Por: Luciana Vázquez
e desató la polémica y el lunes comenzarán las clases en el Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) pero sin los cambios históricos anunciados por sus autoridades a fines de febrero, que buscaban introducir una reforma en el modo de organizar a los alumnos en las aulas y remover parte de los característicos pupitres de madera del colegio. El objetivo era aumentar en un 15 por ciento el cupo para 2018 y mejorar las prácticas pedagógicas en clase.
La reorganización quedó suspendida por el momento ante los cuestionamientos que apuntan sobre todo a la falta de análisis y debate de la propuesta de reorganización planteada por el rector del colegio, Gustavo Zorzoli, entre los claustros de docentes, graduados y alumnos representados en el Consejo de Escuela Resolutivo (CER), el órgano que cogobierna la vida del colegio junto al rector. Zorzoli había alcanzado su decisión sin antes analizarla ni consultarla con el CER ni con el Consejo Académico (CA).
«Esta rectoría rediseñará el proyecto original y lo pondrá a consideración del Consejo Académico y del CER de forma conjunta, posponiendo su implementación». Así se refirió Zorzoli, en relación a la marcha atrás de la reorganización de las aulas, en una comunicación vía email a docentes, padres y alumnos del colegio el miércoles por la noche.
CER o no CER
Ese día Zorzoli había acudido al Rectorado de la Universidad de Buenos Aires (UBA), de la que depende en última instancia la marcha del CNBA, en un intento por encontrar una definición acerca del alcance de la autoridad del rector del Buenos Aires para decidir de manera unilateral el tipo de reorganización propuesta, sin necesidad de contar con el consenso del claustro de profesores, estudiantes y ex alumnos en el CER. Con la decisión de Zorzoli se desató un conflicto de interpretaciones acerca del rol del CER en la gestión del colegio y su proyecto pedagógico institucional.
Finalmente, el rector optó por dar lugar a la búsqueda de «consenso necesario de toda la comunidad, dadas las evidentes diferencias entre las representaciones políticas (CER) y académicas (CA)», según lo expresó en el último comunicado oficial.
Según Zorzoli, el 1 de marzo, con la decisión ya tomada, el proyecto había logrado el aval del CA que preside el rector y está integrado por los jefes de departamentos pedagógicos del CNBA y por seis profesores eméritos o regulares, especialistas destacados de diversas áreas, entre ellos la reconocida experta en didáctica, Alicia Camilloni.
Sin embargo, por su parte, el CER no dio su apoyo y el último lunes los ocho representantes del claustro de docentes y los dos de graduados votaron por la suspensión temporaria de la puesta en marcha de la reforma. Además exigieron a Zorzoli la presentanción del proyecto «por escrito» para su evaluación. Los cuatro representantes de los estudiantes prefirieron abstenerse hasta tanto la asamblea de alumnos del Buenos Aires debata y vote el tema, una vez iniciadas las clases.
«Tengo el apoyo de los jefes de departamento pero no cuento con el aval político», le dijo Zorzoli a LANACION. El rector se refería a la falta de apoyo de los representantes de los graduados y también de los docentes, tanto de la mayoría por la lista «Nuestro colegio» como de la minoría, de la lista «Colectivo docente». En 2016, la lista de docentes más cercanos a Zorzoli perdió las elecciones y hoy sus posiciones no cuentan con representantes en el CER.
El proyecto de Zorzoli contemplaba una reorganización con fuerte impacto en la vida de una institución de 153 años, con rutinas marcadas a fuego en la conciencia colectiva de alumnos y profesores:
La distribución de aulas según materias y no según los años y divisiones
La asignación de los clásicos claustros del edificio del CNBA a las materias en lugar de a los alumnos de cada año respectivo
El traslado continuo de alumnos a lo largo del día de clase, sin aulas fijas
El reemplazo de parte de los bancos de madera sujetos al suelo por mesas y sillas movibles
El cambio del rol de los preceptores, que ya no tendría una relación exclusiva con las divisiones a su cargo, sino con múltiples divisiones y gran cantidad y variedad de alumnos a lo largo de la jornada.
Acuerdo y desacuerdos
Cuando el 20 de febrero Zorzoli hizo pública la decisión, la noticia tomó a la mayoría de los docentes, ex alumnos, alumnos y padres, por sorpresa. Hasta ese día, la propuesta no había sido expuesta ni ante el CA ni ante el CER, aunque sí ante los jefes de departamentos pedagógicos.
A partir de ese momento, se disparó el debate en la comunidad del Buenos Aires por los canales institucionales del colegio pero también por twitter, donde el rector del CNBA es muy activo. La discusión fue de fondo pero también de forma.
«No estamos necesariamente en contra del proyecto porque no lo conocemos -explicó el profesor de matemática Néstor Di Melia, alineado dentro de la agrupación «Colectivo docente»-. Sí creemos que para emitir cualquier valoración es necesario conocer los detalles pero este fue un proyecto inconsulto del que no hay nada por escrito».
«Los expertos no fueron consultados, ni los docentes ni los preceptores»
«Los docentes son los expertos, los que estamos en el aula, y los expertos no fueron consultados, ni los docentes ni los preceptores», le dijo a LANACION la representante de los docentes en el CER por la lista «Nuestro colegio», la profesora de castellano y literatura María Elina Denes cuando se conoció la noticia de la reorganización.
Denes reconoce la necesidad de mejorar prácticas pedagógicas en la secundaria y prefiere ser prudente a la hora de evaluar el contenido de la reforma. «No digo que no pueda funcionar. Pero una reforma de tamaña naturaleza merece una consulta amplia y quizás una implementación en etapas», sostuvo.
El debate de profesores, estudiantes, ex alumnos y padres muestra algunos acuerdos. Hay consenso acerca de la necesidad de innovar en la escuela secundaria y acerca del «carácter experimental» del Buenos Aires en lo pedagógico y las ventajas de introducir cambios en didáctica. Hay acuerdo en torno a la ampliación del cupo, que la reorganización permitiría.
Del lado de los interrogantes y temores, está la inquietud por el impacto en la autonomía de los chicos y su capacidad de organización, sin aulas ni preceptores ni tutores fijos, sobre todo en el caso de los ingresantes. También hay dudas acerca del modo en que la falta de un claustro asignado para cada año impactará en el sentimiento de pertenencia y en la socialización con los pares. También se discute la profundidad pedagógica de la reorganización planteada por Zorzoli.
«Hay que analizar si es un cambio profundo o no. ¿Es un cambio meramente logístico? ¿Es un cambio pedagógico? ¿O se trata simplemente de un cambio cosmético», planteó Denes.
También hay debates que hacen más al folklore propio del Buenos Aires: la resistencia a dejar ir los pupitres de madera estuvo entre los temas que se discutieron en la redes sociales. Para algunos ex alumnos, es parte de la memoria histórica y deberían ser resguardados como parte del monumento histórico que es el edificio del colegio.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1991986-suspenden-los-cambios-anunciados-en-el-nacional-buenos-aires