La otra Reforma para las Normales

Por: Abelardo Carro Nava

Después de 1984, cuando por decreto y/o acuerdo presidencial las escuelas normales formaron parte de las Instituciones de Educación Superior (IES), el medio normalista se vio envuelto en una serie de cambios que bien a bien no han cuajado en sus estructuras organizativas. Compararlas con las Universidades o los Tecnológicos no es correcto y, mucho menos, lo deseado. ¿Por qué afirmo esto? Porque como sabemos, las áreas sustantivas que permean el ambiente universitario – y también el normalista a partir de esa fecha –, docencia, investigación y difusión y extensión educativa, se desarrollan de diferente manera en estos subsistemas.

El debate que existe entre el dominio de las disciplinas que son el objeto de las Universidades – dado que éstas se enfocan a una especialidad – y lo que en las normales debe dominarse, es amplio y más por falta de espacio que de ganas, me limitaré a afirmar que las segundas, no sólo deben conocer sobre una disciplina en específico, sino de varias, con el propósito de abordar los contenidos que la propia curricula de nivel básico establece. En todo este asunto, la pedagogía y didáctica, parece ser el punto medular de las profesiones que se desprenden de las carreras profesionales de carácter universitario y normalista. Así de simple, así de complejo.

Ahora bien, por lo que respecta a la reforma curricular que se vislumbra en las normales, y que la misma Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) viene trabajando con diversos grupos de “representantes” de esas escuelas. Tal y como lo afirmé en mi colaboración anterior, se antoja necesaria y harto pertinente. Alinear el proceso educativo que desarrolla en el nivel básico de enseñanza y lo que ocurre en las normales, insisto, me parece viable. No obstante, y con el propósito de hacer un análisis sobre distintos rubros que se desprenden de tal reforma, les comparto mi visión al respecto.

En el año 2011, cuando aún estaba al frente la Mtra. Marcela Santillán, se implementaron los planes de estudio de las licenciaturas en educación preescolar y primaria, dejando de lado, a las de educación secundaria, especial y física. ¿El motivo por el que éstas últimas no se consideraron? Se desconoce, pero la lógica nos indica que estos planes no entraron en el presupuesto pedagógico educativo. Así las cosas, y después de haber sorteado algunos inconvenientes en su implementación en “escuelas piloto” – de lo cual no se habla mucho que digamos –, para el 2012, dichos planes de estudio se implementaron en todo el país en las dos licenciaturas referidas.

Este nuevo planteamiento modificó, de alguna forma, el trabajo y las asignaturas/cursos que se tenían contemplados en los planes 1997 (licenciatura en educación primaria) y 1999 (licenciatura en educación preescolar), así como también, la modalidad de titulación que ambos tenían considerados.

De la estructuración de las asignaturas a partir de un Mapa Curricular (1997-1999), se trasladó a una Malla Curricular (2012). De las actividades escolarizadas, de acercamiento a la práctica y de las prácticas intensivas en condiciones reales de trabajo (1997-1999), se trasladó a los 5 trayectos formativos: piscopedagógico, preparación para la enseñanza y el aprendizaje, lengua adicional y TIC, práctica profesional, y optativos (2012). De una modalidad de titulación por ensayo a través de un documento recepcional (1997-1999), se trasladó a tres modalidades de titulación: tesis, informe de prácticas profesionales y portafolio de evidencias (2012).

Como podemos darnos cuenta, a groso modo y desde mi perspectiva, estos fueron los cambios más significativos y de los cuales puede desprenderse el análisis de cada uno de los contenidos de cada una de las asignaturas y los cursos que contemplaban los planes 1997-1999 y los del 2012. Sin lugar a dudas, puede hablarse mucho al respecto, pero lo que me parece más relevante, es el hecho del enfoque que se encuentra inmerso en tal esquema. Es obvio que si pretende cambiar o transformar algo, dicha transformación debe partir de su origen. Es decir, desde sus cimientos: la práctica docente. Y es aquí donde mi análisis se hace más fino: ¿si el plan de estudios 2012 para las licenciaturas en educación preescolar y primaria considera el enfoque centrado en el aprendizaje, el enfoque basado en competencias y la flexibilidad curricular, académica y administrativa, el  plan de estudios que se está elaborando responderá a los aprendizajes clave, los campos de formación académica, las áreas de desarrollo personal y social y los ámbitos de autonomía curricular tal y como lo marca la educación básica?.

Entonces, ¿qué tipo de docente queremos formar?, ¿un docente que responda a las demandas curriculares de su nivel de competencia o un docente que atienda las áreas sustantivas de desarrollo de las universidades? Preguntas si usted quiere, básicas y sencillas, pero que en el entramado curricular adquieren un peso importante, dada la complejidad precisamente, de organizar los contenidos curriculares para los formadores de formadores y para los propios estudiantes.

Se dice pues, que en nuestros días se requieren docentes que investiguen los problemas educativos y que, a partir de las herramientas intelectuales y físicas que tenga a su alcance, atienda dichos problemas para la mejora de su práctica educativa con la intención de favorecer los aprendizajes de sus alumnos. Asunto nada menor y que requiere de toda la atención de los profesionales de la educación insertos en el medio normalista. No obstante, la realidad que México nos arroja, hace pensar y reflexionar sobre la posibilidad real del éxito que pueda tener el currículo que puede implementarse en la normales.

¿A qué realidad me refiero? A la que padecemos los millones y millones de mexicanos día con día. Pobreza, miseria, desigualdad, inequidad, corrupción, discriminación, racismo, y varios etcéteras más.

En suma mi apreciable lector, considero que todos los intentos por mejorar la educación que se brinda en mi México querido, son aplaudibles. Lo lamentable de este asunto, es que mientras el gobierno federal y la propia Secretaría de Educación, siga viéndose como un mero trampolín político, dichas intenciones quedaran en eso, en meros intentos y la educación irá… ¿de mal en peor?. Y no lo digo por los maestros, sino por las condiciones económicas, sociales, políticas y culturales que vive mi México.

Finalmente, vuelvo a insistir, a que la DGESPE convoque a un foro nacional para que se discuta la pertinencia del plan de estudios que se está diseñando. Créanme que aunque existen y asisten “representantes” a las reuniones nacionales y regionales, la información no llega o bien, no llega como debiera por asuntos de naturaleza política. Si realmente queremos un cambio, debemos comenzar con los mecanismos de comunicación, diálogo y debate entre todos los actores participantes.

Tiempo al tiempo.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/la-otra-reforma-para-las-normales/

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La reforma a las Normales: el circo educativo

26 de julio de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Abelardo Carro Nava

Nuevamente en días pasados, fuimos testigos del show mediático que el Secretario de Educación, Aurelio Nuño, construyó para llamar los reflectores de propios y extraños. Es obvio, la nominación rumbo al 2018, cual entrega de los “Óscares” se aproxima, y el “presidente” habrá de ungir a su candidato y, como parece obvio, a su sustituto. En fin, como decía, la parafernalia se construyó y en esta ocasión habló del mejoramiento y fortalecimiento de las escuelas normales del país, como si el título de un supuesto programa y los reflectores de las cámaras, fueran suficientes para atender a las instituciones que por más de 60 años – más no 30 como afirmó el Subsecretario de Educación Superior – estuvieron en el olvido.

Muy a su estilo, tan flamante paladín de la educación en mi México querido, acompañado de su fiel escudero, Díaz de la Torre, dio a conocer la estrategia que habrá de posicionar a la normales, en el lugar que siempre debieron haber ocupado: piedra angular del Sistema Educativo Mexicano (SEM). El Reglamento de Ingreso, Promoción y Permanencia (RIPPA); la transformación pedagógica en línea con el “nuevo” modelo educativo; la educación Indígena e Intercultural; el aprendizaje del Inglés; el fomento a la Investigación Aplicada y Prácticas Pedagógicas Innovadoras; los intercambios Académicos en México y en el extranjero; y los apoyos a la excelencia académica; fueron los puntos a través de los cuales, según Nuño, se “mejorarían” las condiciones de vida de las normales y, por supuesto, la enseñanza y el aprendizaje en estos centros escolares.

Estos planteamientos, como decía, fueron expuestos, sólo que en medio de todo este asunto, algo se le olvidó mencionar a quien despacha con soberbia desde la Calle de República de Argentina en la Ciudad de México: su estrategia no es estrategia y, mucho menos, es innovadora. Me explico.

Si usted revisa o solicita a las instancias de transparencia y acceso a la información pública, algunos de los acuerdos que emanaron de las reuniones del Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CONAEDU), específicamente, los que se derivaron de la 5ª reunión celebrada en 2009; podrá observar que en ese entonces, las autoridades presentes, acordaron trabajar el famoso “RIPPA” para mejorar los procesos de ingreso, promoción y permanencia en las normales. A la Mtra. Marcela Santillán, ex directora de la Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), le correspondió coordinar esa ardua tarea; sin embargo, y como es de suponerse, la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), y sus respectivos Secretarios Generales en cada una de las entidades, se opusieron rotundamente a tal propuesta. ¿Qué cree usted que pasó? Sí, adivinó, nada pasó y la revisión al reglamento se vino abajo y, con seguridad, así seguirá. ¿Por qué afirmo esto? Porque éste ha sido uno de los puntos  más sensibles y delicados que puede abordarse en el medio normalista, dados los intereses y los conflictos que se desprenderían por la injerencia de varios “actores educativos” en el medio pero, además, porque en vísperas de la carrera presidencial hacia el 2018, dudo mucho que se haga llegar esa propuesta ante las instancias correspondientes para su aprobación. Ante tal situación, ¿quién en su sano juicio político querría entrarle al toro por los cuernos? Así de simple, así de complejo.

Por lo que concierne a algunos de los otros rubros que fueron mencionados, tengo mis serias dudas al respecto. Por ejemplo, se habló de alinear el trabajo que realizan las normales con lo que acontece en la educación básica pero, a fuerza de ser sincero, tal actividad, la realizan las escuelas normales, sus profesores y alumnos desde hace mucho tiempo. ¿Acaso nadie le dijo a tan flamante Secretario que los estudiantes normalistas realizan sus jornadas de observación y práctica docente en los preescolares, primarias y secundarias que son parte de esa educación básica que refiero? Caramba, hace falta que alguien le asesore y le asesore bien, porque independientemente de la curricula – bastante desfasada – plasmada en el Plan de Estudios para la educación normal que se ofrece en México, los normalistas, realizan esa vinculación para favorecer el proceso de enseñanza y de aprendizaje.

Por lo que se refiere al idioma inglés y la movilidad académica – tanto a nivel nacional y en el extranjero – que se propone, habría revisar cómo es que los estudiantes han realizado estancias en otras escuelas normales del país o bien, cómo es que han salido a otros países con el propósito de analizar la práctica docente en otros contextos. En este sentido es menester decir, que muchos de estos jóvenes, sobre todo los que han visitado Estados Unidos o Francia, han logrado certificarse en el idioma (la certificación es un requisito indispensable que debe cubrir el alumno normalista) para que puedan acceder a esa beca de movilidad que ofrece la Coordinación Nacional de Becas. ¿Quién eroga el recurso para esa certificación? Habría que preguntarle, a muchos padres de familia sobre ello. Ciertamente dicha coordinación ofrece un recurso para que los estudiantes solventen sus gastos en el extranjero, pero en las normales, aún se adolece de un efectivo programa de “certificación” para el logro de tal propósito.

En cuanto a los apoyos a la excelencia académica y los programas de investigación que se propusieron, podría decir mucho; sin embargo, me limitaré en esta ocasión – más por falta de espacio que de ganas –, que actualmente existe un programa denominado Estímulo al Desempeño Docente, pero que en los hechos, no estimula lo que debería estimular, y si beneficia a quien no debería beneficiar, y de eso saben muchos de los allegados al SNTE. Por lo que se refiere a la investigación, ésta comienza a tener forma y fondo, derivado del trabajo que ha impulsado el Mtro. Abraham Sánchez Contreras (de la DGESPE), no obstante que desde hace varios años se venía trabajando este rubro en las escuelas normales.

Sí, no me equivoco en afirmar que en días pasados presenciamos un circo educativo, donde el principal protagonista, cual maestro de ceremonias con sorbete, látigo y levita, presentó lo que desde su perspectiva, podría mejorar la educación normal en mi México querido. Cosa más lamentable fue ésta, porque si en verdad se pretende mejorar la educación que se brinda en esos centros escolares, lo primero que debió haber hecho, es sacar de en medio al SNTE y la corrupción que éste representa.

De lo demás, si no me equivoco, se trata de impulsar cada una de las acciones – y otras que requieren su atención –, a través de inyectarle mayores recursos económicos, una efectiva profesionalización del magisterio normalista pero, sobre todo, de revalorar la función sustantiva que éstas realizan.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/la-reforma-a-las-normales-el-circo-educativo/

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¿ Peligran las escuelas normales?

Por: Bertha Hernández.

En las condiciones actuales, y según la normatividad vigente, cualquier persona que apruebe el examen para concursar por una plaza podría ser maestro de nivel básico, sin pasar por las escuelas normales. En los hechos, esta situación pone en peligro a la educación normal, tal como la conocemos. Esta es la percepción de diversos investigadores de instituciones de educación superior, especializados en temas de formación docente; y aun cuando el titular de la SEP, Aurelio Nuño, y el subsecretario de Planeación han anunciado para “los próximos meses” la presentación de la reforma a la educación normal, aún no son del dominio público las directrices del proyecto.

“Yo creo que la política es deshacerse de las escuelas normales”, afirma Ángel Díaz-Barriga, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE). “Cuando la ley dice cualquiera que pase el examen puede obtener la plaza, le resta relevancia a esas escuelas”. En opinión del investigador, faltaron matices en la normatividad vigente: “no se distingue entre los profesores de enseñanza media, media superior, educación básica y prescolar y eso aumenta la incertidumbre”.

La historia de las reformas a la educación normal, de la cual salían los profesores para todo el alumnado de nivel básico del país, es una historia que suele correr con atraso con respecto a las reformas educativas. La reforma a normales de 1997 respondía al plan de estudios instrumentado en los planteles desde 1993. En 2004 se hizo la reforma al sistema preescolar, en 2006 a secundaria y en 2009 en primaria, todas ellas orientadas por el modelo de competencias que todavía opera en el país; pero el cambio correspondiente a la formación de docentes se arrancó hasta 2012. Apenas en este 2016 está egresando la primera generación de maestros normalistas formados para un proyecto educativo que está en vías de ser sustituido.

No es nuevo que en algunos niveles de educación básica profesionales de diversas especialidades se desempeñen como docente. Durante décadas, abogados, médicos, arquitectos o ingenieros han sido profesores de educación secundaria. “Y luego hay que preguntarnos por qué están las secundarias como están”, advierte Catalina Inclán, el IISUE, especialista en formación docente:

“Hay maestros de este tipo, muy preparados, que logran transmitir a sus alumnos el  gusto por un tema en particular. Pero hay otros que  terminan inmunizando a los estudiantes porque les falta el sustento pedagógico. Enseñan una asignatura en función de los principios del campo de conocimiento en el que trabajan y no de la enseñanza de ese campo. Hay maestros de secundaria que son químicos, biólogos o médicos y el resultado no siempre es óptimo. Ahora, con la nueva legislación, ¿qué va a pasar en las escuelas primarias cuando empiecen a llegar profesores sin esa formación pedagógica?

“En los hechos, pareciera que se resta fuerza a las escuelas normales”, apunta Iván Escalante, coordinador del área de Teoría Pedagógica y Formación Pedagógica de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN).  “Y hay que pensar que las escuelas normales y más aún las normales rurales son la única oportunidad que tiene un segmento de la población de ingresar a una institución de educación superior”.

“No es gratuito” –añade Escalante- “que la demanda de ingreso a las escuelas normales vaya en descenso de manera drástica, pues inevitablemente quienes ven en la profesión de maestro una opción de desarrollo profesional ya se preguntan si realmente es garantía de seguridad laboral”.

Hay un elemento a considerar, advierte Catalina Inclán: “el ingreso de profesionales no normalistas a todos los niveles educativos para cumplir labores docentes es una experiencia que no tiene antecedentes de prueba en nuestro país”. La investigadora refiere un experimento del sistema educativo chileno que tiene algunas similitudes: “se invitó a estudiantes de diversas especialidades a aplazar su ingreso al campo profesional para impartir clases en sistema básico, a cambio de becas muy generosas. Pero fue un experimento, una experiencia formativa; ninguno de ellos optó por quedarse a trabajar de maestro.

La pregunta es pertinente, añade la investigadora del IISUE: ¿qué va a pasar con estos maestros no normalistas? ¿cuál será su capacidad pedagógica? “Sería muy bueno saber si habrá alguien que los apoye pedagógicamente, si recibirán capacitación para aprovechar sus fortalezas. Lo cierto es que estamos comprando un supuesto que es muy fuerte, porque da sustento a la Ley del Servicio Profesional Docente y no tenemos una sola evidencia de que vaya a ser exitoso”.

“¿Por qué el IMSS no abre un examen, une concurso y cualquiera  que lo apruebe gana una plaza de médico?”, se pregunta Ángel Díaz Barriga “¿por qué los tribunales no hacen lo mismo para contratar personal que no sea abogado?”

Pareciera, coinciden los investigadores, que las normales irán desapareciendo por agotamiento, sin que hasta el momento se vea cómo los nuevos maestros no normalistas adquirirían la competencia pedagógica indispensable. “Si algo tiene la historia de la educación normal en cualquier parte del mundo es que tiene su área de práctica pedagógica”, reclama Díaz-Barriga. “Así como los médicos aprenden a ser médicos en las residencias, en las clínicas y en los hospitales, en las escuelas normales los alumnos van a la escuela desde el primer semestre y empiezan a observar qué pasa en la escuela, a atender alumnos, supervisados por un maestro y poco a poco desarrollan habilidades docentes”.

El tema no es menor en una reforma educativa. Catalina Inclán pone el dedo en un punto neurálgico: “hoy por hoy no es del conocimiento público cómo se forman los maestros de nuestros niños.”

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/peligran-las-escuelas-normales/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/redpolitica.jpg

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