Por Juan Cristóbal Castro-Alonso
Los alumnos que “calientan la materia” hasta el último minuto corren el riesgo de quedar con poco procesamiento libre para rendir satisfactoriamente en un examen. Dado esto, recomendamos descansar la mente algún tiempo antes de los exámenes o pruebas, para que la memoria de trabajo vuelva a tener todos sus recursos disponibles para rendir al máximo en estas evaluaciones.
En época de exámenes, la imagen de escolares o universitarios en la micro o en el metro, con el cuaderno abierto, repasando hasta última hora, es habitual. ¡Quién no estudió hasta el último segundo antes de un examen! Sin embargo, la evidencia dice que esta práctica, que se llama coloquialmente “calentar la materia”, tendría los efectos contrarios. Es decir, es mejor “enfriar la materia”.
Parte de la evidencia en contra de “calentar la materia” se vincula a la sicología educativa, y en particular, a la teoría de la carga cognitiva. Esta teoría se basa en la evidencia de que existen tres memorias para aprender: la sensorial, la de trabajo, y la de largo plazo. La memoria de trabajo hace de puente entre la memoria sensorial y la memoria de largo plazo, es decir, procesa la información nueva del ambiente (que se capta por los sentidos y la memoria sensorial) y la integra con el conocimiento previo (almacenado en la memoria de largo plazo).
Al igual que un computador, la memoria de trabajo tiene límites: es capaz de procesar aproximadamente un máximo de 5 conceptos nuevos y retener la información por menos de 20 segundos, tras los cuales, otra información interfiere y hace olvidar la información previa. Sobre la base de estas limitantes de la memoria de trabajo, la teoría de la carga cognitiva ha desarrollado muchas estrategias educacionales que han demostrado su efectividad. Así, con diferentes asignaturas, estudiantes, materiales educativos y países, la teoría se ha ido validando y ampliando en los últimos treinta años.
Recientemente, un trabajo colaborativo entre el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE, Universidad de Chile) y universidades de Singapur, Holanda, y Australia, permitió publicar un estudio que busca extender la teoría de la carga cognitiva a esta práctica de escolares y universitarios que se conoce como “calentar la materia”.
El estudio incluye dos experimentos que compararon grupos de escolares ejercitando problemas matemáticos con fracciones. Un grupo realizó los ejercicios e inmediatamente después tuvo el examen de contenidos. Este grupo fue comparado con otro que realizó los mismos ejercicios, pero tuvo el examen al día siguiente. El último grupo, al que se le permitió “enfriar” la materia, tuvo mejores resultados en el examen, y también en una medición de capacidad de memoria de trabajo. Pudimos concluir que el hecho de rendir mejor en el examen de fracciones puede atribuirse a que hubo más memoria de trabajo disponible para procesar esos contenidos matemáticos del examen. Por el contrario, el grupo que no tuvo tiempo de descanso tenía su memoria de trabajo más demandada y, por tanto, rindió peor en la prueba de contenidos y en la medición de memoria de trabajo disponible.
En términos prácticos, esto significa que los alumnos que “calientan la materia” hasta el último minuto corren el riesgo de quedar con poco procesamiento libre para rendir satisfactoriamente en un examen. Dado esto, recomendamos descansar la mente algún tiempo antes de los exámenes o pruebas, para que la memoria de trabajo vuelva a tener todos sus recursos disponibles para rendir al máximo en estas evaluaciones. Cuánto tiempo de descanso es materia de investigaciones que ahora estamos planificando. Por ahora, el mensaje a los alumnos, tanto escolares como universitarios, es que calentar la materia hasta el último segundo no es una buena idea.
Fuente del artículo: https://www.latercera.com/tendencias/noticia/columna-educacion-calentar-la-materia-nos-dice-la-evidencia-eficacia/297454/