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Entrevista a Emiliana Vargas: «La educación tiene un gran impacto en el currículum de los estudiantes y en el crecimiento económico de los países»

Por: María Lorente

Vargas, experta en educación y profesora de la Universidad de Harvard (EEUU), habla con FORBES España sobre el futuro de la educación y qué papel juegan las nuevas tecnologías en él.

Nuestro mundo, nuestra sociedad, se transformó con la aparición de la pandemia por coronavirus. Pero, ¿cómo afectó a la educación? ¿Qué impacto ha tenido y tiene ese cambio en el futuro de nuestro país? Hablamos con Emiliana Vegas, experta en educación y profesora de la Universidad de Harvard (EEUU), para descubrir cuál es el futuro de la educación y qué papel juegan las nuevas tecnologías en él.

¿Qué efectos ha tenido la pandemia sobre la educación mundial? ¿Cómo ha afectado el cierre de las escuelas y el desigual acceso a la tecnología que se ha utilizado durante ese período?

A nivel mundial, la pandemia no solo ha mostrado las desigualdades en la educación que había precovid, sino que las ha expandido. Los centros educativos tuvieron que adaptarse al nuevo escenario impartiendo sus clases en remoto. Los países más desarrollados, que tenían una mejor conexión, consiguieron hacer este cambio más rápido, pero aquellos con menos recursos tuvieron que ofrecer la educación a través de la televisión y la radio. Y sabemos que el potencial de ese tipo de enseñanzas es mucho menor. Eso tendrá un impacto muy fuerte, no solo en el currículum de estos estudiantes, sino también en el crecimiento económico de esos países.

¿Qué cree que se puede hacer desde el sector privado para reducir la brecha en digitalización desde los primeros estadios de la educación?

El sector privado puede jugar un rol muy importante porque puede apoyar al sistema público con proveer dispositivos, programas y nuevas oportunidades para que los niños y niñas puedan exponerse a este tipo de conocimiento. Pero no solo eso, sino que el sector privado también puede ofrecer una gran ayuda a estos jóvenes a la hora de poner en práctica estas destrezas, ya que normalmente es más sencillo para este sector acceder a la posibilidad de llevar a cabo una primera aproximación al mundo laboral.

¿Cómo puede ayudar la tecnología a lograr un aprendizaje más efectivo?

Hace poco publicamos un informe donde hablábamos de cómo la tecnología ha cambiado ámbitos como el de la salud, pero aún no ha llegado a implementarse del todo en la educación. En parte, eso se debe a que nos hemos enfocado en distribuir tecnología, pero no se ha pensado mucho en lo que se llama el “núcleo de instrucción”, que es lo que pasa entre el estudiante, el maestro y el contenido. Y es que existen cuatro ventajas claras del uso de la tecnología: llevar a escala instrucción de alta calidad, personalizar la educación, llevar a la práctica todo aquello que se aprende y hacer la educación mucho más atractiva y divertida.

Rompiendo barreras

¿Cuál es el rol de la mujer en este nuevo contexto de educación y digitalización? 

Aún hoy hay una muy baja representación de la mujer en el sector de la tecnología, así como en puestos de liderazgo y responsabilidad dentro de las empresas. Es algo que vemos en España, pero también en el resto de países. Yo creo que, de nuevo, empieza todo en el sistema educativo. Sin embargo, no debemos dejar que la mujer sea la única responsable, ya que es labor de todos abrir las puertas, los espacios necesarios para que las mujeres puedan acceder a estos puestos. Tiene que ser una lucha compartida.

¿Cuáles son los desafíos que están impactando en el futuro profesional y laboral de las diferentes generaciones?

En primer lugar, creo que hay una muy desigual oferta de calidad educativa. En muchos países varía mucho dependiendo tu origen socio-económico, y esto determina las oportunidades laborales. Ahí el sector público juega un rol muy importante porque, al no negar la entrada a nadie, debe comprometerse con tener una educación de muy alta calidad, en la que se ofrezca un especial apoyo a los grupos más vulnerables, como las mujeres o las personas con menos recursos económicos. De esta manera podrán acceder a puestos de trabajo más competentes.

Educación y progreso

¿Qué impacto tienen las políticas y el sistema educativo en el progreso de un país?

Creo firmemente que tienen un gran impacto, desde cómo se invierte en educación a cómo ese retorno vuelve en riqueza. Por ello, es necesario que los gobiernos apoyen, formen y monitoricen el desarrollo de las políticas educativas para que puedan medir su impacto en tiempo real. Debemos tener la capacidad de rediseñar y reajustar las decisiones que se tomen en el ámbito de la educación.

¿Cómo impacta en el crecimiento económico de un país el sistema educativo?

Hay investigaciones que han demostrado que en los países cuyos alumnos tienen mejores resultados en las pruebas PISA suelen tener mayores tasas de crecimiento económico. Los estudios también dejan patente que no solo importa aquello que se aprende, sino la calidad de lo que se aprende y su aplicación productiva. Esto lleva a un mayor crecimiento económico. A principios de la pandemia llevé a cabo un estudio de retorno de la educación que señalaba que las pérdidas por el cierre de las escuelas debido a la crisis sanitaria actual van a estar en torno a los 10.000-15.000 millones de dólares a nivel global. Pero esas pérdidas pueden verse reflejadas de una manera mucho más devastadoras en el PIB per cápita de los países con menos recursos.

Mirando al futuro

¿Cuál es el futuro de la educación?

La educación juega un rol crucial. Es la única forma de que todos los ciudadanos tengan la formación necesaria para participar en el mundo del trabajo, pero también en la sociedad. En esto la tecnología juega cada vez un papel más importante, y solo con la educación necesaria las personas tendrán las herramientas para poder manejarse y lograr el éxito en su vida personal y laboral. Es por ello que es tan importante jornadas como la II Edición de Salesforce Executive Female Leadership & Talent, donde participo junto con otros expertos para hablar de la urgencia que existe en el hecho de priorizar en educación. Esto es lo que realmente va a permitir que nuestros países salgan adelante y que nuestros ciudadanos puedan tener las herramientas para insertarse bien en el mercado laboral, y contribuir a ese crecimiento.

El perfil

Emiliana Vargas es doctora en Educación de la Universidad de Harvard con especialización en economía de la educación, con una Maestría en Políticas Pública de la Universidad de Duke. Asimismo, es Licenciada en Comunicación Social con especialidad en periodismo, por la Universidad Católica Andrés Bello en Caracas, Venezuela.

Fue jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo, y trabajó en el Banco Mundial en Washington DC, donde ocupó diversos cargos en la Red de Desarrollo Humano y desarrolló investigaciones aplicadas en política educativa a nivel regional y mundial, incluyendo en el desarrollo de la primera infancia, políticas docentes y sistemas de financiamiento educativo. Ha sido Codirectora e investigadora principal del Centro para la Educación Universal de The Brookings Institution, una organización de políticas públicas sin fines de lucro con sede en Washington DC. A partir de julio de 2022, comenzará un nuevo reto profesional como profesora en la Escuela de Post-Grados en Educación de la Universidad de Harvard en Cambridge, Massachusetts.

Fue keynote speaker en la primera sesión de Salesforce Executive Female Leadership&Talent realizada en la Fundación Pons de Madrid el 01 de abril de 2022. Su ponencia fue una master class sobre la sociedad del aprendizaje: impulsando el futuro desde la educación y las competencias digitales.

Emiliana Vargas: «La educación tiene un gran impacto en el currículum de los estudiantes y en el crecimiento económico de los países»

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Si el progresismo es el futuro, hay que pensar con urgencia en el posfuturo

Por: Aram Aharonian

Fuentes: Observatorio de la Crisis

“El principal error de los gobiernos progresistas, muchos de ellos asesorados por “expertos” de la decadente izquierda europea, fue mantener el modelo de crecimiento fundado en la explotación de recursos naturales que es precisamente el fundamento material del neoliberalismo”.

Los dirigentes progresistas nos están demostrando que la única izquierda que hoy existe en América Latina y el Caribe es la del pueblo en la calle, exigiendo, presionando, por los cambios estructurales de nuestras sociedades.

Si el acuerdo con el FMI que firmó el presidente argentino Alberto Fernández y aplaudió el ex (¿y próximo) mandatario brasileño Lula da Silva es el camino del futuro, tenemos que ponernos a pensar en otro futuro, porque el “progresista” ya tiene delineado su camino de nuevas frustraciones.

Frente al desafío del acuerdo (sometimiento dirían algunos) con el FMI hay que ser claros y precisos. Se está a favor y se contribuye a su aprobación –como buenos cortesanos del poder- o se está en contra y se lucha para derrotarlo. En este sentido no caben posiciones ambiguas y mucho menos silencios.

La Argentina no necesita realizar un brutal ajuste fiscal y comercial. Lo hace para honrar una deuda que fue tomada a espalda del pueblo, sin cumplir con los mandatos constitucionales (autorización previa por el Congreso  y eso no pasó cuando se tomó el crédito con el FMI), incluso violentando el propio estatuto del FMI, que dice –en sus estatutos que no cumplen- que no se le puede prestar a un país en fuga de capitales.

Argentina es el único dentro de las mayores  economías de América Latina que genera superávit de su balanza de pagos corriente (+ 0,9% del PBI), en tanto los “países modelo”, a los cuales plantea  imitar el FMI, generan déficits en sus intercambios con el exterior (Brasil -0,7%, Chile: -2,4%, Perú: -2,7%, Colombia: -4,9%)

Y fue lo que hicieron. Es más, fue lo que propiciaron para endeudar a la Argentina y beneficiar a una minoría parásita y rentista como lo informó el mismo Banco Central.

Pero eso no es lo más importante: se está rediseñando la economía del país para beneficio del capital extranjero en desmedro de las riquezas naturales argentinas, de su población, de su trabajo, del presente y del futuro. Y ese nuevo diseño de un modelo extractivista , agropecuario-exportador que se impone, es para generar las divisas para pagar los servicios de la deuda externa, señala el economista Horacio Rovelli.

Al gobierno del “progresista” Alberto Fernández no se le dio siquiera en hacer propia al idea de una auditoría integral de la deuda, que transparentara todo el proceso de endeudamiento y sus derivados.  Todo quedó para discursos vacuos de ocasión, denuncias e  investigaciones paralizadas , no poniéndose al descubierto en forma puntual  responsabilidades, maniobras, ocultamientos y evasiones  cambiarias  e impositivas

 Una auditoría que elevara sus conclusiones no solo al gobierno argentino sino a los distintos organismos multilaterales del sistema de Naciones Unidas y a los organismos regionales. Incluso, solicitar al Tribunal Internacional de La Haya una opinión consultiva sobre el tema, congelando toda negociación hasta que estas cuestiones preliminares estuviesen resueltas.

La teoría de lo posible

A quienes desde la supuesta izquierda critican el acuerdo con el FMI, se los acusa de estar haciéndole el juego a la derecha, quizá olvidando que si el Congreso aprueba el convenio ya no será el “acuerdo y préstamo a Macri” sino el “acuerdo y préstamo al gobierno peronista de Alberto Fernández”, un nuevo progresista. Es cuando muchos, para justificar el acuerdo, hablan nuevamente de coyuntura mundial, geopolítica y se encaraman en la teoría de lo posible.

Lula, el probable próximo Presidente de Brasil, felicitó a Alberto Fernández por su acuerdo con el FMI,en momentos en que parecía que –después de dos décadas- había un reverdecer del progresismo y/o el izquierdismo, con el triunfo de Pedro Castillo en Perú, Gabriel Boric en Chile y las perspectivas de Gustavo Petro en Colombia. ¿Una nueva etapa progresista en la región, junto a los por gobiernos de tinte bolivariano, como los de Venezuela y Bolivia?

La emergencia de los gobiernos progresistas alimentó esperanzas de una mejor vida para los pueblos de la región. Sin embargo, las políticas adoptadas por sus gobernantes, más allá de diferencias nacionales, no lograron responder a las demandas de una ciudadanía que había sido duramente golpeada por el neoliberalismo. El progresismo no fue capaz de impulsar un proyecto de transformaciones y abrió camino a la derecha.

El principal error de los gobiernos progresistas, muchos de ellos asesorados por “expertos” de la decadente izquierda europea, fue mantener el modelo de crecimiento fundado en la explotación de recursos naturales que es precisamente el fundamento material del neoliberalismo. El progresismo renunció a la industrialización, obnubilado por los altos precios de las materias primas, y sobre todo porque aceptó la idea impuesta por el neoliberalismo dominante, que crecimiento y desarrollo son la misma cosa.

A diferencia de las izquierdas de los años sesenta, aceptó que nuestras economías fuesen proveedoras de materias primas y alimentos para la industrialización y urbanización china, manteniendo intocado el modelo productivo, inhibiendo la diversificación económica, lo que favoreció empleos precarios y bajos salarios.

Fue ese modelo productivo el que generó una particular alianza entre los gobiernos progresistas y las corporaciones transnacionales dedicadas a los agronegocios y al extractivismo, la que impidió que se realizaran reformas reales en los sistemas tributarios, fundamento indispensable para el mejoramiento en la distribución del ingreso, recuerda Roberto Pizarro.

Vale recordar que el triunfo de los gobiernos progresistas tuvo gran apoyo de los movimientos indígenas, ecologistas y feministas, los que mostraron su presencia militante en los primeros años. Pero, con el correr del tiempo se desataron fuertes conflictos. Los gobiernos progresistas se caracterizaron por prácticas personalistas, clientelares, y en varios casos corruptas, generando el rechazó de vastos sectores de la sociedad, lo que fue capitalizado por la derecha.

Pocos lo dicen: las confusiones y desatinos de los gobernantes progresistas abrieron las puertas para el restablecimiento de las peores políticas neoliberales que, en definitiva, pagaron nuestros pueblos: hoy más de la mitad de los jóvenes latinoamericanos y caribeños viven en hogares donde reina la pobreza…

Al progresismo de hoy no le gusta la calle, no se siente cómodo. Para ellos son más confortables las negociaciones secretas, los conciliábulos elitescos, las negociaciones diplocomerciales de los chinos, las mediaciones de “amigos” como el papa Francisco, algún premio Nobel de Economía, y/o una serie de funcionarios del gobierno demócrata de Estados Unidos.

Y son estos funcionarios –ahora diz que progresistas- que festejan el acuerdo como hinchas del FMI, no de la Argentina y menos aún del futuro del país. Y lanzan su artillería mediática hablando de “consignas berretas propias de un infantilismo simplista” y olvidan cuatro décadas de connivencia y convivencia con una vida democrática formal, cuando cada uno de los gobiernos fueron “pagadores seriales”, al decir de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

¿Por qué si la deuda pública de Estados Unidos en 2021 equivalía al 133 % de su PIB, la de Japón al 257 % y la de Argentina al 102.8 % el FMI no envía misiones trimestrales para auditar y corregir el desmanejo financiero de Washington y Tokio? , se pregunta Atilio Borón.

Numerosas misiones del FMI seguirán cayendo sobre la Argentina en los próximos meses, desentrañando la verdadera misión que el Fondo desempeña como instrumento de la política exterior de Estados Unidos. La deuda argentina –como muchas otras- es hija de un planteo estratégico que obvió discutir el carácter fraudulento del préstamo concedido, en abierta violación de sus propias normativas y del carácter supuestamente multilateral de la institución.

O sea, Donald Trump dio la orden para ayudar a la reelección del neoliberal Mauricio Macri, y fue obedientemente ejecutada por el Directorio del FMI, que o podía contradecir el mandato de su principal socio (o patrón).

El verso de  los opinadores-repetidores de las derechas –no me atrevo a decir pensadores, que debe haberlos-  es que el FMI es una institución “multilateral” y que representa a la “comunidad internacional” y por ello lo sensato es seguir los lineamientos y condicionamientos que dicte.

Al hablar sobre las alianzas internacionales de Estados Unidos, Zbigniew Brzezinski señaló que “debe incluirse como parte del sistema estadounidense la red global de organizaciones especializadas, particularmente las instituciones financieras «internacionales». En realidad, son instituciones dominadas por EEUU surgidas de una propuesta de Washington en la célebre conferencia de Bretton Woods de 1944, cuyas consecuencias aún padecemos.

El sociólogo y economista Jorge Elbaum recuerda que los condicionamientos externos coinciden con la extorsión judicial planteada desde adentro del país. El endeudamiento externo de la Argentina con el FMI fue promovido por los mismos sectores que se beneficiaron. Los amigos, socios y simpatizantes del macrismo le pidieron al expresidente que consiga los dólares para coronar la especulación financiera que habían llevado a cabo desde el 10 de septiembre de 2015.

El negocio les salió redondo: los grandes empresarios se quedaron con los dólares otorgados por le FMI y el pueblo argentino se quedó con la deuda. Y para que eso haya sido posible fue necesaria la complicidad de una Corte Suprema de Justicia instaurada para defender solo a los grupos más opulentos de la sociedad argentina.

Un sector del oficialista Frente de Todos creyó ingenuamente que el triunfo Joe Biden,  un presidente opuesto a Donald Trump, iba a motivar concesiones a la Argentina, una ilusión basada en el desconocimiento de la lógica estructural del capitalismo neoliberal global y en los informes de los cortesanos argentinos ante Washington.

Altos funcionarios y embajadores, son  cómplices de que Argentina no logre despegar industrialmente y que sus fuerzas productivas –los trabajadores– no se asocien a un Estado activo capaz de dinamizar el desarrollo con formato inclusivo. Y se suman a las presiones para que no se diversifiquen los vínculos geopolíticos (con Rusia, China) y para que América Latina no se integre, dándole la espalda a quienes buscan un camino independiente del tutelaje de Washington y sus satélites.

Más allá del acuerdo, todos son conscientes de que este modelo es inviable, pero desde el poder advierten de la gravedad de salirse del sistema, como si lo que se debiera mantener es esa enorme desigualdad social que sigue creciendo día a día, a la vera de un modelo que multiplicó varias veces no solo la pobreza y el hambre, sino también la deuda.

La presidencia argentina sabe que con este acuerdo se seguirán pagando todos los fraudes, las viejas y las nuevas, santificadas y legalizadas tras el acuerdo firmado por el gobierno de Alberto Fernández que, como anteriores gobiernos, apuesta al extractivismo y a consguir dólares como fuera,  dándole de comer a la deuda que engorda fondos especulativos, en desmedro de cualquier “estado de bienestar” que favorezca a las grandes mayorías.
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Si el extractivismo es una lápida para los gobiernos progresistas, sus políticas respecto a a poner todo el énfasis en “exportar para pagar” complementan sus debilidades estructurales e ideológicas. Es una de las expresiones más directas del modo de inserción que tenemos en el sistema capitalista mundial, señala Roberto Perdía. Esa reproducción de la sociedad de consumo introduce valores que atentan contra la autonomía, soberanía nacional y organización popular, añade.

Obviamente, por estos caminos se hace muy difícil poner en marcha procesos de liberación nacional y emancipación social, banderas que pareciera que el progresismo –al menos el argentino- abandonaron hace rato, sepultando la voluntad, la lucha y la mística revolucionarias de los 1970, cuando el pueblo fue el protagonista.

Hay quienes afirman que el ciclo del progresismo está terminado. Quizá no sea así: lo que debe terminar es la política de enunciación superficial de consignas o críticas sin propuestas desde la oposición, y de “real politik” de resignación y frustración cuando se llega al gobierno.

 Sin iniciativas de transformación productiva ni políticas sociales universales, ha puesto en evidencia que no cuenta con un proyecto propio. Más grave aún es que ha operado políticamente en las cúpulas, distanciándose de los movimientos sociales y de las bases.

Más allá de lo que decida el gobierno de Alberto Fernández, la sociedad argentina está llamada a defender sus condiciones de vida contra ajustes regresivos , pero también en relación a los argumentos  “progresistas” que  justifican, confunden y desmoralizan.

Y, cuando no existe un proyecto propio, con arraigo social efectivo, se termina durmiendo con el enemigo o en la corrupción. Por eso los invito a comenzar a pensar en el posfuturo. En la calle, codo a codo, somos muchos más que dos, diría don Mario Benedetti, que no se refería a los ministros argentinos actuales, pero es igual:

«Ustedes, duros con nuestra gente, ¿por qué con otros son tan serviles?
¡Cómo traicionan el patrimonio, mientras el gringo nos cobra el triple!
Cómo traicionan, usted y los otros, los adulones y los serviles.
Por eso digo, señor ministro, ¿De qué se ríe? ¿De qué se ríe?»

Fuente original: Si el progresismo es el futuro, hay que pensar con urgencia en el posfuturo (observatoriocrisis.com)

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El futuro de la educación, ¿desde dónde pensarlo?

Por: Blanca Heredia

 

“Pensar” el futuro suele consistir en proyectar hacia adelante lo conocido. Dicho de otra manera: prolongar los patrones que observamos en el pasado, ponerles algunos adornos y llamarle a eso “futuro”. En educación, en tiempos recientes por ejemplo, lo usual, ha sido pensar que el futuro será uno en el que la tecnología cobre más y más importancia.

La mayor parte del tiempo operar de esta manera, funciona. Funciona, pues el grueso de la realidad y los lentes con los que la percibimos permanece más o menos constante. Las continuidades de fondo hacen que imaginar el futuro como una simple proyección de lo que ya conocemos o podemos anticipar resulte bastante sensato.

Desde que llegó a nuestras vidas el COVID-19, sin embargo, han cambiado tantísimas cosas y podrían cambiar tantas otras, que pensar el futuro como mera prolongación del pasado ya no me parece tan sensato. No me lo parece, pues cuando tantas piezas se mueven en la realidad objetiva y, al mismo tiempo, en las coordenadas de sentido desde las cuales miramos la realidad objetiva, es muy posible que los patrones conocidos nos resulten insuficientes para atisbar los contornos de nuestros futuros posibles.

En un contexto como el actual, considero que pensar en serio sobre el futuro requiere empezar por preguntarnos desde dónde abordamos tal empresa en un doble sentido. Primero, a partir de cuáles variables clave y, segundo, desde cuáles supuestos. En ambos casos, se trata de explicitar nuestras premisas y, con ello, abrir la posibilidad de problematizarlas a fin de estar en condiciones de poder nombrar y aprehender lo nuevo y lo desconocido.

Para el caso del futuro de la educación (como de tantas otras cosas), lo primero es identificar cuáles factores son los más importantes para imaginar futuros posibles. Al respecto, el primer elemento a tomar cuenta, en el contexto presente, es la duración de la pandemia. Es decir, la extensión del periodo de tiempo entre el inicio de la pandemia y la fabricación/disponibilidad masiva de la vacuna y/o el tratamiento. Si hay vacuna, digamos para octubre de 2020, no es previsible que el cambio provocado o acelerado por la pandemia en educación o en cualquier otro ámbito sea sistémico y profundo. Si hay vacuna en tres o cinco meses, las cosas volverán –con pequeñas variaciones y grandes costos acumulados– al estado en el que se encontraban y a la trayectoria por la que iban antes del estallido de la pandemia. Por otra parte, si la vacuna y/o el tratamiento contra el COVID-19 toma dos años o más, es muy posible que las transformaciones y rupturas con el pasado conocido pudieran ser mucho más profundas e irreversibles.

En términos de las variables a considerar para pensar el futuro de la educación escolarizada, la duración de la pandemia es claramente lo más importante. Pero, hay otros factores a tomar en cuenta (incluso si apareciera la vacuna mañana). Uno de ellos, es la prioridad que previsiblemente tendrá la educación para el gobierno en la post-pandemia, tanto en términos de atención política como de recursos públicos destinados a esta. En ambos casos, lo más probable es que sean menores que en el pasado. Ello, traerá conflictos importantes sobre cómo asignar esa atención y esos recursos mermados. El conflicto en cuestión abrirá oportunidades para replantear prioridades. En ausencia de potencia imaginativa y capacidad para organizar grandes números de voluntades en torno a esta, sin embargo, lo más probable es que prevalezcan en ese conflicto los actores e intereses más vocales y mejor organizados de siempre.

Además de identificar las variables clave a considerar para pensar productivamente las formas posibles del futuro, la tarea de imaginar el futuro pasa por preguntarnos desde cuáles supuestos analíticos, conceptuales y valorativos abordamos esa tarea. ¿Inquirimos sobre el futuro de la educación asumiendo que los sistemas educativos nacionales son algo inmutable, o comenzamos por historizar “la escuela” y por contemplar la posibilidad de que (más pronto que tarde) esa forma particular de organizar socialmente la tarea de “educar” sea sustituida por otra distinta? ¿Pensamos el futuro de la educación desde la idea de que las maestras/os son los únicos encargados de impartirla o desde una visión en la cual la “función docente” se descompone en tareas diferenciadas (enseñar a leer, proteger, acompañar en la vida) a cargo de una variedad de actores individuales y colectivos? ¿Analizamos el futuro de la educación partiendo de que lo único importante son los aprendizajes cognitivos individuales (como llevamos varias décadas haciendo) o partimos de una visión más colectiva en la que lo prioritario en educación es la capacidad de una sociedad para transmitirle a las siguientes generaciones el acervo de conocimientos, habilidades y valores compartidos que requiere esa sociedad para sobrevivir en el tiempo?

Nos toca a los que nos dedicamos profesionalmente a “pensar”, hacernos todas estas y otras muchas preguntas. Especialmente ahora, en estos tiempos de pandemia tan corrosivos de las certezas de antes, tan desafiantes, y tan abridores de nuevas posibilidades.

Fuente: https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/blanca-heredia/el-futuro-de-la-educacion-desde-donde-pensarlo  –

Imagen: https://pixabay.com/

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La clausura del futuro

Por:  Leonardo Díaz

 

La prensa nacional se ha hecho eco de un estudio que muestra una situación preocupante para el futuro de la sociedad dominicana: la migración de su juventud cualificada.

Según los datos del estudio reseñados, entre otros, por el Listín Diario (https://listindiario.com/economia/2020/02/09/603524/republica-dominicana-entre-los-paises-con-mas-fuga-de-cerebros), República Dominicana tiene un índice migratorio de personas cualificadas de 6.8, en una escala del 1 al 10. Estos resultados, aunque constituyen una mejoría con respecto a hace unos trece años (8.3 en 2007), siguen mostrando una situación lamentable: República Dominicana se encuentra entre los países con mayor índice de “fuga de cerebros”, junto a países como Salvador, Honduras, Guatemala, entre otros.

El problema no consiste, per se, en la existencia de una circulación de personas cualificadas, sino en el hecho de que, en la mayoría de los casos, estos dominicanos capacitados no regresan, salvo de vacaciones, y tampoco somos receptores de una inmigración cualificada a gran escala para reemplazarlos.

La mirada economicista, usualmente reduccionista, no permite comprender en su magnitud por qué el país, a pesar de mantener un crecimiento económico sostenido durante décadas, se encuentra igualado, en el referido índice, con países de menor crecimiento económico.

Y por supuesto, el enfoque economicista se sitúa en el problema de los salarios. Es cierto que nuestro nivel salarial es irrisorio. Pero, como venimos sosteniendo desde hace tiempo quienes defendemos la evaluación de las sociedades en función del modelo del desarrollo humano, hay otros factores que hacen poco atractivo la permanencia de un joven talento en nuestro país una vez se ha cualificado en un país con alto desarrollo humano.

Las personas, en especial, los jovenes, tienen muchas expectativas. Sueñan con llevar a cabo proyectos personales que van más allá de un estatus económico, si bien la cultura actual en las sociedades occidentales reduzca el éxito y el bienestar a la posesión de bienes materiales.

Aún más, salvo raras excepciones, los seres humanos tienden a ser más exigentes con respecto a lo que esperan de las sociedades en función de su cualificación. En un país con alto desarrollo humano existen las oportunidades de acceder a unos bienes intangibles que enriquecen la experiencia humana y que, una vez disfrutados, quieren perderse.

Evaluadas desde el modelo del desarrollo humano  nuestra sociedad reprueba, se convierte en poco atractiva de cara al futuro. Dentro de ella, una persona cualificada observa que sus capacidades no le sirven para vivir con decencia. Percibe que el futuro se clausura, porque carece de las destrezas callejeras y matonescas para competir en los entornos de ascenso social; carece de apellido, de vínculos partidarios, de vocación por la adulación y el gansterismo.

Y si es una persona madura, no solo piensa en si misma, se preocupa por el futuro de sus hijos, de sus amigos, de sus conciudadanos. Por ello desea una educación de calidad y un sistema de salud que no comercialice con la vida humana de los más vulnerables. Aspira a tener gobernantes honestos, o que sufran las consecuencias si deciden no serlo.

Por esta situación, nuestro problema no se va a resolver cancelando las becas al exterior o reorientando la inversión educativa en beneficio de las universidades dominicanas. Estas medidas no atacan el problema. El mismo radica en una actitud pesimista ante la vida generada por condiciones sociales de injusticia acumulada. La cuestión no es meramente educativa, sino también, política. Debemos comenzar a transformar las condiciones de injusticia y malestar que produce esa percepción de futuro clausurado.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8782049-la-clausura-del-futuro/

Imagen:  https://pixabay.com/photos/luggage-suitcases-baggage-bags-933487/

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Educación para el futuro

Por: Brenda Sanchinelli

Inicia el ciclo escolar  2018 y es necesario reflexionar como país sobre la importancia de la educación primaria en la vida de un ser humano, entendiendo que los niños son el futuro y quienes llevarán las riendas de nuestra nación  en unas cuantas décadas.

Este aspecto no puede seguirse posponiendo ni un día más, porque es justamente en los primeros años de vida donde se construyen los fundamentos de la identidad, una base afectiva segura y un buen desarrollo cognitivo.

Si el Estado no ofrece a sus niños la oportunidad de estudiar en una escuela de calidad, entonces, después, no nos asustemos de ver que miles de nuestros jóvenes optan por adherirse a las maras, buscando un grupo a donde pertenecer y sentirse aceptados, en lugar de ser hombres y mujeres de bien, que se transforman a través de la educación.

El país se encuentra estancado porque la niñez no está recibiendo educación planificada de acuerdo a modelos avanzados y con estándares internacionales, que los preparen para los retos del futuro; simplemente aquí no existen las condiciones mínimas de calidad, seguridad y salubridad para que las escuelas puedan realizar una labor docente aceptable, no digamos eficaz.

Una de las grandes deficiencias es que la mayoría del presupuesto asignado a educación es invertido en salarios y gastos de funcionamiento, quedando entonces muy pocos recursos para atender la infraestructura, libros de texto y refacciones escolares nutritivas. Finalmente quienes salen perdiendo son los niños.

Este sindicalista Joviel Acevedo le ha hecho un daño irreparable a la niñez de Guatemala. Es deplorable ver el estado de los centros educativos, sobre todo en el interior de la república, que se mantienen en una total precariedad, y no solo los edificios, sino la actitud de algunos directores y maestros mediocres a quienes les importa muy poco realizar su trabajo eficientemente. Incluso ya hay muchas denuncias contra maestros, por abuso sexual. ¿Cómo es posible esto?

El ambiente escolar es un factor muy importante dentro del aprendizaje, y además un gran recurso pedagógico. La niñez merece maestros capaces, una nutritiva refacción escolar, aulas confortables y limpias, no digamos contar con equipo tecnológico, laboratorios y canchas deportivas. Los recursos existen, pero la voluntad política de cambiar las cosas no se ve por ninguna parte.

Es inadmisible que aún se esté trabajando sobre guías curriculares inoperantes y obsoletas, sin tomar en cuenta que estamos ya en el siglo XXI, con necesidades educativas que han evolucionado.

Es muy importante discutir sobre la actualización de las guías curriculares y contenidos de materias que se ajusten a las necesidades reales de la preparación que debe tener un profesional competitivo a nivel mundial. Es decir, los niños deben aprender un segundo idioma como el inglés, un buen nivel de computación, matemáticas, contabilidad, física e idioma español.

Estas materias se dan con flojera y solo por salir del paso para llenar ciertas horas o requerimientos, pero se enseñan a un nivel bajísimo, al punto de que cuando los alumnos llegan a la universidad, ni siquiera saben cómo integrar o derivar una ecuación matemática, mucho menos presentar un reporte técnico con buena redacción y sin faltas ortográficas.

Es impresionante ver el grado de ignorancia con que se gradúan alumnos de diversificado, ya sea en una escuela pública o un colegio privado marca “patito”, que cobra mucho, pero enseña poco. Y el Mineduc no controla los cobros excesivos y abusivos de los colegios privados.

El mejor regalo que Guatemala puede darle a un niño es la oportunidad de obtener una educación competitiva. De otra manera nuestro país nunca progresará

Fuente del articulo: http://www.prensalibre.com/opinion/opinion/educacion-para-el-futuro

Fuente de la imagen: https://www.google.co.ve/url?sa=i&rct=j&q=&esrc=s&source=images&cd=&cad=rja&uact=8&ved=0ahUKEwi4vY_FqNPYAhVsg-AKHWnjCuUQjRwIBw&url=http%3A%2F%2Fwvw.nacion.com%2Fln_ee%2F2009%2Fdiciembre%2F16%2Fopinion2195974.html&psig=AOvVaw3AXSR-QmQCixWFJu3lVarg&ust=151587713

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A pesar de los avances, 180 millones de niños se enfrentan a un futuro más sombrío que el de sus padres, según UNICEF

22 de noviembre de 2017 / Fuente: https://www.unicef.org/

Las actividades que se celebrarán en el Día Mundial de los Niños en más de 130 países servirán de plataforma para que los niños expresen sus preocupaciones y para defender a los niños más desatendidos

Según un análisis realizado por UNICEF con motivo del Día Mundial de los Niños, uno de cada 12 niños de todo el mundo vive en países donde su futuro será peor que el de sus progenitores, a pesar de los progresos que se están logrando a nivel mundial.

Según el análisis, 180 millones de niños viven en 37 países donde tienen más probabilidades de vivir en situación de extrema pobreza, dejar de ir a la escuela o morir a causa de la violencia, que los niños que vivían en esos mismos países hace 20 años.

“Mientras que la generación anterior ha sido testigo de una mejora sin precedentes en la calidad de vida de la mayoría de los niños del mundo, parece mentira que una minoría olvidada de niños haya quedado excluida por causas ajenas a ellos o a sus familias”, aseguró Laurence Chandy, Director de Datos, Investigación y Políticas de UNICEF.

UNICEF conmemorará el Día Mundial de los Niños, que señala el aniversario de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño, con actividades internacionales en las que los niños se harán cargo de las funciones de los adultos, además de la celebración en más de 130 países de otros actos y acontecimientos para los niños que tienen como objetivo ofrecerles una plataforma que les ayude a salvar las vidas de otros niños, a luchar por sus derechos y a desarrollar su potencial.

“La esperanza de cada padre y madre, sin importar su origen, es brindar a sus hijos más oportunidades que las que tuvieron ellos de jóvenes. En este Día Mundial de los Niños, debemos prestar atención a la cantidad de niños que, sin embargo, encuentran con cada vez menos oportunidades y expectativas de futuro”, añadió Chandy.

Tras evaluar las posibilidades que tienen los niños de escapar de la pobreza extrema, obtener una educación básica y evitar morir de forma violenta, el análisis de UNICEF revela que:

• El porcentaje de personas que viven con menos de 1,90 dólares al día se ha incrementado en 14 países, entre ellos Benin, el Camerún, Madagascar, Zambia y Zimbabwe. Este aumento se debe, principalmente, al malestar social, los conflictos o el mal gobierno.

• Las matriculaciones en la escuela primaria se han reducido en 21 países, entre ellos Siria y Tanzania, debido a factores como las crisis económicas, el crecimiento rápido de la población o los conflictos.

• El número de muertes de niños menores de 19 años a causa de la violencia se ha incrementado en siete países: Iraq, Libia, República Centroafricana, Sudán del Sur, Siria, Ucrania y Yemen, todos ellos escenarios de los peores conflictos.

• En cuatro países (República Centroafricana, Sudán del Sur, Siria y Yemen) se produjo una reducción en más de una de las tres esferas evaluadas, mientras que Sudán del Sur ha experimentado reducciones en las tres.

“En una era de rápidos cambios tecnológicos que generan enormes beneficios en la calidad de vida, es terrible que cientos de millones de niños vean cómo su propia calidad de vida disminuye, lo que les produce una sensación de injusticia a ellos y de fracaso a quienes los cuidan”, destacó Chandy. “No es de sorprender que sientan que no se les escucha y que consideren que sus futuros son inciertos”.

Una encuesta paralela, llevada a cabo por UNICEF en 14 países con niños de entre 9 y 18 años, y publicada también hoy, pone de manifiesto que los niños están muy preocupados por las cuestiones que les afectan a ellos mismos y a otros niños: la violencia, el terrorismo, los conflictos, el cambio climático, el trato injusto que se les da a refugiados y migrantes y la pobreza.

Estas son las conclusiones más importantes de la encuesta:

• Al preguntarles cómo se sienten cuando se toman decisiones que afectan a los niños de todo el mundo, la mitad de los niños de 14 países denuncian sentir que no se respeta su derecho a decidir.

o Los niños de Sudáfrica y el Reino Unido son los que más sienten esta falta de respeto por sus derechos, con un 73% y un 71%, respectivamente, que aseguran que jamás se les escucha o que sus opiniones no cuentan para nada.
o Los niños de la India son los que se sienten más empoderados: un 52% de ellos considera que se les escucha, que pueden ayudar a su país y que sus opiniones pueden influir en el futuro de su país.

• Los niños de los 14 países consideraron el terrorismo, la educación precaria y la pobreza como las cuestiones más importantes contra las que los dirigentes deberían tomar medidas.

• En estos 14 países, la violencia contra los niños resultó ser la mayor preocupación: un 67% aseguró estar muy preocupado. Los niños del Brasil, Nigeria y México son los más preocupados por la violencia que afecta a los niños: un 82%, un 77% y un 74%, respectivamente, aseguraron estar muy preocupados por este asunto. Los niños del Japón son los que menos suelen preocuparse: menos de una cuarta parte de los niños encuestados (23%) dicen estar muy preocupados.

• Los niños de los 14 países sienten la misma preocupación por el terrorismo y la educación precaria: un 65% de todos los niños encuestados están muy preocupados por estos temas. Los niños de Turquía y Egipto son quienes más preocupados están por el terrorismo, que les afecta personalmente: un 81% y un 75% respectivamente. Por el contrario, los niños de los Países Bajos son quienes menos preocupados están de que el terrorismo les pueda afectar directamente (tan solo un 30% muestra preocupación). Los niños de Brasil y Nigeria son los más preocupados por la educación precaria o la falta de acceso: a más de 8 de cada 10 niños les preocupa que esto afecte a los niños de todo el mundo.

• Alrededor de 4 de cada 10 niños de los 14 países están muy preocupados por el trato injusto que se les da en todo el mundo a los niños refugiados y migrantes. Los niños de México, Brasil y Turquía son los que más suelen preocuparse por el trato injusto que se da a refugiados y migrantes en todo el mundo: casi tres de cada cuatro niños mexicanos dicen estar preocupados, seguidos de más de la mitad de los niños de Brasil y Turquía. Alrededor de un 55% de los niños de México sienten preocupación porque esto les pueda afectar personalmente.

• Casi la mitad de los niños (45%) de 14 países no confía en que los adultos o los dirigentes mundiales tomen buenas decisiones en favor de la infancia. Brasil cuenta con el porcentaje más alto (81%) de niños que no confían en sus dirigentes, seguido de Sudáfrica, con un 69%. Los niños de la India son quienes más confían en sus dirigentes: tan solo un 30% no confía en ellos.

• Barack Obama, Cristiano Ronaldo, Justin Bieber y Taylor Swift son algunas de las personas a las que más niños invitarían a sus fiestas de cumpleaños: el expresidente de los Estados Unidos se encuentra entre los primeros cinco en 9 de los 14 países. Ver la televisión ocupa la primera afición elegida en 7 de los 14 países.

El Día Mundial de los Niños es un día “para los niños y de los niños” en el que niños de todo el mundo se tomarán el mando de las funciones más destacadas de los medios de comunicación, la política, los negocios, los deportes y el entretenimiento, con el fin de expresar sus preocupaciones sobre las cuestiones en las que deberían centrarse los dirigentes mundiales, así como de manifestar su apoyo a millones de otros niños que se enfrentan a un futuro poco esperanzador.

“El Día Mundial de los Niños consiste en que se nos escuche y se nos dé voz y voto sobre nuestro futuro. Nuestro mensaje es claro: tenemos que alzar nuestra propia voz y, cuando lo hagamos, el resto del mundo nos debe escuchar”, declaró Jaden Michael, activista de 14 años y defensor de los niños con UNICEF.

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Notas a los editores

Los 37 países en los que las expectativas para los niños están disminuyendo en al menos un aspecto clave son: Benin, Bolivia, Camerún, las Comoras, Côte d’Ivoire, Djibouti, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Guatemala, Guyana, Guinea-Bissau, Jordania, Iraq, Islas Marshall, Islas Salomón, Kiribati, Líbano, Liberia, Libia, Madagascar, Malí, Micronesia, Palau, Paraguay, República Árabe Siria, República Centroafricana, República de Moldova, República Unida de Tanzania, Rumania, Saint Kitts y Nevis, Sudán del Sur, Tonga, Ucrania, Vanuatu, Yemen, Zambia y Zimbabwe. Si desea conocer más detalles, haga clic aquí.

Para llevar a cabo la encuesta, UNICEF trabajó con Kantar y Lightspeed para hacer un sondeo entre más de 11.000 niños de 9 a 18 años procedentes de 14 países acerca de sus preocupaciones y su actitud sobre cuestiones que afectan a todo el mundo. Los temas de preocupación fueron: el acoso, los conflictos/la guerra, la pobreza, el terrorismo y la violencia contra los niños. Los países encuestados fueron: Brasil, Egipto, Estados Unidos, India, Japón, Kenya, Malasia, México, Nueva Zelanda, Nigeria, Países Bajos, Reino Unido, Sudáfrica y Turquía.

Acerca del Día Mundial de los Niños

Si desea obtener más información sobre el Día Mundial de los Niños, sírvase visitar: https://www.unicef.org/world-childrens-day/

Fuente noticia: https://www.unicef.org/spanish/media/media_101525.html

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Mejor sociedad pero con un futuro incierto: así vemos el cambio generacional

Maria Zuil

Condiciones laborales precarias, vivienda por las nubes y ocio variado y barato. Así ven los lectores de El Confidencial la situación actual comparada con la de generaciones anteriores, según las conclusiones de la encuesta publicada en el reportaje ‘Soy mileurista, ¿pero realmente vivo mejor que mis padres?’. En total 2.923 personas de todas las edades han aportado sus respuestas durante esta semana.

Precariedad, el mal laboral de nuestro tiempo

De los nacidos antes de 1945 –la llamada generación silenciosa– a los que solo conocen el mundo a partir de 1995 –los Z–, predomina un gran consenso en la mayoría de las cuestiones. Es el caso de la situación laboral actual, sobre la que el 69% de los lectores considera que es ahora más precaria que en su generación o en la de sus padres, aunque son sobre todo son los ‘babyboomers’ los que más se decantan por esta valoración (73%). Los más jóvenes, los que tienen ahora menos de 22 años, se dividen más entre la precariedad y el paro como principales problemas.

“La retribución y condiciones de trabajo son mucho peores que en los tiempos con sindicatos más fuertes, convenios con subidas reales, gente movilizada….” considera un zaragozano de la generación X (nacidos del 65 al 80). “Los empresarios han aprovechado la crisis para bajar los salarios y hay menos oportunidades para los que están empezando: el bucle infinito de prácticas”, razona una millennial de Madrid.

Muchos lectores señalan también que la precariedad se da más en trabajos cualificados y que el mantra “si no eres tú, ya vendrá otro” sirve de excusa para empobrecer las condiciones laborales. Según algunas respuestas, la inmigración o la incorporación de la mujer al trabajo han empeorado las condiciones por el incremento de la demanda de puestos de trabajo.

El 16,4% considera que el paro es ahora más alto que en generaciones anteriores, pero sobre todo son los más jóvenes los que tienen esta percepción (el 39% de los nacidos después de 1995). En el otro lado, también hay quien piensa que en la actualidad hay más puestos de trabajo –el 5,1% de la generación X– sobre todo por la creación de nuevas profesiones, y que hay menos precariedad –el 9,6% también de los X–. “Hay más variedad y se puede optar por trabajar en toda Europa”, explica un ‘babyboomer’ de Ciudad Real que considera que “la situación es mucho mejor que hace 40 años, falta un poco de visión positiva en los jóvenes”.

La situación es mucho mejor que hace 40 años, falta un poco de visión positiva

Pero también hay quien cree que la situación no ha cambiado, como este alicantino del Baby Boom: “En 1986 en España el paro era del 21% y en mi primer trabajo me pagaron el sueldo mínimo más 500 pelas (3 euros que ahora serían más o menos 20)”. Según el último dato, el desempleo actual se sitúa en el 17%.

Vivienda inaccesible

En el aspecto en el que más unanimidad hay entre generaciones es en el encarecimiento de la vivienda, tanto de alquiler como de compra. Sobre todo los de la generación X y Millenial –aquellos en edad de comprar o alquilar actualmente– creen que es más alta en la actualidad que en la de sus padres.

“Actualmente el mercado siente que la crisis ha pasado y 2017 es el año en el que los precios de la vivienda vuelven a subir, por consiguiente, los alquileres también”, opina una madrileña ‘millennial’ que se volverá a casa de sus padres para poder ahorrar, y añade en este sentido: “El problema está en que la oferta variada [de ocio] ha provocado que los jóvenes tengamos un ritmo de vida desenfrenado, así que no ahorramos. A ver en qué estamos en 20 años, no quiero ni pensarlo…”.

La gran mayoría de las respuestas apuntan a la especulación y al ‘boom’ inmobiliario como causantes de la situación actual pero también a Airbnb o a la concentración de la población en las ciudades. Además creen que la subida del alquiler se debe al descenso de la oferta de pisos y a lo innacesible de las hipotecas.

Actualmente el mercado siente que la crisis ha pasado, y 2017 es el año en el que los precios de la vivienda vuelven a subir

Sin embargo, también hay quien piensa que el alquiler no ha variado (7,7% de los encuestados) o que ha bajado la venta (3,3%), como este barcelonés nacido antes de 1945: “A igualdad de precio –incluido el efecto de la inflación– los pisos de 1950 eran de pésima calidad respecto a los actuales: mal aislamiento térmico y acústico, calidad de materiales, falta de ascensor…“

Avances sociales con riesgo de retroceder

A nivel social, es llamativo que cuánto más joven es el encuestado, más mejoría a nivel social percibe. Mientras que los nacidos antes de 1945 consideran que se ha avanzado mucho en un 64%, esta cifra aumenta al 77% o al 85% en ‘millennials’ y ‘postmillennials’. De igual manera un 11% de la generación silenciosa, criada entre dos guerras mundiales y una gran depresión, cree que “seguimos igual” frente a solo el 3% de los nacidos a partir del 2000.

Son numerosos también los comentarios que apuntan a que, a pesar de los grandes logros sociales que se consiguieron en las últimas décadas, últimamente se está retrocediendo en algunas cuestiones: “Se ha avanzado si lo comparamos con el 86, pero en cuanto a derechos sociales estamos retrocediendo y esa pérdida afectara a nuestro futuro y el de nuestros hijos…”, apunta esta ‘millennial’ de Madrid.

“En los años 70/80 había una generosidad que se ha perdido, la gente pensaba más en los demás. Salías en pandilla sin un duro, y si alguien llevaba 100 pesetas TODOS teníamos 100 pesetas”, cuenta un ‘babyboomer’ de Valencia. “Cuando alguno se enteraba de un curro nos avisábamos unos a otros: ‘Oye, que en tal sitio necesitan gente para descargar, 15 pesetas la hora…’ Y allá que íbamos todos. Ahora es una guerra sin cuartel ni piedad, todo de tapadillo y que no se enteren, no vayan a chafártelo… Teníamos carencias, pero la alegría que se respiraba y la confianza que teníamos en nosotros mismos y en el futuro se ha quedado por el camino”.

Ocio: más opciones gracias a internet

En cuanto al ocio, casi la mitad de los lectores considera que ahora es más variado, y el 33% que es más barato, frente al 16% que opina que se ha encarecido. Entre los motivos, la tecnología en general e internet en particular, pero también el abaratamiento de los viajes y el aumento de la oferta, que incrementa la competitividad.

Los nacidos a partir de 1995 son los que más creen que la diversión se ha encarecido comparado con sus progenitores. “Antes la gente se relacionaba socialmente mucho menos desde el consumismo. Ahora el ocio está muy mercantilizado y dirigido a ese consumismo que podríamos llamar materialista”, dice este ‘millenial’ de Badajoz, que se incluye dentro de esa manera de disfrutar del ocio.

Teníamos carencias, pero la alegría que se respiraba y la confianza en nosotros mismos y en el futuro se ha quedado por el camino

Futuro incierto

De cara a lo que está por venir, el 80% de los lectores cree que el futuro de la generación actual es menos halagüeño que el que tuvieron otras generaciones, otra percepción que aumenta a medida que más joven es el encuestado. Los nacidos a partir de 1995 ven difícil su futuro en un 82% frente al 75% de la generación silenciosa.

“La economía no va a mejorar porque la hipoteca estrangula la economía familiar y anula el gasto”, considera este madrileño de la generación X. Otros apuntan además al fin de las pensiones o a la pérdida de valores como causas de un porvenir difícil, sobre todo para los que tengan menor formación. “Se puede vivir mejor o peor según cada circunstancia, pero ahora tenemos un futuro mucho más incierto. Antes tenían décadas de crecimiento por delante y un país sin deuda y en expansión. Todo eso ahora ha desaparecido, menos la deuda”, señala otro lector. Desde un lado más crítico con el pesimismo reinante, algunos apuntan a que es una cuestión de perspectiva, como este ‘millenial’ de Madrid: “Como hijos de la abundancia tenemos un rasero mucho más exigente, pero las perspectivas son parecidas”.

Fuente del articulo: https://www.elconfidencial.com/espana/2017-07-29/encuesta-generaciones-millennial_1422391/

Fuente de la imagen: https://www.ecestaticos.com/imagestatic/clipping/657/290/6572900741ae25b4153b6405bbc097f9/mejo

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