Alerta que camina: La lucha de científicas en América Latina

Alerta que camina: La lucha de científicas en América Latina

Por Nadia Luna

Por Nadia Luna (*)

Suena el teléfono: “No voy a parar hasta sacarte del CONICET”, dice una voz. “Si yo fuera tu jefe, te haría venir en minifalda”, dice otra. Así comienza el spot realizado por la colectiva “Ciencia sin Machismo“, formada por trabajadoras del Centro Nacional Patagónico (CENPAT–CONICET), de Puerto Madryn, Chubut. Las frases provienen de una encuesta que realizaron en el año 2018 dentro del instituto, donde relevaron que al menos el 53% experimentó alguna vez violencia machista en su lugar de trabajo.

“La violencia machista es aquella ejercida sobre mujeres y disidencias sexuales por el mero hecho de serlo, en el marco de una relación desigual de poder. El sistema científico, parte de esta sociedad sexista y patriarcal, no está exento de estas situaciones”, explican las investigadoras del CENPAT en el spot, que fue lanzado este martes 11 de febrero, con motivo del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Esta fecha fue establecida por la ONU en el año 2015 para visibilizar el trabajo de las mujeres que hacen ciencia y tecnología, así como también las barreras que deben enfrentar en el ámbito laboral.

2015 también fue el año del primer “Ni Una Menos en la Argentina”, que marcó una nueva etapa en la cronología de los movimientos feministas y de mujeres en América Latina, transversales a todos los sectores y regiones del continente. En el ámbito científico, esto generó la proliferación de organizaciones de científicas, tecnólogas e ingenieras. En Agencia TSS, charlamos con integrantes de colectivos de Argentina, Chile, Perú, Ecuador y Colombia para conocer sus objetivos, acciones y logros. Tienen muchas similitudes y también varias diferencias pero a todas las une un hecho: la salida siempre es colectiva.

Ciencia sin Machismo se formó en en el CENPAT (Puerto Madryn) en el año 2018, a partir de la necesidad de varias investigadoras de visibilizar las violencias a las que eran sometidas de forma cotidiana.

Ciencia sin Machismo se formó en en el CENPAT (Puerto Madryn) en el año 2018, a partir de la necesidad de varias investigadoras de visibilizar las violencias a las que eran sometidas de forma cotidiana.

Argentina: Una usina de ciencia feminista

En el mundo, solo tres de cada diez personas que hacen ciencia son mujeres, mientras que, en América Latina, el porcentaje asciende al 45%. En la Argentina, las investigadoras del CONICET son el 53% pero esta mayoría proviene de la base de la pirámide jerárquica. Las becarias son el 60% y, a medida que se sube de categoría, el número de mujeres comienza a decrecer hasta llegar a la cima, donde las investigadoras superiores son solo una de cada cuatro en la categoría.

Este mecanismo de segregación se conoce como “Techo de cristal” y se traduce en menor reconocimiento y bajos salarios. También existen las “paredes de cristal”, con disciplinas más masculinizadas que otras, como es el caso de Física, Matemática, Informática e Ingeniería.

Ciencia sin Machismo se formó en en el CENPAT en el año 2018, a partir de la necesidad de varias investigadoras de visibilizar las violencias a las que eran sometidas de forma cotidiana. “Empezamos con la encuesta y de a poco fuimos evolucionando hacia una organización más proactiva, que busca generar herramientas para lograr no solo eliminar las violencias, sino también igualar las condiciones con nuestros compañeros varones”, le dijo a TSS la bióloga Soledad Leonardi, integrante de la colectiva. Hace poco, lograron la conformación de un Comité Institucional de Políticas de Género dentro del CENPAT y la aprobación de un dispositivo de atención en casos de violencia de género. Además, forman parte de la Comisión Interdisciplinaria del Observatorio de Violencia Laboral y de Género del CONICET.

“Hay varias políticas que se podrían implementar en el corto plazo para disminuir la desigualdad de género en ciencia, como considerar a las maternidades en los procesos de evaluación, ampliar licencias por maternidad y paternidad, implementar lactarios en los lugares de trabajo y garantizar los jardines maternales”, señaló Leonardi, y destacó el valor de la lucha colectiva para conquistar nuevos derechos.“Una de las pocas cosas que rescato de estos años de macrismo es la organización de trabajadores y trabajadoras de la ciencia. Empezamos a salir más del laboratorio y a luchar por nuestros derechos”, afirma.

El colectivo “Mujeres en CyT” está conformado por estudiantes, becarias, docentes, investigadoras, personal administrativo y de servicios del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

El colectivo “Mujeres en CyT” está conformado por estudiantes, becarias, docentes, investigadoras, personal administrativo y de servicios del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

Otro colectivo de científicas argentinas de reciente formación es “Mujeres en CyT”, conformado por estudiantes, becarias, docentes, investigadoras, personal administrativo y de servicios del Departamento de Ciencia y Tecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), en Buenos Aires. Surgió en 2018 con el objetivo de promover el estudio de la situación de mujeres y disidencias en ciencia y tecnología, y proponer actividades que estimulen la participación de niñas, niños y adolescentes en esta área. Una actividad reciente fue “Mirá la Ciencia Que Hacemos”, que convocó a estudiantes secundarios del Barrio Itatí a participar de una jornada con diversas experiencias científicas.

“El vínculo entre la comunidad científica y la sociedad continúa siendo una cuestión de élites o grupos particulares. Por eso, consideramos que la divulgación científica ocupa un rol central para correr este eje y poder generar mayor cercanía con la población. Trabajar en el conurbano tiene la gran ventaja de poder conocer mejor las problemáticas del territorio y tomar acciones de intervención. En los próximos dos años, vamos a trabajar en estimular vocaciones científico-tecnológicas en jóvenes, con énfasis en mujeres y disidencias”, explicó la biotecnóloga Sandra Goñi, integrante de Mujeres en CyT.

En los últimos años, surgieron numerosos colectivos de científicas argentinas que buscan enfrentar la desigualdad de género y estimular vocaciones científicas. La lista es larga y crece. Algunas son Las De Sistemas, Las Curie, Mujeres Trabajadoras del Centro Atómico Bariloche y el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, Amautas Huarmis, Chicas en Tecnología, Women in Engineering Argentina, y las comisiones de género de diversas instituciones, entre muchas otras. Merece mención especial la pionera Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCyT), fundada en los noventa por las investigadoras Diana Maffía, Silvia Kochen y Ana Franchi, esta última hoy presidenta del CONICET.

Chile: Sacarle el parche al acoso sexual

A fines de noviembre, la bioquímica chilena Adriana Bastías fue reconocida con el Premio “100 Mujeres Líderes 2019”, otorgado por el diario El Mercurio y Mujeres Empresarias de Chile. Tras dudar si aceptar el premio de un medio de comunicación muy criticado por la cobertura de las protestas sociales que comenzaron con el estallido del 18 de octubre, decidió aprovechar la oportunidad y asistió con un parche en el ojo para homenajear a los cientos de chilenos que perdieron la vista al ser reprimidos por la policía (carabineros).

Adriana Bastías recibió el premio 100 Mujeres Líderes con un parche en el ojo para homenajear a los cientos de chilenos que perdieron la vista al ser reprimidos por la policía.

Adriana Bastías recibió el premio 100 Mujeres Líderes con un parche en el ojo para homenajear a los cientos de chilenos que perdieron la vista al ser reprimidos por la policía.

Bastías es docente en la Universidad Autónoma de Chile y presidenta de la Red de Investigadoras (RedI), una asociación que busca promover la equidad de género en el sistema científico y visibilizar las barreras que deben enfrentar las mujeres para hacer ciencia y tecnología. Nació en Puerto Natales, al sur del país, y estudió en la Universidad Austral, en la provincia de Valdivia. Fue allí cuando empezó a observar ciertos comportamientos sexistas por parte de compañeros y profesores. “Cuando empiezas a despertar y mirar las cosas a través de la lupa violeta, ya no hay vuelta atrás. El hecho de poder organizarnos y apoyarnos es muy importante porque, aunque no estemos de acuerdo en todo, siempre va a haber alguien ahí para acompañarte”, afirma Bastías.

En Chile, solo el 27% de los subsidios FONDECYT (principal fuente de financiamiento de proyectos individuales de investigación) y FONDEF corresponden a proyectos presentados por mujeres, según datos aportados por la investigadora. En tanto, las que dirigen centros de investigación son apenas el 17%. El año pasado, la ingeniera Natacha Pino, miembro de RedI y rectora de la Universidad de Aysén, se convirtió en la primera rectora electa en la historia de las universidades estatales de Chile.

La Red de Investigadoras se creó en el año 2016 y una de las iniciativas más importantes tiene que ver con un movimiento que surgió en 2018 por denuncias de acoso sexual en el ámbito universitario. Por eso, desde RedI, junto con senadoras y senadores de diversos partidos, presentaron un proyecto de ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en educación superior. El proyecto ya obtuvo media sanción y este año se discutirá en la Cámara de Diputados. Además, la red publicó el libro “A mí también”, con testimonios anónimos de violencia de género en contextos académicos como: “Mi profesor dijo ‘no se preocupe, las mujeres solo vienen a la universidad a buscar marido’; y “Me ofreció sexo a cambio de posiciones laborales en diferentes instituciones” (puede descargarse acá).

La Red de Investigadoras de Chile se creó en el año 2016 y una de sus iniciativas fue presentar, junto con senadoras y senadores de diversos partidos, un proyecto de ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en educación superior, que ya tiene media sanción.

La Red de Investigadoras de Chile se creó en el año 2016 y una de sus iniciativas fue presentar, junto con senadoras y senadores de diversos partidos, un proyecto de ley para prevenir y sancionar el acoso sexual en educación superior, que ya tiene media sanción.

Bastías señaló que, por ahora, no existe una política de género integral impulsada desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. “Si bien se lanzó una hoja de ruta de lo que sería en el futuro una política de género, por ahora solo son buenas intenciones. Creemos que es importante que haya una política transversal e intersectorial porque, si bien después del mayo feminista de 2018 se generaron protocolos en algunas instituciones, observamos que muchos no se cumplen”, dijo. Otra iniciativa que la RedI apoya fuertemente es que haya paridad de género en el proceso que atraviesa el país trasandino en la discusión por una nueva Constitución Nacional.

Perú: Herederas del silencio

Estefanía Pomajambo es socióloga especializada en género y se desempeña como tutora-coordinadora de Humanidades en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC). Sin embargo, la primera carrera que estudió pero no logró terminar fue Ingeniería Informática. Quizás haya tenido que ver con la primera barrera que, según ella, deben enfrentar las niñas y mujeres para hacer ciencia: la construcción cultural de roles de género. “Cuando somos niñas, nos crían con juguetes rosados y vinculados con tareas de cuidado, mientras que a los niños les dan juguetes constructivos y de ingenio. En Perú, además, tenemos otra dificultad: por nuestra fuerte historia de dominación y racismo estamos muy acostumbradas a quedarnos calladas y no opinar en clase”, cuenta.

A veces, los techos de cristal se convierten en techos de cemento: “En muchas zonas rurales, las niñas ni siquiera llegan a ir al colegio, ya que se considera que es una pérdida de tiempo darle educación a una niña si después va a quedar embarazada. En tanto, quienes sí logramos ir, enfrentamos la barrera de que ya en la pubertad se nos incentiva más a tener pololos (novios) que a estudiar ciencias”, explicó Pomajambo. Para combatir esas barreras, junto con la física María Luisa Cerón y la socióloga Alizon Rodríguez Navia decidieron crear la Red Peruana de Ciencia, Tecnología y Género, que se lanzará oficialmente el próximo 20 de febrero en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

La Red Peruana de Ciencia, Tecnología y Género se lanzará oficialmente el próximo 20 de febrero en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

La Red Peruana de Ciencia, Tecnología y Género se lanzará oficialmente el próximo 20 de febrero en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

La iniciativa surgió a partir de la interacción con otras organizaciones vinculadas a la temática de ciencia y género. Entre ellas, Mujeres Peruanas en Ciencias Matemáticas, +Mujeres en UX, Women in Physics, FemDevs (desarrolladoras de videojuegos) y la Red Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Género (RICTyG). Las investigadoras comenzaron a juntarse a mediados de 2019 y luego abrieron las reuniones a quienes quisieran participar. Los objetivos principales son reducir la desigualdad de género en el sistema científico, contribuir a eliminar los estereotipos de género en el ámbito educativo e impulsar iniciativas legislativas que contribuyan a la paridad en ciencia y tecnología.

Pomajambo destacó que el CONCYTEC, principal organismo peruano de ciencia y tecnología, tiene por segunda vez en su historia una presidenta mujer, la bióloga Fabiola León-Velarde, quien creó el Comité Pro Mujer en CTI para impulsar la participación de más mujeres en las ciencias. Sin embargo, todavía queda trabajo por hacer, no solo en cuestión de género sino en el ámbito científico en general. “Actualmente, solo hay 4000 investigadores registrados en CONCYTEC, que es muy poco para una población de 33 millones de habitantes. De esos, solo el 30,8% son mujeres. También es necesario que los y las científicas se involucren más en la atención de conflictos sociales, como explotación minera y de recursos naturales, precariedad laboral y daño a la Amazonía peruana. Involucrarse en este tipo de cuestiones es algo que le cuesta no solo a los científicos, sino a la población en general”, enfatiza.

Ecuador: El poder de las redes

Cuando empezó a estudiar biología, Claudia Segovia no sintió que tuviese que atravesar obstáculos por ser mujer. Su perspectiva cambió cuando se fue a Estados Unidos para hacer el doctorado,  junto con su marido y sus dos hijos. Habló con otras colegas y descubrieron que compartían ciertas frustraciones. Las tareas de cuidado recaían más en ellas y tenían que luchar contra el estereotipo a la hora de ir a una entrevista laboral. “Ahí empecé a ver los obstáculos que tuve en mi carrera y que había naturalizado. Con mis compañeras creamos el grupo ‘PhD moms’ para apoyarnos y tratar de combatir los micromachismos y la falta de autoestima que eso nos termina generando”, cuenta.

Las científicas Patricia Castillo Briceño y Melani Peláez Jara propusieron crear un colectivo de científicas ecuatorianas a través de un intercambio por Twitter en 2016. Enseguida se sumaron Segovia y Marcela Morales Hidalgo y fundaron la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI). Uno de sus puntos fuertes es la interacción en redes sociales, donde difunden tanto el trabajo de las mujeres en ciencia como datos sobre la desigualdad de género en el área. “Llegamos a unas 100.000 personas al mes y eso nos llevó a darnos cuenta de la capacidad de empoderamiento que tiene formar estas redes”, dijo Segovia.

“En Ecuador todavía no se percibe como un problema la falta de mujeres en ciencia", dice Claudia Segovia, cofundadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI).

“En Ecuador todavía no se percibe como un problema la falta de mujeres en ciencia”, dice Claudia Segovia, cofundadora de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI).

A partir de alianzas fueron realizando diversas iniciativas. Por ejemplo, las dos ediciones del Seminario Internacional “Impacto de las Mujeres en la Ciencia”, impulsado junto a la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) y el Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para América Latina (CIESPAL). Este año, además, Quito será sede del XIII Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Género. Las integrantes de REMCI también elaboraron y presentaron una solicitud a la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT) para que se tome en cuenta la maternidad al momento de evaluar la producción científica de las investigadoras.

Más allá de los avances, Segovia advirtió: “En Ecuador todavía no se percibe como un problema la falta de mujeres en ciencia. De hecho, no se le da suficiente valor al desarrollo de ciencia y tecnología, y eso lleva a que no tengamos un número y nivel adecuado de producción científica en el país. Además, el sistema no tiene la capacidad de absorber a todos los investigadores y termina provocando una fuga de cerebros. Otro punto a trabajar es que la ciencia no siempre está asociada a los problemas de la sociedad. Se necesitan más canales de comunicación de la ciencia y eso es algo que hemos estado trabajando en la red por medio de la divulgación. Los científicos y científicas tenemos que salir de nuestros laboratorios y hablar más con la comunidad”.

Uno de los puntos fuertes de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI) es la interacción en redes sociales, donde difunden tanto el trabajo de las mujeres en ciencia como datos sobre la desigualdad de género en el área.

Uno de los puntos fuertes de la Red Ecuatoriana de Mujeres Científicas (REMCI) es la interacción en redes sociales, donde difunden tanto el trabajo de las mujeres en ciencia como datos sobre la desigualdad de género en el área.

Colombia: Ciencia para la Paz

El 11 de febrero, Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia, amaneció con una buena noticia para Colombia: el Gobierno creó el “Fondo+Mujer+Ciencia” para apoyar económicamente la participación de las mujeres en este ámbito. Esta iniciativa comprende una serie de compromisos, entre ellos, garantizar equidad en el otorgamiento de becas y subsidios para investigación; desarrollar un programa de mentorías para niñas y jóvenes; incorporar el enfoque de género al sistema de evaluación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación; e implementar un protocolo nacional para la actuación frente a casos de acoso sexual en espacios educativos y laborales.

El documento fue presentado este martes por la vicepresidenta Marta Lucía Ramírez, la ministra de Ciencia, Mabel Torres, y las jefas de otras carteras nacionales de un país que ostenta el quinto lugar en el mundo en porcentaje de mujeres en cargos ministeriales (52.9%). Sin embargo, el ámbito científico y académico no está exento de la desigualdad de género: solo hay un 7,7% de rectoras universitarias y, de los 13.000 investigadores registrados, las mujeres representan el 37%.

La Red Colombiana de Mujeres Científicas surgió en 2016 con la misión de estimular y visibilizar la participación de las mujeres en ciencia y tecnología, y promover políticas para garantizar dicha participación.

Ángela Camacho (segunda desde la der.), presidenta de la Red Colombiana de Mujeres Científicas, formó parte de la elaboración y presentación del Fondo +Mujer +Ciencia, el pasado 11 de febrero, junto a otras científicas y funcionarias.

Una participación importante en la elaboración del documento lo tuvo la Red Colombiana de Mujeres Científicas. Se trata de un colectivo formado en 2016 con la misión de estimular y visibilizar la participación de las mujeres en ciencia y tecnología, y promover políticas para garantizar dicha participación. Actualmente tiene 59 integrantes organizados en seis nodos territoriales. “Nos planteamos la necesidad de apoyar el libre desarrollo de la mujer mediante la educación técnica y el apoyo al emprendimiento empresarial femenino, que permitan que la mujer logre independencia económica y de manera progresiva tome un papel más activo en la economía del país”, indica la física Ángela Guzmán, secretaria de la Red, que está presidida por su colega Ángela Camacho.

Guzmán explica que uno de los objetivos de la red era constituirse como órgano consultor del Gobierno en asuntos de género vinculados a la ciencia y la educación. “Parece que lo estamos logrando”, se alegró. La organización tiene miembros de todas las disciplinas y forma parte de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. “Queremos contribuir a la construcción de un país más equitativo en oportunidades y en remuneración para las científicas. También, aportar nuestra experiencia y perspectiva para un desarrollo social sostenible, que creemos es la base para la construcción de una paz duradera”, finalizó.

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2020/02/alerta-que-camina-la-lucha-de-cientificas-en-america-latina-por-nadia-luna/

Autora: Nadia Luna – Periodista

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Brasil: Ciencia en retroceso

Por: Nadia Luna. 

Unos días antes de la segunda vuelta presidencial en Brasil, policías militares entraron a la Universidad del Estado de Pará y amenazaron con meter en prisión a un profesor. El docente había disertado sobre la producción de fake news y consideraron que la clase tenía contenido ideológico. Algo similar sucedió en la Universidad Federal de Campina Grande, donde policías ingresaron a la sede de la Asociación de Docentes para buscar e incautar supuestos panfletos a favor del candidato Fernando Haddad (PT). Desde la asociación explicaron que solo habían realizado un manifiesto en defensa de la democracia. No fueron casos aislados: la presencia policial en universidades se repitió varias veces antes del triunfo electoral del ex militar y candidato del Partido Social Liberal (PSL) Jair Bolsonaro, el pasado 28 de octubre.

Otro sector que está en alerta desde que comenzó la campaña es el de medioambiente. Bolsonaro, quien se manifestó “admirador de Donald Trump” y asumirá la presidencia el primer día del año próximo, anunció la unificación del Ministerio de Medioambiente con el de Agricultura, y designó a la empresaria Tereza Cristina, líder del Frente Parlamentario de la Agricultura, como ministra. Este frente está respaldado por empresas del agronegocio y ha impulsado iniciativas relacionadas con el uso de agrotóxicos y la explotación de los recursos naturales del Amazonas. Esto afectará también a las comunidades indígenas que habitan allí. “Gran parte de los indios son brasileños como nosotros. Ellos quieren tener energía eléctrica, televisión, Internet…”, había dicho Bolsonaro en campaña.

La presencia policial en universidades se repitió varias veces antes del triunfo electoral del ex militar y candidato del Partido Social Liberal (PSL) Jair Bolsonaro, el pasado 28 de octubre.

El sector científico también está en problemas. Además de compartir las preocupaciones de las áreas académica y medioambiental, por ser transversal a éstas y mantener una relación estrecha, viene sufriendo recortes en su presupuesto desde hace varios años. El ajuste comenzó en 2014, cuando Dilma Rouseff todavía estaba en el poder, y se agravaron con su destitución y la asunción de Michel Temer, quien fusionó el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación con el de Comunicaciones. Temer nombró ministro de la cartera híbrida a Gilberto Kassab, ingeniero civil y economista, quien fue denunciado por corrupción junto con otros integrantes del gabinete.

Al realizar un repaso por el presupuesto asignado en los últimos años (ver gráfico), se observa que el último pico fue en 2013, con más de 9.000 millones de reales. Para este año, el presupuesto descendió a 2.783 millones de reales, agravado por el hecho de que desde la fusión de ministerios el presupuesto también abarca áreas como telecomunicaciones y correos. La pregunta inevitable es: ¿la crisis del sistema científico se profundizará con el nuevo presidente? “Bolsonaro habló de disminuir recursos para las universidades e institutos de investigación. Todo indica que, si se sigue este rumbo, la ciencia y la tecnología brasileñas colapsarán muy rápidamente. Sólo quedarían las líneas que sean de interés para empresas de desarrollo tecnológico, sobre todo extranjeras”, le dijo a TSS Alejandra Kandus, doctora en Física y profesora de la Universidad Estadual de Santa Cruz, situada en el estado brasileño de Bahía. Kandus es argentina y vive en Brasil desde hace 17 años.

Evolución del presupuesto asignado a ciencia y tecnología en Brasil

* Valor posterior al agregado de recursos presupuestarios para ese año. A partir de 2016, el presupuesto incluyó también al área de Comunicaciones tras la fusión de ambos ministerios. Fuente: SBPC, 2018.

Kandus dijo que, si bien a simple vista el presupuesto para ciencia y tecnología aumentó un poco para 2019 (es de 3.750 millones de reales), “sigue siendo absolutamente insuficiente considerando la cantidad de nuevos investigadores que se forman, la corrección por inflación y los proyectos que no pudieron ser desarrollados este año porque los fondos no fueron liberados. Tampoco hay garantía de que no haya un ‘contingenciamento’ (retención) de dinero para destinarlo al sector financiero o de seguridad”. La Sociedad Brasileña para el Progreso de las Ciencias (SBPC) también sostuvo en un comunicado que, aunque parezca un aumento, la inversión adicional está destinada a otras áreas por fuera de la ciencia y la tecnología, donde el gasto permanece congelado.

El pasado 7 de noviembre, durante una audiencia pública de la Comisión de Ciencia, Tecnología, Comunicación e Informática de la Cámara de Diputados, integrantes de 40 entidades e instituciones científicas exigieron un aumento de presupuesto para 2019. En particular, insisten en la necesidad de aumentar los recursos para el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq, el órgano equivalente al CONICET argentino), ya que con el presupuesto previsto para el año que viene el programa de formación y capacitación de personal del instituto sufriría un recorte del 28%.

“Un aumento de 300 millones de reales en la asignación para el CNPq es esencial para que la agencia se mantenga con los mismos recursos que en 2018, ya bastante bajos, y no tenga que suspender el pago de becas en septiembre del próximo año”, advirtieron. En diálogo con TSS, el físico brasileño Ennio Candotti, profesor de la Universidad Federal de Espírito Santo y expresidente de la SBPC, señaló: “El área económica del Gobierno es poco sensible a los reclamos de los científicos, ya que no comparte la tesis de que las inversiones en ciencia y tecnología son importantes para promover el desarrollo económico y la competitividad del sistema productivo”.

“El área económica del Gobierno es poco sensible a los reclamos de los científicos, ya que no comparte la tesis de que las inversiones en ciencia y tecnología son importantes”, dijo Candotti.

La comunidad científica también criticó una iniciativa que se está discutiendo en el Congreso llamada “Escuelas sin partido”. La SBPC se pronunció al respecto: “Ese proyecto de ley prevé la censura de profesores y alumnos de educación básica y superior desde el impreciso punto de vista de las convicciones religiosas o morales de los padres. Como tales puntos de vista son múltiples y variables, la educación escolar estará bajo constante amenaza de denuncias y castigos”. Kandus agregó: “Dada la defensa de Bolsonaro de lo que él y su gente llaman ‘desideologización’ de la educación, es esperable que haya muy poco financiamiento para proyectos de investigación en ciencias humanas, que son las que le dan contenido social a la producción tecnológica y de ciencias duras”.

Salir a la calle

Ante el panorama negativo que se avizora, los investigadores brasileños comenzaron a movilizarse a través de protestas, manifiestos y reuniones con legisladores. En vísperas de las elecciones de segunda vuelta, un grupo de científicos se autoconvocó para escribir y difundir un manifiesto titulado“Científicos por la democracia”. “La ciencia, como bien público, precisa de un ambiente democrático para progresar y producir sus beneficios. Los regímenes autoritarios muy frecuentemente utilizan la ciencia para fines contrarios a los intereses de la sociedad”, sostienen. La carta tuvo casi dos mil firmas y la primera correspondía al físico Sergio Rezende, ministro de Ciencia del gobierno de Lula.

Los científicos brasileños también se hicieron tiempo para dedicarle un comunicado al presidente Mauricio Macri, donde lo instan a revertir sus políticas de ajuste para evitar “el posible colapso del sistema de ciencia y tecnología de Argentina, debido a recortes presupuestarios, reducciones de personal y otras restricciones serias, que seguramente tendrá consecuencias muy graves para la cooperación científica entre nuestros países y para el desarrollo científico y tecnológico en América Latina como un todo”.

Protesta de estudiantes en Río de Janeiro contra intentos de censura por parte del Gobierno de Bolsonaro en universidades federales.

Acerca del alcance que tienen las medidas de protesta de científicos en Brasil, Kandus dijo: “la movilización es importante, pero el impacto visual no es tan grande como lo sería en la Argentina porque el centro del Gobierno brasileño está en Brasilia, a por lo menos mil kilómetros de San Pablo, Río de Janeiro o Pernambuco, por nombrar algunos centros de excelencia. La SBPC se está movilizando fuerte mediante reuniones con diputados y senadores, pero hasta el momento no fue recibida por el equipo del futuro presidente”.

Tanto Kandus como Candotti coinciden en que una de las principales consecuencias negativas de la baja inversión en ciencia y tecnología estará en el desarrollo de la industria nacional. “La competitividad necesaria para superar la crisis económica necesita del apoyo de los institutos de investigación y de cuadros técnicos. En Brasil, la economía todavía depende de la exportación de productos agrícolas y de la minería, recursos sin valor agregado”, señaló el físico. Su colega agregó: “Es una gran pena que Temer haya vendido la empresa Embraer a Boeing, que ya está trasladando la producción de aviones Embraer a Estados Unidos, ayudando a generar más desocupación”.

La científica remarcó que, en contextos de crisis económica, debería ser más prioritario invertir en ciencia y tecnología y recordó la frase de Pandit Nehru, primer ministro de India hace varias décadas, quien dijo: “Somos demasiado pobres como para darnos el lujo de no invertir en ciencia y tecnología”. Y  agregó: “El problema de Brasil es su gran desigualdad y la estructura económica que arrastra desde la época de la esclavitud. La economía brasileña en el mundo colonial era la que mas dependía del trabajo esclavo, que es un trabajo extractivista. Esa estructura sigue presente, en menor medida, en la actualidad. Es una decisión política cambiar esa forma de pensar el país”.

“Es esperable que haya muy poco financiamiento para proyectos de investigación en ciencias humanas, que son las que le dan contenido social a la producción tecnológica y de ciencias duras”, dijo Kandus.

Una noticia que podría ser considerada positiva es que, a partir del año que viene la fusión de ministerios realizada por Temer volverá a dividirse en dos, aunque esto no necesariamente garantizará un mayor presupuesto. El nuevo ministro será el ingeniero aeronáutico y astronauta Marcos Pontes, teniente coronel de la Fuerza Aérea Brasileña hasta 1998, cuando fue seleccionado para trabajar en la NASA. “Su perfil indica que no es una persona que conviva con el mundo de la investigación científica, con lo cual hay dudas sobre lo que pueda ser su trabajo como ministro. Muchos opinan que hasta dentro del ámbito militar había opciones mejores. Por ahora es una gran incógnita lo que hará”, opinó Kandus.

Mientras tanto, el futuro ministro ya empezó a revelar algunas pistas para resolver la incógnita. En una conferencia en Manaos, el pasado 31 de octubre, Pontes dijo que “siguiendo el ejemplo del juramento que hizo en la Academia de la Fuerza Aérea, combatirá a los enemigos, tanto externos como internos, con el mismo sacrificio de vida”. Resta ver a quiénes considera Ponte como sus enemigos y cuál será el impacto de la nueva política en la comunidad científica brasileña.

Fuente del artículo: http://www.unsam.edu.ar/tss/brasil-ciencia-en-retroceso/

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