Por: Coral Elizondo.
La educación inclusiva se sitúa en el paradigma del modelo social de la discapacidad, un modelo que ve la discapacidad como la interacción entre las limitaciones de la persona y el entorno. Las aulas son los entornos donde debe desenvolverse nuestro alumnado y en muchas ocasiones son entornos con barreras que les impiden estar presentes, que les cierran la participación y que reducen sus logros. Minimizar este contexto discapacitante supone cambiar la metodología, la organización del aula y sobre todo la mirada. Sin esa mirada que ponga el foco en la persona, en el estudiante, sin esa mirada que vea capacidades y fortalezas, sin esa mirada que invita a una reflexión personal sobre los avances y los bloqueos es difícil empezar a caminar hacia la inclusión.
El reto actual al que nos enfrentamos los docentes es crear entornos de aprendizaje enriquecidos para ajustar una respuesta educativa inclusiva y de calidad a todo el alumnado. Nuestras aulas deben ser garantes de la inclusión, deben garantizar la igualdad de oportunidades, los ajustes razonables y los apoyos necesarios para “desarrollar plenamente el potencial humano, el sentido de la dignidad, la autoestima, reforzar el respeto por los derechos humanos, las libertades fundamentales, la diversidad humana y desarrollar al máximo la personalidad, los talentos y la creatividad de todas las personas, así como sus aptitudes mentales y físicas” (Art. 24.1 Convención de los derechos de las personas con discapacidad). Crear entonces entornos de aprendizaje accesibles y enriquecedores para todo el alumnado es una necesidad.
Hablaremos de aulas DUA como un espacio educativo flexible que permite las interacciones, que posibilita el aprendizaje activo, que promueve la autonomía y la autorregulación en todo el alumnado. Un espacio acogedor que invita al aprendizaje y un espacio seguro para todo el alumnado. Las aulas DUA proporcionan opciones para el interés, con propuestas diversas centradas en sus intereses personales; proporcionan múltiples formas para la representación, la acción y la expresión, con el diseño de ambientes de aprendizaje ajustados a las necesidades de todo el alumnado.
El espacio físico del aula, las interacciones que se producen en dicho espacio con los compañeros y compañeras, el contacto con materiales y actividades diversas, condicionan el aprendizaje. Para garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad a todo el alumnado, surge la necesidad de crear una nueva ecología del aprendizaje, investigando sobre nuevos escenarios que permitan y favorezcan la excelencia en la educación. Entendiendo excelencia como una educación de calidad para todo el alumnado. Una de las medidas organizativas del Plan de Atención a la Diversidad desde un enfoque inclusivo que nos ayuda a conseguirlo, son los ambientes de aprendizaje.
Hablar de ambientes de aprendizaje es hablar de aulas DUA, de espacios que educan, de verdaderos laboratorios de aprendizaje. Para diseñar estos ambientes, es necesario tener en cuenta dos aspectos que van de la mano, por una parte la necesidad de reorganizar físicamente el aula, con una distribución que propicie interacciones que permitan trabajar tanto individualmente como por parejas o en equipo, y, por otra parte, de la necesidad de llevar a cabo nuevas propuestas metodológicas, con métodos que tengan en cuenta los diferentes ritmos de aprendizaje del alumnado, la capacidad de aprender por sí mismos y que promuevan el trabajo colaborativo, aspectos que se contemplan en la normativa sobre currículo de Primaria, de Secundaria y Bachillerato.
El trabajo por rincones (1), con rincones de enriquecimiento y ampliación; las estaciones de aprendizaje (2), con propuestas elaboradas por el tutor o tutora, junto con el profesorado de Pedagogía Terapéutica y/o de Audición y Lenguaje si éste entra en el aula; o los centros de aprendizaje (3), con actividades metacognitivas sobre los contenidos trabajados en clase, sirven de ejemplo para evidenciar que ofrecer una respuesta educativa inclusiva en el aula a todo el alumnado es posible.
No se concibe hablar de respuesta educativa inclusiva y no hacerlo de Diseño Universal para el Aprendizaje, de personalización y de participación. Como ya comenté en otra entrada, el Diseño Universal para el Aprendizaje parte de la persona, no del grupo, y pone el foco en sus capacidades, en sus fortalezas, de forma que en el mismo momento de la programación, se hacen los ajustes necesarios para evitar adaptaciones posteriores.
En una estación de aprendizaje programada con el Diseño Universal para el Aprendizaje, podemos trabajar la comprensión lectora leyendo el texto elegido y dejando un diccionario como recurso o incluso grabando en audio el texto; podemos trabajar los problemas matemáticos y permitir el uso de una calculadora para comprobar resultados; podemos trabajar la conciencia fonológica escribiendo o hablando; o incluso podemos nivelar las actividades de las estaciones, de forma que una actividad de ordenar palabras alfabéticamente no sea la misma para todos, trabajando conjuntamente los mínimos, el nivel del curso y la ampliación. Con cualquiera de las propuestas, el ajuste se hace en el momento del diseño de la actividad, no a posteriori, y con cualquiera de las propuestas todo el alumnado está presente, participando y obteniendo logros.
Hace tiempo que acompaño mis entradas de un vídeo, es un ejemplo DUA que ayuda a la comprensión y que ofrece la misma información en soportes y formatos distintos, proporcionando múltiples medios de representación.
(1) RINCONES. Se modifica el ambiente del aula para transformarlo en un ambiente de aprendizaje pero sin actividades guiadas. El objetivo del trabajo por rincones es desarrollar habilidades metacognitivas, desarrollar la autonomía del alumnado (autorregulación, planificación, organización…), trabajar con métodos heurísticos o por descubrimiento que permiten cambiar el rol del alumnado y por supuesto fomentar las interacciones dialógicas que construyen el conocimiento. El alumnado puede escoger el rincón o puede venir dado por el docente. En primaria y secundaria los rincones serán para enriquecer y profundizar en el aprendizaje. Al rincón se acude una vez que se ha terminado la tarea y previo visto bueno del docente.
(2) ESTACIONES. Se organiza la clase con 4 ó 5 tareas diferenciadas elaboradas por el docente, el alumnado va rotando por todas ellas (en una sesión o en varias). Las tareas que preparan los docentes están multiniveladas, con el fin de que todas los niños y niñas estén presentes, participando y obteniendo logros. Las estaciones son una forma de organizar el aula que permite trabajar en pequeños grupos el currículo escolar.
(3) CENTRO DE APRENDIZAJE. Cuando un rincón es de carácter obligatorio y se planifican y guían sus aprendizajes se convierte en un centro de aprendizaje. Por ese rincón pasa todo el alumnado, el orden lo establece el docente y se trabaja por parejas. El material puede ser diverso, en función del tema elegido: por ejemplo, libros, minerales, experimentos, esqueletos, mapas… que se acompañan de fichas de investigación y metacognición.
Para saber más de (1), (2) y (3) Tomlinson, C. (2001). El aula diversificada. Barcelona: Octaedro.
Fuente del artículo: https://coralelizondo.wordpress.com/2018/09/16/aulas-dua-garantizar-una-educacion-inclusiva-es-posible/