Hace algunos días tuve la ocasión de participar en una jornada de reflexión denominada “Renovando el Socialismo”, organizada por las Fundaciones Salvador Allende, Fundación Socialdemócrata y Chile XXI.
En dicha oportunidad, uno de los presentadores, Mauro Basaure, disertó a propósito de la meritocracia como instrumento de movilidad social. Este artículo, aclaro, no es una reacción mía a su ponencia, que considero legitima, sino a una reflexión propia que al respecto de la meritocracia he venido haciendo últimamente y que, luego del fervor electoral, paso a compartir.
Dice la teoría que la meritocracia es un sistema de organización y gobernanza en el cual las posiciones de poder, responsabilidad y liderazgo se asignan a individuos basándose en su mérito, que generalmente se mide por habilidades, talento, esfuerzo y logros. Una precondición para su realización es que, todos los individuos, independientemente de las características arriba enunciadas, deben tener las mismas oportunidades de demostrar sus habilidades y talentos.
El término “meritocracia” fue acuñado en su libro The rise of the meritocracy (1958) por el sociólogo británico Michael Young, en el que describe una sociedad en la cual las posiciones sociales y económicas se determinan exclusivamente por la inteligencia y el esfuerzo. Es decir, se trataría de una sociedad en la que el éxito y las oportunidades estarían determinados por el rendimiento y la capacidad individual, en lugar de factores como la clase social, la riqueza heredada, las conexiones familiares o el origen étnico.
Como todo concepto, este también ha sido acomodado a ideas aparentemente neutras, detrás de las cuales o se promueve la desigualdad o se esconden intereses contrarios a ella, usándose como una justificación al fracaso. Y en los casos más burdos como una explicación a la pobreza. “Es que son flojos, no se esfuerzan, quieren que les regalen todo” es el léxico que escuchamos en Chile de parte de quienes se parapetan en la meritocracia para seguir por el ancho mundo de las desigualdades y su compañera de ruta, el abuso.
Siguiendo a Rawls, quien nos aporta una visión que corresponde a la época del capitalismo industrial, este no niega que la meritocracia podría en algunos casos contribuir a desarrollar espíritu innovador y servir de estímulo al emprendimiento.
Es, sin embargo, enfático en señalar que las habilidades que permiten a una persona tener éxito en un sistema meritocrático, no son meramente producto de su esfuerzo individual, sino que también en gran medida dependen de las circunstancias socioeconómicas en las que nacieron, y a las redes y contactos que han podido desarrollar en virtud, precisamente, de su punto de partida privilegiado.
Por eso que, para garantizar que las desigualdades basadas en los atributos sobre los cuales los individuos no tienen control (raza, género, origen social, o lugar de nacimiento,) Rawls acerta al sostener que para garantizar el acceso a oportunidades y recursos, le corresponde a las instituciones básicas de la sociedad garantizarlos. Es decir, es labor del Estado democrático hacerlo.
Llevada la meritocracia al plano de la empresa, por experiencia propia puedo sostener que aquellas que utilizan la meritocracia para reconocer el aporte y esfuerzo individual al cumplimiento de objetivos corporativos, si ello no es complementado con políticas de reconocimiento universal al esfuerzo colectivo del conjunto de las y los trabajadores, lo más probable es que la meritocracia pura y dura afecte negativamente los climas laborales. Ello debido a que, al ser individual, la meritocracia no considera que, para alcanzar el reconocimiento al mérito, el o la trabajadora reconocida requiere del aporte colaborativo y talento de sus pares.
Detrás de un discurso meritocrático, aparentemente justo e igualitario, en nuestro país se esconden las injusticias y los privilegios que se reproducen indefinidamente en el tiempo (…) La meritocracia pasa a ser una lotería social, que ilusiona pero no transforma
En una época distinta a la de Rawls, y en su extenso trabajo “El capital en el siglo XXI”, Thomas Piketty demuestra en base a la colección de data de diferentes países, que la acumulación desmedida de riqueza y las desigualdades económicas imperantes en el mundo bajo la hegemonía del neoliberalismo -de la que tampoco escapan los países con economías más desarrolladas- cuestionan la narrativa de la meritocracia, convirtiéndola en una ilusión al no considerar tampoco las diferencias en la riqueza heredada como barreras que limitan la movilidad social.
Para abordar las desigualdades, Piketty propone unsistema fiscal redistributivo con foco en la reducción de las desigualdades, que pueda financiar bienes públicos esenciales para la vida como lo son salud, educación, pensiones, vivienda y un sistema de protección social. Ello porque en el marco del capitalismo neoliberal dichos bienes han sido convertidos, en algún u otro grado, en meras mercancías. Y nosotros llevamos la delantera.
A partir de nuestra propia realidad podemos decir algo más. La acumulación de riqueza, acompañada de la captura del régimen político por parte de quienes la concentran y al mismo tiempo controlan los medios de comunicación, genera un cocktail que termina erosionando la confianza pública en las instituciones y finalmente debilitando el sistema democrático en su conjunto. Ese es claramente nuestro caso.
Ante todo lo anterior, cabe preguntarse si la meritocracia, que promueve un modelo individualista, es capaz de generar la movilidad social deseada, de modo que pueda ser adoptada como el camino idóneo y socialmente justificada, para alcanzar posiciones sociales y económicas independientemente de la cuna de cada quién.
Desde luego, nadie en su sano juicio podría razonablemente oponerse, criticar o cuestionar que aquel o aquella tocada por la varita de la fortuna alcance una mejor posición en la escala de la movilidad social. El punto es más bien político y social, porque importa el modo en que una fuerza política socialista se plantee avanzar en la superación de las desigualdades que el capitalismo, y en especial su versión neoliberal, que se funda en un Estado mínimo y que privilegia la relación de las personas con las cosas, nos ha llevado a niveles que afectan la paz social.
Detrás de un discurso meritocrático, aparentemente justo e igualitario, en nuestro país se esconden las injusticias y los privilegios que se autorreproducen indefinidamente en el tiempo. Incluso cambiando las formas de producción de bienes y servicios impulsados por los cambios tecnológicos, continuan consolidándose las jerarquías ya existentes. La meritocracia pasa a ser así una lotería social, que ilusiona pero no transforma.
Siguiendo el curso actual del mundo, tanto a nivel internacional como a nivel nacional, notamos un verdadero tsunami de odio, de mentiras, de exclusiones, de verdaderos genocidios y exterminios en masa, como en la Franja de Gaza, que nos deja perplejos. ¿Hasta dónde puede llegar la maldad humana? No hay límites para el mal. Él puede llegar hasta al auto-exterminio de los seres humanos.
Pensando en nuestro país, las muertes, los asesinatos de jóvenes negros en las comunidades periféricas, los niños víctimas de balas perdidas, ya sean de la policía (que mata) o de facciones criminales, los feminicidios diarios y los centenares de violaciones de niñas y de mujeres, el descuartizamiento de secuestrados, dejan a toda una ciudad como Río de Janeiro continuamente bajo el miedo y las amenazas. Está perdiendo todo su glamour. Así sucede en casi todas las grandes ciudades de nuestro país, considerado por Sérgio Buarque de Holanda como “cordial” (Raízes do Brasil,1936). Sin embargo, la mayoría de los intérpretes no leyó la nota del término “cordial” que figura a pie de página, donde él observa: “la enemistad puede ser tan cordial como la amistad, ya que una y otra nacen del corazón” (n.6). Por tanto, el brasilero está mostrando, especialmente bajo el gobierno del Inelegible, la enemistad entre amigos y en las familias, la banalidad de la palabrota, de las malas costumbres y de la mentira: siendo todo “cordial” por nacer de un corazón “cordial” (perverso).
A nivel internacional el escenario se revela aún más atroz. Con el apoyo incondicional y cómplice de USA y vergonzoso de la Comunidad Europea que ha traicionado su legado de los derechos del ciudadano, de la democracia y otros valores civilizatorios, se están perpetrando verdaderos crímenes de guerra contra 40 mil civiles e innegables genocidios de cerca de 13800 niños inocentes en la Franja de Gaza, todos asesinados por el gobierno de extrema derecha de Netanhyau. Se trata de una represalia totalmente desproporcionada a otro crimen, no menos horrendo, por parte de Hamas. Netanyahu permite tales genocidios porque no tiene corazón, no se pone en el lugar de las madres y de las víctimas inocentes. No le importa que para matar a un líder de Hezbollah tenga que matar, en un bombardeo, a decenas de otras personas. El odio lo ha vuelto cruel y sin piedad. Crímenes semejantes están ocurrendo en la guerra de Rusia contra Ucrania con miles de víctimas, con la destrucción de una antigua cultura-hermana y con incontables víctimas inocentes. Paro aquí este viacrucis de horrores que tiene más estaciones que el del Hijo de Dios cargando con su cruz.
La pregunta es ¿cómo es posible que ocurra esto a la luz del día sin que haya una autoridad reconocida que pueda parar ese exterminio de gente y de ciudades enteras? ¿Cuál es la raíz subyacente a esta iniquidad? La historia ha conocido exterminios en el pasado, hechos incluso en nombre de Dios como en el terrible libro de los Jueces de la Biblia judeocristiana y en tantas guerras de antaño. Pero nosotros las hemos superado en crueldad a todos los niveles. Israel ha matado a más de 207 funcionarios de la ONU, ha bombardeado hospitales, escuelas, universidades, mezquitas y ha destruido más del 80% de Gaza. Hoy corremos serio peligro de una guerra total entre las potencias militaristas en disputa por la hegemonía del mundo, lo que haría realidad el principio de nuestra autodestrucción.
Sostengo la interpretación de que todo esto se ha vuelto posible porque hemos perdido el corazón, el esprit de finesse (de Pascal) y la dimensión del anima (la sensibilidad de C.G.Jung). La cultura moderna se ha construido sobre la voluntad de poder como dominación, usando la razón desgarrada del corazón y de la conciencia, traducida en tecno-ciencia para nuestro bien y más para fines bélicos. Como señalaba el Papa Francisco en la Laudato Sì: “el ser humano no fue educado para el recto uso del poder… porque no estuvo acompañado de un desarrollo en responsabilidad, valores, y conciencia” (n.105). La razón estableció su despotismo en forma de racionalismo, rebajando otras formas de conocer y de sentir la realidad. Así el sentimiento (pathos) fue reprimido bajo el falso presupuesto de que dificultaría la objetividad del análisis. Hoy es evidente que la objetividad absoluta no existe. El sujeto investiga con sus presupuestos y con sus intereses, de forma que sujeto-objeto están siempre imbricados.
El hecho es que la dimensión del corazón y de la cordialidad ha sido reprimida. 900073964710 Exceptuando el cerebro reptiliano que es el más antiguo, el cerebro límbico constituye nuestra real base fundamental. Él surgió con los paleo-mamíferos hace unos 150-200 millones de años y nosotros los mamíferos superiores hace 40-50 millones de años, con los cuales tenemos el condominio. Somos mamíferos racionales, por lo tanto seres de sentimiento. El cerebro límbico es la sede de nuestras emociones, sean de odio, de ira y otras negatividades, pero principalmente en él se alberga el mundo de las excelencias, del amor, de la amistad, de la empatía, de los valores, de la ética y de la espiritualidad. El cerebro neocortical irrumpió con el ser humano hace 7-8 millones de años y culminó hace casi 100 mil años con el surgimiento del homo sapiens del cual somos herederos. Es el mundo de la razón, de los conceptos, del lenguaje, de la ordenación lógica de las cosas.
Por tanto él apareció tardiamente, pero con su desarrollo fundó el reino de la razón. No hay que olvidar que es un único cerebro que envuelve estas tres dimensiones siempre relacionadas (en la versión del cerebro triúnico de MacLean: reptiliano, límbico, neocortex). La concentración excesiva en la racionalidad con la cual dominamos el mundo, la mujer (patriarcado) y la naturaleza a costa del sentimiento, causó los desaciertos socio-históricos, cuyas consecuencias nefastas estamos cosechando. Es urgente unir el cerebro neocortical (razón/logos) con el límbico (corazón/phatos), el corazón enriqueciendo los proyectos racionales con humanidad y sensibilidad; e inversamente invertir razón, es decir, conferir dirección y justa medida al mundo de los sentimientos y del corazón. Sólo así encontraremos el equilibrio necesario. Por haber ahogado el sentimiento de mutua pertenencia, de que todos sin excepción somos humanos, nos transformamos en crueles genocidas (frente a nuestra especie) y ecocidas (frente a la natureza). Hemos esclavizado, sometido y discriminado a nuestros hermanos y hermanas.
Por no haber recuperado la dimensión del corazón, del espíritu de finura (Pascal), ni la sensibilidad esencial (anima), ha entrado en quiebra el humanismo occidental, liberal-capitalista. El llamado “orden basado en reglas” (que cambian siempre según las conveniencias de los poderosos) ha demostrado ser una falacia.
Como advirtió una alta funcionaria de organismos de la ONU, Chelsea Ngnoc Minh Nguyen: “La violencia y la brutalidad de los últimos años deben impulsarnos a todos –sea en el Sur o en el Norte, en el Oriente o en Occidente– a realizar una introspección honesta y profunda sobre el tipo de mundo en el que queremos vivir” (IHU 4/10/24). No veo otra alternativa, además de que debemos cambiar nuestro paradigma civilizatorio (de dominus al frater), que fundar un nuevo humanismo, enraizado en nuestra propia naturaleza. En ella encontramos las constantes antropológicas, intrínsecas a nuestra humanidad: el amor incondicional, el cuidado esencial, la cooperación, la empatía, la compasión, el reconocimiento del otro como nuestro semejante, el respeto a la naturaleza y a la Tierra que nos dan todo, la fascinación ante lo bello y lo bueno y la reverencia ante el Misterio. Tales valores serían el fundamento de otro mundo posible y necesario. En caso contrario, vamos al encuentro de lo inimaginable.
Todo listo para la XXVI Feria del Libro 2024. Empieza el jueves
El mayor acontecimiento del libro y la cultura proyecta por el método organizativo desarrollado que va a superar el nivel alcanzado en 2023. No es buena actitud comparar ferias del libro entre sí, pero la esperanza y la certidumbre es que sea cada vez mejor
A horas del acto de apertura de la XXVI Feria Internacional del Libro 2024, los preparativos para su montaje se han adelantado como pocas veces: el programa con 613 actividades estuvo listo 30 días antes del inicio, los pabellones y estructuras que van a acoger cientos de librerías y editoriales y miles de escolares, público familiar y genérico en procura de precios de feria en los títulos a ser ofrecidos.
Un recorrido realizado este viernes y sábado (1 y 2 de noviembre) por el campus ferial, deja ver que para este jueves, lo requerido para acoger los protagonistas del evento, estará todo en punto. El programa de la FILSD 2024 se encuentra en este enlace: Feria del Libro 2024
Lo responsables de la planta física (ingenieros, arquitectos y planificadores) y decenas de obreros y técnicos (electricidad, ambiente, seguridad y otros) trabajaban con afán y nos dice que continuarán su labor, pausando solo el lunes, para cerrar todo lo pendiente a partir del martes y miércoles, en prevención de los tradicionales fallos y ausencias de facilidades el día inaugural, el jueves 7 en la sala Carlos Piantini del Teatro Nacional. De la experiencia de cada feria del libro, se deduce que versión tiene su valor, sus aportes, sus aciertos y sus aspectos deficientes. Quienes han trabajado en montarlas, desde Julio D. Postigo hasta Joan Ferrer, merecen un lugar en el agradecimiento colectivo.
Ese acto tiene la presencia del presidente Luis Abinader y las autoridades del Ministerio de Cultura, el Corona y un público integrado por delegaciones del cuerpo diplomático (sobre todo de los países que traen los 61 escritores internacionales, a quienes se agregan los cerca de 100 escritores dominicanos de la diáspora intelectual nacional en Estados Unidos.
La feria del libro de 2024 está dedicada a Washington Heights ( y en particular a sus escritores) y homenajea al poeta y gestor literario y Premio Nacional de Literatura (2010) Mateo Morrison, ambos con pabellones en su honor.
Milagros Germán, ministra de Cultura resaltó cómo la comunidad dominicana ha echado raíces profundas e impactado a la identidad cultural de esta emblemática comunidad del Alto Manhattan, hogar de la mayor concentración de criollos en los Estados Unidos.
Germán, sostuvo que se ha trabajado desde hace diez meses con un equipo coordinado por Joan Ferrer, director general del evento y Angela Hernández, directora nacional del libro y la lectura, respaldados por un cuerpo de 20 coordinadores de pabellones y áreas, aplicando un nuevo sistema de controles, protocolos y transparencia en sus operaciones gerenciales.
«La Feria Internacional del Libro 2024 será una ventana al futuro de la literatura. Con la introducción de tecnologías innovadoras y la inclusión de nuevas voces, esta edición promete redefinir la forma en que experimentamos la lectura y el intercambio cultural. Definitivamente, será un gran impulso a la lectura y un apoyo a los autores y a la industria editorial”, afirmó la funcionaria a reporteros de Acento en el campus ferial.
La organización de la feria en el año 2023 se ganó el aprecio, tanto de las librerías y casas editoras, que vendieron más de 50 millones de pesos en libros, como de los cerca de 300,000 visitantes que acudieron a la Plaza de la Cultura.
Una de las modificaciones del pasado 2023 que mejoró la experiencia del público fue el cambio de las tradicionales carpas por instalaciones modernas y climatizadas, lo que garantiza una mayor comodidad, tanto para los expositores como para los visitantes, así como un ambiente más agradable y protegido de las inclemencias del tiempo. Durante los 10 días de celebración de la pasada FILSD 2023, el programa incluyó más de 350 actividades. Esa cantidad es casi doblada por las más de 600 programadas ahora.
La Editora Nacional
Los libros que presentará la Editora Nacional, poniendo a circular Good Morning, Mr. Morrison: plenitud de vida y escritura, ambos de (Manuel Matos Moquete), Mateo Morrison, una idea cultural en movimiento, (José Ángel Mercedes Bratini), Trópico nevado, antología de cuentos de 27 autores de la diáspora (José Acosta, compilador) ; Autografía de la conciencia, (José Aníbal Perdomo); y Mi Carnaval, my carnival, (Elizabeth Balaguer).
De la laureada y respetada escritora dominicana Rhina P. Espaillat, la Editora Nacional lanzará Nuevas aguas de dos ríos, sobre su influencia en la literatura dominicana y estadounidense; Pedro Peix ingresa a la Biblioteca Dominicana Básica con el Volumen 29, que reúne sus obras La tumbadora y El fantasma de la calle El Conde, con prólogo de Danilo Manera. La Colección Homenaje presentará La inquietud del ala, una selección de la poesía de Carmen Natalia Martínez, ( realizada por Ángela Hernández).
En ensayo, la Editora Nacional ofrecerá: El recorrido poético de Domingo Moreno Jimenes, (Bárbara García Moreno), y la edición dominicana de Escribir otra isla, (Néstor Rodríguez, Eva González y Fernanda Bustamante) y el estudio sobre el merengue típico dominicano, Tigres de otro pelaje, de la musicóloga Sydney Hutchinson.
Colombia, siempre Colombia
Ese país hermano trae a destacadas escritoras a presentar el fruto de sus talentos. La cultura de Colombia tiene una larga tradición y una sólida presencia autoral que no se limita a la obra de Gabriel García Márquez y lo que trae ese país a nuestro evento, es sinónimo claro de ello. Colombia, cuna de escritores renombrados y artistas exquisitos, desembarcará en la Feria del Libro con talentos de consideración: Viene Vera Grabe Loewenherz, antropóloga y política colombiana, quien fuera en su juventud guerrillera del Movimiento 19 de abril (M-19), autora de dos libros: uno autobiográfico «Razones de vida/El silencio de mi cello» (2000,2010) y «La paz como revolución. M-19» (2017).
Ella, hoy día es una mensajera de la paz y viene además Gabriela Pinilla, ilustra el libro biográfico Entre agua y raíces,escrito por Darío Villamizar y que cuenta la historia de Carmenza Cardona Londoño, profesora y miembro del M-19. Villamizar es el actual embajador de Colombia en República Dominicana.
Libros recomendados
Como siempre ocurre, hay una serie de libros recomendados (de ficción, narrativa, poesía, cuento) y de no ficción (ensayo, testimonios etc.) .
Son muchos y los iremos citando, He aquí cinco:
1-El imposible perdón, la novela nueva de Carmen Imbert Brugal, una mujer de múltiples talentos profesionales jurídicos , electorales y de comunicación, pero que a juicio de muchos tiene en la novela el género de mayor valor y trascendencia. Ella presenta su nueva novela, que se presenta el sábado 9 de noviembre en la Sala Ravelo del Teatro Nacional. Carmen Imbert, luego de sus novelas sobre “señoras” (Distinguida Señora, Sueños de salitre y Memorias de la señora) varía su orientación temática para sorprender a sus lectores con un trabajo envolvente y de unos arcos incesantes. Su página web es www.carmenimbertbrugal.com
2-Informes mortales, primera novela de Gerardino González, periodista, publicista, comunicador medioambiental, Informes Mortales (que ya hemos leído y que comentaremos en detalle luego) con una trama de conspiraciones y corrupciones en torno al manejo ambiental de un funcionario alemán con funcionarios dominicanos. Apasionante y revelador. No especifica si se basa en hechos reales. Estará a la venta en Cuesta y La Trinitaria. González, es autor de doce libros de temática medioambiental, que también estarán a la venta.
3-El Cuento de nunca acabar. (Avelino Stanley, Rafael Peralta Romero, Luis R. Santos, Emilia Pereyra y Rafael García Romero). Exquisita selección de cinco cuentos por autor que reafirma que este género tiene cultores de calidad con sentido de exposición y sorpresa, a partir de nuestras realidades y personajes, sobre todo cuando son mínimos y cotidianos. Una gran entrega de contenidos de ficción en narrativa corta con piezas brillantes y ofreciendo un oportuno ejemplo de interrelación generacional de creadores, lo cual es apreciable dado el tradicional margen individual de la creación.
4-Del otro lado del Charco, Ana María Castillo. Una deliciosa lectura de 24 experiencias sobre lo que acontece a dominicanos cuando emigran a Estados Unidos, el choque de costumbres, de ambientes, de relaciones, de consumo, a partir de la aguda mirada de esta mujer dominicana, productora por años del programa televisivo Con tus propias manos (lastimeramente desaparecido de la parrilla de RTVD), artesana, comunicadora de radio, prensa escrita y televisión, radicada en New Jersey y ahora escritora de estampas testimoniales sobre el cambio cultural y social que supone para el dominicano promedio, irse a Estados Unidos.
5- A Carolina le encanta bailar (Dennis Mota Álvarez) Con este volumen, el autor ganó el Premio Anual de Cuento José Ramón López 2023, Periodista, impresor, gestor cultural, poeta y narrador, que logra, gracias a una práctica escritural de muchos años, plasma su linea narrativa, limpia y reposada, o cíclica o vertiginosa para dibujar al lector el tránsito de sus personajes. Mota Álvarez es uno de esos escritores consagrados que, por tenerlo tan cerca sus relacionados, apenas se dan cuenta de su talento. Es tiempo de que lo disfrute la gente que no lo trata y que solo tiene el libro como interlocutor.
Fuente de la Información: https://acento.com.do/cultura/todo-listo-para-la-xxvi-feria-del-libro-2024-empieza-el-jueves-9416832.html
Higiene y seguridad alimentaria en comedores y colegios
La alimentación en los comedores escolares juega un papel crucial en el crecimiento y bienestar de los estudiantes, tanto física como mentalmente. Estos espacios no solo aseguran que los niños reciban una nutrición adecuada cada día, sino que también influyen directamente en su salud y capacidad de aprendizaje.
Así pues, un manejo cuidadoso de la higiene y la seguridad alimentaria no solo protege a los niños de posibles enfermedades, sino que también les enseña desde pequeños la importancia de llevar hábitos saludables. Algo que, sin duda, tendrá un impacto en su bienestar diario y en su rendimiento académico, así como en su vida futura.
Es por ello por lo que una alimentación segura y equilibrada es la clave para que los estudiantes puedan aprender, crecer y disfrutar plenamente de su experiencia escolar. Y para lograrlo, uno de los pilares más importantes de la seguridad alimentaria es la higiene en los comedores escolares.
Importancia de la Higiene en los Comedores Escolares
La higiene es, indudablemente, uno de los aspectos más cruciales en los comedores escolares; sin ella, es imposible asegurar la seguridad alimentaria, ya que protege a los estudiantes de posibles enfermedades transmitidas a través de los alimentos.
En el ámbito de los comedores escolares, ésta se rige por las normativas que aseguran el cumplimiento de prácticas estrictas para la manipulación y preparación de alimentos. En el caso de España, la legislación alimentaria, como es el Reglamento (CE) 852/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo, regula la higiene de los productos alimenticios, y su aplicación es fundamental en los comedores.
Un entorno limpio y adecuado para la manipulación y el consumo de alimentos reduce significativamente los riesgos de contaminación.
A continuación, se detallan algunos puntos esenciales sobre cómo llevar a cabo una correcta higiene en los comedores escolares:
Higiene del personal de cocina y servicio
El personal encargado de la manipulación de alimentos debe seguir pautas de higiene estrictas para garantizar la seguridad alimentaria y, en consecuencia, la salud de los estudiantes.
Entre las prácticas más importantes se encuentra el lavado y desinfección frecuente de manos, haciendo especial énfasis en los momentos críticos, como antes y después de manipular alimentos crudos y cocidos.
Del mismo modo, es esencial que el personal use indumentaria limpia y adecuada, incluyendo: gorros, guantes y delantales; para minimizar el riesgo de contaminación de los alimentos que consumirán los estudiantes.
También, debemos prestar atención a la salud de los manipuladores; es fundamental asegurarse de que no haya contacto con los alimentos en casos de enfermedades transmisibles o lesiones en la piel.
Limpieza de las instalaciones
La higiene de los comedores e instalaciones generales del colegio es básica para asegurar la seguridad alimentaria y mitigar riesgos de contaminación. Así pues, las superficies y utensilios empleados en la preparación de alimentos deben ser elaborados con materiales que faciliten su limpieza y desinfección, caracterizándose por ser resistentes a la corrosión y no absorbentes.
La desinfección debe llevarse a cabo con productos adecuados, garantizando que las áreas de trabajo permanezcan libres de residuos que puedan atraer plagas.
También es esencial mantener una ventilación apropiada y un control adecuado de la humedad a fin de evitar la proliferación de microorganismos que comprometan la inocuidad de los alimentos.
Manejo de los Residuos
Los desechos alimentarios deben ser eliminados de manera eficiente y almacenados en recipientes herméticos diseñados para facilitar su limpieza y desinfección.
Es obligatorio que estos residuos se retiren de forma regular y se mantengan alejados de las zonas de preparación de alimentos, lo que minimizará el riesgo de contaminación y asegurará un entorno saludable para los estudiantes.
La higiene es clave para la seguridad alimentaria en los colegios, ya que previene enfermedades y garantiza que los alimentos sean seguros, protegiendo la salud de los estudiantes.
¿Qué es la Seguridad Alimentaria?
La seguridad alimentaria es un conjunto de medidas y prácticas que aseguran que los alimentos sean inocuos y aptos para el consumo, protegiendo la salud de las personas y previniendo enfermedades transmitidas por alimentos.
Estas medidas abarcan desde la producción y el transporte de los alimentos hasta su preparación y consumo, garantizando así que no contengan contaminantes físicos, químicos o biológicos que puedan representar un riesgo para los consumidores.
En los colegios, la seguridad alimentaria es fundamental, ya que los niños son una población especialmente vulnerable a los riesgos alimentarios debido a su sistema inmunológico aún en desarrollo.
Para que la seguridad alimentaria en los colegios sea efectiva, es fundamental implementar prácticas rigurosas en la manipulación y preparación de los alimentos en los comedores escolares, así como disponer de conocimientos específicos en Seguridad Alimentaria.
Medidas esenciales para la seguridad alimentaria en comedores y colegios
Estas estrategias clave incluyen acciones precisas en cada etapa del manejo de los alimentos, desde la recepción de ingredientes hasta el servicio de las comidas. A continuación, se presentan algunas de las prácticas más importantes para asegurar un ambiente alimentario seguro en estos entornos:
Control de temperatura: los alimentos perecederos deben almacenarse a temperaturas seguras (por debajo de 5 °C para alimentos fríos y a más de 65 °C para alimentos calientes), y la cadena de frío no debe romperse en ningún momento. De esta forma se previene la proliferación de bacterias.
Gestión de residuos: la correcta eliminación de desechos alimentarios y el uso de recipientes de cierre hermético contribuyen a evitar la atracción de plagas y reducen el riesgo de contaminación en las áreas de preparación.
Capacitación de personal: el personal de cocina debe recibir formación continua en prácticas de higiene, como el uso de uniforme adecuado (guantes, delantal y gorro), el lavado de manos frecuente y la manipulación segura de alimentos.
Control de calidad del agua: el agua utilizada en la preparación de alimentos y bebidas debe cumplir con estándares de potabilidad, garantizando que esté libre de contaminantes.
Importancia de la Seguridad Alimentaria en los Colegios
La seguridad alimentaria en los colegios es crucial, ya que los alimentos contaminados pueden causar problemas de salud serios en los niños, desde intoxicaciones hasta infecciones gastrointestinales.
Además, asegurar alimentos seguros y nutritivos no solo protege la salud a corto plazo, sino que también contribuye al desarrollo de hábitos alimentarios saludables.Esto impacta de manera positiva en su bienestar general y en su rendimiento académico, ya que una buena alimentación favorece la concentración y el aprendizaje.
Para regular estas prácticas en los comedores escolares, existen normativas específicas tanto en América Latina como en España. En España, la Comisión (CE) 852/2004 establece los principios de higiene para la seguridad alimentaria en la cadena de suministro, aplicable también a los comedores escolares, tal y como hemos visto anteriormente. Esta normativa, junto con el Real Decreto 3484/2000, establece los requisitos higiénico-sanitarios para la preparación, almacenamiento y distribución de alimentos, protegiendo a los estudiantes de posibles riesgos alimentarios en el entorno escolar.
En América Latina, las normativas varían según el país, pero el objetivo común es garantizar la seguridad alimentaria en espacios de alimentación colectiva. Por ejemplo, en México, la NOM-251-SSA1-2009 establece las prácticas de higiene que deben seguirse en la manipulación y elaboración de alimentos, aplicable a los comedores escolares.
Así pues, la seguridad alimentaria en los colegios es esencial para proteger la salud y el desarrollo de los estudiantes. Las normativas en España y América Latina son un pilar fundamental para garantizar que los alimentos consumidos en los colegios sean seguros y adecuados, ayudando así a que los estudiantes crezcan en un entorno saludable y protegido.
Que se pueda garantizar la higiene y la seguridad en los comedores escolares no es únicamente una tarea del personal de cocina; es una responsabilidad compartida por toda la comunidad educativa. Cada acción, desde el lavado de manos hasta la limpieza de los utensilios, contribuye a la creación de un espacio seguro y saludable. Así pues, los protocolos establecidos no solo previenen enfermedades, sino que también fomenta un ambiente propicio para el aprendizaje, donde los estudiantes pueden concentrarse en su educación sin los riesgos asociados a una alimentación inadecuada.
Cuando los comedores escolares se convierten en espacios donde se cuida la salud de los alumnos, se está promoviendo un enfoque integral hacia su bienestar. Esto no solo significa proporcionar comidas nutritivas, sino también enseñarles la importancia de hábitos saludables desde una edad temprana.
Al final, un ambiente seguro y saludable en los comedores escolares permite que los estudiantes se alimenten bien, aprendan mejor y se desarrollen de manera óptima, lo que impacta positivamente en su futuro.
“(…) Creo, de todos modos, que la principal causa por la que hoy se combate a los maestros con sueldos magros y tareas quiméricas es otra más miserable y por eso inconfesa. Un maestro es alguien que decidió pasar su vida encendiendo en otros el fuego que encendieron en él de niño. Para los poderosos de este mundo, que de niños lo recibieron todo y ahora lo arrebatan todo, la lógica de esa decisión es obscena, un espejo en que no quieren mirarse y por eso lo rompen, huyendo del escándalo”.
Marcelo Figueras, Kamchatka. 2002
Quizás nos toque celebrar uno de los días del maestro -o de la maestra, como se propuso con muy buen criterio desde este espacio de reflexión- más difíciles para la profesión desde el retorno de la democracia. O al menos para la generación en la que me inscribo, nacida en democracia y en ejercicio de la docencia durante los últimos diez o doce años.
El contexto es, como poco, complejo. A la dificultad que generan las actuales condiciones materiales de trabajo, se suma el particular encono que el gobierno nacional tiene para con las y los docentes. La decisión es clara: dar la “batalla cultural” contra el “adoctrinamiento” en las aulas de la escuela pública. En el discurso de cierre del Foro Económico Internacional de las Américas, el presidente afirmó: “La educación pública ha hecho muchísimo daño lavando el cerebro de la gente”. Esto sería responsabilidad de las y los docentes, formados en Institutos Superiores de Formación con “currículas educativas de izquierda, abiertamente anticapitalista y antiliberales, en un país en el cual lo que más se necesita es más capitalismo y más libertad”. Así lo expuso Milei, esa vez en la apertura de las sesiones legislativas.
Decíamos, por otro lado, que tampoco el contexto es sencillo respecto a las condiciones materiales. Sabemos que la profesión docente enfrenta dificultades vinculadas a la sobrecarga laboral. Se necesitan 8 horas en la escuela para vivir, pero el trabajo no empieza ni termina ahí. En los escritorios de maestras y profesores conviven la pila de trabajos a corregir, las planillas a completar y materiales variopintos que rápidamente saben convertir en un recurso didáctico. Docente: alguien que puede ver una película en su tiempo libre y enseguida pensar cómo trabajarla en el aula.
La sobrecarga de tareas administrativas, la falta de reconocimiento y remuneración de las horas destinadas a la planificación y evaluación y de espacio para el trabajo colectivo entre docentes son algunas cuestiones que requieren ser visibilizadas y repensadas. A esta situación se adiciona la traducción que el actual contexto socioeconómico genera en emergentes y demandas en cada aula de cada escuela del país, que también son abordados por las y los docentes y que tornan aún más agobiante su tarea cotidiana.
Además, a esto se suma la caída del poder de compra del salario. En la actualidad, el salario de un docente con 10 años de antigüedad le permite comprar 27 kilos de carne menos por mes que lo que le permitía a ese mismo docente 10 años atrás. Esto es así para la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero se replica más o menos proporcionalmente también en otras jurisdicciones.
Teniendo en cuenta lo dicho hasta acá, sería sencillo -y hasta diría lógico- asumir una posición defensiva, que implique fundamentalmente no “seguir perdiendo”, a sabiendas que en los últimos meses el conjunto de las y los trabajadores han visto empeorar sus condiciones de vida. En particular, los y las trabajadoras de la educación han dejado de percibir el Fondo Nacional de Incentivo Docente por parte del Estado nacional, por definición del presidente Milei. Este monto ha sido cubierto solamente en algunas jurisdicciones por parte de los gobiernos provinciales.
Sin embargo, creo que es imperioso que podamos reflexionar -y también trabajar- en una agenda que permita hacernos cargo de los desafíos que enfrenta nuestro sistema educativo, tanto en la formación docente como en la actual carrera docente. Aún estando exactamente en la vereda de enfrente de todo lo que el presidente Javier Milei pueda pensar, decir y hacer en materia educativa, tenemos que poder reconocer los niveles de insatisfacción que tiene una parte de nuestra sociedad.
Por supuesto que mucho de ese estado de situación es generado por quienes trabajan para deslegitimar -y se encargaron de desfinanciar- a la escuela. Pero creo que tenemos que poder reconocer la porción de verdad que hay en aquellos sectores a quienes la “defensa de la escuela pública” no les resuena lo que quisiéramos y creemos que debe poder resonarle. Y además, creo que no hay nadie que cuente con más herramientas para dar esta discusión que quienes habitan todos los días las aulas de nuestro país. De otra forma, corremos el riesgo que el debate se muestre simplificado, que se dedique a buscar culpables y acote la agenda de transformaciones necesarias a un conjunto de medidas de corto alcance pero con fuerte impacto político y comunicacional, tal y como sucede actualmente en el Congreso Nacional con el debate sobre la educación como un servicio esencial.
Alejandro Finocchiaro, quien fuera ministro de Educación de Mauricio Macri en un gobierno que redujo el porcentaje del PBI destinado a la educación, defendió el proyecto de ley que restringe el derecho a huelga docente refiriéndose a una “curva de la decadencia de la educación”. Otros diputados votaron afirmativamente en nombre de la “calidad de la educación”, aún cuando lo votado supone una guardia mínima en las escuelas los días de paro docente que, en todo caso, resolvería el problema de cuidados.
Cabe aclarar, además, que salvo en casos de conflictos prolongados -en provincias con serias dificultades para hacerle frente al pago de salarios docente-, los paros representan un porcentaje muy bajo de los días que se pierden clases. ¿Cómo se resuelve esto? Con la aplicación de la “Ley de los 180 días de clase” -N° 25.864-, que prevé la intervención del gobierno nacional, como aquella primera acción de Néstor Kirchner en Entre Ríos que todavía persiste en la memoria colectiva.
La pérdida de días de clase no se explica por los paros docentes, es necesario buscar otras causas nada abordadas en la ley de esencialidad de la educación. Por un lado, se pierde una enorme cantidad de días de clase en el nivel primario y de horas de clase en secundario por falta de docentes para la cobertura de cargos. Por otro lado, el problema de ausentismo docente convive con números cada vez más elevados de ausentismo de las y los estudiantes. En esta última discusión está también, quizás, uno de los fundamentos de la expansión de la matrícula en escuelas de gestión privada.
Ambos fenómenos -cargos sin cubrir y ausentismo- son multicausales y requieren abordajes complejos. La creación de cargos de maestros itinerantes que logren cubrir en tiempo y forma las suplencias cortas, el armado de reglamentos intraescuelas para garantizar la continuidad pedagógica, la evitación de sobrecarga de las tareas no pedagógicas de las y los docentes, la mejora del clima escolar, el acompañamiento a la labor de docentes noveles, el fomento del trabajo colaborativo y la promoción de la pareja pedagógica son algunas acciones que las jurisdicciones pueden desarrollar para mejorar el innegable problema de la pérdida de días de clases. Se trata de muchas y muy variadas medidas que seguramente requieren revisar, también, cómo funcionan los regímenes de licencia, el acceso a cargos docentes y los controles de los sistemas de salud laboral.
¿Cuáles son los recursos materiales y simbólicos que se requieren para garantizar las condiciones para que nuestros docentes enseñen y los niños, niñas y adolescentes aprendan mucho y todos los días? Esta tiene que ser la pregunta que oriente la acción, la reflexión y el debate de quienes creen en la potencia de nuestra querida escuela pública y en el lugar irremplazable que tienen los que asumen la tarea de encender en otros el fuego que encendieron en ellos de niños. Tenemos que poder discutir todo, tener un debate sincero sabiendo que la discusión debe estar siempre acompañada de una lucha interminable por el financiamiento de nuestro sistema educativo. Que los tiempos complejos de resistencia se acompañen, entonces, de discusiones que nos permitan pensar qué es aquello irrenunciable y cuáles son los puntos que deben ser profundamente transformados.
Los equipos de conducción escolar son los grandes orquestadores de la identidad de una institución. La mayoría están integrados por mujeres: entre un 90 y un 99 por ciento en el nivel inicial y primario y dos tercios en el nivel secundario. Hacen de pivote entre las necesidades de los estudiantes, las familias, les docentes y las bajadas educativas de los gobiernos. Sin embargo, están lejos de obtener un reconocimiento a la altura de sus responsabilidades: garantizar el funcionamiento diario de las escuelas, cada una un mundo, y los derechos de niños, niñas y adolescentes.
Son las dos de la mañana y suena el teléfono. Agustina se despierta sobresaltada y atiende. Habla en voz baja porque su pareja todavía duerme. También sus hijos de 3 y 7 años en el cuarto de al lado. Se levanta, se cepilla el pelo rubio y ondulado y comienza a vestirse sigilosamente para salir. Todavía no está acostumbrada a estas interrupciones del sueño. Pero desde marzo, a sus 40 años, es vicedirectora de una escuela de nivel inicial de gestión estatal en la costa bonaerense. Y apaga incendios las 24 horas. Esta vez sonó la alarma del jardín y tiene que ir a corroborar que no haya entrado nadie a robar.
—Imaginaba que en un cargo directivo iba a estar más tranquila al no tener que estar en la sala con los niños todo el día, ni planificar cuando llego a mi casa, pero ahora tengo más cansancio mental que físico —dice.
El sujeto docente que está frente a un grupo ocupa gran parte de los debates en torno a la educación: qué contenidos enseña, cómo puede hacerlo mejor, qué pasa con su autoridad hoy. Sin embargo, los equipos de conducción de las escuelas definen gran parte de la identidad de una institución y su funcionamiento. En línea con la feminización de la docencia, la mayoría son mujeres. En el nivel inicial, un 99 por ciento.
Las directoras son las titiriteras de climas, rutinas y proyectos escolares que implican a las docentes de las aulas y a su vez lxs trascienden. Son determinantes en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Tienen a su cargo a decenas de maestras y profesores/as, el vínculo con las carteras educativas jurisdiccionales, con las familias y les estudiantes. Los desafíos de la gestión son enormes, pero en muchas oportunidades quedan postergados por la necesidad diaria de resolver emergencias.
Cuando Agustina se inscribió para ser maestra en el “Sara Eccleston”, un reconocido profesorado de CABA, lo hizo porque creía en la educación como “motor de cambio”. Y eligió el nivel inicial por su potencia artística, lúdica y multidisciplinar “con las infancias como protagonistas”. No se formó pensando en muchas de las tareas que realiza hoy, 16 años después, a 350 kilómetros: completar planillas diarias con la nómina de docentes y auxiliares, hacer rendiciones de los alimentos consumidos en el comedor escolar, gestionar con la municipalidad el corte del pasto del jardín, organizar ferias al plato para comprar cartulinas, plasticolas y goma espuma.
Accedió al cargo como muchas docentes de ciudades pequeñas: porque se liberó el puesto y alguien tenía que hacerlo. Ella trabajaba en la institución hacía 14 años y tenía el mejor puntaje. “Lo hice por amor al jardín”, cuenta. El primer “shock” fue cuando la sumaron a 20 grupos de WhatsApp al mismo tiempo, una dinámica de comunicación que muchas escuelas arrastran desde la pandemia. Agustina funciona como intermediaria. Si una mamá ve que su hijo volvió con el cuaderno roto a su casa, pregunta en el grupo qué pasó y la vice chequea la respuesta con la maestra.
“En otro momento se usaba el cuaderno de comunicaciones. Hoy pasa todo por WhatsApp. También con las maestras. Si una docente te avisa que está enferma el domingo a la noche tenés que ponerte a pensar cómo la reemplazás mañana. La clave es adelantarse a los problemas. A veces me quedo respondiendo mensajes hasta las once de la noche, cuando también quiero estar con mis hijos. Al principio pensé: ‘¿cómo voy a hacer todo esto?’. Después empecé a diferenciar lo urgente de lo que puede esperar”, reflexiona en diálogo con Feminacida.
En el jardín de dos turnos y 150 niñes no hay secretaria a cargo del trabajo administrativo. La sobrecarga de las tareas burocráticas y la falta de personal es uno de los principales problemas que enfrentan. En la escuela hay 13 proyectos de inclusión producto de distintos diagnósticos como el Trastorno del Espectro Autista, pero no la suficiente cantidad de acompañantes terapéuticos ni de fonoaudiólogas o psicopedagogas. Ya sea por hospital público o por obra social, conseguirlos es una odisea. El trabajo recae solo en el cuerpo de las maestras.
Agustina dice que en su escuela no hay tanto ausentismo docente, pero sí un gran desgaste: “La mayoría de las maestras trabajan doble turno porque no llegan con el sueldo, entonces terminan agotadas. Esa exigencia lleva a que le bajen las defensas y se enfermen. Tenemos una preceptora que puede cubrir salas, pero a veces no alcanza y vamos la directora o yo”. Y si la auxiliar de limpieza no asiste, las propias docentes y directoras limpian las salas y los baños. También plantean una reducción horaria de la jornada. Cada tanto, esto genera malestar en las familias.
A “la vice” le encanta la sala. Aunque no es lo mismo “entrar y salir un rato” que ver de cerca cada día cómo los niños y niñas se afianzan como grupo, enriquecen su vocabulario o expresión corporal. Por momentos, la extraña “un montón”, pero entiende que su desafío es acompañar a otras docentes. Si antes iba a exposiciones de artes visuales pensando qué recurso llevar para sus actividades como maestra, ahora se la pasa recolectando libros de cuentos, canciones y títeres para las 17 docentes del jardín que les permitan trabajar la ESI o la interculturalidad.
“Le insistimos mucho a las familias para que vengan a las actividades de cierre de proyectos a compartir lo que aprendieron sus hijos/as a través del juego. Somos claras: esto no es una guardería, es una institución educativa”, afirma Agustina. Hace poco simularon un cuartel de bomberos con un autobomba de cartón. Los niños y niñas, vestidos de traje y con cascos, debían seguir las medidas de seguridad y recrear una serie de pasos para “apagar el incendio” una vez que sonaba la sirena.
En esas exposiciones, se ve gran parte del sentido del trabajo, aunque en la rutina de este jardín cercano al mar también abunda la belleza. Algunos niños y niñas suelen llegar dormidos. Los más valientes entran corriendo. Otrxs, a upa de sus madres y padres. A veces caminan con fastidio. En ocasiones, con ganas de jugar. Pero al final de la jornada casi todos y todas se van contentos, listos para contarles a sus familias cómo se divirtieron en el jardín.
—Una se queda tranquila de que cumplimos. Las familias trajeron lo más preciado que tienen, sus hijos, terminó el día y ellos aprendieron, jugaron. Pasaron cosas acá adentro.
Por esas “cosas que pasan” en una jornada de 4 horas –que terminan siendo 5 o 6 para el equipo directivo sin contar el trabajo en el hogar–, Agustina percibe un sueldo cercano a 700 mil pesos.
Escuela de puertas abiertas
Llueve en Madariaga, provincia de Buenos Aires, ciudad de 18 mil habitantes. Es invierno, los árboles que pueblan las principales avenidas están deshojados y las ramas se mueven con el viento. El pronóstico marca 5 grados de temperatura. Así no dan ganas de ir a la escuela. Pero esta vez, el equipo docente decidió proyectar Intensamente, una película de dibujos animados sobre las emociones, para todo el nivel secundario. Los adolescentes celebran que hay pochoclos. Martín, estudiante de Sexto año, llegó temprano. Se acerca a Sheila, la directora.
—Shei, tengo dos primos de mi edad que me dijeron: “Qué bueno que van a ver Intensamente, yo no la vi”.
—Deciles que vengan.
—¿En serio?
—Sí, que venga ahora que ya empieza. ¿Dónde están?
—Enfrente de mi casa. Ahí les digo.
Martín abre WhatsApp y les escribe.
—No me creen que pueden venir —jura el chico.
—¿Cómo se llaman?
—Víctor y Javier.
Sheila le pide un momento el celular y les manda un audio. La voz es aguda y alegre.
—Hola, Víctor y Javier… Chicos, los estamos esperando, salgan ya antes de que arranque la película.
“Ahí los tenías, pibes de 17 y 18 años muertos de risa con una película de Pixar. Jóvenes a los que tal vez nunca llevaron al cine, al teatro o a un concierto. A los que quizás no les leyeron jamás un cuento. Otros directores no dejarían entrar a nadie de afuera. Pero Víctor, que había dejado otra escuela hacía tres meses, se acercó y pidió la vacante. La película fue una puerta de entrada”, describe Sheila a Feminacida.
Además de dirigir la Escuela Secundaria Nº1 de gestión estatal en Madariaga hace casi dos décadas, Sheila Acosta Anzalone, de 55 años, es militante feminista, comunicadora social y escritora. En 2021 publicó La escuela y la alegría, una compilación de cuentos inspirados en la realidad de muchxs docentes que, durante la pandemia, redoblaron sus esfuerzos por hacer llegar la escuela a casa y evitar la deserción escolar.
Para Sheila, uno de sus mayores desafíos como directora es reducir la estigmatización que recae sobre el estudiantado de su escuela, que hasta 2006 fue un bachillerato para adultos. Hoy acuden adolescentes, la mayoría de barrios populares, hijos de trabajadores de la economía informal o de trabajadoras de casas particulares, que en su mayoría perciben ingresos de algún plan estatal, como la Asignación Universal por Hijo.
—Me interesa que la escuela sea el lugar donde los estudiantes puedan encontrar palabras para decir y comprender. Y si no las tenemos, las buscamos.
Sheila vive a 40 kilómetros de la escuela. Viaja en auto todos los días. Si llueve mucho, la ruta “es complicada”. Algunos días empieza a las seis de la mañana porque también da clases. A la mañana o al mediodía, dependiendo del día, inicia su trabajo de ocho horas como directora. Las puertas de la dirección siempre están abiertas a los estudiantes, que van con sus reclamos e inquietudes. “Acá no somos Tronchatoro”, comenta Sheila entre risas. Sus anteojos rojos le hacen juego con el color de pelo y el labial.
Hoy, la jornada inició con un conflicto de convivencia escolar: hubo reunión con los estudiantes para conversar porque ayer rayaron varios bancos. En otras ocasiones, las peleas estallan en las redes sociales y se abren paso en el aula: “¡Andá, pelo duro, que si no venías a mi casa a lavarte con shampoo te lo lavabas con jabón blanco!”.
—Con la crisis se dan cada vez más estas agresiones por dificultades en el acceso a productos básicos. De hecho estamos pidiendo mercadería para todos. Y ahí hay que remarla otra vez, conversar que es muy feo burlarse de eso.
Después, el equipo de conducción se encerró a leer. Falta poco para la reunión del ciclo “Conversaciones pedagógicas” entre directores de la jurisdicción que propone el gobierno provincial. Van a discutir el nuevo régimen académico. “Hablamos de cómo se puede incluir a pibes que quedan afuera del sistema si se flexibiliza la norma”, repone Sheila. Ella ya empezó a insistirle a los estudiantes que tienen varias “materias previas” para que las rindan.
Trescientos estudiantes. Cien docentes. Tres turnos. Hablar. Insistir. Recordar. Acompañar. Uno por uno.
En el recreo, con micrófono en mano, Sheila contó la historia de Fausto Maldonado, un joven de 20 años que cayó de un quinto piso al vacío mientras trabajaba en un edificio en construcción en Pinamar. No fue solo un accidente: la obra no cumplía con los protocolos necesarios de seguridad. Sheila no deja de pensar en sus alumnos. Muchos están a punto de egresar y aplicar a empleos similares como el de Fausto en la costa bonaerense. “Buscamos poner en conversación con la comunidad cómo no se cuida a nuestros pibes en el trabajo”, explica.
A la tarde tocó preparar la merienda porque faltó la auxiliar de cocina: leche chocolatada, pan con dulce de leche o mermelada.
―¿Y la hiciste vos?
―¡Pero claro! A las directoras no se nos caen los anillos por nada.
Sheila es orquestadora de iniciativas de todo tipo. Hace poco inauguraron un “salón de mujeres argentinas” con músicas, artistas visuales y activistas travestis. “Me fui a Mar del Sur a buscar un cuadro de una galería en homenaje a Eva Perón que nos donó una artista plástica”, cuenta.
Frente a la preocupación por la salud mental en los jóvenes, invitó a un jefe de los equipos de salud del hospital de Tandil para conversar sobre los cortes en la adolescencia. También, a una joven sobreviviente de suicidio que empezó a escribir poemas. “Me parecía interesante que contara la experiencia de tramitar ese dolor a través del arte”, explica.
En la pandemia, hasta se le ocurrió armar una radio. Sheila le pidió a los docentes que relataran sus historias personales. Ella contó la suya: fue mamá adolescente, como varias estudiantes de la escuela. Rindió quinto año libre, se anotó en Derecho, dejó de estudiar y tuvo que pensar en una carrera en el distrito en el que vivía. “El objetivo era que los chicos entendieran que las trayectorias no son lineales”.
La Sheila que no deja de contar proyectos escolares con entusiasmo no parece ser la misma que ya presentó su trámite jubilatorio. Pero lo es.
―Son muchas horas y fueron muchos años. Quiero descansar, mirar una serie, tal vez estudiar Psicología. Aunque la escuela va a ser siempre mi otra casa.
Una rectora que escucha reguetón
Cuando era chica, a Analía no le gustaba “jugar a la mamá”. Agarraba sus muñecas, les ponía una lapicera en la mano y un papel enfrente y jugaba a darles clase. Para su cumpleaños, pedía como regalo un pizarrón y borradores. El destino docente era claro. Lo que no supo hasta sus 47 años es que también sería rectora de la escuela a la que fue toda la vida como estudiante. Una secundaria privada y laica en el barrio porteño de Villa Urquiza a la que acuden sectores medios.
―Nunca me interesó la gestión educativa ni hice un solo curso sobre eso en Escuela de Maestros ―jura.
Analía, profesora de Ciencias naturales, se había perfilado como especialista en Educación Sexual Integral. El impulso se lo dieron sus propios estudiantes en 2018, cuando la alentaron a abrirse, junto a una psicopedagoga, la cuenta de Instagram @consultorioesi que hoy tiene 67 mil seguidores. “Ana” también participó en el ciclo audiovisual “Seguimos educando” del Ministerio de Educación de la Nación en la pandemia dirigido a estudiantes de todo el país. Pelo corto marrón oscuro y carré, cara angulosa, tatuaje de flores en el hombro izquierdo, voz didáctica y asertiva. “La profe de ESI”.
En la escuela, Ana muchas veces recibía críticas de otros docentes por su militancia política y feminista. “Tenía un perfil muy combativo”, señala. En los últimos años, por momentos, no la pasaba bien. Hasta que gran parte del equipo directivo renunció o inició su jubilación y las autoridades de la institución le pidieron que fuera la próxima rectora. El desafío era “dar vuelta la secundaria”. Llenarla de chicos. Dotarla de sentido.
Analía empezó en 2022 la transición como directora de estudio y desde junio de este año es rectora. En el nivel medio, dos tercios de estos roles son ocupados por mujeres. Una cifra inferior a la del nivel primario e inicial. A su vez, Ana integra el 5,4 por ciento de directoras noveles de escuelas privadas de todo el país, según el Observatorio Argentinos por Educación. De acuerdo al sindicato Ademys, las rectoras de CABA que no tienen antigüedad en el cargo cobran un piso de $1.392.113 por la jornada completa. En cambio, quienes llevan más de 20 años en ese rol pueden llegar a los $2.206.940.
Para Ana, el trabajo colectivo junto a su equipo de conducción es fundamental en la gestión de la escuela. Otro mandamiento: “Antes del primer mate, nada”, dice entre risas. El primero que llega a la dirección carga agua en el termo. Después, ponen un meme en el vidrio de la oficina para que los estudiantes lo vean mientras van subiendo la escalera. Cada día, uno distinto. También, música en los parlantes: Charly García, Los Redondos, reguetón, ¿por qué no? “De golpe los pibes no pueden creer que suena Bad Bunny en la oficina de la rectora a las 7:30 de la mañana”.
Analía aprovecha cualquier información importante a comunicar para entrar a las aulas. La mayoría de los estudiantes de los últimos años la conocen porque la tuvieron como docente. Las chicas le piden toallitas en el recreo. A Ana le gusta esa complicidad. “Nosotros trabajamos principalmente para los pibes”, asegura. También habla de la necesidad de límites desde lo que llama la “pedagogía del cuidado”. Casos como la toma de fotos a los docentes en clase para burlarlos en las redes sociales –hechos frecuentes en las escuelas– requieren sanciones claras.
El cuidado hacia los 50 profes de la institución es parte nodal de la tarea. Para Ana, un desafío es la recuperación de su motivación, muy horadada después de la pandemia. “La semana pasada lloraron tres docentes con mayor o menor antigüedad por el comportamiento de los pibes. No nos puede pasar que profes que entran al aula con unas ganas bárbaras de enseñar el Teorema de Thales salgan queriendo bajar los brazos. Ahí hay que acompañar al docente y hablar inmediatamente con el curso”, insiste.
¿Y las familias? “Un mundo”. Desde mapadres que se acercan a pedir un cambio de curso de su hijo porque “es el único varón del grupo”, a pesar de que eligió esa orientación, hasta otres que no quieren mandar a sus hijos de 17 años solos a las prácticas de aproximación al mundo del trabajo –obligatorias por resolución– porque nunca tomaron un colectivo. “No quiero ser injusta, estos planteos no son mayoritarios. Pero suceden. Y a veces salen con cada cosa que no lo podés creer. Yo a veces les digo que tal vez se equivocaron de institución. Es imposible hacer una escuela a imagen y semejanza de los deseos e intereses de cada uno”, advierte Ana.
Pero eso no es todo. A esa combinatoria hay que sumarle las modificaciones ministeriales del formato escolar, el régimen académico o los contenidos curriculares. “La burocracia muchas veces termina llevándose puesto el trabajo pedagógico. Después está la corrección política del lenguaje. ‘No es recuperatorio, es intensificación de aprendizajes’. ¡¿Me estás jodiendo? No hay manera. Para los pibes es recuperatorio”.
La palabra de los estudiantes aparece todo el tiempo en la voz de Ana: “Es mentira que no les interesa nada. Vino la Cruz Roja a dar un taller de RCP y les encantó. Otro día hubo un taller de matemagia y no podían creer los cálculos mentales que hacía el matemático, hasta sacaban la calculadora para contrastarlos. Estaban chochos. Pronto haremos murales. De lo que se trata es de salir de la típica feria de universidades y ofrecerles otra cosa”.
Al igual que Sheila y Agustina, Ana se siente más cansada que antes. “Es mucha energía. Subo y bajo escaleras todo el día. Puedo tener al mismo tiempo un piquete de quinto año porque quieren que los dejemos tomar mate en el aula, a una docente que pide que llamemos al médico porque un chico se lastimó, al preceptor pidiéndome urgente una reunión”, ilustra.
Ana podría jubilarse en 9 años. Pero en su cálculo contempla, más que nada, una variable.
—El día que no me entienda más con los chicos. Cuando eso ocurra, tarde o temprano, me voy.
La edad de acceso de los niños a las pantallas es uno de los debates que más conversaciones ha generado alrededor de las tecnologías digitales en los últimos años. Actualmente, la mayoría de los adolescentes obtiene un móvil propio a los 11 años, aunque a menudo este no es el primer momento en que usan un dispositivo.
El uso de tecnologías digitales se ha convertido en una parte integral del día a día de los niños y adolescentes, y es comprensible que las familias quieran limitar los riesgos a los que pueden estar expuestos sus hijos retrasando la llegada del primer móvil. Tenemos mucha información al alcance, tanta que a veces resulta difícil no sentirse abrumado, especialmente cuando intervienen muchos factores que no entendemos. Ante el desconocimiento, debemos detenernos y ser cuidadosos con las decisiones que tomamos sobre la tecnología.
Vamos paso a paso. ¿Qué nos dice realmente la evidencia científica sobre los peligros de las pantallas? Este febrero, el Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB) publicó La protección digital de menores y adolescentes, donde establecen una base científica y proponen recomendaciones dirigidas a administraciones, operadores, desarrolladores y familias. El CoMB cita un metaanálisis —un estudio que sintetiza los datos y resultados de diferentes estudios clínicos, en este caso 42, con más de 18,900 participantes— publicado en JAMA Pediatrics, que halló que los niños que pasan más tiempo frente a las pantallas pueden presentar retrasos en el desarrollo del lenguaje. El estudio del CoMB también habla de los riesgos asociados a la vista y relaciona el tiempo prolongado en actividades de cerca (donde se incluye el uso de pantallas) con un mayor riesgo de desarrollar miopía en niños.
Ante toda esta evidencia, surge una pregunta clave: ¿cuál es la mejor edad para tener el primer móvil? En un video para eduCAC, Núria Aragay Vicente, psicóloga clínica y experta en adicciones no tóxicas, explica que no existe una edad concreta para tener móvil. Y es que la evidencia científica no ha podido establecer una edad adecuada para su uso sin riesgos. El año pasado publicamos un artículo sobre esta cuestión en el que hablábamos de un estudio en Nature Human Behaviour. Este trabajo argumentaba que las diferencias en el desarrollo durante la infancia y la adolescencia, junto con la variedad de usos de los dispositivos, no permiten definir una edad adecuada desde un punto de vista científico.
En la guía Las tecnologías digitales en la infancia, adolescencia y juventud, la Generalitat de Catalunya propone prohibir las pantallas completamente hasta los 3 años y luego escalar progresivamente: media hora hasta los 6 años y un máximo de una hora de 7 a 12 años. En 2019, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe que insistía en que los niños menores de 2 años no debían tener pantallas en ningún caso y entre 2 y 5 años se recomendaba un máximo de una hora al día. El informe de la OMS se centraba en el sedentarismo y en la necesidad de que los niños pudieran tener momentos de ocio más activos.
«Los riesgos de las pantallas» es un concepto tan amplio que ya no dice gran cosa. Una pantalla no tiene por qué ser necesariamente peligrosa; el potencial, tanto positivo como negativo, depende del uso y del contexto de cada individuo. «Pantallas» en general también es un concepto demasiado amplio —incluye móvil, ordenadores, televisión, tabletas, etc.— y la evidencia varía para cada uno. En el caso de las redes sociales, como se mencionó, se han asociado con una peor salud mental y una mayor propensión a sufrir depresión y realizar actividades de riesgo, pero son solo un factor más entre muchos otros desencadenantes posibles. La Asociación Americana de Psicología, tras revisar la evidencia hasta abril de 2023, afirmaba que los riesgos asociados a las redes —como ciberacoso o sexting— son mayores si se comienzan a usar entre los 10 y los 14 años, en comparación con a partir de los 18.
Además de las limitaciones de la evidencia, este campo de investigación depende exclusivamente de estudios observacionales. Es decir, la observación de los hábitos de un grupo y el análisis de cómo afectan un factor concreto de su salud. Extraer relaciones de causa-efecto con este método es difícil porque hay muchísimos factores que pueden afectar nuestra salud y condicionar los resultados.
Estar bien informados para tomar buenas decisiones
¿Compro un móvil para mi hijo antes de que empiece el instituto? ¿Y un ordenador? ¿Es mejor o peor? ¿Deberíamos implementar el uso de móviles en el aula? ¿Y en el recreo? ¿Es realmente tan malo darle el móvil a mi hijo pequeño cuando está muy inquieto? Primero de todo, calma. Queremos respuestas fáciles, simples y rápidas a todas estas preguntas, pero basar nuestras decisiones en lo que dicen los expertos requiere tiempo y reflexión.
No debemos dejarnos llevar por la avalancha de titulares alarmistas que de vez en cuando llena nuestras pantallas. Antes de pensar si el niño o adolescente está preparado para asumir la responsabilidad de un móvil, es importante que el adulto se pregunte si está preparado para acompañarlo en el proceso. Tener el tiempo para estar atento a su actividad, conocer qué aplicaciones existen, qué redes sociales, para qué sirven… Estar bien informados no solo nos ayuda a no entrar en pánico y tomar buenas decisiones, sino que también nos permite tener una actitud más activa y positiva. En otro video para eduCAC, Núria Aragay Vicente dice: “Habrá etapas en las que el niño sea más pequeño y tendremos que establecer nosotros las normas, y a medida que crezcan tendremos que negociar, pactar y hablar con ellos.” Debe ser un proceso conjunto, tal vez no cuando el niño tiene 5 años, pero sí a medida que crecen, porque no se trata solo de prohibir, sino de dar las herramientas adecuadas para un uso saludable de las tecnologías.
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