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Cincuenta millones de personas en situación de esclavitud moderna

Por: Eduardo Camín

Proclamar dialécticamente los derechos humanos en su lucha contra el trabajo forzoso significa crear un horizonte de sentido mediante el cual los individuos aislados puedan expresarse, afirmarse a sí mismos como una comunidad de hombres y mujeres libres e iguales

Cincuenta millones de personas vivían en situación de esclavitud moderna en 2021: 28 millones de ellas eran obligados a trabajos forzados y 22 millones estaban atrapadas en matrimonios forzados que, según las últimas “Estimaciones mundiales sobre la esclavitud moderna”, es la antítesis de la justicia social y el desarrollo sostenible.

Estas estimaciones revelan que casi una de cada 150 personas en el mundo se encuentra en esa terrible situación. Peor aún: el número de personas en situación de esclavitud moderna ha aumentado en 10 millones en los últimos cinco años. Las mujeres y los niños siguen siendo desproporcionadamente vulnerables.

La esclavitud moderna se da en casi todos los países del mundo, y atraviesa líneas étnicas, culturales y religiosas. Más de la mitad (52%) de todos los trabajos forzados y una cuarta parte de todos los matrimonios forzados se encuentran en países de renta media-alta o alta.

Trabajo forzoso

La mayoría de los casos de trabajo forzoso (86%) se dan en el sector privado. El trabajo forzoso en sectores distintos de la explotación sexual comercial representa el 63% del total, mientras que la explotación sexual comercial forzosa representa el 23%. Casi cuatro de cada cinco personas sometidas a explotación sexual comercial forzada son mujeres o niñas.

El trabajo forzoso impuesto por el Estado representa el 14% de las personas sometidas a trabajo forzoso. Casi una de cada ocho personas que realizan trabajos forzados son niños (3,3 millones) y más de la mitad de ellos se encuentran en situación de explotación sexual comercial.

Los primeros meses de la pandemia de Covid-19 estuvieron acompañados de numerosos informes sobre el trabajo forzoso vinculado a la crisis. Las perturbaciones de los ingresos a causa de la pandemia provocaron un mayor endeudamiento entre los trabajadores y, con ello, se observó un marcado aumento de la servidumbre por deudas entre algunos trabajadores que carecían de acceso a los canales de crédito formales.

La crisis causó un deterioro de las condiciones de trabajo de tal magnitud que en algunos casos propició el trabajo forzoso de un sin números de trabajadores. Sin embargo, se sabe poco sobre la manera en que han evolucionado los riesgos de trabajo forzoso desde el inicio de la crisis y una vez que se puso fin a los cierres estrictos de los centros de trabajo en la mayoría de los países y la economía mundial comenzó su frágil recuperación.

Subsisten muchos motivos de preocupación al respecto. El Banco Mundial señala que la pobreza extrema —una importante métrica del riesgo de trabajo forzoso— sigue siendo muy superior a la tendencia anterior a la pandemia y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señaló que la recuperación del empleo se ha estancado en una gran parte del mundo.

Por otra parte, sostiene el Informe, las personas en situación de trabajo forzoso son sometidas a múltiples formas de coacción para obligarlas a trabajar en contra de su voluntad. La retención sistemática y deliberada del salario, utilizada por los empleadores abusivos para obligar a los trabajadores a permanecer en un puesto de trabajo por miedo a perder los ingresos acumulados, es la forma más común de coacción, experimentada por el 36 por ciento de las personas en situación de trabajo forzoso.

En segundo lugar, se sitúa el abuso de la vulnerabilidad por medio de amenazas de despido, que experimenta uno de cada cinco trabajadores en situación de trabajo forzoso. Las formas más graves de coacción, como el confinamiento forzoso, la violencia física y sexual y la privación de lo necesario para satisfacer las necesidades básicas son menos comunes, pero no por ello menos importantes.

Matrimonio forzado

Se estima que 22 millones de personas vivían en un matrimonio forzado en un día cualquiera de 2021. Esto indica un aumento de 6,6 millones desde las estimaciones globales de 2016.

La verdadera incidencia de los matrimonios forzados, en particular los que involucran a niños de 16 años o menos, es probablemente mucho mayor de lo que las estimaciones actuales pueden captar; estas se basan en una definición estrecha y no incluyen todos los matrimonios infantiles que se consideran forzados porque el niño no puede dar legalmente su consentimiento para casarse.

El matrimonio forzado está estrechamente vinculado a actitudes y prácticas patriarcales muy arraigadas y depende en gran medida del contexto. La abrumadora mayoría de los matrimonios forzados (más del 85%) fue impulsada por la presión familiar. Aunque dos tercios (65%) de ellos se dan en Asia y el Pacífico, si se tiene en cuenta el tamaño de la población regional, la prevalencia es mayor en los estados árabes, con 4,8 personas de cada 1.000 en la región en situación de matrimonio forzado.

Más de dos tercios de las personas obligadas a casarse son mujeres. Esto equivale a unos 14,9 millones de mujeres y niñas. Pero los hombres y los niños también son objeto de esta práctica. Tres de cada cinco personas que viven en condiciones de matrimonio forzoso lo hacen en países de ingresos medianos bajos. Sin embargo, las naciones más ricas no son inmunes a este flagelo, ya que el 26 por ciento de los matrimonios forzosos ocurren en países de ingresos altos o de ingresos medianos altos.

Los miembros de la familia son los principales responsables de la gran mayoría de matrimonios forzosos. La mayoría de las personas que declararon sobre las circunstancias de un matrimonio forzoso señalaron que fueron obligadas a casarse por sus padres (73 por ciento) u otros familiares (16 por ciento)

Los migrantes, especialmente vulnerables al trabajo forzoso

Los trabajadores migrantes tienen tres veces más probabilidades de realizar trabajos forzados que los trabajadores adultos no migrantes. Si bien la migración laboral tiene un efecto ampliamente positivo en las personas, los hogares, las comunidades y las sociedades, este hallazgo demuestra cómo los migrantes son especialmente vulnerables al trabajo forzoso y a la trata de personas, ya sea por la migración irregular o mal gobernada, o por las prácticas de contratación injustas y poco éticas.

“Es escandaloso que la situación de la esclavitud moderna no mejore. Nada puede justificar la persistencia de este abuso fundamental de los derechos humanos”, dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder. “Sabemos lo que hay que hacer, y sabemos que se puede hacer. Es fundamental contar con políticas y regulaciones nacionales eficaces. Pero los gobiernos no pueden hacerlo solos. Las normas internacionales proporcionan una base sólida, y es necesario un enfoque que incluya a todas las partes. Los sindicatos, las organizaciones empresariales, la sociedad civil y los ciudadanos de a pie tienen un papel fundamental que desempeñar”, añadió.

António Vitorino, Director General de la OIM, dijo que este informe subraya la urgencia de garantizar que toda la migración sea segura, ordenada y regular. “La reducción de la vulnerabilidad de los migrantes al trabajo forzoso y a la trata de personas depende, en primer lugar, de marcos políticos y jurídicos nacionales que respeten, protejan y hagan realidad los derechos humanos y las libertades fundamentales de todos los migrantes -y de los migrantes potenciales- en todas las etapas del proceso migratorio, independientemente de su situación migratoria”, señaló.

Añadió que “toda la sociedad debe colaborar para revertir estas impactantes tendencias, incluso mediante la aplicación del Pacto Mundial sobre Migración“.

Grace Forrest, directora fundadora de Walk Free, señaló que “la esclavitud moderna es la antítesis del desarrollo sostenible. Sin embargo, en 2022, sigue apuntalando nuestra economía mundial. Es un problema creado por el hombre, relacionado tanto con la esclavitud histórica como con la persistente desigualdad estructural. En una época de crisis agravadas, una auténtica voluntad política es la clave para acabar con estos abusos de los derechos humanos.”

Acabar con la esclavitud moderna

El informe propone una serie de medidas que, tomadas en conjunto y con rapidez, supondrían un avance significativo para acabar con la esclavitud moderna. Entre ellas se encuentran mejorar y hacer cumplir las leyes y las inspecciones de trabajo; poner fin al trabajo forzoso impuesto por el Estado; reforzar las medidas para combatir el trabajo forzoso y la trata de personas en las empresas y las cadenas de suministro; ampliar la protección social, y reforzar las protecciones legales, incluida la elevación de la edad legal para contraer matrimonio a los 18 años sin excepción.

Otras medidas son abordar el mayor riesgo de trata y trabajo forzoso para los trabajadores migrantes, promover la contratación justa y ética, y un mayor apoyo a las mujeres, niñas y personas vulnerables.

Una vez más nos vemos sometido frente al problema de fondo relativo a los derechos humanos que no es tanto el de denunciarlos como concepto deliberativo, sino el de protegerlos y aplicarlos, pues la cuestión de su fundamentación ya ha sido resuelta por la Declaración Universal de 1948 de Naciones Unidas.

Además, la propia Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo, congregada en Filadelfia en su vigésima sexta reunión, adoptó el 10 de mayo de 1944, la Declaración de los fines y objetivos de la Organización Internacional del Trabajo y de los principios que debieran inspirar la política de sus miembros.

La Conferencia reafirmó los principios fundamentales sobre los cuales está basada la Organización y, en especial, los siguientes: el trabajo no es una mercancía; la libertad de expresión y de asociación es esencial para el progreso constante; la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro para la prosperidad de todos.

Asimismo, reafirmó la lucha contra la necesidad debe proseguirse con incesante energía dentro de cada nación y mediante un esfuerzo internacional continuo y concertado, en el cual los representantes de los trabajadores y de los empleadores, colaborando en un pie de igualdad con los representantes de los gobiernos, participen en discusiones libres y en decisiones de carácter democrático, a fin de promover el bienestar común

Conviene recordar entonces, de manera sinóptica, que el despliegue de la idea de dignidad humana en tanto núcleo central de los derechos humanos abarca el concepto de trabajo forzoso, y por ende el concepto derivado de la esclavitud moderna.

Proclamar dialécticamente los derechos humanos en su lucha contra el trabajo forzoso significa, fundamentalmente, crear aquel horizonte de sentido mediante el cual los individuos aislados pueden expresarse, afirmarse a sí mismos como una comunidad de hombres libres e iguales. Claro, se trata de la autoproclamada democracia del capitalismo. “Esa” de libertades y privilegios pero para unos pocos, es decir, de una cierta idea de dignidad humana, reñida con la realidad, que esbozan los informes.

Fuente de la información e imagen: https://www.alai.info/

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La opresión de las mujeres palestinas continúa pese a las tímidas reformas

Asia/Palestina/04 Enero 2020/El país

La Autoridad Palestina eleva la edad de matrimonio, pero sigue sin abordar la violencia de género. La ocupación israelí también acentúa la represión

El Gobierno de la Autoridad Palestina se enfrenta al reto de responder a la violencia de género en Cisjordania, tras las protestas por la muerte de la joven Israa Ghrayeb, la joven maquilladora de un pueblo cercano a Belén víctima de un crimen de honor. Cientos de mujeres se movilizaron el pasado agosto en diversas ciudades palestinas en un movimiento que alcanzó gran repercusión en las redes sociales. Tras varias semanas de marchas y concentraciones, el Ministerio de Asuntos de la Mujer anunció que presentaría una ley de protección familiar para fines de este año.

A principios de noviembre, el primer ministro palestino, Mohamed Shtayeh, aprobó una modificación en la ley jordana de 1976, que hasta ahora regía el estatuto personal, para decretar la elevación de la edad mínima para casarse a 18 años para ambos sexos. La medida pretende poner fin al matrimonio infantil, hasta el momento permitido a chicas mayores de 15 años en Cisjordania y de 17 en Gaza. La sociedad civil ha celebrado parcialmente la medida, pero quedan aún por promover medidas para impedir el matrimonio forzoso. Pese a la reforma legal, los jueces tendrán la potestad de decidir sobre la validez del enlace si consideran que la menor está madura para el matrimonio y su padre lo aprueba.

“No es suficiente para avanzar de forma decidida en la protección de los derechos de las mujeres”, afirma Eva Anadón, jefa de misión en Palestina de Alianza por la Solidaridad. De acuerdo con esta ONG española, no se ha abordado ningún cambio profundo en la institución del matrimonio. También cuestiona que no se haya avanzado en una visión de las mujeres como personas autónomas y titulares de derechos. Anadón precisa que aún sigue siendo necesario para la mujer obtener el consentimiento del wali [tutor masculino] para casarse o para trabajar fuera de casa, y que todavía se incluyen en la ley excepciones para consentir el matrimonio infantil que dependen de la decisión de un tribunal religioso.

Los datos recogidos en el último año por la Oficina Central de Estadística palestina en Cisjordania y Gaza indican que el 29% de las mujeres casadas de entre 18 y 64 años reconocen haber sufrido algún tipo de violencia, en especial psicológica, por parte de sus maridos. Más de la mitad, así como las menores de 29 años no casadas, permanecen en silencio sobre estas agresiones.

De acuerdo con Yara Hawari, analista política del centro de estudios palestino Al Shabaka, la causa de las mujeres en Palestina no puede desligarse de la ocupación israelí porque, aunque siempre se han enfrentado a una constante marginación interna, el régimen israelí también las reprime al empoderar las estructuras patriarcales a través de la colonización y la fragmentación de las comunidades.

Hawari critica que el foco de atención se centre en la violencia machista dentro del hogar, sin considerar la ocupación de Cisjordania y el bloqueo a Gaza como factores que contribuyen a las violaciones de derechos de las mujeres. Como ejemplo, cita el interrogatorio de la adolescente palestina Ahed Tamimi, condenada por abofetear a un soldado israelí, en el que dos agentes del Shin Bet (servicio secreto interior) la acosaron verbalmente e hicieron comentarios acerca de su cuerpo.

A la espera de una legislación clara sobre violencia de género en Palestina, un nuevo frente, el de la paridad en las distintas instancias gubernamentales, marca la diferencia en el diseño de políticas públicas de igualdad entre hombres y mujeres.

Actualmente, la inclusión femenina en la política institucional palestina se ve limitada a un 20% de mujeres en el Consejo Legislativo Palestino y a solo una mujer, la histórica dirigente Hanan Ashrawi, entre los 15 miembros del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Solo hay también una mujer gobernadora de provincia y tres ministras en el Gabinete de la Autoridad Palestina, al frente de las carteras de Sanidad, Turismo y, precisamente, Asuntos de las Mujeres.

El Gobierno palestino fue el primero de Oriente Próximo en adherirse a la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer de la ONU. Según el centro Al Shabaka, una sentencia de 2017 del Tribunal Supremo que regula la vigencia de los acuerdos internacionales dentro del sistema legal palestino, permite a los tribunales no aplicar aquellos convenios que entren en conflicto con la legislación local. Organizaciones como Human Rights Watch denuncian que el texto de la convención sigue sin haber sido oficialmente publicado en Palestina, por lo que no es vinculante.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/12/13/actualidad/1576234376_446836.html

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La esclavitud moderna aún encadena a 40 millones de personas en el siglo XXI

Por: Clara Giménez Lorenzo

Un informe de la Walk Free Foundation, colaboradora de la Organización Mundial del Trabajo, señala que los trabajos y los matrimonios forzosos son las dos formas actuales de sometimiento, que afecta sobre todo a mujeres y niñas.

La esclavitud moderna aún encadena a más de 40 millones de personas en pleno siglo XXI, unas dramáticas cifras que cobran actualidad este viernes, día 23, en que se conmemora el Día internacional del recuerdo de la trata de esclavos y su abolición, de Naciones Unidas.

El dato pavoroso procede de las conclusiones del informe de la Walk Free Foundation ( WFF ), un organismo que colabora con la Organización Internacional del Trabajo ( OIT ).

El 23 de agosto de 1791 se produjo una revuelta de esclavos en la entonces colonia francesa de Santo Domingo (Saint Domingue), hoy Haití; revuelta que está considerada como el primer levantamiento contra el poderoso sistema esclavista .

Doscientos años después de aquel tiempo colonial, este cruel sistema de opresión persiste en nuestros días, como evidencia el Índice Global de Esclavitud (GSI, por sus siglas en inglés), elaborado por la citada WFF.

Según el informe de este organismo, publicado en julio de 2018, unos 40,3 millones de personas en el mundo son víctimas de la llamada esclavitud moderna , un término que incluye las situaciones en las que a una persona, mediante amenazas, violencia, coacción, abuso de poder o engaño, se le priva de su libertad para controlar su cuerpo, elegir o rechazar un empleo o dejar de trabajar.

Trabajo y matrimonios forzados

 La propia OIT considera dos formas actuales de sometimiento: el trabajo forzoso y los matrimonios forzados.

Ningún rincón del mundo está exento de situaciones de explotación

Casi 25 millones de seres humanos son víctimas del trabajo impuesto por personas o entidades públicas y privadas. Entre ellas, en torno a cinco millones sufren explotación sexual , y más de 15 millones se ven obligadas a casarse contra su voluntad.

El bochornoso ránking mundial de la esclavitud

 Los diez países que encabezan la esclavitud moderna son Corea del Norte, Eritrea, Burundi, la República Centroafricana, Afganistán, Mauritania, Sudán del Sur, Pakistán, Camboya e Irán, aunque ningún rincón del mundo está exento de situaciones de explotación.

En Brasil, por ejemplo, un caso denunciado es el de dos hermanos, Elias y Nerisvan Vieira da Silva, que estuvieron encerrados en una granja y en contacto permanente con productos tóxicos.

 Más de 400.000 personas sufren esclavitud en EEUU, según este índice

Elias y Nerisvan fueron amenazados con no recibir paga alguna por su trabajo si intentaban escaparse, según relata la ONG estadounidense Free the Slaves , que colaboró con otras organizaciones locales para devolverles la libertad, con lo que hoy han vuelto a trabajar como campesinos en el otro extremo del país.

El caso de estos hermanos tiene mucho que ver con los niños pescadores del Lago Volta (Ghana), los fabricantes de ladrillos de Pahasaur (India), o las 403.000 personas que sufren esclavitud en Estados Unidos, el país más desarrollado del mundo, según los datos del mencionado GSI.

 

  

Un grupo de trabajadores en una fábrica de ladrillos de Bangladesh. REUTERS

 Para la OIT, la vulnerabilidad económica es la principal causa de la esclavitud moderna.

Un 71% de las víctimas de esclavitud son mujeres, según la OIT

Uno de sus expertos, el brasileño Luiz Machado, explica a Efe por teléfono que «si los salarios no pueden cubrir las necesidades de los trabajadores y sus familias, buscarán otras formas para complementar sus ingresos e intentar vivir decentemente. Una familia pobre acepta cualquier tipo de trabajo para sobrevivir» .

Por lo que se refiere a la explotación por género, la OIT señala que un 71% de las víctimas son mujeres.

En concreto, las mujeres y las niñas representan el 99% de quienes sufren trabajo forzoso en la industria del comercio sexual, y llegan hasta el 84% las que son obligadas a casarse.

Seres humanos en venta

 Este sistema moderno de explotación no sólo afecta al tráfico de seres humanos en la medida en que las víctimas pueden ser sometidas en el ámbito doméstico y en el propio lugar de nacimiento.

La trata con fines de explotación sexual es un tipo concreto. Por ejemplo, no supone necesariamente el cruce ilegal de fronteras, pero cuando es así puede implicar también tráfico ilegal de personas.

Joy Amen Omoruyi fue captada en su Nigeria natal y obligada a prostituirse en las calles de Viena

A la joven Joy Amen Omoruyi la captaron en su Nigeria natal cuando confió en quienes supuestamente la ayudarían a llegar a Europa.

Joy pasó por Libia e Italia hasta que la instalaron finalmente en Austria, donde sus tratantes le informaron de que había contraído una «deuda» de 20.000 euros. Fue obligada a prostituirse durante varios meses en las calles de Viena para poder saldarla hasta que consiguió escapar.

Nueve años después, la joven vive en Pamplona (España) y trabaja en Acción contra la Trata (ACT) como auxiliar de mediación para luchar contra la explotación sexual. Su intención es sensibilizar sobre lo que ocurre a miles de mujeres y niñas que salen de países como Nigeria en busca de una vida mejor.

«Europa —asegura a Efe por teléfono— no es lo que la gente en mi país cree; tampoco es consciente de las dificultades y los peligros que hay en el camino… como caer en redes de trata».

 

  

Una mujer en prostitución en el polígono Marconi de Madrid. JAIRO VARGAS

Matrimonios forzosos también en España

 Se sabe poco sobre la práctica de obligar a casarse a las mujeres, una costumbre habitual en ciertas comunidades de África, Oriente Medio, Asia y América Latina.

Según sus propios cálculos, la UNICEF estima que aproximadamente 650 millones de niñas y mujeres en todo el mundo se han casado antes de cumplir los 18 años de edad.

En un contexto de globalización, multiculturalidad y migraciones, los matrimonios forzados han comenzado a aparecer en Europa.

«Todas las mujeres víctimas de matrimonios forzados sufren otras violencias, como agresiones sexuales, malos tratos o trabajos forzosos»

La Federación de Mujeres Progresistas de España (FMP) elaboró en 2018 el informe No Acepto , una investigación preliminar que pretende sacar a la luz los matrimonios forzados en este país.

«Aún no existen grandes datos sobre esta realidad», comenta la abogada Beatriz Lázaro, asesora de la FMP como especialista en violencia de género y una de las autoras del informe.

Lázaro diferencia dos supuestos tipificados en el Código Penal: los matrimonios comprendidos dentro de la trata y aquellos que se producen en el entorno familiar. «Todas las mujeres víctimas de matrimonios forzados -dice- normalmente sufren otras múltiples violencias, como agresiones sexuales, violencia de género o trabajos forzosos».

Luchar contra la esclavitud

 Luiz Machado, el citado experto de la OIT, asegura que «todos los Estados están en contra de la esclavitud moderna, pero muchos no reconocen que exista en su propio territorio. El mayor desafío es este reconocimiento, y la actuación posterior».

España es el cuarto país en un ránking de 20 con más dependencia de esclavitud moderna en la cadena de suministro de la industria pesquera

En España, por ejemplo, la esclavitud moderna también es un hecho que afecta a unas 105.000 personas, según el GSI. Desde enero de 2019, la Guardia Civil del país inspeccionó hasta 952 locales donde pudo producirse explotación laboral. También liberó a 68 víctimas y detuvo a 38 delincuentes .

Asimismo, se lanzó la campaña #trabajoforzoso, que se dirige directamente a posibles víctimas de trata de seres humanos.

En España, de entre quienes sufren explotación sexual, el 90% son mujeres y niñas, mientras la explotación laboral afecta a un 80% de hombres frente a un 20% de mujeres.

Más allá de denunciar estos graves delitos y presionar a las autoridades para que endurezcan la legislación , los expertos consideran que la sociedad civil puede actuar en el día a día contra la esclavitud del siglo XXI.

Lo más sencillo, dicen, es intentar conocer de dónde vienen los productos que consumimos. Según el GSI, España es el cuarto país en un ránking de 20 con más dependencia de esclavitud moderna en la cadena de suministro de la industria pesquera.

Los bienes de consumo con más riesgo de haber sido producidos en situaciones de esclavitud son ordenadores y móviles, ropa, pescado, cacao y caña de azúcar.

No todo el mundo tendrá la oportunidad de ayudar a personas como Joy o los hermanos Da Silva, pero cada ciudadano puede conocer, denunciar y luchar en la medida de sus posibilidades contra una lacra como la esclavitud moderna.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=259711

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Muchos Estados en el mundo aún no garantizan los derechos fundamentales de los niños

Redacción: News/23-01-2019

Hace 30 años entró en vigor un instrumento internacional para proteger los derechos de los niños; sin embargo, todavía hay muchos Estados que no garantizan el desarrollo y supervivencia de los menores, que ignoran sus voces y que los consideran meros receptores de cuidados, a menudo insuficientes para su bienestar, advirtió la máxima funcionaria de la ONU en materia de derechos humanos.

Al inaugurar este lunes en Ginebra la 80ª sesión del Comité de los Derechos del Niño, Michelle Bachelet señaló que a pesar de que en las últimas tres décadas se han registrado avances significativos y prácticamente todos los países han aprobado leyes para proteger las garantías de los niños, millones de ellos no gozan de sus garantías básicas.

“No todos los Estados parte aseguran a cabalidad la supervivencia y el desarrollo de todos los niños en todas partes. En general, los niños son vistos como receptores pasivos de cuidados y sus voces son desatendidas o ignoradas”, dijo la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

La Convención sobre los Derechos del Niño es el tratado de garantías fundamentales que más ratificaciones ha recibido históricamente y su adopción ha dado lugar a la creación de programas educativos, de nutrición y salud que han mejorado la situación de los menores en el mundo.

Además, hace tres años los Estados refrendaron su compromiso con la niñez y le prometieron un mejor futuro.

Avance insuficiente

Pero esas declaraciones son insuficientes y el mundo aún dista del progreso que hace falta para cumplir con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

La Alta Comisionada recordó que UNICEF estima que 60 millones de menores de 5 años morirán entre 2017 y 2030 por causas prevenibles y que, en 2016, 155 millones sufrieron atrofia del desarrollo o desnutrición crónica.

“Los niños son especialmente vulnerables a la trata y la esclavitud, incluyendo las peores formas de trabajo forzado, esclavitud doméstica, esclavitud sexual y matrimonio forzado”, subrayó Bachelet.

Agregó que los niños migrantes o desplazados, un colectivo en aumento, afrontan un alto riesgo de sufrir esas atrocidades.

Cifras calamitosas

Entre otros datos alarmantes, Bachelet destacó los 5,5 millones de menores víctimas de trabajo forzado y el hecho de que un tercio de las víctimas de trata sean niños. En esta categoría las niñas duplican el número de niños sometidos explotación sexual. Millones de niñas, además, se convierten madres cada año, perpetuando así el ciclo de pobreza.

“Estos números son una calamidad. Cada uno de ellos representa a un individuo cuyas esperanzas y sueños han sido destruidos. Por desgracia, aún queda mucho por hacer antes de que cumplamos con los cuatro principios de la Convención: la no discriminación; lo mejor para su bienestar; el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; y el derecho a ser escuchado”, puntualizó.

En este contexto, abogó por dar un mayor énfasis al cumplimiento de los pilares y objetivos de ese instrumento y confió en que la discusión anual del Comité impulse el bienestar de la infancia mundial.

“Hoy, los niños y jóvenes enfrentan desafíos enormes relacionados con los conflictos, el cambio climático, la inestabilidad económica, el desplazamiento, la reducción de los espacios participativos, la globalización y los cambiantes mercados laborales. Se trata de la misma gente joven que es fuente de ideas, innovación y soluciones. Darles facultades, respetar su dignidad y garantizar sus derechos nos beneficia a todos”, concluyó Bachelet.

El Comité de los Derechos del Niño terminará su sesión el 1º de febrero y revisará los informes de Bahrein, Bélgica, Guinea, Italia, Japón y Siria.

Trabajo infantil

Un ejemplo de la situación descrita por Bachelet es el trabajo infantil. La Organización Internacional del Trabajo indicó recientemente que existiéan en el mundo unos 152 millones de niños y niñas trabajadoras en 2018. Para aliviar esta situación en Madagascar, esta Organización ha puesto en marcha un programa que ayuda a los niños trabajadores a mejorar su situación y a acceder a la capacitación, como se muestra en este vídeo.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2019/01/1449342

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Madres adolescentes de Cotonou (Benín), víctimas de abuso y rechazo, encuentran acogida en la Maison du Soleil

Benín/14 diciembre 2017/Fuente: Telecinco

Vanessa es beninesa, tiene 16 años y es madre de un bebé de 9 meses, Aicha. Se marchó de su casa para vivir con su tía y así tener un futuro mejor pero su vida se truncó cuando fue violada por un vecino y expulsada por su propia tía de la casa, al quedarse embarazada.
La joven recuerda su historia casi en un susurro. «No sabía a dónde ir y un hombre me habló del servicio de protección del menor», relata. Desde allí la trasladaron a la Maison du Soleil de Cotonou, una casa de las salesianas cuya construcción ha financiado Manos Unidas y donde viven un total de 10 niñas menores de 18 años, que han sido víctimas de abusos y violencia, con embarazos precoces y no deseados y que viven en una situación de desprotección y dificultad extrema. En la actualidad, tres de las menores acogidas han sufrido incesto, procediendo el abuso sexual, sobre todo, de los nuevos cónyuges de sus madres y de sus abuelos.
A través de la labor de psicólogos, asistentes sociales y médicos se ofrece a las jóvenes asistencia sanitaria, psicológica, educación sexual, asistencia jurídica -por ejemplo, para reclamar la paternidad–, se les enseñan sus derechos, cómo defenderse de sus agresores y se trabaja en su reinserción familiar, según explica el director de la casa, Micdadou Coulibaly.
Las jóvenes son acogidas durante su embarazo y con sus bebés, durante un periodo aproximado de 6 a 9 meses, hasta que se consigue garantizar su estabilidad. El problema aparece cuando llega el momento de ser reinsertadas y algunas de ellas no pueden por casos de malos tratos u otras dificultades familiares. «Me gustaría volver con mi madre pero hay muchos problemas», explica Vanessa entre lágrimas, al pensar que dentro de poco tiempo tendrá que abandonar esta casa que se ha convertido en su «hogar». En estos casos, alargan el periodo de estancia e intentan sensibilizar a la familia, según precisa Coulibaly.
A Vanessa le gustaría en un futuro poder montar su propio restaurante, al igual que Olga, de 18 años y madre de un niño de 18 meses, que ha conseguido levantar su propio negocio de jabonería tras pasar por la Maison du Soleil y por la Maison de l’Esperance. Olga se quedó embarazada y el padre del niño no quiso hacerse cargo, así que acabó en la casa de acogida de las salesianas de Cotonou. En abril se reintegró en su familia, en casa de su madre y dice que le va «genial» con su negocio, vendiendo jabones a sus familiares y a peluquerías.
«Hay esperanza», asegura Olga desde la Maison du Soleil a la que a veces vuelve para contar su testimonio a las demás chicas. Cuando sus coetáneas le preguntan sobre si es una vergüenza estar allí acogidas, ella niega rotundamente con la cabeza y anima a las jóvenes a seguir adelante junto a sus hijos, que durante esos primeros nueve meses de vida duermen seguros, comen, ríen, corren y juegan felices.
Olga es un ejemplo de lo que estas madres adolescentes y otros muchos niños y niñas de la calle pueden conseguir gracias a la Maison de l’Esperance (Casa de la Esperanza), ubicada junto a la Maison du Soleil, donde se ofrecen cursos de pastelería, panadería, jabonería y cocina. La directora de esta casa, Fanny Ogoun, explica que unos 60 niños y jóvenes de 14 a 20 años pasan cada año por estos talleres que tienen una duración de nueve meses, más otros tres de prácticas. Tras este periodo, reciben un diploma y les ayudan a redactar su currículo y a buscar empleo. Ogoun asegura que en torno a un 70 por ciento obtienen un trabajo.
VENDIDA PARA TRABAJO DOMÉSTICO
Por esta formación también pasó Abla, una joven de 17 años originaria de Togo que trabaja como pastelera en Benín. En el año 2008, cuando tenía 9 años, la secuestraron junto a su hermano y les vendieron en Nigeria. Ella fue comprada por una mujer para la que estuvo realizando durante cuatro años trabajos domésticos sin salir de la casa. Cada año, miles de niños son víctimas de trata y transportados fuera de las fronteras de Benín para realizar trabajos forzosos y peligrosos.
Algunas de ellas consiguen escapar de esta vida gracias a proyectos como el internado de las salesianas de Don Bosco en Benín, que en todos sus proyectos de acogida han ayudado a unas 20.000 menores en los últimos 16 años. Con su internado, cuya ampliación ha sido financiada por Manos Unidas, ofrecen un hogar a niñas de hasta 17 años que han sido víctimas de trata, explotadas o que han sufrido maltrato y abusos, hasta que encuentran a sus familias.
En el caso de Abla, fue el Servicio de Protección del Menor de la Policía de Benín el que entró en contacto con las salesianas de San Juan Bosco para contarles su caso. Así es como entró en el internado, donde ha vivido desde entonces hasta que este año localizaron a sus padres. Las salesianas habían recorrido once localidades y habían puesto anuncios en la radio. Al poco tiempo, el padre de la joven llamó al teléfono que escuchó a través del transistor. Llevaban buscándola desde 2008.
El pasado 27 de noviembre -que han acordado como el cumpleaños de la joven, ya que la familia no recuerda su fecha exacta de nacimiento–, se produjo el reencuentro en Benín, con dificultades de comunicación ya que la madre solo habla una lengua local que la menor no conoce. Si bien, de momento Abla solo quiere pasar un mes con su familia en Togo y volver a Benín, pues es allí donde tiene su trabajo como pastelera.
Además, teme que a su edad, si vuelve con sus padres, estos puedan concertarle un matrimonio forzado, otro de los principales problemas a los que se enfrentan las niñas beninesas. Este tipo de arreglos matrimoniales ocurren en un 34 por ciento de casos entre las jóvenes menores de 18 años de Benín. Además, el 8 por ciento de las menores de 15 años están casadas, según UNICEF.
En 2015, el Parlamento beninés aprobó el nuevo Código del menor que, entre otras cuestiones, pone fin a la impunidad de los matrimonios infantiles y juveniles y desarrolla líneas de actuación para sensibilizar sobre este problema. Sin embargo, ONG y religiosos que trabajan en el sector denuncian que el Gobierno no está destinando medios y recursos suficientes.

Fuente noticia: http://www.telecinco.es/informativos/sociedad/Madres-Cotonou-Benin-Maison-Soleil_0_2482726056.html

Fuente imagen: http://img.europapress.net/fotoweb/fotonoticia_20171213153648_500.jpg

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¡No más violencia en contra de la mujer!

Por: EducaBolivia

En este encuentro también se denunciaron temas sobre violencia hacia la mujer relacionadas con la tortura y abusos sufridos por haber sido prisioneras políticas.

Fue República Dominicana la que trabajo la idea ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y este planteamiento tuvo el apoyo de 60 gobiernos. El movimiento internacional empujo a que se plasme un documento que tenga como objetivo el que gobiernos y población acaben  con la Violencia de Genero no sólo en Latinoamérica y el Caribe sino en el mundo.
Entendiendo el concepto: violencia contra la mujer
Los medios de comunicación, en especial hoy en día, difunden esta frase casi de forma cotidiana. Pero qué debemos entender como “violencia contra la mujer”. La respuesta es concreta: se la entiende como todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer.
No se considera como violencia contra la mujer al hecho concreto como tal; el sólo hecho de amenazar ya se debe considerar un hecho violento. La coacción o la privación de libertad, junto a la violencia domestica son ejemplos muy negativos de este tipo de violencia en contra de la mujer. Otros delitos a considerar son los cometidos por cuestiones de honor, los crímenes pasionales y la trata de mujeres y niñas.
A lo anterior debemos mencionar como algo muy negativo a la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y el infanticidio de niñas, los ataques con ácido y por supuesto toda violencia relacionada con la explotación sexual y económica.
Una mujer tiene que estar informada si está viviendo una situación de violencia
En un momento crítico es sencillo saberlo, pero difícil aceptarlo. Toda mujer debe saber que cuando lesionan su integridad física, emocional y sexual ya está, lamentablemente, en una situación de violencia.
Si ya se dan manifestaciones agresivas como: empujones, jalones de cabello, pellizcos, etc. ya se está en situación de violencia.
El hecho de escuchar  descalificaciones como por ejemplo “estas gorda”, “esta comida no sirve”; además los gritos, las amenazas y humillaciones también son formas de violencia.
¿Puede llegar a justificarse la violencia?
Nada pero absolutamente nada justifica la violencia. No existe ninguna conducta de la mujer que justifique ejercer violencia en contra de ellas. Queda claro que la violencia es de plena responsabilidad de quien la ejerce.
Muchos argumentan actos violentos contra la mujer a causa del consumo de alcohol y drogas. Definitivamente no es justificativo, sólo se puede concluir que su consumo contribuye en gran manera a que esta violencia aparezca o se incremente.
El lugar del hombre es la calle y el de la mujer la casa
En otras ocasiones argüimos que la sociedad y la cultura nos empujan a realizar y a aceptar acciones machistas. El ser humano acepta frases tales como que el hombre debe ser siempre el fuerte, el que controla, y el que provee. Por el contrario la mujer es vista como la débil, la dominada y es sólo un ser reproductor.
El ser humano, hombre o mujer, no es de ningún lugar. Todas y todos podemos realizar en mayor o menor medida las mismas actividades con iguales responsabilidades.
Si eres víctima de violencia, ¿qué puedes hacer?
Lo primera acción por realizar es romper el silencio y recurrir a alguna persona y contarle la situación por la que pasas. En caso de emergencia hay que acudir inmediatamente a la policía, o a un centro hospitalario, o a una amistad conocida de mucha confianza.
Si tu situación de violencia en tu hogar lo amerita, debes considerar un plan de seguridad. Considera vías de escape, teléfonos de emergencia memorizados y lugares a donde recurrir.
En nuestro país tienes instrumentos que te amparan 
Bolivia ha promulgado la “Ley contra la Violencia en la Familia y/o doméstica” el año 1995. Esta norma establece políticas ordenando sanciones contra los agresores y promueve medidas protectoras en favor de la mujer en ámbitos físico, moral y sexual.
La realidad de hoy en día es un tanto triste ya que faltan acciones y políticas que lleven a la práctica esta Ley que protege a la mujer boliviana respecto de cualquier acto de violencia en su contra.
Los centros de denuncia en nuestro país son varias: Brigadas de Protección a la Familia, Servicios Legales Integrales Municipales (SLIMS), Policía Nacional, Defensoría de la Niñez y Adolescencia o el Ministerio Público.

Enlaces relacionados:
Materiales publicados por el Ministerio de Educación:
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En Ecuador, el 47% de niñas denuncia violencia

América del Sur/Ecuador/29 de noviembre de 2016/Fuente: extra.ec/actualidad

Las niñas ecuatorianas expresan sus miedos, sueños y esperanzas en una recopilación de 2.000 cartas en las que hablan de su día a día y revelan sus inquietudes acerca de la violencia, el trabajo, la educación y la pobreza. La recopilación se publicó tras varios años de trabajo por la ONG Plan Internacional con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra este viernes 25 de noviembre, dijeron fuentes de esa entidad.

Se trata del “testimonio fiel de sus vidas” recogido en una publicación que “nos acerca a sus realidades”, señalaron. Según Plan Internacional, el libro, titulado ‘Cartas de Niñas’ ofrece información estadística sobre este grupo de población y revela que el 47 % de las menores denuncia la existencia de violencia en sus hogares, en la escuela y en el espacio público.

“Mi papi se pone enojado y le pega a mi mami y mis hermanos mayores le dicen que no le pegue y él se pone enojado y los coge y les pega para que no la defiendan”, cuenta Dilcia, de Loja, (sur) en una de las cartas.

Una adolescente confiesa los problemas que supone su temprano matrimonio. “Tengo 14 años y me casé por problemas familiares, algo que es muy difícil de afrontar. Te doy un consejo, no te cases porque eso no te lleva a ningún lado”, expone una joven de Guayaquil en otra de las cartas, de cuyo análisis se desprende que el 94 % de las participantes “ha tenido un caso de embarazo adolescente cercano”.

La recopilación, según la ONG, plantea importantes retos frente a la discriminación, el miedo, la violencia y las pocas oportunidades que las menores tienen para alcanzar su pleno desarrollo. Las niñas que escribieron las misivas, recopiladas en 16 de las 24 provincias de Ecuador, hablaron sobre sus sueños, pero también acerca de “las barreras que les impiden alcanzarlos”, entre ellas el embarazo adolescente, las dificultades para el acceso a una educación de calidad, la violencia o la pobreza.

El análisis de las ‘Cartas de Niñas’ indica también que el 42 % tiene miedo a ser retirada del sistema educativo. “Cuando yo era niña era tan feliz, jugaba, estudiaba y cuando terminé la escuela mi papá me dijo: ‘tú eres mujer, no vas a entrar al colegio’”, comenta Gissela, de Manabí. Sirena, una joven de Quito, relata que sus padres le tratan mal, a pesar de que se ocupa de las tareas del hogar. “Yo hago todo en mi casa: cocino, lavo, plancho y aun así parezco mal. Desearía mucho que me ayudaran”, comenta la menor, quien forma parte del 78 % de las protagonistas de este estudio que trabaja en el hogar.

Además, el 40 % de ellas habla de su situación de pobreza y su impacto en el desarrollo, como Barbie, de Loja, quien expone: “Yo tengo falta de dinero, mi padre trabaja pero no le alcanza para todo. Nosotros lo entendemos, no podemos reprocharle nada, si no tiene, ¿qué puede hacer?”

Fuente: http://www.extra.ec/actualidad/violencia-ninas-ecuador-cartasdeninas-maltrato-ME879592

Imagen:ww.extra.ec/documents/10157/0/768×511/0c40/768d432/none/5419931/AMCM/image_content_21724311_20161124180010.jpg

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