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Preguntas sin respuesta

Por: Vásquez Araya Carolina

¿Sabemos lo que creemos saber o es el efecto de la manipulación mediática?.

El frente de la nueva guerra, esa no abiertamente declarada pero que ha derribado todas las fronteras, somos nosotros y nuestra absoluta incapacidad para atisbar -en el veloz tráfago de información- en dónde está la verdad. No tenemos idea porque las fuentes desde las cuales emanan las decisiones y estrategias, nos son desconocidas. Ha sido tan hábil el modo como nos tienen convencidos de nuestra sapiencia, que aun las mentes más entrenadas se pierden en este laberinto de conspiraciones y entretelones políticos.

La verdad es la nueva utopía. El movimiento de tropas en Ucrania, las declaraciones de los líderes africanos, la creación de una moneda capaz de competir con el dólar o la zarpa de Israel detrás de todo el escenario bélico, compiten en atención con la nueva revolución francesa en su batalla contra el neoliberalismo, la cual amenaza con salirse de los moldes establecidos, si es que no los ha sobrepasado ya. En nuestro continente latinoamericano, el ruido más notorio procede del gobierno de México y las abiertas amenazas recibidas del Departamento de Estado por la audacia de su presidente al declarar la soberanía sobre sus recursos energéticos y minerales, litio a la cabeza.

El frente bélico está servido en las redes y en los medios comprometidos con el poder económico, desde los cuales emanan comentarios, hipótesis, supuestas revelaciones y toda clase de mensajes encubiertos para convencernos de una realidad paralela con respecto a la cual no existe certeza, pero tampoco los medios para contrastarla. Somos, en pocas palabras, víctimas de la desinformación institucionalizada y los pedacitos de realidad comprobable no son suficientes como para armar el rompecabezas.

Quienes lucen las agallas necesarias para enfrentar toda la basura que nos venden a paletadas, resultan -como Assange- víctimas de tortura, judicialización, persecución y muerte. El periodismo ético es combatido con saña y el gran público, ya entrenado para absorber y digerir lo que dictan los centros de poder a través del periodismo corporativo, agacha la cabeza y acepta resignado lo que sea con tal de no entrar en un estado de miedo e incertidumbre. Para constatarlo de primera mano ingresemos a las redes sociales en donde se exhibe, con toda su mágica envoltura, la alienación colectiva.

A los habitantes comunes, quienes no poseemos la llave de los grandes secretos como por ejemplo, la verdad sobre los ataques biológicos utilizados en todos los conflictos bélicos o los ensayos científicos perpetrados con la complicidad de los gobiernos sobre grupos humanos inocentes e indefensos, continuarán allí latentes como las grandes preguntas sin respuesta. Los métodos utilizados para mantenernos en la ignorancia no son secretos: responden a estrategias muy bien establecidas a través de políticas de Estado: desnutrición crónica, empobrecimiento de contenidos académicos, ocultamiento de episodios completos de la Historia de las sociedades, insistencia en el planteamiento ideológico de una Guerra Fría que sigue vigente y apoyo a gobiernos corruptos a cambio de su sumisión.

El frente de batalla, con nuestra presencia como la gran masa capaz de absorber sin chistar toda la mentira que nos quieran dar, se despliega en un escenario virtual en donde todo está mezclado y en el cual nada nos consta. Mientras tanto, el gran poder se asienta sin oposición alguna.

Somos la nueva soldadesca ignorante de su papel en una guerra ajena.

Fuente de información: www.carolinavasquezaraya.com

 

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Pandemia y manipulación mediática

Iñaki Barrutia

En estos tiempos convulsos de emergente información relacionada con la pandemia, entre los y las negacionistas y la sumisión futurista que describía Houellebeck, debemos optar por dar espacio al pensamiento crítico.

En 1986 apareció un documento “Armas silenciosas para guerras tranquilas” cuya autoría se atribuyó al grupo Bilderger que reúne a un grupo de personas poderosas en todos los ámbitos. La temática que aborda se centra en la siguiente cuestión: ¿Hasta dónde pueden las sociedades resistir hasta rendirse, sin necesidad de una guerra?. Habla de la necesidad de “crear y utilizar nuevas armas tan sutiles y sofisticadas en su funcionamiento y apariencia pública que sean silenciosas”. Al hilo de este documento, hace una década Noam Ckomsky elaboró un decálogo sobre las estrategias que el poder y los medios de comunicación emplean para manipular a las comunidades.

La incertidumbre y la inseguridad debido a la covid-19, nos obliga a estar atentos y ser críticos con la información que consumimos; se hace necesario analizar las noticias que nos empachan desde los medios de comunicación con el cedazo intelectual de Chomsky. Me refiero a hacerle a la pandemia una prueba para validar e identificar los objetivos que subyacen a las formas comunicativas y a las medidas adoptadas por los gobiernos. Un sano ejercicio de resistencia a la manipulación sería aplicar las advertencias de Chomsky a la situación de pandemia actual y a las actitudes políticas predominantes.

El primer elemento a identificar es la estrategia de distracción que consiste en desviar la atención de la gente de los problemas importantes y de las decisiones que adoptan nuestros gobernantes, con la inundación de otro tipo de información. En el caso de la covid-19 se habla mucho de los contagios y de la irresponsabilidad de las personas, para ocultar los problemas importantes. Estos serían a largo plazo el deterioro del medio ambiente y a corto plazo la privatización progresiva de la sanidad pública y su deterioro, la pérdida de derechos laborales; así como la ausencia de presupuestos para revertir esta situación.

El siguiente elemento que indica este lingüista es crear problemas y después ofrecer soluciones. Se dice que la pandemia desaparecerá, pero el control social derivado de ella se quedará con la consecuente pérdida de libertades. Para ello pueden permitir que se intensifique la violencia urbana promovida por la extrema derecha, para que la gente solicite mayor autoridad y leyes de seguridad que reduzcan nuestras libertades. Asimismo, una supuesta crisis como la del 2008, en la que los ricos multiplicaron sus ganancias, sirvió para que la gente fuese aceptando la pérdida de derechos laborales y la degradación de los servicios públicos. El problema de la gripe aviar con el Tamiflu y el actual virus con su correspondiente vacuna quizás también podría entrar en este supuesto. El foco mediático actual está en la solución, la vacuna.

Otra estrategia que enumera es la de la gradualidad. Para que se acepten medidas inaceptables, que llevan a la precariedad, al desempleo masivo, y a las privatizaciones, hay que hacerlo con cuentagotas, año tras año, como la crisis del 2008 a la que se suma la actual. También es otra técnica para neutralizar la contestación diferir la adopción de medidas, porque para la gente es más fácil aceptar un sacrificio futuro que uno inmediato. Vamos a salvar las navidades para poder reunirnos, aunque el paro, la pobreza, el medio ambiente y las desigualdades sociales sean los problemas fundamentales. En muchas ocasiones se envían globos sonda que más que para testar la reacción de la gente, son para prepararlos para una aplicación futura.

Impactar en lo emocional para bloquear la reflexión racional es otra estratagema interesante que invoca Chomsky. En la pandemia, permanentemente se habla de los afectados, de los muertos habidos, provocando una inundación de nuestra área emocional. Utilizar la vía emocional abre la puerta a nuestro inconsciente para implantar ideas, deseos, miedos o inducir a determinados comportamientos. En esta pandemia el sentido “cívico” de algunas personas les ha transformado en policías civiles, llegamos a justificar la violencia contra los transgresores de normas, y muchas personas bloqueadas por los miedos han transformado su vida en un ritual de compulsiones. Mientras tanto se habla muy poco de la necesidad de un cambio de paradigma de la producción, del cambio climático, de la degradación de la sanidad pública.

La pandemia la superaremos pero el futuro de los y las jóvenes está en riesgo por el cambio climático, por la pérdida de derechos laborales que no se recuperaran sino mediante la lucha; y estructuras protectoras como la enseñanza y la sanidad recuperaran su calidad si presionamos. Cuantos minutos de las noticias se dedican a estos temas tan importantes y determinantes para el bienestar futuro, comparados con la cuantificación continua y permanente de los datos de la pandemia. Bloqueados por el miedo la población en general no realiza un análisis a largo plazo y la mirada general cortoplacista se sitúa en la superación de la pandemia y de nuestras libertades individuales.

Otro artificio eficaz para manipular las mentes es mantener al público en la ignorancia y la mediocridad; asegurándose que la educación que se imparte a las clases inferiores sea lo más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia en la formación entre las clases superiores y las inferiores aumente y se haga inalcanzable. La educación en tiempos de pandemia ha estado condicionada al uso de los recursos telemáticos que hace más elitista la formación. Quizás el próximo año la enseñanza privada ofrezca con ayuda del dinero público, y de cara a las nuevas matrículas, aulas “sanitariamente” más seguras.

Reforzar la auto-culpabilidad también es una técnica de manipulación. Si hacemos creer a la gente que es la responsable de su propia desgracia por su insuficiente inteligencia, capacidad o esfuerzo; hemos asegurado la autoinculpación. En lugar de rebelarse contra el sistema económico, la persona se auto-devalúa y culpa entrando en un estado depresivo al que caracteriza la inhibición; y sin acción no hay revolución. No tenemos más que comparar el tiempo que los medios dedican a responsabilizarnos y a criminalizar a la juventud; y el silencio estruendoso sobre la responsabilidad de las políticas gubernamentales.

Lo que preocupa a la población es su salud. ¿Cuánto ha aumentado en los presupuestos para aumentar la plantilla de las sanitarias? Lo que preocupa a la población es el cambio climático. ¿Cuánto presupuesto se va a invertir para revertir esta situación de desastre ecológico? Mientras tanto se debate muy poco sobre la idoneidad y/o necesidad del gasto vergonzoso de miles de millones para el tren de alta velocidad. ¿Cuánto tiempo invierten los medios de comunicación para informar sobre estos temas?

No será fácil ejercer con honestidad la profesión de periodismo; es indudable la presión que la política en el poder ejerce sobre la prensa; y las dificultades para ejercer libremente la labor de informar. La censura más sutil y eficaz es la autocensura, que incorpora a la información el sesgo que armoniza con la línea editorial. Ante dos versiones contradictorias, una gente dice que llueve y otras que no, muchos periodistas dan una sola versión, y algunos se conforman con repetir las dos versiones. El periodismo ético, de investigación, se moja, sale al balcón y, mojado o seco, verifica e informa.

Iñaki Barrutia. Psicólogo Clínico

https://www.naiz.eus/eu/iritzia/articulos/pandemia-y-manipulacion-mediatica

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A flor de piel

Por: Carolina Vásquez Araya

Mirar hacia la calle desde la ventana, una parte de esta rutina recién adquirida.

6 de la mañana: Me despiertan la Pelusa y la Mimi algo impacientes y mirándome directo a los ojos, en espera de una señal de vida para comenzar a mover la cola y saltar de la cama. Sé muy bien que podría quedarme entre las sábanas porque no hay planes para hoy. De hecho, hace más de 6 semanas que no hay planes para el día; pero igual, con una persistencia encomiable, he insistido en darle un sentido positivo al encierro creando pequeños desafíos domésticos. Aunque agradecida por el privilegio de tener un techo y comida suficiente -mucho más que millones de personas cuyo día se inicia con el estómago vacío, en la incertidumbre y la necesidad- no puedo dejar de mirar con desconfianza al futuro inmediato.

Después de la invasión inicial de noticias y de sentirnos catapultados hacia una vorágine de información contradictoria cuyo efecto inmediato ha sido una profunda desconfianza hacia los medios y las fuentes oficiales, hemos pasado a la etapa del cedazo, en donde intentamos sin mucho éxito separar la paja del grano y darnos pequeños espacios de silencio mediático para no sentir, no saber y no ser absorbidos por la tensión y el temor natural al caos y a la desinformación. De todos modos, no siempre se puede ser tan racional cuando se trata de conservar la vida y el sentido común.

He pasado mi vida entera luchando por creer en conceptos tan elusivos como la justicia y el bien común y también he trabajado duro para tener la libertad de expresar mi pensamiento. A pesar de haber transitado por entornos de enorme incertidumbre política y de grandes fosos de inequidad social, todavía intento convencerme de la capacidad humana para experimentar algo parecido a la solidaridad, pese a las evidencias constantes de que en el fondo nuestra naturaleza nos hace egoístas y persistentemente impermeables al dolor ajeno.

Por esa necesidad de búsqueda de los motivos de tanta desigualdad, he llegado a conocer de cerca la miseria de quienes son considerados por las élites como un recurso indeseable pero necesario para acrecentar su riqueza. En el otro extremo del espectro, he tenido la oportunidad de constatar cuánto desprecio destilan esos núcleos privilegiados por quienes nunca han tenido las oportunidades ni los medios para superar su condición de pobreza, pero también cómo manipulan los conceptos para convencerse y convencer a otros de la inevitabilidad de las distancias sociales; como si estas nunca hubieran sido diseñadas y construidas a propósito.

Hace apenas unas semanas, creía que la pandemia nos equiparaba. Profundo error. Las nuevas condiciones comienzan a revelar hasta qué punto estamos distanciados frente a un enemigo común y cómo esta amenaza, supuestamente universal, se transforma en otro sistema de selección en donde los más pobres y los más vulnerables serán siempre los más castigados. Poco a poco, el mapa se define y las clases dominantes muestran la esencia de su codicia al aferrarse al poder y concentrar la toma de decisiones, afectando a millones de seres humanos alrededor del planeta. Ante ese poder prácticamente ilimitado, somos apenas un murmullo distante, una masa anónima con la impotencia y la rebeldía a flor de piel.

6 de la tarde: Termino el día con la sensación de no haber realizado ninguna tarea esencial. Me he empeñado en refugiarme en el no saber, como si esa barrera contra la especulación, la desinformación y la manipulación mediática pudiera, de algún modo, protegerme contra un enemigo ubicado al otro lado de la puerta de mi casa. Y vuelvo a mirar por la ventana, esperando que no llegue.

La amenaza sanitaria que nos rodea, también nos discrimina

Fuente e imagen: https://iberoamericasocial.com/a-flor-de-piel/

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Atilio Borón: El capitalismo por su funcionamiento normal es una máquina de generar pobreza

Redacción: m24

Entrevistado en InterCambio el sociólogo y politólogo argentino Atilio Borón, analizó causas y factores determinantes de los retrocesos y las derrotas consecutivas que vienen registrando los progresismos e izquierdas latinoamericanas durante la última década, con las dramáticas consecuencias sociales, desmantelamientos estatales y pérdidas de soberanía que aquellos desenlaces representan para los países de la región.

Borón caracterizó que lo que hubo en su país de origen en los últimos cuatro años del gobierno liberal presidido por el empresario Mauricio Macri “fue un plan de saqueo”.

A diferencia de lo que piensan muchos críticos de ese proceso en el sentido de que fracasó, la realidad es que éste triunfó largamente y con contundencia ya que su objetivo “no era desarrollar” Argentina sino instrumentar “un proyecto de saqueo” y transferencias de ingresos y riquezas hacia el gran capital representado por Macri y sus respaldos internos y externos.

Se trató del “mismo” proyecto para “Brasil con (Jair) Bolsonaro”, por eso importa que en otros países de la región “la gente mire el vecindario” para comprender lo que está en juego en los procesos políticos y electorales. Siempre “se puede bajar” más de donde se está “y Macri lo ha probado, y Bolsonaro lo ha probado”, recalcó el reconocido académico y experimentado activista.

Borón se está sintiendo “muy impresionado por lo de Chile”, ya que hasta el levantamiento popular del 18 de octubre el país trasandino “era un sonámbulo político transitando por el mundo”, hasta que sus masas “se dieron cuenta del saqueo” de que son objeto desde la dictadura. Allí son apropiados y saqueados “no solo el cobre y el salmón” sino también “el bolsillo popular”. “A la gente la asaltaron de una manera impresionante”.

Ese proceso se dio “primero” con “el terror de los años de (Augusto) Pinochet” y “después” con “el engaño de la Concertación”, hasta que “ahora te tenés que endeudar para comer”. En Chile “la universidad pública es paga, la educación pública es paga, la salud es paga” y también “la seguridad social (…) es una estafa gigantesca”.

Destacó que eso no es así en Argentina “gracias a Amado Boudou, fue el que vio eso y dijo ´es una estafa´”. Entonces “lo convenció a Néstor (Kirchner), que no estaba muy convencido” y éste le pidió al exministro de Economía y ex vicepresidente que redactara un informe para explicarlo. El informe fue tan contundente que Kirchner frenó un proyecto para privatizar totalmente la previsión social. Esto le valió a Boudou un castigo judicial orquestado por los capitales ligados a la previsión privada, dado que “les sacó de la mano un negocio de centenares de miles de millones de dólares”.

El entrevistado precisó que en el régimen previsional chileno, todos los ciudadanos aportan una cuota y pagan “comisiones exorbitantes” a una AFP “menos las Fuerzas Armadas y de Seguridad”, cuyos integrantes mantienen el régimen previo a la privatización impuesta por la dictadura.

Después reseñó las resignaciones de ingresos y mecanismos por los que el Estado argentino con Macri se desfinanció y debilitó hasta la debacle en apenas cuatro años. “Y si no hubiera sido por el entramado social que se armó” en el país para compensar la merma de ingresos en los bolsillos de gran parte de la población, “la pobreza” se ubicaría “en el 60%”.

“Cuando ponés la economía al servicio del capital financiero, el resultado es esto”, recordó. Se trata de algo “inevitable” dado que esa opción opera sobre un hecho de carácter estructural, como que “el capitalismo por su funcionamiento normal es una máquina de generar pobreza”, una evidencia que el teólogo y político inglés “Tomás Moro” ya había verificado hace cinco siglos para el entonces incipiente capitalismo británico.

“Es una ley de hierro” la que vuelve a confirmar que “si no tenés un Estado fuerte” que al menos regule y mitigue esas desigualdades y asimetrías, “el resultado es lo que tenés en Argentina y en Brasil”, entre otros ejemplos.

Después de caracterizar las situaciones socioeconómicas y políticas que golpean otra vez a los países de la región, abrió el análisis de las razones que vienen conduciendo a las mismas. En cuanto a esto, mencionó las campañas político-mediáticas mediante las que se transmite “una mezcla de mentira” y de “manipulación mediática”, incluyendo “en Chile también” otro factor como “la sensación de que ibas a vivir del crédito toda tu vida”.

Asimismo, en varios procesos progresistas, como ocurriera con el campo nacional y popular en Argentina, los movimientos, partidos, conductores y gobernantes creyeron en “un infantil economicismo” consistente en “pensar que si a la gente le das mejores condiciones de vida, eso genera una actitud política favorable a hacer cambios, hacia las reformas sociales”, señaló.

“En segundo lugar, el absoluto desdén por las tareas de educación política, formación de los cuadros y de la opinión pública”, anotó el sociólogo. “En tercer lugar, la absoluta impericia en comunicación, la imprevisión en comunicación política en la Argentina de Kirchner, en el Brasil de Lula, en la Bolivia de Evo Morales”, cuando este “es un tema fundamental”, apuntó.

Fuente: http://m24.com.uy/atilio-boron-el-capitalismo-por-su-funcionamiento-normal-es-una-maquina-de-generar-pobreza/

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Libertad de pensamiento, último resquicio de libertad.

Por: Manuel Carmona Curtido. 

“Si lo que usted expresa es un pensamiento que no es propio, que ha adquirido sin convicción y sin pensarlo, entonces no es usted libre por mucho que le dejen expresarse”.

Se habla mucho de la libertad de expresión, pero, a mi entender lo verdaderamente importante es la libertad de pensamiento. Para desarrollar esta idea me centraré en dos citas, la primera de Anna Frank, célebre por su famoso diario escrito durante el tiempo que permaneció escondida de los nazis, hasta que fue capturada y posteriormente muerta en el campo de concentración de Auschwitz. En este diario Anna Frank cita “podrán callarnos, pero no pueden impedir que tengamos nuestras propias opiniones”. La segunda es de José Luis Sampedro, famoso filósofo humanista, autor de obras como “La sonrisa etrusca” o “El amante lesbiano”, en una entrevista realizada por eldiario.es el 10 de abril de 2013 dijo: “si lo que usted expresa es un pensamiento que no es propio, que ha adquirido sin convicción y sin pensarlo, entonces no es usted libre por mucho que le dejen expresarse”.

Ambas citas, con las que coincido plenamente, hacen hincapié en que la libertad de pensamiento se sitúa por encima de la libertad de expresión, en lo que a libertad se refiere, pero sobre todo Sampedro, va mucho más allá, Sampedro habla de cómo se adquieren esos pensamientos para poder ser libres.

Vemos una y otra vez, como los medios de comunicación, ha dejado en un segundo o tercer plano para pasar a ser medios de creación de opinión, las ideas se repiten de un informativo a otro, prensa, televisión o radio, todas en manos de las mismos dueños y al servicio de los mismos intereses.

Las ideas que se difunden a través de los medios, más tardes son oídas en tertulias de bares, charlas con amigos, etc., ejerciendo el efecto de bola de nieve hasta que esa opinión se hace hegemónica en la mayor parte de la población, pero no siempre la verdad es lo que  opina la mayoría.

Para poder ejercer nuestra libertad expresión, debemos realizar un ejercicio de análisis a la información que se nos facilita a través de los medios de comunicación, contrastarla, ver a quién beneficia dicha información, en definitiva ser críticos para poder sacar nuestras propias conclusiones.

“En el discurso es donde reside el poder,

 porque es el discurso lo que determina lo que es o no verdad.”

Michel Foucault.

fuente: http://kaosenlared.net/libertad-de-pensamiento-ultimo-resquicio-de-libertad/

Fotografía: Kaos en la Red

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Almelina, no es una fábula

Por: Heriberto Rivera.

El cine sigue siendo una poderosa herramienta para colocar en claro la realidad de los pueblos, sus luchas, sus anhelos, sus frustraciones y sus esperanzas; es una instrumento de la comunicación que tiene entre sus  fines mantener viva la memoria   colectiva para no olvidar momentos transcendentales en la existencia del hombre.

El docudrama, así llamado por sus creadores, Almelina,  es una combinación de la realidad y la ficción, de la captura de la realidad a través de los hechos y eventos que se  producen en la cotidianidad y que le dan sentido a la existencia, que logran generar gran impacto en el espectador que lo es por partida doble ya que refleja la vida de cada uno de nosotros.

Actualmente Venezuela viene siendo sometida a una guerra fratricida, a una guerra de sexta generación donde los escenarios de la violencia ya no son las montañas  ni la extensa llanura, ni las mesetas y valles topográficos, no son ya como se  conoce a  los espacios naturales de una guerra convencional.

Es una guerra, en cual todos sus habitantes están sometidos y son actores de primera línea, son protagonistas que sufren y padecen los rigores de una confrontación  sin cuartel, una guerra que ocurre a nivel del cerebro, donde las llamadas redes sociales inducen el odio hasta  hacerlo viral, donde se satisfacen los deseos sanguinarios de quienes ocultos bajo la tecnología puesta al servicio del crimen generan la caotización de la sociedad, creando desasosiego y situaciones de inestabilidad emocional para hacerla presa fácil del crimen, de la violación de las normas más elementales de convivencia.

Para que esta estrategia imperialista de la Guerra de sexta generación logre resultados positivos es necesario contar con lo que  llaman “Alienado Programado” (AP) o “individuo‐masa”, sujeto manipulado que responde a la realidad virtual que reflejan los medios y que actúa en consecuencia con lo que ve, sin meditar, o cuestionar la falsedad o realidad de lo que recibe. Echar un vistazo a la TV o mi Facebook, luego existo. Veo mi twitter, luego existo. Miro mi WhatsApp luego vivo. Así los medios  cercenan la capacidad de pensamiento, en  esto no hay posibilidad para el pensar reflexivo.

Esa guerra, que lamentablemente se debe reconocer que esta bien diseñada dentro de las imperfecciones del ser humano utiliza las  redes sociales para estimular la activación del cerebro reptiliano, de la parte irracional del “CPU” humano que lo induce a tomar decisiones que escapan del control de sus emociones y sentimientos.

Las redes sociales incentivan la violencia verbal lo cual tal vez sea menos perceptible que la violencia física, pero con efectos más graves y nocivos trasmiten la cultura necrófila, que  en manos de psicópatas pueden llegar a transformarlas en armas de  destrucción masiva.

El lenguaje va más allá, pues su contenido cargado de violencia es  expresado y  “retituar” sin meditar tiene un poder de penetración en el inconsciente, es tanto reflejo de la mente humana como  canal de trasmisión de pensamiento y emociones las palabras tienen efectos en la vida diaria. Las palabras tienen efectos en la vida diaria, con ellas podemos construir pero también destruir, edificar o derrumbar, levantar o aplastar, y declarar o finalizar una contienda. Todo depende del uso que le demos.

Esta guerra tiene a los medios de comunicación y sus instrumentos como su mejor apéndice y juegan un papel fundamental  por su alcance,  siendo utilizados por  la lógica de la violencia establecida como mercado que domina sobre la solidaridad en la información.

En ese contexto transcurre Almelina, la película que actualmente se exhibe en los escenarios públicos  donde se refleja el ambiente de la  barbarie belicosa de la manipulación mediática   al cual esta sometida la población.

Almelina, la película nace en una realidad violenta que describe y narra de forma extraordinaria-con  formato bien logrado, excelente fotografía, guion y parlamento, excelente plano actoral- los momentos por los cuales atraviesa las ciudades  y pueblos de Venezuela,  que se viene convirtiendo en ese movilizador de la memoria colectiva donde en cada cine-foro se pone de manifiesto la expresión y la gallardía de la madurez y el compromiso de la gente en este momento  tan crucial para la revolución Bolivariana.

El docudrama Almelina, refleja con claridad pero a la vez plantea interrogantes sobre la lucha de clases que se adelanta en Venezuela, donde se viene aplicando libretos  y guiones que hasta ahora-y se espera que no se logre su objetivo-han cumplido la meta de acabar con gobiernos y proyectos legitimados por la voluntad popular. Socavando las bases de la sociedad.

Si bien, el docudrama, si acaso lo llegasen  a ver los de la otra orilla, no ejercerá ninguna influencia pues esa gente esta programada para el odio y el desprecio hacia  los humildes; en el caso de la orilla irreductible, sirve pa reafirmar su compromiso, su lealtad y fe en el porvenir que se  construye en el presente, que si pasa por momento de  violencia inducida  en lo económico, social y política, llegara el momento para la paz; Almelina tiene esa fortaleza, partiendo de un momento de violencia seguramente que es un catalizador a futuro para encontrar la paz.

hriverat1@hotmail.com

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La telaraña de las redes

Por: Gloria Hurtado

Sí, caí. Tan estricta que he sido en nunca repetir una mala noticia, o una información alarmante (va a suceder, atracaron, advertencias de peligro), me llegó un whatsapp de una fuente fidedigna con una imagen de atraco a un “supuesto” líder sindical que me pareció tan pero tan atropellador, que lo repiqué. Pero mas que la imagen fue la fuente la que me hizo confiar. “Imposible “ que esta fuente estuviera equivocada, imposible. Solicitaba alertar para prevenir que se le hiciera mas daño. Inmediatamente otra fuente periodística, también confiable, aclaró: “no es verdad, es una imagen de Venezuela, de la Guardia Nacional”. Empecé a “bombardear” a mi primera fuente pidiéndole una aclaración y su respuesta fue aplastante. “Estoy buscando al remitente, pensé que al retwitear iba. Sigo buscando y si lo consigo te lo mando”. Minutos después  “Perdón por la confusión”.

Sí, sentir vergüenza y pedir excusas, qué mas queda. A los mismos que se retwiteó, mandar la “aclaración”. Sin embargo la lección es muy clara. ¡Y enredada! ¿Cómo hay que manejar las redes? ¿Cómo no caer en la telaraña de ellas? Es necesario “vivir conectado” pero ¿en quién creer? Ni siquiera fuentes confiables, aseguran la verdad de la información. En montajes, plagios de whatsapp, memes, hackers, hoy está la “realidad”. La era de la post verdad, de las falsas noticias, del poder de la información pero tergiversada a mas no poder. Las redes son como un monstruo, una telaraña que atrapa, hay que vivir “en ella” pero conservando la  libertad de la credibilidad. ¿Cómo hacerlo? No es fácil.

Pero el que no sea fácil no significa claudicar. No significa renunciar a un elemento actual que hay que saber manejar y enfrentar. Lo mas importante (y peligroso) la inmediatez. En la actualidad lo instantáneo precipita a errores que con paciencia se habrían podido manejar diferente. Tener un mínimo de prudencia y hasta donde se pueda, evaluar, analizar, sopesar antes de retwitear la información recibida. Las exageraciones casi siempre son mentiras. Los “absurdos” que impactan y lastiman por lo general tienen dosis de veneno y maldad. Las “rarezas” pueden terminar siendo montajes de los cuales hay que tener distancia y mesura. Qué tan valiosa es la prudencia en estos casos. Si se puede, una confirmación telefónica, salirse de la multitud para recuperar la individualidad de un contacto, puede ser una medida prudente. Asegurar de viva voz la verdad del remitente es tranquilizador. Pero suena paradójico porque también la inmediatez puede ayudar a solucionar la dificultad.

Lo que si es claro que imágenes de heridos o muertos o desastres (Mocoa o la mujer herida en la bomba del Andino) no aportan absolutamente nada a la información. Lo que buscan es impactar y azuzar el morbo y allí estamos “cargando” de malestar y perturbación a quienes están conectados. ¿Con qué fin? Energéticamente resonar en ondas pesadas y densas, nada aporta y por el contrario contribuye a enredar el ambiente. Lo dicen todos los estudios de Psicología modernos: cargarse de negativo lo único que aporta es negatividad. Buscar equilibrio, prudencia, serenidad, conceptos cada vez mas escasos en el mundo actual, pareciera que son los blindajes necesarios para enfrentar y navegar en las redes. Hay que saber hacerlo y…sobrevivir.

Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos

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