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Diez libros que fomentan la igualdad entre los niños

España/La Opinión de Murcia/Reseñas

Obras literarias originales, modernas, abiertas y que, además, destruyen los estereotipos

Érase una vez una princesa en apuros, un príncipe valiente, una familia muy pobre y una malvada bruja. Seguro que todos los lectores pueden recordar al menos un cuento o una historia con alguno de estos personajes.

Los roles en los libros infantiles siempre han estado claramente marcados, en cierto modo para transmitir un mensaje claro (normalmente entre el bien y el mal). El problema es que muchos de ellos se han quedado anticuados y no recogen los cambios de nuestra sociedad.

Por suerte, en los últimos años son varias las propuestas de las editoriales para crear una nueva literatura infantil exenta de los tradicionales estereotipos, que buscan fomentar la igualdad entre los niños y mostrar un abanico mucho más abierto de la realidad.

Uno de los mejores regalos que puedas hacerle a tu hijo/a es inculcarle el amor por la lectura, con tesoros tan recomendados, originales y modernos como los siguientes:

Libros que fomentan la igualdad

Mi primer P&G Coco, Albero, Ana · Sánchez Vegara, Mª Isabel

Escritos con rimas sencillas, esta colección de cuentos es ideal para que los más pequeños descubran a las grandes mujeres de la historia: Frida Kahlo, Coco Chanel, Marie Curie, Ana Frank… Para niños a partir de 1 año.

Las princesas también se tiran pedos, de Ilan Brenman

En este divertido libro se rompen tópicos recreando otros puntos de vista de los cuentos tradicionales de las princesas. A Laura le ha surgido una gran duda tras hablar en clase sobre Cenicienta. Su amigo Marcelo les ha confesado que la famosa y delicada princesa se tiraba muchos pedos. Por suerte, el padre de Laura, al que le gustan los libros y las buenas historias, posee el libro secreto de las princesas donde Laura encontrará las respuestas a todas sus preguntas.

Con esta entrañable historia, la autora desmitifica el rol de las princesas y promueve la imaginación y el arte de cuestionar en niños y niñas.

Diez libros que fomentan la igualdad entre los niños

Bienvenido a la familia, de Mary Hoffman y Ros Asquith

A través de este libro los niños aprenden que los bebés llegan a las casas de muchas maneras y no mediante la cigüeña que viene de París. A través del parto natural, adopción, familia de acogida…También se exponen los distintos tipos de familia que existen: monoparentales, padres del mismo sexo, etc.

El mensaje positivo de esta lectura se basa en recalcar que cada familia es diferente y cada familia es igualmente válida y especial, lo importante es sentirse feliz y querido en ella.

Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes I y II, de Elena Favilli y Francesca Cavallo

Con estos libros, los niños y niñas descubren cien historias de mujeres extraordinarias de la historia y de todo el mundo: desde Nefertiti a Beyoncé, pasando por todas las disciplinas: ciencia, arte, música, ilustración€
El objetivo de estos libros es que todas las niñas deberían crecer pensando que pueden llegar a ser lo que ellas quieran.

Libros que fomentan la igualdad entre los niños

La peluca de Luca: Un cuento para valientes, de Helena Berenguer y Carmen Ivars

¿Quién decide lo que es femenino y masculino? ¿Por qué consentimos que haya actitudes impropias de niñas o de niños? Luca es un tipo especial, con apenas 4 años se enfrentó a super héroes y princesas para defender su peluca azul.

El libro es una obra colectiva de un grupo de personas que buscan compartir los valores de igualdad entre hombres y mujeres, el respeto a la diversidad y la libertad para elegir como ser, sentir y amar.

¿Hay algo más aburrido que ser una princesa rosa?, de Raquel Díaz Reguera

La princesa Carlota estaba harta de vestir siempre de rosa, de ser una princesa, de tener que besar sapos€ La protagonista se pregunta si no hay princesas que rescaten a príncipes o que cacen dragones, pero cada vez que lo pregunta se encuentra con la misma respuesta con la que no se va a conformar: las princesas son como rosas delicadas.

Mercedes quiere ser bombera, de Beatriz Moncó

Este cuento para niños es una lectura muy recomendable para los adultos. En el libro se enseña a ser hombres y mujeres, a ser iguales y a ser diferentes al mismo tiempo. La igualdad entre los géneroses una imperiosa necesidad en nuestras vidas y nuestras sociedades, en otras palabras, es una exigencia humana.

Te quiero (casi siempre), de Anna Llenas

Esta tierna historia de amor entre Lolo y Rita, muy distintos entre sí, nos habla de aceptar la diversidad aunque no siempre sea siempre fácil€ ¿Pero quién dijo que lo iba a ser? Un libro para niños y adultos que invita a valorar aquello que nos hace diferentes, mostrando el mágico efecto de los polos opuestos€Una deliciosa historia de amor para todas las edades.

Fuente: http://www.laopiniondemurcia.es/cultura-sociedad/2018/06/08/diez-libros-fomentan-igualdad-ninos/928961.html

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Argentina: Infancias trans: “Hay rechazo a lo desconocido”

Redacción: El Ciudadano

Gabriela Mansilla, la madre de Luana, la primera chica trans argentina en modificar su DNI siendo menor de edad, pasó por Rosario. La mujer apunta a la lucha cultural después de la Ley de 2012. Para ella hay que cambiar la Educación Sexual Integral (ESI) y el sistema de salud

Luana es fanática de Soy Luna, la serie de TV que cuenta la historia de una adolescente que patina y canta. Al igual que la protagonista de la serie, Luana hace patín artístico desde los 5. Hoy tiene 11. Está en 5° grado y le divierte jugar en la computadora. Usa calzas y pantalones. Atrás quedaron los vestidos rosas y las princesas que admiraba cuando a los 18 meses le dijo a su madre: “Yo nena, yo princesa”. Esa frase fue la que usó su madre, Gabriela Mansilla para titular el primer libro que publicó sobre las infancias trans. Esta semana Mansilla llegó a Rosario participar de una serie de charlas y dialogó con El Ciudadano. Es parte de la lucha que le sigue a la Ley de Identidad de Género por la que su hija pudo cambiarse el DNI siendo menor de edad. Es la lucha cultural.

 

Crece

“Luana está divina. Es un torbellino. Tiene un carácter maravilloso y siempre está contenta. Se le nota en los ojos. Es sana física y psíquicamente. Trabajamos tanto para que esta niña sea feliz y hoy vemos que el esfuerzo valió la pena”, explica. Luana eligió su nombre a los 3 años cuando escuchó que así se llamaba una compañera de jardín. Cuando cumplió seis lo pudo leer en su DNI. Su familia estuvo un año haciendo trámite, pero no tuvieron que pasar por el Poder Judicial. Fue la primera menor de edad en el mundo en tener un DNI con el nombre que ella había elegido. La ley de 2012 se lo permitió. En el artículo 2° dice: “Se entiende como identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como la persona siente”. Aun con la ley, Mansilla cree que la sociedad no respeta las identidades diversas. “Tenemos una ley pionera a nivel mundial y aún nos espantamos con la genitalidad. Es una sociedad muy prejuiciosa y la influencia de la Iglesia atrasa muchísimo. Hay un rechazo a lo desconocido. La sociedad es violenta cuando promueve la invisibilidad, con el «mejor de esto no hablemos», o el «no se le nota», pero nadie lo reconoce”, opina.

Según Mansilla, hay más de 100 menores trans en Argentina que tramitaron el DNI. “No es obligatorio tramitarlo. La identidad se debe respetar cuando la persona lo manifiesta”, agrega Mansilla y rechaza hablar de cómo Luana les dijo quién era, de cómo reaccionaron y del camino que recorrieron. Prefiere hablar de los desafíos de una sociedad que debate las infancias trans en una novela del prime time televisivo, pero las excluye en la escuela, el sistema de salud y en la calle. “La sociedad aún no lo entiende. Avanzamos las personas que exigimos derechos y no les queda más que escuchar el reclamo. Hay muchas familias que leen mis libros y se identifican porque tienen una niña o niño transgénero y no reciben información. No está visibilizado, no lo abarca la ley de Educación Sexual Integral (ESI), ni ninguna bibliografía”, explica Mansilla.

La mujer escribió dos libros: Yo nena, yo princesa (2014) donde relató la historia de Luana desde que dijo esa frase hasta que tuvo su DNI, y Mariposas Libres (2018) donde cuenta las vivencias de la nena en la escuela y también habla de las infancias trans y la lucha contra lo binario y el estereotipo. “Necesitamos una educación que abarque la diversidad de cuerpos, que la nombren dentro de la escuela y el sistema de salud. Que no tengamos que soportar el asombro y la violencia del personal que se espanta ante la genitalidad porque la genitalidad no define la identidad”, explica. “Necesitamos que cambie la educación binaria, machista y patriarcal para vivir en mundo donde seamos personas: ni trans, ni cist (cuando la identidad de género de una persona corresponde con su sexo biológico), ni hetero, sino personas respetadas y libres. Quiero que nadie maltrate a Luana y que camine por la calle sin que la señalen. Me quiero morir sintiendo que tiene libertad y puede vivir sin que nadie la lastime”, concluye.

Mansilla también fundó la asociación civil Infancias Libres, integrada por cerca de 60 familias de todo el país donde recibe consultas de países de América Latina. “En un año y medio ya pasaron por la asociación cerca de 100 familias. Estamos haciendo el trabajo que no hace el Estado. Apunto a que deje de existir porque significaría que no hay más violencia y no tenemos que acompañar más a ninguna familia”, señala.

 

Televisada

La telenovela 100 días para enamorarse de Telefé cuenta cómo vive un adolescente que se autopercibe con un género distinto a los genitales con los que nació. Es la primera vez que una ficción popular de TV trata el tema. Para Mansilla es importante que lo hagan, pero advierte que no muestran la realidad cotidiana. “Me parece maravilloso y suma muchísimo, el tema está endulzado. Muestran una familia que lo ama y amigos que lo aceptan. Es una idealización que parece de Disney. Es la realidad a la que apuntamos, pero no es lo que pasa en lo cotidiano. Luana no puede vivir una vida cist género, no tiene amiguitas dentro de la escuela, no se ve representada en lo cotidiano. Si no mostramos la realidad como es nadie se hace cargo de lo que falta”, opina Mansilla.

 

Hablar para entender

Mansilla visitó Rosario este miércoles para dar una charla en la Facultad de Humanidades y Artes sobre infancias libres. Participaron Michelle Vargas Lobos y Karla Ojeda, de la comunidad trans; la antropóloga Fabiana Fernández; y la cineasta Lucrecia Mastrángelo, que mostró escenas del rodaje de su próximo documental, El laberinto de las lunas. La película aborda la maternidad y las infancias trans a partir de una serie de entrevistas a Mansilla, Ojeda, Susy Shock y Maira Ramírez. “Vine a explicar el contenido de los libros y a instalar el tema de la infancia transgénero. Hablar de las diferencias entre identidad de género y orientación sexual, citar la ley y contar qué derechos tienen estas infancias. Tenemos que bajar el prejuicio y los mitos sobre si a una determinada edad se puede saber quién es y explicar que no se trata de una elección”, dice Mansilla.

 

Presentación del libro “Cuerpxs equivocadxs”

El director del Programa de Asistencia a Personas Transgénero del Hospital Durand de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Adrián Helien, presentará el libro Cuerpxs Equivocadxs?. Hacia la comprensión de la Diversidad Sexual. La presentación, auspiciada por la Subsecretaría de Políticas de Diversidad Sexual del Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de Santa Fe, será este viernes a las 18.30 en el Colegio de Psicólogos de Rosario (Dorrego 423).

“Habla de la transexualidad, un tema que ocupa el centro de los debates en temas de salud, Derechos Humanos y medios de comunicación. A través de la mirada de un médico psiquiatra y sexólogo y una periodista, el libro orienta a la comprensión de la transexualidad, como una manifestación más de la diversidad humana”, explican desde la organización de la charla. “El libro es en un valioso aporte que busca concientizar a la sociedad acerca de la urgente necesidad de incluir a todas las personas sin distinción de identidad, orientación genérica y/o sexual, de forma de lograr un enriquecimiento dentro de la diversidad sexual, hasta ahora negada o estigmatizada y castigada, pero aun así, existente”, concluyen desde la organización.

Fuente: https://www.elciudadanoweb.com/infancias-trans-hay-rechazo-a-lo-desconocido/

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Argentina: Comienza el Posgrado en Estudios de Género y Teoría Feminista

Redacción: Diario Norte

Este jueves 16 de agosto comienza la Especialización Superior en Estudios de Género y Teoría feminista, que será dirigida por la concejala María Cecilia Baroni y la diputada nacional Analía Rach Quiroga, en la ciudad de Resistencia.

Este curso de posgrado propone brindar herramientas teóricas y prácticas para la incorporación de la perspectiva de género en la reflexión política y social. De este modo, pretendemos realizar un aporte a la formación de ciudadanos con capacidad de pensamiento crítico, que sean capaces de percibir la mirada feminista en las diferentes relaciones de poder, en las instituciones políticas, en la vida social y en la propia práctica cotidiana de cada uno”, manifestó Baroni.

Así agregó: “De acuerdo a la amplia convocatoria que hemos tenido para la Diplomatura, y a pedido de muchos de los concurrentes, decidimos ampliar la modalidad del curso a posgrado, para seguir profundizando en teoría feminista”.

Los destinatarios

Para este posgrado son docentes de todos los niveles y modalidades del sistema educativo y profesionales interesados que intervengan en el contexto educativo, social, comunitario y/o familiar.

La modalidad de cursado de la Especialización Superior en Estudios de Géneros y Teoría Feminista es de 96 horas presenciales y 348 horas a distancia. La duración en total es de 18 meses.

Para aprobar el cursado del posgrado se contará con una instancia final de evaluación. Se hará entrega de un trabajo final que permita evidenciar los aprendizajes realizados en el proceso formativo, la profundización de conocimientos en un campo profesional y el manejo de destrezas y perspectivas innovadoras en la profesión.

La inscripción al posgrado continúa abierta en la Librería Contexto, ubicado en Hipólito Yrigoyen N° 399, en Resistencia (Teléfono: 0362 444-9652) o para informes a través del correo gabrugel@gmail.comv

Fuente: http://www.diarionorte.com/article/169846/comienza-el-posgrado-en-estudios-de-genero-y-teoria-feminista

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Sueños y desafíos de la infancia trans

Autora: Violeta Gorodischer

«Yo soy, yo soy, yo soy», repetían las voces infantiles en el salón angosto con pisos de madera. Dos ventanas dejaban entrar la luz tibia del sol. La ronda giraba y el mantra iba subiendo el tono mientras los pies golpeaban el piso. «Más fuerte», arengaba Victoria Lagos, profesora de expresión corporal de la asociación Infancias Libres. Y las vocecitas agudas seguían, «yo soy, yo soy, yo soy», se potenciaban, subían cada vez más para que ese «yo soy» latiera, como rezaba la consigna, «al ritmo del corazón». El final del ejercicio fue un grito colectivo con muchos nombres superpuestos. Identidades secretas que salían, por fin, a la luz. Ese día, Guadalupe gritó bien fuerte Guadalupe y se empezó a reír. Seis años, el pelo rubio por los hombros, el short celeste y la remera de volados. Volvió a su casa feliz. Cuando su papá le regaló un diario íntimo de Soy Luna, se dibujó sin ropa, con el pelo muy largo y los genitales de varón. «Soy Lupe y soy trans», escribió.

Hubo una época en que Guadalupe tuvo otro nombre; uno que ahora ni ella, ni sus padres, Silvia y Sebastián, quieren recordar. De los berrinches, en cambio, sí se acuerdan. Y de la dermatitis que ardía y picaba y no se iba pese a las cremas y la ropa de algodón. Sebastián y Silvia cuentan que su hijo estaba siempre callado, tenía broncoespasmos, dormía mal, comía lo mínimo. Un día le regalaron un disfraz de Superman, pero solo usó la capa de pollera. Con cada torta de cumpleaños, un llanto distinto: no quería Cars, ni jugadores de fútbol, ni siquiera a los Minions. «Apenas sabía hablar cuando me contó que había soñado que era una nena», dice Sebastián, médico traumatólogo. «Me contó que en el sueño había usado un vestido y, cuando me lo contaba, tenía una sonrisa tan grande que yo no sabía qué hacer». Junto con su mujer, también médica, consultaron a las maestras del jardín de infantes a ver si habían conocido algún caso parecido. «Pensé que teníamos un nene gay. No entendíamos la diferencia entre género y sexualidad», se reprocha Sebastián. En la casa nadie dormía, todo era un caos. Más tarde llegaron los psicólogos, la terapia de pareja, la terapia familiar. Angustiado, Sebastián habló con el área de salud mental del hospital donde trabaja, pero como su hijo tenía 4 años, las respuestas era siempre las mismas: «Es muy chico, esperen, esto no quiere decir nada».

MAURO «Mi marido cambió el ‘reina’ por el ‘facha’, fue lo que pudo aceptar en ese primer momento y después le quedó como apodo», cuenta Bárbara, la mamá de Mauro Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

Pero sí quería decir. Al menos eso le explicaron un tiempo después los médicos del equipo interdisciplinario del hospital Durand, solo con ver los dibujos en los que Guadalupe se autorrepresentaba. «Lxs niñxs trans son niñxs en lxs que la identidad de género (es decir, la forma en que se autoperciben) no coincide con el sexo asignado al nacer», explica el doctor Adrián Helien, coordinador del Grupo de Atención a Personas Transgénero Gapet (adultxs, adolescentes y niñxs) y autor del libro Cuerpxs equivocadxs. El doctor pide expresamente que su discurso se escriba así, con la x que engloba un plural fuera de cualquier división binaria. Y agrega: «Al nacer se nos asigna un sexo y una identidad basada en la biología. En lxs niñxs trans, esa asignación no coincide con la identidad de género. Pero es importante aclarar que lo expresan de manera persistente, coherente e insistente a través del tiempo. En los seres humanos, el género define la identidad por sobre la biología. Entonces, si nació biológicamente varón, pero se autopercibe mujer: ¡es mujer! Lo mismo sucede con las mujeres biológicas: si se sienten varones, son varones. La ley de identidad viene a apoyar esta realidad. Esto es un aspecto humano normal, pero llama la atención porque solo una minoría de niñxs lo presenta y por la enorme ignorancia que tenemos al respecto». ¿Qué les aconsejaron a Silvia y Sebastián estos médicos? Algo más simple de lo que ellos se habían imaginado: que le dijeran (a su hijo) que lo iban a amar más allá de la ropa o el largo de pelo que quisiera tener. Y entonces ellos, que hasta entonces no se habían animado, que no querían cometer errores o incitar a algo que no sabían si era correcto, lo sentaron a la mesa y le dijeron una frase que fue el principio del cambio, mejor dicho, de la transición: «Te vamos a respetar siempre».

El caso de Guadalupe se parece al de los otros 35 niños y niñas que hoy se nuclean en la asociación Infancias Libres, creada por Gabriela Mansilla, madre de Luana, la primera niña trans que obtuvo su DNI en la ciudad de Buenos Aires a los 6 años de edad. En 2013, su caso fue pionero y recorrió el mundo. Gabriela tuvo mellizos varones, pero antes de cumplir el primer año de vida uno de ellos empezó a dar señales de que no estaba bien. Lloraba mucho. Se le caía el pelo. Se golpeaba la cabeza contra la pared cuando lo obligaban a vestirse como nene o cuando no lo dejaban bailar como Bella frente a la película de Disney. Terminaba robándole remeras a Gabriela y usándolas como vestido. Entre las primeras palabras que dijo, hubo cuatro que su mamá nunca olvidará: «Yo nena, yo princesa», le dijo. Tenía dos años.

DIFERENCIA «Pensé que teníamos un nene gay. No entendíamos la diferencia entre género y sexualidad», se reprocha Sebastián, papá de Guadalupe Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

En esa época, Gabriela no era activista ni experta en cuestiones de género; era un ama de casa del conurbano profundo que vendía pizzas y que solo quería que su criatura se dejara de lastimar. Así que aguantó que su marido la abandonara, que en el barrio los vecinos de toda la vida le quitaran el saludo, que no le quisieran vender ropa de nena, que los médicos pediatras de los hospitales públicos las humillaran (a ambas) en cada visita. Aguantó todo para que Luana fuera Luana. Y logró, con el asesoramiento de Valeria Pavan, coordinadora del área de salud de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), que su hija hiciera su propio camino de transición y tuviera un DNI con su nueva identidad.

Con la llegada de Luana, en 2011, la CHA inauguró un universo nuevo de acompañamiento, porque hasta ese momento solo trabajaba con jóvenes y adultos. «Habíamos escuchado recuerdos infantiles, pero no habíamos trabajado directamente con niños -cuenta Pavan-. Lo que me llamó la atención es que por primera vez encontré una madre que escuchaba lo que su hija le decía sin responder con violencia. Gabriela se comprometió a acompañar a su hija, y se puso al hombro el objetivo de que los derechos fueran para todos los niños y niñas». Hoy, la asociación Infancias Libres, que hace menos de un año Gabriela fundó con sus padres y hermanos para ayudar a quienes vivan algo similar, pasó de nuclear ocho familias a 35. Y no son los únicos. Según datos de la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias de la Federación Argentina GLBT, creada en 2016, en el lapso de dos años se acercaron 80 familias, entre las cuales hay niños y niñas trans de entre 2 y 5 años.

En conjunto con Casa Trans y el hospital Pedro de Elizalde les ofrecen acompañamiento psicológico y encuentros de diálogo para intercambiar experiencias. Desde el hospital Durand, en tanto, aseguran que la edad de la primera consulta actualmente descendió por debajo de los 18 años y que por esa razón el año pasado crearon el equipo que atiende niños, niñas y adolescentes. Desde entonces, es la consulta que más creció y hoy acompañan a 50 pacientes en este rango de edad. ¿Por qué hasta hace poco nada de esto existía? ¿Es la infancia trans un fenómeno reciente? «Nosotros tenemos una encuesta del Grupo de Atención a Personas Transgénero que indica que la gran mayoría se descubrió trans en la primera infancia: el 88% antes de los 10 años y el 67% antes de los 5», detalla el doctor Helien. Pero nadie estuvo ahí para escucharlos.

Armar red

Hoy, a Gabriela Mansilla su casa de Merlo le quedó chica como sede de la fundación y busca nuevo lugar. Allí tienen encuentros de diálogo, clases de expresión corporal, acompañamiento terapéutico. Cada día le escriben de diferentes provincias; de otros países, también. «Los padres llegan a mí muy angustiados. Algunos sienten alivio cuando hablan conmigo; otros en cambio se enojan, no me quieren escuchar», cuenta desde el living de su casa, el mismo donde días atrás escuchó durante cuatro horas a una madre de la localidad de Mercedes que no dejaba de llorar por lo que acababa de confirmar, por todo lo que se venía a partir de ese momento. «Llegan acá con miedo, con vergüenza, con culpa y con muchos prejuicios. Yo abrazo a los padres, pero no les abrazo sus prejuicios. Les digo la verdad. ¿Qué preferís? ¿Acompañar desde ahora a tu hijo o hija o abandonarlo y que se te suicide antes de llegar a los 35?», dice con tono firme, la convicción de alguien que ya lleva peleando demasiado tiempo. Sobre la mesa hay dibujos que dejaron Luana y su hermano mellizo, Elías. No tocar, reza el cartel escrito con marcadores de colores y caligrafía infantil sobre una cajita cerrada. Desde el cuarto llegan sus risas. «No te puedo mostrar, son unos tesoros que trajeron del patio», bromea Gabriela.

Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

«Ante la situación de un hijx trans, la aceptación es la mejor opción -plantea el doctor Helien-. Primero, porque todos necesitamos ser validados en nuestra identidad, luego porque no es una enfermedad, y porque la aceptación salva vidas en esta temática. Hay trabajos científicos que nos dicen que el rechazo familiar multiplica por ocho el riesgo de suicidio en personas trans y por seis el riesgo de depresión. Lxs niñxs son muy vulnerables en su primera infancia, necesitan de la aceptación y del amor de sus padres, tanto como del alimento. Muchas veces, los familiares que los tienen que proteger son los que los niegan, discriminan o ejercen violencia. Cuando hay un niñx trans, los que tienen que salir del closet son los padres».

Silvia y Sebastián tuvieron reacciones distintas con respecto a la aceptación. Silvia sintió alivio. Por fin podía darle una muñeca a su hijo; podía dejarlo vestirse como quisiera y verlo sonreír sin sentirse culpable. Sebastián, en cambio, se debatía con él mismo. «Yo quería una explicación científica, hacerle un estudio genético, que hubiera un protocolo a seguir… Primero, pensé: ¿por qué me pasa a mí? Yo, la víctima. Pero nunca fui yo la víctima de nada, era Lupe, que no la podíamos escuchar ni entender». Con ayuda de Silvia salió de ese lugar y empezó a asumir, a aceptar. En la transición de Guadalupe, sin embargo, tuvo un período de depresión. Un duelo, en realidad. Porque él sabía que iba a pasar, pero pensó que iba a ser más tarde, en el paso al secundario. «Sucedió antes», dice con voz calma. Por eso el duelo, porque de un día para el otro el hijo con el que él se proyectaba jugando al fútbol desde que estaba en la panza de Silvia ya no estaba más. «Lo que pasa es que los proyectos son de la persona, no míos, y esa persona sigue existiendo. Se trata de entender que cambian las proyecciones o los proyectos, y entonces el duelo es más corto, más simple, por eso ahora estoy en otra etapa».

Bárbara Magarelli, coordinadora de la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias, es la madre de Mauro, el primer varón trans en haber obtenido el DNI en la ciudad. Ella asegura que los hijos siempre dan señales, pero los padres tienen que poder escuchar. En su caso fue una frase muy concreta, algo que le dijo su hija antes de llegar a los 9: «Mamá, voy a cagar a palos a la cigüeña. Me trajo nena y soy varón». Bárbara recuerda el abrazo y el silencio posterior a esa charla. Quería decir algo, pero no sabía qué. Estaba shockeada. Primero vio un documental de infancias trans; después se puso a buscar en internet y así conoció a otra madre de un niño trans en Japón, de la que se hizo amiga y con quien todavía habla por WhatsApp. «Lo único que sabía era que lo iba a acompañar. No sabía cómo, pero no lo iba a dejar solo». Cuando su marido se enteró, llegó un nuevo problema: por más que quisiera aceptar el camino de la transición, no podía llamar en masculino a quien, hasta entonces, había sido su «nena», su «reina», su «beba». Quería, pero no podía. Entonces le empezó a decir Facha. «Mi marido cambió el ‘reina’ por el ‘facha’, fue lo que pudo aceptar en ese primer momento y después le quedó como apodo», cuenta Bárbara. «El nombre Mauro era el de mi papá. Lo elegimos juntos. Parece simple, pero es tan complejo… Yo por nueve años la llamé como nena, cuesta de un día para el otro cambiar el nombre, por eso digo que hay que tenerles paciencia a los padres. Permitirles que se equivoquen. Siempre les aconsejo lo mismo cuando vienen a Casa Trans en busca de ayuda: busquen un sobrenombre, un apodo, algo que para empezar les resulte más fácil. Está bueno que los padres se involucren en la elección del nombre, vuelve a nacer un hijo para vos, con su verdadera identidad».

Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

Tal vez, uno de los principales objetivos de Infancias Libres sea enseñarles a los niños y niñas trans (y a sus padres) a querer sus cuerpos como son. Un objetivo complejo que obliga a salir de la lógica binaria (hombre/mujer) y busca que, desde pequeños, entiendan la diferencia que existe entre nociones como género, genitalidad y orientación sexual sin recurrir necesariamente a tratamientos de hormonización u operaciones de reasignación de sexo. «Ese es uno de mis grandes miedos con Luana, que ya está cerca de la adolescencia. Nosotros apuntamos a la aceptación, ese es el trabajo que queremos hacer desde acá», dice Gabriela, que nunca olvidará la tarde en que se desesperó porque vio que Luana se quería arrancar el pene. Ese día decidió explicarle que podía ser una nena y tener genitales masculinos; decirle, en sus propias palabras, aquello que teóricos como Judith Butler llevan años tratando de difundir: que el género, el «ser hombre» o «ser mujer» es una construcción cultural. La decisión final, en última instancia, siempre será de Luana.

Hay una diferencia fundamental, clave a la hora de abordar esta temática: la identidad de género no es lo mismo que la orientación sexual. Según Valeria Pavan, la identidad de género incumbe a nuestro ser en el mundo porque es algo propio. La orientación sexual, en cambio, acontece a partir de nuestro deseo respecto de terceras personas, afectiva y eróticamente. «La orientación sexual tiene que ver con el afuera; la identidad es algo propio, ligada a la pregunta quién soy, cómo me paro en el mundo. El gran obstáculo es el prejuicio ligado a representaciones tradicionales respecto del sexo y el género. Concluyen en una mirada binaria a partir de un dato biológico: el genital que porte ese niño o niña mientras lo están gestando. Manejamos una concepción muy biologicista».

Identidades flexibles

Claro que dejar que los niños y niñas transiten y expresen identidades flexibles no es una propuesta fácil y genera contradicciones incluso en los mismos padres. «Hacé pis sentada», le decían hasta hace poco Sebastián y Silvia a Guadalupe, hasta que se dieron cuenta de que la estaban obligando a comportarse como una nena repitiendo los esquemas de los que precisamente querían escapar. También está el caso de Martín, un nene trans de 5 años que hoy es Martín, pero mañana no saben porque se cambia el nombre todos los días y seguirá fluctuando hasta que elija uno definitivo. Tal vez entonces hagan el cambio de DNI, «que es un derecho y no una obligación», cuentan Martín y Florencia, sus papás, remisero y empleada doméstica, respectivamente. En un camino muy similar al de los otros, estos padres se informaron, se comprometieron, se volvieron prácticamente defensores de una causa: la de su hijo trans. De alguna manera, todos los padres que apoyan a sus hijos en este camino se vuelven militantes. Su voz es la de los chicos, que todavía no pueden hablar o no tienen las herramientas para hacerlo. Son los mismos padres los que, entre el amor y la actitud defensiva, asumen la responsabilidad de educarse, incorporar nuevos conceptos, explicar todas las veces que sea necesario, darles pelea al mundo y a un discurso heteronormativo que se expande como un pulpo por todos los frentes. «Yo decidí dejarme el pelo largo y ponerme aritos para que mi hijo vea que no hay un único modelo de masculinidad, que no hay una sola manera de ser varón», dice Martín padre, con su voz grave y sus casi dos metros de altura. Además, quiere que cuando su hijo llegue a la pubertad, él mismo pueda explicarle cómo usar toallitas femeninas.

Fuente: LA NACION – Crédito: Ignacio Coló

Para Bárbara, el bloqueamiento hormonal de Mauro fue una opción desde el primer momento, para evitar en el futuro una masectomía. «A él le gusta estar en cuero desde que nació y así puede hacerlo. Es un tratamiento inocuo, cuando se deja de aplicar, las hormonas reaparecen. Se utiliza desde hace 30 años con niñas que tienen pubertad precoz. No tiene contraindicaciones. Es un trabajo con endocrinólogas y estudios que se hacen cada seis meses en el hospital Pedro de Elizalde», explica.

Para que estas nuevas identidades se respeten en todos los ámbitos, tanto en Infancias Libres como en Casa Trans aseguran que el trabajo en la escuela resulta fundamental. Al fin y al cabo, ahí es donde los chicos y las chicas pasan la mayor parte del día, de sus vidas. El problema es que al no haber, todavía, políticas públicas, la única opción que queda es apuntar a la buena voluntad de la institución y a planes personalizados de integración. «Antes esto era invisibilizado, pero hoy estos niños son cada vez más y eso es lo que intentamos trabajar con las escuelas para organizar estas situaciones en las instituciones -dice Valeria Pavan-. Yo en cada escuela tengo que armar un proyecto de acompañamiento que depende de lo que la escuela esté dispuesta a hacer». Su intervención más reciente fue en una escuela religiosa, donde hay dos niñas trans en el mismo grado. Valeria se juntó con todos los padres y escuchó con respeto a los que estaban enojados, los que tenían bronca ante lo diferente. Después les habló. E invitó a las familias de las niñas trans a contar lo que les estaba pasando en la casa. Cómo había sido el proceso y qué significó para ellos poder escuchar y validar a sus hijas. «Al final terminaron todos llorando abrazados. La verdad es que es más la gente que entiende que la que no, al menos en nuestra experiencia», dice Valeria. Con la ley de identidad de género de su lado, padres y especialistas coinciden en que el mayor límite lo encuentran hoy en la Educación Sexual Integral (ESI). «En los materiales, los cuerpos de los niños trans no están representados. En ese sentido es el cambio cultural que necesitamos que se empiece a organizar en todos lados, haya o no haya niños trans en esa institución», plantean.

Que va a llevar tiempo no hay dudas. Se trata de una apuesta titánica: escribir de otra manera las leyes de la cultura, el mandato social, el familiar. Aun así, hay brazos, discursos y personas que trabajan para que estos niños y niñas puedan tener una infancia como la de cualquiera. Y quizá, con el tiempo, los paradigmas y las representaciones que nos moldean sean otros. Más flexibles. Más tolerantes. Más humanxs.

Más información:

  • Según datos de la Secretaría de Infancias y Adolescencias Trans y sus Familias de la Federación Argentina GLBT, creada en 2016, en el lapso de dos años se acercaron 80 familias, entre las cuales hay niños y niñas trans de entre 2 y 5 años.
  • Son 35 los niños y niñas que hoy se nuclean en la asociación Infancias Libres, creada por Gabriela Mansilla, madre de Luana, hace menos de un año. «Los padres llegan a mí muy angustiados».
  • «Tenemos una encuesta que indica que la gran mayoría se descubrió trans en la primera infancia: el 88% antes de los 10 años y el 67% antes de los 5», detalla el doctor Adrián Helien, coordinador del Grupo de Atención a Personas Transgénero y autor del libro Cuerpxs equivocadxs.
  • «Muchas veces, los familiares que los tienen que proteger son los que los niegan, discriminan o ejercen violencia. Cuando hay un niñx trans, los que tienen que salir del closet son los padres».
  • Tanto en Infancias Libres como en Casa Trans aseguran que el trabajo en la escuela resulta fundamental.
  • Una diferencia clave a la hora de abordar esta temática: la identidad de género no es lo mismo que la orientación sexual.

Fuente: https://www.laprensagrafica.com/tendencias/Suenos-y-desafios-de-la-infancia-trans-20180805-0051.html

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Otras miradas al racismo en Cuba a 10 años de documental pionero

Redacción: Portal Rebelión

Intelectuales y activistas reclaman acciones más concretas contra manifestaciones de discriminación racial

 

El argumento de que el debate racial podría dividir la nación cubana, aun cuando la crisis económica ha ahondado las brechas sociales, mantiene a la saga la lucha contra este tipo de discriminación con respecto al activismo para frenar otras segregaciones.Esa conclusión fue vertida por especialistas y activistas, en un debate realizado, el 10 de julio, en la sala Villena de la sede capitalina de la no gubernamental Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).

Durante tres horas, los presentes enriquecieron el intercambio con anécdotas, argumentos y propuestas para enfrentar este problema luego de la exhibición del documental Raza (2008), del realizador Eric Corvalán (La Habana, 1972).

La propuesta audiovisual, estrenada hace una década, reúne reflexiones de artistas, intelectuales, investigadores, activistas y funcionarios de la isla caribeña, quienes coincidieron en la persistencia de un racismo antinegro, que muchas veces adopta formas sutiles y no tan fáciles de identificar.

Si bien la Revolución Cubana de 1959 implementó importantes políticas para el avance y empoderamiento de las personas negras, hoy perviven claras expresiones de discriminación por el color de la piel en las prácticas culturales, educativas y realidades económicas.

Algunos de los participantes lamentaron la ausencia en el debate de algún representante de la Comisión José Antonio Aponte de la propia Uneac, creada en 2009 para debatir y enfrentar el racismo y la discriminación racial desde el ámbito de la cultura.

Por su parte, Corvalán exhortó a debatir su obra en las comunidades.

“Olvidamos muchas veces a África, que es parte de nuestra identidad. He puesto el material en varias universidades y muchas veces los estudiantes no saben dónde queda África ni nada de su historia, religión y cultura”, refirió.

Con casi una decena de propuestas audiovisuales, este realizador sobresale por poner el foco en asuntos espinosos de la realidad nacional como es el caso de No es el camino (2012), relacionado con la violencia infantil, y Detrás del mostrador (2017), donde reflexiona sobre la calidad de los servicios en Cuba.

A continuación, la Redacción IPS Cuba comparte algunas ideas y propuestas suscitadas en el debate:

Gisela Arandia, investigadora: Un 10 de julio nació nuestro poeta nacional Nicolás Guillén (1902-1989). Muchos de sus textos e ideas, al igual que su paradigma como hombre negro, no fueron aceptados y muy criticados. Esa crítica a Guillén y su lenguaje era una expresión de racismo y hay aspectos que sobreviven.

Tato Quiñones, investigador: En el ámbito intelectual ha habido avances significativos, con más investigaciones y ponencias sobre el asunto. No hay cifras, pero es evidente que las desigualdades sociales se han profundizado en los últimos 10 años. Cada vez es más nítida la nueva clase de ricos y también otra hacia abajo –sobre todo de negras y negros- que sigue profundizándose en la pobreza.

Gerardo Alfonso, cantautor: Nuestra sociedad sigue siendo racista. Veo la segregación, discriminación y el racismo de manera sutil. Siento que el documental es superado por la realidad. La pobreza no es negra, es multicolor, pero la diferencia de clases entre blancos y negros se acentúa cada vez más.

Alden Knight, actor: Es difícil ser negro en Cuba, muy difícil, pero hay que serlo. De esto (el racismo) sí debe hablarse públicamente, porque la enfermedad que no se conoce no se cura.

Pedro Pérez Sarduy, escritor: Los cubanos no estamos tan mal como creemos. En la región y el mundo hay una reemergencia del racismo. Aquí hay elementos, argumentos, compañeros haciendo investigaciones formidables. Tienen la forma y el poder para que la TV aborde este tema con los especialistas. Ustedes tienen la palabra, aprovechen eso.

Myrna Padrón, activista: Con el espacio autónomo e independiente de creación artística y cultural Casa Tomada MirArte, en el capitalino municipio de Marianao, empezamos a dialogar sobre el tema de la racialidad y todas las discriminaciones mediante acciones interseccionales, con la ayuda de artistas plásticos y visuales que tocan en su obra la influencia de África y su diáspora. Es el hacer desde la autoaceptación.

Lázara Menéndez, investigadora: El problema de la raza anda ligado a la pobreza, la marginalidad, las exclusiones sociales y culturales, la religión. Es importante buscar alianzas y construir nuevas sensibilidades. Ver el fenómeno de manera interdisciplinar y no solo como “un asunto de los negros”, sino de toda la sociedad.

Mildred Cabrejas, publicista: Antonio Maceo (líder independentista, 1845-1896) tuvo un pensamiento… ¿Por qué no lo estudiamos? ¿Es que los negros de este país no hemos pensado? ¿Por qué no se estudia eso en las escuelas? El Censo de Población y Viviendas (2012) dijo que los negros éramos minoría en Cuba. Si vamos a visibilizar el problema, el Censo debe mostrar nuestra realidad porque de lo contrario no hay representatividad.

Rosalía Arnáez, locutora: La educación en Cuba debe transformarse desde la primaria, donde no se toca el tema de la racialidad.

Irene Ester, especialista en medios de comunicación: Hay deficiencia en la promoción de actrices y actores negros en las escuelas de artes para que puedan encarar papeles fundamentales en los dramatizados, y no asumir roles estereotipados.

Elvira Eduardo, investigadora: ¿Qué vamos a hacer, cuáles son nuestras expectativas, donde debemos estar dentro de cinco años? ¿Dónde estará situada la comunidad negra en Cuba en 2030 en el orden educativo, político, integración, medios de comunicación, en la economía? ¿Habrá menos negros en las cárceles que hoy, cuando son mayoría?

Esteban Morales, politólogo: Nuestra sociedad fue construida para que el negro esté siempre debajo. Además, llevamos la desventaja de la poca conciencia racial que tenemos los negros. Debemos ir a más, empezar a hacer, no le tenemos que pedir permiso a nadie, porque como miembros de la sociedad civil cubana tenemos derecho a que se nos atienda y entienda, que se nos den los canales para decir las cosas, debatir y discutir.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=244327
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El sexismo en la publicidad española: una cuestión de educación, no de regulación

Redacción: Marketing Directo

El despertar de la conciencia ética del sector publicitario: a paso lento, pero seguro

El sexismo en la publicidad española sigue siendo un problema latente que, en la era de las mujeres, debe desaparecer. ¿Cuál es el camino hacia su erradicación?

En el año de las mujeres, la voz femenina se ha alzado para decir basta. Basta a las agresiones verbales, físicas y sexuales; basta a la desigualdad laboral, a la relegación de la mujer a papeles secundarios en la sociedad, al menosprecio y a los estereotipos.

Casos como el de “La Manada” han visibilizado un problema latente en nuestro país que, lejos de erradicarse, se agrava. La violencia contra la mujer se acrecienta. En lo que llevamos de 2018 han sido asesinadas en España 21 mujeres a causa de la violencia de género.

Reducir esa cifra a cero es una cuestión educativa que atañe no solo a las escuelas. Los micromachismos y el sexismo, a pesar de todo, siguen muy presentes en la sociedad a todos los niveles, también el publicitario.

Vallas, anuncios y spots siguen mostrando, hoy en día, imágenes estereotipadas que contribuyen a perpetuar los “roles” que se les presupone a hombres y mujeres. Y no solo es una percepción, los datos lo ratifican.

A finales del pasado año, la agencia de publicidad Sra. Rushmore daba a conocer un estudio que versaba sobre esta cuestión y ponía de manifiesto la presencia del sexismo en la publicidad española.

Según los resultados recogidos tras analizar 262 anuncios de 50 marcas, emitidos entre septiembre de 2016 y agosto de 2017, el papel de la mujer en publicidad queda relegado al ámbito de la moda (68 % de personajes femeninos) y de la belleza y la higiene (63 %), mientras que los hombres son habituales en medicina, trabajo y telecomunicaciones.

Unas conclusiones que lanzan un claro mensaje: bajo la aparente imagen de modernidad y progreso de la que muchas marcas se han abanderado yace un sexismo arraigado. Quizá en ello tenga algo que ver la mirada masculina que predomina en las agencias debido a la escasa presencia de mujeres, sobre todo, en puestos de responsabilidad.

En nuestro país tan solo el 14% de las mujeres pueden presumir de ser directoras creativas cuando, paradójicamente son mayoría en las aulas representando el 58% de los licenciados en publicidad.

Del dicho al hecho: ¿autorregulación o legislación?

Aunque la cada vez mayor concienciación sobre el sexismo ha contribuido a que anunciantes y agencias se comprometan a dar a las mujeres el papel que merecen, hasta el momento las palabras han sido muchas y pocas las acciones.

El cambio de Gobierno ha abierto la puerta a un debate mucho más intenso y a poner sobre la mesa una regulación más firme que hasta ahora. Las polémicas que han rodeado el juicio y condena del caso de Pamplona, han impulsado al Ministerio de Igualdad a proponer cambios en la legislación.

Carmen Calvo anunciaba este mismo miércoles su intención de reformar el Código Penal para eliminar posibles interpretaciones sobre qué es una agresión sexual, considerando que lo será siempre cuando no haya un consentimiento expreso de la mujer.

Pero en este intento por proteger a las mujeres y educar a la sociedad, Podemos quiere ir un paso más allá modificando otros aspectos. La propuesta de la formación morada quiere eliminar la distinción entre abuso y agresión sexual, cuestión que ha generado críticas y manifestaciones después de que la condena a “La Manada” hablase de abuso y no de agresión.

Pero también busca sancionar los que muchos denominan “piropos” y que no dejan de ser más que una intromisión y una intimidación a la mujer en la calle.

La publicidad no escapa al cerco de Podemos que apuesta por considerar “ilícita la publicidad que utilice estereotipos de género que fomenten las violencias sexuales contra las mujeres” y propone la redacción de un “código de conducta publicitaria” para erradicar los anuncios sexistas.

La industria opina: menos leyes y más acción

Aunque no cabe duda de la importancia de regular un sector que cuenta con evidentes carencias en materia de igualdad, la industria publicitaria española ya comienza a dar síntomas de concienciación que se traducen en iniciativas que, aunque todavía se encuentran dando sus primeros pasos, buscan el cambio en el sector.

Over es una de ellas. Impulsada desde el Club de Creativos, el proyecto persigue la creación de un manual de buenas prácticas a través del consenso de todos los agentes de la industria para eliminar los estereotipos de la mujer en la publicidad.

Encabezada por Uschi Henkes, la iniciativa ya ha puesto en marcha talleres, a modo de foro, dirigido a anunciantes, agencias y expertos en el que debatir y reflexionar sobre las posibles soluciones a este problema latente.

Para Adrián Mediavilla, head of planning en Sra. Rushmore, la ley no siempre es la mejor solución. “Más allá de controles, creo que la solución real pasa por la sensibilización de los profesionales que trabajamos en marketing y publicidad, por que tomemos conciencia del problema y lo tengamos presente a la hora de hacer nuestro trabajo”.

En este sentido, Mediavilla reconoce contar con un método con el que, al menos, comprobar los posibles sesgos de las ideas que se ponen encima de la mesa de la agencia.

“Como agencia con nombre de mujer, en Sra. Rushmore tenemos una mirada muy crítica sobre este tema. A título personal, utilizo una técnica sencilla como primer filtro: cada vez que me cuentan una idea cambio el género de los personajes para ver si siguen funcionando igual. Creo que es una prueba útil para eliminar el bias del género”.

El publicitario también llama a la responsabilidad de los órganos regulatorios como Autocontrol y a la de todos los agentes del sector en la tarea de erradicar el sexismo.

“Debemos entender que la publicidad tiene la capacidad no sólo de reflejar la sociedad en que vivimos, sino también de moldearla. Las marcas valientes son las que tienen un impacto real sobre la cultura. Creo que la igualdad, más allá de que sea lo moralmente correcto, es una oportunidad para las marcas de ser más justas y relevantes para el consumidor actual”, añade.

Pero la igualdad es todavía, tanto a nivel social como publicitario, un viaje de largo recorrido, especialmente en el territorio español. “Es un problema que no nos hemos tomado en serio como industria hasta hace muy poco. Todavía se siguen viendo campañas sexistas de marcas importantes en España”, cuenta Mediavilla.

Una realidad preocupante que ha sido un secreto a voces durante mucho tiempo, pero a la que nadie ha sabido (o ha querido) poner remedio. Hasta ahora, claro. En la era del cambio, las mujeres también reivindican su sitio en la publicidad.

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United Minds, la librería que quiere romper los estereotipos sobre la cultura africana

Autor: Marta Moreira/Valencia Plaza

Sus propietarios, afrodescendientes nacidos en València, seleccionan para CulturPlaza una lista de títulos esenciales sobre feminismo, historia y migración

Deborah Ekoka y Ken Province se conocieron hace poco más de cinco años, pero el relato de su infancia tiene muchos puntos en común. Como afrodescendientes nacidos y criados en València en los años ochenta, ambos saben lo que significa ser el único niño negro de la clase. Hace treinta años, la multiculturalidad no revestía gran interés en el protocolo educativo de los colegios, lo que sumía a chavales como ellos en un comprensible desconcierto respecto a su propia identidad.

“Mi padre llegó a España cuando tenía diez años, huyendo con su familia del golpe Estado [el liderado por Teodoro Obiang Nguema en 1979]. Se instalaron en Alzira, donde conoció a mi madre -explica Deborah, mientras coge en brazos a Memphis, el hijo de tres años que comparte con Ken-. Recuerdo que en los libros de texto que yo estudiaba lo único que se decía de Guinea Ecuatorial era que había sido una colonia española. Mis raíces africanas se limitaban a una sola frase. De hecho, cuando a mi padre le paraba la policía o la guardia civil para pedirle la documentación no entendían por qué tenía DNI español y hablaba tan bien el idioma”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

“A muchos afrodescendientes nos ocurría también que nuestros padres tampoco nos hablaban demasiado de sus orígenes”, añade Province. Sus progenitores –él haitiano y ella manchega- se conocieron mientras estudiaban en la Facultad de Medicina de València. “Conforme fui haciéndome mayor fue aumentando mi interés por conocer mis raíces. Viajaba con cierta frecuencia a Estados Unidos a ver a mi familia haitiana, y aprovechaba para comprar ropa, música y libros de cultura africana, porque sentía que me enriquecía. En esa época en España no había casi nada, y cuando llegaba era con años de retraso”. Esta motivación le condujo hacia el hip hop y a la producción de música. Cuando conoció a Deborah años más tarde, decidieron contribuir juntos a difundir la cultura africana, “que no solo tiene que ver con la historia, la música o la literatura que se produce dentro de ese continente, sino en toda la diáspora africana, que incluye prácticamente todos los países del mundo”.

Descartada la idea de fundar una revista, la pareja acabó decantándose por abrir “la primera y única librería española consagrada únicamente a la cultura africana”. United Minds abrió sus puertas en 2014 en el barrio de la Olivereta, en el mismo local que antes ocupaba el ultramarinos del abuelo de Ken. Dotada con un espacio adyacente donde se realizan habitualmente charlas, tallares y proyecciones de películas y documentales, esta librería se ha convertido en un punto de referencia imprescindible para todos aquellos interesados en temáticas transversales como la historia de los fenómenos migratorios, la lucha por los derechos civiles, el feminismo o la música negra. “Queríamos rescatar muchos temas silenciados, y también historias súper interesantes que la gente desconoce”, apunta Ken, mientras recorre con la mirada las estanterías de la tienda, en busca de títulos que nos sirvan de ejemplo. “La parte más divertida de nuestro trabajo es aconsejar a la gente que viene con la mente abierta. Me dicen que temática les interesa, y yo les sugiero libros. Todos los que tenemos aquí están relacionados de alguna manera. Uno te llevará a otro de manera natural”. “Es muy bonito ver cómo leer ayuda a muchas personas a derribar estereotipos. Por ejemplo, una de las ideas erróneas que tiene mucha gente es que en España no vivían personas de origen africano hasta hace unas décadas. Después descubren a personajes como Juan de Pareja [pintor barroco de origen morisco y ayudante de Velázquez] y se sorprenden mucho”, explica Deborah, quien compagina la coordinación de las actividades paralelas de United Minds con la gestión cultural externa. Es cofundadora del festival Afroconciencia, que cuenta con un espacio cultural permanente en el Matadero de Madrid, así como del encuentro, Black Barcelona, cuya tercera edición comenzará el próximo 6 de julio.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

United Minds es además una librería nómada, que viaja constantemente a ferias, universidades y festivales de toda España en busca de nuevos lectores. “Nuestros clientes no responden a un único perfil. Vienen desde chicas jóvenes que quieren leer a feministas africanas como Chimamanda Ngozi, hasta señores de ochenta años”.

Firmes creyentes en el dicho de que los prejuicios se “curan” viajando y leyendo, Ken y Deborah hacen una selección para CulturPlaza de algunos títulos esenciales para aquellos que quieran profundizar en el conocimiento de la cultura africana-.

Los condenados de la tierra. La llegada a València de las 629 personas rescatadas por el Aquarius frente a las costas de Libia –prácticamente todos ellos procedentes de África- ha evidenciado una vez más la falta de empatía y de comprensión de los europeos hacia los fenómenos migratorios. “Este libro, escrito por el psiquiatra y filósofo caribeño Frantz Fanon a principios de los años sesenta, es absolutamente visionario. Nos abre los ojos a muchas de las cosas que están ocurriendo hoy en día”, apunta Ken.

Más brillante que el solEditado en España por CajaNegra y escrito en 1998 por el ensayista y artista británico Kodwo Eshun, este ensayo describe las claves del afrofuturismo en todas sus vertientes: cine, música, fotografía, etc. “Es un libro muy completo, que habla de muchos artistas, desde Miles Davis y John Coltrane hasta Sun Ra o Public Enemy. El truco está en leerlo mientras escuchas las canciones de las que habla el libro. Te abre las puertas de un mundo enorme”.

Reinas de África y heroínas de la diáspora negra. La editorial barcelonesa Wanafrica, especializada en el rescate de obras esenciales sobre cultura africana que nunca antes se han traducido al español, publicó el año pasado este ensayo de Sylvia Serbin que retrata a 22 mujeres influyentes como La reina Pokú de Costa de Marfil o las amazonas de Dahomey. “Es antagonista de otro libro del mismo título escrito por Cristina Morató, que es un buen ejemplo de cómo no es lo mismo hablar sobre África, desde un punto de vista paternalista que no aporta nada, que hablar desde África”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

De Misisipi a Madrid. Una visión de la guerra civil española a través de la mirada de un afroamericano que se alista en la brigada Lincoln para luchar contra el fascismo. “Este libro no tiene desperdicio, y se lee rapidísimo porque está lleno de intriga –comenta Ken-. Sorprende incluso a los estudiosos de este episodio de la historia”.

Los jacobinos negros Publicado en 2014 por la editorial RYR, este ensayo cuenta la historia de la revolución en Haití. “Mucha gente no lo sabe, pero esto también es historia de África. Es el relato de cómo los esclavos de la isla caribeña se levantaron cuando vieron que en Francia estaba a punto de estallar la Revolución Francesa con el lema Libertad, igualdad, fraternidad, mientras que los franceses de Haití hacían con ellos justo lo contrario”, explica Ken. “Es un libro que muestra muy claramente porque el país es tan miserable hoy en día”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

El cuerpo político negro“La editora Mireia Sentís es la coordinadora de esta potentísima antología que reúne autores muy diferentes –artistas, activistas, etc.- que tienen en común la negritud”.

Cómo educar en el feminismo. La joven escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie es una de las figuras más destacadas de la literatura africana contemporánea. Random House ha publicado varios de sus libros, entre los que Deborah destaca este. “Creo que debería leerse en los institutos porque pone contexto a muchos de los errores del machismo que hay que corregir. Como el hecho de que a las niñas nos educan para ser buenas, y a los niños para ser fuertes. No solo en África, sino también en Europa o Estados Unidos”.

Foto: EVA MÁÑEZ

Foto: EVA MÁÑEZ

La emancipación de la mujer y la lucha africana por la libertad. Este libro, escrito por el revolucionario Thomas Sankara de Burkina Faso, “rompe totalmente el estereotipo de que los hombres africanos son machistas”, comenta Deborah.

Las que se atrevieron. “Lo escribió la periodista Lucía Asué Mbomío para contar la historia de las mujeres españolas que se atrevieron a romper los tabúes y casarse con hombres negros en la etapa postfranquista. Es un libro nos toca muy de cerca de los afrodescendientes españoles”.

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