Page 1 of 8
1 2 3 8

México: Los huracanes de la violencia

Por: Tlachinollan

 

¿Por qué el gobierno federal no interviene con toda su capacidad para salvar vidas con estos huracanes de la violencia como lo hizo con el huracán Otis? ¿Por qué deja en total abandono a las víctimas de las acciones criminales? ¿En realidad estas organizaciones son tan poderosas que son capaces de pisarle la sombra a los 3 niveles de gobierno? ¿Qué pasa con la guardia nacional? ¿Es insuficiente el número de efectivos para contener al crimen o su intervención, es fallida? ¿Cuántas muertes diarias se necesitan para que el gobierno federal cambie su estrategia y atienda con presteza los huracanes de la violencia?

De acuerdo con datos de El Sur, en el puerto de Acapulco, el mes de junio fue el más violento con 77 asesinatos, 3 veces más que el mes de mayo. En los primeros 7 días de julio se tienen registrados 25 asesinatos entre ataques armados, cuerpos desmembrados y personas ejecutadas dentro de sus vehículos. Todos los hechos son devastadores porque los criminales actúan con total impunidad. Las fuerzas de seguridad del estado son impasibles, aunque los crímenes se cometan a unos metros donde se encuentran, no actúan, supuestamente esperan la orden de sus superiores para hacerlo.

Lo inenarrable empezó el primero de junio cuando hallaron las extremidades y el torso de un hombre que fueron esparcidos en el mercado central de Acapulco. Lo patético es que el torso se halló en la avenida Cuauhtémoc frente al Woolworth y las demás partes del cuerpo se encontraron dentro de una bolsa de plástico, afuera de la nave de flores, en la avenida constituyentes. Son crímenes que se cometen para causar terror, para mandar mensajes siniestros a las personas que tienen amenazadas. Se cometen con mucha saña porque saben que ninguna autoridad intervendrá. No se trata de acciones aisladas ni esporádicas, más bien, son frecuentes y recurrentes.

El martes 2 de julio a las 3 de la madrugada un hombre fue perseguido y asesinado a balazos en la colonia Ciudad Renacimiento. 6 horas después fueron encontrados 3 cuerpos envueltos en sábanas adentro de la cajuela de un vehículo marca Dodge, a unos metros de la avenida ejido, en la colonia Hogar Moderno. A la misma hora se reportó que en la colonia Progreso varios hombres armados atacaron a balazos a una mujer entre las avenidas Vallarta y Coahuila. De acuerdo con las investigaciones se trataba de una enfermera que se desempeñaba como secretaria del departamento de enfermeras del CAAPS. 5 asesinatos se consumaron en solo 6 horas, sin que se tuviera conocimiento de algún operativo para dar con los criminales.

Otro deleznable crimen ocurrió el miércoles 3 de julio. A las 5:45 de la mañana se reportó el hallazgo de una cabeza humana sobre el cofre de un vehículo en la colonia Emiliano Zapata. Los policías al inspeccionar el carro encontraron el cuerpo de la persona decapitada y de otro hombre asesinado. El macabro hallazgo se dio en la explanada de la tienda soriana a un costado del bulevar Vicente Guerrero. A las 9:17 una persona fue asesinada a balazos en el interior de su vivienda, que se ubica cerca de le escuela primaria Lázaro Cárdenas, en la colonia Lomas Verdes. Un reporte de la policía registró que a la 1:16 de la madrugada varios hombres armados quemaron un Jetta, en el bulevar Vicente Guerrero. No se reportaron víctimas.

Otro asesinato que ocurrió dentro de otra vivienda se reportó el jueves 4. El crimen se difundió después del mediodía en la colonia Frontera, ubicada pasando el Río de la Sábana. Por la noche fueron encontrados restos de una persona dentro de un automóvil en el poblado de La Venta. Mediante una llamada de emergencia se informó de un Jetta blanco abandonado.  Los policías al hacer la revisión del coche encontraron restos de una persona, al parecer desmembrada. Se reportó que fueron hombres armados los que abandonaron el vehículo y que huyeron caminando. En ese mismo día por la tarde, otro hombre fue asesinado a balazos dentro de un bar en la colonia Las Cruces. Algunos testigos dijeron que un hombre entró al bar y disparó directo a su víctima, privándolo de la vida. El agresor en su huida se topó con una patrulla de la Guardia Nacional e intentó dispararles, pero los efectivos le dispararon en la pierna y quedó bajo resguardo policiaco en un hospital. En esa misma tarde se registró otro hecho de violencia. Se trató de una pareja que se desplazaba en su automóvil y de manera intempestiva una motocicleta, con dos hombres armados, dispararon en varias ocasiones, asesinando a las 2 personas. El crimen sucedió en la avenida Universidad, a una cuadra de la Costera.

A las 10 de la noche del viernes 5 fue reportado el hallazgo de dos hombres y una mujer desmembrados, fueron encontrados dentro de un taxi colectivo, en el estacionamiento de la tienda Sam’club. Por la tarde, en ciudad Renacimiento, un hombre fue atacado a balazos por hombres armados, cuando compraba en una miscelánea. A las 5 de la tarde se tuvo conocimiento que hombres armados se robaron un camión de la ruta Costera-Hornos para luego prenderle fuego en el fraccionamiento Mozimba. En este mismo día se reportó la muerte de la secretaria Cinthia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), quien fue atacada a balazos el domingo 30 de junio junto con el director general de Administración y finanzas del Poder Judicial del Estado, Antonio Sebastián Ortuño, que sigue hospitalizado por las heridas que le ocasionaron.

A las 8 de la mañana de este domingo 7 fueron encontrados sobre el pavimento los restos de una persona en la avenida Ruiz Cortines. Media hora más tarde fue encontrado el torso de un hombre en la glorieta de Puerto Marqués. De acuerdo con las investigaciones los restos hallados en la avenida Ruiz Cortines y en la Glorieta puerto Marqués corresponden a una persona. Lo más grave  es que también fue encontrado otro hombre desmembrado en la colonia Vicente Guerrero. Fue un reporte que se tuvo en la madrugada de este domingo, en la calzada de la carretera federal México-Acapulco. La versión es que hombres armados que se trasladaban en un vehículo arrojaron los restos de la persona. Antes del mediodía un hombre fue asesinado a golpes y mutilado en la colonia Benito Juárez. Lo dejaron encima de una cajuela de un taxi azul con blanco. A las 3:30 de la tarde fue reportado el asesinato de un taxista en el poblado de El Bejuco, en la zona rural de Acapulco, sobre la carretera federal Acapulco-Pinotepa Nacional. Hombres armados le dieron alcance y de inmediato le dispararon.

La violencia se ha enseñoreado en las plazas comerciales, en las avenidas principales, en las carreteras y mercados. Los grupos delincuenciales buscan la máxima publicidad de sus crímenes atroces. Han logrado su propósito, porque no hay autoridad que se los impida, mucho menos que se atreva a confrontarlos, ni a detenerlos o castigarlos. Han demostrado ser los amos y señores del puerto. Desde la madrugada comenten sus crímenes, continúan durante la mañana, siguen en la tarde y concluyen por la noche. No hay hora que no demuestren su poder destructor, tampoco tienen límites para cometer crímenes en cualquier colonia. En las zonas turísticas también han tomado el control: las cuotas se han generalizado en las playas, en los comercios establecidos y en los mercados. Toda la población sabe cómo operan y cuáles son sus guaridas. Hay días y horarios para el cobro de la cuota. Ya no les alcanza lo poco que venden, porque también tienen que consumir con los proveedores autorizados por el jefe de la plaza.

Esta tragedia cotidiana dejó de causar preocupación para las autoridades, ya nada les afecta ni ponen en riesgo sus cargos. Los asesinatos no tienen costos políticos. El miedo de la gente, la desorganización de los colonos y la misma lucha por la sobrevivencia han dejado que la violencia se desborde y que cada quien busque como protegerse. Los asesinatos en las playas, en los mercados y las plazas comerciales son parte del espectáculo dantesco, donde nadie se compadece por el dolor de las víctimas, ni mucho menos se atreve a alzar la voz, porque primero hay que asegurar la vida.

La reconstrucción de Acapulco pasa principalmente por sanar las heridas de la violencia, proteger a las víctimas, acompañarlas, reparar daños, reconstruir el tejido social, atender sus reclamos y demandas y colocarlas en el centro de la atención gubernamental. Es un imperativo el cambio de estrategia. La seguridad no está centrada en proteger la vida de la población, se concentra en cuidar a los funcionarios y a sus instituciones. Han ignorado a la población que tiene propuestas y está dispuesta a colaborar para garantizar seguridad en sus entornos. Han dejado que la ola delincuencial arrastre al despeñadero a la población pobre de Acapulco, que lucha en las calles para ir al día. Los problemas económicos que arrastran los jóvenes desde que nacen truncan sus vidas como futuros profesionistas. Se quedan como vendedores ambulantes, como trabajadores eventuales y como carne de cañón del crimen organizado. Los huracanes de la violencia acechan a una población inerme que pide al cielo que la libre de todo mal, porque sabe que aquí  en el puerto solo pagando la cuota puede ser su tablita de salvación.

Foto: Cuartoscuro

Fuente de la información e imagen:  Tlachinollan

Comparte este contenido:

México: Sin avances en el caso Ayotzinapa

Desde septiembre del año pasado, hoy fue la primera vez que el presidente Andrés Manuel López Obrador recibió a las madres y padres de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en el Palacio Nacional. Las familias abordaron tres grandes temas: la exigencia de los 886 folios que el ejército no ha entregado, la extradición de dos funcionarios y una reunión de vínculo el 3 de julio con la nueva presidenta electa para que pueda darle seguimiento al caso.

Las madres y padres, luego de unas horas, salieron de la reunión con pocas esperanzas. Sus rostros denotaban la angustia y la impotencia de un gobierno indolente. El presidente no presentó avance alguno en términos de búsqueda y de investigación. “Nos informó de más de 250 búsquedas en terreno, pero no tenemos una sola identificación que corresponda a los estudiantes. Se reconoce la labor que hace el gobierno, pero resultados sustantivos no tenemos. También se informó de los procesos, que ya sabemos cómo están avanzando, y que a juicio de nosotros en lugar de tener victorias se han tenido derrotas porque a los militares se les ha modificado la medida cautelar y hoy en día están en libertad en pocas palabras”, comentó Vidulfo Rosales Sierra, abogado de las familias.

En la reunión hicieron énfasis en la extradición de dos funcionarios que tienen responsabilidad y que no se ha llevado acabo. En el caso de Tomás Zerón de Lucio, extitular de la Agencia de Investigación, el presidente dijo que no se puede avanzar porque México no tiene tratado con Israel, y la extradición de José Ulises Bernabé, director de barandilla de Iguala, “para nosotros es un personaje clave porque de ahí se habla que fueron sacados 17 estudiantes y llevados a otro lugar. Dicen que Estados Unidos otorgó un juicio político sesgado porque no se valoraron declaraciones que existen contra él, y más bien, que lo único que tomó de declaración el Tribunal de Estados Unidos para conceder el asilo político fue un testimonio de Anabel Hernández”, señaló Vidulfo Rosales.

Para el abogado el 70 por ciento de la intervención del presidente alude a que el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) obstaculizó la investigación al oponerse contra el “ejercicio penal de Murillo Karam, y que los abogados celebramos la sentencia de Reynosa, Tamaulipas… Ahí cerró porque dice que ya no tenía tiempo”. Sin embargo, hoy las madres y padres se van sin avances en las búsquedas y en las investigaciones. Lo peor es que a casi 10 años no saben nada de sus hijos.

Las familias esperaban que la reunión fuera hermética, pero querían que el presidente fijara postura cara a cara. Están desilusionados de este gobierno. A pesar de la postura tajante del presidente de seguir defendiendo al ejército y de responsabilizar a los expertos y a los abogados esperan que en la próxima reunión del 3 de julio el gobierno sí tenga resultados consistentes.

Lo rescatable de la reunión es que el presidente se comprometió para que la presidenta Claudia Sheinbaum pueda darle seguimiento al caso, a pesar de que las madres y padres vieron que no figuró entre los compromisos que tuvo como plataforma de campaña. Es muy probable que en la última reunión esté la doctora Claudia, mientras tanto el presidente dejó ver que se estarían reuniendo cada mes hasta que termine su gobierno.

Fuente de la información e imagen:  https://www.tlachinollan.org

Comparte este contenido:

Casa-Residencia Artística Gusanos de la Memoria

Inician la construcción de la “Casa-Residencia Artística Gusanos de la Memoria” en La Montaña, Guerrero, espacio que busca generar diálogo entre intelectuales y comunidades indígenas de la zona

Gusanos de la Memoria

www.gusanosdelamemoria.org

Malinaltepec, Guerrero, Mx., 23 de enero 2024. – Con la finalidad de crear un puente entre artistas, intelectuales, investigadores y las comunidades de la zona de La Montaña de Guerrero, la organización Gusanos de La Memoria A.C. inició la construcción de un espacio que servirá como residencia artística donde se impartirán talleres e intercambios de saberes con las juventudes e infancias de esta región, donde se concentra la mayor parte de la población indígena del estado de Guerrero.

El proyecto se anuncia como un espacio que funcionará como Residencia Artística, con la que se busca reforzar el trabajo en las comunidades de la Montaña de Guerrero. La “Casa-residencia Artística Gusanos de la Memoria” se ubicará en la comunidad de Llano de Heno, en el municipio de Malinaltepec, y será un lugar para hospedar artistas, creadores e investigadores de distintas disciplinas, quienes podrán impartir talleres o diferentes intercambios de saberes en torno a la literatura, música, fotografía, pintura, teatro, filosofías, entre otros. Y trabajarán principalmente con jóvenes e infancias de las comunidades cercanas.

Este proyecto tiene como objetivo fortalecer los conocimientos e incentivar a los jóvenes y niñes para que se acerquen, experimenten y aprendan desde diversas materias y les permitan expresarse a través del arte, el idioma propio, la filosofía y otros saberes. Esto en diálogo con artistas y pensadores de amplia y consolidada trayectoria en México y el extranjero. También se impartirán talleres sobre identidad, filosofía, historia, lengua y escritura propia y se mantendrá abierta para trabajar otros temas de relevancia para las comunidades.

Gusanos de la Memoria A.C. aprovecha este boletín para agradecer a la comunidad de Llano de Heno, por su confianza para realizar esta idea; a las autoridades de Bienes Comunales de Malinaltepec, por la donación de piedras y arena; a Cooperación Comunitaria ONG por su asesoría arquitectónica; y a NDNCollective por la Beca Imaginación Radical.

Fuente de la información e imagen:  https://www.tlachinollan.org

Comparte este contenido:

Violencia y trabajo infantil en la Montaña

Por: Tlachinollan

 

El trabajo de niñas y niños en México se ha extendido entre las familias pobres, cuyos padres y madres no cuentan con un ingreso seguro y con lo poco que ganan sería imposible atender las necesidades más apremiantes de sus hijos. Además de que la canasta básica se ha tornado inalcanzable para millones de familias pobres, los niños y niñas no asisten a la escuela por onerosa que se ha vuelto la educación pública y porque tienen que dedicar parte del día a realizar algún trabajo que les dé la oportunidad de obtener un ingreso.

De acuerdo con el último reporte del INEGI hay alrededor de 3.3 millones de niñas y niños involucrados en algún trabajo, lo cual representa el 11.5 por ciento de la población de entre 5 y 17 años. Un gran número de niñas y niños no sólo enfrentan el flagelo de la pobreza que por varias generaciones se ha reproducido ante la imposibilidad de romper con este círculo de la exclusión social, sino que muchas de ellas son víctimas de la violencia familiar y delincuencial.

Hemos documentado casos graves de niñas que se encuentran en total indefensión y que luchan a brazo partido para no sucumbir ante la tragedia familiar. Cinco niñas del municipio de Alpoyeca quedaron huérfanas de madre a causa de la violencia del padrastro que fue el autor del feminicidio. Ninguna autoridad las auxilió y el Ministerio Público las revictimizó. Las obligaron a declarar cuando ellas no estaban en condiciones de hacerlo. Las cuatro niñas menores se refugiaron con la hermana mayor que estudiaba el bachillerato. El mundo se les vino encima porque no encontraron redes de apoyo familiar que las cobijara y les brindara la ayuda necesaria para enfrentar esta trágica muerte de su madre. Las cinco niñas que antes habían acompañado a su mamá para trabajar como jornaleras agrícolas en el estado de Sinaloa, y que los sueldos de tres menores y la mamá les permitieron levantar su casa, se vieron obligadas vender memelas y atole. De manera esporádica las hermanas mayores han trabajado en las casas como empleadas del hogar. Han pasado cinco años del feminicidio de su madre y las cinco niñas se han sobrepuesto para sostenerse con las diferentes actividades que realizan. Las hermanas mayores ya no pudieron continuar sus estudios y decidieron trabajar para asegurar que sus dos hermanitas puedan asistirá la escuela.

Dos niñas me’phaa de Juanacatlán, municipio de Metlatónoc, no sólo vivieron la agresión sexual de su propio padre, sino que tuvieron que desplazarse del domicilio donde vivían porque los abuelos paternos las echaron de la casa. No les permitieron sacar sus cosas, ni la carcacha que habían logrado comprar de los ahorros de la mamá que vende tostadas. Tuvieron que refugiarse en una comunidad de la Montaña para evitar que algún familiar del padre las amenazara o las agrediera. Su mamá desde que tuvo conocimiento de que su esposo abusaba sexualmente de sus dos menores hijas se armó de valor para denunciarlo, asumiendo las consecuencias de lo que implicaría esta denuncia.

Fue muy difícil para la mamá de las niñas encontrar un lugar para vivir, sobre todo, rentar una casa donde pudieran rehacer su vida. Actualmente las niñas tienen que ayudar a su mamá para sobrevivir. Le ayudan a elaborar las tortillas, las ponen en el comal, después las secan al sol para que queden doradas y puedan venderlas como tostadas. Su mamá las guisa en aceite y las deja escurrir varias horas para que sus pequeñas hijas se encarguen de empaquetarlas y salir a las calles a venderlas. En un principio intentó venderlas en el mercado, sin embargo, no le convino porque la competencia era desleal y una docena la tenía que vender a 15 pesos para que los clientes se animaran a comprarla. Salía perdiendo porque no le alcanzaba para costear el aceite que utiliza. No tuvo otra opción que empezar a vender casa por casa. Desde hace dos años ha encontrado personas que le compran semanalmente 300 tostadas, sin embargo, sus ganancias son de 300 pesos al día, por eso sus hijas le ayudan con otros trabajos para completar los gastos de comida de la casa que ascienden a 600 pesos por semana. La hija mayor aprendió a elaborar pulseras de hilo y chaquira y las logra vender en la escuela Sor Juana Inés de la Cruz. Hay días que vende tres o cuatro pulseras por 35 pesos. Este dinero le alcanza para comprar un cono de huevo o dos bolsas de frijol para comer. La segunda hija le ayuda a vender bolis en la escuela Felipe Ángeles Ramírez, donde ha logrado tener varias amigas. Diariamente carga con su cubeta para llevar los bolis que ahora con el calor vende todos. Por su parte, su mamá les ha enseñado a elaborar canastitas y bolsas de palma, que logró aprender en las comunidades nahuas de Tixtla. Estas artesanías son baratas y accesibles para incrementar un poco su ingreso. El gran logro de su mamá es que animó a sus hijas a que continuaran sus estudios que a pesar de las precariedades han sabido organizarse para trabajar y estudiar. Su mayor sueño es que sus hijas no vuelvan a ser víctimas de la violencia y que encuentren en la escuela el modo más seguro para enfrentar este trauma y encontrar en la educación un camino más seguro para fortalecer su espíritu y seguir el ejemplo de su mamá para no permitir que nadie más atente contra su dignidad.

Lucino, un niño me’phaa de 12 años, que vive con su mamá y su abuela, junto con su hermano Braulio de 10 años y otro hermano menor han tenido que soportar el desprecio de su padre. Es muy común en la Montaña que los papás abandonan a sus parejas, sobre todo cuando saben que están embarazadas. La historia se repite, el papá no los quiso reconocerlos como sus hijos y dejó abandonada a su madre. La mayor desilusión de los tres hijos es ver a su padre alcoholizado negándoles cualquier apoyo con el argumento de que no tiene dinero.

Ante la irresponsabilidad del papá, Lucino empezó a trabajar como peón desde que tenía 9 años para ganar 50 pesos al día y compartir con su abuela y su mamá ese precario ingreso. Fue un ejemplo para la familia porque continuó estudiando la secundaria y con el poco dinero que gana le ayuda a su hermano Braulio para que pueda terminar la primaria.

Desde pequeños salieron a trabajar en el campo con su mamá. Iban a comunidades de la misma región de la Montaña. Se han alquilado para chaponear y pizcar. Salen en temporada de lluvia que es cuando logran conseguir trabajo. Poco dinero logra juntar, y sólo les alcanza para comer y comprar algunos útiles de la escuela. A veces se dan el lujo de comprarse algunos huaraches. Regularmente la gente les regala ropa porque ven que por más que trabajen los niños no mejora su situación económica. En ocasiones se levantan a las 6 de la mañana para cortar leña. Les alcanza para comer una tortilla que remojan con una taza de té. Así se van al cerro con un burro prestado y cuando no consiguen trabajo, la leña que cortan la venden en las casas para tener algún recurso extra. También van a cuidar sus cinco chivos que con mucho trabajo han criado para que cuando ocurra una enfermedad puedan venderlos. Todo el tiempo están pendientes de los trabajos que salen, por eso siempre cargan un garabato cada quien porque en cualquier momento los pueden llamar para trabajar.

Su situación empeoró porque hace unos meses a su mamá le detectaron un cáncer cérvico uterino. Hace más de un mes Braulio acompañó a su mamá al hospital de Acapulco para que le den el tratamiento que requiere. El viaje y la atención médica tienen un alto costo. Para las familias pobres de Guerrero no existen los servicios médicos gratuitos, por eso Braulio tuvo que conseguir 20 mil pesos con un familiar. Se echó a cuestas una deuda que no saben en cuánto tiempo va a cubrir, pero el amor por su madre puede más que cualquier sacrificio para luchar por su salud. En la casa materna se quedaron Lucino y su hermano el más pequeño. Ahora ellos hacen el trabajo de Braulio. En la mañana y en la tarde muelen con un molino de mano el nixtamal para hacer tortillas. En algunas ocasiones su tía visita a su abuelita que desde hace años no camina. Los nietos ya aprendieron a darle de comer y atender sus necesidades fisiológicas. Además de trabajar también son los que cuidan a su abuela.

El niño Lucino, como centenares de niños y niñas de la Montaña no sólo tiene que trabajar en el campo y en las calles para recibir un ingreso que mitigue el hambre de su familia, sino que es víctima de la violencia que se expande en las comunidades y que se reproduce en el ámbito familiar. Las autoridades de los tres niveles de gobierno se han desentendido de esta violencia y son cómplices de la tragedia que padece la niñez indígena. Los han dejado en el olvido como si se tratara de personas sin derechos. La niñez indígena es víctima del racismo institucionalizado. En este gobierno que supuestamente les da prioridad a las familias pobres, las autoridades educativas del Estado son un ejemplo claro de la demagogia en que han caído al negarles a las madres y padres de familia el derecho a tener un maestro o maestra en sus comunidades. Es inconcebible que se escuden en la falta de presupuesto y que condenen como han hecho los demás gobiernos corruptos y mestizos a la niñez indígena ser parte de la población analfabeta que padece los estragos del desempleo y del desprecio de los políticos y patrones.

El actual gobierno de Evelyn Salgado no ha emprendido acciones de gran calado para proteger a la niñez indígena, para garantizar la educación básica, para crear un entorno seguro en las comunidades donde viven.

La niñez indígena no sólo crece en la orfandad institucional, sino que padece la violencia de un gobierno racista que les niega a los niños y niñas el derecho a soñar un mundo donde reine la magia, el encanto, el juego y la felicidad tan ausente en la Montaña de Guerrero.

Fuente de la información e imagen:  Tlachinollan

Comparte este contenido:

México|- El Charco: violencia sin límites

Por: Tlachinollan

 

Desde el momento en que el ejército fue informado por personas infiltradas dentro de las comunidades indígenas, que en El Charco se realizaba una reunión con autoridades de varias localidades y que en ella participaban personas de un grupo guerrillero, los mandos militares planearon la masacre en la madrugada del 7 de junio de 1998. Este proceso organizativo era impulsado por varios promotores comunitarios que se encargaban de atender a los enfermos, a los niños y niñas que no estudiaban y a las mismas mujeres monolingües que padecían el maltrato de la población mestiza, cuando bajaban a la cabecera municipal de Ayutla de los Libres. La geografía agreste fue el terreno propicio para promover entre las comunidades indígenas la organización de los pueblos con el fin de luchar contra el yugo opresor de los caciques y enarbolar sus derechos para enfrentar la violencia del Estado.

Los jefes militares de Cruz Grande y Acapulco pusieron en marcha la maquinaria de la guerra. Cerca de 300 militares llegaron a la cabecera municipal de Ayutla y emprendieron la marcha con Hummer y Torton bien apertrechados. Subieron para hacer la guerra, para destruir al enemigo, para masacrar a los indígenas que se encontraban en la escuela primaria Caritino Maldonado. Los camiones llegaron hasta Ocote Amarillo, desde ese lugar se distribuyeron para rodear la comunidad de El Charco y cercar la escuela. Constataron que no había guardias que resguardaran el lugar de la reunión. Se apostaron en diferentes frentes. Con megáfono en mano se escuchó el grito de un militar que iba al frente de la tropa “salgan perros, muertos de hambre”. En ese momento rafaguearon los salones de clase. También tiraron algunas bombas. Al no tener respuesta, el militar engallado volvió a gritar “salgan perros, entreguen las armas”. Continuaron los disparos, mientras tanto la gente que dormía en los salones de clase trató de colocarse en los rincones para librar las balas. Una de las autoridades se animó a gritar “¡no tiren por favor, nosotros estamos desarmados!”. Las ráfagas continuaron. Conforme pasaba el tiempo los disparos fueron más esporádicos. Fue una trágica noche en la que había personas heridas y algunas habían muerto. Tuvieron que esperar a que amaneciera para salir de los salones con las manos en alto. Varios de ellos se arrastraban y se sobreponían a las heridas por las que desangraban y perdían fuerza. Los concentraron en la cancha y los obligaron a que se tiraran para someterlos y dar el tiro de gracia a varios de los que estaban heridos.

El testimonio de una de las viudas nos relata que su esposo era una de las personas que estaban heridas, con dificultades caminaban. Esto no les importó a los militares, más bien recibió más golpes para demostrar su poder. A pesar de que se encontraba sometido, trataba de defenderse y de no arredrarse ante el enemigo. Al demostrar que estaba dispuesto a todo, un militar le dio el tiro de gracia en la cabeza.

En esa mañana su esposa había quedado de salir a las 5 horas junto con otros compañeros para participar en la reunión de El Charco. Uno de los responsables de la brigada ya sabía que el Ejército tenía rodeado a la gente que se encontraba en la escuela Caritino Maldonado. A pesar de la noticia emprendieron la marcha, sin embargo, no pudieron avanzar porque un camión del Ejército se encontraba atravesado en el camino de terracería que va hacia El Charco. La esposa junto con la suegra pidió a los militares que las dejaran pasar. No sólo las intimidaron con las armas, sino que las obligaron a que se regresaran. Uno de los militares les gritó “no tienen nada que hacer allá. Es mejor que se vayan”. Era imposible pasar, había más de 50 militares bien armados y algunos helicópteros volaban en la ruta hacia El Charco. Desde esa mañana del 7 de junio las viudas de El Charco padecen los estragos de la masacre perpetrada cobardemente por el Ejército. Las autoridades civiles de los tres niveles de gobierno permitieron que el Ejército tomara el control de la comunidad y utilizara toda su fuerza para ejecutar arbitrariamente a 10 indígenas y un estudiante que pernoctaban en los salones de la escuela Caritino Maldonado. Consumaron una masacre para causar terror entre la población civil, para demostrar el poder destructor del Ejército contra la población indígena que se organiza y se defiende de la violencia institucionalizada.

Las autoridades civiles justificaron esta masacre con el pretexto de que en la reunión habían llegado integrantes del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) que promovían la lucha armada entre las comunidades pobres, atentando contra el estado de derecho. La presencia del nuevo grupo guerrillero en esta comunidad puso en marcha la estrategia guerrerista de un Ejército que trata como enemigos a la población civil y que usa la fuerza letal para supuestamente ser garante del orden y la paz de un sistema que protege a los violadores de derechos humanos.

A las viudas no les permitieron ver a sus esposos que se llevaron en helicóptero. Se ensañaron contra ellas al negarle cualquier información sobre el paradero de los cuerpos. Recibieron amenazas de que las iban a detener por ser cómplices del grupo armado. Resistieron los malos tratos, las vueltas de Ayutla a Acapulco, los engaños y las burlas de las autoridades municipales, con tal de que les entregaran a sus esposos. Una de las viudas, al identificar el cuerpo de su esposo vio que le habían quebrado las dos piernas y los dos brazos. Sostiene que le dieron el tiro de gracia porque su cabeza estaba totalmente destruida. Estas muertes violentas protagonizadas por el Ejército nunca han sido investigadas por los Ministerios Públicos, por el contrario, todos los aparatos del Estado se encargaron de protegerlos y, más bien, reconocieron su valor por haber descubierto y enfrentado al nuevo grupo guerrillero. A ninguna autoridad le interesó atender a las víctimas, tanto a las esposas de los asesinados como a los 22 detenidos que fueron torturados en el 48 batallón de infantería, en Cruz Grande y en la IX Región Militar de Acapulco. Fueron muy conocidos los casos de la estudiante Erika Zamora y del activista de derechos humanos Efrén Cortés, por el ensañamiento que hubo por parte de los militares por asumir la causa de los indígenas.

La masacre de El Charco es una herida que sigue sangrando no sólo en los hogares de los indígenas caídos, sino en todas las comunidades na savi y me’phaa de Ayutla de los Libres sumidas en la miseria y cuyos hijos crecieron con el trauma de la tragedia que los ha marcado para toda su vida, dejando profundas consecuencias en su salud física y mental. A 25 años de la masacre no hay alguna investigación que señale a los militares como los autores materiales de las ejecuciones extrajudiciales contra 11 indígenas; por la tortura aplicada a 22 de los detenidos y los cateos ilegales que realizaron en las precarias viviendas de los indígenas ejecutados y torturados.

Este clima de impunidad que persiste en las instituciones que investigan delitos cometidos por el Ejército ha propiciado graves violaciones a los derechos humanos como las ejecuciones arbitrarias, las torturas y desapariciones forzadas de personas. La violencia castrense destruyó la unidad familiar y las redes de solidaridad entre las comunidades; incrementó la violencia y el desorden y profundizó la pobreza, la desigualdad y la injusticia social. Esta masacre incubó la violencia intracomunitaria, desarticulando todos los procesos organizativos y desencadenando una guerra que se focalizó contra los líderes comunitarios, quienes de manera selectiva fueron asesinados.

El caso de la masacre de El Charco se encuentra en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) esperando el informe de fondo. En estos cinco años el gobierno federal de Andrés Manuel López Obrador se ha desentendido de estos hechos atroces que han lastimado la vida y la dignidad de las familias indígenas de Ayutla de los Libres. Varias viudas y sobrevivientes han muerto, y durante este tiempo ninguna autoridad se ha interesado en defender su causa, más bien, siguen olvidadas e invisibilizadas. Son víctimas del racismo y los atracos de las autoridades que abusan de su estado de indefensión.

Las viudas de El Charco son mujeres indígenas honorables con mucha dignidad. Poseen una gran fortaleza espiritual y tienen la fuerza y capacidad para resistir las penurias y mantenerse firmes en su exigencia de justicia.  Han demandado que el gobierno mexicano castigue a los militares por estas atrocidades y que repare de manera integral los daños ocasionados que se han materializado en analfabetismo, desnutrición, enfermedades curables, viviendas derruidas, siembras de hambre, caminos destrozados, violencia delincuencial, trabajo no remunerado, racismo y olvido secular.

Las viudas de El Charco son la dignidad sufriente de un pueblo combativo. Los rostros de las mujeres que sufren, pero que tienen un corazón inquebrantable. Con sus faldas coloridas y sus blusas bordadas escalan las montañas con sus pies desnudos, trabajan en los surcos, cortan y acarrean la leña para sus fogones de tres piedras, sólo cultivan su lengua materna porque el Estado les ha negado el derecho a la educación. Mantienen viva la memoria de sus esposos e hijos, a pesar de que las han confinado a sobrevivir fuera del presupuesto público. Subsisten con lo que sus brazos siembran y cosechan, son el ejemplo de las grandes mujeres que luchan contra un mundo que las oprime y contra la violencia del Ejército que no tiene límites.

Fuente de la información e imagen:  Tlachinollan

Comparte este contenido:

Educar con el corazón por delante

Por: tlachinollan

A pesar de la bruma por la quema de los Tlacololes, se distinguen los cerros más altos que aguardan a la pequeña comunidad na savi de que sus pobladores nombraron como Yuu Timi, que significa Piedra del Búho por la piedra que se encuentra en la loma de la comunidad que tiene rasgos de esta ave nocturna considerada de mal agüero. Después de cruzar la cabecera municipal de Metlatónoc, el quebrado camino que lleva a la comunidad de Llano de la Rana, se encuentra esta comunidad donde habitan 150 personas. La mayoría de padres de familia siembran maíz, sin embargo, sus cosechas son raquíticas por el deslave de sus tierras y las pequeñas superficies que poseen. Varias familias se van en la temporada de secas al corte de jitomate en el estado de Sinaloa.

Yuu Timi forma parte de las 74 comunidades mayoritariamente na savi, que se ubican en extrema pobreza. Todas sus viviendas son de adobe, con techos de lámina de cartón y lámina galvanizada, sus pisos son de tierra y la vivienda es de una sola pieza. Las madres de familia no dominan el español y los mismos niños y niñas se comunican sólo en su lengua materna. Son de las pocas comunidades afortunadas que cuentan con un tanque de agua cerca de la Piedra del Búho y cada familia compra su manguera para llevarla a su vivienda.

En plena pandemia llegó la maestra Saby Francisco David, después de trabajar en la comunidad de Dos Ríos. De inmediato se presentó con el comisario y los principales de la comunidad para informarles que había sido nombrada atender a los niños de los seis grados de primaria. Lo primero que le informaron a la maestra es que no contaban con un salón de clases, le propusieron la comisaría para que atendiera a 29 niños y niñas que se encontraban inscrito en esta escuela multigrado, luego de dos semanas de dar clases en la comisaría  la maestra les planteó a los padres de familia que pudieran hacer el esfuerzo de construir una enramada para que los niños contarán con un espacio que les permitiera interactuar con ellos. Fue sorprendente la respuesta de las autoridades y padres de familia. En una asamblea determinaron que el terreno que se encontraba en la entrada de la comunidad se destinara para construir una aula. Comisionaron al comité de padres de familia que investigara cuánto cobraría una máquina para que emparejara el terreno y trazara una calle que comunicara al camino principal que lleva a Llano de la Rana. Lograron juntar 27 mil 900 pesos con la cooperación de los padres de familia. Con ese recurso compraron tablas, troncos y láminas. El dinero para la renta de la máquina lo dieron los jóvenes que se encuentran trabajando en Estados Unidos.

 Fue increíble  la forma en cómo se organizaron. Después de que la máquina dejó listo el terreno, los hombres se encargaron de hacer la sepa para poner un pequeño cimiento con piedra y cemento, al mismo tiempo varios señores y jóvenes se encargaron de cepillar las tablas para clavarlas y asegurarlas para que el viento no las vuele. Armaron el techo con algunos polines y colocaron las láminas galvanizadas. Fue una larga jornada que al final del día dejó contentos a todos los padres y madres porque lograron construir el aula para sus hijos. La maestra quedó muy motivada y les pidió a las madres que le ayudarán a coser la tela que ella misma compró para izar su bandera. Demostró que también tiene habilidades para dibujar y ella se encargó de darle forma al escudo nacional. Al tercer día se organizaron para inaugurar formalmente la primera aula de su escuela primaria que lleva el nombre de Lucio Cabañas Barrientos. Ellos mismos decidieron honrar al maestro que se fue a las montañas a pelear por tantas injusticias, pensando en la educación de los niños. En estos rincones de la Montaña está viva la memoria del maestro Lucio que algunos de sus paisanos se unieron a su casa por la justicia social.

El trabajo continuó al interior del salón, consiguieron un pizarrón de medio uso y con los pedazos de madera que sobraron armaron las butacas para sus hijos. El salón está tapizado de láminas y dibujos elaborados por las mismas niñas y niños. Sus papás han hecho el esfuerzo para comprarle sus útiles escolares y al mismo tiempo la maestra Saby en varias ocasiones tuvo que sacrificar parte de su quincena para la compra de material didáctico. Con este nuevo espacio se ha creado un ambiente propicio para la enseñanza y aprendizaje de estos 29 niños. La maestra se las ha ingeniado para enseñar en un solo pizarrón a los niños de diferentes grados, les pone los ejercicios y previamente les explica lo que van a realizar, tiene la capacidad de incentivar el aprendizaje a pesar de tantas precariedades. Lo más satisfactorio es que las niñas y niños son muy creativos y cooperativos.

Abandonados a su suerte los padres de familia y el mismo comisario municipal han tenido que animar a la gente para tomar en sus manos la construcción de sus aulas. De nada les ha servido las vueltas que han dado a Metlatónoc para hablar con el presidente municipal. Es imposible que los reciba porque se dedica a viajar a Tlapa y Chilpancingo, no tiene tiempo para atender a la gente de sus comunidades. Los funcionarios han aprendido las malas costumbres de sus jefes políticos. Son déspotas y nunca dan una respuesta favorable para atender las necesidades de la población.

Han solicitado la construcción de un aula en tres ocasiones pero nadie les da respuesta por escrito ni verbalmente, también han pedido butacas pero ni para eso hay fondos por parte del ayuntamiento. Se quedan con la promesa incumplida de que por lo menos una obra al año se construirá en cada comunidad del municipio. Todo es una falacia porque cada año que concluye la gente se cansa de esperar para el inicio de una obra que en la reunión de Coplademun apareció programada.

Metlatónoc lleva más de dos décadas sumergido en la pobreza extrema, lo que ha pasado durante estos años es que se ha multiplicado los grupos políticos que disputan la presidencia municipal y se han especializado en comprar los votos con el apoyo de líderes locales. Las disputas por la presidencia se han dirimido con armas de fuego provocando una mayor división política entre las mismas comunidades y la cabecera municipal. Esta situación ha profundizado el abandono por parte de las autoridades municipales y utilizado los recursos públicos para destinarlos a negocios privados. Las obras que realizan son de mala calidad y no resuelven los grandes problemas relacionados con la educación, la salud, vivienda, servicios de agua potable, drenaje, luz eléctrica y caminos.

El periodo pasado el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, destinó 21 millones para el mejoramiento de caminos, los pobladores nunca supieron cuáles fueron los tramos que se trabajaron con el dinero que donó la presidencia de la república, esto mismo pasó con el municipio de Cochoapa el Grande.

Un resultado favorable de este trabajo realizado tanto por los padres de familia y la maestra Saby, fue el incremento de la matrícula escolar para el ciclo escolar del 2022. En ese periodo se inscribieron 42 niños que requerían la presencia de otro docente que pudiera atender a los niños de los primeros tres grados. La comunidad nuevamente se organizó y en el receso de verano se cooperaron nuevamente juntaron 30 mil pesos para comprar la madera, polines y láminas para la construcción de un nuevo salón de clases, también pidieron el apoyo de los familiares que se encuentran en Estados Unidos. Con la experiencia que han adquirido construyeron el segundo salón y se dedicaron a gestionar ante las autoridades de la Delegación Regional de los Servicios Educativos de la Región Montaña Alta una nueva maestra para su comunidad. La suerte les favoreció y lograron que se incorporara una nueva maestra, actualmente los niños de primero a tercer año reciben clases en un salón y los de cuarto a sexto grado han podido contar con un espacio más desahogado para sus actividades propia de cada grupo y brindar una mejor atención a los estudiantes que cursan el sexto grado.

Para la comunidad fue muy satisfactorio que culminaran el sexto grado cuatro estudiantes que actualmente estudian la secundaria en Metlatónoc. Es muy grande la motivación que tienen porque quieren que sus hijos e hijas estudien, no sólo la primaria sino que puedan ir a la universidad en Tlapa o en Chilpancingo. El sufrimiento secular que han padecido los mueve a luchar, sobre todo, a sacrificarse para que sus hijos e hijas ya no tengan que sobrevivir como jornaleros agrícolas. Han entendido que el estudio es el mejor camino para reducir la brecha de la desigualdad y romper las cadenas de la exploración y la discriminación.

En la Montaña de Guerrero decenas de comunidades se han movilizado para exigir a la secretaría de educación la adscripción de más maestros a sus escuelas, sin embargo,  las autoridades educativas han argumentado que no hay personal docente para cubrir estas plazas. Tampoco hay recursos para construir aulas, sobre todo, en las comunidades más rezagadas. Lo más grave es que las autoridades municipales y estatales han ignorado estas demandas al grado que dejan que las protestas se prolonguen como ha sucedido con los bloqueos carreteros que frecuentemente suceden ante la falta de una interacción apropiada que dé cauce a las demandas más sentidas de la población. El gran malestar de la gente es el cinismo de las autoridades  que dilapidan recursos sólo para exhibirse  apadrinando corridas de toros y organizando bailes para congraciarse con la gente que se vuelve cómplice de estas actuaciones ostentosas que agravian a la población más pobre.

La transformación de estas condiciones de pobreza extrema la libran diariamente la gente pobre que siembra en sus terrenos agrestes para mal comer durante algunos meses. Con muchos sacrificios juntan dinero que ganan como jornaleros agrícolas para construir aulas de madera para sus hijos. Las autoridades municipales y estatales siguen estando lejos de estas comunidades. No escuchan la voz de la gente que sufre, trivializan su lucha y dejan que los niños y niñas se hundan en el fango del analfabetismo y la desnutrición.

Gracias a que hay maestras como Saby y ahora Estela, que saben educar con el corazón por delante, hay niños y niñas en la Montaña que han encontrado en el estudio el camino más seguro para dar la batalla contra la pobreza y el abandono secular.

Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan

Fuente de la información e imagen:  https://www.tlachinollan.org

Comparte este contenido:
Page 1 of 8
1 2 3 8