¿Transformar primero al hombre o su realidad?

Por: Casimiro Méndez Ortiz

 

«Solamente articulando al mismo tiempo, los cambios sociales y la conciencia del hombre mediante un proceso educativo puede considerarse una verdadera transformación.»

Considero que, hasta hoy, ningún pueblo que está experimentando un proceso de cambio social ha dejado de plantearse esta cuestión. Qué se debe cambiar primero: ¿Las circunstancias sociales que rodean al hombre (pobreza, violencia, desempleo, ignorancia), o la conciencia del hombre (sus ideas, su sentido común, su filosofía de vida)?

Hay quienes consignan: “¡Primero debemos cambiar las condiciones sociales, y luego la conciencia!” Esto podría generar un debate interminable como afirmar: “¡Primero debemos cambiar la conciencia y luego las condiciones!” Si las dos afirmaciones no se articulan, no engranan una en la otra, no hay cambio posible ni de una ni de otra.

 

No hay cambio posible, aun si un movimiento de masas ha conquistado el gobierno y realiza un esfuerzo extraordinario con un gran proyecto de nación para cambiar las condiciones sociales, pero si no genera cambios en la educación, le resta importancia, la mantiene estática y reproduciendo el viejo programa de estudios, esta educación del pasado podría contradecir, obstaculizar y oponerse a todo proceso histórico de cambio, a toda nueva forma de vida social. No es posible impulsar cambios sociales, si no impulsamos cambios educativos a la vez, eso no es transformación, eso es un retroceso, es más conservador que transformador.

 

Si los procesos de cambio, no se complementan y se impulsan de emancipaciones intelectuales, morales y sociales, se corre el peligro de que el nuevo sistema social esté sentenciado a morir en sus primeros años de vida, porque nacería enfermo, llevaría en su conciencia el virus del individualismo y el mercantilismo, porque es la única forma de vida social que conocen. Porque las viejas prácticas de individuos formados en la vieja escuela, estarían educados para defender al neoliberalismo, sofocando toda nueva forma de vida social. La función de la educación, en este esquema de consolidar un cambio histórico y social, es construir una educación comprometida con ese proceso de cambio. Los viejos contenidos escolares ya no sirven ante la construcción de un nuevo horizonte social.

Este principio de vincular la educación con los procesos de cambio social, termina con la histórica confrontación de ideas, sobre la cuestión de si se deben cambiar en primer lugar las circunstancias o los hombres. La lucha de los pueblos por mejorar sus condiciones de vida, su lucha contra la violencia, la explotación, contra el racismo, contra el clasismo, contra la homofobia, la lucha por ampliar los derechos, por mejorar los servicios, y que esta lucha se refleja en las calles, en el trabajo, en las redes sociales, en los medios de comunicación, debe ser considerada como un contenido escolar en todo programa de estudios transformador. De esta vinculación entre la formación del niño y la construcción de una patria nueva, se desarrolla un proceso dialéctico, que permite a su vez la transformación de la conciencia como de la sociedad en un mismo tiempo.

La práctica transformadora de los hombres libres, transforma no solamente el contexto, sino al mismo individuo, y sólo esta práctica puede sepultar al viejo régimen de opresión. Solamente articulando al mismo tiempo, los cambios sociales y la conciencia del hombre mediante un proceso educativo puede considerarse una verdadera transformación. Esto significa que la educación sólo puede servir al futuro cuando va unida a la práctica transformadora que impulsa y crea ese futuro.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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