La escuela tradicional se convirtió en obsoleta y exige un gran cambio

Agustina Blanco

El Estado es el garante para elevar los niveles de equidad de la sociedad. El ideal de una república con una democracia representativa conformó el «Estado docente» que, a través de su red de instituciones escolares, ejercía el monopolio de la función educativa, y permitió «educar al ciudadano». La ley 1420 del año 1884 estableció la obligatoriedad de asistir a las escuelas para completar la primaria. Hoy esta obligación se transformó en el derecho de educarse durante toda la vida.

La tecnología en las escuelas es un componente indispensable a considerar, si el sistema busca reducir las brechas de oportunidades. El hecho de acceder a la información y al conocimiento no garantiza su comprensión, su apropiación y su uso. Es necesario dotar a las generaciones jóvenes de herramientas para sumergirse de modo eficaz en el océano de información que hoy está al alcance inmediato de todos, poder diferenciar lo importante de lo irrelevante, lo confiable de lo espurio, así como saber analizar las fuentes de información.

La nueva educación incorpora elementos fundamentales como el pensamiento tecnológico, el desarrollo de competencias, la metacognición, la resolución de problemas reales, la evaluación con objetivo de retroalimentación.

El gran dilema que debemos resolver en nuestro país es cuál es el sistema de educación que queremos, y cómo lograr transitar gradual pero sostenidamente hacia un modelo pedagógico apropiado para el siglo XXI. Es fundamental no caer en la simplicidad de creer que sólo trasplantando modelos educativos exitosos, ajenos al contexto nacional, pueden superarse nuestros problemas. Aprovechando la experiencia de afuera, debemos revisar lo existente en nuestro país, evaluar las posibilidades de acuerdo a nuestros recursos, así como qué de lo que tenemos debe ser superado porque constituye un obstáculo para marchar hacia la transformación necesaria.

Argentina requiere acuerdos sociales amplios y una férrea convicción sobre el nuevo rumbo de la educación. El compromiso con el cambio requiere generar las condiciones para poderlo gestionar: el protagonismo del Estado como rector fundamental, una reforma de la estructura burocrática, recursos y conectividad en todas las escuelas. Por sobre todo, mantener el foco en lo que debe ser la gran apuesta, el docente como agente de transformación, comprendiendo su nuevo rol, una nueva carrera de formación, y condiciones satisfactorias en su contratación.

Una nueva publicación

Educar 2050 recientemente lanzó la publicación «El futuro ya llegó. pero no a la escuela argentina ¿Qué nos atrasa y dónde está el futuro de nuestra educación?», escrito por Inés Aguerrondo y Guillermina Tiramonti. Se puede acceder al documento ingresando en educar2050.org.ar/publicaciones

Las autoras forman parte de la organización Educar2050

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1982057-la-escuela-tradicional-se-convirtio-en-obsoleta-y-exige-un-gran-cambio

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El futuro ya llegó… pero no a la escuela argentina

Agustina Blanco

¿Qué nos atrasa y dónde está el futuro de nuestra educación?

Un sistema de educación equitativo y de calidad debe garantizar inclusión y aprendizaje significativo para todos los niños y jóvenes, ya que solo de ese modo lograremos la verdadera justicia educativa en Argentina.

La sociedad del conocimiento y el desarrollo de Internet nos obligan a repensar el modelo pedagógico tradicional que hoy se ha vuelto obsoleto. Los saberes disciplinares, desconectados unos de otros, que la escuela tradicional intentó que los chicos incorporaran en gran medida a través de la memorización, ya no son apropiados en un mundo en que la información está al alcance de un click donde, de modo inmediato, accedemos a los saberes que la humanidad ha producido. Pedir a nuestras generaciones jóvenes que se sienten pasivamente por horas a recibir una lección expositiva de un maestro es obligarlos a aceptar una situación para ellos incomprensible, sin estímulo, y que, sin lugar a duda, van a resistir. Ellos no aprenden, el comportamiento se ve afectado, y los maestros sienten una enorme frustración.

Compartimos algunas preguntas fundamentales que nos hacemos para intentar colaborar en la reflexión y el diseño de políticas adecuadas para transitar hacia un cambio educativo, apropiado para el siglo XXI: ¿Cómo transitar hacia un modelo donde los estudiantes sean protagonistas en la construcción del conocimiento? ¿Cómo desarrollar a los maestros para que pasen a ser facilitadores en el proceso que lleva a los alumnos a aprender a aprender, a resolver problemas, a clasificar información, a trabajar de manera colaborativa y por proyectos? ¿Cómo convertir las aulas en verdaderos laboratorios de innovación? ¿Cómo transitar del modelo pedagógico homogéneo, donde los saberes los imparte el docente a todos sus alumnos por igual, a uno heterogéneo, que respete la diversidad de intereses, ritmos de aprendizaje, talentos, y sueños de cada alumno?

Debemos acordar como sociedad cuál es el nuevo rumbo, y cómo comenzar a transitarlo. Esperamos que este aporte, basado en los avances académicos sobre el tema, contribuya al debate constructivo y a dar luz a las políticas necesarias que un nuevo paradigma educativo requiere, en miras al desarrollo genuino de nuestros pequeños y jóvenes, que son, sin ninguna duda, nuestro recurso más valioso.

Fuente del articulo: https://inclusioncalidadeducativa.wordpress.com/2017/01/25/el-futuro-ya-llego-pero-no-a-la-escuela-argentina/

Fuente de la imagen: http://www.slgdigital.es/img-noticias/foto125_1.jpg

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Diálogo, acuerdos y coraje para salir del estancamiento

Agustina Blanco

Este año (2016), la Argentina ha dado un viraje de timón de su sistema de educación, pasando de un modelo basado en la inclusión a uno de inclusión y calidad. Hay acuerdos, tanto formales como informales, entre los distintos ministerios de Educación y organismos del sistema, que indican la intención generalizada de enfocar una estrategia hacia la mejora de los aprendizajes. Nadie duda de la necesidad de seguir trabajando para que más niños y jóvenes accedan a la escuela, pero en buena hora un nuevo foco enfatiza además el logro de aprendizajes. Como bien sabemos, el punto de partida es de un fuerte nivel de debilidad del sistema por una diversidad de causas estructurales, realidad que convierte el proceso de mejora y cambio en un emprendimiento de altísima complejidad.

La ciudad de Buenos Aires, aun teniendo históricamente resultados de aprendizaje de estudiantes significativamente superiores al promedio del país, no es ajena a la problemática del bajo rendimiento. Según datos de 2013, la proporción de jóvenes de 15 años de la CABA que logra altos resultados en matemática no llega al 2%. Aun si duplica el promedio del país, está muy por debajo del promedio de los países de la OCDE, que es del 12%. La ciudad tiene un 45% de estudiantes de 15 años en los niveles más bajos de matemática, mientras el promedio del país es del 67%, pero el promedio de países de la OCDE es del 22%.

El Ministerio de Educación de la ciudad de Buenos Aires está dando indicios de una estrategia focalizada en la mejora de la lectoescritura, la resolución de problemas matemáticos, las ciencias y el desarrollo de competencias socioemocionales.

Así lo indican las iniciativas vinculadas con la formación continua de los docentes:

La articulación entre lineamientos propios del distrito con los del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD).

La actualización de su propia agencia de formación, la Escuela de Maestros.

Los cambios de regulación vinculados con el puntaje de cursos de formación continua.

Es particularmente auspicioso que cada cinco años la capacitación deba actualizarse de manera obligada, ya que, dada la necesidad constante de cambio en la formación en la actual era del conocimiento, ningún docente debería estancarse ni darse por satisfecho con el nivel de capacitación adquirido años atrás.

Asimismo, el mayor puntaje otorgado por cursos de su especialidad, o bien por aquellos que estén vinculados a los lineamientos prioritarios del distrito, indica una estrategia integral para mejorar prácticas de enseñanza para lograr aprendizajes esenciales de los alumnos.

Dicho esto, encuentro primordial que el gobierno no adopte estas medidas como un fin en sí mismo, sino como un avance gradual hacia una reforma estructural del sistema. Sin duda, son las políticas vinculadas a la formación y la carrera docente las que la Argentina necesita reformular de manera inminente. Atraer los mejores candidatos a la carrera, garantizar una formación en conocimientos y competencias de alta calidad y proveer de posibilidades de ascenso en un formato horizontal para que los buenos docentes no deban dejar el aula para acceder a la dirección como única ruta de ascenso debe ser parte primordial del rumbo de cambio de nuestro sistema. Reformular estas políticas educativas va a requerir diálogo profundo, acuerdos sustantivos, coraje y decisión política. De lo contrario, nuestro sistema seguirá mostrando un estancamiento brutal, que nunca conducirá a nuestra nación al desarrollo genuino basado en nuestro recurso más preciado: el talento de su gente.

Cómo es la reforma

El puntaje máximo por capacitación en la carrera docente pasa de seis a nueve puntos. El tope anual a acreditar es de 1,8 puntos. Los puntos de cada año caducan cada cinco años, pero no los cargos ni las horas cátedra alcanzados. Los puntajes obtenidos en el esquema anterior son derecho adquirido. Aumenta el puntaje de los cursos de capacitación específicos, que valen más que los no específicos. Un profesor de matemática que haga un curso de álgebra recibirá más puntos que si hiciera un curso de fotografía. Habrá líneas prioritarias de capacitación con vigencia por dos años. Los cursos de capacitación específicos en esas áreas recibirán más puntaje. Un curso virtual y los de la Escuela de Maestros recibirán más puntaje. La capacitación situada en la escuela recibirá puntaje. Habrá un tope de 1,5 puntos para antecedentes culturales y de 4,5 para pedagógicos.

Fuente del articulo: http://www.lanacion.com.ar/1958382-dialogo-acuerdos-y-coraje-para-salir-del-estancamiento

Fuente de la imagen: http://images.eldiario.es/sociedad/Peru-Colombia-Brasil-Argentina-rendimiento_EDIIMA20160210_0136_4.jpg

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Finlandia muestra el camino de la transformación educativa

Por. Agustina Blanco

A principios de octubre, viajé a Finlandia, junto con un grupo diverso de políticos, empresarios y miembros de la sociedad civil, con el objetivo de estudiar su reconocido sistema de educación. Más allá del aprendizaje sobre el sistema educativo de ese país que nos dejó a todos admirados, parte de la riqueza de esta iniciativa fue que, aun considerando la diversidad de ideologías políticas representadas en el grupo, las reflexiones finales dieron claros indicios de la fuerte voluntad que existe para generar consensos y definir una visión de largo plazo en pos de una transformación educativa real en nuestro país.

Aun sabiendo que no hay sistema internacional posible de replicar, deberíamos como sociedad tener apertura para aprender sobre sistemas educativos que han demostrado logros de equidad y alto desempeño en el desarrollo de competencias académicas y socioemocionales. Hoy existe la posibilidad de comprender mejor los procesos exitosos de transformación sistémica de otras naciones.

Finlandia presenta un caso emblemático en términos de logros en las dos variables fundamentales: equidad y excelencia. Los mismos finlandeses explican este fenómeno convencidos de que no hubo recetas mágicas, sino un proceso de transformación gradual que se originó en 1974, a partir del consenso de la sociedad sobre una visión estratégica de largo plazo. Al reconocerse como un país sin vastos recursos naturales, decidieron que el recurso más preciado era el talento humano. Más allá de analizar la educación desde la perspectiva del derecho individual u objetivo moral, el logro de la calidad educativa pasó a ser un objetivo estratégico nacional.

Los pilares de este sistema escandinavo, que fueron evolucionando de manera sostenida a lo largo de cuatro décadas de reforma educativa, se pueden resumir del siguiente modo: profesionalismo de los docentes, confianza, colaboración y responsabilidad compartida.

Puede parecer una utopía que una nación logre muy buenos resultados en casi la totalidad de los alumnos de un sistema, cuya variación de desempeño entre escuelas no supera el 7% mientras la variación promedio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ronda el 42%. El argumento que más fuertemente explica los resultados del modelo finlandés es la preparación de excelencia de todos los docentes del sistema.

Aun siendo un sistema altamente igualitario en términos de oportunidades para los alumnos, el acceso a la carrera docente es extremadamente competitivo y riguroso. Ésa es la clave y la condición sine qua non para poder depositar en todos los docentes un grado casi impensable de confianza. Todos los docentes del sistema primario y secundario deben ser graduados universitarios con título de maestría. La carrera docente es académica y basada en la investigación; los alumnos no pueden graduarse sin haber completado una tesis educativa. Sólo el 10% de los jóvenes que aplican a programas docentes universitarios logran ser admitidos en alguna de las ocho universidades del país certificadas para otorgar títulos de maestros y profesores.

La base de investigación en las universidades pedagógicas garantiza que sus graduados estén preparados para planificar clases, enseñar, diagnosticar y evaluar. Se desarrollan sus capacidades tanto para enseñar dentro del aula como para trabajar de manera colaborativa con otros docentes y sus directivos. Esto es lo que permite que el sistema pueda confiar en ellos para que tomen decisiones autónomas dentro de un marco general establecido por los gobiernos nacional y locales, en términos de estrategias pedagógicas, currículo y evaluaciones.

Miembros de la Comisión de Educación del Parlamento finlandés, referentes del gremio docente del país (sí, hay uno solo), directivos de escuela y docentes coincidían en que los incentivos para convertir la profesión docente en una de las más buscadas a nivel nacional son la autonomía y el prestigio. Esto sólo ocurre como resultado de la rigurosidad con que admiten postulantes y luego los desarrollan como profesionales. Cabe aclarar que el salario promedio de un docente finlandés es similar al promedio de salarios docentes de la OCDE.

No sorprende entonces que estos profesionales altamente preparados puedan convertir sus aulas en laboratorios de innovación que apunten a respetar los distintos ritmos de aprendizaje de todos sus alumnos y a motivarlos para que éstos quieran involucrarse de manera activa en los procesos de construcción del conocimiento. No hay excusas admisibles: los finlandeses saben que todos los niños pueden aprender y se responsabilizan por activar los mecanismos que lo garantizan.

Es importante también el rol que el gremio nacional de profesionales docentes ha tenido en acompañar el proceso de transformación educativa. Éste se creó hace 40 años, unifica las 320 municipalidades del país y goza de un 95% de adhesión. Las autoridades consideran la negociación su herramienta más estratégica, sobre todo desde la última huelga, ocurrida en 1983. Los convenios garantizan el piso mínimo de sueldo y se negocian con un año de anticipación, y se renuevan cada tres. Una vez en vigor, la huelga queda prohibida. El gremio cumple la función principal de custodiar los derechos de los docentes, pero contribuye a su vez a garantizar la calidad del sistema, gestiona recursos para los alumnos, exige y provee formación continua de calidad.

El modelo finlandés se contrapone en varios aspectos a modelos que basan sus sistemas en un mayor grado de evaluaciones estandarizadas, diagnósticos, currículo prescripto y muestras de resultados. La literatura sobre cambio educativo internacional es muy amplia y aún persiste un debate profundo entre los modelos que apoyan la colaboración, la confianza y la autonomía de las escuelas sobre decisiones curriculares versus la competencia, estandarización de evaluaciones y rigidez de los diseños curriculares, respectivamente. Es interesante analizar el modo en que países tradicionalmente basados en rígidas evaluaciones estandarizadas están hoy virando su enfoque hacia modelos de mayor confianza y colaboración, como es el caso de Inglaterra.

Se puede afirmar que todos los modelos, sin excepción alguna, priorizan hoy la formación docente de excelencia al considerar esta variable como la más relevante para lograr un sistema de calidad.

En la Argentina, el modelo podrá ser debatible, pero el núcleo central de una reforma debería garantizar una formación docente de excelencia. Requiere, a la vez, un amplio involucramiento de la sociedad para que la transformación educativa llegue a ser una política pública real, posible y transformadora. ¿Podremos como sociedad lograr los consensos necesarios para definir una visión clara de largo plazo?

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1741317-finlandia-muestra-el-camino-de-la-transformacion-educativa

Imagen: 2.bp.blogspot.com/-nZW2yaZby3o/TgVh9DpVl-I/AAAAAAAAA-E/dvcyoMj8ifo/s1600/Finlandia+escuela+LaInformacion.jpg

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Apostar a que todos aprendan

Agustina Blanco

La sociedad del conocimiento requiere una educación adaptada a las necesidades del siglo XXI. Existe un cierto grado de consenso en relación al tipo de competencias, tanto académicas como socio-emocionales, que nuestros niños y jóvenes necesitan desarrollar para poderse insertar con éxito en la sociedad actual. La escuela debe preparar para el trabajo colaborativo, el pensamiento crítico y creativo, la selección y aplicación del conocimiento, y la resolución de problemas reales. Así mismo, debe enseñar a sus alumnos a perseverar, reflexionar sobre el propio aprendizaje, y a desarrollar un sentido de compromiso y ética. Las escuelas enfrentan una meta sumamente desafiante, pero indispensable a la vez. Desde la etapa de escolarización formal, el docente cumple un rol esencial para que las probabilidades de que los niños alcancen su potencial aumenten profundamente.

La variable de mayor influencia en el logro de desempeños es la creación de entornos propicios para el aprendizaje, o bien, un buen clima en el aula. El clima del aula es aquel que motiva, genera curiosidad, desafía dentro de niveles de estrés adecuados, permite el error, dialoga con respeto, escucha a todos, valora el esfuerzo y el logro de metas. Además, aquellas aulas donde el punto de partida del docente es la convicción de que todos los alumnos, sin excepción, pueden aprender. El docente que demuestra altas expectativas para todos de manera sistemática, es aquel que prepara las mejores condiciones para que el aprendizaje ocurra.

La autora es magister en Educación, consultora en temas de mejora escolar y miembro de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés @AgusblacoE

Fuente del articulo: http://www.lanacion.com.ar/1851446-apostar-a-que-todos-aprendan

Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/c/c8/Jugando_a_aprender_BAJA.jpg

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La sociedad debe exigir una mejor educación

Por Agustina Blanco

La sociedad es consciente de que un país sólo se puede poner de pie si se persigue una visión de largo plazo, basada en un plan estratégico de desarrollo integral. En general, nadie se opone a este axioma. Me pregunto cómo es que, ante la aceptación generalizada de esta concepción, sigan pasando las décadas en la Argentina sin que este recorrido siquiera comience.

Varias de las respuestas son evidentes: la tendencia natural de buscar el interés personal, la necesidad de resolver problemas inmediatos empezando por los económicos, los objetivos de corto plazo de la política y la complejidad misma de semejante emprendimiento. A este panorama agrego una dimensión más, a mi entender la mayor barrera que nos detiene, que es la falta de confianza en nosotros mismos de poder apropiarnos de un proyecto común de nación y trabajar de manera eficiente y colaborativa en función de su logro. Ese proyecto debería enmarcarse en la visión de una nación con reglas claras, expectativas elevadas y mecanismos que garanticen el desarrollo de lo que más importa, el talento humano de todos y cada uno de sus habitantes.

Una reforma educativa requiere también focalizarse en las variables esenciales: garantizar la nutrición y los estímulos afectivos y cognitivos durante la primera infancia; centrar el sistema escolar formal en un marco de altas expectativas para todos los chicos, independientemente de su origen socioeconómico; atraer y formar el mejor talento para la docencia; garantizar los mecanismos que igualen oportunidades a cada ciudadano dentro del sistema escolar.

La sociedad civil debe encarar acciones concretas, sistemáticas e independientes del gobierno, para monitorear los avances del sistema educativo. Además, debe exigir al gobierno políticas que puedan conciliar lo coyuntural con lo estructural. Sin un reclamo explícito y articulado, nunca existirán suficientes incentivos para enfrentar los enormes costos políticos que una reforma genuina conlleva de modo inherente.

Como sociedad debemos adherir a este enorme simbolismo, pero luego debemos desempeñar nuestro rol más difícil, el de velar por el cumplimiento del acuerdo, y exigir el inicio del recorrido hacia una visión de país que nos demuestre a los argentinos que somos capaces de ofrecer a nuestros hijos y nietos una nación como la que soñaron nuestros próceres desde su génesis.

Fuente noticia: http://www.lanacion.com.ar/1888710-la-sociedad-debe-exigir-una-mejor-educacion

Fuente imagen: http://images.eldiario.es/sociedad/Profesores-condiciones-Dia-Mundial-Docentes_EDIIMA20151004_0143_23.jpg

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Los directores de escuela, muy lejos de su principal tarea, la pedagógica

Por:  Agustina Blanco

La mejora de la calidad educativa está en el centro de la agenda de la mayoría de los países. Felizmente, en la Argentina también pareciera estar siendo el caso. Pero se sabe que mejorar sistemas de educación -cómo mejorar la formación integral y el desempeño de alumnos en miles de escuelas- es un emprendimiento de altísima complejidad, sin atajos ni recetas perfectas.

Sería aconsejable evaluar las causas que llevan a muchos sistemas educativos alrededor del mundo a enfocarse en fortalecer políticas vinculadas a los directores de escuela y al liderazgo educativo. Luego de dos décadas de investigaciones diversas, hay consenso en que luego de la práctica del docente en el aula son los directores y líderes escolares quienes representan la segunda variable de mayor influencia para lograr mejorar aprendizajes en los alumnos.

Como los directores son agentes multiplicadores con posibilidad de impactar en un gran número de maestros, sería incomprensible que un sistema no se enfocara en estos profesionales de la educación desde la política.

La Argentina es el único país de la región que asigna a sus directores funciones administrativas, pedagógicas y sociales. Estas últimas -dependiendo la provincia, se les asignan entre 33 y 65 funciones- los hacen responsables de los comedores, los albergues, la coordinación de servicios médicos y de redes de protección del derecho del niño y el adolescente.

La pregunta que se presenta es cómo pueden los directores, ante semejante desafío, enfocarse en sus funciones pedagógicas y así garantizar las condiciones para el constante mejoramiento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

Impacto directo

Los directores pueden lograr impacto relacionado con dimensiones específicas dentro del contexto escolar ya que fijan el rumbo de la escuela, desarrollan a sus equipos docentes y rediseñan la estructura de la organización para generar condiciones propicias para el aprendizaje.

Fijar el rumbo es la dimensión de mayor peso para lograr una escuela efectiva. Los maestros deben comprender hacia dónde va la institución, cuáles son la visión y los objetivos, y cómo intentan llegar a ellos. Una escuela con rumbo claro logra que cada miembro se sienta parte del propósito de la institución, haciendo a cada uno responsable, en alguna medida, de los logros. Esto, más allá de distribuir la responsabilidad que no es de éste ni de aquél, sino de todos, permite que cada miembro se sienta un profesional invitado a ser parte del proceso de decisiones y a trabajar de modo colaborativo en pos de los objetivos.

Esta concepción de liderazgo horizontal hace a una cultura institucional motivadora y profesional. No es posible hoy en día concebir una organización donde sus miembros no trabajen de modo colaborativo, dialoguen, reflexionen y aprendan entre pares. Sin embargo, la escuela en general no trabaja así, sino que cada docente se aísla dentro de su aula, no comparte propósitos comunes ni se siente parte de una comunidad en constante desarrollo.

Un reciente estudio de Bain & Company, luego de haber estudiado doce sistemas escolares en Estados Unidos y haber encuestado 4200 docentes y directores, concluye que los típicos formatos en la escuela están aún caracterizados por directivos sobrepasados con funciones administrativas. Esto va en detrimento de lo que es primordial, que es colocar el foco en los procesos de enseñanza y de aprendizaje.

El estudio propone que las escuelas trabajen bajo modelos de liderazgo distribuido, dando posibilidad a varios docentes de asumir funciones de liderazgo para el acompañamiento de otros docentes, buscando mejorar sus prácticas pedagógicas en el aula.

¿Cómo comenzar a acercar el sistema de educación argentino a un recorrido de mejora sostenida basado en el liderazgo educativo efectivo? En nuestro país, las políticas vinculadas a los directores requieren una seria revisión y un cambio de normativa en los estatutos provinciales.

Me detengo en algunos aspectos en particular que requieren cambios como la formación específica en gestión y liderazgo educativo previa al acceso al cargo; los procesos de selección rigurosos y sistematizados; los espacios institucionales rentados para que directivos y docentes planifiquen y reflexionen en equipo; la carrera docente que permita el ascenso a cargos de liderazgo pedagógico, y las funciones que los estatutos asignan a los directores.

En resumen, la calidad de un sistema educativo pone a la escuela en el centro de los procesos de mejora escolar, y los estudios demuestran que toda buena escuela está conducida por líderes efectivos. Aun si las vías para la mejora del sistema son diversas y todas debieran entrar en el análisis estratégico a la hora de definir un plan de acción a largo plazo, la vía de los directores presenta una oportunidad única por su potencial de influir en escala sobre el aprendizaje, en un tiempo relativamente corto.

No dudo de que las provincias puedan animarse a realizar una fuerte revisión de sus políticas para llevar a nuestro sistema a un mejor lugar.

Formación para líderes

A través de una alianza entre Proyecto Educar 2050 y la Universidad de San Andrés, con el apoyo de los ministerios de Educación de las provincias de San Juan, Santa Cruz, Santa Fe y Entre Ríos, se llevará a cabo el programa de formación, en el que participarán 91 directivos y 30 supervisores de escuelas

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/1916055-los-directores-de-escuela-muy-lejos-de-su-principal-tarea-la-pedagogica

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