Brandeis apoyara al Estado de Israel. Así que he tenido un viaje muy largo que ha implicado que presas políticas palestinas me apoyaran cuando estaba en la cárcel, que implicó conocer a Arafat en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en 1973. Creo que fue en Alemania Oriental. Y me he dado cuenta de que el propio sentido de mí misma como ser político está muy vinculado a las formas en que he aprendido a experimentar y organizar la solidaridad con Palestina. Me parece que Palestina representa para esta generación lo que Sudáfrica representaba para las generaciones anteriores, y el sentido de que debe incorporarse en cada una de las agendas de los movimientos por la justicia social, especialmente ahora, dado este ataque genocida contra la población de Gaza. Por un lado, estoy muy triste, y sé que esto es una cuestión emocional, no sólo una cuestión política, para tantas personas de todo el mundo, pero al mismo tiempo me alegra ser testigo de una especie de muestra masiva de apoyo a la gente de Gaza y, según mi propia experiencia, ver cómo la gente se enfrenta al sionismo como nunca antes lo había hecho.

Así que mi visita a Palestina en 2011 fue realmente un punto de inflexión para mí. Había participado en iniciativas de solidaridad con Palestina desde mis días en la universidad, pero fue visitando Palestina y reconociendo que por mucho que creyera saber sobre la situación del apartheid en Sudáfrica, en realidad no era así, y me trajo recuerdos de cuando crecí en la ciudad más segregada de Estados Unidos. Me hizo reconocer que, en muchos aspectos, la situación que Israel ha creado para las personas palestinas era mucho peor que todo lo que yo había vivido. Así que las que fuimos en esa delegación, una delegación de mujeres de color y mujeres indígenas que eran activistas académicas, todas nos comprometimos firmemente a seguir haciendo el trabajo que estábamos haciendo, pero aún más a intentar ayudar a garantizar que la cuestión de Palestina se incorporara a las cuestiones de justicia social y a las agendas de justicia social, independientemente de cuál fuera el enfoque concreto. Durante demasiado tiempo estaban todas las cuestiones de justicia social, los movimientos contra el racismo, los movimientos por la igualdad de género, los movimientos contra la guerra en otras partes del mundo, y luego estaba Palestina como cuestión aparte. Así que nos comprometimos con nosotras mismas y con el mundo a intentar ayudar a romper ese aislamiento que había sido responsable de que tanta gente en todo el mundo, y especialmente aquí en Estados Unidos, simplemente no supiera lo que estaba ocurriendo en Palestina.

Es interesante oírte decir esto porque eso es exactamente lo que sentí durante mi primera visita en 2007. Por mucho que creía saber, cuando llegué allí realmente todo cambió radicalmente. Pensé que no había punto de retorno. Y recuerdo haber leído a Arundhati Roy que dijo: “una vez que lo ves, ya no puedes dejar de verlo”. Y así es exactamente como me sentí después de volver. En cierto modo, cambió radicalmente todo, la forma en que situé a Palestina en medio de otras luchas. También quería preguntarte por una persona, June Jordan. En 1982, escribió un largo poema en el que decía: “Nací siendo una mujer negra y ahora me convierto en palestina”. Me preguntaba cuánta influencia tuvo a la hora de inspirar a las personas afroamericanas —y a otras— a comprender realmente lo que era Palestina. Y me preguntaba si tú la conocías. Supongo que sí.

¿Sabes, Frank? June era una amiga muy cercana y fue una pionera con respecto a los esfuerzos para generar solidaridad con Palestina. Y ese poema al que te refieres, “Moviéndose hacia el hogar” [Moving towards home], es una expresión realmente poderosa de la necesidad de solidaridad, especialmente de la necesidad de los lazos de solidaridad que unen a las personas negras de los Estados Unidos con las palestinas. En la década de 1980, June viajó al Líbano tras la guerra allí. Entabló conversaciones con quienes seguían muy influidas por el sionismo. Adrienne Rich, por ejemplo, que era una poetisa muy conocida, tuvo un compromiso prolongado. Bueno, se hicieron amigas, pero al principio, June fue muy crítica con Adrienne por no reconocer el lugar de Palestina en nuestro imaginario. Y así, con el tiempo, Adrienne se convirtió en una representante muy poderosa de la necesidad de desafiar al Estado de Israel, de desafiar a los Estados Unidos por su alianza con Israel, por ser el aliado más poderoso que Israel puede reclamar.

Sí, podría hablar de June eternamente, y me encuentro en este período, y de hecho, desde las manifestaciones en 2014 que tuvieron lugar en Ferguson, cuando empezamos a ver una muestra visible de apoyo a Palestina entre las personas jóvenes negras, con las Defensoras de Sueños [Dream Defenders], etc.. Así que me encuentro deseando que June Jordan siguiera aquí porque ella es ciertamente responsable en muchos sentidos de este desarrollo de un sentimiento de parentesco político entre las comunidades negras en los Estados Unidos y las palestinas que luchan por su libertad. Y es un poema increíble. También hay un poema sobre la guerra del Líbano, y si una lo lee, parece una descripción de lo que está ocurriendo hoy en Gaza. La echo mucho de menos.

Creo que todas la echamos de menos, a ella y a sus escritos, sus poemas, su influencia… Es interesante que menciones que leyendo el poema de June sobre el Líbano sientes que es lo que está ocurriendo en Gaza ahora. Hace poco encontré un vídeo tuyo en el Tribunal Russell, creo que fue en 2014, en la última sesión de Bruselas, donde diste uno de los discursos de clausura. Y escuchando el discurso, podrías ponerlo hoy, cambiar algunas fechas, y es, de nuevo, exactamente lo que está pasando en Gaza ahora, quizás multiplicado por diez. Pero el proceso, el patrón, es en realidad exactamente el mismo. Lo que demuestra que, de nuevo, la historia no comenzó el 7 de octubre, como ya sabes.

Por supuesto. Hay una dimensión del sionismo que se niega a reconocer la historia, que ha querido congelar la historia en un momento determinado. De modo que, incluso en 2024, cuando recordamos los acontecimientos del pasado otoño, vemos que el discurso del gobierno y el discurso del apoyo sionista al gobierno recrean la historia misma de la que nació el Estado de Israel. Y creo que eso nos lleva a ser críticas con el propio proceso de creación de un Estado, un Estado-nación, en base a prevenir ataques catastróficos contra los seres humanos y de ver ese Estado como la única respuesta posible a esas catástrofes. Reconociendo que el Estado se basa en el ejército, se basa en la violencia, se basa en la guerra. De modo que significa que la única forma de responder realmente es mediante la violencia. Espero que este periodo también nos inspire para tener diferentes formas de imaginar el futuro fuera del marco del Estado-nación, con su ejército y toda su policía y sus diversas formas de violencia.

Supongo que una perspectiva abolicionista es necesaria ahora más que nunca. Quería preguntarte también sobre algo de lo que hablas a menudo, el internacionalismo negro. Hace poco, estaba con una organización palestina con la que trabajo, y hablando de estrategia y demás, nos dimos cuenta de que gran parte del trabajo que hacen las organizaciones benéficas y las ONG que trabajan sobre Palestina es muy eurocéntrico o muy centrado en occidente. Intentamos presionar a los parlamentarios en Londres, en Estados Unidos pero cuando oyes la respuesta que Occidente está dando ahora mismo, te das cuenta… y cuando ves la respuesta del Sur Global, del mundo mayoritario, te das cuenta de que, en cierto modo, estamos equivocadas. Deberíamos construir alianzas muy sólidas con el Sur Global, con el mundo mayoritario, porque no podemos esperar que las personas que realmente mueven los hilos, que permiten a Israel hacer lo que hace, algún día, de nuevo, cedan sus privilegios y dejen de hacerlo. Así que me preguntaba si, en cierto modo, es eso lo que quieres decir con internacionalismo negro. Hablamos de esto con Susan Abulhawa, hace unos días también, de la necesidad de construir alianzas con el Sur Global, que es el mundo mayoritario.

Bueno, sí, eso es definitivamente importante, en particular las alianzas Sur-Sur. Creo que el problema al que te refieres es el hecho de que se ha asumido que todas las alianzas tienen que estar canalizadas a través del Norte Global. Y por tanto, se han impedido muchas conexiones muy productivas entre personas que viven en el Sur Global. Pero creo que… Tu pregunta me recuerda algo que W.E.B. Du Bois señaló hace muchas, muchas décadas, cuando habló sobre el mejor tipo de panafricanismo, la mejor manera de perseguir un tipo de panafricanismo, en el que mucha gente pensaba entonces sólo por el parentesco racial entre las personas negras en los Estados Unidos, por ejemplo, y las personas negras en África. Y Du Bois señaló que no era el parentesco racial lo que produciría el tipo de internacionalismo y el tipo de solidaridad que necesitábamos, sino reconocer que los esfuerzos antiimperialistas estaban en el centro mismo, o debían estar en el centro mismo, de esas alianzas. No alianzas basadas formalmente en alguna noción de raza, sino en una solidaridad muy concreta y en compromisos de solidaridad que unieran a las personas de ascendencia africana con personas de todo el mundo que también luchaban contra el imperialismo.

Pero creo que el internacionalismo siempre ha sido una dimensión importante de las luchas negras. De hecho, cuando pienso en el periodo en que gente como Frederick Douglass viajaron a Europa, e Ida B. Wells más tarde, durante el movimiento contra los linchamientos, viajó al extranjero para conseguir apoyo para ese movimiento. En muchos sentidos, las personas negras en los Estados Unidos siempre han sido beneficiarias de la solidaridad internacional. Y ha habido quienes reconocen que no sólo debemos vernos a nosotras mismas como beneficiarias de la solidaridad, sino también como forjadoras de solidaridad para personas de todo el mundo que están oprimidas por el capitalismo, por el capitalismo racial, de hecho. Porque si hablamos de cuestionar el racismo, tiene que expresarse como una toma de conciencia del papel que el capitalismo ha desempeñado en la producción del racismo. Y como muchas personas han señalado, el sistema capitalista que conocemos ahora es el capitalismo racial. Y por tanto, sin una dimensión de internacionalismo, no hay posibilidad siquiera de empezar a organizarnos para que caiga.

En cierto modo, en este sentido, ¿qué importancia tuvo, en tu opinión, que Sudáfrica presentara el caso ante el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) contra Israel?

Bueno, en primer lugar, sé que muchas de nosotras todavía estamos muy vinculadas emocionalmente a lo que imaginamos que una victoria de Sudáfrica aportaría al mundo. Sudáfrica era nuestra esperanza. Y por supuesto, debido al capitalismo global, al FMI y a otras instituciones financieras capitalistas, y debido a los problemas dentro de Sudáfrica, por el tipo de dificultades internas, políticas, pero también debido a las formas en que una lucha nunca se desarrolla exactamente como una se la imagina. Y por eso creo que ha habido una especie de depresión. Durante un tiempo, pensamos que Brasil desempeñaría el papel que Sudáfrica no desempeñó tras el derrocamiento del apartheid. Y luego, ¿qué experimentamos? Así que estoy diciendo todo esto, tengo este largo prefacio a mi comentario, ya sabes, sea cual sea el resultado final de la decisión de la Corte, el hecho de que Sudáfrica se levantara para representar a Palestina ha creado, creo, una nueva esperanza en el mundo. Y creo que aquellas de nosotras que sentíamos que habíamos invertido tanto en la lucha contra el apartheid y luego, en cierto modo, fuimos defraudadas, ahora podemos mirar a Sudáfrica y su alianza con Palestina en la escena mundial y decir que valió la pena comprometerse en todos esos años de lucha para desmantelar el apartheid. Así que estoy totalmente impresionada con el trabajo que ha hecho Sudáfrica. Creo que está teniendo un impacto en la gente de todo el mundo. Una fuente de esperanza.

¿Podría ser… —estoy tratando de ser tal vez utópico—, podría ser como una rebelión del Sur Global y en cierto modo el fin de la hegemonía estadounidense? Ya sabes, Estados Unidos, siempre ha asustado a los países para que actuaran porque decían “cuidado, nosotros mandamos. Si actuáis, cortaremos esto, cortaremos lo otro”. En cierto modo, Sudáfrica se arriesgó y muchos países le siguieron y dijeron que iban a apoyarla. Así que, en un mundo ideal, ¿podría ser el principio del fin de la hegemonía estadounidense?

Bueno, por supuesto, esa es nuestra esperanza. Y el fin definitivo de la hegemonía estadounidense va a requerir mucha más lucha a muchos niveles diferentes. Pero creo que este momento nos permite vislumbrar concretamente un futuro en el que el conjunto ideológico de Estados Unidos no sea tan poderoso sobre gran parte del mundo. El hecho de que la Corte dictara la sentencia que dictó, por supuesto a todo el mundo le decepcionó no haber conseguido un alto el fuego, pero hay muchas razones por las que eso no sucedió. Creo que, en muchos sentidos, ese fue el mejor resultado posible, al menos en relación con el informe preliminar. Y mientras todas nosotras hemos estado observando cómo se desarrollaba ante nuestros ojos lo que consideramos un genocidio, escuchar a la presidenta de la Corte leer la sentencia que incorporaba gran parte del lenguaje que había utilizado Sudáfrica y el hecho de que la presidenta del Tribunal sea de Estados Unidos, teniendo en cuenta que Estados Unidos es el mayor aliado de Israel. Y la única jueza que no firmó era de Uganda. Y realmente no lo entiendo, sobre todo porque Uganda, se piense lo que se piense de Uganda, se desmarcó de la postura de esa jueza. Así que fue una decisión prácticamente unánime. Y creo que cualquiera que sea el impacto legal que pueda tener, el impacto más importante va a ser sobre otros Estados e individuos de todo el mundo, que ahora disponemos de un marco más sólido para dedicarnos al trabajo que debemos estar haciendo para poner fin a esta guerra genocida.

Sí, exactamente. Creo que las medidas cautelares del Tribunal Internacional de Justicia son como cuando tienes una caja de herramientas que usas durante una lucha. Se trata de una herramienta enorme para nosotras, para las juristas, también para las ciudadanas. Así que esto va a ser muy importante. Y no ha terminado. Quiero decir, Sudáfrica podría pedir otras medidas cautelares si Israel no respeta estas. Así que es una historia que continúa. Quiero terminar con una pregunta en dos o dos preguntas en una. Arundhati Roy, ella de nuevo, dijo en medio del covid que el covid era un portal. No sé si recuerdas cuando dijo eso. Me preguntaba, —esta no era mi pregunta, pero ya lo es— ¿Crees que Palestina podría ser un portal? Te la voy a responder como yo pienso. Para mí, Palestina es un microcosmos de todo lo que está mal en el mundo en términos de capitalismo racial, en términos de colonialismo, en términos de políticas genocidas y apartheid. Pero también es, a través del trabajo de mucha gente, a través de los cientos de miles de personas que lo han dejado todo en los últimos meses para centrarse en Palestina, un portal a lo que podría ser el mundo. No sé si sabes a lo que me refiero. Así que esa es parte de mi pregunta. Y has dicho, en realidad muchas veces, que Palestina para ti era una prueba moral definitiva para el mundo. Así que me preguntaba ¿qué querías decir con eso?. Y si estás de acuerdo en que Palestina podría ser realmente el portal, que quizá no fue Sudáfrica, la Sudáfrica posterior al apartheid.

Bueno, ya sabes, Frank, como dijo Stuart Hall, “nunca hay garantías”. No hay garantías, pero es importante —y me gusta decirlo— actuar como si fuera posible cambiar el mundo, no sólo imaginar, sino realmente hacer realidad un momento en la historia del planeta en el que la explotación y el racismo y la guerra no sean las características principales de la sociedad humana. Y creo que lo que me parece tan inspirador es que tanta gente, independientemente de los esfuerzos concretos en los que participen tantas activistas por la justicia social, haya centrado su atención en Palestina. Ya se trate de organizaciones feministas, del movimiento LGBTQ, campañas abolicionistas, activismo climático, movimientos por la justicia alimentaria. Y vemos que esto ocurre, lo vemos en el continente africano, lo vemos en Australia, lo vemos en Sudamérica.

Así que estoy recordando un momento en el que hablé en una zona rural de Brasil mientras intentaban construir un nuevo sistema universitario que admitiera a personas afrobrasileñas, personas de ascendencia africana en Brasil. Y recuerdo, como has dicho, que siempre me gusta mencionar Palestina, y esto fue hace algunos años, y mencioné lo importante que era vincular nuestras luchas con lo que estaba ocurriendo en Palestina. Y las miles de personas que estaban allí presentes estallaron en un aplauso masivo que yo no esperaba. Y así ahora, cuando veo las imágenes del enorme número de personas que se manifiestan en un país tras otro, me recuerda que estas conexiones a través de las fronteras nacionales son posibles, que Palestina nos permite imaginar un mundo muy diferente. Y por eso luchamos por la justicia para Palestina, no porque sea lo moral —que lo es—, ni porque sea la única forma en que podemos imaginar un futuro para las personas que viven en esa parte del mundo —que lo es—, sino porque representa la capacidad de construir nuevas vidas y nuevos sueños para las personas de todo el mundo. Aunque me entristece enormemente tener que presenciar el daño y la devastación que ha infligido Israel, que prologa su guerra al referirse —al menos el Ministro de Defensa— a las personas palestinas como “animales humanos”. Creo que eso despierta algo en la gente en todas partes e incluido, espero que cada vez más, entre las personas judías dentro de Israel. Lo único que debería señalar, que ha sido tan inspirador, es el hecho de que las jóvenes judías hayan tomado el liderazgo en esta lucha, hayan convocado y liderado las manifestaciones que están teniendo lugar en todo Estados Unidos. Y eso nos hace soñar con un mundo en el que habremos erradicado el racismo y el antisemitismo y la explotación económica y la violencia de género. Así que sí, depositamos nuestros sueños, creo, en Palestina.

Gracias, Angela. Qué manera tan increíble de terminar. Creo que, de nuevo, tienes toda la razón. Tenemos que creer en nuestros sueños. Si no, ¿quién va a luchar? Howard Zinn dijo que la lucha tiene que ser estimulante en cierto modo, alegre y hermosa, porque si no lo es, ¿quién más se va a unir? Así que creo que, a pesar del horror, tenemos que intentar centrarnos en la belleza para seguir adelante. Gracias de nuevo, Angela. Hablaremos pronto. Y feliz cumpleaños atrasado.

Gracias, Frank. Y gracias por todo lo que haces y sigues haciendo.

Traducido por el colectivo Viva Palestina Libre.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/mapas/entrevista-angela-davis-gaza-apartheid-sudafrica

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Entrevista a Lucía Mbomío-activista antirracista: Los medios arrebatan su humanidad a las personas negras.

Fuentes: Ctxt

Hablamos con la periodista y activista Lucía Mbomío (Alcorcón, 1981) en el marco del VIII Congreso ULEPICC-España sobre “Comunicación y Paz” (2023), que abrió con su conferencia sobre periodismo y racismo.

Hija de José Mbomío, natural de Guinea Ecuatorial, y de Sofía Rubio, de Segovia, trabaja actualmente en Aquí la Tierra y la hemos podido ver anteriormente en proyectos como En tierra de los nadie, El método Gonzo o Españoles en el Mundo. Ha grabado en más de 30 países y, en los últimos años, ha escrito obras literarias muy relevantes como Hija del camino. Si hay algo que destaca de ella es su continua reflexión sobre qué significa y qué supone ser una persona racializada en la actualidad. En esta entrevista se centra en el papel de los medios de comunicación en la difusión del racismo. El vídeo de la entrevista extendida está disponible en el canal de ULEPICC.

¿Cómo es el racismo en España? Siempre ha dicho que la ciudadanía es racista y machista, pero que no queremos hablar de ello y que, en vez de trabajar para dejar de serlo, lo negamos.

El punto de partida es entender que el racismo forma parte de la sociedad y, a partir de ahí, comprender que nos construye de alguna manera. Nacemos como pelotitas de barro, completamente redondas, y, a medida que vamos creciendo, los diferentes sistemas de opresión –ya sea machismo, racismo, homofobia, clasismo, capacitismo, gordofobia…– nos van construyendo, nos van cincelando y provocan que lo vivamos de una manera o de otra, que estemos en un lado o en otro, o incluso, aunque lo padezcamos, que interioricemos algunos de esos prejuicios.

La gente se quita mucha culpa porque cuando hablamos de racismo todo el mundo lo niega y, además, te suelen decir que es cualquier otra cosa menos racismo. No entiende que los diferentes sistemas de opresión pueden ir entrelazados. Si no reconocemos ciertas cosas, es muy difícil que podamos transformarlas. Partiendo de esa base, hay que entender que el racismo no es solo el insulto o que te peguen por la calle, sino que también puede ser una cuestión de omisión, por ejemplo, de conocimientos generados por personas no blancas, como vemos en los libros de texto. Yo no he estudiado absolutamente ningún personaje histórico, ni del ámbito de la ciencia, ni en la literatura que no sean personas blancas.

¿Qué clase de prejuicios, opresiones o estereotipos asumimos desde la infancia y cuál es el papel de los medios de comunicación?

Estamos creciendo sin unos referentes que construyan a las personas no blancas, pero también a las personas blancas. Por supuesto que también en mi generación –y todavía hoy, aunque menos– había muy pocas mujeres que se estudiaran: estaba Marie Curie en ciencia, Carmen Laforet, Rosalía de Castro, poquitas, pero había.

Pasa lo mismo en los medios de comunicación: no es que no aparezcan las personas negras, sino que suelen aparecer desde una perspectiva deshumanizada. Lo que está haciendo es recoger una narrativa previa que está muy conectada con la esclavitud y tiene que ver con arrebatarle su humanidad a las personas negras, o sea, con provocar que dejen de ser leídas como personas. No nos están contando de la misma manera que se podría contar en la etapa de la esclavitud, pero hay muchas cosas que se mantienen y que, si no las narramos nosotras mismas, no van a cambiar. Ahora bien, tampoco basta con que nos desgañitemos explicando que existimos, también tienen que escucharnos.

Hay elementos que tienen que ver con lo sistémico, que nos afectan en el día a día, que a veces no tienen eco mediático. Muchas veces los medios de comunicación miramos mucho hacia afuera, pero nunca contamos qué es lo que sucede dentro. Yo misma he dado charlas sobre representación en medios de comunicación en España, en varios países, en varias universidades, pero nunca en una televisión. En ninguno de los medios en los que he trabajado, salvo Pikara, se han preocupado por ver qué es lo que podemos aportar, qué es lo que tenemos que decir y que enriquecería muchísimo más.

Profundicemos en el lenguaje de los medios de comunicación. Por ejemplo, a la hora de referirse a personas en situación administrativa irregular, dicen ilegales. ¿Qué te parece?

Ilegales, sin papeles, y más allá de la propia persona, pues también se utilizan términos como MENA, que es el acrónimo de Menor Extranjero No Acompañado, y lo malo es que se usa como sinónimo de criminal. Hubo un verano en el que provocaron con esta palabra lo mismo que con términos como avalancha, que es emergencia, miedo y sensación de peligrosidad.

Hay un estudio de Red Acoge del año pasado que decía que en el 80% de informaciones sobre migraciones ni siquiera aparecen personas migrantes hablando, o sea, se les arrebata la voz. Esto es muy fuerte porque sí están dejando que hablen expertos, pero también hay personas migrantes que pueden ser expertas. Esto es como limitar a las personas que no son blancas, que son migrantes o de ascendencia inmigrante, a solo hablar desde lo experiencial o la narrativa de la anécdota, pero nunca como personas expertas, formadas y que manejan datos. Además, en la mitad de esas noticias no se utiliza siquiera la palabra persona.

Esto se ve muy claro con la masacre en Melilla: muchas personas acabaron muertas y todo el rato hablaban de los migrantes. Ni siquiera con lo que sucedió se dignaron a llamarles personas, que es lo que son. Eso genera distancia con respecto a lo que sucede. Estamos normalizando que su dolor no es tanto como el nuestro.

Alguna vez ha dicho que la televisión tiende a mostrar a personas negras solo cuando se habla de migración o situaciones negativas.

En televisión a las personas negras no se las suele retratar, salvo en situación de desgracia. Lo que se está haciendo es alimentar una narrativa del dolor que provoca que acabemos normalizando lo atroz. En el caso del continente africano solo se habla de guerras, mutilación genital femenina, LGTBfobia, desastres naturales… Esto es real, pero es una parte de la realidad. Además, prácticamente no hay corresponsalías de medios españoles en África negra, por lo que buena parte de las noticias llegan de agencias o de ONGs y, de nuevo, ahí se incurre en la narrativa del dolor o de la penuria y desgracia.

Luego está el inmigracionalismo, término también de Red Acoge que se refiere a esas noticias de sucesos protagonizadas por personas migrantes: asesinatos, robos, redes de trata… ¿Sucede? Sí, pero el problema no es que se cuente, sino que solo se cuenta eso. No hay una narrativa b con la que contrastar.

También ocurre que, para salir, deben ser excepcionales. Tienen que escalar un edificio o tirarse a la ría de Bilbao. Ser superhéroes o superheroínas. Eso en positivo.

¿Qué narrativa falta?

La narrativa de la normalidad, de lo cotidiano, de las personas que van al curro, que viven en las ciudades. Casi siempre cuentan este tipo de noticias desde una perspectiva rural, pero en África pasa exactamente igual que aquí, que el grueso de la población reside en ciudades. Nos está faltando el África de mujeres que son feministas exactamente igual que aquí, que va a currar exactamente igual que aquí, que investiga exactamente igual que aquí. Hay una especie de discurso profundamente asimétrico: lo que sucede aquí en Occidente se cuenta desde todos los puntos de vista, pero lo de allí solo se cuenta desde uno. Si nos van depositando prejuicios o medias verdades en nuestro cerebrito, se convierten en sedimentos que depositas en una orilla y que van creciendo y creciendo hasta que al final provocan que tengamos un muro en la cabeza.

Si eres migrante eres fuerza productiva, pero no eres persona

A las personas negras se les cuenta siempre como las que llegan, pero nunca están y desde luego no son. Lo que vemos y lo que tenemos en la cabeza son hombres jóvenes recién llegados que son brazos, porque si eres migrante eres fuerza productiva, pero no eres persona. Además, al ver esas imágenes de pateras, lo que vemos es grueso, es multitud, es masa, no vemos personas. Se les arrebata la voz, ni siquiera se entrevista a personas migrantes porque no tienen derecho a contar su historia.

Recuerdo a una mujer que acaba de perder a su bebé justo cuando llegaba el barco de rescate. La mujer gritaba “my baby, my baby” mientras sollozaba y esas imágenes las pusieron en el informativo del mediodía, de la noche y por la mañana. Sí, son imágenes especialmente duras, pero, insisto, estamos normalizando algo que nunca deberíamos considerar normal. Yo me he quejado de estas imágenes y me decían que era por concienciar. Para concienciar, la primera imagen que hay de un cuerpo muerto llegado en patera, que no significa que sea el primer cuerpo muerto llegado en patera, es de un periódico de 1988. Estamos en 2023 y estamos viendo el mismo tipo de imágenes.

Faltan los porqués, porque si algo aprendí durante la carrera es que hay que responder a las 5W (qué, cómo, cuándo, dónde, quién y por qué). En el caso de la llegada de la gente a través del mar o de la valla, lo que nos cuentan es el qué y el cuántos, esa dimensión profundamente deshumanizadora que tiene que ver con las cifras, y el a dónde. No nos cuentan de dónde vienen, porque África subsahariana no vale. África “subsahariana” comprende más de 40 países con realidades súper diferentes y, desde el momento en el que no cuentan el de dónde real, tampoco están contando por qué, y tú puedes moverte por un millón de cosas. Puede ser por esos buques de la Unión Europea que están arrasando los caladeros de pesca en África Occidental, o por las políticas neocolonialistas, o porque la emisión de visados en el caso del continente africano es ínfima y eso provoca que la gente se tire al mar puesto que no tiene otras vías seguras para poder llegar.

Ha señalado al principio que también personas negras interiorizan el racismo. ¿Cómo se relaciona con el racismo blanco?

Igual que existe el machismo interiorizado o un clasismo que provoca que sintamos que hay espacios que no son nuestros. Esto me pasa un montón porque soy de Alcorcón, donde hay gente muy diversa. Es una ciudad de casi 200.000 personas, pero es cierto que sigo sin sentirme cómoda en un photocall, o en sitios súper finos me siento un poco de prestado. Es un proceso doloroso el reconocer todos tus prejuicios, tu endorracismo, es complicado, porque, además, cuando empiezas a analizar el racismo más allá del me han pegado o me han insultado, desde una perspectiva mucho más grande, también implica que te confrontes con, en mi caso, que la mitad de mi familia es blanca.

Incluso puede ser doloroso, pero, a mi modo de ver, también es liberador cuando entiendes que no se trata de que tu madre o tu familia blanca sea mala, sino que simplemente forman parte de una sociedad que les construye. También puede haber un prejuicio por parte del profesorado que entiende que las personas como tú van a llegar hasta un puntito más bajo y todo eso tiene consecuencias: que tengas que ser súper empollona ultrabrillante para demostrar que sí, que puedes llegar a otros sitios.

De pequeña, ya me leían como fracaso escolar. Nada más entrar en el instituto tuve que sacar un 10 en historia, en el primer examen que hice para que dijeran “ah, esta no es como el resto”, como si existiera un “el resto”. Gente más joven te cuenta que desde que son peques ya les están orientando a la Formación Profesional o a la diversificación. El problema es que no puedes escoger en libertad como lo hacen el resto de tus compañeros.

También es tremendamente injusto el hecho de que tengas que ser una empollona y que tengas unos criterios de autoexigencia tan bestias desde que eres tan pequeña, y cómo eso después tiene consecuencias en términos de síndrome de la impostora. Nunca será culpa de la persona, siempre será culpa del sistema. Yo escribo con pavor, porque siempre pienso que no lo voy a hacer bien, que no va a ser suficiente, que quizá la gente no se sienta representada.

Mi primer libro estuvo mucho tiempo en un cajón porque yo decía “¿a quién le va a interesar la historia de gente que vive en Fuenlabrada, Torrejón de Ardoz, Móstoles, Lega o Alcorcón?”. Mi segundo libro, Hija del camino, que iba para Netflix antes del cambio de dirección, es un ejercicio de desnudez, no porque cuente mi historia, que en realidad no es tanto mi vida como nuestros mundos, sino porque se me nota mucho cuándo estoy bloqueada y cuando escribo más libre. Me quité la coraza que he tenido que llevar desde pequeña para hacerme la dura y hablo (como puedo) de sentimientos.

Porque sí, somos paquidermas, somos elefantas y en la mayor parte de nosotras, o por lo menos en mi generación, muchas de nosotras nos pegábamos en el cole y no permitimos que nos vieran llorar jamás, y eso tú lo llevas toda tu vida.

¿Cómo se puede actuar contra los prejuicios desde la comunicación? ¿Y cómo se puede favorecer que la juventud racializada pueda deshacerse de sus propios prejuicios y verse en diferentes ámbitos?

Recuerdo que, antes, los atentados se contaban desde una perspectiva tremendamente morbosa, pero eso cambió radicalmente y entendimos que para hablar de muerte no hacía falta ver víscera, que podíamos ver gente corriendo en planos generales, coches de policía y las típicas mantas térmicas. Un ejemplo de esto, y no se trata de un atentado, es en la última Eurocopa, cuando se desmayó un jugador de la selección danesa y su equipo le cubrió para que no viéramos cómo él estaba convulsionando. ¿Qué sucede cuando se trata de personas que vienen del Sur? ¿Por qué ahí sí que podemos ver su cuerpo, su rostro sufriendo y deformado por dolor o pena?

Hay un trabajo fotográfico que me parece fantástico, se llama Passengers y es de Cesar Dezfuli. Él estuvo en un barco de rescate de salvamento y pidió a todo el mundo si podía entrevistarle. De fondo se ve el mar, ellos miran a cámara, hay un consentimiento, un nombre, un país y una edad. Quizá no parezca gran cosa, pero es importante porque no están sufriendo, han consentido, no aparecen sufriendo, se entiende que son individuos y no solo masa.

¿Y en la programación infantil? Se creó un gran debate en redes sociales porque a La Sirenita le puso voz Halle Bailey, que es una actriz negra y hubo quejas “porque la sirenita es blanca, de ojos azules y pelirroja, y elegir a una actriz negra no es fiel al cuento”.

Yo crecí con cero dibujos en donde aparecieran personas como yo, a excepción del Negro Alberto, que eran estadounidenses. Cuando llegó Tiana y el Sapo yo tenía 20 y pico años. El punto de partida es que la gente entienda que hemos crecido completamente huérfanos de referentes y que eso es muy fuerte. A la hora de construir, en términos identitarios, a la hora de poder imaginarte en ciertos sitios. Todo eso es súper importante porque nunca estamos en ningún lado.

Si nos metemos en la propia historia de La Sirenita, sale Sebastián, que tiene acento caribeño y eso nos puede hacer pensar que quizá no estaban en aguas nórdicas, sino en aguas de clima cálido, como en el propio Caribe. A lo mejor la anomalía es que la sirenita fuera blanca; podría haber sido de miles de tonos diferentes. Hay gente que se queja de que les quiten un símbolo y se lo lleva a lo personal.

Pasó lo mismo con Conguitos cuando se inició una petición de firmas para que se cambiara el nombre y la mascota, no para que cerrara la empresa, y la gente decía que querían arrebatarle la infancia. Estamos comparando el individual, tus sueños, tus memorias de niño, con todo un sistema de representación que nos ha dejado siempre fuera o nos ha caricaturizado.

También tenemos cuentos propios, africanos, que podrían utilizarse para contar nuestras historias. No necesariamente tenemos que transformar un cuento de Andersen y llevarlo a la negritud porque tenemos historias propias. Se pueden contar las historias teniendo en cuenta la diversidad que existe en todos los sitios.

¿Cuál es el valor que puede añadir una persona racializada a las narrativas y representaciones mediáticas?

Los medios están incorporando poquito a poco a personas que no son blancas, pero no se trata solo de cuerpos, no es jugar a Benetton o al parchís, hay que favorecer que haya un ajuste entre lo que sucede en la calle y lo que se ve en las pantallas. Es importante que no se queden solo con los cuerpos, sino que tengan en cuenta también los puntos de vista. Incorporar a personas no blancas solo para hablar de racismo o de inmigración es del todo insuficiente. También tenemos gustos, profesiones, saberes y anhelos. También padecemos el cambio climático o nos (me) encantan las croquetas. Podemos hablar desde muchos lugares más allá de nuestro color de piel o de nuestro pasaporte. Limitándose a invitar a gente racializada o migrante a hablar solo de esos asuntos tiende a rebajar cuestiones sistémicas y convertirlas en meras anécdotas. Así las cosas, luego otra persona racializada dice que a ella nunca le ha pasado nada, que no ha experimentado racismo y ahí se acaba la posibilidad de profundizar. Personalmente, no puedo hacer check en todas las anécdotas de todas las personas negras, africanas y afrodescendientes del mundo, pero eso no significa que no lo haya vivido.

¿Unas últimas palabras para concluir?

Nos han enseñado que ser racistas es algo muy malo, pero la gente no tiene ni idea de qué es. El racismo puede ser que a las mujeres negras nos pregunten cuánto cobramos mientras esperamos a alguien en Gran Vía, producto de la hipersexualización ligada a los cuerpos negros. Pero racismo son también las identificaciones por perfil racial, las dificultades para entrar en los locales de ocio o para que te alquilen una vivienda.

Racismo (y xenofobia) es que haya tanto alumnado de origen migrante que no llega a bachillerato por falta de expectativas del profesorado, por bajas autoexpectativas y por unas realidades que tienen que ver con las vivencias, exigencias y urgencias de las familias migrantes que dificultan que puedan lograrlo.

Fuente: https://ctxt.es/es/20231101/Politica/44404/lucia-mbomio-hija-del-camino-racismo-medios-migrantes.htm

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Entrevista a Hannah Ritchie, experta en cambio climático: «Es un error pensar que combatir el cambio climático será demasiado caro»

Por: María Ramírez

La subdirectora y jefa de investigación de Our World in Data, especialista en medioambiente, publicará ‘Not the End of the World’, un libro sobre el progreso en la lucha contra el cambio climático y qué pueden hacer gobiernos, empresas e individuos para afrontar siete problemas concretos

Hannah Ritchie cuenta que cuando estudiaba Geociencia Medioambiental en la Universidad de Edimburgo en 2010 sentía “el peso muerto” de “infinitos problemas irresolubles”. Se graduó convencida de que cada vez había más desastres naturales y vivía el periodo más trágico de la humanidad. Ahora ha escrito un libro sobre el cambio climático que se puede definir incluso optimista y muestra cómo lo que creía estaba basado en datos erróneos o ha cambiado radicalmente en la última década.

La experta en medioambiente que ahora es subdirectora y directora de investigación de Our World in Data –la plataforma de la Universidad de Oxford que se hizo célebre en todo el mundo como fuente de información en pandemia– cambió en parte gracias a su estudio de los datos con perspectiva. Así descubrió que respiraba el aire menos contaminado en siglos, que producía menos emisiones que sus padres o sus abuelos y que en realidad la suya puede ser la primera generación que consiga un mundo “sostenible” para el presente y el futuro. Y que incluso esto es así en los países más pobres y desiguales.

“El mundo es horrible. El mundo es mucho mejor. El mundo puede ser mucho mejor”: Ritchie repite este lema de Max Roser, el fundador de Our World in Data con tres afirmaciones que “no son contradictorias” y retratan lo que refleja su trabajo sobre el progreso en casi todos los ámbitos de la vida en el planeta, y la misión de los datos como herramienta para medir y seguir mejorando.

En Not the End of the World (No es el fin del mundo) traza un panorama de los progresos y explica cómo abordar siete problemas concretos derivados del cambio climático. El libro se publica en enero en inglés en Reino Unido y Estados Unidos; en España lo editará Anagrama. Esta es nuestra conversación editada por claridad y extensión.

Es sorprendente leer un libro optimista sobre el cambio climático. ¿Cómo cambió su perspectiva?

La gente se sorprende cuando digo que estoy escribiendo un libro sobre el medio ambiente y soy optimista. Piensan que va a ser muy sombrío. No es un optimismo ciego de que estos problemas simplemente se solucionarán solos y podremos olvidarlos. Es un optimismo que viene de que tenemos las herramientas que necesitamos para abordar el cambio climático. Y, de hecho, se están produciendo cambios. Pero no me sentía así hace una década. Era muy pesimista. Y creo que hasta cierto punto algo de eso estaba justificado. En el cambio climático hoy estamos en una posición muy diferente respecto a la de hace una década, cuando las soluciones para abordarlo eran demasiado caras. Por ejemplo, la energía solar o la eólica y las baterías para vehículos eléctricos eran demasiado caras. No parecía que hubiera un camino creíble. En la última década eso ha cambiado radicalmente. Y creo que la gente todavía está tratando de darse cuenta de lo rápido que han cambiado las cosas.

¿Influyó su trabajo en Our World in Data?

En Our World in Data mi trabajo es dar un paso atrás y mirar los datos sobre la variedad de problemas ambientales que tenemos y tratar de entender de dónde venimos, dónde estamos hoy y cómo han cambiado las cosas. Hay historias de éxito muy claras, y no sólo en la cuestión climática, que no conocía porque no aparecen en las noticias o eran problemas antes de que naciera, como el agujero de la capa de ozono. Parecía un problema que el mundo no era capaz de solucionar, pero hubo un esfuerzo global masivo y se encontraron soluciones. Hay una variedad de historias positivas que no son evidentes cuando sólo miras sin parar los titulares de las noticias.

En el cambio climático hoy estamos en una posición muy diferente respecto a la de hace una década, cuando las soluciones para abordarlo eran demasiado caras. Eso ha cambiado radicalmente

Usted escribe sobre la mejoría de los indicadores en la última década, pero a la vez hay más protestas y estamos más preocupados ahora. ¿Ve desconexión? 

Hasta cierto punto todo va de la mano. En los últimos 10 años, el clima se ha convertido en un problema mucho más público. La gente ahora lo ve como un problema. Ahora es bastante raro encontrar personas que nieguen completamente el cambio climático. Hay una variedad de opiniones sobre cómo de grave podría ser o cuánto deberíamos hacer al respecto. Pero la negación absoluta del cambio climático es bastante baja entre el público. De hecho, el activismo ha desempeñado un papel importante a la hora de atraer la atención e impulsar parte del progreso que hemos visto.

Puede haber desconexión por la diferencia entre lo que llamaríamos indicadores adelantados e indicadores rezagados. La gente es pesimista porque sólo ve que las emisiones de CO2 aumentan y las temperaturas aumentan, aunque ahora lo hagan a un ritmo menor y las emisiones per cápita estén bajando. Hay cambios realmente profundos que están remodelando el sistema energético. Y lleva un poco de tiempo hasta que esos cambios se conviertan en bajadas de emisiones de CO2 y temperaturas. Pero llegarán. Estamos en el punto donde veremos esta inflexión. Según algunas personas no hemos logrado ningún progreso, cuando en realidad hemos estado sentando las bases para que haya un cambio grande.

¿Cuál es ahora el mayor error sobre el cambio climático y cómo combatirlo?

Uno de los principales errores hoy es pensar que será demasiado caro. Todavía existe una gran barrera para mucha gente a la hora de comprometerse y establecer las políticas correctas: existe un mensaje constante de que es muy costoso hacerlo, que tendrá un coste enorme para la economía. Por eso la gente no está dispuesta a hacer ese sacrificio, cuando en realidad ese sacrificio no existe. Existió hace una década, pero hoy no.

Soy optimista porque tenemos las herramientas que necesitamos para abordar el cambio climático. Y, de hecho, se están produciendo cambios

Si retrocedemos una década, la energía solar y la eólica eran básicamente las tecnologías energéticas más caras que teníamos. Entonces era correcto decir que sería más costoso. Pero eso ya no sucede hoy. Por lo tanto, el argumento de que se trata de un sacrificio masivo para la economía simplemente no está justificado. Hasta ahora el coste ha sido una barrera muy grande para que los políticos tomaran medidas. Y creo que esa barrera se está erosionando.

Pero algunas políticas climáticas sí pueden tener impactos negativos para personas con menos recursos, que no tienen acceso al transporte público o no se pueden permitir un vehículo eléctrico.

Sí, hay una variedad de impactos de costes para distintas poblaciones y debemos ser muy claros al respecto. Debemos asegurarnos de que estas políticas climáticas no afectan a los hogares de bajos ingresos, y hay diversas formas de hacerlo. Pero, en general, la transición energética debería conducir a menores costes de energía y generar beneficios para quienes tienen ingresos más bajos.

En lo que respecta a los vehículos eléctricos, estoy de acuerdo: el precio está bajando muy rápido, pero hasta ahora siguen siendo demasiado caros para los hogares de bajos ingresos. Necesitamos que lleguen al mercado modelos de menor rango que puedan servir a hogares de ingresos bajos. Creo que lo lograremos.

¿Y en los países más pobres?

El Reino Unido sólo aporta alrededor del 1% de las emisiones mundiales y mucha gente argumenta que lo que hacemos simplemente no importa. Pero el Reino Unido es un país rico. Se ve a sí mismo como un líder en innovación, y el papel que deben desempeñar los países ricos no es sólo reducir sus emisiones internas, sino también hacer que estas tecnologías sean muy baratas. Ese es su papel para que los países de ingresos medios y bajos no afronten la disyuntiva de sacar a la gente de la pobreza o abordar el cambio climático. Esa dinámica no debería existir y, a menudo, es responsabilidad de los países ricos cambiarla.

¿Le preocupa el retraso en los plazos para la reducción de emisiones anunciado por el Gobierno británico?

Es bastante preocupante. No estoy segura del impacto que tiene en las emisiones reales, pero el gran riesgo es que se produzca un efecto en cadena por el que, en un momento en el que debemos aumentar nuestras ambiciones, algunos países retrocedan y den a otros licencia para hacer lo mismo. El Reino Unido está intentando revertir algunas políticas porque cree que el público quiere eso y no creo que sea así. La estrategia de intentar atraer al público debilitando nuestros objetivos climáticos en realidad va a ser contraproducente para el Gobierno.

En el libro asegura que se ha entendido mal el objetivo del aumento de la temperatura por debajo de 1,5 centígrados. ¿Por qué? 

Sí, la idea errónea que existe explica por qué la gente es tan pesimista: la gente interpreta este umbral de un calentamiento de 1,5 grados como si fuera la línea de meta. Como si una vez que lo superamos, se acabó. Eso no es lo que significa el objetivo de 1,5 grados. Es un objetivo para mostrar que queremos mantenernos por debajo de esa temperatura. Pero incluso si lo superamos, no es el fin del mundo, no es como si nos cayéramos por un precipicio. Necesitamos luchar por cada punto. Pero es muy probable que superemos los 1,5 grados. Y el riesgo es que la gente se desanime y deje de tomar medidas porque piense que no tiene sentido porque hemos superado nuestro objetivo, cuando eso sólo significa que tenemos que dar más pasos y asegurarnos de que no es 1,6 ni 1,7 ni 1,8.

Pero ¿son útiles los umbrales, incluso los escenarios apocalípticos, para que los gobiernos actúen?

Sí, probablemente haya un componente psicológico en el uso de un objetivo ideal. No puedes ponerlo tan bajo que parezca imposible. Si lo estableces en un grado, sería inútil porque obviamente eso no era posible. Si lo estableces en tres grados, eso le daría a la gente licencia para emitir tanto como sea posible. Por lo tanto, es necesario encontrar el objetivo más apropiado. Y también se basa en la ciencia sobre dónde podrían intensificarse los efectos. El umbral de 1,5 grados ha sido útil. Si hay un objetivo de 1,5 grados y las políticas están van hacia 2,5 grados, está muy claro que eso es inaceptable. Así que el objetivo ha presionado a los gobiernos para que hicieran más de lo que habrían hecho.

La gente interpreta un calentamiento de 1,5 grados como si fuera la línea de meta. Como si una vez que lo superamos, se acabó. Pero incluso si lo superamos, no es el fin del mundo… Necesitamos luchar por cada punto para que no sea el 1,6 ni el 1,7

¿Cuál es el dato que le da más esperanzas sobre la mejoría en la lucha contra el cambio climático?

Hay una variedad de diferentes fuentes de emisiones que debemos abordar. Donde soy más optimista es en el sector eléctrico por la energía solar y eólica, que van a ser dominantes. Porque incluso si se excluye el cambio climático, desde el punto de vista económico tienen sentido y lo tendrán aún más porque esperamos que los costes caigan. Simplemente tendrá sentido que los países utilicen estas tecnologías en lugar de combustibles fósiles. La otra tendencia masiva de los últimos años ha sido la de los vehículos eléctricos.

Muchos países, por ejemplo el Reino Unido, han logrado avances muy importantes en materia de electricidad porque hemos eliminado el carbón. En cambio, casi ningún país ha logrado avances significativos en materia de transporte. Usamos petróleo desde siempre. Lo que está cambiando es que los vehículos eléctricos están creciendo rápido. Y no es sólo en los países más ricos del mundo. En China, por ejemplo, más de uno de cada tres coches vendidos nuevos son eléctricos.

Me sorprendió descubrir que en el Reino Unido una persona de media produce menos emisiones de las que producían a su edad sus padres o sus abuelos y equivalente a lo que producía una persona en 1850.

Y con niveles de vida completamente diferentes. Esto nos lleva a desmentir la ideas errónea de que debemos sacrificar el crecimiento económico para abordar el cambio climático. No necesitamos reducir nuestros estándares en los niveles de vida, como decían a menudo las personas más escépticas sobre el ecologismo. Eso no es cierto. Nuestras emisiones son tan bajas como lo eran hace más de un siglo y obviamente tenemos niveles de vida mucho más altos.

¿Qué dato le hace ser más pesimista porque no ha mejorado?

Soy muy pesimista acerca de la pérdida de biodiversidad. Al abordar otros problemas, podemos abordar la pérdida de biodiversidad, por ejemplo si detenemos la deforestación. El área sobre la que soy más pesimista es la disminución de las poblaciones de insectos. Lo que podemos hacer es limitación de daños. No veo cómo podemos detener eso. Tenemos que intentar frenarlo tanto como sea posible, pero probablemente ese sea el problema más difícil de resolver.

No necesitamos reducir nuestros estándares en los niveles de vida, como decían a menudo las personas más escépticas sobre el ecologismo. Nuestras emisiones son tan bajas como lo eran hace más de un siglo y obviamente tenemos niveles de vida mucho más altos

¿Qué es lo que tiene más impacto dentro de lo que puede hacer una persona en su vida diaria? Según su libro, ¿comer menos carne de vaca y volar menos?

Hay decisiones individuales que tomamos y hay formas en que estas decisiones pueden cambiar el mundo que nos rodea. A menudo nos sentimos abrumados por la cantidad de decisiones. Así que hay que centrarse en cuáles son las cosas más importantes que puedo hacer.

Lo más importante, si puedes, es comer menos carne. El otro gran problema es el transporte por carretera: si puedes, camina o toma el transporte público. Y, si tienes que utilizar un coche, es mucho mejor un vehículo eléctrico que uno de gasolina. En casa, si puedes, instala una bomba de calor o pon paneles solares en el techo. Y sí, volar es algo con mucho impacto.

En los países más ricos del mundo, una gran parte de nuestro papel es reducir el coste de las tecnologías bajas en carbono, y la forma en que lo hacemos es comprándolas

Pero luego hay formas en las que puedes contribuir a un nivel superior. Una de ellas son tus elecciones políticas. Y también hay formas de votar con tu cartera. En los países más ricos del mundo, una gran parte de nuestro papel es reducir el coste de las tecnologías bajas en carbono, y la forma en que lo hacemos es comprándolas. Cuando compras un vehículo eléctrico, estás haciendo bajar el precio de los vehículos eléctricos para el resto del mundo igual que cuando compras productos sustitutos de la carne.

Lo último que creo que podemos hacer es simplemente hablar con otras personas. Para algunas personas, una barrera para pasar a un automóvil eléctrico, probar sustitutos de la carne o instalar una bomba de calor es que a menudo parece que nadie lo ha hecho. La mayoría de las personas tienen experiencias positivas con esto y cuanto más hablemos de ello, más lo normalizaremos, más personas estarán dispuestas a hacer ese cambio.

En cambio, el hábito más común del reciclaje tiene poco impacto, según escribe.

Yo reciclo y animo a otras personas a hacerlo. El riesgo es que la gente tenga eso en la parte superior de su lista de cosas más importantes. Y si sólo pueden tomar algunas decisiones para ayudar a mejorar el medioambiente, eso no estaría en lo más alto de la lista.

¿Qué opina de las protestas de Extinction Rebellion y Just Stop Oil, como la de hace unos días contra ‘La Venus del espejo’ de Velázquez en la National Gallery?

Los grupos activistas han desempeñado un papel muy importante al llamar la atención sobre la crisis climática. Es importante que el ambientalismo pueda hablar con diferentes grupos. Si vamos a abordar estos problemas, necesitamos que casi todos estén en el mismo barco. No podemos hacer esto con el 5% de la población que esté muy comprometida. Yo hablo a un grupo ligeramente diferente y trato de ganármelo. No necesariamente voy a hablar con la gente que está en las calles porque ya está movilizada. Las protestas me trajeron a esto al principio. Necesitamos a personas que hablen con una variedad de grupos diferentes con una variedad de incentivos diferentes.

¿Pero las protestas pueden ser contraproducentes, como las de que van contra obras de arte?

Siempre me gusta analizar datos y no he visto buenos datos e investigaciones sobre lo que es efectivo y lo que no. Entiendo por qué la gente argumenta que es contraproducente. Puedes ver las reacciones de personas que podrían estar dispuestas a participar y que se desaniman por estas acciones, pero no creo que esté claro si eso realmente afecta lo que hacen después. En realidad, la investigación no es concluyente, no sabemos bien qué es eficaz y qué no.

Escribe que a veces estos grupos utilizan datos incorrectos. ¿Eso hace un flaco favor a la causa?

Algunas afirmaciones que estos grupos han hecho son objetivamente incorrectas. Uno de los líderes de Extinction Rebellion dijo que 6.000 ó 7.000 millones de personas iban a morir a causa del cambio climático. Y no hay ninguna investigación científica que respalde eso. Roger Hallam, uno de los fundadores, ahora dice que morirán 2.000 millones de personas. Y tampoco existe base científica para esa afirmación. Existe el riesgo de que eso sea perjudicial.

Algunas afirmaciones de grupos ambientalistas que protestan son incorrectas y eso puede ser perjudicial. El riesgo de afirmaciones exageradas que no se basan en la ciencia es que casi les hacen el juego a quienes niegan el cambio climático

El riesgo con este tipo de afirmaciones exageradas que no se basan en la ciencia es que casi les hacen el juego a quienes niegan el cambio climático porque luego pueden darse la vuelta y decir “usted dijo que el mundo se acababa con un aumento de 1,5 grados, hemos llegado y todavía estamos aquí”. Y eso a menudo hace que a los científicos les resulte más difícil hacer su trabajo, porque gran parte de esa reacción se dirige a ellos.

¿Tienen responsabilidad también los científicos? Un dato que cita como erróneo es el de que quedan 60 cosechas en el planeta y sale de una representante de la FAO, la agencia de la ONU.

Siempre me ha parecido problemático que en la ciencia nunca recibimos mucha formación sobre comunicación científica y cómo explicar resultados a una audiencia general. Por eso hay una brecha entre lo que aparece en un artículo académico y lo aparece en los medios. Y parte de esto también se debe a que los científicos a menudo no saben cómo comunicar la incertidumbre.

Un científico podría hacer una declaración o ejecutar un modelo que se refiere al peor de los casos. A menudo los medios lo consideran el escenario más plausible. En el libro, doy el ejemplo de la afirmación en un documental de Netflix de que el mar estará vacío de peces para 2048, y eso fue la mala extrapolación de una frase de un informe que llegó a los titulares. Es una mezcla de medios que a menudo quieren un titular llamativo y científicos que no recibimos una buena formación sobre cómo comunicar los resultados a una audiencia general.

¿Qué aprendió trabajando con los datos de la pandemia que se pueda aplicar al cambio climático?

Una cosa que también me impulsa un poco más hacia el optimismo es que es muy difícil para nosotros imaginar un mundo que sea muy diferente de cómo es hoy, pero a menudo, bajo presión, la gente está dispuesta a hacer cambios realmente radicales. Antes de la pandemia, nunca hubiera imaginado que todos nos íbamos a quedar en casa –pese a algunas protestas, la mayoría de la gente lo hizo y lo hizo durante un período de tiempo realmente largo–, nunca hubiera imaginado que ese cambio masivo pudiera ocurrir. Y lo mismo se aplica al mirar el futuro del clima o la energía o cualquiera de estos problemas. Es muy difícil para nosotros imaginar un mundo que sea muy diferente de cómo es hoy. Pero creo que estos cambios pueden ocurrir muy rápidamente. En cierto sentido, me da optimismo que esto pueda avanzar mucho más rápido de lo que podríamos esperar.

Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/pensar-hannah-richie-experta-cambio-climatico-error-combatirlo-sera-caro_128_10662163.html

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Entrevista a Claus Offe ¿Tiene futuro la sociedad del trabajo?

El sociólogo Claus Offe es uno de los más reputados analistas de las sociedades capitalistas de todo el mundo. En esta entrevista, publicada en 2018, habla del futuro del trabajo y del Estado del bienestar, de las trampas de la reducción de la jornada laboral y de la falsa promesa de libertad en los contratos de trabajo. Claus Offe es uno de los sociólogos políticos más importantes de la posguerra. Sus estudios sobre los problemas estructurales del capitalismo tardío, así como sus intervenciones más recientes sobre la política europea, son decisivos para la investigación sociológica y la política de izquierdas. «Es su función crítica lo que hace interesante a la sociología», escribe Offe en uno de sus ensayos más conocidos. En la entrevista que reproducimos aquí, la científica social Maya Razmadze habló con Offe sobre las contradicciones del trabajo capitalista, la ambivalente relación entre capitalismo y Estado del bienestar y el futuro de la sociedad del trabajo.

La filósofa Hannah Arendt muestra que una característica específica de la modernidad fue la valorización del trabajo como actividad humana básica. Al mismo tiempo, lamenta que en el siglo pasado esto condujera a que la sociedad en su conjunto se convirtiera en una «sociedad del trabajo». Usted también ha hablado en su obra de un «modelo de sociedad centrada en el trabajo». ¿Cuáles son las características de esta sociedad?

Nadie lo ha presentado mejor que Max Weber. Él muestra cómo se ha convertido hoy en día en una evidencia cultural que las personas plenamente funcionales son las personas con ocupación. Es decir, personas que ejercen una actividad laboral de por vida y sin alternativa, una actividad laboral que se desarrolla en el marco de los contratos de trabajo. Una determinación tal con el empleo remunerado sería aceptable si realmente todo el mundo tuviera la oportunidad de obtener tal empleo remunerado en cualquier momento y con un cierto grado de fiabilidad y seguridad, y asumir el papel de trabajador. Pero no es el caso, porque por razones coyunturales y secundarias cada vez es más dudoso que se pueda trabajar por dinero. Depende de circunstancias que el propio trabajador no puede controlar de forma fiable. Incluso si el trabajador potencial hace todo lo posible por cualificar su propio trabajo y hacerlo así más atractivo para los empresarios potenciales, todos los demás harán lo mismo. Entonces sirve aquel bonito refrán: «Si todos se ponen de puntillas, nadie puede ver mejor».

A esto se añade la devaluación del trabajo fuera de la esfera del empleo remunerado: cualquiera que no realice un trabajo remunerado en el capitalismo avanzado es inferior, en sentido literal. El o ella no puede permitirse participar en pie de igualdad en la producción social, se encuentra a menudo en una relación de dependencia con respecto al cónyuge u otros miembros de la familia. El trabajo reproductivo, la crianza de los hijos, el trabajo infantil, etc., también es, por supuesto, trabajo, pero a menudo no es empleo remunerado. Estas actividades no son remuneradas y no llevan a ingresos monetarios. La nobleza del empleo remunerado, es decir, su énfasis como fuente central o incluso única de sustento y sentido de la vida, es un rasgo cultural universal de nuestra sociedad.

Ha mencionado el papel de los contratos de trabajo. Algunos de sus estudios describen cómo los empleados y los empresarios son formalmente iguales en las relaciones contractuales, pero en realidad están en una relación de dominación. ¿Puede explicarlo?

Una relación contractual significa que se establece formalmente de forma voluntaria y no, por ejemplo, en relaciones feudales de dependencia en las que uno se encuentra por nacimiento. Un contrato es una declaración de voluntad consensuada de partes formalmente libres e iguales. Y tan pronto la voluntad deja de existir, el contrato puede rescindirse. Lo que para mí es interesante y que Marx deja claro y cristalino, es que este contrato formalmente libre radica en realidad en una relación de poder. Es decir, una relación en la que una parte depende más de la otra, más fuerte. Al fin y al cabo, la parte más débil de los y las trabajadoras no tiene la opción de no mantener tales contratos. A la libertad de celebrar un contrato se opone, pues, una realidad de dependencia asimétrica.

Otra característica especial del contrato de trabajo es que justifica una doble propiedad: El empresario, como comprador de la fuerza de trabajo, tiene un derecho contractual para extraer beneficio del trabajo del trabajador. Por otra parte, la fuerza de trabajo pertenece al trabajador, que debe aportar sus capacidades intelectuales y físicas. El trabajador no solo debe trabajar, sino también debe querer trabajar. Si no quiere hacerlo, puede ser sancionado. En este sentido, además de la dependencia asimétrica, también existe una relación interna de dominación entre empresarios y trabajadores, que se expresa a través del derecho de mando por parte del empresario.

Por eso hablo de una doble relación de poder: Hay una relación de poder en el mercado de trabajo y una relación de poder en la organización del trabajo. Por un lado, los y las trabajadoras se ven obligadas de facto a celebrar un contrato de trabajo: ésa es la situación de partida desigual. Y, por otro lado, el jefe dice a los y las trabajadoras lo que debe hacerse hoy, en función de la situación de los pedidos.

La crítica a esto, por cierto, no solo se encuentra en Marx, sino también en Max Weber. Él describe cómo el hecho de que el trabajador deba cumplir cuidadosamente las obligaciones del contrato de trabajo puede conducir a una completa situación de “degeneración” (Fellachisierung) de la mente, a una rutina superficial y sin sentido de la ejecución de las tareas laborales, a un completo vaciado del sentido. Simplemente tiene que funcionar y no tiene alternativa. En este sentido, la formulación de Weber y el sentido aportado por Marx al concepto de alienación están muy próximos.

Además, los conflictos también surgen de esta situación desigual.

Exactamente. Toda la dinámica del conflicto de clases se puede entender en última instancia a partir de esta relación de dominación. Los que ofrecen fuerza de trabajo intentan nivelar la relación de poder, que les coloca en una posición de dependencia e inferioridad, organizándose colectivamente en sindicatos. Porque, naturalmente, los empresarios necesitan de la fuerza de trabajo en su conjunto tanto como los trabajadores dependen de sus salarios. Así pues, los sindicatos intentan invertir o al menos modificar el desempoderamiento estructural de la parte más débil. Los empresarios, por su parte, quieren asegurar y ampliar su posición de superioridad. Se trata de un constante forcejeo micro y macroeconómico, en el que se utilizan recursos, acciones colectivas, pero también con apelaciones a normas de justicia, etcétera.

El Estado social es también una herramienta que puede utilizarse para reducir la dependencia de los trabajadores con respecto a sus empleadores. ¿Es, en cierto sentido, una alternativa a la sociedad del trabajo?

El Estado social es un logro histórico del desarrollo social increíblemente complejo y en constante cambio. Se lo puede imaginar como un edificio que tiene un sótano, un primer piso, una primera planta y así sucesivamente. En el sótano está la asistencia social premoderna para los pobres, que a menudo era comunitaria y solía consistir en prestaciones en especie. En la primera planta está la autorización a los sindicatos para actuar, con el derecho a la huelga. Luego, en el segundo piso, están los seguros, es decir, se pagan contribuciones que sirven para obtener transferencias de prestaciones sociales en caso de necesidad, en primero lugar para la vejez y la enfermedad, más tarde también en caso de desempleo y mucho más tarde, en caso de necesidad, de cuidados. En el tercer nivel llegamos a transferencias sociales para, por ejemplo, las prestaciones por hijos, que no están vinculadas a la relación laboral y son relativamente nuevas. También hay servicios, de los cuales los más importantes son las prestaciones de educación. Éstas tampoco están vinculadas a las relaciones laborales, sino a la condición de ciudadano.

El funcionamiento del Estado social depende de todos estos sistemas, todos ellos en constante transformación. Pero también depende de que el tejado de este edificio esté herméticamente cerrado. Esto significa que debe haber casi plena ocupación. El pleno empleo es importante no solo porque la riqueza del país debe asegurarse con el gasto de la mayor cantidad posible de fuerza de trabajo, sino también porque el propio Estado social se financia en gran medida con las contribuciones del empleo remunerado, y solo en menor medida con los impuestos. Estas contribuciones solo pueden recaudarse si existe algo parecido al pleno empleo. Si no hay pleno empleo ni crecimiento continuo de los ingresos reales procedentes del pleno empleo, surgen los problemas. Por lo tanto, se puede decir que el Estado social es, por un lado, un correctivo a la sociedad del trabajo capitalista, pero al mismo tiempo depende de su funcionamiento.

Usted afirma que la competencia de sistemas entre el bloque del Este y el Occidente capitalista fue decisiva para la aparición y el desarrollo del Estado del bienestar tras la Segunda Guerra Mundial. ¿Puede explicarlo?

Sí, los historiadores también lo ven así. En Escandinavia, por supuesto, ya existían instituciones del Estado del bienestar desde los años treinta, en Estados Unidos estaba el New Deal, y todo eso fue antes de la Guerra Fría. Pero la Guerra Fría fue una fuerza motriz fundamental para el desarrollo y la expansión del Estado del bienestar occidental.

También en Alemania, el Estado del bienestar probablemente no se habría desarrollado como lo hizo si Konrad Adenauer no hubiera tenido la hipótesis – completamente errónea a posteriori – de que podría llegar a ser atractivo allá en el Este; tanto en términos de ingresos como de seguridad social. Temía que los comunistas construyeran allí una sociedad que muchos preferirían y, en consecuencia, pensó que Occidente debía estar preparado para ello y tomar precauciones. Así, en 1957 se produjo un hecho extraordinario hasta entonces: la dinamización de las pensiones. Las pensiones se calcularon no solo en función de los años trabajados y de los ingresos percibidos, sino en función de los ingresos actuales. Así se ganó con mayoría absoluta la campaña electoral de 1957. Después de que los comunistas estuvieran acabados, se terminó también con la dinamización.

La fase de construcción del Estado del bienestar en la posguerra en el caso alemán duró unos 30 años, exactamente de 1949 a 1974. Esta primera fase estuvo dominada por la idea de la economía social de mercado en nombre de la justicia: prosperidad para todos, pero también seguridad para todos, bajo las condiciones motivadoras del marco de la Guerra Fría. Luego vino una segunda fase en la que el capital y los gobiernos conservadores en el poder en EE.UU. y Gran Bretaña llegaron a la siguiente conclusión: Esto nos está saliendo demasiado caro. A continuación, se produjo el desarrollo de lo que se denominó política social inversionista. Aquí ya no se trata solo de satisfacer demandas justas, sino que debemos hacer inversiones que merezcan la pena. Por ejemplo, se invierte en formación, pero también en construcción de vivienda y en medidas de fomento del empleo. Inversión (“Investiv”) significa que la política social no se dirige a satisfacer las necesidades sociales, sino a aumentar la eficiencia de la economía nacional en su conjunto.

La tercera fase del desarrollo del Estado del bienestar se inicia entonces tras el fin del socialismo de Estado.

Correcto. Entonces se dijo que los propios necesitados tenían que aprender a contribuir a su propia seguridad. Activación (Aktivierung) era el término clave. Por ejemplo, un economista social extremadamente neoliberal, Lawrence Mead, enumeró una serie de deberes que toda persona -como ciudadana del Estado y de la economía- debe observar. De lo contrario, puede irse tranquilamente a la mierda. En su versión más suave, esto significa que el ciudadano no solo es responsable de mantener su capacidad de obtener ingresos por sí mismo, sino que también debe hacer previsiones privadas para su propia seguridad, es decir, debe ahorrar. Ya no se puede confiar solo en la parte de la pensión de jubilación.  Solo es el 40% de los ingresos que se perciben en la vejez y el resto se basa en el ahorro, el apoyo de las familias, las herencias, etcétera. Además, también debería haber más copagos para el seguro de enfermedad, y tasas para las escuelas, las universidades, pero también para las guarderías. Todo esto significa una mercantilización secundaria: es decir, las prestaciones de asistencia social que el Estado ha proveído hasta ahora como transferencias o derechos sociales, se convierten en mercancías por las que cada individuo debe pagar. Esto es lo que expresa en última instancia el concepto de activación: debes proveerte por ti mismo e incluso continuar garantizando tu capacidad para trabajar. Éstas son las tres fases del desarrollo de posguerra, y la tercera fase se acelera esencialmente con el fin del socialismo de Estado. Los temores de Adenauer se han evaporado, el pensamiento socialista de Estado ha perdido toda hegemonía.

Una expresión de esta tercera fase en Alemania fueron las reformas Hartz. Se justificaron alegando que una política activadora del mercado laboral, el giro de la promoción a la exigencia y el foco en la competitividad eran adecuados para luchar contra el desempleo y, por tanto, también para asegurar la base financiera del Estado del bienestar. El hecho de que desde entonces Alemania se haya desarrollado económicamente mejor que los países europeos vecinos se cita como prueba de que las reformas fueron acertadas. ¿Qué opina al respecto?

Yo era muy escéptico en aquel momento y todavía lo sigo siendo hoy. La relativa estabilidad económica de la República Federal en contraste con otros Estados miembros de la UE no se debió a las reformas, sino a un excedente de exportación que surgió de los efectos favorables del euro. De ello depende un número considerable de puestos de trabajo. Una política económica que basa el crecimiento solo en las exportaciones y no en la demanda interna no solo es arriesgada y dependiente de las coyunturas globales, sino también es inmoral, porque se aprovecha de la debilidad exportadora de otros países.

Además, no se dice en absoluto que la evolución supuestamente favorable del mercado de trabajo haya sido realmente una evolución positiva. A menudo se mide por el hecho de que en diez años hemos visto un aumento de la población activa, es decir, de las personas que toman parte en la vida laboral. De 38 millones a casi 45 millones: más de la mitad de la población residente en Alemania tiene trabajo. ¡Fantástico! O también podría decirse patológico. Porque es precisamente la antes mencionada sociedad entregada al trabajo asalariado (Berufsmenschentum) la que ha marginado todas las relaciones vitales y las esferas de actividad.

También hay que decir que, a pesar de este elevado número de personas empleadas, el número de horas trabajadas al año se mantiene constante. Esto significa que se ha trabajado un menor número de horas por trabajador porque ha aumentado el empleo a tiempo parcial, el empleo insignificante, etc. También se ha producido una precarización del trabajo, es decir, una flexibilización forzosa que se extiende al lugar de trabajo, las tareas laborales, las condiciones de trabajo, el horario laboral, etcétera. Muchas personas no pueden decir literalmente qué harán dentro de dos meses, de qué vivirán. Eso es un factor de estrés que tiene implicaciones sanitario-sociales. Y el trabajo está muy desigualmente repartido. Muchas personas están sometidas a un estrés permanente porque no saben qué harán dentro de cinco años.

Por último, hablemos del futuro de la sociedad del trabajo. Hoy observamos evoluciones contradictorias: Por un lado, un trabajo seguro y bien remunerado y avances satisfactorios hacia la reducción de la jornada laboral por parte del IG Metall, por ejemplo; por otro, un trabajo precario e inseguro que no asegura el sustento. ¿Hacia dónde va el camino?

Para empezar con la reducción de la jornada laboral: Uno de los eslóganes políticos de más éxito en la historia de la República Federal fue un cartel con un obrero y una niña cogidos de la mano en el que la niña decía: «¡Los sábados son para papá!». Fue el descubrimiento del fin de semana. Los éxitos más recientes del IG Metall en materia de política horaria se incluyen aquí y son, por supuesto, de suma importancia. Se puede compensar a los trabajadores pagándoles salarios más altos o se puede, como pensaron Marx y Keynes, reducir la duración del empleo remunerado. De este modo, se puede pagar a los trabajadores con dinero o con tiempo o con una combinación de ambos.

Al mismo tiempo, ahora resulta, sorprendentemente, que los trabajadores no siempre valoran más el tiempo, sino normalmente mucho más el dinero. ¿Por qué? Para empezar, porque no se puede ahorrar tiempo. Porque 20 minutos más hoy y 20 minutos más mañana no suman 40 minutos más el fin de semana. El tiempo es «gelatinoso» (sticky), por así decirlo, y tiene diferentes valores en diferentes momentos. Los miércoles por la mañana tienen menos valor porque todo el mundo está trabajando y resulta aburrido ser el único que tiene tiempo libre. En cambio, el fin de semana es mucho más valioso. En segundo lugar, el tiempo en sí solo es atractivo si tienes dinero para hacer algo interesante, viajar, ir a un restaurante, etcétera. Para eso hace falta dinero. Así que siempre debe tratarse de una combinación de dinero y tiempo.

En términos mucho más generales, probablemente se pueda decir sobre el futuro de la sociedad del trabajo que nunca volveremos a tener pleno empleo en el sentido de una ocupación permanente, segura, a tiempo completo y adecuadamente remunerada según los estándares actuales. Y en un 20%, porque la producción se realiza en otros lugares y no aquí. En India y China, la producción es más barata y al mismo nivel técnico que aquí. Tenemos que aceptarlo. Pero el 80% principal se debe a la automatización, es decir, al hecho de que disponemos de inteligencia artificial, de que podemos digitalizar los procesos y provocar un cambio técnico que ahorra mano de obra. Las posibilidades técnicas de sustituir mano de obra son enormes.

Al mismo tiempo, nos movemos hacia una fase de estancamiento económico. Cuanto más ricas son las economías nacionales, menor es su crecimiento posterior. Esto significa que la distribución de la riqueza social a través de los contratos laborales y los salarios es un modelo que ya no es suficiente. Por lo tanto, debe haber otros modelos, como la renta básica, las transferencias, los dividendos nacionales, es decir, la distribución de todas las prestaciones económicas y los beneficios a los ciudadanos y ciudadanas, y no solo a los y las trabajadoras.

Claus Offe
enseña Sociología Política en la Hertie School of Governance en Berlín. Ha sido profesor de Ciencias Políticas y Sociología Política en las Universidades de Bielefeld y Bremen, así como en la Universidad Humboldt de Berlín. Ha sido profesor visitante en, entre otros, los Institutos de Estudios Avanzados de Stanford, Princeton y la Universidad Nacional de Australia, así como la Universidad de Harvard, la Universidad de California en Berkeley y la Universidad New School, Nueva York. Es co-presidente del Grupo de Trabajo «Europa y la región MENA ‘en el Foro Dahrendorf.

Fuente:

https://jacobin.de/artikel/claus-offe-hat-die-arbeitsgesellschaft-eine-zukunft-arbeitszeit-wohlfahrtsstaat

Traducción:Jaume Raventós

https://sinpermiso.info/textos/tiene-futuro-la-sociedad-del-trabajo-entrevista-a-claus-offe

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