Por: Eduardo Hernández
El día de hoy, parece ser que la educación, entró en un momento coyuntural, por un lado, la falta de cobertura y las limitaciones para asegurar la continuidad de la educación y por el otro, el boom de la educación de 3 minutos.
El incremento de los consumidores de plataformas de streaming, mantiene dos posiciones visibles un grupo de creadores de procesos formativos de dudosa procedencia y de agentes que consumen esos contenidos, la finalidad de producción de contenidos es hacerse visible dentro de las redes sociodigitales, ganando más seguidores, por citar la más noble de las finalidades.
Una combinación de sátira, información sesgada, retos, situaciones de la vida, recetas de cocina y cápsulas informativo-educativas, así como de tips para la autoayuda y el emprendimiento, son parte del caldo cotidiano que se puede observar en estas redes sociodigitales que aparecen de la mano de los smartphones. Consumos culturales que se han convertido en cotidianidad de las poblaciones y que derivado de la necesidad de impulsar los microrrelatos personales estás herramientas se han proyectado en su uso en cualquier condición etaria, desde las adultas hasta las edades más tempranas.
La producción de estéticas, subjetividades y formas de vivenciar la realidad han tenido un cauce de efervescencia a través de las redes sociodigitales cuyas premisas parecen tener fundamento en la posverdad y la urgencia de los críticos por identificar el fake.
Siguiendo a Lyotard en un universo donde el éxito se reduce al ganar tiempo, el pensar no tiene más que un solo defecto, pero incorregible, hace perder el tiempo. Este binomio incluyente, entre el mantener una premura por el tiempo y la posible perdida de tiempo existente que causan las redes sociodigitales nos plantea, la pregunta ¿Qué efecto tiene la educación de 3 minutos mediante las redes sociodigitales en la formación del pensamiento?
Dentro de lo empírico, amigos de diferentes giros de acción social, tanto afortunados empresarios, como colegas académicos, docentes, médicos, arquitectos, abogados y un colectivo más de personas, suelen soltar dentro de las tardes de café o las noches de insomnio, recordatorios sobre haber visto un tiktok, un estado, un reels, un feed -por citar las más comunes en mi círculo- donde su memoria recupera y cita información, acontecimientos, ideas de proyectos, tips o estructuras de negocio, solo por mencionar algunas, las cuales se convierten en las fuentes de información más comunes, desplazando las fuentes de información tradicionales, como lo era otrora el monopolio de los noticieros. Esto sin duda no deja más que pensar que la educación tal como la conocimos antes de la pandemia, ya mostraba signos de un cambio, aparecía en las transformaciones de comunicación y la llegada del “smartphone de troya” -permítanme esta analogía con la llegada del smarthphone-. ¡Hoy está presente este cambio!
El contexto posmoderno ha traído consigo la efervecencia de los microrrelatos, lo cual impacto significativamente en los consumos culturales, sabemos que se han acortado los tiempos de formación profesional y los grados académicos se han bifurcado a propósito de lograr responder a las necesidades profesionales, sin embargo, han aparecido otros procesos, como las micromaestrías, los MOOCS y los NOOCS, no obstante, a que estos recursos aparecen de la mano de instancias acreditadas socialmente o por instancias educativas de cada Ministerio de Educación, el crecimiento de la educación informal y los consumos de información que pueden darse a través de estos microrrelatos tienen elementos para poder cambiar la tendencia.
Este contexto, nos ha mostrado que las lógicas racionales parecen tener un fin. La teoría tradicional del capital humano, referida a una capacitación adecuada, trae un estilo de vida igual al tipo de capacitación, es solo una idea que fue aprovechada por las minorías en otros tiempos no muy lejanos. Estas pistas, nos dan algunas aristas para “dibujar” las posibilidades que puede tener la educación informal como una respuesta a las necesidades de un contexto que tiene un comportamiento distinto al de las instituciones, esto es, su inmediatez.
Sin embargo, aún con las posibilidades que trae la educación informal, la falta de procesos regulatorios y la generación de contenido que atiende la inmediatez, son dos dimensiones que aparecen como preocupantes para la academia, especialmente, cuando estos contenidos pueden mostrar ideas erradas sobre información que es considerada científica.
Más allá de las instancias que buscan dar un orden a sus procesos de formación, las redes sociodigitales, han traído consigo la transformación de la forma de consumir la educación, siendo que los microrrelatos dentro de estos espacios cautivan a las masas para incorporar ideas en su mayoría de consumo.
¿Cuál es el impacto que tendrá la reducción del conocimiento en cápsulas de 3 minutos en las juventudes? ¿Qué transformaciones tendrá la educación informal ante la constante parcialización de los agentes por obtener seguidores y con ello monetizar? ¿son las grandes corporaciones las que obtendrán mayores beneficios? No hace mucho, Google ha impulsado un proceso de formación que parece acorralar a la educación formal, al otorgar educación técnica en menor tiempo y costo para cubrir sus demandas.
El principal problema que tienen la educación de 3 minutos, es que compite al lado de información y circunstancias que estimulan las estéticas de la sátira, pero dejan incautos a los individuos en una sociedad de permanente consumo. Basta recordar que, durante este confinamiento, el incremento de venta en series, en streaming como tiktok y otras plataformas similares ha crecido profundamente.
A manera de cierre cognitivo, debemos mirar con atención los cambios que vienen para la educación, especialmente quienes pensamos en las nuevas generaciones, debemos estar atentos a las transformaciones como una forma de prevenir las necesidades de nuestros hijos, si bien los consumos tecnológicos son elementos de esta generación tal como lo fue quizá el rock en otras épocas, es imprescindible pensar en la relevancia que tiene el que existan regulaciones, al menos sino por el contexto social, si por los procesos de formación familiar que pueden otorgar un norte frente a la incertidumbre. Pienso aún desde mi mirada adultocentrica, por más que la tecnología sea indispensable en nuestras vidas, es imprescindible saber discriminar la tecnología.