Uruguay: Educación Policial y Militar deben ser reconocidos por MEC

Uruguay, 08 de julio de 2017.  Fuente: MEC.gub.uy

Las carreras que otorgan títulos universitarios deberán ser reconocidas por el MEC 

En el marco de lo previsto por la Ley Nº 19.188 de Educación Policial y Militar, que en su artículo 6 establece que “Las carreras de los Sistemas de Educación Policial y Militar que otorgan títulos terciarios y universitarios de grado y postgrado, deberán ser reconocidas por el Ministerio de Educación y Cultura o el organismo que la ley determine en su momento”, se creó el Grupo de Trabajo de Educación Policial y Militar con el fin de elaborar una propuesta de reglamentación.

Este grupo de trabajo estuvo conformado por el Ministerio de Educación y Cultura como coordinador, el Ministerio de Defensa Nacional, el Ministerio del Interior, la Administración Nacional de Educación Pública, la Universidad de la República y la Universidad Tecnológica.

Luego de siete meses de intensa labor, el miércoles 5 de julio, se aprobó por unanimidad la propuesta que será elevada para la elaboración del decreto posterior. En esta oportunidad, se contó con la presencia de la Directora de Educación Rosita Ángelo, que felicitó al grupo de trabajo por el resultado obtenido.

Fuente noticia: http://www.mec.gub.uy/innovaportal/v/103567/2/mecweb/educacion-policial-y-militar?parentid=98213

Comparte este contenido:

Palestina: Ley y mujeres en la academia de policía

Asia/Palestina/12 Febrero 2017/Fuente:internacional.elpais /Autor:JUAN CARLOS SANZ

El Gobierno palestino imparte formación universitaria a sus futuros agentes, entre los que hay un 27% de alumnas

En la Universidad al Istiqlal (Independencia) de Jericó están prohibidas las armas. Parece lo normal en cualquier campus, pero este centro situado a orillas del río Jordán en Cisjordania es también la academia de policía palestina. Desmilitarizada de conformidad con los Acuerdos de Oslode 1993 suscritos con Israel, la Autoridad Palestina nació sin Ejército y con unas fuerzas de seguridad que solo disponen de armas ligeras y están limitadas al mantenimiento del orden público. Así que no es de extrañar que sus alumnos-cadetes tengan que desfilar marcando el paso con fusiles de madera.

El general Twafiq Tirawi, de 69 años, antiguo jefe de la muhabarat (inteligencia) y fundador de la academia en 1998, lo advierte de entrada: “Somos una nación bajo ocupación”. Es un lema que repiten de carrerilla todos los estudiantes. El centro de formación policial se transformó hace una década en una universidad que agrupa los estudios de seguridad en Palestina. “Tenemos que seguir construyendo nuestras instituciones mientras tanto”, sentencia, antes de insistir en que los futuros policías palestinos deben educarse en el “respeto a la ley y los derechos humanos para mejorar el trato dado a los detenidos”.

Amnistía Internacional constataba en su último informe que la tortura y los malos tratos sufridos bajo custodia policial siguen siendo práctica habitual tanto en Cisjordania (179 denuncias), bajo control del Gobierno de Fatah, el partido del presidente Mahmud Abbas; como en Gaza (434 casos recopilados por la Comisión Independiente de Derechos Humanos), donde ejerce el poder el grupo islamista Hamás.

Los nuevos agentes de seguridad llegan ahora a las comisarías palestinas con doble titulación en ciencias de la seguridad y en derecho, criminología, psicología o lenguas (inglés y hebreo). “Mi sueño es doctorarme en Estados Unidos”, revela Ahmed Rencano, de 22 años, en fluido inglés. A punto de licenciarse en Derecho, este estudiante de Ramala aspira a poder completar en el exterior su “formación militar y civil”.

En la Segunda Intifada (2000-2005), el aparato de seguridad palestino quedó prácticamente arrasado por el Ejército de Israel tras haberse puesto del lado del levantamiento popular. Desde entonces el Gobierno de Abbas ha impulsado la preparación de los nuevos agentes como uno de los pilares de la construcción del Estado palestino.

Mientras los más de 2.000 alumnos de la Universidad al Istiqlal desfilaban recientemente ante el claustro de profesores durante la visita de un grupo de periodistas extranjeros, un caza israelí atravesó con atemorizador estruendo en vuelo casi rasante el campo deportivo de la academia sobre las columnas de cadetes.

El general Tirawi se ufana de que en sus aulas hay un 27% de alumnas. “Este es uno de nuestros mayores éxitos”, confiesa el fundador del centro. En comparación con el en torno a un 10% de agentes enroladas en los cuerpos policiales españoles, las fuerzas de seguridad palestinas parecen tender a feminizarse, aunque aún quedan por debajo del nivel de las fuerzas policiales de Israel, con un 30% de féminas en plantilla.

La enseñanza, el alojamiento y la manutención en las instalaciones del campus —que destaca sobre los estándares palestinos por la amplitud de sus instalaciones— son prácticamente gratuitos durante los cuatro años de duración de la carrera. Pero antes hay que superar duras pruebas selectivas.

“La nota de corte de secundaria es de 6,5, pero yo me presenté con 9,4”, precisa también en impecable inglés Hanna Qalaq, de 21 años, originaria de Tulkarem, en el norte de Cisjordania. Confía en obtener este curso el diploma en Derecho y Ciencias de la Seguridad. “Mi vocación me lleva ahora a trabajar para evitar la discriminación de las mujeres en la sociedad de la que formo parte”, explica cubierta con el velo islámico de su uniforme, como casi todas las demás alumnas. “Pero sobre todo quiero ayudar a que mi país sea independiente”.

Fuente de la noticia:

 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/09/actualidad/1486668149_748180.html

Fuente de la imagen:

http://ep01.epimg.net/internacional/imagenes/2017/02/09/actualidad/1486668149_748180_1486669996_noticia_normal_recorte1.jpg

Comparte este contenido:

¿El fin de la larga noche?

“Es estratégicamente correcto que el cambio en la educación policial se dé en el marco de una reforma mayor”.

Por: Cesar Bazan Seminario.

Una mala educación en cualquier ámbito profesional es una pérdida de tiempo y recursos, además de un engaño a la sociedad. Por ejemplo, un gerente que no sabe dirigir, una abogada que defiende con tinterilladas, un psicólogo que manipula a sus pacientes. Este también es el caso de los efectivos policiales. La crisis del sistema educativo y el deterioro de la institución han dado como resultado que tengamos en las calles a cientos de policías a los que las escuelas de formación nunca les enseñaron cómo hacer su trabajo correctamente.

Hace cuatro años, en medio de una delegación de facultades, el gobierno de turno dictó el Decreto Legislativo 1151, Ley del Régimen Educativo de la Policía Nacional del Perú (PNP), que cambió algunos aspectos de la formación policial. Pero en la realidad no transformó el sistema. Teníamos una mejor ley, pero no policías mejor preparados, porque las mismas viejas prácticas educativas se mantuvieron.

En el marco de la actual delegación de facultades, el gobierno ha emitido el Decreto Legislativo 1318, que regula la formación profesional de la PNP y trae algunos elementos que se deben resaltar.

La principal novedad es la creación de la Escuela Nacional de Formación Profesional Policial como órgano rector de la política de orden interno y seguridad. Aunque suene amplio y difuso, el perfil de la escuela busca aclararse con poco éxito en el artículo 7, al definirla como un órgano de gestión educativa encargado de organizar, impartir, evaluar y certificar la formación profesional de los estudiantes y el personal policial. Ella dependerá de la policía y tendrá control propio de sus recursos, al ser unidad ejecutora.

¿Quiénes conforman su consejo directivo?, ¿cómo ejercerá sus funciones?, son algunas de las preguntas que la ley deja al reglamento. Al igual que otras preguntas importantes: ¿cuál es su relación con la Dirección Ejecutiva de Educación y Doctrina de la PNP?, ¿deberá –como sería recomendable– ser un civil quien esté a cargo de esta escuela?

La ley es corta y deja mucho a los reglamentos. El principal de ellos deberá emitirse a más tardar a inicios de marzo y su aprobación condiciona la entrada en vigencia de la misma ley. Es decir, si no sale el reglamento, no hay ley vigente. Peligrosa condición.

Finalmente, resalto tres temas positivos. El primero es que el artículo 16 pone énfasis en la necesidad de que los policías produzcan conocimiento científico, lo cual es una de las tareas básicas de los espacios académicos. El segundo es que está en la ley que no se sancionará a estudiantes por gestación, maternidad, paternidad. Y, tercero, en el largo listado de infracciones disciplinarias, además de las evidentes (asesinato, agredir u ofender física o verbalmente, acoso, etc.), el plagio será duramente sancionado. Hay muchos otros puntos para comentar, pero el espacio es limitado.

¿Será este el fin de la larga noche de la educación policial? No lo sabemos. Las prácticas institucionales que corroyeron el proceso de reforma iniciado en el 2002 y que convirtieron en papel mojado el Decreto Legislativo 1151 están fuertemente asentadas en la cultura policial (y en la sociedad peruana, en general). Por eso, es estratégicamente correcto que el cambio en la educación policial se dé como parte de una reforma mayor, que promueve una cultura institucional distinta. Para el bien de los ciudadanos y en detrimento de los delincuentes, nos conviene que este cambio tenga éxito.

PD. Conozco muchos efectivos policiales, varones y mujeres, en actividad y en retiro, que han logrado superponerse a la deficiente educación que recibieron. Ellos han conseguido, por sus propios méritos, lo que el sistema educativo les negó. Lograr una formación policial de calidad es una reivindicación al esfuerzo extra que ellos debieron hacer para honrar el uniforme.

Fuente: http://elcomercio.pe/opinion/colaboradores/fin-larga-noche-cesar-bazan-seminario-noticia-1959924

Imagen:

Comparte este contenido: