Neurociudad: La Percepción

Neurociudad: La Percepción

Por: Oscar Fernández

osfernandezve@hotmail.com

“creamos al mundo que nos crea
en la eterna espiral que llamamos vida”

Al hablar de la percepción instantáneamente nos adentramos en el universo de los sentidos, e incluso de los extrasentidos. La interpretación derivada a través de estos variará dependiendo de quien observa y en especial de la experiencia que dicho(a) observador(a) posea frente al fenómeno observado. Dicha observación (al hablar de observación nos referimos a la percepción generada a través de los 5 sentidos e incluso a través de los sentidos internos tales como la intuición y la anticipación) irá desde aquella persona que no percibe nada, hasta aquella que puede identificar detalles que el común de los observadores no pueden reconocer o que descubren con mucha dificultad. ¿A qué se debe tal diversidad perceptiva ante un mismo fenómeno?, a todo esto lo llamamos en sentido genérico experiencia. Pero ¿es como dice un refrán común que cada cabeza es un mundo?, la respuesta es sí y no a la vez. Pero antes de intentar responder nos adentraremos en algunos detalles particulares que nos permitirán comprender un poco más la dinámica de la percepción. Partiremos de algunas premisas:
a) La experiencia es lo que captamos a través de los sentidos, más lo que ya traemos como hechos vividos (esto último incluye la herencia cultural grabada en nuestro pool genético a través de la historia)
b) La percepción por su parte dependerá de la agudeza que tengamos de nuestros sentidos más la capacidad interpretativa que hayamos desarrollado.
c) Interacción experiencia/percepción Al juntar experiencia, percepción e interpretación, tenemos todo un universo de relaciones a nuestro alrededor. Sin embargo todo esto no hace que nuestras lecturas del mundo sean infinitas y mucho menos complementarias. Entonces ¿por qué si esto es así, no somos todos descubridores y cocreadores a la vez?
La respuesta a la pregunta de arriba la hallamos entre otros espacios, en el sistema educativo. Nuestro sistema educativo no ha sido diseñado para reconocer y potenciar la capacidad descubridora y creadora del ser humano. Por el contrario se ha empeñado en tratarnos a todos como seres iguales y ha establecido una percepción artificial estandarizada. Aquellas personas que se percatan de dicho engaño y se salen son colocadas por debajo o por encima de dicho estándar, lo que contribuye en la construcción de todo un aparato de exclusión y alienación al que llamamos sociedad.
¿Qué es entonces un sociópata, sino el resultado de este sistema educativo que no reconoce las diferencias? Sólo la empatía define dicha diferencia. En la medida en que cada vez nos importe menos lo que le ocurre al/la otro(a) seremos cada vez más sociópatas y menos que buscan el equilibrio a través de la convivencia y la complementariedad de los saberes.
Percepción y experiencia definen lo que somos, pero el cómo se tejen estas dimensiones son aún el gran misterio de la vida. ¿Por qué un mismo fenómeno puede impactar a unos si y a otros no? Esta pregunta constituye el núcleo investigativo de la neurofenomenología.
Neurociudad perceptiva
Si bien es cierto que la alienación a través de los medios de consumo de masas nos ha vuelto casi autómatas negando la posibilidad de dicha diversidad en nuestras cabezas mundanas, por otro lado siempre hay excepciones que permiten ir más allá y pensar que la diversidad existe aunque sea en pequeña escala. ¿Entonces, hay o no desde la perspectiva de la percepción una o varias ciudades? ¿Es la misma ciudad para un músico, un poeta o un artista plástico que se inspira en la ciudad, que para un político, un ecologista o un matemático? Por tan sólo citar a unos cuantos. O por el contrario ¿es la ciudad una ilusión y nuestros sentidos cual matrix nunca nos dirán cual es la realidad real y por consecuencia todo lo que hagamos y/o pensemos en torno a la ciudad, será un ejercicio intelectivo intrascendente? Y ¿Cómo percibes tú a la ciudad?: bulliciosa, alegre, dinámica, caótica, colorida, contaminada, mágica, peligrosa, o… debería preguntarte ¿Cómo te sientes en tu ciudad?
¿Tu ciudad te asusta, ¿temes vivir en dicha ciudad o por el contrario celebras la magia de ser citadino? Estas preguntas aparentemente simples, son el punto de partida para encaminar tu vida, ya que tal y como percibas la ciudad así será y más importante aún así serás tú. Entonces, ¿Cómo quieres sentirte o como quieres que sea tu ciudad? No se trata de fantasear, se trata de mirar la ciudad no de afuera hacia adentro, sino por el contrario mirarla de adentro hacia afuera. No se trata de ver lo que no hay, se trata de ver lo que hay y preguntarnos ¿Cómo me siento con eso y/o ante eso que percibo? Y entonces accionar. Si me siento mal, bien o indiferente, ¿qué debo hacer para que esa emoción se mantenga o desaparezca? ¿Debo mudarme de la ciudad, debo formar parte de algún colectivo o debo seguir haciendo lo que hago pues me siento bien así? Recuerda que tu neurociudad habita dentro y fuera de ti y es el equilibrio entre ambas el que determinará a qué tipo de neurociudad perteneces. La intuición será siempre la guía en esta interminable búsqueda que en definitiva es y será la búsqueda de nosotros mismos.
FERNÁNDEZ, Oscar. (2012) Espiralario. Editorial el perro y la rana. Caracas Venezuela.

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