Por: Ángel Pérez Martínez
Este es un acontecimiento extraordinario, al cual damos poco valor como Sociedad, más del 20% del total de los colombianos estarán en las aulas escolares en el 2018, somos aún un país joven.
Con seguridad la mayoría de los estudiantes volverán con alegría a sus instituciones escolares, su identidad con el colegio es tal que se refieren a él como “mi colegio”, o “mi profesor” y “mis compañeros”; la institución escolar es su otra casa, su otra familia, una parte de su vida.
Triste reconocer que parte de esa alegría, para algunos niños y jóvenes, será una oportunidad de escapar al hacinamiento en el cual viven; para otros una oportunidad de reforzar la alimentación o de transportarse en una ruta escolar, que parte de un sitio próximo a su casa (de donde casi nunca salen) a otro sitio de la ciudad o del área rural; así mismo, si el colegio cuenta con los espacios y las dotaciones adecuadas al proyecto pedagógico, ellos podrán jugar, practicar deportes e ir a la biblioteca y hasta conectarse a la Internet (piensen en los más de 2 millones de estudiantes del sector rural). También, puede ser una oportunidad para escapar de padres autoritarios, ser escuchados en igualdad de condiciones y hablar hasta de lo inimaginable en igualdad de condiciones con su profesor y con sus compañeros.
Por lo anterior, es muy grave que el interés de algunos padres de familia sea cómo deshacerse de sus hijos, matricularlos y mandarlos al colegio, hasta ahí llega su responsabilidad, el resto lo debe hacer el colegio y los docentes. ¿Qué y cómo aprenden? ¿Cuáles son las debilidades y las necesidades de apoyo físico, emocional y de aprendizaje del estudiante?, eso no importa, este tipo de padres de familia, normalmente, los más pobres y con menos educación, por necesidad o por desconocimiento no privilegian la educación de sus hijos.
Los colegios y los docentes deben planear la participación y las formas de integrar a los padres de familia al proceso educativo, antes del comienzo del año escolar. Una docente de un colegio oficial del municipio de Santa Rosa, cerca de Cartagena, me comentó que cerca del 50% de los padres de familia de su curso no tenía ningún interés en participar en las actividades que ella con cuidado y dedicación preparaba, sin embargo, ella, año tras año, persiste, algún día lo logrará. Se requieren esfuerzos de las dos partes, no siempre los horarios del colegio coinciden con los horarios laborales, y como siempre, los obreros y los empleados de menor rango dependen de permisos, que se niegan, sin olvidar a quienes trabajan en la informalidad, ellos deben proteger sus sitios de trabajo. Hoy es posible innovar con la participación de los padres de familia, aún con aquellos de menos ingresos, a través del uso de las redes, los teléfonos celulares y el WhatsApp, entre otros. Además, siempre una nota personal a un padre de familia tendrá un efecto positivo, si se realiza con cuidado y con carácter pedagógico, no importa si el estudiante conoce su contenido.
También los maestros deben conocer a fondo a sus estudiantes, la lucha contra la deserción y la repetición de años escolares arranca en el primer mes de clases, no en el último mes de escolaridad. Un problema de la educación, de manera especial con los niños y jóvenes más pobres, es la estandarización, con quienes menos rinden o tienen problemas de atraso se requiere trabajo personalizado y apoyos especiales. Los sistemas educativos y los colegios de mejor calidad son aquellos que se concentran en los estudiantes que tienen problemas de aprendizaje.
Nada más importante para un colegio que los niños que ingresan por primera vez: los estudiantes de preescolar y aquellos que llegan por traslado intencionado y porque están obligados a asistir a un nuevo colegio por desplazamiento de sus familias por diversa índole. Insisto, el colegio y los docentes deben conocer a fondo las condiciones en las que viven sus estudiantes, el tipo de familia y entorno donde permanece el niño, el grado de escolaridad de los padres o de quienes los cuidan, así como tipos de trabajo y condiciones socioeconómicas. Este conocimiento de los estudiantes permitirá a futuro acciones más precisas y puntuales en favor de los escolares.
Por último, cerca de 440.00 docentes y 32.000 directivos docentes (según DANE, 2016) estarán trabajando con los estudiantes durante el año 2018, ellos son profesionales, la mayoría mujeres (más del 60%) y el 30% con posgrados en educación, ellos merecen nuestro reconocimiento y apoyo, si los dejamos solos la repetición, la deserción y el fracaso escolar estarán a la vuelta de la esquina. Buen año 2018 para la educación en Colombia.
Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/la-alegria-de-volver-al-colegio-por-angel-perez/254465