La idea sobre Dios y la religión de 5 grandes científicos de la historia

Por: BBC Mundo

¿Están la ciencia y la religión en conflicto por naturaleza?

Algunos de los grandes nombres de la ciencia han negado la existencia de Dios, pero a lo largo de la historia otros tantos trataron de encontrar una manera de reconciliar la ciencia y con su fe.

Para algunos de estos hombres y mujeres de ciencia, investigar el origen del universo era acercarse a la propia obra de Dios.

Aquí repasamos las posturas religiosas de algunos de los grandes científicos de la historia:

1. Galileo y su conflicto con la Iglesia

En 1614, el astrónomo italiano Galileo Galilei fue acusado de herejía por apoyar la teoría de Copérnico de que el Sol estaba en el centro del Sistema Solar. Esto fue revolucionario en un momento en que se creía que era la Tierra la que estaba en esta posición central.

En 1616, la Iglesia le prohibió enseñar o defender estas teorías.

Este episodio se considera uno de los grandes choques entre ciencia y religión. Sin embargo, Ernan McMullin, profesor de historia y filosofía de la ciencia en la Universidad de Notre Dame, consideró que el asunto fue mal entendido y esto no fue un choque entre ciencia y religión. ¿La razón? Todos los involucrados en el caso eran cristianos.

Galileo Galilei ante el tribunal de la Inquisición.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionGalileo Galilei fue acusado de herejía por la Iglesia.

Galileo escribió muchos miles de palabras sobre teología e interpretación bíblica mientras buscaba dar sentido a las observaciones telescópicas que estaba haciendo.

De hecho, fue el propio astrónomo quien dijo: «No me siento obligado a creer que el mismo Dios que nos ha dotado con el sentido, razón e intelecto nos haya destinado a renunciar a su uso».

2. La fe en la ciencia y en Dios de Mitchell

Maria Mitchell fue la primera astrónoma de Estados Unidos y la primera mujer elegida para la Academia Estadounidense de Artes y Ciencias, en 1848. Ejerció como profesora de astronomía y fue una activista de los derechos de la mujer.

La astrónoma tenía una fe plena tanto en dios como en la ciencia. «Las investigaciones científicas avanzan y revelarán nuevas formas en las que Dios trabaja y nos trae revelaciones más profundas de lo desconocido», escribió.

Creía que las revelaciones de la biblia y la comprensión de la naturaleza a través de la ciencia no están en conflicto. «Si parecen estarlo» -dijo-, «es porque no se comprende ni lo uno o lo otro».

3. «Producto de la debilidad humana» para Einstein

El pensamiento del físico Albert Einstein sobre la religión estuvo muy influenciado por la obra del filósofo Baruch Spinoza.

El dios de Spinoza era un dios amorfo e impersonal responsable del orden del universo y la impresionante belleza de la naturaleza. Esta línea de pensamiento resonó profundamente en el científico.

Albert Einstein.Derechos de autor de la imagenAFP
Image captionPara Einstein, la palabra de dios no era más que «el producto de la debilidad humana».

Con su célebre «Carta de Dios», que Einstein envió al filósofo judío alemán Eric Gutkind, el físico fusiona sus pensamientos sobre la religión, su identidad judía y su propia búsqueda del sentido de la vida.

En la carta, Einstein refuta los argumentos que Gutkind expone en el libro «Escoger la vida: la llamada bíblica a la rebelión», en el que presentó a la Biblia como un llamado a la lucha, y al judaísmo e Israel como entes incorruptibles.

«La palabra Dios no es para mí más que la expresión y el producto de la debilidad humana», escribió el físico.

Einstein califica la religión judía de «encarnación supersticiosa» como lo son todas las religiones y la Biblia «una colección de leyendas venerables pero bastante primitivas».

«Ninguna interpretación, sin importar cuán sutil sea, cambiará mi punto de vista sobre esto».

«Y el pueblo judío al que pertenezco gustosamente y en cuya forma de pensar me siento profundamente anclado, no tiene para mí ningún tipo de dignidad diferente a la del resto pueblos. Según mi experiencia, en realidad no son mejores que otros grupos humanos», dijo el científico.

La carta se vendió el año pasado por US$2,9 millones en una subasta que se celebró en Christie’s, Nueva York.

4. El agnosticismo de Marie Curie

Marie Curie fue la primera persona en ganar el premio Nobel en dos disciplinas diferentes.

En 1903 recibió el Premio Nobel de Física junto a su marido y Henri Becquerel. Ocho años más tarde ganó un segundo premio Nobel, esta vez en química.

Marie Curie.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionMarie Curie creció como católica.

La menor de cinco hermanos, Curie -Maria Salomea Skłodowska- nació en Polonia en 1867. Su padre era ateo y su madre católica, y ella fue criada en el catolicismo. Sin embargo, abandonó la religión años más tarde, tras la muerte de su madre, lo que la llevó al agnosticismo.

La reconocida científica dijo en una ocasión: «Nada en la vida debe ser temido, solo debe ser entendido. Ahora es el momento de entender más, para que podamos temer menos».

5. El dios «innecesario» de Hawking

Durante toda su vida, el científico británico Stephen Hawking -quien padecía esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y murió en 2018 a los 76 años- trató de explicar el origen del universo.

Como escribió en su libro «El gran diseño» en 2010, sus trabajos sobre la teoría del Big Bang y la teoría del todo lo llevaron a una conclusión clara y contundente: «No es necesario invocar a Dios para encender la mecha y darle inicio al Universo».

Stephen HawkingDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image caption«No es necesario invocar a Dios para encender la mecha y darle inicio al Universo», escribió Hawking.

Pero tras afirmar que el Big Bang fue el comienzo de todo, la siguiente pregunta a la que se enfrentó es: ¿y entonces qué hubo antes?

«Cuando la gente me pregunta si Dios creó el universo, les digo que la pregunta en sí misma no tiene sentido«, narró Hawking en un video para el canal de televisión por cable especializado en ciencia Discovery Channel.

«El tiempo no existía antes del Big Bang, así que no había tiempo en el que Dios pudiera crear el universo».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-47950245

 

Comparte este contenido:

Economía en la universidad, una pieza más de la superestructura hegemónica

Ecuador – España / 9 de diciembre de 2018 / Autor: Christian Orozco / Fuente: Nueva Revolución

Una sociedad que sustituye bienestar por beneficio es el exponente de una sociedad en grave decadencia.

José Luis Sampedro

¿Alguien está a favor de dejar de enseñar a Copérnico o Newton en las facultades de física? ¿Alguien pensaría que es lógico dejar de explicar la Teoría de la Evolución de Darwin en una carrera de biología? ¿Alguna persona osada creería que en las aulas de las facultades de filosofía no se debería transmitir a los estudiantes los planteamientos de Platón o Aristóteles con el argumento de que éstos son anticuados?

Pues muy bien, como cabría esperar, cualquier persona con un mínimo de sentido común respondería que no, respondería que es un disparate descomunal descartar de los programas académicos a verdaderas eminencias en sus respectivos campos. Lo que a todas luces es un despropósito en ámbitos como la física, la química, la biología o la filosofía; no ocurre lo mismo con la carrera de economía. A todos aquellos que la hemos cursado (y padecido) bien sabemos que hay autores, corrientes, doctrinas económicas que en el mejor de los casos se ocultan, y en el peor se vierten anatemas contra ellos desde el desconocimiento absoluto de los mismos. Casualmente, dichos autores, corrientes y doctrinas generalmente plantean formulaciones alejadas del dogma neoliberal y keynesiano. La Universidad, y especialmente las facultades de economía se han ido convirtiendo con el paso de los años en importantes centros de adoctrinamiento ideológico capitalista, incluso las instituciones públicas no se han escapado de este proceso. Nada nuevo bajo el sol, parafraseando a Marx, las teorías económicas dominantes no son más que las teorías económicas de una clase dominante.

¿Y qué decir de los exámenes y trabajos académicos? Para poder aprobar hay que mentir, y para mentir hay aprenderse muy bien los argumentarios económicos de la derecha reaccionaria o de la izquierda descafeinada

Tener un pensamiento crítico con el sistema económico vigente es “peligroso” en estos lugares. Plantear que la economía es una ciencia que debe buscar el máximo bienestar de las personas, especialmente de las más empobrecidas no está bien visto. Palabras como marxismo, feminismo o ecologismo son ajenas, salvo contadas ocasiones, entre las paredes de estas facultades. ¿Quién se va a estar fijando en el deterioro de las condiciones de vida de las clases populares cuando con unas sencillas formulas podemos maximizar los beneficios y minimizar los costes de una empresa? ¿Para qué?

¿Y qué decir de los exámenes y trabajos académicos? Para poder aprobar hay que mentir, y para mentir hay aprenderse muy bien los argumentarios económicos de la derecha reaccionaria o de la izquierda descafeinada. Así pues, unas inteligibles fórmulas a los ojos de un lego en la materia, nos dicen, dan como resultado las siguientes conclusiones, todas ellas científicas, sin mácula de contaminación ideológica alguna: tanto el salario mínimo como los sindicatos destruyen empleo puesto que crean rigideces al mercado de trabajo. Hay que privatizar la sanidad porque todos los centros públicos son ineficientes. Hay que avanzar hacia un sistema privado de pensiones porque el sistema público es insostenible. Los mercados de competencia perfecta existen, y en ellos todos los empresarios son precio-aceptantes… Suma y sigue.

Estructuralmente el cambio ha sido paulatino, pero no se ha detenido, siendo el Plan Bolonia una de los hitos más destacables de este deterioro, los programas académicos cada vez pretenden tener una imagen más científica y apolítica, sin embargo, lo son a un más, pero siempre en defensa de los intereses de las oligarquías. Así, donde antes se hablaba de clases sociales ahora hay robinsoncrusoes autónomos e independientes, donde antes había asignaturas de Economía Planificada ahora hay tres asignaturas de finanzas, donde antes se estudiaba El Capital de Karl Marx ahora se ha sustituido –en el mejor de los casos– por El Capital de Thomas Piketty, donde antes había Sociología e Historia del Pensamiento Económico ahora hay asignaturas de Emprendimiento y Marketing. El utilitarismo y el individualismo metodológico recorren las facultades de economía, y las perspectivas no son halagüeñas. Ni siquiera la terrible crisis que ha experimentado el mundo desde 2008 ha hecho que los programas académicos se modifiquen ni en una sola coma. La Universidad presenta una ceguera avanzada y parece que se agrava.

Afortunadamente, no solo en España sino también a nivel mundial se han conformado distintos proyectos, asociaciones y agrupaciones[1] de estudiantes (principalmente), profesores, investigadores críticos con este modelo de pensamiento único. Un movimiento imparable que solo busca una cosa: máxima pluralidad en la enseñanza de la economía. Simplemente afirma que de la misma forma que un científico que se precie debe conocer la Teoría de la Relatividad de Einstein o el Principio de Incertidumbre de Heisenberg; un científico social, un economista completo en este caso, debe saber que es la tasa de plusvalía, como se han conformado las cadenas globales de cuidados, o que es la huella ecológica.


[1] Uno de los principales colectivos internacionales que persiguen este objetivo es International Student Initiative for Pluralism in Economics (ISIPE), el cual agrupa a más de setenta asociaciones de estudiantes de económicas repartidas por más de treinta países distintos, y según afirman es su página web: “No es sólo la economía mundial la que está en crisis. La enseñanza de la economía también está en crisis, y esta crisis tiene consecuencias que van más allá de la universidad. Lo que se enseña en la universidad moldea la mentalidad de las próximas generaciones de políticos y, por tanto, da forma a la sociedad en que vivimos.”

Fuente del Artículo:

Economía | Economía en la universidad, una pieza más de la superestructura hegemónica

ove/mahv

Comparte este contenido: