“Acepto las condiciones”, un libro de la Fundación Santillana contra la letra pequeña de la tecnología

Cristobal Cobo

Es cierto que la tecnología nos ha traido multitud de beneficios, pero ¿a qué precio? También se producen efectos colaterales que son generadores de nuevas brechas. Sin que el usuario sea realmente consciente, redes sociales y motores de búsqueda recopilan datos sobre nuestro comportamiento, interacciones, desplazamientos, consumos o deseos. Un claro ejemplo de esto son los «Términos y condiciones» redactados bajo interminables textos que el usuario muchas veces acepta sin molestarse a leer.

Veinte años después de la masificación de internet esta plataforma ha dejado de ser concebida solo como una herramienta de inclusión. Hoy genera y amplifica nuevas formas de poder y control (vigilancia, influencia y manipulación, extorsión, pérdida del autocontrol o sobrecarga cognitiva).

Precisamente esta temática es la que trata el último libro de Cristóbal Cobo, “Acepto las condiciones: Usos y abusos de las tecnologías digitales, donde el autor, de origen chileno, explora acciones y estrategias para reducir las actuales asimetrías de información y propone limitar el poder de las tecnologías a través de la educación, del desarrollo de nuevas habilidades o la adopción de una nueva ética digital.

La tecnología que tanto nos esperanzó en un principio hoy nos utiliza y cotrola. Según afirma el propio autor en su blog: “Por décadas se sostuvo que un uso diestro de la tecnología generaría ventajas a quienes pudieran adaptarse a estas nuevas herramientas. Pero la realidad que hoy vemos es diferente. Ciudades plagadas de “smartphone zombies” (sujetos que se obsesionan tanto con los medios y redes del mundo digital que pierden la noción de lo real), quienes en vez de utilizar la tecnología son utilizados por ella“.

La obra, realizada con el apoyo de la Fundación Santillana y la colaboración del Centro de Estudios Fundación Ceibal, cuestiona la supuesta neutralidad de la tecnología y el costo de ceder información personal a plataformas tecnológicas supuestamente gratuitas. Según palabras de Cobo: “El uso de ciertas tecnologías se presenta como gratis para el usuario, pero es una gratuidad aparente. Producto de la ignorancia, falta de tiempo o del hecho de «elijo no elegir» el usuario renuncia a su información, y con ello a su privacidad y a su intimidad”.

A través de la voz de reconocidos expertos internacionales como John MoravecJordi Adell o Daniella Trucco, que se dedican a investigar sobre las asimetrías de información que se producen en la era de los datos masivos, el autor explora estrategias, acciones y propone soluciones para limitar el poder de las tecnologías. Entre ellas, destaca la educación, el desarrollo de nuevas habilidades, la creación de herramientas que permitan un mayor nivel de control sobre los consumos digitales o incluso la exigencia por parte de la sociedad de una nueva ética digital. “Hoy resulta necesario desarrollar una nueva comprensión de lo que significa alfabetismo digital crítico, una ciudadanía digital que permita comprender y actuar frente a las nuevas reglas del juego”, resalta Critóbal Cobo.

El libro pretende abrir un espacio de diálogo sobre los interrogantes y retos que supone nuestra actual sociedad tecnológica, como: ¿a qué costo cedemos nuestra información a plataformas supuestamente gratuitas como Facebook, Youtube o Google?¿cuáles son las consecuencias de ceder nuestros datos a terceros?¿quién observa a los que nos observan?¿cómo se prepara a la sociedad para actuar frente al cambiante panorama tecnológico?

Con esta última publicación, la Fundación Santillana refuerza su misión de ser una institución de referencia en Iberoamérica para el intercambio de conocimiento y mejora de la educación en entornos variados y cambiantes. “En un momento en el que la tecnología avanza a pasos de gigante, es importante crear consciencia de los riesgos y retos que ello supone, y dar protagonismo a voces expertas y renovadoras como la de Cristóbal Cobo”, afirma Miguel Barrero, director del área de educación de Fundación Santillana.

  • La presentación del libro será el próximo miércoles 27 de febrero a las 14.00 horas en la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías de Madrid. Para asistir puedes escribir a educacionfs@fundacionsantillana.com
  • Un adelanto del libro se presentará tambuién en el seminario “mSchools Changing Education Together” del Mobile World Congress Barcelona, que se celebrará el 28 de febrero en Barcelona. La presentación y el panel se titulan: “Hacia una educación más humana en la era digital”.
  • Puedes preregistrarte aquí para pedir una copia digital gratuita (con Licencia Creative Commons).

Fuente; http://toyoutome.es/blog/acepto-las-condiciones-un-libro-de-la-fundacion-santillana-contra-la-letra-pequena-de-la-tecnologia/44014

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Nuevos Alfabetismos y Pensamiento Computacional en el Plan Ceibal en Uruguay

Dr. Cristobal Cobo, director Centro de Estudios Fundación Ceibal

ild sp-2017-cover-image2-es.jpgEl alfabetismo evoluciona a medida que cambian los sistemas de construcción de conocimiento en nuestra sociedad. Por tanto al evolucionar las formas en que se utilizan los distintos lenguajes, se enriquecen y complejizan los alfabetismos producto de las transformaciones en el uso de los sistemas de códigos y reglas de comunicación que empleamos.

La erradicación del analfabetismo (saber leer y escribir ) en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible busca asegurar que el 100% de los jovenes y ‘una proporción sustancial de los adultos’ alcancen la alfabetización para 2030 (Meta 4.6) y que esto se traduzca entre otros beneficios en mayores oportunidades de empleabilidad (Meta 4.4). Pero esta visión sugiere un horizonte que evoluciona hacia nuevas necesidades. Por ejemplo, reducir los niveles del analfabetismo funcional que implican habilidades de lectura más allá de un nivel básico para manejar tanto las tareas de la vida diaria como del campo laboral.

Durante la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del siglo XXI hemos visto una consistente diversificación de los sistemas de símbolos utilizados en la era moderna. Como es de esperarse, ello ha ido a la par de una transformación de los alfabetismos considerados críticos para desempeñarse en la sociedad contemporánea. Toffler en su libro El shock del futuro (1970), citaba a Herbert Gerjuoy: “Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender”.

Langer indica que la alfabetización puede entenderse como la capacidad de leer y escribir pero también como una habilidad para crear nuevas formas de pensar. Es fundamental, agrega la autora, que los educadores comprendan esto si quieren construir puentes y facilitar transiciones entre diferentes formas de pensamiento.

El concepto de alfabetización incluye habilidades para acceder al conocimiento a través de la tecnología y la capacidad de evaluar contextos complejos. Un ejemplo paradigmático de la era pre-Internet, lo podemos encontrar en la publicación del reporte ‘Nation at Risk’ elaborado durante el gobierno de Reagan. Ahí se planteaba la necesidad de formar futuros profesionales con destrezas avanzadas en el uso de sistemas informáticos. Treinta años más tarde, si bien esta prioridad no desaparece, con la llegada de Internet surge el interés por desarrollar nuevos alfabetismos en un segmento mucho más amplio de la sociedad. A este alfabetismo se le ha denominado de diferentes formas (digital, informacional, computacional, etc.). Dependiendo del enfoque, el énfasis ha estado en la interacción con los dispositivos informáticos, en el uso estratégico de la información, en la capacidad de producir conocimientos de manera distribuida con otros, en la participación de espacios de expresión colectiva, en la administración de la huella digital y de la privacidad, o en la combinación de dos o más de estas categorías.

Durante las últimas décadas, se ha observado una creciente interdependencia entre el desarrollo de nuevos alfabetismos y la expansión de nuevas tecnologías digitales en diferentes sistemas educativos del globo. Hoy se espera que los individuos cuenten con la capacidad de desarrollar estructuras de pensamiento afines a la forma en que las tecnologías computan y procesan información.

A ello se le denomina pensamiento computacional, el cual se concibe como un complemento de otros alfabetismos mediáticos. Si bien en algunos casos se relaciona el pensamiento computacional con las ciencias de la computación e incluso con la programación, aquí lo entendemos como:

Conjunto de habilidades y conocimientos para explorar diferentes formas de resolver problemas con un enfoque analítico (que implica abstracción, descomposición, pensamiento lógico, identificación de patrones, evaluación, generalización) a través de algoritmos o representaciones de datos, que permiten diseñar sistemas, resolver problemas o comprender comportamientos humanos. Desde esta perspectiva el pensamiento computacional puede aplicarse con o sin una computadora.

Es importante hacer notar que el pensamiento computacional no excluye los alfabetismos previamente referidos, sino que se conciben como formas complementarias. Es más, es deseable avanzar hacia una mirada integral que permita desarrollar un pensamiento computacional enriquecido con habilidades de orden meta-cognitivas, por ejemplo con prácticas colaborativas de resolución de problemas (algo que Kafai, Burke y Resnick, 2014, sugieren llamar “computación participativa”).

En una encuesta aplicada a una veintena de Ministerios de Educación en Europa se identificó que un número significativo de países ya ha decidido entrar en una revisión de sus planes de estudios en miras a integrar la codificación como parte de las actividades curriculares ya sea bajo modalidad obligatoria u opcional (ver casos como Inglaterra o España).

En América Latina también se observan acciones en este campo. En Uruguay, por ejemplo, los niños de quinto y sexto año de unas 50 escuelas distribuidas en todo el país comenzarán a recibir este semestre clases de programación y de pensamiento computacional. Se trata de un plan piloto ideado por el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP) y el Plan Ceibal, con el objetivo de innovar en las prácticas educativas y potenciar el pensamiento lógico matemático, el pensamiento crítico, la creatividad, la innovación y la resolución de problemas. Los niños tendrán clases de pensamiento computacional y programación a través de videoconferencia con profesores remotos, que contarán con el apoyo del maestro del grupo en el aula. Esta política educativa busca escalarse a nivel nacional a partir del 2018. La visión es que la incorporación de pensamiento computacional pueda aplicarse a cualquier área del conocimiento, en diferentes procesos de aprendizajes para todas las edades y disciplinas. En paralelo a la experiencia uruguaya, se destacan iniciativas como las de Chile, Perú, Argentina,México y Colombia.

Evidentemente el desafío no se agota en el diseño de nuevos programas de estudio, sino que será importante apoyar a los profesores y estudiantes en las iniciativas de codificación, en adoptar nuevos enfoques de evaluación, en realizar más actividades de sensibilización sobre la importancia de desarrollar estos nuevos alfabetismos, tanto en las diferentes etapas de la educación escolar como en otros espacios de aprendizaje y socialización.

A modo de síntesis, es fundamental comprender que nuevas formas de expresión, nuevos lenguajes y nuevos dispositivos permiten vislumbrar que la conceptualización de los alfabetismos contemporáneos habrán de seguir evolucionando. Ya no concebidos como una habilidad o competencia simple, sino que como un proceso que se aplica, se practica y se contextualiza. Estas nuevas miradas ofrecen herramientas cognitivas que brindan nuevas formas de decodificar y comprender la realidad. Es por ello que los jóvenes (y los no tanto) necesitan desarrollar multi-alfabetismos que les permitan contar con herramientas para brindar una mirada crítica y a la vez propositiva que les posibilite desenvolverse de la mejor forma posible en un mundo en plena transición.

Fuente: https://educacionmundialblog.wordpress.com/2017/09/08/nuevos-alfabetismos-y-pensamiento-computacional-en-el-plan-ceibal-en-uruguay/comment-page-1/#comment-54

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La innovación pendiente en educación

Por. CRISTÓBAL COBO

Hoy existe un gran entusiasmo por tecnologizar la educación. Sin embargo, la llegada de la tecnología no es a costo cero. Autores critican que la abundancia de información en los espacios digitales en vez de amplificar nuestras posibilidades las restringen (ej. dependencia, individualismo, superficialidad, exclusión, etc.).

En un contexto de hiperinformación puede ser difícil no verse fuertemente influenciado (o infoxicado) por las creaciones de otros. Es fácil adoptar un lenguaje cacofónico dentro de Internet. Un claro ejemplo de ello son las charlas TED, que si bien son una notable fuente de inspiración, ya se han hecho tan ubicuas y repetitivas que su formato dejó de ser novedoso. ¿Si todos ven las mismas charlas y leen a los mismos referentes no hay un riesgo de un reduccionismo intelectual?

Lo que fue innovador en algún momento puede que hoy ya no lo sea. ¿Cómo hacer para no caer en la vorágine de estar siempre persiguiendo la tecnología de turno y no olvidar lo sustantivo? ¿Adoptar tecnologías para poner viejas ideas en nuevas plataformas o abrir espacio a pensamientos y formas divergentes de crear conocimiento independientemente del dispositivo? Aspirar a que los educandos estén en línea y las escuelas estén conectadas, si bien es positivo puede que no sea suficiente. Se puede ser tan creativo con tecnologías como sin ellas. La clave está en comprender que el cambio más sustantivo es cognitivo y no tecnológico.

El binomio tecnología y conocimiento se hace más complejo cuando vemos que de manera creciente, las tecnologías van ganando terreno y comienzan a desplazar a algunas profesiones. Es decir, cuando sofisticados algoritmos logran procesar complejos y extensos volúmenes de información de manera similar o incluso mejor a cómo una persona lo haría al momento de tomar decisiones. Esto se debe, entre otras causas, al acelerado desarrollo de la inteligencia artificial.

Si esta transición se tratase solamente de reemplazar a los trabajadores que realizan tareas mecánicas (no creativas) por máquinas, entonces no estaríamos muy lejos de lo que fue la revolución industrial. Pero esta nueva transformación tecnológica busca ir mucho más allá de automatizar las habilidades funcionales que requieren de limitada creatividad durante su operación. Ahora, las computadoras aprenden por sí mismas mediante la generalización de datos en lugar de tener que ser programadas por las personas. A esto se le conoce como aprendizaje de máquinas (machine learning) y ocurre cuando un programa puede modificar algún aspecto de sí mismo a través de datos o registros en lugar de ser programada para ello. El objetivo de la inteligencia artificial es conseguir que las computadoras hagan las cosas que en el pasado requerían de inteligencia humana.

Nos interesan los robots que crean y son creativos, señalan los científicos del Creative Machines Lab de la Universidad de Columbia. Hoy crecen las voces que advierten que los trabajadores tenderán a ser clasificados en dos categorías. Las preguntas clave para ello serán: “¿Eres bueno para trabajar con máquinas inteligentes o no? ¿Son tus habilidades un complemento de las capacidades de la computadora o la computadora funciona mejor sin ti?”. Aunque no sean preguntas que usualmente estén en la agenda de los sistemas educativos, quizá sea pertinente incorporar interrogantes como, por ejemplo: ¿cómo pensar en una formación a prueba de futuro?, ¿ y si el costo de tener máquinas que piensan es tener gente que no?, ¿cuáles serán las habilidades creativas que no serán reemplazables por los nuevos desarrollos tecnológicos?

El 28 octubre estaremos en la próxima Bett Latin America Summit de Ciudad de México para explorar estas ideas y sus implicancias en la educación. Más información en el nuevo libro publicado por Penguin Random House, “La Innovación pendiente: Reflexiones (y provocaciones) sobre Educación, Tecnología y Conocimiento“

Fuente: http://mundoejecutivo.com.mx/economia-negocios/2016/10/20/innovacion-pendiente-educacion

Imagen: mamadigital.mx/blog/wp-content/uploads/2016/06/elearning-video-chat.jpg

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Aulas del futuro: «La tecnología sola no resulta suficiente»

Argentina/26 mayo 2016/ Autor: Silvina Heguy/ Fuente: El Clarín

Para Cristobal Cobo, el desafío de la educación en estos días no se limita sólo a la utilización de tecnologías en el aula sino a algo que resulta más profundo: la innovación pedagógica.

– Cómo irrumpen o conviven en las aulas tradicionales la enseñanza con la nueva tecnología, sobre todo en países como Argentina?

-Sea la tecnología que sea, digital o analógica, ésta puede ser bien o mal utilizada tanto dentro del aula o fuera de ella. Al final del día, la transformación que se busca suele ser más pedagógica que tecnológica. Pensamos en una buena práctica cuando imaginamos una oportunidad de estimular la creatividad, la colaboración, y la exploración de conocimientos a nivel individual o, mucho más interesante aún entre dos o más personas. Es decir, cuando vamos más allá de la transferencia unidireccional de información y abrimos espacio al intercambio y la negociación de saberes. Ahora, cuando pensamos en las tecnologías digitales, lo que vemos es que éstas difícilmente se pueden restringir a determinadas fronteras, límites o contextos específicos. Es por eso que las tecnologías de aprendizaje bien aprovechadas permiten diferentes posibilidades de aprender tanto dentro como fuera del aula, incluso en los momentos menos esperados. Desconocer las condiciones multi contextuales y de multi temporalidad del aprendizaje (en 360 grados y 7/24) es limitarnos a creer que sólo aprendemos dentro del aula.

– ¿Se puede superar la dicotomía entre chicos ya considerados nativos digitales con maestros que no pueden acceder a capacitaciones?

-A diferencia de lo que se planteaba durante la década del 2000, la principal diferencia en la manera de utilizar la tecnología digital, no está restringida a la destreza para interactuar con los dispositivos, si no que guarda directa relación con comprender cómo han cambiado los procesos de adquisición, generación, intercambio y divulgación del conocimiento. Hoy la destreza que realmente vale es la de orden meta cognitiva (no tanto la tecnológica). Las tecnologías se hacen cada vez más simples e intuitivas, pero el valor diferencial está en comprender las nuevas dinámicas del conocimiento en la época actual. El desafío de la educación de nuestros días, no se limita a que los docentes utilicen mucho tiempo las tecnologías digitales en el aula, sino que algo que resulta más profundo. Es decir, que favorezcan espacios de construcción de saberes que van más allá del curriculum, más allá de una asignatura en particular, más allá de una calificación puntual, más allá del saber experto, y que permitan la posibilidad de articular el dominio de alfabetismos tradicionales con el desarrollo de un conjunto de habilidades socio emocionales que hoy juegan un papel fundamental. Que las tecnologías pueden ayudar en esto no hay duda, pero la innovación pedagógica será al final del día el factor determinante.

– ¿Se puede establecer cómo será la educación en el futuro con las nuevas tecnologías? Se habla de enseñanza personalizada con presencia de alumnos?

-Si supiera cómo va a ser el futuro, probablemente no estaría aquí. Hay cierto riesgo en pensar que el futuro de la educación está directamente vinculado con el de las nuevas tecnologías. Es como querer adquirir una medicina y luego ver qué enfermedad puede sanarse con ella. Como una solución buscando problemas. Los sistemas educativos formales (al menos durante los últimos siglos), no han sido particularmente fructíferos en ofrecer lo que podríamos llamar una «educación personalizada». Es más, las tendencias que hoy vemos apuntan más hacia una masificación que hacia una personalización de la enseñanza (aunque claro hay muchas promesas desde los vendedores de tecnología que sugieren otra cosa). Me parece que la principal oportunidad está en pensar en una forma de enseñanza menos lineal, es decir a la que se puede volver una y otra vez en distintos momentos de la vida, y que además sea conversacional, colaborativa, y dialógica. Entonces,  podríamos pensar en una forma de enseñar que recupere nuestra experiencia y la construcción de saberes junto a otros. Ambos vectores formativos pueden ocurrir perfectamente con o sin tecnología.

-¿Cuáles serían las capacidades que se deben enseñar en las aulas primarias y secundarias para personas que deberán desarrollarse en la vida adulta en diez años cuando el panorama laboral anuncian que cambiará sustancialmente?

-A mí me parece que el panorama laboral ya cambió, no ahora si no que hace tiempo. Sin embargo, es previsible que estos cambios se aceleren. Hoy existe una enorme cantidad de literatura que nos habla de las «habilidades del siglo XXI «. Pero la verdad es que esas habilidades eran relevantes también durante los siglos anteriores, quizás la diferencia es que hoy son importantes para un segmento más amplio de la población. Ahora, a pesar del creciente entusiasmo en relación a estas «nuevas» habilidades, la ironía está en que no hemos hecho un muy buen trabajo desarrollando instrumentos para valorarlas, cualificarlas, reconocerlas, transferirlas, etc. Hoy vivimos un momento de inflexión tecnológica, en el cual las máquinas están en mejores condiciones que antes de aprender (inteligencia artificial). Esto más temprano que tarde tenderá a redefinir, reemplazar o al menos transformar muchas de las profesiones presentes y futuras. Quizás, lo que tenemos que preguntarnos es: si las máquinas aprenden ¿Qué enseñarles a quienes no son máquinas? En otras palabras, identificar qué labores están desarrollando las tecnologías en nuestro lugar, y trabajar específicamente en aquellas funciones que las máquinas no pueden hacer por nosotros. Aquí adquieren valor las habilidades interpersonales (socio emocionales) como creatividad, empatía, socialización, etc.

-Varias veces has descripto el uso de la tecnología en la educación como contradictoria y confusa, con demasiada intromisión de empresas con sus productos que no necesariamente mejoran la educación, ¿por donde debería pasar el debate entre la comunidad y el Estado para poder definir líneas claras de prioridades?

-Si lo vemos desde una perspectiva positiva, las tecnologías digitales generan un gran entusiasmo. Es por ello que se crean muchas expectativas de que estos dispositivos puedan ayudarnos a resolver los rezagos que observamos en nuestros sistemas educativos. Pero tal como nos indican innumerables estudios internacionales, las tecnologías por sí solas no resultan suficiente para mejorar los logros en el aprendizaje. Uno de los desafíos está en observar y escuchar con más atención, que tecnologías, software, dispositivos, entornos de colaboración virtual, etc. son los que necesitan nuestros estudiantes y docentes (y no tener temor a preguntárselos). Es muy probable que individuos con diferentes características y personalidades requieran de diferentes tipos de herramientas. La gran innovación de adopción (y apropiación) tecnológica hoy viene desde la demanda, más que desde la oferta. Es decir, los usuarios hoy adquieren (más que antes) sus propios dispositivos y los traen al entorno educativo. Este fenómeno es llamado en inglés como «Bring Your Own Device» (trae tu propio dispositivo). Una vez más, pensar con más detención en los desafíos formativos y comprender, que la innovación pendiente, no está en adquirir cierto instrumento digital sino en cambiar las prácticas y los mecanismos con los que evaluamos. No tiene sentido innovar en los dispositivos y no hacerlo en las evaluaciones. Contamos con una ciudadanía mucho más desarrollada en cuanto a hábitos tecno-sociales, es buena idea aprovechar este momento y abrir debates al respecto.

– En su libro habla de «aprendizaje invisible», que consiste en que la mayor parte de lo que la gente aprende viene de hacer cosas nuevas en lugar de la instrucción explícita. ¿Cómo se puede incorporar este concepto en el aula?

Aquello que aprendemos a través de la experiencia, la observación, la mimesis, la exploración, la curiosidad son saberes que aprehendemos pero que no necesariamente podemos evidenciar en un examen o test. La ironía está en que muchas veces en la vida profesional recurrimos a personas por sus experiencias, más que por sus calificaciones. Dicho esto, John Moravec (co autor) y yo planteamos que el desafío no está tanto en hacer visible lo invisible, sino en repensar los espacios de aprendizaje para crear «laboratorios de conocimiento». Es decir, diferentes instancias de creación, intercambio, experimentación, emprendimiento, que trasciendan las divisiones disciplinares (asignaturas), así como otras segmentaciones propias de los sistemas educativos (separación por grados, organización de clases por número de horas y exámenes etc.) y así tengamos más oportunidades de aprender de una manera más natural, en dónde haya más espacio para equivocarnos y experimentar junto a otros.

Fuente:

http://www.clarin.com/zona/Aulas-futuro-tecnologia-resulta-suficiente_0_1580842015.html

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