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Educación política y ciudadana

Por: Jesús Montero Tirado

La educación escolar y la educación superior, incluyendo universidades, son muy lentas en sus cambios. Es relativamente fácil descubrir cuáles son los defectos que hay que corregir y qué cambiar en los procesos realizados, cuyos resultados se recogen después de varios años, porque en educación los resultados no son inmediatos. Pero es difícil decidir qué es lo que hay que cambiar y cómo hacerlo. Los niños, adolescentes y jóvenes no son ratones de laboratorio para andar experimentando con ellos a ver si sale bien cada intento diferente. Por otra parte, los procesos educativos son complejos y capacitarse para poner en marcha nuevos procesos es tanto más difícil cuanto los educadores profesionales tienen menos recurso, con sueldos mínimos, con los que no pueden estar actualizándose permanentemente por cuenta propia.

La constatación de estos hechos no se puede eludir si queremos ser realistas, pero no nos justifica para dejar las cosas como están y no asumir la responsabilidad de la progresiva inadecuación de la educación que se ofrece y la que se necesita. Esto es cada día más acuciante y si lo es en términos generales con respecto a todo lo que se enseña y se hace para educar y capacitar para la vida, con mayor razón lo es cuando se trata en nuestro país de la educación política y ciudadana.

Lo que tradicionalmente se ha podido ofrecer para educar política y ciudadanamente, ahora no nos sirve, es insuficiente y se evidencia que es ineficaz. La mayoría de los escenarios y muchos de los actores del teatro político están cada día más corrompidos. Esa corrupción creciente ha contaminado a no pocos actores de la sociedad civil miembros de la ciudadanía. Las instituciones y organismos creados para limpiar la corrupción, sancionando a los corruptos, también están contaminadas de corrupción. Está claro que educar y capacitar para vivir en una sociedad con políticos, instituciones, organismos y ciudadanos altamente corrompidos no es lo mismo que educar en política y ciudadanía en una sociedad sana. La percepción del nivel de patología ética de nuestro país por parte de instancias internacionales es firme: Transparency International nos sigue clasificando entre los países más corruptos del mundo.

Otra variable que obliga a revisar y actualizar nuestra educación política y ciudadana es la globalización. Queramos o no, las fronteras nacionalistas son “líquidas”, por no decir inexistentes para muchos flujos de interacción e interinfluencia internacional. El acelerado movimiento financiero no necesita pasaporte ni hay aduana que lo frene. La comunicación digital en ningún país pide permiso para penetrar, ya somos ciudadanos del mundo, que es nuestra aldea global.

El dinero electrónico, los bancos online, las bibliotecas, museos, librerías, teatros, operas, danzas, ballet, comercios, cursos, carreras, universidades, juegos electrónicos, espectáculos, conciertos, librerías, asesoramientos, informativos, revistas de todo género y especialidad desde las que ofrecen páginas populares hasta las que entregan papers de la más alta investigación, la comunicación irrestricta en redes y sin redes con ciudadanos de todo el mundo…han generado la sociedad virtual. Formar ciudadanía para esa sociedad y enseñar a participar políticamente en ella y para ella es totalmente distinto que la formación política y ciudadana tradicional.

De educar para vivir en democracias nacionales tenemos que aprender a dar el salto a la democracia mundial. Alain Touraine dice que los elementos fundamentales de la democracia son tres: 1) Representatividad de los gobernantes; 2) Limitación del poder de los gobernantes; 3) Sentido y responsabilidad de la ciudadanía. Y a estos tres elementos corresponden tres dimensiones: 1) Dimensión social; 2) Dimensión moral; 3) Dimensión cívica. (A.Touraine, 1994, 49-80).

Actualmente, la democracia mundial pasa por las democracias nacionales, pero la progresiva integración e interacción de las naciones exige ya otra formación política y ciudadana. Tanto más urgente esta educación cuanto más violentos enemigos de la verdadera democracia brotan en nuestro país. Las ideologías extremas de derechas e izquierdas, las luchas de clases, la corrupción corrosiva con criminalidad y delincuencia amparadas en ella que roban al pueblo su dinero, libertad y paz, las guerrillas terroristas que secuestran, extorsionan, amenazan y chantajean con sus crímenes e impuestos populares extorsivos, los fundamentalismos presuntamente religiosos, las mafias narcopolíticas y narcotraficantes tienen que ser erradicados. La educación debe aportar su fundamental colaboración.

Fuente:http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/educacion-politica-y-ciudadana-1543935.html

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Los puentes de la Educación Media

Por: Jesús Montero Tirado

En la Ley General de Educación (1264/98, Artículo 37) los estudiantes de la Educación Media tienen dos alternativas principales: la Formación Profesional Media y la Educación Media Bachillerato; en ambas alternativas el estudiante puede elegir varias modalidades. El estudiante que acaba sus estudios en ese nivel tiene ante sí diversos puentes de salida. El más simple es el de los que deciden abandonar ahí los estudios y pasar por el puente de cauce seco directamente a iniciar su vida fuera del ámbito académico, entrando ya al espacio de la vida ciudadana. Otro puente es el de la Formación Profesional Media, que pasa a los estudiantes al mundo del trabajo. Y el tercer puente es el de final de bachillerato, que los pone en las puertas de la Educación Superior en Universidades o Institutos Superiores o más sencillo en las puertas de los Institutos Técnicos de Tercer Nivel.

Desgraciadamente el puente más ancho y corto, por el que más estudiantes pasan, es el de los que abandonan los estudios antes de iniciar o de acabar la educación media. Son más del sesenta por ciento de los que iniciaron el primer grado de educación escolar. Por contraste, el puente de los técnicos profesionales de nivel medio lo cruzan muy pocos, porque esta alternativa de la Educación Media está subdesarrollada, poco definida, prácticamente olvidada. Y el puente de los que acaban el bachillerato lo cruzan alrededor del treinta por ciento. De ellos algunos eligen la ruta que les lleva a las universidades e institutos superiores y otros se quedan ya en la ciudadanía equipados solamente con el bachillerato. Golpean las puertas de las empresas y según los empresarios no están preparados para trabajar, no han desarrollado las competencias básicas para confiarles trabajo.

Los bachilleres que eligen entrar en las instituciones educativas de Educación Superior, según los responsables de las universidades e institutos superiores llegan mal o poco equipados, no están preparados para enfrentar los desafíos que provocan hoy las carreras de formación profesional superior y las exigencias de la investigación científica. Algunos rectores o directores, decanos y profesores afirman que muchos estudiantes llegan sin capacidad de lectura comprensiva y menos aún de redacción con ortografía y sintaxis necesarias para comunicarse por escrito.

Cuando los legisladores sancionaron en el 2013 la ley 4995 de Educación Superior, así como cuando el Presidente la promulgó, parece que pensaban que el puente entre el bachillerato y las Universidades e Institutos Superiores está roto, porque en el artículo 9 de dicha ley, le encargan al Consejo Nacional de Educación Superior (CONES) que arregle esa transición. Y efectivamente el puente está roto. Las instituciones y educadores de bachillerato no preparan suficientemente para entrar y permanecer hasta el final en la Educación Superior. ¿Por qué?

Porque la planificación de los diseños curriculares y los sistemas de evaluación de la Educación Media y la Educación Superior se deciden sin diálogo ni coordinación entre los responsables de ambos niveles de Educación. Nadie duda hoy que el actual diseño curricular de la Educación Media es insostenible. Cuando se planificó la reforma de este nivel, los miembros del Consejo Nacional de Educación y Cultura (CONEC) dijimos y publicamos documentos y libros expresando nuestro desacuerdo con el plan propuesto y aprobado para el bachillerato; después cuando en el 2011 se elaboró la “Resignificación de la Educación Media” volvimos a manifestar nuestro desacuerdo con lo presentado, pero una vez más las políticas propuestas por el CONEC, como antes sucedió con el Consejo Asesor de la Reforma Educativa (CARE), no fueron atendidas.

Mientras se arregla el puente no faltan los corruptos que aprovechan la situación de muchos estudiantes, que no tienen capacidad intelectual ni académica para enfrentar las exigencias de las instituciones serias, a quienes se les ofrecen en instituciones “garaje” títulos de carreras profesionales a cambio solamente de cuotas y parodias de clases.

Los que cruzan el puente del bachillerato hacia las universidades e institutos superiores tienen por lo menos dos problemas: pasar un puente mal construido y llegar a la orilla de la Educación Superior con una mochila demasiado pequeña para recorrer la compleja ruta de todas las profesionalizaciones entre incertidumbres y horizontes cargados de sorpresivas e innovadoras demandas.

Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/opinion/los-puentes-de-la-educacion-media-1504268.html

Fuente de la Imagen : https://www.google.co.ve/search?q=Los+puentes+de+la+Educaci%C3%B3n+Media&biw=1024&bih=485&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwj-tOyymNvOAhUKQiYKHcjTBtoQ_AUIBigB&dpr=1#imgrc=v-gkyfub18u2cM%3A

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