Por: Manuel Guzmán Hennessey / Fuente: http://www.eltiempo.com/
El papel que cumple la Academia de Energía es muy inspirador para las universidades de todo el mundo.
La revolución que hoy avanza en la isla de Samsoe, en Dinamarca, es un ejemplo para el mundo. Empezó cuando el ministro de Ambiente, Svend Auken, asumió en Kioto el compromiso de reducir 20 por ciento las emisiones de carbono. Una meta ambiciosa que generó escepticismo. Pero el ministro formuló un plan de transformación energética aún más ambicioso, para avanzar hacia una economía libre de carbono. Entonces Soren Hermansen empezó a trabajar en Samsoe con una visión que desafiaba la consigna de ‘pensar globalmente y actuar localmente’. Propuso algo más concreto: piensa local y actúa local. Invitó a los ciudadanos a mirar su territorio y poner manos a la obra en las energías, el nudo de la crisis y el corazón de las soluciones. Lo que han logrado hasta hoy bien se puede reproducir en Colombia, país de costas y de activas ciudadanías locales.
Samsoe será neutral en carbono en el 2020 y cero carbono en el 2030. Los habitantes de la isla, 3.724 personas que ocupan 113 kilómetros cuadrados, están orgullosos de ser ya autosuficientes. La estructura que han logrado construir, con apoyo de la alcaldía local, les alcanza para venderle energía a Aarhus, la ciudad más cercana. El eje de la revolución es la energía generada por el viento. Toda una industria de herreros, ingenieros y emprendedores locales para desarrollar la tecnología de los parques eólicos instalados en el mar. Pero el enfoque de la transformación va más allá: un nuevo tipo de valor de futuro que incluye, además de lo económico, lo social, lo cultural, lo ambiental y lo educativo. Por eso trabajan en frentes complementarios: distritos generadores de calor que aprovechan biomasa de agricultura, electricidad eólica, turismo de bajo impacto, transformación del sistema de transportes, economías locales y generación de empleo. Samsoe tiene en cuenta que los cambios deben ser graduales, estructurales y sistémicos. Dinamarca ofrece un ejemplo de gradualidad con el gas natural, combustible de transición, que aporta la quinta parte de su energía.
El papel que cumple la Academia de Energía (www.energiakademiet.dk) es muy inspirador para las universidades de todo el mundo, indispensables en el urgente y gigantesco desafío de construir una nueva sociedad. La clave del éxito es la virtuosa mezcla de la participación local (privada y pública), lo nacional, lo tecnológico, lo empresarial y lo educativo.
Fuente: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/samsoe-manuel-guzman-henenssey-columna-el-tiempo/16628318
Foto: http://mitsloanblog.typepad.com/mit_clean_energy/2011/03/sams%C3%B8-a-renewable-energy-island.html