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Innovar en la educación a través de la ciencia ficción

Por Esteban Fredin/Observatorio ITESM

En la literatura hispanoamericana, los laberintos reflexivo-recursivos de Jorge Luis Borges ya anticipaban las complejidades del mundo interconectado en la era de la información. La invención de Morel (1940) de su amigo Adolfo Bioy Casares, preconizó la vacuidad y angustia de los juegos de simulacro y simulación auspiciados por la tecnología décadas antes de que los las -¿les?- Wachowski concibieran The Matrix (1999). Aún así, la ciencia-ficción es un género a menudo obviado por la academia hispanohablante, donde es más aceptable y común hablar de realismo mágico y de lo real maravilloso.

Sin embargo, en la anglosfera, una alianza inusual entre este género y las corporaciones lleva tiempo gestándose… y es que las compañías están cada vez más preocupadas por generar productos y servicios realmente maravillosos que le devuelvan algo de magia a nuestra realidad. Ese es un problema que la ciencia y la tecnología no pueden resolver por sí mismas; necesitan de la ficción.

Ante esta situación, han nacido agencias como SciFutures, las cuales se especializan en dar asesorías para envisionar futuros posibles a toda suerte de empresas e instituciones. La firma antes mencionada tiene una impresionante cartera de clientes que va desde Pepsico, Ford e Intel, hasta la Marina de los EE. UU. y West Point. Sus ‘analistas’ son autores de ciencia ficción con una amplia trayectoria que trabajan desarrollando narrativas para co-crear, junto con sus clientes, prototipos y otros tipos de propiedad intelectual. A su vez, imparten talleres para emplear este tipo destorytelling prospectivo tanto en la resolución de problemas como en la investigación y desarrollo.

Habrá quien permanezca escéptico ante este tipo de propuestas. Nadie conoce el futuro; la ciencia ficción siempre envejece rápido a medida que se convierte en presente. Sin embargo, el valor de este género no está en su poder predictivo, sino en su capacidad para reformular la situación actual. En 1898 durante el primer congreso de urbanismo, los expertos coincidían en que pronto toda gran metrópolis se ahogaría en estiércol de caballo. Ninguno anticipó que el Modelo T y el fordismo esperaban a la vuelta del siglo y, desde luego, nadie imaginó que la forma en que resolveríamos esa crisis sentaría las bases para la siguiente. Muchas veces la solución está en cómo ciframos un problema; o más bien, el problema existe porque –valga la redundancia– hemos cifrado la situación de forma problemática, así que la solución tendría que reimaginarse en nuevos términos.

También habrá quien vea en esta unión entre la ciencia ficción y los mercados un contubernio irónico. Después de todo, 1984 (1949) y Un mundo feliz (1932), dos grandes novelas de la literatura anglosajona del siglo XX, articularon a través de la ciencia ficción una crítica social de su presente. Cada uno de estos relatos, usando el futuro como hipérbole, expone una de las peores facetas de la humanidad: la brutalidad del fascismo represor y la indolencia del consumismo hedonista. Sin duda, hay algo inquietante en el hecho de que el género que George Orwell y Aldous Huxley elevaron al canon literario se ponga ahora al servicio de las instituciones que sus obras buscaban criticar. Sin embargo, Ken Liu, ganador de dos Premios Hugo y uno de los escritores más prominentes dentro de SciFutures ve esta unión desde una perspectiva pragmática. Escribir sobre futuros posibles para compañías le da la posibilidad de moldear e impactar en el desarrollo de las tecnologías que son importantes para él.

Quizá la mejor cara de la ciencia ficción como prospectiva se observa en el campo de la educación. D.school, la escuela de diseño de la Universidad Stanford, ha utilizado la ciencia ficción como prospectiva para reimaginar totalmente la educación universitaria. El resultado es Stanford 2025: un esfuerzo colectivo entre estudiantes, docentes y administradores para proponer un nuevo modelo educativo que responda a los retos actuales de la educación. Sus propuestas se apalancan en la tecnología para llevar una educación flexible, continua y relevante tanto personal como socialmente a su alumnado.

En México, el Tecnológico de Monterrey ha creado el TecPrize: Moonshots for the future. El proyecto se articula en torno a una serie de retos que buscan propuestas innovadoras y basadas en la tecnología para mejorar la educación superior. El primero de estos, el 10X Learning Prize, premiará al corto cinematográfico, novela gráfica y cuento que ofrezcan la visión más inspiradora de la educación superior para 2049.

Encontrar maneras de activar la imaginación es un componente clave para resolver los retos que la humanidad enfrenta hoy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 Si la ciencia y la ficción logran complementarse mutuamente, juntas podrán ser de mayor servicio a la humanidad. Quizá el camino hacia un futuro mejor requiere que los artistas y visionarios pasen de la crítica a la propuesta, de imaginar las distopías a crear utopías. En palabras del filósofo esloveno Zlavoj Žižek: “el futuro será utópico o no habrá”.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/innovar-en-educacion-a-traves-de-la-ciencia-ficcion

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TecPrize: ciencia ficción para evolucionar la educación superior

 

TecPrize surge con la intención moldear la educación superior del futuro a través de la ciencia ficción.

Observatorio ITESMx

¿De niño soñaste que en el futuro podrías volar en un Delorean como Marty McFly? ¿Imaginaste que sería posible utilizar basura como combustible? El director de cine Robert Zemeckis filmó eso a mediados de los años ochenta y pensó que en el 2015 estas locuras serían posibles. La realidad es que aún no volamos en autos, tampoco somos capaces de manipular el tiempo, pero varias compañías ya transformanbasura en fuente de energía. Todavía parece lejano pensar que vamos a pelear batallas interestelares como en “Star Wars” o “Star Trek”, aunque ya no suena tan descabellado como en los años setenta.

Concurso TecPrize

Dejemos de lado los enfrentamientos galácticos e imaginemos el futuro de la educación ¿Cómo interactuará el profesor con el alumno? ¿Serán educadores humanos? ¿Tendremos aulas físicas? ¿Cuáles serán las herramientas de los estudiantes? ¿Qué rol jugará la inteligencia artificial? La cantidad de interrogantes y posibilidades es infinita. TecPrize surge con la intención de resolver esas dudas.TecPrize busca moldear la educación del futuro a través de un concurso dirigido a mentes brillantes. Reta a visionarios a imaginar un mundo con una mejor educación superior en el año 2049. ¿Pero de qué forma?

TecPrize ciencia ficción para imaginas la educación superior

 

20,000 dólares al mejor cortometraje, cuento o cómic

TecPrize lanza su convocatoria para la realización de un cortometraje, cuento y comic que retraten la educación superior en el año 2049. Ciencia ficción sin restricciones ni limitantes. Busca que esa visión se materialice para poder enfrentar los retos del futuro. Este concurso premiará al mejor cortometraje, cuento y cómic con la suma total de 20,000 dólares.

Muchos afirman que la ciencia ficción es más inspiradora de lo que se cree. Kevin Bankston, Director de New America’s Open Technology Institute, recapitula para el sitio Slate las ideas provenientes de la ciencia ficción que se han materializado. En los años 40 el escritor de “2001: Odisea del espacio”, Arthur C. Clarke, imaginó los satélites de telecomunicación. En los setenta el escritor John Brunner predijo los virus informáticos. En los ochenta William Gibson acuñó el término ciberespacio. Star Trek impulsó la creación del teléfono celular y los filmes de Steven Spielberg –quien recurre a futuristas para escribir sus guiones­­– han definido la forma en que se moldean muchas de las interfaces de usuario que hoy utilizamos.

“Somos la gente que hace realidad las fantasías. Tomamos en cuenta a la ciencia ficción y lo que vemos en las películas. Tratamos de crearlo y en ocasiones lo logramos. ”

— Steve Wozniak, cofundador de Apple, en entrevista para The Huffington Post.

Concursa. Imagina el futuro de la educación superior. Utiliza el poder de la ciencia ficción y lleva tu mente al 2049.

Visita el sitio oficial de TecPrize si quieres conocer más acerca de este concurso o visita herox.com para consultar las bases de participación.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/tecprize-ciencia-ficcion-para-evolucionar-la-educaci0n

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La crisis del título universitario

En The Future of the Degree: How Colleges Can Survive the New Credential Economy, Jeffrey J. Selingo, catedrático y experto en educación superior, delinea los mayores retos que los títulos universitarios enfrentan hoy en día en la economía del conocimiento.

Por Esteban Fredin/Observatorio Innovación Educativa ITESM

Tradicionalmente el título universitario ha sido considerado como la culminación de la vida estudiantil y símbolo de preparación profesional. No obstante, un nuevo reporte publicado por The Chronicle of Higher Education cuestiona la utilidad del diploma universitario en un mundo laboral en el que la barrera entre el estudiante y el profesional se difumina ante la constante necesidad de actualización, la amenaza de la automatización, y un mercado laboral con competición internacional.

En The Future of the Degree: How Colleges Can Survive the New Credential Economy, Jeffrey J. Selingo, catedrático y experto en educación superior con más de veinte años de trayectoria, delinea los mayores retos que los títulos universitarios de hoy día enfrentan en la economía del conocimiento. Contextualizado en la historia de la educación superior en los EE.UU., el reporte explora la evolución de los diplomas universitarios y su compleja relación histórica y económica con la necesidad de los empleadores por conseguir talento altamente preparado. La crisis actual de las acreditaciones académicas se debe en gran parte a que su formato actual es el legado de dos siglos de enfatizar el tiempo sentado en clase y la incapacidad de cuantificar y comunicar el aprendizaje tanto dentro como fuera del aula.

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Mucho ha cambiado en ese lapso de tiempo. Sin embargo, planes de estudio y métodos de enseñanza aparte, si la obtención de un título universitario se considera el resultado final de la educación superior, las universidades no han cambiado mucho en décadas, y en ciertos aspectos, en siglos. La obtención de un diploma aún toma mucho tiempo, es excesivamente cara, y ofrece más de lo necesario en términos prácticos.

Desde hace años los economistas han barajado la teoría de que el valor intrínseco de la educación universitaria no está en el número de horas o el esfuerzo que el alumno haya dedicado al estudio, sino en la pieza de papel que obtiene al final del proceso (el denominado sheepskin effect). El título importa como herramienta en el proceso de contratación sólo en la ausencia de otras señales relevantes de empleabilidad como experiencia laboral o el desempeño en un puesto similar. Es por esto que el reporte identifica cuatro razones por las cuales los empleadores valoran los diplomas universitarios en su proceso de selección y cómo estas se están erosionando rápidamente frente al panorama económico actual:

  1. Generalmente se ha considerado al título universitario como una señal de capacidad laboral. Sin embargo, en la medida en que más adultos adquieren un diploma de educación superior su valor como señal de empleabilidad disminuye, y sólo cobra importancia cuando tiene el respaldo de una institución de renombre.
  2. Históricamente el título ha sido un mecanismo de selección para los reclutadores, pero debido al incremento en la población titulada y la facilidad y conveniencia de buscar y aplicar a un puesto por Internet ha disminuido su importancia.
  3. La idea de que la educación superior provee el capital cultural necesario para exceler en un puesto también se ha visto afectada. Cada vez hay más evidencias que revelan que los graduados adolecen de las habilidades blandas necesarias para trabajar hoy en día. Una encuesta de Gallup revela que solo el 11% de los líderes empresariales consideran que los recién graduados cuentan con las habilidades para desempeñarse exitosamente en el trabajo.
  4. La creencia un grado académico mejora la productividad individual a través de la instrucción formal también va en declive. La disparidad entre en las experiencias de estudiantes de una misma institución, o de la misma disciplina en distintas universidades, significa que las reclutadoras cada vez entienden menos ‘qué hay dentro de la caja que están comprando’, por lo que a reputación de la institución juega cada vez un papel mayor ante la incertidumbre.

Debido al deterioro de la utilidad del título en términos de reclutamiento, hoy en día empleadores de todos tamaños y giros buscan señales que van más allá del título universitario tradicional para seleccionar a sus prospectos. Varias empresas han recurrido a minar datos del desempeño de sus propios empleados para descubrir qué variables en el resúmen y currículum vitae del aplicante están estadísticamente correlacionadas con patrones de éxito en el puesto.

Ante esta realidad las universidades deberán innovar si aspiran a mejorar la empleabilidad de sus egresados. En respuesta a estas nuevas técnicas de reclutamiento y búsqueda de talento con analítica de datos, las credenciales académicas del futuro necesitarán cumplir con las siguientes funciones para permanecer relevantes:

  1. Englobar la experiencia de aprendizaje tanto dentro como fuera del aula.
  2. Comunicar una experiencia integrada; debe haber un currículo coherente detrás de cada certificado.
  3. Enforzar estándar común para todas la universidades. Un título que sólo es reconocido en pocas instancias es inútil para cualquier propósito práctico.

Por otro lado, la idea de que la experiencia universitaria es un episodio único en la vida y que marca tan solo el comienzo de una carrera profesional tendrá que desaparecer. La educación a lo largo de la vida se ha convertido en una necesidad económica ya que los trabajos de hoy requieren de aprendizaje continuo tanto en contextos formales como informales. En ese sentido, los diplomas universitarios están dejando de ser un mecanismo de clasificación para convertirse en la representación de las competencias y habilidades de un individuo.

Los adultos necesitarán entrar y salir de un sistema de educación superior que dé fe de todas sus experiencias de aprendizaje con valor en el mercado laboral, sin importar el contexto en el que ocurren. Las siguientes tendencias podrían definir las acreditaciones del futuro:

  1. En vez de registros en papel resguardados por las universidades, las credenciales serán activos electrónicos pertenecientes al estudiante y mantenidos en una red virtual utilizando la tecnología blockchain que hace de las criptodivisas como bitcoin seguras y descentralizadas. El MIT ya ha otorgadosus primeros diplomas con este método.
  2. En adición a los certificados tradicionales, las universidades otorgarán nuevos tipos de micro-credenciales como insignias que reconozcan el aprendizaje continuo.
  3. Más que existir como un solo documento, las credenciales deberán comunicarse a través de portafolios que demuestren los conocimientos de su portador.
  4. El creciente uso de la analitica de datos en las decisiones de contratación podría reducir la importancia del certificado, pero incrementar la relevancia de experiencias de aprendizaje específicas dentro de la universidad.

En conclusión, el reporte The Future of the Degree: How Colleges Can Survive the New Credential Economy plantea que las instituciones de educación superior necesitan reconsiderar qué sirve como evidencia de aprendizaje: el tiempo sentado en un aula, o la maestría de un tema o concepto. Muchas experiencias valiosas de la vida universitaria no contribuyen a la acumulación de créditos en el sistema actual. Además, será necesario repensar el currículo no como un objeto fijo, sino como pedazos más pequeños que proveen evidencia de avances incrementales en competencias bien definidas. Esto se debe en gran medida a que el aprendizaje ahora se adquiere durante toda la vida. Las habilidades para mantenerse a flote en cualquier carrera cambian demasiado rápido como para que la educación superior ocurra solo una vez en la juventud.

Finalmente, en cuanto a su formato, el título dejará de ser un pedazo de papel otorgado en una ceremonia, para convertirse en bits de datos e información en un repositorio electrónico descentralizado. Las autoridades académicas pueden desoír las recomendaciones de Selingo y seguir con sus esquemas tradicionales, pero el costo sería alienar a la educación superior aún más del mundo laboral.

 Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-news/2017/10/30/la-crisis-del-ttulo-universitario
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La pedagogía abierta es clave para mejorar las prácticas docentes

Por Ken Bauer/Observatorio Innovación Educativa
kenbauer@itesm.mx

Como profesor, formo parte de una comunidad de educación abierta y tengo una larga trayectoria aplicando y recomendando el uso de herramientas abiertas para la educación. Me gusta impulsar la apertura de nuestra práctica docente porque brinda beneficios como:  1) reflexionar sobre nuestra propia experiencia, ya que es clave para seguir mejorando; 2) escribir nuestra experiencia en Internet porque de esta manera compartimos y beneficiamos a otros individuos dentro de la comunidad educativa y de otros sectores productivos de la sociedad, y 3) a través de prácticas abiertas nos enlazamos con otras personas que trabajan en áreas similares y esto nos ayuda a crear redes de contacto.

En los cursos que imparto he comprobado el beneficio de motivar a mis estudiantes participando en una comunidad de práctica abierta porque vivimos en una sociedad altamente conectada y es importante adaptarse a ello. La dinámica es que los alumnos pueden revisar el trabajo realizado por sus compañeros, pero también el trabajo realizado de otros estudiantes que tomaron el curso anteriormente, por tanto, los alumnos deben crear su propia presencia en Internet a través de su portafolio digital. De esta manera se propicia la formación de una comunidad de práctica donde se fomenta el aprendizaje colaborativo. Los alumnos pueden explorar el contenido y utilizar todos los materiales en el orden que mejor les convenga. Algunos colegas llaman a esto aprendizaje centrado en el estudiante, pero prefiero el término «aprendizaje dirigido por los estudiantes», ya que es otra manera de describir esta práctica.

Lo anterior funciona de la siguiente manera, los estudiantes publican sus proyectos y tareas en un blog en Internet, en un espacio en el que son los dueños de sus datos y tienen control total para decidir qué hacer con ellos una vez que concluya el curso. Los alumnos tienen su propio blog y lo que hago como profesor es que tengo una instalación de WordPress en mi hosting, donde a través de plugins registro el URL de la dirección de los blogs de cada uno de ellos, de tal manera que cuando haya publicaciones recientes en sus blogs, el sistema se traerá el contenido de los posts y los copiará en mi blog del curso, así cuando los estudiantes vayan a la página del curso podrán ver los posts de todos los compañeros aunque cada quien esté publicando en su propio espacio. A esto se le llama sindicación de contenidos y básicamente esto es la magia detrás de todo el proceso. Esta misma solución se puede utilizar para cursos o para centros de publicación.

“Desde mi punto de vista la retroalimentación es importante, siempre y cuando se otorgue a los alumnos la oportunidad de mejorar.”

Para las publicaciones que realizan los alumnos, utilizamos un sistema de etiquetas sugeridas de búsqueda para que, por ejemplo, quien busque sobre cómo hacer un ciclo en C++ lo encuentre fácilmente. Debido a que tengo 2 grupos de 100 alumnos posteando recurrentemente el número de posts se eleva rápidamente por lo que un control de búsqueda es muy útil. Cada semestre hago un nuevo blog del curso. Lo cual conlleva algunas actividades de mantenimiento.

Con esto busco desarrollar en mis alumnos las competencias transversales decomunicación escrita y comunicación oral, así como también fomentar publicaciones en Internet relacionadas con los contenidos de los cursos que imparto o de talleres en general.

Una estrategia que pongo en práctica en mis cursos es que las actividades no tienen una calendarización, por tanto, la fecha límite para entregar todas las tareas es el último día de clases. Para quienes necesitan psicológicamente una fecha límite (porque de lo contrario no hacen nada), considero que debemos orientarlospara que aprendan a manejar adecuadamente su propia agenda. Algunos profesores pensarían que implementando esta estrategia muchos alumnos dejan todo hasta el último minuto, sin embargo, mi experiencia demuestra que no sucede así, ya que esta forma de trabajo disminuye los niveles de estrés de los estudiantes y la mayoría de ellos realiza las actividades de manera temprana. Desde mi punto de vista la retroalimentación es importante, siempre y cuando se otorgue a los alumnos la oportunidad de mejorar. Por tanto, si un estudiante entrega su tarea y obtiene resultados que no lo satisfacen y quiere mejorar su calificación, yo les doy la posibilidad de hacer el trabajo nuevamente y lo vuelvo a calificar. De esta forma ellos aprenden que está bien equivocarse y que pueden volverlo a intentar.

“Sin duda el tiempo del profesor es finito, pero debemos preguntarnos en qué lo invertiremos y cuál será el costo-beneficio dentro y fuera del salón.”

Sin duda el tiempo del profesor es finito, pero debemos preguntarnos en qué lo invertiremos y cuál será el costo-beneficio dentro y fuera del salón. Es importante utilizar la tecnología cuando nos facilita disponer de tiempo para utilizarlo en otra cosa, ya que no es posible dedicar más tiempo a una actividad sin tener que sacrificar el que corresponde a otra.

Los invito a consultar algunos testimoniales de ex alumnos donde relatan su experiencia de aprendizaje en mis cursos. Finalmente quiero exhortar a la comunidad de profesores para que abran las puertas a los colegas de sus campus para compartir las mejores prácticas. No dudes en ponerte en contacto conmigo para obtener más información sobre este y otros temas a través del correo electrónico, Twitter @ken_bauer o a través de mi blog https://kenbauer.me

Acerca del autor
Ken Bauer es profesor en el departamento de Ciencias Computacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Guadalajara. Sus intereses incluyen la pedagogía abierta, el aprendizaje invertido, el conectivismo y la ingeniería de software. Ken ha hecho presentaciones internacionales sobre estos temas y actualmente es presidente de la junta directiva de la Flipped Learning Network.

Fuente: https://observatorio.itesm.mx/edu-bits-blog/2017/10/16/la-pedagoga-abierta-es-clave-para-mejorar-las-prcticas-docentes

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