Por: Paulette Delgado
Jóvenes ven la pornografía como fuente de información sobre sexualidad. La UNESCO hace un llamado a las escuelas para implementar más y mejores clases de educación integral en sexualidad.
Según la UNESCO, sólo el 34 % de los jóvenes en todo el mundo tienen conocimientos sobre la prevención y transmisión del VIH. Además, sólo dos de cada tres niñas en varios países «no tienen idea de lo que les sucede cuando comienzan a menstruar», por lo que la organización hace un llamado a la acción a la comunidad educativa de proveer una educación integral en sexualidad (ESI).
Debido a que la sexualidad es un término complejo, es difícil de definir. Sin embargo, diversos expertos en salud pública y sexología presentaron una definición práctica y un marco conceptual ante la OMS: «La ‘sexualidad’ por lo tanto puede entenderse como una dimensión central del ser humano que incluye: el conocimiento del cuerpo humano y nuestra relación con este; lazos afectivos y amor; sexo; género; identidad de género; orientación sexual; intimidad sexual; placer y reproducción. La sexualidad es compleja e incluye dimensiones biológicas, sociales, psicológicas, espirituales, religiosas, políticas, legales, históricas, éticas y culturales que evolucionan a lo largo de una vida». Además, explican que «es una experiencia subjetiva y parte de la necesidad humana de tener tanto intimidad como privacidad. Al mismo tiempo, la sexualidad es una construcción social que se entiende mejor dentro de una variabilidad de creencias, prácticas, comportamientos e identidades».
Según un informe de la UNESCO titulado: Orientaciones técnicas internacionales sobre educación en sexualidad: un enfoque basado en la evidencia, en el mundo son pocos los estudiantes que reciben una preparación para tomar control y tomar decisiones informadas acerca de su sexualidad, por eso resaltan la importancia de tener programas de educación integral en sexualidad en todas las escuelas del mundo.
¿Qué es la educación integral en sexualidad (EIS)?
A diferencia de materias como matemáticas que cuentan con un currículo para enseñar los aspectos básicos con objetivos por rango de edad y demás, la sexualidad no cuenta con nada de eso. Para eso está la educación integral en sexualidad (EIS), para preparar a los jóvenes.
La UNESCO define la EIS como «un proceso que se basa en un currículo para enseñar y aprender acerca de los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad». Su meta es ofrecer a los estudiantes el conocimiento, habilidades, actitudes y valores que los empoderen por medio de contenido basado en hechos y evidencias relacionados con la salud sexual y reproductiva (SSR). Todo esto teniendo en cuenta la edad y etapa de desarrollo de cada estudiante.
Además, la UNESCO advierte que en muchos currículos de EIS se omiten temas por la cultura o sociedad como aquellos enfatizados en «los aspectos mecánicos de la reproducción sin centrarse en las conductas sexuales responsables y la importancia de relaciones saludables e igualitarias». Otro ejemplo es la menstruación, ya que hay lugares donde es vista como algo negativo, al punto donde las alumnas tienen que alejarse de la familia y faltar a la escuela. Esto sólo lleva a que se sientan más incómodas con su cuerpo. También se omiten temas de relaciones sexuales, información científica sobre prevención del embarazo, salud sexual responsable de los jóvenes con discapacidades, entre otros temas relacionados. No hablar de estos temas sólo contribuye al estigma, la vergüenza y la ignorancia sobre la sexualidad.
Las instituciones educativas son el mejor lugar para la educación integral en sexualidad ya que cuenta con la infraestructura, además de tener a docentes que están capacitados para enseñar según cada edad y etapa de desarrollo de los estudiantes, asimismo los estudiantes ven a sus profesores como fuente confiable de información.
La salud sexual y reproductiva en la infancia y juventud
Según la UNESCO, la salud sexual y reproductiva o SSR, incluye «el bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad». Habla de temas como la pubertad y los cambios físicos, mentales, sociales y emocionales que esta etapa conlleva. En el caso de los niños, la pubertad está ligada a sentimientos sexuales, erecciones, sueños húmedos y demás, mientras que para las niñas es hablar de la menstruación, un tema del que no se habla a profundidad.
De acuerdo con el reporte, en ambos géneros hace falta mucha información sobre la pubertad. Los niños y jóvenes consideran importante incluir la masculinidad en el programa ya que sienten que muchas veces sus necesidades y preguntas no son abordadas debido a que se considera el deseo sexual que experimentan como algo positivo. Por otro lado, en muchos países un gran número de niñas tienen «brechas en el conocimiento y conceptos erróneos sobre la menstruación que causan temor y ansiedad, y que las dejan desprevenidas cuando empiezan a menstruar».
Otro tema que debe ser tratado con más profundidad es el embarazo ya que, según información presentada por el reporte, y avalada por la OMS, es una de las principales causas de muerte entre mujeres menores de 19 años por las complicaciones durante el parto y embarazo. Esto es debido a que no cuentan con información suficiente sobre el embarazo y sus complicaciones, temen buscar atención médica o hablar con familiares sobre sus malestares, o tienen acceso limitado a servicios médicos.
Un concepto clave son los anticonceptivos modernos. Muchas veces sólo se menciona al condón como anticonceptivo, lo que deja con muchas inquietudes y preocupaciones sobre los efectos secundarios de otro tipo de anticonceptivos ya que no explican qué son y cómo funcionan. Especialmente para las mujeres, muchas veces no se habla del impacto que podrían tener los anticonceptivos en su menstruación y muchas no tienen la oportunidad de acudir a un ginecólogo.
Al hablar de SSR, también se tiene que hablar de la violencia, tanto de género como sexual. Una de cada tres mujeres en todo el mundo ha experimentado violencia física o sexual ya sea por parte de su familia o de alguien más a lo largo de su vida, según datos proporcionados por la UNESCO. Por otro lado, aproximadamente el 20 % de las mujeres y entre 5 % a 10 % de los hombres reportan haber sufrido algún tipo de violencia sexual en su niñez. La violencia pone a la población, especialmente a niñas y mujeres, en riesgo de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual, embarazo no planificado, entre otros problemas de salud y sociales.
Las infecciones de transmisión sexual (ITS) es otro punto importante puesto que hay cerca de 333 millones de casos nuevos tratables cada año, y las tasas son más altas entre personas de 20 a 24 años de edad, seguidas por las de 15 a 19 años de edad. Aún así, el reporte menciona que los datos detallan edad y género, así que es difícil conseguir información sobre si los jóvenes contraen alguna infección y la pueden tratar.
Según el reporte, una de cada 10 mujeres de más de 15 años de edad ha experimentado el ciberacoso. Esto incluye recibir mensajes no deseados, ofensivos o sexualmente explícitos, e insinuaciones ofensivas e inapropiadas. Además está el “sexting”, que es el intercambio de fotos sexuales autoproducidas por medio de mensajes o redes sociales. Los estudiantes necesitan saber cómo examinar estos mensajes sexuales de manera crítica y conocer los riesgos asociados a estas prácticas.
La pornografía y su papel en la educación sexual integral
Un tema que parece no pertenecer al EIS pero igual es de suma importancia es la influencia de las tecnologías de la información y comunicación. Ya no es difícil para los estudiantes acceder a la pornografía y, lamentablemente, suele ser su primera exposición a la sexualidad.
Sin embargo, Emily F. Rothman, profesora asociada de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Boston publicó el artículo: “Sin la pornografía… no sabría ni la mitad de las cosas que sé ahora: un estudio cualitativo del uso de la pornografía entre una muestra de ciudadanos negros urbanos y de bajos ingresos y juventud hispana”. Los datos representativos a nivel nacional indican que el 23 % de los jóvenes de EE. UU. de 10 a 15 años de edad han buscado deliberadamente material sexualmente explícito en el último año. Y que, al llegar a los 14 años, el 66 % de los hombres y 39 % de las mujeres han visto pornografía ya sea impresa, cinematográfica, o en internet; ya sea a propósito o accidentalmente.
Un artículo publicado en The New York Times sobre la profesora Emily F. Rothman y el curso que ella imparte, «La verdad sobre la pornografía: un plan de estudios de alfabetización en pornografía para estudiantes de secundaria diseñado para reducir la violencia sexual y en el noviazgo», explica que este curso se basa en la realidad de que la mayoría de los adolescentes ven pornografía, de manera que se enfoca en enseñarlos a analizar el mensaje que está transmitiendo.
Lamentablemente no existe mucha información sobre el consumo de pornografía y los jóvenes, por lo que no se tienen muchos datos sobre que género ven o si eso afecta de alguna manera en su comportamiento, sin embargo, hay estudios que demuestran «que una pequeña cantidad de adolescentes que miran tasas más altas de pornografía tienen relaciones sexuales más tempranas, así como estereotipos de género y relaciones sexuales que son menos afectivas que sus pares».
El mayor problema es que muchos jóvenes no saben si lo que ven es falso o verdadero. Para muchos, la pornografía describe de alguna manera cómo funciona el sexo y el placer. En una encuesta realizada en el 2016 en Inglaterra, de los 1001 niños de 11 a 16 años que fueron encuestados, la mitad dijo que ha visto pornografía, 53 % de los hombres y el 39 % de las mujeres dijeron que era realista.
La realidad es que muchos jóvenes ven la pornografía como guía práctica y como fuente confiable sobre cómo vivir su sexualidad. En una investigación sobre el tema, Emily F. Rothman descubrió que «los adultos jóvenes tenían más probabilidades de informar que la pornografía era la fuente de información más útil sobre cómo tener relaciones sexuales». El artículo del NYT muestra esta realidad a través del testimonio de un joven quien dice que «no hay otro lugar para aprender sobre sexo y las estrellas porno saben lo que están haciendo». Y es que, en Estados Unidos, 26 estados no exigen educación sexual en su plan de estudios y en aquellos estados que sí la exigen, la educación sexual se basa en gran manera en la abstinencia. Sólo 13 estados requieren que el material sea científicamente preciso.
Es por eso que la educación integral en sexualidad debe incluir las telecomunicaciones y cómo utilizarlas de manera segura. Los estudiantes se merecen tener acceso a una educación sexual realista, libre de prejuicios, y en sintonía con las emociones y etapas que atraviesan.
Los beneficios de la educación integral en sexualidad
El reporte de la UNESCO afirma que los programas de educación sexual con base en currículo mejoran las actitudes en relación con la salud sexual y reproductiva, y «un mayor conocimiento acerca de diferentes aspectos de la sexualidad, los comportamientos y los riesgos del embarazo o del VIH y otras ITS». Otros beneficios incluyen iniciación demorada de las relaciones sexuales, menor frecuencia en las relaciones sexuales, menor cantidad de parejas sexuales, menos comportamientos de riesgo, mayor uso de condones y de anticonceptivos.
En casi todos los programas EIS que fueron estudiados por la UNESCO para la elaboración del reporte demuestran incremento en el conocimiento acerca de los diferentes aspectos de la sexualidad y sus riesgos. En aquellos que se enfocan en la postergación de la actividad sexual no son capaces de lograr su objetivo. Segun el reporte «se ha demostrado que los programas que promueven exclusivamente la abstinencia no son eficaces en demorar la iniciación sexual, reducir la frecuencia de las relaciones sexuales o reducir el número de parejas sexuales». A diferencia de los programas mixtos que se enfocan en la abstinencia, pero hablan del uso del condón y anticonceptivos que sí son eficaces.
La UNESCO concluye que para crear una educación integral en sexualidad se necesita empezar por:
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Involucrar a expertos en sexualidad humana, cambio de conductas y teoría pedagógica relacionada.
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Involucrar a jóvenes, padres, madres y miembros de la familia y otras partes interesadas de la comunidad.
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Evaluar las necesidades y conductas sociales y de SSR de los niños y jóvenes a quienes están dirigidos estos programas, con base en sus capacidades evolutivas.
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Evaluar los recursos (humanos, de tiempo y financieros) disponibles para desarrollar e implementar currículos.
El desarrollo de contenidos debe:
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Centrarse en objetivos, resultados y aprendizajes clave claros, para determinar el contenido, el enfoque y las actividades.
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Cubrir temas en una secuencia lógica.
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Diseñar actividades que estén orientadas al contexto y promuevan la reflexión crítica.
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Abordar habilidades de consentimiento y para la vida.
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Proporcionar información científicamente correcta acerca del VIH y otras ITS, la prevención del embarazo, el embarazo precoz y no planificado y la eficacia y disponibilidad de diferentes métodos de protección.
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Examinar cómo las experiencias biológicas, las normas culturales y de género afectan la manera en que niños y jóvenes experimentan y exploran su sexualidad y su SSR en general.
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Abordar los riesgos específicos y factores de protección que afectan determinadas conductas sexuales.
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Abordar cómo manejar determinadas situaciones que podrían llevar a la infección por el VIH, otras ITS, las relaciones sexuales no deseadas o sin protección o la violencia.
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Examinar actitudes individuales y normas del grupo de pares en relación con los condones y la gama completa de anticonceptivos.
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Proporcionar información acerca de cuáles servicios están disponibles para abordar las necesidades de salud de niños y jóvenes, especialmente sus necesidades de SSR.
En América Latina y el Caribe, los ministros de salud y educación se comprometieron en el 2008 a implementar «las estrategias multisectoriales de la EIS y la promoción de la salud sexual, incluida la prevención del VIH y otras ITS». Aún así, a más de 10 años, México ocupa el primer lugar en embarazos adolescentes.
La iniciativa “Mira Que Te Miro” que monitorea el avance del cumplimiento de este compromiso, demuestra que México cumple en un 70 % en lo que se refiere al marco legal, político y pragmático, pero no mide su implementación. La iniciativa destaca que el país tiene grandes desafíos pendientes en educación integral en sexualidad, rendición de cuentas y atención especializada a víctimas de violencia de género. En la rendición de cuentas, por ejemplo, México no cuenta con algún «mecanismo específico de rendición de cuentas».
Como explicó Emily F. Rothman para el New York Times, hoy en día la familia o los profesores no son la única fuente de información sobre sexualidad. Cada vez más jóvenes voltean a la tecnología para obtener respuestas y buscar una guía. Los gobiernos y las instituciones educativas deben empezar a enfocarse en proveer una educación integral en sexualidad para prevenir que sigan cayendo en acciones riesgosas, como contraer enfermedades de transmisión sexual, embarazos, violencia entre otros.
Cuéntanos ¿qué opinas de la educación integral en la sexualidad? ¿Qué temas crees que deberían incluir? Deja tus respuestas en los comentarios.
https://observatorio.tec.mx/edu-news/la-importancia-de-la-educacion-sexual