Page 1 of 34
1 2 3 34

Dislexia: cuando los sueños no se escriben con palabras

Reseñas

La dislexia no es una enfermedad, ni afecta a las habilidades cognitivas, es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura. Si se diagnostica y se trata a tiempo con herramientas como DytectiveU, de Change Dyslexia, se pueden obtener buenos resultados académicos y alcanzar objetivos, “porque los sueños no se leen, se hacen realidad”

Contaba el bueno de Pau Donés en el libro Superar la dislexia, de Luz Rello, que “los disléxicos somos mejores persianas… ¿o era personas?”. Una cita que, más allá de la confesión, el humor y la hipérbole, esconde un mensaje de empoderamiento muy valioso para ese 10% de la población que tiene dificultad en el aprendizaje: se puede llegar a cualquier sitio con ella.

El músico, recientemente desaparecido, es más que un ejemplo de que todo es posible. Cada vez que un famoso de éxito como Pau sale del armario de la dislexia, un niño con problemas de lectoescritura encuentra una motivación más para seguir trabajando. Ese niño hoy es Manu, un chico con riesgo de trastorno en el aprendizaje que con tan solo 9 años se pone delante de nuestros focos y cámaras para contar y normalizar su experiencia con una madurez asombrosa: “Me parece mal que se rían de ti porque al que se ríe también se le dará mal alguna cosa que a los otros se le dará bien”.

Manu da con la clave. Nadie llamaría enfermedad a la falta de destreza con un balón de fútbol. Nadie es menos inteligente por no haber sido agraciado con un buen oído para la música o con una buena mano para las artes plásticas. Pues con la dislexia pasa tres cuartos de lo mismo. La dislexia es solo un trastorno relacionado con las habilidades en la lectura y escritura, no con aquello que comprendes o asimilas. Por eso no está relacionado ni con la inteligencia, ni con la expresión oral, ni con tu potencial de mejora, simplemente afecta a instrumentos clave en nuestros procesos de aprendizaje y, aunque esto es importante, hay mecanismos naturales y artificiales para combatirlo.

El 90% de las personas que tienen dislexia no lo saben

Afortunadamente la plasticidad del cerebro y nuestra habilidad de adaptación social mediante la creatividad y las estrategias de compensación hacen posible que genios con dislexia como Pau Donés, Steve Jobs o el mismísimo Leonardo da Vinci hayan trascendido y triunfado simplemente por el valor de sus fortalezas, y que niños como Manu tengan hoy la posibilidad de hacerlo gracias al desarrollo de herramientas para potenciar otras capacidades de aprendizaje, como DytectiveU, de Change Dyslexia.

Manu, muy atento a su 'tablet'.
Manu, muy atento a su ‘tablet’. SOMOS5

Cuando el obstáculo se convierte en un escalón

El mayor problema de la condición disléxica son las consecuencias derivadas del diagnóstico tardío. El 90% de las personas que tienen dislexia no lo saben. En un sistema en el que el papel educativo bascula demasiado hacia el aprendizaje memorístico, colectivo y poco individualizado, la posibilidad de frustración académica aumenta en las personas con dificultades. “No todos los niños son iguales. En una clase no todos aprenden igual, es imposible” nos cuenta convencida Pilar, madre de Manu. Por eso, si no somos capaces de que aprendan con nuestro sistema, quizás nosotros deberíamos adaptarnos a cómo aprenden ellos con el suyo, potenciando esa «creatividad defensiva natural» para hacer del obstáculo un peldaño de mejora. Ese es el cambio que propone Change Dyslexia.

Pilar entiende la frustración porque ha pasado por ella un par de veces. Antonio, el hermano mayor de Manu, fue apartado a una clase especial de apoyo (“la clase de los tontos, la llamaban en el patio”) cuando le detectaron problemas de aprendizaje. “Con Manu se ha abordado interviniendo en lo que él necesita, sin juzgar lo que estaba haciendo, y a Antonio, aunque necesitaba más esfuerzo por su parte, se le ha juzgado, sin saber lo que necesitaba”, nos explica convencida.

“El DytectiveU es como un videojuego, pero para no tener faltas de ortografía”, explica Manu

Ese «lo que necesitaba» era, simplemente, una intervención precoz. Change Dyslexia, la organización multipremiada fundada por la investigadora Luz Rello, ha diseñado DytectiveU, una aplicación validada científicamente que se utiliza en más de 100 colegios públicos y que es capaz de detectar y tratar la dislexia desde primaria, permitiendo la adaptación de aprendizajes diferentes para combatir la brecha: “El DytectiveU es como un videojuego, pero para no tener faltas de ortografía. Te ayuda a escribir más rápido con la letra bien hecha”, nos explica Manu sin levantar la vista de la tablet.

Pero la plataforma no es solo una app con 42.000 ejercicios que estimulan las fortalezas; también incluye programas formativos y conexión asistencial con logopedas y profesores en los colegios para todos los alumnos. Son esas personas las que ayudan a construir los sueños de nuevo, las que te convencen de que ya no eres una niña dispersa, inmadura o vaga o las que, yendo más allá de las palabras, conectan contigo con el color y el calor de las emociones, como aquellos antiguos maestros de pueblo: “Desde que empezó con DytectiveU Manuel ha cambiado. No lo he notado solo yo, sino también amigas que tengo que son profes, pero no en cómo Manuel lee o cómo escribe, sino en como es él”, dice emocionada Pilar.

Luz contra la dislexia

Hay personas que ya desde el nombre anticipan una energía especial que lo irradia todo. Luz Rello (Sigüenza, Guadalajara, 1984) soñaba con ser investigadora, pero tenía dislexia. Hoy es doctora en Informática, licenciada en Lingüística y su currículo investigador es tan grande como el empeño en alcanzar sus sueños: “Al final, Change Dyslexia es un movimiento, un movimiento de saber qué es posible y qué es posible con esfuerzo”, nos cuenta convencida. Quizás porque el verdadero valor de un sueño no está en su dificultad sino en la cantidad de esfuerzo que aplicamos cada uno en intentar conseguirlo.

Luz Rello, fundadora de la organización Change Dyslesxia, rodeada de niños.
Luz Rello, fundadora de la organización Change Dyslesxia, rodeada de niños. PEPO JIMÉNEZ

Cuando Luz llega al colegio donde estamos grabando el reportaje, una marabunta de niños la rodea como si fuera una rockstar: “No me acostumbro a esto, estoy emocionada”, nos confiesa detrás de una sonrisa cómplice. Los chavales buscan un autógrafo de la mujer que ha convertido su aprendizaje en un estímulo eficaz y divertido y que también es un referente cercano y su mejor influencer: “Esto es un regalo, porque yo he oído a Luz que sacaba suspensos y mira. Es un ejemplo de tesón, de que lo hace todo de corazón, de la empatía que tiene con todos los niños, es que es flipante”, nos explica Pilar.

El disléxico no es más que un inventor de estrategias, un creativo que busca atajos originales para llegar a sitios que la mayoría alcanza por autopistas

Al final el disléxico no es más que un inventor de estrategias para rodear la educación normativa regulada por otros, un creativo que busca atajos originales para llegar a sitios que la mayoría alcanza por autopistas. Y la inclusión pasa por subrayar esas fortalezas. “La misión de Change Dyslexia es que ningún niño con dislexia se vuelva a quedar por el camino, nunca más”, recuerda Luz. Aprovechar una condición forjada en la resiliencia del esfuerzo, en las buenas ideas y en la creatividad es también un aprendizaje del que nos podemos beneficiar todos.

Escucha la historia

Contenido adaptado del vídeo

00:00

(Manu) Que antes no me gustaba mucho venir a clase, pero ahora con el Dytective me está empezando a gustar más.

00:07

(Intro) ¿Sabes si tienes dislexia? Afecta a 1 de cada 10 personas y Luz Rello es una de ellas. Es la creadora de DytectiveU, una herramienta para apoyar a niños con problemas de aprendizaje como Manu, hijo de Pilar.

00:24

(Pilar) Me llamo Pilar y soy la madre de Antonio, Manuel y Martina.

00:31

(Pilar) Los tres son totalmente distintos, no tienen nada que ver uno con otro.

00:36

(Pilar) Antonio está pasando ya la adolescencia y cada vez estudiaba menos.

00:42

(Pilar) En el cole hicieron como una clase especial para niños que necesitaban más apoyo.

00:48

(Pilar) A Antonio eso no le ayudó nada, claro.

00:53

(Pilar) Él me decía: ‘¿Pero para qué voy a estudiar?’.

00:56

(Pilar) Manu tiene 9 años, está ahora en 4º de Primaria. Cuando empieza Primaria se empieza a notar que lleva otro ritmo o que le gusta estudiar de otra manera.

01:04

(Pilar) Le hicieron unas pruebas en el cole y entonces le salió, en unos tests de los que le hicieron, riesgo de dislexia.

01:12 MANU

(Manu) “Hemos encontrado una bola extraña en el pasillo”.

01:16

(Pilar) Lo que sí que comparo es: cómo se ha abordado con uno y cómo se ha abordado con otro.

01:21

(Pilar) Con Manu se ha abordado viendo lo que él necesita. Estaban utilizando una herramienta muy buena, que había creado Luz Rello, que era el DytectiveU y que a Manuel le iba a ayudar.

01:35

(Luz) Lo que queremos es que ningún niño vuelva a quedarse atrás o a suspender por causa de la dislexia.

01:43

(Luz) Para eso tenemos una herramienta que lo que hace es primero detectar, segundo ayudar…

01:49

(Luz) …para eso está DytectiveU, con 40.000 ejercicios. Y luego, en tercer lugar, los beneficios van para generar becas de DytectiveU para las personas que no se lo pueden permitir.

01:58

(Pilar) Luz, para mí, ha sido como un rayo de esperanza. Gracias a su historia y a la herramienta que ha creado ha ayudado a Manu y me ha ayudado a mí a ver las cosas de diferente manera.

02:10

(Pilar) Yo siempre le digo: ‘¿Tú no ves que mamá siempre se pone las gafas porque, si no, no ve? Pues tú tienes que usar el Dytective para que te ayude en tu escritura y en tu lectura’.

02:19

(Manu) He mejorado mucho y no solo me ha ayudado a mí, también a muchos más niños y por eso quiero que lo usen todos.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/sociedad/2020/09/02/pienso_luego_actuo/1599066237_013427.html

Comparte este contenido:

Qué es la ética

Por: Victoria Camps

  • La nueva ley de educación no recupera la asignatura de Ética a 4 arte de ESO, pero la reivindicación sigue abierta. Para contribuir al debate reproducimos el artículo de Victoria Camps, gran referente en la materia, en la Revista XQ. En su opinión, la Declaración de Derechos Humanos resume los principios y valores que la humanidad debería compartir, el mínimo común ético que debe asumir cualquier sociedad

La palabra ética deriva etimológicamente del griego ethos, que se traduce por ‘manera de ser’, ‘carácter’, ‘costumbre’. Lo que las personas suelen hacer, lo que acaban siendo, constituye su ethos. El equivalente latino de la palabra ethos es moras, traducido generalmente como ‘costumbres’. Originariamente, pues, ética y moral sólo son la traducción a nuestra lengua del nombre griego o latino para designar una forma de ser y de actuar específicamente humana.

A lo largo del tiempo, sin embargo, el significado de ética y moral ha experimentado algunos cambios. Aunque aún es legítimo utilizar ambas palabras con el mismo significado, los filósofos tienden a distinguir entre ética, como reflexión filosófica sobre la moral, y moral, como un conjunto de normas, más o menos explícitas, que configuran una doctrina moral concreta: la moral católica, islámica, burguesa, etc.

El primer filósofo que trata de sistematizar los contenidos de la ética es Aristóteles. En sus tratados de ética, que recopilan las enseñanzas de la Academia griega, la define como el bien que todo el mundo busca, o como el fin y lo que da sentido a su vida. Este bien, que teóricamente identificamos con lo que nos hará felices – nos dice el filósofo -, no radica en la riqueza, ni en el éxito ni en el honor. Radica en la vida virtuosa. En la capacidad, habilidad y voluntad de ir adquiriendo aquellas virtudes que nos harán personas como es debido, buenas personas. La prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza… son algunas de estas virtudes que, posteriormente, el cristianismo convertiría en «virtudes cardinales».

La ética de las virtudes pone el foco en la formación de la personalidad moral, en la adquisición de unas actitudes y de unos hábitos coherentes con valores tan básicos como son la justicia, la paz, la tolerancia, la solidaridad o el respeto a las personas. Pero esta manera de entender la ética va cambiando con el tiempo. A partir de la modernidad, cuando el valor de la libertad individual se configura como la característica más propia del ser humano, la ética empieza a ser vista más bien como un conjunto de criterios o principios que determinan la ley o el deber moral.

Kant es el más genuino de los representantes de esta manera de entender la ética: como un imperativo categórico que la razón nos impone por el hecho de ser seres racionales. Destaco una de las fórmulas de este imperativo, la más conocida y que todavía sirve como el principio de la moralidad: «Actúa de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de los demás, siempre como un fin y nunca sólo como un medio». El respeto a la dignidad del otro (y de uno mismo), en cualquier situación, es algo similar a lo que siempre se ha entendido como la regla de oro de la moralidad y que de forma popular se traduce así: «Lo que no quieres para ti, no lo quieras para nadie».

Los dilemas de la ética aplicada

Las éticas de principios, como la kantiana, presentan la dificultad de su aplicación práctica. Los principios siempre son abstracciones que no indican exactamente cuál es el deber moral en una situación concreta. ¿Cuando la persona se encuentra ante un dilema moral, entre dos opciones que parecen igualmente buenas, hacia qué se debe decantar el deber moral? ¿Cuál debe ser la opción moral cuando se trata de decidir sobre la mejor manera de respetar la vida de las personas en cuestiones como el aborto o la ayuda a morir? ¿Cómo se respeta la dignidad de los que no tienen autonomía para decidir? ¿Es un acto de discriminación, el hecho de prohibir el velo islámico? Aplicados literalmente, los principios pueden derivar en comportamientos fanáticos. El fanatismo no es una actitud huérfana de principios, sino todo lo contrario, es una actitud derivada de principios inflexibles. Las doctrinas propias de las religiones monoteístas son un ejemplo.

Con el propósito de encontrar una teoría ética más pragmática que la kantiana, surgió la llamada ética utilitarista, desarrollada por los filósofos ingleses Jeremy Bentham y John Stuart Mill. En lugar de buscar el criterio moral en algo tan poco contrastable como la razón humana, ambos pensadores se fijaron en una idea más real y práctica: lo que todo el mundo busca en esta vida es la felicidad. Esto significa que la guía del bien y del mal consistirá en procurar placer y evitar dolor. Así formularon el principio utilitarista: «La felicidad de la mayoría es la medida del bien y el mal». A la ética utilitarista se le llama ética de las consecuencias, ya que, al aplicarla, no se trata tanto de hacer valer unos principios supuestamente racionales como de evaluar las consecuencias empíricas de las decisiones que se toman. De esta ética también se ha dicho ética de la responsabilidad.

Las tres maneras de concebir la ética -virtudes, principios o consecuencias- no son incompatibles, sino complementarias. Son tres puntos de vista que confluyen en el razonamiento moral. A fin de plantear adecuadamente los problemas que tienen una dimensión ética, hay que tener presentes los principios éticos que suscribimos y en los que creemos, ponderar las consecuencias prácticas de la posible resolución de cada problema y abordar la cuestión con una actitud «virtuosa».

Lo que menos falta, en las democracias consolidadas, son los principios. Sabemos, por ejemplo, que no se debe discriminar a la mujer en ninguna situación. O sabemos que la corrupción o el engaño en la política constituyen agresiones a la dignidad de las personas. Lo que falla no es el conocimiento de estos principios, sino la voluntad de actuar de acuerdo con lo que dicen. Si no desaparece el machismo, no se acabará la violencia contra la mujer; si las prácticas corruptas son aceptadas como habituales, no pondremos fin a la corrupción. La ética no es sólo un conjunto de conocimientos aceptados y defendidos en teoría: es una práctica que debe arraigar en la forma de vida de las personas.

La ética y el reto de ser universal

Las concepciones filosóficas de la ética o la moral pretenden ser universales. A diferencia de las doctrinas morales religiosas, que valen sólo para los creyentes de las diferentes religiones, una ética laica busca establecer una normativa, ya sea bajo la forma de virtudes, de valores o de principios, que valga para toda la humanidad. No vale la idea de que cada uno tiene su ética, porque, a diferencia del derecho, aquella apela a la conciencia de cada persona. Es cierto que la ética obliga en conciencia, puede ocurrir que una determinada norma jurídica o socialmente normalizada sea, de hecho, discriminatoria contra algún sector de la sociedad y que pensamos que no es defendible éticamente. De hecho, el sufragio universal, que es una de las expresiones de la igualdad, no ha sido una realidad hasta hace pocos años.

Los grandes valores se han ido llenando de contenido a lo largo de los siglos, gracias al progreso de la conciencia moral de personas o colectivos que denunciaban incoherencias entre el ideal representado por un valor como la igualdad de hombres y mujeres y una realidad que no reflejaba este valor. Podríamos decir que la Declaración de Derechos Humanos resume los principios y los valores que la humanidad debería compartir, el mínimo común ético que debe asumir cualquier sociedad. Es en este sentido que se defiende la universalidad de la ética, no como una realidad, que obviamente no lo es, sino como una exigencia teórica que debería servir como idea reguladora de la práctica.

¿Cómo y dónde se aprende la ética, tanto si la entendemos como un compendio de virtudes o cualidades que la persona debe ir adquiriendo y cultivando como si la reducimos a una serie de principios o normas que deben cumplirse? La respuesta es la educación en un sentido muy amplio. La ética se enseña y se aprende practicándola, a través del ejemplo y de la sanción social de aquellos comportamientos que son contrarios a los valores más básicos. La familia y la escuela tienen un papel importante, pero es toda la sociedad la que debe comprometerse para que la vida en común sea la expresión de una vida que merezca ser considerada justa y buena.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/12/03/que-es-la-etica/

Comparte este contenido:

Tres turnos al día

Por: Ilka Oliva Corado

Las ilusiones de tantas personas indocumentadas.

Intento abrir la puerta de la panadería y el viento que está en contra lo hace más difícil pero además es una puerta antigua, con bisagras antiguas sin mantenimiento que vuelven a la puerta una fortaleza, cuando por fin lo logro se deja ir con aviada y me da en la  espalda, salgo revirada hacia el frente y apenas logro mantener el equilibro. La muchacha que está en caja sonríe y también el señor maestro panadero. A usted no la quiere la puerta, me dice el maestro panadero, un señor como de unos 75 años de edad. Cállese, que en la mera espalda me dio la bandida, le digo, a manera de contestación del saludo.

Busco pan francés, quiero comer frijoles colados con pan francés, pero el pan francés, francés de Guatemala lo encuentro solo yendo a la ciudad, al centro, digamos, en los alrededores solo encuentro panaderías mexicanas, rusas, polacas e indias, por ahí que logro comprar en el supermercado el baguette francés pero el pan francés de Guatemala solo que aprenda a hornearlo y así estoy de qué años, que quiero aprender a hacer pan y nada, la choya no me deja.

En esa panadería hacen pan mexicano y guatemalteco pero el guatemalteco es solo imitación porque la forma tiene el pan pero la harina y su preparación es al estilo mexicano y el pan tiene el sabor del pan dulce mexicano. Los dueños son de allá de los porálles, árabes que encontraron en ese sector obrero su mina de oro, tienen varias panaderías de pan mexicano con trabajadores mexicanos que la gente piensa que es en realidad una panadería de sus paisanos. Venden hasta piñatas. Los dueños apenas se asoman para que la gente no los vea, los que dan la cara son los trabajadores mexicanos.

La tarde está fría, pronto comenzará a nevar, los días amanecen nublados con capas de hielo fino sobre la grama y escarcha en los vidrios de los carros. Es otoño y oscurece a media tarde. Tomo mi canasta y busco los panes franceses, pirujos, a los que los mexicanos llaman bolillos, mientras los voy echando uno por uno con la pinza es inevitable escuchar al maestro panadero intentando tener una conversación con la joven que despacha en caja, tendrá si mucho unos 20 años, es una niña, apenas le presta atención, tendrá sus pensamientos en otro lugar además de estar atareada desinfectando el mostrador, las pinzas y las canastas donde los compradores echan el pan.
El maestro panadero insiste con gran necesidad, es como si tuviera sed y pidiera agua. Ya con el pan en mi canasta paso a caja y mientras la joven hace las cuentas yo le pregunto a él: disculpe que me meta donde no me llaman pero fue inevitable escuchar su conversación, ¿a dónde es que dice que quiere ir a pasar sus vacaciones cuando se vaya de aquí? El maestro panadero se compone, endereza la postura y vuelve a recostar un codo sobre el mostrador, imagino que está en su tiempo de descanso porque tiene puesto el uniforme con todas las medidas de higiene establecidas por el estado en tiempos del virus.

Tiene el pelo cano, es delgado, tan delgado que su aspecto no es saludable, pero es que qué obrero tiene aspecto saludable si se malmata trabajando. Se le nota el cansancio, en la voz, en el rostro, en su cuerpo. Mire, me dice, cuando me vaya de aquí me voy a ir a pasear a las playas de México, a todas, me voy a tirar sobre la arena a broncearme, voy ir de allá para acá, de norte a sur, de oriente a occidente y voy a conocer mi país, que no conocí porque me vine directo del rancho para acá.
¿Cuánto tiempo lleva en este país? 25 años y 23 en esta panadería. Aquí trabajo en la jornada de la tarde y salgo a las 11:30 de la noche y me voy al otro trabajo del hotel que está ahí a la vuelta, pasando la calle y agarra a la izquierda, ¿lo conoce? No. Bueno, pues ahí hay un hotel y ahí trabajo también de 12 a 6 de la mañana y  a las 8 entro a un restaurante a lavar platos y salgo a las 12. Pero ahorita por lo del virus no he tenido trabajo en el hotel ni en el restaurante, apenas unas cuantas horas.
Mire que trabajaba dormido y por poco me daba diabetes porque me tomaba de esos jugos energéticos, de esos mire y señala unas bebidas que están en un refrigerador, pero me detectaron el azúcar a tiempo y dejé de tomarlos, ahora trabajo solo tomando café pero ya me voy a ir, tengo ahorrados seis mil dólares, ya crié a mis hijos y con ese dinero me voy a regresar a mi México, para ir a morirme allá pero antes quiero ir a las playas a comer mariscos. Aquí ya no pienso regresar. Me voy a ir a dar la gran vida a mi México. No se imagina lo que me costó ahorrar ese dinerito. Sí, sí lo imagino, ¿y de qué lugar es? De Jalisco, de un rancho a las afueras, era  el puro monte en mis tiempos pero ya está asfaltado ahora y uno llega más rápido, dicen que hay hasta autopistas.

Mi bolsa de pan espera, ya le pagué a la cajera y está entrando más gente a la panadería que no tiene mucho espacio y con eso de la distancia social, lo más recomendable es que salga para que ellos puedan comprar a gusto. Me despido de la joven y del maestro panadero, deseándole suerte en su retorno a su México, que no sé cuándo será y si será, porque eso de regresar es la ilusión y la esperanza de tantas personas indocumentadas que al asomar el alba del nuevo día, es en lo primero que piensan para  lograr escapar momentáneamente de la realidad del aquí el ahora.
¡Y cómo no con 3 tres turnos al día!

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/tres-turnos-al-dia/

Comparte este contenido:

La importancia del fuera de campo

Por: Juana M. Sancho

Con motivo de la celebración del 150 aniversario del nacimiento de María Montesori, estaba finalizando una columna sobre las implicaciones de “colocar al niño y la niña en el centro”, pero los acontecimientos que vivimos la han relegado al mes que viene. No, no me refiero a los sucesos relacionados con la Covid-19, sino a otros que nos van afectando y nos van a afectar también directamente y a mucho más largo plazo, por larga que se prevea la pandemia.

Estos días estamos siguiendo los intensos, y a veces improductivos y repetitivos, debates sobre la nueva ley de educación (LOMLOE). En este contexto, recuerdo de forma especial las reflexiones de Federico Mayor Zaragoza, en una ponencia impartida en 2002, en el congreso “La educación crea futuro». Decía que, nada más ser nombrado ministro de Educación, pensó en acometer una reforma de la enseñanza secundaria, porque le parecía que debía mejorarse. Comenzó a documentarse sobre la historia de este ciclo educativo y descubrió que en los últimos 150 años este tramo de enseñanza había experimentado treinta reformas. Lo que significaba una cada cinco años. Mayor Zaragoza pensó que no había ningún proceso de cambio sustantivo que pudiera llevarse a cabo en cinco años y que quizás lo que los centros y los docentes necesitaban en aquellos momentos era una cierta tranquilidad para trabajar. Yo añadiría, para reflexionar, repensarse y transformarse porque vivimos en contextos en continuo devenir. En continua transformación.

Pero llevo también mis reflexiones a otro lugar que solemos olvidar y que lo considero de lo más importante. Las leyes de educación, las discusiones en este ámbito, se suelen centrar en un foco extremadamente reducido “la Escuela”, ni siquiera “la Educación” (llevo debatiendo sobre lo que implica este reduccionismo desde hace años). De ahí que no se considere “el fuera de campo”. Algo fundamental en la construcción de la realidad. En el mundo de la imagen se entiende por fuera de campo “la parte de la escena que no está en el encuadre delimitado por el campo óptico de la cámara. Este campo puede ser invariable (plano fijo) o variable (plano panorámico y/o travelling y/o un zoom óptico), en ambos casos el fuera de campo no se graba en la película (https://n9.cl/i8n6c). ¿Qué es lo que no se está grabando en esta película? ¿Qué se deja fuera?

Estas preguntas me llevan a una catarata de otras muchas. ¿Está teniendo en cuenta esta nueva propuesta de ley el mundo que nos rodea? ¿Se ha preguntado por la visión y la experiencia de la sociedad que se están ofreciendo a niños, niñas y jóvenes desde la política, la economía y la tecnología?

La propuesta de ley afirma que las “sociedades actuales conceden gran importancia a la educación que reciben sus jóvenes, en la convicción de que de ella dependen tanto el bienestar individual como el colectivo”. A su vez, el Documento base sobre La Reforma de Currículo de le Marco de la LOMLOE, elaborado por el Ministerio de Educación y Formación Profesional, afirma: “La primera y más importante finalidad de cualquier sistema educativo ha de ser lograr que todos y todas las jóvenes puedan lograr su máximo desarrollo integral”. Y, continua, es “necesario profundizar en una propuesta curricular que […] ayude a nuestros estudiantes a adquirir las competencias que les permitirán desenvolverse con garantías en la sociedad de las próximas décadas”.

¿Estamos seguros de que algo tan imbricado en el tejido económico, tecnológico y social como “el bienestar individual como el colectivo” depende exclusivamente de la educación escolar? Porque como este mismo documento reconoce “quizá el elemento más perturbador del momento en que vivimos es la incertidumbre ante el futuro. Los procesos económicos, sociales, tecnológicos, políticos y culturales derivados de la globalización a escala mundial están produciendo cambios a tal velocidad que resulta imprescindible plantearse, mirando al futuro, qué, para qué y cómo enseñamos y evaluamos”. Para lo que propugnan la adquisición “de ‘competencias transformativas’ –creación de valor, resolución de tensiones y dilemas y asunción de responsabilidades–, que también deben quedar integradas en el currículo, al menos de forma transversal”.

Si tenemos en cuenta el libro Capitalismo 1679-2065 (2020, Editorial Ariel), en el que el profesor Santiago Niño-Becerra argumenta que “la dinámica histórica hoy va contra la ciudadanía”; que la ciudadanía dejará de ser necesaria, que la tecnología hace cada vez más prescindible el factor trabajo; que tener un puesto de trabajo será un privilegio, que la tecnología ha terminado de hundir al factor trabajo y está dejando a millones de personas no en el paro, sino simplemente en excedente. ¿Qué papel tendría que desempeñar el sistema educativo? ¿Puede afrontar solo, sin debatir con todos los entes que representan los papeles más destacados en configurar la sociedad? Y sobre todo ¿qué tipo de sociedad queremos contribuir a crear?

La educación formal sigue siendo un espacio destacado en la vida de los individuos. Puede abrirles oportunidades, mundos, marcos de pensamiento, posibilidades increíbles, pero también encerrarlos, “aburrirlos”, marginarlos, impedirles desarrollar su potencial… Aquí nace la constante necesidad de seguir mejorándola. Pero, cada vez parece más claro que no puede afrontar sola los retos actuales. De ahí la importancia de considerar el “fuera de campo” en los nuevos vientos de reforma de la ley de educación de implicar de forma responsable a los “auténticos” forjadores del tiempo presente y en devenir. Porque, como ya he planteado en otras columnas, en palabras de Rita Mae Brown en Sudden Death, o Albert Einstein (se les atribuye a los dos) “locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/11/23/la-importancia-del-fuera-de-campo/

Comparte este contenido:

El valor de la crítica

Por: Manuel Gil Antón

Siempre hace falta. Vale porque es un valor, un derecho: el modo más nítido en que se expresa la libertad de expresión. Vivimos tiempos en que, si se cuestionó lo que se hizo antes, entonces lo que se realiza ahora no es debatible so pena de traición. O bien que lo que se critica hoy, tiene como cimiento que antaño las cosas estaban la mar de bien.

Si prevalece este sofisma, mutamos la mirada crítica en propaganda del pasado o panegírico del presente. Ambas renuncian al escrutinio libre de lo público, y quebrantan el futuro de todos, aunque en el corto plazo alguna de estas reducciones tenga mayor eco. Llegará el momento en que será la otra la que logre mayor estridencia, pero nada más: vaivén estéril.

¿Es necesario, pongamos por caso, debatir las decisiones que toman actualmente las autoridades del CONACYT en torno a diversos temas del desarrollo científico del país? Por supuesto. ¿Cuestionarlas? Desde luego, y ofrecer argumentos a considerar. Lo que no procede – por ser falso – es sostener que antes de diciembre de 2018 todo era perfecto. Escucho a colegas distinguidos, muy disgustados, porque en nuestros días “no se toma en cuenta a la comunidad científica como antes”. ¿De qué modo se hacía la auscultación? ¿Quién hablaba en nombre de los científicos? La respuesta ha sido interesante: “nos reuníamos con el director de CONACYT y llegábamos a acuerdos”. ¿Quiénes? Nosotros. ¿Y quiénes son ustedes? Los representantes de la comunidad científica, los que sí sabemos lo que es la ciencia, no como los de ahora.

Hay en tal proceder un riesgo: si yo era parte de los interlocutores, se atendía a la comunidad; de no ser así, ya no se hace. ¿Representantes o coordinadores de grupos de interés?

Otros investigadores, con razón, señalan que existía, por ley, el Foro Consultivo, cuya mesa directiva estaba integrada por 17 directivos de varias instituciones, distintas asociaciones académicas y empresariales, más tres investigadores del SNI electos por sus pares. Ese espacio conformaba una instancia de deliberación y asesoría al CONACYT, sus similares estatales y el Congreso. ¿Podría estar mejor integrado, con más académicos electos? Sin duda. ¿Proceder de un modo más participativo? Claro que sí. Pero modificarlo sin ajustarse a la ley vigente es un error y hay que decirlo. La crítica, al hacer estos matices, no sufre mella; jugar al blanco y negro sí, pues la destroza.

Por discrepar de la reforma educativa del Pacto por México, no se sigue que se deba apoyar a toda costa lo que se proponga ahora. Considerar mal encaminada la transformación actual del proyecto educativo, no significa acuerdo pleno con la que se impulsó antes, ni se niega la necesidad de un cambio con respecto a la inercia previa: la distancia constante del poder para contar con perspectiva es necesaria. Hace posible la mirada que en realidad cuestiona.

Estas simplificaciones son inútiles pues el debate público no avanza. Y sin esa discusión no hay camino en la senda democrática. Es victoria pírrica reducir al absurdo a quien piensa diferente, o imputarle intereses inconfesables, contrarios a la patria, a quien difiere de lo que consideramos adecuado. Tampoco hay posición neutral ni desinteresada. Los proyectos para el país difieren.

Por eso, tampoco es necesario, ni conviene, llegar a acuerdos. Lo que sí sería importante es recuperar dos elementos cruciales del quehacer crítico pocas veces recordados en medio de la pasión que ciega y grita: escuchar y pensar con calma. Creo que es preciso.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-valor-de-la-critica/

Comparte este contenido:

El déjà vu, la burbuja y el fantasma de la izquierda

Por: Darío Balvidares

Por las redes sociales se viralizó una entrevista[1] en el que la ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña, era la protagonista.

Si bien no es una de sus virtudes, pensar la educación, porque además, la ministra de educación nunca fue educadora, sí es una de sus “virtudes” la confrontación directa con los docentes. Lejos está la ministra de poder establecer un diálogo sobre los problemas de la pedagogía, o más lejos aún, sobre los problemas de una epistemología de la educación.

En realidad es lo más cercano a una buena alumna de los “manuales” y “recetarios” de las “recomendaciones” instrumentales de los organismos internacionales; tal como lo “aprendió” en el grupo Sophía, donde recae su formación ideológica más “académica”.

El déjà vu

Hace 121 años, en Argentina, el presidente José Figueroa Alcorta, durante un acto en 1909 expresaba todo su caudal ideológico de una clase a la que pertenecía, la oligarquía, donde manifestaba claramente su desprecio por los más humildes.

Es un hecho establecido por los especialistas que la instrucción primaria en nuestro país actúa fuera de sus cauces naturales. (…) Se apodera como una fiebre maligna de los hijos de las clases trabajadoras, quienes salen de las escuelas desdeñando el trabajo y aspirando a una vida de superior nivel, a la cual no están preparados por sus recursos ni por sus antecedentes. Esta desviación de las corrientes populares del trabajo de las artes y de los oficios, de la industria y del comercio para optar al magisterio y a los empleos oficiales, puede encaminarnos a una verdadera crisis social”[2]

Enunciados como éste calaron hondo en nuestro imaginario social. Para las clases dominantes, apropiadoras de lo público y usurpadores de tierra, la educación debería estar, pero sólo para formar a sus obreros y empleados puesto que esas clases trabajadoras “no están preparadas ni por sus recursos ni sus antecedentes…”, es decir: son pobres y no tienen abolengo, no tienen ascendencia ilustre.

Lo peligroso era la “desviación” de esa clase proletaria hacia el magisterio porque eso podía provocar una “verdadera crisis social”, así como el peligro de los humildes en los “empleos oficiales”, todo ese funcionariado estaba reservado para las clases altas.

El espíritu de las afirmaciones del oligarca Figueroa Alcorta reaparece en el fraseo ministerial de Soledad Acuña cuando afirma que los “malos resultados de las evaluaciones nacionales e internacionales” eran producto de lo “mal formados que están los docentes” que no saben enseñar, otra vez el viejo latiguillo de poner la crisis del sistema educativo que ustedes contribuyeron a expandir con sus políticas reformistas de corte neoliberal y promocionadas desde fundaciones como las que usted integró, ministra.

Y con las que establecen convenios millonarios también en la actualidad, por ejemplo, con “Enseña por Argentina”, a cuyos “facilitadores”, se les paga de los dineros públicos que no van a las escuelas, ni a los salarios docentes, ni a los alumnos en forma de insumos, llámese computadoras.

Incluso el titular de esa fundación, Oscar Ghillione, fue secretario de Gestión educativa del ministerio de educación de la Nación durante el período aluvional macrista y actualmente se desempeña como Director General de la Escuela de Maestros de la Ciudad.

Ha nombrado, usted, en el ministerio del que es responsable, un licenciado en administración de empresas (recibido en la UADE), que ha desfilado por innumerables cursos de universidades privadas, con un sesgo marcadamente neoliberal, accionista del Templenton Global Total; Meridian Global Return; Deutsche Bank entre otras inversiones[3] en el exterior; una caja de ahorro en dólares en Estados Unidos; además de los convenios con su fundación “Enseña por Argentina”, que recibe dinero de las grandes transnacionales; dígame, ministra, qué compromiso puede tener con la educación…

¿Y usted, Soledad Acuña, se atreve a decir que el problema de les chiques que no aprenden es que les docentes no saben enseñar y que no están formados?

Lo hipócrita no es el debate con los gremios politizados, como usted afirma en la entrevista, la hipocresía es llevar a cabo el desmantelamiento de la educación pública culpando de la crisis a los únicos que luchan por sostener la escuela y poniendo en cargos a los mercaderes de la educación.

Una pregunta sobre este mismo personaje, ministra…

¿Tener a un dependiente de Teach For All [4] como Director de la escuela de Maestros, no es obsceno? ¿O fue impuesto por esa red de base norteamericana?

La obscenidad y la hipocresía es nombrar empresarios (para que continúen con los procesos de endoprivatización del sistema) como Gabriel Sánchez Zinny, otro de la fundación Sophia, ex Director del INET, ex Director de escuelas en provincia de Buenos Aires, actual Director Ejecutivo de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa de la Ciudad de Buenos Aires, economista, recibido en la elitista Universidad de San Andrés, dueño de varias offshore entre ellas, Formar Foundation, junto al ex ministro del “tu tun tu tun” devenido senador, Esteban Bullrich (también del grupo ¡Sophia!). ¡Una verdadera pléyade! , o debería decir, ¡Una verdadera plaga! Contando, también, al propio Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta (obsesionado con el negocio inmobiliario de los espacios públicos de la Ciudad) que supo ser Director de Sophia y, por supuesto fundador; entre otros de cuyo nombre no quiero acordarme.

Son un grupo de arribistas y negociantes de la educación desde que asumieron el gobierno. Los hemos sufrido desde 2007 en las escuelas públicas, hace 13 años que la fundación Sophia es “gobierno” en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hace 13 años que profundizaron la crisis educativa con sus políticas de ajuste presupuestario, desfinanciación continua de infraestructura y precarización laboral de les docentes.

¿Y el déjà vu ?

“… además el perfil de los estudiantes cada vez va teniendo un sesgo más claro, empiezan a estudiar la carrera docente y esto es igual en todo el país (…) son personas cada vez más grandes de edad que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción después de haber fracasado en otras carreras y si uno mira por nivel socioeconómico, que no debiera ser como un determinante, pero si uno mira en términos de capital cultural y de experiencias enriquecedoras al momento de aportar para el aula, la verdad es que son los sectores socioeconómicos más bajos los que eligen estudiar la carrera docente…

Pasaron 121 años y se repite la misma matriz del desprecio autoritario de personajes que ni siquiera por sus propios principios meritocráticos tienen nada para ocupar el lugar que ocupan.

¡Cualquier parecido entre lo dicho por la ministra Acuña y el presidente oligarca, Figueroa Alcorta en 1909 no es mera casualidad!

La burbuja

¿Acaso la ministra es descendiente de Figueroa Alcorta? ¿O su desprecio por los más humildes lo adquirió por su (de)formación en el grupo Sophia?

Es ahí, ministra, donde usted muestra su sesgo ideológico, en el desprecio por los que quieren la docencia. Nadie, en este país, que decide ser docente, está pensando en enriquecerse o en hacer negocios con la educación, solo ustedes, los que piensan como ustedes, los funcionarios que nombré anteriormente y otros más, también salidos de fundaciones o de universidades privadas.

No está a la altura de un debate sobre Educación. Usted misma, desde su “burbuja” y su “capital cultural” lo manifiesta, cuando ataca a los 29 institutos de formación docente con la única finalidad de cerrarlos y reemplazarlos por UniCABA, una suerte de engendro neoliberal del conocimiento instrumental.

En lugar de coordinar políticas de formación docente, lo que pretende es una universidad que “instruya” futuros empleados en las habilidades y competencias que el mercado requiere.

Sería un error quedarnos, simplemente, con el tema del negocio del mercado educativo; el objetivo principal es de carácter político y cultural. Así como la llamada generación del ’80 del siglo XIX, prefiguró, también, un modelo que reafirmara los valores de la burguesía de entonces y el modelo de país, también ustedes intentan formatear a las futuras generaciones en los disvalores que el neoliberalismo impone de la mano de la “flexibilidad”, la “adaptación”, la “eficiencia” y la “calidad” (de los resultados).

Tratar de “fracasados” a les que estudian para ser docentes, no es un exabrupto, es parte de su ideología, ministra; es parte de su ser en el mundo, de su burbuja meritocrática hipócrita, porque ni siquiera tiene los méritos para ocupar un lugar que cada día que pasa deviene más obsoleto, casi una institución obsoleta.

Con un consejo de docentes surgidos de las propias escuelas bastaría para tener políticas que fortalezcan la educación pública. Además de un gran ahorro de dinero que se volcaría a las escuelas y no a pagar funcionarios ni convenios con fundaciones amigas o internacionales como la del multibillonario Sunny Varkey.

El fantasma de la izquierda

“… la virtualidad lo que nos permitió como oportunidad, es que las familias empiecen a ver la educación de sus hijos, porque hasta ese momento lo que pasaba en el aula, cuando el docente cierra la puerta, queda entre los chicos y el docente entonces es difícil enterarte que es lo que efectivamente están haciendo, entonces sin nosotros no tenemos denuncias concretas de las familias, es muy difícil intervenir (…) soy mamá de un niño de primaria cuyos docentes le bajan línea política todo el tiempo (…) porque el problema está en el aula (…) porque lo más grave es en el aula y si ahí no tenemos la denuncia de la familia es difícil intervenir (…) es uno de los grandes problemas que tiene que ver con la formación y con el perfil de quienes que eligen estudiar, que eligen militar en lugar de hacer docencia…

El aula como problema, les docentes como problema, la formación en los institutos como problema, la imposibilidad del control ideológico y manipulación como problema.

¡Ministra! ¡Ustedes son el problema!

Con la práctica de un macartismo desembozado, despiadado. Contra una docencia y una juventud estudiantil que no pueden controlar, ni adoctrinar en esa cultura de la obediencia, del miedo.

Sus dichos, ministra, como si estuviera dando una lección para ser aprobada por Videla, serían caricaturescos por la pobreza de significación, si no fuera que es la ministra de educación de la Ciudad de Buenos Aires y entonces se transforman en la pedagogía de la persecución de un discurso autoritario que no debate, porque no sabe de educación y mucho menos de pedagogía, no es lo suyo, ministra, como tampoco de los funcionarios antes mencionados.

En fin, si la función ministerial le causa tantos problemas porque es muy difícil sostener la mentira y sólo se puede mantener con actitudes represoras, autoritarias, pues entonces tal vez deba renunciar y no aferrarse a un cargo que evidentemente por capital cultural, no está preparada, porque, además, con sus afirmaciones, atrasa mas de 100 años.

El valor de la (mal tratada) educación pública es nada menos que la libertad de cátedra, que promueva el debate y que por sobre todo, alguna vez la pedagogía crítica, pueda contra las imposiciones de clase a la que ustedes, ministra, están acostumbrados.

Después de todo, si de la aplicación de la pedagogía crítica surgen pensadores y luchadores sociales, que sí puedan cambiar un mundo injusto en el que ustedes se sienten muy cómodos, yo lo prefiero antes de que continúen propagando, viralmente, la idiotez ideológica del emprendedurismo individualista de mercado o formando en competencias tecnológicas vaciadas de crítica. Por lo que, en un mañana, ese experto manejará muy bien un diseño tecnológico que le ordene su empleador, pero no sabrá si lo que está diseñando es un motor de licuadora o una ojiva nuclear.

Y, lo que es aun peor, por su formación en competencias y habilidades, tampoco le interesará.

¡Un pedido, ministra!

¡Renuncie! De todas formas, todavía quedan muchos del grupo Sophia (recargado por otres de otras fundaciones) y seguramente la reciclarán en otro cargo, porque usted está “adaptada” a la “flexibilidad”.

Notas:

[1] https://www.youtube.com/watch?v=Qk_ESFkkFbY&t=2049s

[2] Susana Vior. “Escuelas para una sociedad desigual” Le Monde Diplomatique. Abril 2002. Tomado de David Rock El radicalismo argentino 1890-1930. Amorrurtu. Buenos Aires 1977.

[3] Declaración jurada Oscar Ghillione . Oficina Anticorrupción. 18/09/2018

[4] “Enseña por Argentina” es una subsidiaria de “Teach for All” de Wendy Kopp financiada por las grandes corporaciones con vínculos con el Banco Mundial y el Departamento de Estado de USA.

Fuente: https://rebelion.org/el-deja-vu-la-burbuja-y-el-fantasma-de-la-izquierda/

Comparte este contenido:

La vacuna anti-COVID promueve el debate de la sociedad planetaria

Por: Sergio Ferrari

En los últimos días la vacuna contra el SARS-CoV-2 se convirtió en una vedette mediática, casi al mismo nivel que las elecciones en los Estados Unidos o la segunda ola pandémica europea.

El 9 de noviembre las empresas Pfizer-BioNTech anunciaron el resultado positivo de su vacuna en preparación en un 90% de los casos probados. Dos días más tarde, el Fondo Ruso de Inversión Directa y el Instituto de Investigación Gamaleya comunicaron que su vacuna Sputnik-V había resultado eficaz en un 92% de los testeos realizados. Y el lunes 16 del mismo mes fue el turno de Moderna de comunicar un porcentaje de éxito del 94.5% de las pruebas efectuadas. Anuncios todos que trajeron un suspiro de alivio en la perspectiva de mediano plazo de la actual crisis sanitaria.

Tres razones confluyentes lo explican. La primera, la gente. El enorme interés de una gran parte de la población mundial -especialmente de Europa y de América – agotada por la pandemia y que no ve ninguna puerta de salida sin la vacuna. La segunda, los negocios. La gran industria farmacéutica sabe que el medicamento preventivo anti-COVID-19 le aportará beneficios incalculables dada la dimensión global de la demanda. Y, la tercera, el poder político. El entusiasmo de los gobiernos de las naciones golpeadas por la pandemia, que ven en la vacuna la lámpara de Aladino de la estabilidad sanitaria. Y la esperan como el único descongestionante potencialmente efectivo para la grave crisis. La gobernabilidad se ve amenazada por este cataclismo sanitario-económico-social.

La nueva “ética”

«Nadie estará a salvo hasta que todos estén a salvo”, enfatizó un grupo de expertos de las Naciones Unidas en asuntos de derechos humanos al pronunciarse públicamente el 9 de noviembre. El comunicado de prensa apareció casi en paralelo con el de las empresas Pfizer-BioNTech a través del cual informaron sobre los resultados positivos de su vacuna en un 90% de las pruebas realizadas.

Estos expertos intentaban recordar que el acaparamiento de ese fármaco por parte de los países que cuentan con más recursos económicos, o que proclaman un nacionalismo extremo que los lleva a ignorar cruelmente las necesidades del resto del mundo, “no tiene lugar en la lucha contra la pandemia”. La advertencia-denuncia se dirigió hacia “algunos países que están tratando de monopolizar cualquier futura vacuna contra el COVID-19” y hacia las empresas farmacéuticas que “tienen la responsabilidad de no anteponer las ganancias a los derechos de las personas a la vida y a la salud”.

Con el trasfondo planetario de más de 1.319.000 muertos (al 16 de noviembre), producto del coronavirus; el azote de la segunda ola europea, cuyo impacto ya supera al de la primera;  y el reflejo  instintivo del sálvese quien pueda, esas personalidades de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) intentaron reforzar el debate ético sobre el valor igualitario y universal de la vida humana.

Reflexión que, a escala nacional, se instaló en algunos países de la región con respecto a la selección de los pacientes graves en sistemas hospitalarios colapsados. ¿Quién tiene más *derecho* de sobrevivir entre dos enfermos en igual situación médica si ambos dependen de un solo respirador artificial o un mismo equipo de entubamiento? Los científicos de la Academia Suiza de Ciencias Médicas, a instancias del Gobierno federal, acaban de actualizar las directivas sobre el tipo de atención para los pacientes graves si se diera el colapso hospitalario. En la práctica: a quiénes se atenderá en cuidados intensivos y a quiénes se destinarán al sector paliativo para una muerte casi segura. Todo esto genera una reflexión ética semejante a la discusión en puertas sobre la distribución prioritaria, la venta y la aplicación futura de la vacuna.

Este debate es lo que, en un plano más global, intentaron provocar los diversos relatores, expertos independientes y miembros de grupos de trabajo de la división de procedimientos especiales del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas con su comunicado del segundo lunes de noviembre.

Según este grupo de trabajo, “parece que, lamentablemente, algunos gobiernos se han comprometido a garantizar vacunas solamente para sus ciudadanos. Las políticas de salud y adquisiciones aislacionistas están en contradicción con las normas internacionales de derechos humanos”.

Por tal razón, dicho grupo, le pidió a la comunidad internacional que sostenga la iniciativa COVAX, que procura garantizar el acceso equitativo a las vacunas contra el COVID-19 a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, se trata del “mecanismo clave que permitiría que todos los países participantes tengan acceso a la vacuna que haya demostrado ser segura y eficaz”.

Según el derecho internacional, subraya el grupo de trabajo de la ONU, el acceso a cualquier vacuna y tratamiento para el COVID-19 debe estar al alcance de todos los que lo necesiten… especialmente aquellos países en situaciones vulnerables o que viven en la pobreza.

Convoca, además, a incrementar la cooperación y la asistencia internacional entre los países desarrollados y en desarrollo a fin de garantizar un intercambio generalizado de tecnologías sanitarias y conocimientos sobre las vacunas y el tratamiento para el COVID-19 en general.

Finalmente, les recuerda a las empresas farmacéuticas que tienen la responsabilidad de respetar los derechos fundamentales y que no deben anteponer sus ganancias a los derechos humanos a la vida y la salud, lo que implica aceptar límites y restricciones razonables a sus patentes.

La sociedad civil toma la palabra

Desde el estallido de la pandemia diferentes voces de la sociedad civil internacional han estado advirtiendo sobre las desigualdades de acceso a equipos médicos, materiales de protección y medicamentos en general. En un futuro inmediato, esta disparidad también podría expresarse también con la vacuna. Aun cuando es un hecho que el virus golpea por igual a ricos y pobres, estos expertos anticipan que la factura más abultada a nivel global será pagada por los sectores de menores recursos.

Un grupo concentrado de naciones ricas ya había comprado en septiembre de este año más de la mitad de las dosis en preparación de las vacunas contra el COVID-19, informó OXFAM. La ONG estima que se producirán unos 5.900 millones de dosis en una primera etapa, cantidad que sería suficiente para unos 3.000 millones de personas dado que las cinco empresas, que en septiembre tenían mayor probabilidad de éxito, coincidían en la necesidad de dos dosis por persona. El documento se refería a los proyectos en marcha en fase 3 –es decir, de testeo amplio previo a la comercialización– de AstraZeneca, Gamaleya/Sputnik, Moderna, Pfizer y Sinovac.

Hasta este momento, afirma la OXFAM, se había negociado la adquisición de 5.300 millones de dosis, de las cuales 2.700 millones (51%) han sido encargadas por países, territorios y regiones que representan el 13 % de la población mundial. Incluyendo a los Estados Unidos, el Reino Unido, la Unión Europea, Hong Kong y Macao, Japón, Suiza e Israel. Países en vías de desarrollo, como India, Bangladesh, China, Brasil y México, entre otros, compraron las 2.600 millones dosis restantes o se comprometieron a hacerlo.

Los Estados Unidos, con 330 millones de habitantes, ya habían reservado en septiembre 800 millones de dosis de seis diferentes fabricantes. La Unión Europea, con 450 millones de habitantes, había encargado 1.500 millones de dosis, según diversas fuentes informativas. Al día siguiente de conocerse el comunicado del 9 de noviembre de la Pfizer, la Unión Europea se abalanzó para asegurar 300 millones de dosis suplementarias.

Al lanzar su campaña internacional “Exigimos que la vacuna sea gratuita para todo el mundo” (https://actions.oxfam.org/international/covid-19-vaccine/petition/es/ ), OXFAM analizó el mal ejemplo de la empresa Moderna, que aun cuando había recibido pedidos de diferentes gobiernos en torno a los 2.500 millones de dólares, optó por “vender a naciones ricas las opciones de compra de toda su producción”.

Según la ONG, el costo de vacunar a toda la población mundial será minúsculo: costaría menos del 1% del impacto previsto de la pandemia en la economía mundial. En cuanto a los tiempos y plazos, la ONG estima que, de no haber cambios esenciales al ritmo actual, dos tercios de la población mundial (un 61%) no tendrá acceso a la vacuna antes del año 2022.

Equidad en un mundo polarizado

La vacuna contra el COVID-19, que según numerosos especialistas no saldrá al mercado libre antes de mediados del año 2021, se desarrolla en un escenario global preocupante.

La mitad de la población mundial carece de acceso a los servicios de salud más esenciales, así como a fuentes seguras de agua potable. Millones de personas viven en villas miseria o campos de refugiados superpoblados.

La mitad del total de los pobladores del planeta podría padecer una situación de pobreza una vez terminada la pandemia. Según OXFAM, los efectos directos del COVID-19 amenazan condenar a 135 millones de seres humanos a una situación de inseguridad alimentaria o hambre. A pesar de este contexto, los remedios siguen siendo, para las empresas multinacionales del ramo, simples mercancías portadoras de suculentos beneficios.

Como lo sostiene OXFAM, “muchas veces los medicamentos se venden a precios excesivos e inaccesibles”. Los derechos ligados a la “propiedad intelectual” son utilizados por la gran industria farmacéutica para aumentar enormemente el valor de los mismos en el mercado. Los ejemplos sobran. Como lo señala la ONG, a pesar de que la neumonía es la principal causa de mortalidad de niñas y niños menores de 5 años –cerca de 2.000 por día–, dos grandes empresas del ramo, entre las cuales se encuentra la misma Pfizer, se repartieron los derechos de patente y exigieron precios exorbitantes, lo cual causó “la muerte de millones de niñas y niñas”.

Durante toda esta etapa, esas dos multinacionales obtuvieron beneficios de aproximadamente 50 mil millones de dólares por la venta de vacunas contra la neumonía, como lo denunció en diciembre de 2019 la organización Médicos sin Fronteras. Pequeño anticipo de lo que podría suceder en el futuro con la vacuna contra el COVID-19.

La distribución equitativa a nivel internacional de una vacuna segura y eficaz, y a un precio asequible para todos, será sin duda un complejo tema de debate, presiones y contrapresiones. Varias organizaciones europeas anticiparon, a mediados de noviembre, el lanzamiento de una petición ciudadana que espera contar con el apoyo de por lo menos 1 millón de firmas. Dicha petición exige a la Unión Europea que sus contratos con las empresas farmacéuticas sean transparentes y que les obliguen a contraprestaciones, como la liberalización de las patentes pertinentes, con el propósito de reducir el costo de la vacuna.

La vacuna, antes de existir realmente, ya se instaló como un nuevo debate y combate ético-político de dimensión *Tierra*.

Fuente: https://rebelion.org/la-vacuna-anti-covid-promueve-el-debate-de-la-sociedad-planetaria/

Comparte este contenido:
Page 1 of 34
1 2 3 34