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¿De qué sirve enseñar si no hay aprendizaje?

La calidad educativa es tal cuando se evidencia en más y mejores aprendizajes. Venimos advirtiendo un profundo desencuentro entre enseñanza, aprendizaje y evaluación, los que debieran formar un sistema articulado. Aún el interés primordial de la gestión educativa continúa centrándose en qué y cuánto enseñar en el poco tiempo disponible, y no precisamente en cuánto se comprende, asimila y aprende con significado y utilidad para la vida. Aquí reside el corazón e importancia de la pregunta del título.

Esta precariedad mostrada por el estudiantado en las investigaciones realizadas, se aprecia en múltiples ámbitos: gran debilidad en la formación docente y los métodos tradicionales que utilizan; debilidades notables de niños y jóvenes en fluidez y comprensión lectora; ausencia de capacidad de análisis, razonamiento y juicio crítico; pobre verbalización mecánica de conocimientos; bajísimos resultados de bachilleres en las pruebas de ingreso a la universidad, realizadas; resultados deficitarios en lectura, matemáticas y ciencias naturales del alumnado de 3º y 6º grados en las Pruebas Serce y Terce del Laboratorio de Calidad de la Educación (Unesco); graves incorrecciones en lenguaje y escritura; incapacidad de bachilleres para escribir correctamente una carta solicitando trabajo, y otras más.

Es imposible en este artículo plantear todas las causas que se articulan y refuerzan mutuamente, para producir este profundo desencuentro entre lo que se enseña y se aprende. Son de distinto tipo, unas estratégicas, de fondo, otras organizativas y metodológicas.

La concepción que dirige la Educación y el Currículum: preside una concepción efectivista, superficial, simplista, partidaria e ingenua de la educación; el currículum se centra en conocimientos desactualizados y desconectados de la realidad del país; omite el desarrollo práctico de capacidades de pensamiento analítico, lógico y crítico; las disciplinas se presentan separadas entre sí, de espaldas a una realidad interdisciplinaria, induciendo una enseñanza-aprendizaje fracturada y desconectada. Un currículum en competencias que debieran integrar distintos niveles de conocimientos -declarativos, prácticos y axiológicos-, pero que, en la práctica se enseñan como objetivos, separando entre sí estos tres niveles.

Las políticas educativas, entre las que se encuentra “Una mejor Educación”, son intenciones desconocidas por el magisterio, que no se operativizan al nivel metodológico práctico del aula.

La formación docente es eminentemente instrumental, alejada del consenso teórico que aporta una visión reflexivo-crítica sobre la práctica; no se cuenta con un Plan Nacional de Formación Docente; los eventos formativos son circunstanciales, masivos, retóricos, nada prácticos, dominados por un discurso partidario; la formación impartida por escuelas normales y facultades de educación es más teórica que práctica, disciplinatoria, no reflexivo-crítica sobre la práctica, que descuida la creatividad, iniciativa, autonomía e innovación; desvinculada de los contextos complejos nacionales y sin acceso a formación posgraduada gratuita; con enormes brechas de acceso tecnológico para mejorar la enseñanza. Un diagnóstico de la Comisión Nacional del Sistema de Formación Docente del Mined que coordinamos (2008-2009), mostró gran cantidad de capacitaciones recibidas por cada docente, sin incidencia en mejorar la enseñanza.

El Plan de Educación 2018-2022 no responde a un trabajo colectivo del Mined, refleja una realidad educativa poco real, con estrategias de buenas intenciones, sin asidero práctico en la realidad escolar; no focaliza el aprendizaje y sus propuestas se refieren a más de la misma formación y metodología con uso de la tecnología.

Organización y fondo de tiempo escolar: las investigaciones realizadas evidencian  reducción del tiempo escolar normado. El año escolar concluye con numerosas pérdidas de clases, fenómeno ya normalizado. Esto afecta severamente el aprendizaje, sumado a la baja calidad de las sesiones de clase. La mitad del tiempo se invierte en control, organización, orientaciones, disciplinamiento, restando tiempo a lo principal, como presentar y trabajar situaciones de aprendizaje, llenando contenidos programáticos sin atender al aprendizaje. Actúan múltiples distractores: actividades extracurriculares como eventos político-culturales, talleres docentes centrados en llenar contenidos, no en aprendizajes;  actividades de aprendizaje orientadas a la repetición que no desarrollan capacidades, sin comprensión, sentido ni significado; tampoco se enseñan al estudiantado estrategias para aprender. La planificación didáctica es recicladora, formal, no ajustada, descontextualizada, sin ningún control ni asesoría de directores sumidos en otras tareas. Asesores pedagógicos de las delegaciones que incumplen sus funciones por “falta de recursos”. Tal escenario pareciera diseñado para desmotivar al estudiantado.

El siguiente artículo se centrará en Métodos y Estrategias de Enseñanza-Aprendizaje-Evaluación, enfocados al aprendizaje.

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/456518-que-sirve-ensenar-si-no-hay-aprendizaje/

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Algunas razones para concertar una agenda de transformación de la educación.

Tanto los medios de comunicación, como investigaciones y estudios sobre la educación del país coinciden en que es necesario activar procesos que conduzcan a realizar transformaciones relevantes en la educación.

Por: Rafael Lucio Gil.

Tanto los medios de comunicación, como investigaciones y estudios sobre la educación del país coinciden en que es necesario activar procesos que conduzcan a realizar transformaciones relevantes en la educación. Pareciera que el tema se ha constituido en el imaginario colectivo de mayor consenso.

Construir una agenda con ejes concretos de transformación articulados sistémicamente no es tarea fácil, ni de una sola institución o grupo de organismos de sociedad civil. Al respecto, ya la Constitución de la República establece que, la educación, es un proceso único, democrático, creativo y participativo… (Arto. 117); que el Estado promueve la participación de la familia, la comunidad y el pueblo en la educación,  y garantiza el apoyo de los medios de comunicación social a la misma (Arto. 119); por otra parte, también el Arto. 126 afirma que, es deber del Estado promover el rescate, desarrollo y fortalecimiento de la cultura nacional, sustentada en la participación creativa del pueblo.

Por su parte, la Ley General de Educación establece la importancia clave que tiene la participación de la sociedad y sus estamentos, movimientos y organizaciones sociales. En su artículo 3, numeral h), recoge como uno de sus principios, la participación como un deber y un derecho de todos. En su artículo 109, en sus numerales d) y e) plantea, la necesaria participación de la familia y demás instancias en la educación. Así mismo, en los artículos 113 y 114 norma que se requiere, también, la participación de la sociedad, dados sus intereses, objetivos y responsabilidades. Y por último, en el artículo 115 refiere que las organizaciones civiles, instituciones, empresas y sociedad civil en general, tienen el deber y derecho de participar activamente en planificar, gestionar y evaluar la educación.

Queda, en este sentido muy claro que, a diferencia de la situación actual, según la cual no se escuchan las voces de quienes quieren aportar mejoras relevantes a la educación, la Ley claramente establece lo contrario.

Otros argumentos meritorios también apuestan a hacer posible este concurso institucional y social para construir propuestas de transformación educativa. En este sentido, se ha repetido frecuentemente que, la educación, es factor clave y decisivo del desarrollo humano del país. Diversas Cumbres Mundiales de Educación, como las tres últimas de Jontiem (1990),  Dakar (2000) e Incheon (2015), y otros acuerdos mundiales, particularmente el Objetivo 4 de la Cumbre del Desarrollo Sostenible 2030, ha reiterado año con año, la importancia de repensar la educación, superando la brecha que la separa de las demandas nacionales y globales, debiéndolo hacer, con amplia participación de toda la sociedad, escuchando de manera especial, a los sectores que han sido más olvidados.

Todos estos acuerdos dejan claro que, ha de constituirse la educación en el motor que movilice los cambios hacia un Modelo de Desarrollo Humano, centrado en las personas. Estos son motivos suficientes para considerar la educación una tarea de todas las fuerzas vivas del país, de manera que, con este gran esfuerzo de participación masiva, Nicaragua logre concertar un modelo educativo de calidad, empeñado en desarrollar conocimientos, competencias y capacidades de pensamiento lógico y crítico, científicas, sociales, culturales, cívicas y actitudinales, en lucha por la justicia que demanda un Modelo de Desarrollo Humano para superar la pobreza y la desigualdad.

La educación es responsabilidad y tarea de todas las instituciones, familias y ciudadanía en general del país. Si bien es cierto que el Ministerio de Educación es su principal responsable, también lo es que esta no es patrimonio de ninguna institución o partido, sino de toda la población sin distingo alguno. Se trata de una construcción colectiva de toda la sociedad, por cuanto cada individuo se hace persona, en tanto se involucra, tanto en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y espiritual, como en los procesos sociales que le perfeccionan como persona. Es, precisamente, participando plenamente en todos los procesos educativos y sociales que la educación adquiere la legitimidad, pertinencia y relevancia requeridas, en rumbo hacia la calidad.

Por otra parte, es bueno recordar que la educación es un derecho humano natural (Declaración de Derechos Humanos, 1948) de cada persona, y es deber del Estado garantizarlo. En tal sentido, es imperativo que la participación de toda la ciudadanía en su defensa se despliegue explícitamente en la formulación de propuestas y políticas educativas, así como en el monitoreo del cumplimiento del Estado de este deber, recordando y exigiendo su cumplimiento con la efectividad y calidad debidas.

Sobran otros muchos argumentos al respecto. Todos pretendemos entender más y mejor la educación para amarla mucho más y comprometernos con su transformación. Como país, es de vital importancia lograr que el Estado que somos todos, se constituya en un Estado, en estado de Educación.

Nicaragua demanda que con la participación de todos hagamos crecer el compromiso con la educación, si queremos para ella un futuro promisorio. La Propuesta de Agenda de transformación de la Educación, actualmente en proceso de construcción colectiva por parte de buen número de organismos de sociedad civil llama a todas las puertas de instituciones educativas públicas y privadas, empresas, iglesias, universidades, Ministerio de Educación, Inatec, padres y madres de familia, Gobierno en general, jóvenes estudiantes y demás personas de buena voluntad con interés en la educación. Todos cabemos en la lucha por una Educación de calidad. Todo el país merece la oportunidad de contribuir a concertar nuevas maneras de pensar y hacer la Educación.

Fuente: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/446857-algunas-razones-concertar-agenda-transformacion-ed/

Imagen: http://jurjotorres.com/wp-content/uploads/2016/07/Cameron-Cottrill–1024×498.jpg

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Algunas razones para concertar una agenda de transformación de la educación

Por: Rafael Lucio Gil 

Tanto los medios de comunicación, como investigaciones y estudios sobre la educación del país coinciden en que es necesario activar procesos que conduzcan a realizar transformaciones relevantes en la educación. Pareciera que el tema se ha constituido en el imaginario colectivo de mayor consenso.

Construir una agenda con ejes concretos de transformación articulados sistémicamente no es tarea fácil, ni de una sola institución o grupo de organismos de sociedad civil. Al respecto, ya la Constitución de la República establece que, la educación, es un proceso único, democrático, creativo y participativo… (Arto. 117); que el Estado promueve la participación de la familia, la comunidad y el pueblo en la educación,  y garantiza el apoyo de los medios de comunicación social a la misma (Arto. 119); por otra parte, también el Arto. 126 afirma que, es deber del Estado promover el rescate, desarrollo y fortalecimiento de la cultura nacional, sustentada en la participación creativa del pueblo.

Por su parte, la Ley General de Educación establece la importancia clave que tiene la participación de la sociedad y sus estamentos, movimientos y organizaciones sociales. En su artículo 3, numeral h), recoge como uno de sus principios, la participación como un deber y un derecho de todos. En su artículo 109, en sus numerales d) y e) plantea, la necesaria participación de la familia y demás instancias en la educación. Así mismo, en los artículos 113 y 114 norma que se requiere, también, la participación de la sociedad, dados sus intereses, objetivos y responsabilidades. Y por último, en el artículo 115 refiere que las organizaciones civiles, instituciones, empresas y sociedad civil en general, tienen el deber y derecho de participar activamente en planificar, gestionar y evaluar la educación.

Queda, en este sentido muy claro que, a diferencia de la situación actual, según la cual no se escuchan las voces de quienes quieren aportar mejoras relevantes a la educación, la Ley claramente establece lo contrario.

Otros argumentos meritorios también apuestan a hacer posible este concurso institucional y social para construir propuestas de transformación educativa. En este sentido, se ha repetido frecuentemente que, la educación, es factor clave y decisivo del desarrollo humano del país. Diversas Cumbres Mundiales de Educación, como las tres últimas de Jontiem (1990),  Dakar (2000) e Incheon (2015), y otros acuerdos mundiales, particularmente el Objetivo 4 de la Cumbre del Desarrollo Sostenible 2030, ha reiterado año con año, la importancia de repensar la educación, superando la brecha que la separa de las demandas nacionales y globales, debiéndolo hacer, con amplia participación de toda la sociedad, escuchando de manera especial, a los sectores que han sido más olvidados.

Todos estos acuerdos dejan claro que, ha de constituirse la educación en el motor que movilice los cambios hacia un Modelo de Desarrollo Humano, centrado en las personas. Estos son motivos suficientes para considerar la educación una tarea de todas las fuerzas vivas del país, de manera que, con este gran esfuerzo de participación masiva, Nicaragua logre concertar un modelo educativo de calidad, empeñado en desarrollar conocimientos, competencias y capacidades de pensamiento lógico y crítico, científicas, sociales, culturales, cívicas y actitudinales, en lucha por la justicia que demanda un Modelo de Desarrollo Humano para superar la pobreza y la desigualdad.

La educación es responsabilidad y tarea de todas las instituciones, familias y ciudadanía en general del país. Si bien es cierto que el Ministerio de Educación es su principal responsable, también lo es que esta no es patrimonio de ninguna institución o partido, sino de toda la población sin distingo alguno. Se trata de una construcción colectiva de toda la sociedad, por cuanto cada individuo se hace persona, en tanto se involucra, tanto en su desarrollo físico, cognitivo, emocional y espiritual, como en los procesos sociales que le perfeccionan como persona. Es, precisamente, participando plenamente en todos los procesos educativos y sociales que la educación adquiere la legitimidad, pertinencia y relevancia requeridas, en rumbo hacia la calidad.

Por otra parte, es bueno recordar que la educación es un derecho humano natural (Declaración de Derechos Humanos, 1948) de cada persona, y es deber del Estado garantizarlo. En tal sentido, es imperativo que la participación de toda la ciudadanía en su defensa se despliegue explícitamente en la formulación de propuestas y políticas educativas, así como en el monitoreo del cumplimiento del Estado de este deber, recordando y exigiendo su cumplimiento con la efectividad y calidad debidas.

Sobran otros muchos argumentos al respecto. Todos pretendemos entender más y mejor la educación para amarla mucho más y comprometernos con su transformación. Como país, es de vital importancia lograr que el Estado que somos todos, se constituya en un Estado, en estado de Educación.

Nicaragua demanda que con la participación de todos hagamos crecer el compromiso con la educación, si queremos para ella un futuro promisorio. La Propuesta de Agenda de transformación de la Educación, actualmente en proceso de construcción colectiva por parte de buen número de organismos de sociedad civil llama a todas las puertas de instituciones educativas públicas y privadas, empresas, iglesias, universidades, Ministerio de Educación, Inatec, padres y madres de familia, Gobierno en general, jóvenes estudiantes y demás personas de buena voluntad con interés en la educación. Todos cabemos en la lucha por una Educación de calidad. Todo el país merece la oportunidad de contribuir a concertar nuevas maneras de pensar y hacer la Educación.

Fuente artículo: https://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/446857-algunas-razones-concertar-agenda-transformacion-ed/

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El magisterio nacional, ¿Instrumento o actor clave de la educación?

Centro América/ Nicaragua/Julio del 2017/ Rafael Lucio Gil /http://www.elnuevodiario.com.ni

Por: Rafael Lucio Gil

Es frecuente que el tema del magisterio asome en los medios de comunicación, cada día, con mayor interés. Pero también es cierto que, por lo general, se hace recaer injustamente en su desempeño, la causa de todos los males de nuestra educación.

Es indiscutible el grado de responsabilidad que tienen maestros y maestras en la educación, pero también lo es que, buena parte de las responsabilidades de la familia en la educación de sus hijos, pareciera estar siendo trasladada al personal docente, recargando, en gran medida su responsabilidad y trabajo, ante la desresponsabilización familiar.

Esta responsabilidad docente cada día se complica aún más, habida cuenta que la sociedad y la tecnología, presentan nuevas sensibilidades que complejizan su escasa y rezagada preparación, a la vez que demuestran su total desconocimiento de las mismas, para las cuales nadie les ha preparado.

A esta sobrecarga se añade un tema de fondo: El modelo de formación que reciben estos profesionales, responde mucho más a un paradigma instrumental, que a un enfoque reflexivo crítico transformador. Basta analizar los perfiles curriculares de formación docente de las Escuelas Normales y Facultades de Educación en las Universidades, para denotar fácilmente esta perspectiva.

Es obvio que tal enfoque resulta sumamente agradable y cómodo para dirigentes de la educación básica y media, por cuanto orientan al personal docente tareas o comportamientos específicos que deben ser cumplidos. Esta comodidad será aún mayor, en tanto no medie la reflexión, el análisis y valoración de las mismas, ni enfrenten posiciones críticas o propositivas de parte de maestros y maestras. Pero ¿es esto lo que favorece una educación de calidad?, ¿se trata únicamente de que el personal docente sea dócil y capaz de instrumentar, con efectividad, orientaciones y decisiones que otros toman? Por supuesto que no. De alguna manera, tal comportamiento, aunque muy cómodo para las partes, son profundamente perjudiciales para el logro de procesos y resultados educativos de calidad.

Esta perspectiva instrumental tiene su nicho ecológico en el enfoque curricular de la formación que recibe el personal docente, reforzada por un perfil de gestión institucional, que a todos los niveles es profundamente dañino por varias razones.

Cuando un maestro o maestra visualiza la función de su profesión, como el necesario cumplimiento de lineamientos y órdenes, empobrece notablemente su capacidad como persona y  profesional de reflexionar analítica y críticamente sobre su rol docente; imposibilita su acción creativa, anula sus potencialidades para ajustar el proceso de enseñanza aprendizaje a las condiciones y exigencias del contexto y de cada estudiante y, en definitiva, asfixia cualquier posibilidad de innovación; pierde su capacidad de mejorar y retroalimentar las orientaciones recibidas, y acaba por funcionar como simple correa de transmisión. De esta manera, transmuta su rol de profesional por el de un simple funcionario cumplidor de órdenes. Nada más dañino para nuestra educación.

Acaban maestros y maestras siendo “cosificados” por este modelo de actuación, perdiendo la posibilidad de construirse y reconstruirse como personas profesionales reflexivos. Así, quedan inhabilitados para desarrollar su función docente con calidad, reducidos a ser ejecutores de lo que otros piensan y, en consecuencia, transmitiendo a sus estudiantes, de forma velada o explícita, la importancia que tiene que tomen nota de lo que les transmiten (“siéntense, cállense y copien”), para lo que no hay tiempo ni interés de debatir. Esta acción domesticadora, acaba por anular múltiples capacidades que necesitamos reavivar en nuestros maestros y maestras y, en consecuencia, en el estudiantado que culmina con su bachillerato.

Se anula, de esta manera, la posibilidad de desarrollar capacidades en niños, niñas y adolescentes, afianzando roles de perfectos repetidores de mensajes, información y lemas, sin lugar a construir sentidos y significados de su práctica.

Estas condiciones de instrumentalización de la profesión docente, llegan a su punto culminante, cuando, sin previa consulta, se les demanda ser repetidores del pensamiento político único, y acaban funcionando como los mejores replicadores de una educación centrada en instrumentar respuestas y apuestas a un proyecto político específico, sin aceptar que se pueda pensar y optar en diversidad de opciones.

Cuando niños, niñas y adolescentes son instrumentalizados y “programados” por docentes debidamente entrenados en esta tarea, se termina convirtiendo la educación en un ente bancario (Paulo Freire), que atesora información, pero sin lugar a pensar distinto, o tomar otras decisiones u opciones, por estar programados para ello.

Al alimentar, así, a nuestra sociedad, con personas jóvenes sin criterio ni capacidad de argumentar ni decidir, más allá de la única perspectiva en la que han sido entrenados, logramos que la sociedad acaudale méritos suficientes, para ser un país con mucho crecimiento económico, pero sin alma ni espíritu reflexivo, crítico y transformador.

Tal modelo no es sustentable y promete ser, a mediano plazo, “un modelo de desarrollo del subdesarrollo de capacidades”. Este vínculo estrecho entre educación y desarrollo, evidencia la necesidad de que, como país, comprendamos que debemos superar este paradigma instrumental de la formación y práctica del personal docente, y en consecuencia, también de sus educandos.

Fuente:

http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/433014-magisterio-nacional-instrumento-o-actor-clave-educ/

Fuente imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/0wIIec7TmqrYPkfUQILxmBur2AhZtWc4lhVXHAHofUXQyzoMJp8uBL1MDf18Dp7CKTKY=s85

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La participación educativa, fuente de innovación y calidad.

Por: Rafael Lucio Gil.

Una de las diferencias entre la educación tradicional y moderna, reside en la participación social. Las reformas educativas que cuentan, desde su inicio, con consulta y participación de amplios sectores institucionales y sociales, muestran tener éxito en sus resultados.

Cuando, por el contrario, los modelos educativos y sus reformas son impuestos por un sector, la implicación de los actores, en su concreción, es ignorada. En consecuencia, su grado de conocimiento, responsabilidad e implicación serán sumamente pobres.

Las Cumbres, Conferencias y Acuerdos Mundiales en educación, reconocen que los gobiernos son los responsables de dirigir y gestionar la educación, pero también recuerdan que, cuando todos los actores institucionales y sociales se sienten implicados y comprometidos, participando en los procesos y resultados, tanto mayor serán las oportunidades de mejorar su calidad y capacidad innovadoras.

Esta implicación social amplia desarrolla y cuenta con la “inteligencia compartida”, provocando estallidos de demandas, propuestas e iniciativas a quienes, por ley, dirigen la educación nacional. Ello demanda suficiente humildad de la institución para reconocer y superar limitaciones, errores y dificultades, infundiéndole la sabia revitalizadora necesaria y permanente. Supone superar la tentación de la fácil sospecha, la visión de fantasmas políticos y la descalificación. Mientras tales miedos al pensamiento divergente y propositivo persistan, la gran perdedora seguirá siendo nuestra educación y el país en sus esfuerzos de transformación.

En la media que se cercena esta posibilidad y potencialidad de la participación amplia, se genera enquistamiento y endogamia, impidiendo toda posibilidad de vitalizar, actualizar e innovar los procesos educativos, impidiendo procesos auténticos de calidad. Nunca la exclusión de amplios sectores en la educación ha sido ocasión de mejora educativa; la arrogancia educativa, siempre trae consecuencias perniciosas, no solo a la educación, sino al desarrollo del país.

Necesitamos que estos procesos de interacción y participación social e institucional se constituyan en catalizadores y dinamizadores, entre el modelo educativo que queremos, y el modelo de desarrollo que concertemos. En tanto esta relación, ya perdida, no la logremos recuperar, continuaremos empeñados en un modelo de desarrollo que se engaña a sí mismo, mientras la educación continuará en solitario, constituyéndose en el problema, no en la solución.

Esta interacción y participación se hacen indispensables, para que la transformación del modelo de desarrollo tenga solidez, sostenibilidad, afincado en pilares sólidos. Los aportes de las mayorías a la educación y al modelo de desarrollo que pretendamos, se convierte en fuente de responsabilización colectiva, compartida por todos los agentes del país. En esta concertación contrahegemónica legitimadora, más allá de las élites hegemónicas, residirá la fuente del poder transformador del país, desde un rostro humano, justo e inclusivo, con capacidad innovadora invaluable.

Si es importante la implicación de actores externos al ámbito educativo, también lo es la participación libre, responsable y reflexivo-crítica del magisterio nacional. Hasta ahora, este responde a una perspectiva eminentemente instrumental, aplicativa; ha perdido la esencia movilizadora de su actividad pedagógica desde una perspectiva reflexiva, crítica, cuestionadora y transformadora.

Ha quedado convertido en inofensivo, cumplidor de mandatos, sin capacidad de pensar distinto. Solo su participación amplia, documentada y reflexivo-crítica, podrá transformar sus prácticas, movilizando sus imaginarios y representaciones sociales-mentales, y reencantando su vocación propositiva, innovadora. Se convertirá, así, en actor clave y pensante; con capacidad de establecer conexiones fructíferas entre el currículum normado y aséptico y las realidades situadas de los contextos deprimidos en que enseña.

Padres y madres de familia, adormecidos por la droga de la incomunicación y aislamiento educativos, han normalizado una educación con rendijas profundas que derraman al vacío lo más valioso que debieran aportar a una educación de calidad. Esta normalización, sin conciencia de su enfermedad educativa, les impide reflexionar críticamente, y despertar de este somnífero que les aqueja.

Será esta participación activa y beligerante en la escuela, superando los formalismos y adormecimiento actuales, la que podrá remecer el modelo educativo actual. Superar este  acomodamiento y “zona de confort”, aportará a la educación aires nuevos no contaminados, relevando las demandas más elementales de una educación comprometida con la calidad y el desarrollo, surgidas del contacto duro con la realidad de sus comunidades.

Por último, el estudiantado actual navega distraído entre aguas altamente peligrosas: la ausencia diaria de un ambiente educativo motivador, y el manoseo de su conciencia con mandatos de pensamiento impuesto, y destinados a obedecer. En tanto logremos comprender a esta “Generación Z”, centrada solo en las imágenes, incorporando la tecnología con seriedad; enseñando a analizar, pensar, emitir juicios críticos; a despertar de los somníferos que entorpecen desarrollar capacidades y libre pensamiento. Así, su educación desarrollará competencias para la vida, la familia, la comunidad, el país; en fin, su desarrollo humano sostenible.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/423853-participacion-educativa-fuente-innovacion-calidad/

Imagen: http://snte.org.mx/seccion56/assets/nionicargaua.jpg

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El desarrollo del país demanda otra educación

Po: Rafael Lucio Gil

Este tercer artículo cierra una reflexión propositiva sobre el tema. Nos centraremos en varios aspectos que consideramos de primer orden, en la dinámica de la transformación que requiere nuestra educación.

La educación merece ser tratada como un derecho humano de todos para superar un modelo cómplice y gestor de desigualdades. Ello demanda un presupuesto que, progresivamente, se acerque al 7% del PIB. En los últimos años, mientras crece significativamente el PIB del país, paradójicamente, el porcentaje destinado a educación básica y media es recesivo. Exige que el Estado cumpla, no solo con el presupuesto necesario, sino también con los indicadores que se desprenden de las 4A planteadas por Naciones Unidas: Asequibilidad, Accesibilidad, Aceptabilidad y Adaptabilidad.

Este derecho conlleva incorporar nuevas sensibilidades que emanan de la evolución de la problemática social y cultural. Se debe expresar en la inclusión en la escuela, sin distingo alguno de niños y niñas, priorizando sectores históricamente olvidados. Este derecho también incluye nuevos conocimientos o sensibilidades educativas, tales como: medioambiente, cambio climático, emprendimiento, violencia escolar, nueva masculinidad, etc.

Esta dinámica cambiante pide que la interculturalidad penetre en la escuela, como nicho desde el cual se logre gestar una cultura de respeto, intercambio y enriquecimiento entre la riqueza cultural que preside la multicultural del país. Ello debe contribuir a transformar la cultura hegemónica que impone una educación desde la perspectiva dominante, en una cultura capaz de dialogar comprendiendo la cultura popular; con un currículum dialogal y respetuoso hacia las demás culturas, logrando que los códigos lingüísticos culturales dominantes sean capaces de dialogar comprendiendo los códigos lingüísticos de las mayorías pobres en la escuela pública.

Esta nueva educación ha de superar la visión de la comunidad educativa para transformarse en  comunidades de aprendizaje. La primera encierra a la escuela en sus muros con sus actores tradicionales, mientras la segunda vence los muros invisibles proyectándose a la comunidad con múltiples facetas educativas y programas de educación no formal e informal, e incorporando al centro educativo a múltiples actores intergeneracionales, capaces de proyectar sus saberes empíricos y culturales en la escuela formal.

Dentro de este derecho, el país tiene con la educación rural una deuda histórica no superada hasta hoy. Sus particularidades demandan otro currículum, diferentes modalidades organizativas de acuerdo a sus contextos estacionales productivos. Sus enormes desigualdades sociales y educativas vergonzosas con respecto al ámbito urbano, junto con todos sus indicadores educativos, merecen ser superados.

La calidad de la educación y la formación docente desde este derecho, deben ir abrazados. Pretender la primera sin la segunda, será en vano. Varios son los desafíos al respecto: concertar el modelo de calidad con indicadores claros, ubicar en primera fila al docente con calidad de vida y reconocimiento salarial y social apropiado a su profesión; un Plan Nacional de Formación Docente que incorpore una perspectiva epistemológica centrada en la reflexión crítica y la innovación. Tanto las Escuelas Normales como las Facultades de Educación están llamadas a replantearse drásticamente el modelo de formación docente actual. Los textos escolares nacionales representan un buen avance, pero requieren mejorar su calidad científica y didáctica, y eliminar cualquier vestigio político partidario.

Este derecho se interrumpe drásticamente, cuando la niñez no logra desplegar capacidades lectoras y de escritura con fluidez y comprensión. Transformar esta realidad, demanda nutrir los centros con bibliotecas pertinentes y actualizadas, superar el adultismo adaptando las lecturas a los intereses y niveles de la niñez, desarrollando una vocación lectora que irrumpa en la vida nacional.

Este derecho encuentra en la tecnología para todas las escuelas, el mejor socio para potenciar la enseñanza y aprendizaje. Superar sus brechas, abrirá nuevas rutas al cumplimiento de este derecho. También la educación técnica, sumamente reducida en comparación con las necesidades del desarrollo, debería ser la mejor aliada del desarrollo empresarial y las Mipymes, en particular. Tal transformación merece irrumpir en los medios de comunicación, para cambiar la cultura familiar negativa, al respecto, motivando a muchos jóvenes a llamar a las puertas de esta modalidad educativa.

El autor es director del Ideuca, y miembro de la Academia de Ciencias de Nicaragua, ACN

Fuente noticia: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/420006-desarrollo-pais-demanda-otra-educacion/

Fuente imagen: http://www.lavozdelsandinismo.com/wp-estaticos/2014/03/02/mst50ke6.jpg

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Cambios e innovaciones claves en la Educación Técnica y Formación Profesional

Por: Rafael Lucio Gil

Cunde cada día más el convencimiento, de que la Educación Técnica y Formación Profesional (ETFP) es clave para construir el futuro de desarrollo humano del país. Desarrollo centrado en las personas, que no sacrifique sus derechos.

El Programa “Aprendo y Emprendo” financiado por Usaid, a través de la creación de su Red Nacional para la Educación Técnica y la Formación Profesional (ETFP), Renet, viene aportando a la modificación de la cultura nacional instalada que no valora esta prioridad.
Numerosas Conferencias Mundiales de la UNESCO han proclamado la importancia de la ETFP.

Ya en 1989, la 12va Conferencia confirmaba el énfasis y relevancia de la misma para el desarrollo social. La V Confitea, realizada en Hamburgo en 1997 y la VI Confitea realizada en el 2009, confirmaban su importancia, la necesidad de prestigiarla, superar la separación entre teoría y práctica, y vincularla estrechamente al trabajo.

Esta modalidad de educación-formación, en el marco de la globalización,  requiere realizar cambios relevantes, para responder a los grandes avances del mundo moderno, de las empresas, de los entornos laborales, de la tecnología, de la economía y de la sociedad misma.

Algunas de los principales atributos de la ETFP que requiere Nicaragua, con base en acuerdos mundiales y demandas del contexto, son los siguientes: Se trata de una educación y formación que debe ser cada vez más flexible, abierta y centrada en las necesidades del estudiantado; enfocada en desarrollar conocimientos, capacidades, habilidades y valores; orientada al mundo laboral y a la vida, Que sea fuente de provecho para cada persona, la sociedad y la economía del país. Una formación dirigida a desarrollar en la persona capacidad para gestionar conocimientos y aprendizajes por su cuenta; fortalecer dinámicas articuladas entre entidades públicas, privadas, empresas, comunidades y organismos no gubernamentales; con énfasis en una base cultural firme, formación inicial sólida, y que prepare para aprender a aprender y  a emprender. Una formación que proporcione información, desarrolle conocimientos, competencias, capacidades empresariales y, que ante todo,  forme la personalidad y en valores.

En las últimas décadas, los enfoques de la ETFP han evolucionado significativamente. En América Latina se perciben varias tendencias. Su razón fundamental son las nuevas demandas planteadas a la ETFP. Por ello, desde el nuevo referencial que preside estos profundos cambios, se habla más de una educación  para todos y continua, más que una educación en etapas; y ello, como condición indispensable para que la ETFP tenga fruto. Este nuevo direccionamiento está ocasionando la desadaptación de la ETFP tradicional del país con respecto a las dinámicas laborales aceleradas. Por ello, se reclama la convergencia sistemática y dinámica entre la demanda laboral y la ETFP. A esta dinámica rápida contribuyen, el desarrollo y la innovación tecnológica, lo que está provocando una auténtica revolución en la organización  laboral y la gestión del talento humano, derivando nuevos perfiles de ETFP.

Otra tendencia relevante es la “humanización” de la ETFP, con su énfasis antropológico centrado en la persona, con perspectiva incluyente, y una educación capaz de transitar de la escuela al trabajo, con una formación más centrada en el trabajo. Ello desafía los currículos, la pedagogía y didácticas específicas de enseñanza, con un rol docente muy diferente al actual. Se trata de lograr un desarrollo permanente de capacidades de la persona en procesos continuos. Un aditivo estratégico e innovador es la demanda de una formación con amplia base cultural, aptitudes básicas y capacidades cognitivas personales y sociales. Un currículo que demanda profundos cambios en los contenidos y prácticas, con una pedagogía y didácticas específicas capaces de movilizar las capacidades para sumir la formación. Incorporando nuevas tecnologías de enseñanza, para lo cual el país merece superar la amplia brecha digital existente.

Ello reclama una nueva institucionalidad y Proyectos Pedagógicos Institucionales, con  sostenidas y efectiva articulación con la empresa, Gobierno, comunidades, academia y organismos de la sociedad civil. Y todo ello, asistido por cambios profundos en la administración burocrática, nuevas leyes de apoyo, un presupuesto nacional que posibilite la ETFP como derecho, una gestión innovadora y pasarelas que posibiliten transitar hacia la educación superior.

Debe ocupar lugar central la incorporación de los sectores tradicionalmente excluidos y empobrecidos, y la perspectiva de equidad de género. Esto no será posible, sin una concertación educativa nacional inclusiva, y un consorcio con medios de comunicación para transformar la cultura de desvalorización de la ETFP existente en la sociedad.

Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/412703-cambios-e-innovaciones-claves-educacion-tecnica-fo/

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