Argentina: Los puntos destacados de la reforma pedagógica que comenzará el próximo año

Argentina / 3 de septiembre de 2017 / Autor: Josefina Hagelstrom / Fuente: Perfil

«Secundaria del Futuro”. Así define el gobierno porteño el proyecto que busca reformar la enseñanza secundaria en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, y que se pondrá en marcha el año que viene.

“Secundaria del Futuro”. Así define el gobierno porteño el proyecto que busca reformar la enseñanza secundaria en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, y que se pondrá en marcha el año que viene.

Con una prueba piloto que se realizará primero en 17 colegios, el Ministerio de Educación porteño diseñó un plan que si bien no modifica la currícula, sí plantea un esquema de cambios donde, entre otros significativos, en el último año los alumnos tendrán prácticas profesionales y podrán adelantar dos materias del CBC o de alguna formación terciaria.

Así, entre las principales modificaciones que se harán a la secundaria tal como se la conoce se destaca que su organización estará dividida en tres ciclos, los dos primeros de dos años cada uno, que serán un ciclo básico y orientativo, y un tercero en el que se buscará una formación más integradora y formativa con lo que pasará más allá de la escuela.

Por eso, las prácticas profesionales formarán parte del 50% del contenido de ese año para que los estudiantes logren “aplicar los aprendizajes en empresas y organizaciones según los talentos e intereses de cada uno”, tal como se explicó. Ese año también se buscará trabajar en el aula con las habilidades y los proyectos propios de los alumnos.

Para eso, el rol de los docentes también cambia, ya que se apuntará a un trabajo más colaborativo en clase, y que tengan un rol de guía y menos exposición. También habrá tutores y mayor uso de la tecnología. En ese contexto, sólo el 30% de la clase será para introducir los contenidos, mientras que el 70% restante apuntará al “trabajo autónomo y colaborativo”.

Siguiendo el esquema del modelo educativo finlandés, los contenidos de las materias pasarán a estar organizados en áreas de conocimiento: en lugar de ser asignaturas sueltas, se organizarán e integrarán. En este caso, una estará vinculada a Ciencias Sociales y Humanidades; otra, a Ciencia y Tecnología, y otra, a Comunicación y Expresión.

A la hora de evaluar, desaparecen las notas numéricas y se reemplazan por un sistema de créditos que los estudiantes irán acumulando acorde a su rendimiento y sus logros académicos. Habrá un mínimo de créditos para aprobar por cada área de conocimiento. También se elimina la repitencia, ya que quienes no logren reunir los créditos necesarios al finalizar el año tendrán clases de apoyo del área en la que hayan presentado las dificultades.

La reforma comenzará el año que viene en 17 escuelas de la Ciudad y alcanzará a casi 2.500 chicos. Luego se sumarán las demás, gradualmente. Una vez conocida la propuesta, se manifestaron voces a favor y en contra. Incluso hubo tomas en algunas escuelas para manifestar su rechazo.

Fuente de la Noticia:

http://www.perfil.com/sociedad/los-puntos-destacados-de-la-reforma-pedagogica-que-comenzara-el-proximo-ano.phtml

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Consecuencias y recompensas: consigue que las normas de clase se cumplan

16 de noviembre de 2016 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Por: David Soria

Ya hemos hablado de la importancia de establecer normas de clase desde el principio de curso y de cómo formularlas de forma positiva. También hemos visto qué número de normas es el adecuado o incluso qué tipo de normas se adaptan a nuestra forma de enseñar.

Creo que hay un consenso en la necesidad de normas de convivencia, si bien la forma de redactar estas normas varía bastante de unas clases a otras. Ahora bien, ¿qué pasa si las normas no se cumplen? Y si se cumplen, ¿cuáles son las consecuencias? De esto precisamente hablamos hoy.

Algún lector pensará que si las normas se cumplen no tiene que pasar nada, pues es “lo normal”. Yo no estoy de acuerdo. Creo que hay que reforzar positivamente a aquellos alumnos que cumplen las normas. Es más, hay que reforzar positivamente a aquellos alumnos que tienen verdaderos problemas para seguir las normas.

Lo que a nosotros nos puede parecer “lo normal” (por ejemplo, “no interrumpir al otro cuando habla”) puede no ser la norma establecida en su hogar. Además, está comprobado que aquellos comportamientos que se refuerzan, se repiten. “Echar la bronca”, sin más, refuerza ese comportamiento, pues muchas veces proporciona la atención que el alumno busca.

Tristemente, lo habitual en nuestras aulas es que quien cumple las normas no tiene ninguna recompensa o consecuencia positiva. En cambio, quien se las salta, muchas veces recibe una atención que en sí misma es una consecuencia positiva desde su punto de vista.

Lo que propongo en este artículo es un sistema claro de consecuencias negativas y, sobre todo, consecuencias positivas asociadas al incumplimiento y cumplimiento de las normas de clase.

Es importante que el alumno entienda que él ha elegido saltarse una norma. Y como toda elección en la vida, tiene consecuencias. No es un ejercicio de justicia divina ejercida por el profesor ni nada por el estilo. Por eso, es importante dedicar tanto tiempo a la explicación de las consecuencias como a la explicación de las normas.

Consecuencias negativas

Un ejemplo de consecuencias negativas sería un sistema donde se penaliza la repetición del incumplimiento de normas:

  • Primera vez: Aviso. Todos cometemos errores y hay que dar un margen de reacción al alumno. No es una consecuencia propiamente dicha, pues no tiene efecto alguno, excepto el de agotar una oportunidad.
  • Segunda vez: El alumno es separado de su lugar habitual de trabajo para poder centrarse, dejar a los demás trabajar y reflexionar sobre su comportamiento.
  • Tercera vez: Se llama al alumno aparte y se tiene una conversación privada con él. No es cuestión de humillar a nadie frente a la clase.
  • Cuarta vez: Es necesario ponerse en contacto con las familias. Quizás ellos puedan ayudar a reconducir el comportamiento de su hijo, o incluso que reconozcan el origen de ese comportamiento en algún aspecto familiar.
  • Quinta vez: Es necesario tener una conversación con el alumno, la familia y el alumno.

La mayoría de los alumnos rara vez pasan de 3 incumplimientos en un día cuando se aplican las normas con rigor.

Consecuencias positivas

Un ejemplo de consecuencias positivas sería un sistema de puntos en el que se consigue tiempo para hacer su actividad favorita en clase. Es importante hacer énfasis en que las recompensas no se dan, sino que se ganan. De nuevo: las elecciones en la vida tienen consecuencias y, a veces, estas son positivas.

Personalmente me gusta más dar las consecuencias positivas a equipos de alumnos o a la clase entera si llega el caso, más que a un único alumno, porque la presión de los compañeros puede hacer reconducir el comportamiento, para bien, de alumnos que no son capaces de hacerlo por sí mismos. Además de que todos los alumnos sienten que están aportando al bien común con su buen comportamiento.

Ejemplo de consecuencias positivas:

  • Cada día: Puntos para el equipo en el que todos sus miembros cumplieron las normas (los avisos  se excusan).
  • Cada semana: 20 minutos de la actividad que más les gusta en la última clase del viernes. Cualquiera que haya dado clase un tiempo sabrá por qué elijo el viernes 🙂
  • Cada mes: Los alumnos ven un vídeo o película en clase.
  • Cada trimestre: Los alumnos tienen una fiesta en clase.

En cualquier caso, la consecuencia positiva inmediata de que todos los alumnos cumplan las normas es que disfrutarán de una buena lección, sin interrupciones y centrados en el aprendizaje.

En conclusión, las normas de clase están incompletas si no tienen asociadas un sistema de consecuencias tanto negativas como positivas para incentivar su cumplimiento. Las consecuencias dan a las normas la efectividad que buscamos en ellas cuando las redactamos.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/consecuencias-y-recompensas-consigue-que-las-normas-de-clase-se-cumplan/

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Niños sirios regresan a las aulas tras expulsión del EI de Manbij

Siria/10 de octubre de 2016/La Información

En el primer día «normal» de escuela desde hace dos años, un grupo de alumnos de Manbij grita en el patio, haciendo caso omiso de los grafitis del Estado Islámico, expulsado de esta ciudad siria hace casi dos meses.

Para ellos, se trata de un día excepcional pues es su primera vuelta a las aulas normal tras haber vivido dos años bajo el yugo del grupo yihadista.

«Estamos felices de haber vuelto a la escuela y esperamos venir todos los días», asegura Ghefrane, una niña de 9 años, con coleta y suéter rosa claro.

Ghefrane regresó a la escuela Bayram, que el EI había denominado «Abdallah Azzam», nombre del fundador del yihadismo mundial.

El grupo extremista había prohibido la enseñanza tradicional, priorizando los cursos de religión, y había pintado en los muros que rodean el centro su bandera negra y blanca.

«El EI no nos dejaba ir a la escuela […] Echábamos de menos a nuestros profesores y lo que nos enseñaban, así como nuestros libros de texto», confía a la AFP.

Los yihadistas se apoderaron de Manbij a principios de 2014 e impusieron allí su interpretación radical del islam.

Cerraron cientos de escuelas en la ciudad y en sus alrededores en noviembre de 2014, dejando sin clases a 78.000 niños durante dos años, afirmó el coordinador del departamento de educación de la ciudad, Hasan Harun.

Pero el pasado agosto, combatientes kurdos y árabes agrupados en las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y apoyados por Estados Unidos retomaron la ciudad.

Inmediatamente después, Harun y su equipo se pusieron manos a la obra para establecer un inventario de las escuelas que podían recibir alumnos de nuevo.

De los 390 centros de enseñanza de Manbij y sus alrededores, 192 reabrieron este año y 59 están siendo reformados.

El resto de las escuelas siguen estando controladas por el EI, afirma Harun.

«El comienzo del año escolar fue realmente magnífico. Allá donde iba la gente me preguntaba: ¿Cuándo reabrirán las escuelas?», indica Harun, sonriendo. «Todo el mundo estaba muy entusiasmado».

Harun guarda malos recuerdos del breve reinado del EI, asegurando que algunos de sus colegas fueron decapitados, acusados de «colaboración con el régimen».

En la escuela Bayram, durante el recreo, los niños corren por el patio con un balón de fútbol desinflado o se divierten jugando con las piedras.

Dentro, una veintena de escolares patalean en sus bancos mientras dos jóvenes maestros les explican que tendrán que recuperar en diez meses todo lo que no aprendieron en dos años.

Radiante, la pequeña Rana al Hussein, de 9 años, está sentada en primera fila, con una pequeña pila de libros en su pupitre.

«Cuando la gente de Dáesh [acrónimo árabe del EI] estaba aquí, no estudié. Sólo vine al colegio dos o tres días y después paré», dice.

«Se me partía el corazón, de verdad, cuando veía que utilizaban nuestras escuelas para almacenar minas», agrega, explicando que quiere convertirse «en médico para ayudar a la gente».

«Lo más triste era ver a los niños intentando aprender un oficio o jugando al balón en la calle, pues no tenían otra cosa que hacer», señala Tarek Al Sheij, profesor de la escuela Bayram.

Si bien los docentes están contentos de volver a las aulas, saben que tienen mucho por hacer. Los libros y el material escolar escasean y los niños están tan retrasados se han tenido que agrupar en la misma clase a alumnos de diferentes edades.

«Como pueden ver, algunos estudiantes apenas recuerdan el alfabeto», subraya Hassan Othman, un profesor de una veintena de años.

«Cuando cerraron las escuelas y tuvieron que quedarse en casa, los profesores tenían la sensación de que todo lo que habían enseñado (…) se había olvidado», cuenta Hassan.

«Así que pueden imaginarse lo que hemos sentido cuando [las escuelas han abierto]. No hay una sensación más agradable».

Fuente: http://www.lainformacion.com/educacion/escuelas/Ninos-regresan-expulsion-EI-Manbij_0_957805232.html

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