Por: Fausto Segovia Baus
La disolución de la UNE –Unión Nacional de Educadores- dispuesta por el gobierno nacional actualiza un tema irresuelto en el Ecuador: el mejoramiento continuo de la calidad de la formación docente, y la inserción de los profesores en la construcción de conocimientos, de cara a un nuevo modelo de escuela y universidad. Reflexiones para soluciones emergentes.
1. La historia se repite. Las noticias sobre la disolución de la UNE comunicada el 18 de agosto pasado –la segunda en su trayectoria- traen a la memoria la historia de este gremio fundado en 1950, sus luchas por mejores salarios, las paralizaciones y ciertos excesos de dirigentes que usaron el gremio para fines políticos partidistas –el extinto Movimiento Popular Democrático-.
2. La educación pública partidizada. Hay que reconocer la importancia de la organización de los maestros, como derecho constitucional y legal, así como sus contribuciones al mejoramiento del sistema educativo. Pero de ahí a crear un contrapoder que genere conflictos, y lo que es más grave presione para que el Ministerio de Educación tome decisiones en favor de la ‘plataforma’ del gremio –con diputados en el Congreso-, hay una gran distancia. La partidización de la educación fue un enorme obstáculo para las reformas educativas –la mayoría inconclusas-, en los últimos veinte años de democracia.
3. Aportes de la UNE. Con el deseo de destacar la presencia objetiva de la UNE en el escenario educativo nacional, es necesario mencionar sus contribuciones: ilustres profesores y profesoras –alineados o no al MPD- dieron lustre a la profesión docente, desde las aulas normalistas, los institutos pedagógicos y las facultades de Ciencias de la Educación. Ignorar sus aportes sería ser inconsecuentes con la realidad. También es justo reconocer sus investigaciones, publicaciones, foros y aportes a la reforma educativa, muchas veces desatendidos por los gobiernos de turno. La participación de la UNE en las consultas nacionales, y en la aprobación de las políticas públicas en educación, a través del referendo, merece mención.
4. Paralizaciones. No obstante lo anterior cabe advertir las innumerables paralizaciones del sistema educativo, de manera especial en la década de los noventa, que perjudicaron a los estudiantes, así como las negativas frecuentes a participar en proyectos de evaluación y mejora de la calidad. Existen investigaciones sobre la incidencia de los paros y huelgas del magisterio. Como resultado de estas acciones, la UNE generó una imagen negativa en la opinión pública y los pedidos insistentes de poner fin al desgobierno en la educación.
5. La revolución ciudadana. Para unos es un mérito; para otros un demérito la denominada ‘recuperación de la rectoría del Ministerio de Educación, que antes vivió ‘secuestrada’ por el MPD’, según el discurso del Gobierno Nacional. La Constitución de Montecristi fijó los fundamentos para la creación de un nuevo sistema educativo, que eliminó progresivamente al contrapoder; creó zonas, distritos y circuitos educativos, y dio un impulso poderoso a las inversiones que superaron a todos los gobiernos anteriores juntos, y se acercó a la norma constitucional del 1.5 del PIB, que mejoró las condiciones de los docentes, con nuevas leyes, reglamentos y estatutos, y se visibilizó la nueva infraestructura y equipamiento escolar, en las diferentes regiones del país. Las razones –sobre todo salariales- que habían ‘justificado’ los paros magisteriales se terminaron. Y el sistema educativo ‘respiró’ de alivio.
6. Y ahora la eliminación de la UNE… El jueves 18 de agosto de 2016, la Unión Nacional de Educadores (UNE) fue notificada con su disolución, cuya personería jurídica fue aprobada mediante acuerdo ministerial N° 624 del 19 de abril de 1950. Antes, en la década de los setenta, había sido eliminada por el general Guillermo Rodríguez Lara, y devuelta su personería en el gobierno democrático de Jaime Roldós Aguilera. Las causas de la disolución de la UNE de 2016, según el referido acuerdo, son formales: el incumplimiento de su propio estatuto, y el no registro de su directiva, según disposición reglamentaria contenida en el Sistema Unificado de Información de las Organizaciones Sociales y Ciudadanas.
7. Equivocada e inoportuna. La disolución de la UNE es una decisión equivocada e inoportuna. Equivocada, porque la Constitución vigente, Art. 96, establece que ‘se reconocen todas las formas de organización, como expresión de la soberanía popular…’ El derecho a la asociación es, por lo tanto, una garantía del sistema democrático, y no es posible infringir esta disposición. Y inoportuna, porque con esta decisión, en período preelectoral, el gobierno ha dado motivos para que se exalten los ánimos y se fortalezcan las movilizaciones con un motivo externo y gratuito. Los candidatos han sido a la calle, y deben estar agradecidos por este ‘aporte’ a las campañas.
8. Propuesta. Es urgente la convocatoria al Consejo Nacional de Educación (CNE), que no se lo ha convocado desde 2011, según el Art. 23 de la Ley Orgánica de Educación Intercultural (LOEI). Esta disposición es obligatoria y no facultativa o voluntaria. También es necesario establecer puentes de diálogo asertivo entre las partes en conflicto, para buscar puntos de acuerdo, con la participación de la sociedad civil.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección:http://www.elcomercio.com/blogs/la-silla-vacia/reflexiones-propuesta-profesores-derecho-asociacion.html.