Crisis y retroceso de la educación en Guatemala

Guatemala / 2 de septiembre de 2018 / Autor: Beatriz Villarreal / Fuente: El Siglo

#NuevaSociedad

Jacques Delors en el libro “La educación encierra un tesoro” publicado en español  en 1998, hace diez años, -2018- formuló un discurso educativo novedoso y profundo necesario para el siglo XXI dirigido a los países miembros de la UNESCO. Desde entonces está siendo  integrado y retomado por muchos países en sus proyectos de renovación educativa durante este siglo. Son casi 200 países. Guatemala es uno de ellos, ha asistido a las dos  Conferencias Mundiales por la Educación (1998 y 2009) y a los  eventos que realiza. El actual Ministro de Educación de Guatemala participó en la última. Los representantes son  las voces de las comunidades nacionales que proponen y ejecutan proyectos para renovar, ampliar y transformar  la educación, desde la perspectiva de las competencias y de la democracia. Este proceso de fortalecimiento de la democracia incluye las perspectivas de las Humanidades y las Ciencias Sociales. Uno de los temas centrales de estas disciplinas es el concepto de ciudadano definido como el sujeto pensante y actuante de los procesos sociales democratizadores; y otro es el de la interdisciplinariedad que procura la relación de diferentes Ciencias Sociales y Humanas para abordar la complejidad y el protagonismo de las personas y de sus vidas cotidianas. Para esta perspectiva un fin es tener conocimientos para abordar la problemática social de los países menos avanzados como Guatemala, dadas las dimensiones que expresa hoy en analfabetismo, pobreza y desnutrición. Esto hace que la educación requiera ser enfocada dentro de la globalidad como la característica esencial del mundo actual por el potencial que muestra para formar personas capaces de dar respuestas a las diferentes problemáticas sociales y a la renovación productiva y  material.

La educación como parte de las Humanidades requiere de conocimientos provenientes de la  de la Ética que es la rama de la filosofía dedicada a cuestiones morales, con la enseñanza y el aprendizaje de valores entendidos como cualidades, creencias y convicciones. O principios que son las leyes o reglas morales (morada y, costumbres) para la formación de personas buenas, educadas y democráticas. En este siglo XXI el sistema educativo busca formar ciudadanos que hagan posible la permanencia de la igualdad social y  educativa como la forma para alcanzar, fortalecer, facilitar y concientizar en los valores políticos y democráticos en una sociedad de ciudadanos libres e iguales. Lo que está ocurriendo en Guatemala es todo lo contrario. Estamos ante uno de los puntos más bajos del respeto a la democracia. La educación ha caído a un segundo plano igual que los partidos democráticos. De nuevo la vieja política y la corrupción van en alzada. En educación el retroceso es aún mayor, sin teorías educativas de ningún tipo y con grandes ausencias en cuanto al aprendizaje. El MINEDUC ha recurrido al PADEP (Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente) para dar una formación general  o un barniz con teorías filosóficas sociales críticas y formativas, pero no en educación ni en pedagogía. Se ha recurrido a impartir cursos sobre Ciencias Sociales con el fin de desarrollar teorías  sobre el proceso de modernidad pero sin la teoría de los Derechos  Humanos y de la Igualdad de Género. De la historia no abordan las profundas raíces culturales y la diversidad lingüística y cultural de Guatemala.

Durante los últimos cuarenta años la UNESCO con sus planteamientos y los  de Delors  tomaron fuerza en una serie de países que siempre habían demostrado como la educación era y es la salida para la consolidación de países más libres, ricos e iguales. Pero  en este periodo,  se les concibió, sobre todo, como una vía para poder resolver los problemas de empleo y de formación de la población escolar dentro del mundo globalizado ante la profundidad de los cambios en la organización económica y ante las nuevas demandas del mercado laboral. Sus resultados fueron seguidos por otros países que buscaban renovaciones educativas que les permitieran obtener sus objetivos, lo que permitió que rápidamente obtuvieran los cambios necesarios.

En muchos casos, años después las novedades  ya son parte de la institucionalidad y de la fortaleza de las políticas educativas nacionales.  Muestran buenos resultados producto de la incorporación de programas locales y regionales para desarrollar y evaluar los aprendizajes obtenidos. Contrariamente en Guatemala, al ser un país donde la educación históricamente,  sobre todo en los últimos 20 años, no ha tenido el reconocimiento ni la importancia requerida para su modernización y reproducción socioeconómica. Las novedades educativas llegan muy tarde o son aplicadas décadas después. Estos fenómenos pasan de lejos, como una película, que hace imposible captar el mensaje y obtener los resultados esperados como en los países que si han realizado los cambios necesarios.

En Guatemala lo que es destacable son los retrocesos en cobertura y calidad. Para el 2018 más de un millón de escolares de primaria abandonaron las aulas según lo expresó el diputado que coordina la Comisión de Educación del Congreso de la República  señor Ovidio Monzón recientemente. La calidad educativa no ha mejorado, la alimentación no llega a los centros educativos y la desnutrición no disminuye. Ya la mejoría de la infraestructura ha dejado de ser un tema. La actual administración es la más débil de los últimos cuatro ministros de educación, los programas para el mejoramiento de los docentes como el PADEP que es dirigido por el MINEDUC y la USAC no da los resultados esperados en lo referente a mejorar la formación docente ni en  cobertura y la calidad. No se hace referencia para la formación de los maestros  el desarrollo de competencias para la lecto-escritura y el razonamiento lógico matemático. Lo que hace necesario hacer un replanteamiento al respecto. El PADEP da una formación muy general sobre teorías sociales referidas más al contexto político que al proceso de educación. En lo que respecta a las competencias ciudadanas, el trabajo de los docentes es escaso, no están preparados para ello,  no se observa el fortalecimiento de una conciencia democrática de los estudiantes ni de los docentes, ni se discute su importancia, contenidos, ni posibilidades para actualizar el sistema educativo, profundizando cada vez más sus rezagos. Su impacto es cada vez más negativo, se ha convertido en parte del problema, no en la solución.

La educación en las sociedades democráticas fortalece el conocimiento para la formación de buenos ciudadanos y las tendencias igualitarias y democráticas. Es una gran oportunidad que se ha dejado ir, se ha perdido el tiempo y el dinero público destinado a este fin. Los perdedores son todos. Se ha abandonado una gran oportunidad que de haberse hecho  el que ganaría es todo el país, al generar mayores cantidades de personas formadas, útiles para el desempeño de competencias cognitivas básicas para mejorar la calidad educativa, la institucionalidad y el reconocimiento de lo educativo como un aspecto central para el desarrollo social. Procesos vistos o tomados más como novedades que están siendo incorporados por las escuelas privadas al ser escasamente tomados en cuenta por la dirección educativa y por algunos educadores a nivel individual, en su labor docente. Pareciera que son los colegios privados los que utilizan estos contenidos como propaganda y como una forma de atraer la población urbana escolar de medianos recursos. Lo que quiere decir es que a los ciudadanos los están formando los colegios privados en este país, no el sistema público de enseñanza que es a quién corresponde. Es una contradicción más que pone en cuestión la solidez institucional de este país.

Esta problemática situación demuestra las dificultades para buscar salidas adecuadas y de hecho cada cierto tiempo provoca mala prensa con críticas que hacen algunos grupos. Muchas veces los análisis  son retomados por profesionales poco conocedores de estos temas y de las perspectivas que ofrecen a las sociedades estas alternativas reales, ante las dimensiones de sus déficits y de las  carencias educativas. Se demandan cambios profundos y de fondo, no instrumentales. Es responsabilidad del gobierno (Presidente y sus ministros), debe ser la principal política de Estado,  de sus funcionarios y sobre todo del Ministerio de Educación.

Los planteamientos sobre la educación, formación, conocimiento y aprendizaje se tienen que tomar en cuenta a nivel interno, no esperar que sean los organismos internacionales los que los hagan. Y este es el mayor defecto y debilidad de este país, su escasa vocación democrática y educativa dominada por viejas y corruptas estructuras de poder. Es la mayor deuda que tienen sus dirigentes con los sectores más excluidos que son la mayoría y que son los que tienen que tomarse en cuenta, pues de lo contrario, nada se podrá resolver si no se toma en cuenta a las grandes mayorías. La institución educativa de este país tiene que voltear sus ojos a las novedades y resultados educativos a nivel global, pues sus contenidos y los resultados que estos generan son de gran actualidad y potencialidad, especialmente en aspectos tan específicos como es en lo referente a las propuestas educativas para el siglo XXI pues está demostrando con creces ser el contexto teórico-práctico para estos cambios.

Fuente del Artículo:

Crisis y retroceso de la educación en Guatemala.

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https://www.deguate.com/artman/publish/educacion/los-problemas-de-la-educacion-en-Guatemala.shtml

ove/mahv

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La reforma educativa chilena

Chile / 24 de junio de 2018 / Autor: Beatriz Villarreal / Fuente: El Siglo

Fernando Reimers y Connie Chung investigadores de la Universidad de Harvard y  editores del libro “Enseñanza y Aprendizaje en el siglo XXI” publicado por el Fondo de Cultura Económica en México en el año 2016 incluyeron a Chile como uno de los cinco países seleccionados en la investigación sobre los cambios y procesos educativos a nivel mundial como un país de desarrollo alto y como ejemplo por las particularidades del proceso seguido y  por los resultados obtenidos.

En Chile la reforma educativa se inició en los años noventa del siglo pasado en un contexto histórico donde la empresa privada había estado siempre orientada al mercado, el sector privado tenía y tiene gran importancia. La educación siempre ha estado dividida en privada y pública, aunque la privada sigue siendo la mayoritaria. Con la democracia la educación fue una de las áreas más sacudidas por el movimiento estudiantil para fortalecer la educación pública y la ciudadanía y revertir su tendencia histórica. Lo descentralizado del sistema educativo de este país  se convirtió en un límite para la realización de las directrices del Ministerio de Educación y la preponderancia que continuo teniendo el sector privado educativo. En Chile este proceso de reforma estuvo influenciado por  (ECLAC) la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y por la UNESCO (Organización de Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura) con la introducción de la teoría de las competencias del siglo XXI.

La conceptualización de la reforma chilena se hizo basada en Informe titulado “Industrialización en América Latina”, donde además de tener acceso al conocimiento y a las habilidades requeridas para participar en la vida pública  así como coadyuvar al desarrollo de la productividad en la sociedad moderna, en educación se requería de formar para una ciudadanía capaz de reflexionar por sí misma, reflexionar sus demandas, integrarse como un cuerpo unitario, responder a un ambiente en perpetuo cambio y resolver problemas complejos. Este fue el corazón de la reforma educativa chilena.

Como segundo aspecto se incluyeron avances sobre la sociedad del conocimiento y la creciente relevancia de las tecnologías de la educación y la comunicación; y ante las demandas del sector privado le incorporan referencias bibliográficas sobre nuevas formas de administración de  negocios y sobre la reestructuración del Estado volcando la balanza hacia la economía, hacia el sector privado y la industria. Sus proponentes trataron de hacer un proyecto con una orientación de diseño para la vida, con una aproximación más práctica hacia la teoría del conocimiento. Su objetivo era educar a los estudiantes para producir conocimiento, no para reproducirlo exacta o mecánicamente. Utilizaron también como punto de referencia los trabajos de  Reich (1991) Murnane y Levy  (1996) de la Comisión Europea (1996) y la OCDE (Organización de cooperación y desarrollo económico) (1994), entre otros.

Lo nuevo consistió en tomar en cuenta la perspectiva de las competencias del siglo XXI en el currículo chileno (21CC). Se utiliza el concepto del aprendizaje definido como el desarrollo de habilidades y actitudes, no como transferencia de conocimiento. El cambio curricular hace énfasis en competencias cognitivas como por ejemplo capacidad para usar el conocimiento, para resolver problemas, para llegar a tener un uso adecuado de procedimientos, para obtener y organizar información relevante y tomar decisiones adecuadas. En  competencias interpersonales: adquirir métodos de trabajo, poder responder a situaciones cambiantes, y en competencias intrapersonales: desarrollar habilidades colaborativas y mostrar actitudes básicas de cooperación, tolerancia y respecto, de acuerdo con el sociólogo chileno J.J. Brunner, 1995.

Tomando en cuenta las teorías educativas de las competencias y el aprendizaje consideran que en el desarrollo de habilidades y actitudes, el conocimiento se define como información,  conceptualización y entendimiento. La información es puesta en relación o contextualizada para integrar marcos explicativos o interpretativos más grandes  y servir de base al discernimiento y al juicio. Superando así la centralidad del contenido y el aprendizaje de memoria y el academicismo. Permitiendo una capacidad analítica y un pensamiento crítico. El Ministerio de Educación proponía desarrollar capacidades de abstracción y generación de conocimientos, pensamiento sistemático y la experimentación como la que hace posible aprender a aprender. Comunicación, trabajo colaborativo, resolución de problemas, manejo de la incertidumbre y adaptación al cambio, todas vinculadas a las competencias del siglo XXI en el currículo chileno (21CC).

En cuanto a los cambios específicos también fueron hechos en la dirección que proponen los modelos de competencias del siglo XXI en lo referente al lenguaje y a la comunicación incorporaron a las ciencias sociales y crearon un subsector de aprendizaje de medio ambiente y sociedad, y un curso de educación tecnológica desde el primero hasta el décimo grado. La adquisición de una lengua extranjera (inglés) es obligatoria a partir del quinto grado. Estos cambios fueron centrales para aumentar la calidad educativa del país.

Como conclusiones se tiene que el currículo chileno tuvo buenos resultados esperados que hicieron mejorar la calidad educativa nacional con la incorporación de componentes relevantes de las 21CC sobre el aprendizaje. La limitación como se señaló al principio está en el desbalance que provoca el sector privado al seguir favoreciendo las habilidades cognitivas y debilitando a las intrapersonales e interpersonales. Esto no permite observar claramente cómo la introducción de las competencias del siglo XXI a las experiencias educativas cotidianas en los estudiantes ha sido exitosa. Sobre las competencias tecnológicas tampoco está claro que su uso sea positivo para impartir habilidades útiles o para favorecer la integración a una sociedad de la información. Y además los estudiantes no mejoraron sus competencias de ciudadanía pues la preocupación por reformar y priorizar la educación ciudadana fue muy escasa y tardía. Solo un pequeño porcentaje alcanza un alto desempeño en lectura, matemáticas y ciencias.

Los factores que explican la falta de efectividad de la reforma educativa para introducir las 21CC que no fueron efectivos en un cien por ciento pues los medios a través de los cuales se informó acerca de la reforma los maestros no dieron los resultaos esperados.  Esto puso a los maestros en aprietos a la hora de incorporar los nuevos conceptos a las actividades cotidianas de la enseñanza. El ambiente institucional y las ideas asociadas con las 21CC se volvieron irrelevantes para la política educativa ante el poco avance de los estudiantes. Se asumió de nuevo la tradicional prueba del examen como la forma de medición, evaluación y la rendición de cuentas para asegurar la calidad ante las presiones del sector privado. Por lo que las competencias del siglo XXI que en su mayoría  no eran evaluables se descuidaron inevitablemente.  Todo lo cual hace incierto el cambio educativo en Chile si pretenden realizar los procesos necesarios para hacer de la educación un proyecto nacional de desarrollo económico, educativo y sobre todo ciudadano como lo propone la teoría educativa de las competencias. La reforma educativa  debe ser reformulada y diseñado de acuerdo con los objetivos de las competencias educativas si quiere lograr las metas de la educación democrática y de calidad.

Fuente del Artículo:

La reforma educativa chilena

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http://www.miningpress.com/nota/272581/aprobacion-de-emblematica-reforma-educacional-en-manos-de-senadores-dc

ove/mahv

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