Argentina / 20 de enero de 2019 / Autor: Daniela Leiva Seisdedos / Fuente: INED21
PROBLEMA PERMANENTE
Es un problema de la incapacidad que generan los propios sistemas educativos. Si el problema del fracaso escolar siempre ha existido, eso quiere decir que a unos cuantos les conviene que esto sea unproblema permanente.
El fracaso escolar es una tragedia en nuestras sociedades; por eso, nunca tienen que estar al margen preguntas como estas:
¿Qué educación queremos?
¿Que modelo educativo debe ser determinante en nuestra sociedad?
Otra premisa que me surge es que el trabajo docente NO es fácil, el problema es que lo pagan como «fácil» y esa también es una de las causas de los fracasos (pero…eso es para otra nota, para otro post).
Antes de seguir, es necesario dar un concepto de fracaso escolar, este es entendido como la ‘dificultad para asimilar e interiorizar los contenidos académicos establecidos por el sistema educativo en función de la edad y desarrollo del niño’. Así, el fracaso genera siempre suspensos, porque es un problema que hace aumentar la desigualdad de los habitantes de los países en que vivimos y del mundo.
En efecto, uno de los más acuciantes problemas del mundo es la falta de educación: la educación mejora la seguridad, mejora la salud, mejora –en definitiva– toda nuestra vida; se hace «más completa».
Por todo lo anterior, no debemos perder de vista que el fracaso escolar no es instantáneo, es un tema permanente de la realidad educativa, es un problema que se vive, se ha vivido o se vivirá en la mayoría de nuestros hogares y del que nos tenemos que ocupar –no preocupar–. En este sentido, hay, sin duda, una paradoja, a saber: la escuela en todos los sistemas educativos de nuestros países es obligatoria, y en este punto nos encontramos, nuevamente, con que el típico caso de «disonancia», como quiera que una cosa es el derecho y otra –bien distinta– los hechos a los que nos enfrentamos, día a día, en nuestras aulas. Hay un divorcio entre la realidad de las aulas y la «realidad de los escritorios».
EL INTERÉS SE GENERA
En la última década de este siglo XXI, se ha observado un notable incremento en la prevalencia en el abandono escolar de nuestros alumnos. Esa es una realidad que nos afecta a todos, pero que no todos «miramos», porque estamos muy ocupados en echarnos la culpas.
Nuestros alumnos están hoy sentados en nuestras aulas, no mañana.
Hoy necesitamos respuestas y acciones para que no siga creciendo exponencialmente el fracaso escolar.
El fracaso escolar genera deserción escolar, incremento de los problemas de aprendizaje, presión en el ambiente académico, baja autoestima. El interés en aprender lo debe –necesariamente– invocar la escuela, ninguno de nosotros nacemos con ganas de aprender física o geografía, el interés se genera.
El fracaso es un proceso paulatino y continuado, no es espontáneo; para Marchesi (2003:25), el fracaso escolar supone: «el conocimiento público de esta valoración lo que puede incrementar sus dificultades y alejar de ella a alumnos y familias que podrían contribuir a su mejora».
En las escuelas, no se retiene a los alumnos porque sí, si esto pasara, no habría abandono como veo todos los días en mi aula. La sinceridad es la incomprendida cuando hablamos de temas centrales como la educación y los temas que formarán la política educativa de nuestro país.
Hay que distinguir cuando un fracaso en los estudios se produce de forma temporal o de forma duradera. El primer caso puede ser superado y, con el paso del tiempo, volver a obtener buenas calificaciones y resultados. En cambio, cuando este fracaso se mantiene durante años, es decir, de forma duradera, el alumno lo acepta como una situación que no puede solucionar y esto se aprecia en los hogares con bajos recursos económicos.
EL NIVEL MÁS CRÍTICO
La secundaria es el nivel más crítico del sistema educativo, el que presenta los desafíos más urgentes. Para que todos los factores de intervención en este problema como los padres, docentes y autoridades, tengamos éxito en nuestra misión de hacer más democrático el conocimiento es necesaria una mayor inversión en personal especializado y medios de todo tipo; así como una corresponsabilidad e implicación de todas las partes y no trabajar en comportamientos estancos:
Nos cuesta trabajar en equipo.
Trabajamos en grupos muy desorganizados.
Muchas veces, con alto grado de vanidad y cierta sabiduría que no poseemos.
Es inevitable, debemos motivar a los alumnos por el acceso al conocimiento desde todos los órdenes de la sociedad. La educación es inversión porque si no tomamos a la educación como a una responsabilidad colectiva, es muy difícil solucionar el problema. Como es bien sabido, para universalizar la educación NO sólo es necesario que haya más niños y niñas en las escuelas, se necesita una implicación de todos.
Fuente del Artículo:
https://ined21.com/fracaso-escolar-una-deuda-que-se-acumula/
ove/mahv