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Carta del hijo de una docente de escuela pública

Mi nombre es Esteban, tengo 27 años y soy hijo de madre docente, nieto de una docente y sobrino de un docente, orgulloso de formar parte de una familia que brindó y brinda a la comunidad educación durante muchos años en escuelas públicas.

Desde muy pequeño mi madre me enseñó a defender la educación pública, libre, laica y gratuita; y al calor de sus reclamos, de sus paros, de sus movilizaciones aprendí también a luchar. Hoy siento tristeza y bronca por la situación que sufre la educación pública, donde son cientos de miles los trabajadores docentes y auxiliares precarizados por el Estado en toda la provincia como el resto del país con salarios de miseria y que van a trabajar a escuelas que atraviesan enormes dificultades edilicias, donde se llueve en salones, donde se inundan las galerías, donde los comedores que albergan una enorme cantidad de niños, tienen que servirles el plato de comida con un presupuesto cada vez más chico que no alcanza.

Es aberrante que un Gobierno de millonarios que nunca pisaron una escuela pública y subsidian a instituciones educativas privadas sea quien decida sobre el futuro de la educación del pueblo pobre y sobre el bolsillo de miles de docentes que durante todo el año están al frente de las aulas para contener, formar y educar a niños y niñas de barrios populares que viven en las penurias, en asentamientos, sin cloacas, pasando frío en invierno y soportando altas temperaturas en verano; que en muchos casos asisten a las escuelas porque, sino, no almuerzan. Ya que en sus casas sus padres no tienen la posibilidad de brindarles un plato de comida, que son acechados por las Policías bravas para ser organizados en una red delictiva bajo amenaza, y que más de uno termina siendo víctima del gatillo fácil por negarse a robar como el recordado joven Luciano Arruga.

Es difícil ponerse en el lugar de un docente cuando vivís totalmente alejado de su realidad, con un salario tan alto como las ganancias mensuales de un empresario. Yo no conozco a ningún empleado del Estado que gane lo que cobra un diputado o senador, mucho menos la gobernadora Vidal; ni jubilados como mi abuela también docente que cobra una jubilación miserable y no una de lujo como la ex presidenta Cristina Fernández.

Hoy la verdad es que las escuelas brindan cada vez menos cupos escolares para quienes buscan un lugar en un pupitre. Son miles los que se quedan afuera de las aulas cada vez que en marzo inicia un nuevo ciclo lectivo; ya que el bajo presupuesto destinado no solo a salarios sino a construcción, mantenimiento y restauración de edificios de escuelas y jardines no logra acercarse a las necesidades actuales para revertir el número de pibes y pibas marginados por la escuela pública que les cierra las puertas.

Es por eso que me causa vergüenza y asco ver a los propulsores de campañas que demonizan a los docentes que hacen paro acusando los de tomar de rehenes a los jóvenes que no pueden asistir a la clases, cuando son los mismos responsables de que cada año sea mayor el número de deserción escolar y menor el presupuesto destinado para la educación

Cada vez que veo a Vidal como he visto a funcionarios del Gobierno anterior preguntar si alguien “piensa en los chicos”, me pregunto cómo hijo de una docente ¿si Vidal piensa en los hijos de los docentes? Que son muchos los niños, que como yo que junto a mi hermano logramos pasar nuestra infancia gracias al trabajo de mi madre cuando mi padre era no tenía trabajo que se pasaba como ahora trabajando doble turno y en algunos años dando clases particulares los fin de semana para poder mantener a la familia, ¿Vidal pensará en esos niños y niñas que dependen del salario de un docente?

Evidentemente los únicos que piensan en ellos son las familias trabajadoras que acompañan hoy el reclamo docente, los que viven con las mismas condiciones materiales que un trabajador estatal y entiende que solo los docentes y las familias trabajadoras pueden hacerse cargo y sostener la educación pública, por la que no pelean los sindicatos que carnerean huelgas y se apuran para firmar y ponerle techo a las paritarias.

Hoy siento que tengo que salir a dar la pelea por mi madre, como por mi abuela, y como todas aquellas maestras y maestros que me educaron por haber asistido a una escuela pública que con grandes valores y con la tradición de lucha me enseñaron que nada nos regalan, que todo se conquista; que la educación publica es un derecho del pueblo trabajador y como tal hay que defenderla, aunque nos cueste la vida, como la defendió el querido compañero Carlos Fuentealba, por eso y por muchas razones más.

#YoApoyoALosMaestros

Publicado por: http://laizquierdadiario.com/Carta-del-hijo-de-una-docente-de-escuela-publica

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Universidad de La Matanza: ¿en qué condiciones trabajan los docentes?

Por: La Izquierda Diario

El ingreso sigue corriendo, los despidos y la precariedad también. Los estudiantes a favor de los trabajadores, la universidad ¿al servicio de quien?

Hace siete semanas, los 18.000 estudiantes inscritos este año ingresamos a las aulas sin el más mínimo conocimiento acerca del funcionamiento de la universidad, quizá tan solo con la expectativa de estudiar una carrera que para muchos es un sueño que cumplir. Para esta primera instancia cada vez somos más los que no naturalizamos el ajuste, los tarifazos, la persecución a nuestros docentes, la ausencia del boleto estudiantil para nosotros en la Matanza, y a desgracia de las autoridades, debatimos y nos organizamos en defensa de nuestra educación y de la lucha de nuestros docentes contra la precarización laboral.

A partir de las primeras notas del ingreso, en muchos de nosotros nació la curiosidad de informarnos más y conocer a fondo la situación de los trabajadores dentro de la universidad, así junto mis compañeros de la Juventud del PTS en el Frente de Izquierda y estudiantes del ingreso comenzamos a investigar en profundidad los contratos precarios de nuestros docentes.
De esta forma nos reunimos y dialogamos con docentes de la UNLaM, quienes nos contaron su realidad laboral, que fue mucho más de lo que esperábamos encontrar.
Cada nuevo año en el ingreso la secretaría académica intenta aumentar la carga horaria sin cambiar la dedicación. El último convenio colectivo de trabajo estipula que nuestros docentes deben pasar 4 horas frente al curso mientras que en realidad trabajan casi el triple y muchos han pasado meses sin cobrar. Esta misma inestabilidad laboral se expresa en la designación de las categorías. Cada categoría, según el convenio colectivo de trabajo (CCT), cuenta con ciertas responsabilidades que difieren entre sí, como por ejemplo la de un Jefe de Trabajos Prácticos en comparación con la de un Ayudante de Cátedra, sin embargo en nuestra universidad ambos llevan a cabo las mismas tareas pero el ayudante gana mucho menos. Igual tarea, distintas categorías, sueldo desigual.

Si un docente falta hay otros destinados a reemplazarlos pero si los docentes piden licencia ellos mismos con su propio sueldo deben pagarle una «x» cantidad de dinero a los docentes que los reemplazan y a su vez recuperar, como sea, las horas de clase perdidas, algo que es imposible. No tienen derecho ni a enfermarse. Si reclaman, la respuesta que reciben es que «si no les gusta rescindan el contrato».

La Asociación de Docentes de la Universidad de La Matanza (ADUNLaM) está convocando a una medida de fuerza para la reapertura de las paritarias el próximo 29 de Septiembre que los estudiantes tenemos que acompañar, aunque durante muchos años no han tomado medidas para defender a los trabajadores. Por otro lado, el Sindicato de Investigadores y Docentes de la Universidad Nacional de La Matanza (SIDUNLAM) viene denunciando desde principio de año y final de 2015 despidos a docentes y persecución sindical como fue el despido de Alejandro Rogers, secretario gremial de SIDUNLAM. Esta semana SIDUNLAM realizó protestas frente a por los menos dos nuevos despidos en la universidad, denunciando que “los despidos, los desplazamientos y el amedrentamiento a los docentes que no acatan lo que indican las autoridades de la UNLaM, no son prácticas novedosas. Desde el desembarco de Martínez como rector, se vienen sucediendo hechos en los cuales aquellos docentes que critican las prácticas de la universidad, son desafectados de sus tareas. No se hacen concursos y las contrataciones –llamadas designaciones por las autoridades- se renuevan cuatrimestralmente, por lo que, simplemente, se va desplazando de sus funciones a los docentes “molestos”, disminuyendo sus designaciones para, finalmente, no renovarles los contratos.” y cuestionan “repudiamos el fallo que cuestiona el ingreso irrestricto a las universidades, amparo impulsado justamente por la Universidad Nacional de la Matanza.”

No solo no hay ingreso irrestricto y fue precisamente la UNLaM la que propuso un amparo para modificar esos aspectos de la ley, sino que nuestros docentes que están al frente de las aulas están precarizados y debido a esta medida impulsada por la universidad las partidas presupuestarias del Estado Nacional no incluyen los sueldos de los docentes del curso de ingreso por ser pre-universitarios, es decir, que sus sueldos provienen de partidas presupuestarias extras.

Para garantizar un verdadero ingreso irrestricto deberían haber designaciones docentes para poder dar clases a los miles que queremos ingresar a la universidad, un sueldo igual a la canasta familiar y ponerle fin a la precarización. Por eso nuestra lucha por la educación pública es de la mano de nuestros docentes.
Nuevamente los invito a que seamos cada vez más los que nos organizamos en defensa de nuestra educación y en solidaridad con la lucha docente, reclamando juntos por salarios equivalentes a la canasta familiar, la implementación plena del Convenio Colectivo de Trabajo para docentes e investigadores y la defensa de la educación pública a través del ingreso irrestricto a la Universidad. Basta de precarización laboral, pongamos fin al avance sobre los trabajadores, las mujeres y la juventud.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Universidad-de-La-Matanza-en-que-condiciones-trabajan-los-docentes

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Jubilaciones: Una bomba de tiempo

Por: La Izquierda Diario

Bajo el argumento de una “reparación” que beneficia a una franja de los jubilados que verán incrementados sus haberes, el gobierno está creando condiciones para el empeoramiento de la sustentabilidad del sistema previsional. ¿La crisis del sistema es inevitable, o hay alternativas que ni Cambiemos ni la mayor parte la oposición parecen dispuestas a discutir?

El “Programa de Reparación Histórica a Jubilados y Pensionados” aprobado en julio pasado como parte de un megapaquete legislativo que incluyó el blanqueo, representa una avanzada sobre el sistema previsional. Tomando de forma parcial y unilateral una demanda de franjas significativas de jubilados por haberes mal liquidados, cuestión ninguneada por el kirchnerismo, la política de Cambiemos, al no acrecentar los recursos que financian a la ANSES, llevará a un pronto agravamiento de la precariedad de un sistema que ya tenía inconsistencias.

Este Programa establece una serie de cambios que ameritan una urgente discusión. En especial, aquel que propone la modificación del sistema previsional en el mediano plazo, sin una base de un diagnóstico ni propósitos explicitados. Considerando las incertezas del origen de los recursos para el propio Programa, es claro que vamos a una profundización del desfinanciamiento del sistema mientras comienza a reflotar la discusión sobre una insolvencia “intrínseca” al mismo. Se argumenta para ello un supuesto problema de extensión de la esperanza de vida y envejecimiento poblacional, pero por lo bajo se va gestando el camino para avanzar ofensivamente sobre una extensión de la edad jubilatoria, un incremento de la edad mínima de aportes, una nueva reprivatización y una suerte de constitución de “jubilados de primera” y jubilados “de segunda”.

Es curioso cómo se menciona al incremento en la esperanza de vida de las personas y el envejecimiento poblacional como algunos de los motivos por los que la edad jubilatoria debería correrse por no ser suficiente al día de hoy. Sin embargo, mientras que por un lado el capital intenta permanentemente extender la edad de retiro de los trabajadores activos, por otro lado millones de trabajadores en edad y capacidad de trabajar van engordando el ejército de reserva, al no conseguir ocupación productiva o hacerlo en los márgenes de la precariedad. De manera que no hay un faltante de trabajo que obligue a extender la edad en que se decide retirar a los trabajadores (“jubilarlos”), sino que lo que existe es una puja por el destino de la plusvalía. Esta puede seguir siendo extraída (y no “perdida” por el capital) en tanto los trabajadores no deban ser apartados de la esfera de la producción.

Si parte de la plusvalía generada va a parar a manos de población que ya no produce valor (a los adultos mayores), debe ser un monto tal que retorne rápidamente al circuito de valorización del capital, como por ejemplo por la vía del consumo (alimentos, alquileres y medicamentos). Pero esencialmente, una vez que el cuerpo del trabajador no es capaz de ser exprimido, lo único que queda al capital es minimizar el gasto en su manutención. Los adultos mayores adquieren así el status de ser una carga para el sistema.

Jubilados precarizados

En Argentina, el 10,8 % de la población tiene más de 65 años, y la proporción llega a 12 % si se incluye a mujeres desde 60 años (Censo Nacional de Población, 2010). Son cerca de 6 millones los jubilados y pensionados y 1,5 millones cobran pensiones no contributivas. Hoy, existen dos problemas acuciantes: de un lado, el muy bajo monto promedio del haber que reciben una mayoría de jubilados para poder cubrir los gastos necesarios de vida. De otra parte, las dificultades crecientes para alcanzar los 30 años de aportes exigidos por la ley menemista de 1993 y mantenidos durante el kirchnerismo.

Casi la mitad de los jubilados tiene jubilaciones ordinarias, mientras que más del 40 % accedió a un haber por el régimen de moratoria, lo que equivale a percibir un monto igual al mínimo. Este hecho plantea un aspecto crítico del sistema. Actualmente, solo una pequeña proporción, estimada en un 15-20 % de los adultos mayores en edad de jubilarse, reúnen los 30 años de aportes requeridos para acceder a una jubilación ordinaria. Las condiciones de empleo en los últimos años estuvieron marcadas por una fuerte inestabilidad y rotación laboral, en un contexto reciente de gran desocupación a fines de los años ‘90 y una masa importante de trabajo no registrado, que fue uno de los pilares sobre el cual se apoyó el modelo kirchnerista. De esta manera se afecta la frecuencia de aportes personales y se va alejando la posibilidad de millones de acceder a la jubilación. El sistema, que no tuvo nada más para ofrecer que precariedad laboral o desempleo en sus años activos, al momento de su retiro los condena, por sus bajos aportes, a una jubilación de hambre.

Así, si bien hoy en día la cobertura del sistema previsional está cercana al 97 %, el 72 % de los jubilados y pensionados cobran el haber mínimo, que en marzo llegó a $ 4.959 por mes1, esto es, menos de un cuarto del valor de la canasta básica2. Un algoritmo similar se mantiene para los 1,5 millones de personas que cobran pensiones no contributivas. Dato aún más crítico si se considera las necesidades especiales en salud, cuidados y medicamentos que poseen los adultos mayores en relación con un individuo medio. Así, la canasta básica del jubilado se estima en $ 11.031 pesos3.

Para el kirchnerismo, la situación alcanzada hoy es el máximo nivel alcanzable al que puede aspirar la clase obrera, negando cualquier posibilidad de incrementar los recursos que pueda significar una afectación a las ganancias capitalistas, como veremos abajo. De esta forma, se jacta de haber incrementado el haber mínimo en términos nominales más de 3.000 % acumulado desde el 2002 (cuando estaba en $ 150), y señala el hecho de que este haber representa hoy casi el 82 % del salario mínimo vital y móvil, lo que hoy es apenas superior a $ 6.000. En términos de capacidad adquisitiva real de los jubilados, un haber de esa magnitud es la condena a una vida de miseria, pero además, una tergiversación de su demanda histórica del 82 % móvil. Las jubilaciones representan menos del 50 % de las remuneraciones promedio y el haber medio, por su parte, llega en la actualidad a un estimado promedio de $ 6.500 mensuales, no muy alejada del mínimo. ¿Es que el sistema no daba para más?

El macrismo, al mismo tiempo que se propone favorecer a un sector de los jubilados que pasarán a cobrar varias veces la mínima gracias a la “reparación”, apunta a ir reduciendo la porción que sostiene a la franja de la clase obrera más vulnerable. Una primera muestra de estas intenciones la constituye la Pensión Universal que establece el Programa para aquellos adultos que no alcancen los años suficientes de aportes. Esta involucra un pago por tres años que es un 80 % del ya bajo haber mínimo, y además avanza en dos niveles: de una parte, niega la edad jubilatoria de 60 años en las mujeres, en tanto dicha pensión se establece para adultos mayores de 65 años, tanto para mujeres como para varones. De otra parte, elimina el derecho a las moratorias previsionales a futuro.

Los pobres sostienen a los jubilados

El defensor de la tercera edad, Eugenio Semino, manifestaba hace poco que existe un sistema donde los pobres bancan a los jubilados o los pobres jubilados se bancan a sí mismos a través del consumo. Disparatado, pero de esto no se habla porque sería meterse en un tema de reformas fiscales, debatir porque sí el IVA y no otras fuentes como la renta financiera y al juego.

En términos generales, los impuestos no son otra cosa que una masa de plusvalía captada por el Estado, es decir, es una masa de valor generada por los trabajadores. No obstante, no es indiferente sobre quién recae en primer lugar esa captación de plusvalía, si al capital o al trabajo.

Existen cuatro fuentes de financiamiento principales de la seguridad social: Los aportes y contribuciones a la seguridad social, los impuestos con afectación específica a la ANSES (IVA, Ganancias, combustibles, cigarrillos, etc.), un porcentaje de la Masa Bruta Coparticipable, que era hasta hace poco 15 % pero tiene prevista una paulatina disminución, y otros ingresos entre los más importantes las rentas de la propiedad, que han ido ganando ponderación a partir de la estatización del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), alcanzando entre un 7-10 % de los recursos totales.

Más de la mitad de los fondos anuales (52 % aproximadamente) provienen de la recaudación de aportes y contribuciones de los cotizantes en relación de dependencia, esto es, un 60 % de contribuciones patronales y un 40 % de aportes personales. Los ingresos tributarios aportan alrededor del 22 % de los recursos totales, dentro de los cuales cerca de la mitad corresponde a impuestos al consumo (con preponderancia del IVA), mientras que la otra mitad corresponde a Ganancias, que además en el último tiempo ha tenido un comportamiento descendente en su participación del 17 % al 11 % y ha recaído en una proporción creciente de los asalariados debido a la no actualización del mínimo no imponible.

El Sistema en su conjunto ha sido hasta hace poco apenas superavitario y terminaría el 2016 con ligero déficit de 0,6 % del PBI. En los próximos años, de sostenerse un esquema como el arriba descripto y aplicándose los cambios impuestos por la Ley de Reparación Histórica, se profundizaría el rojo contable. Para Fundación Germán Abdala, el incremento de los haberes del 30 % de los jubilados, en un marco de no ampliación de recursos ordinarios llevaría al déficit previsional al 2,8 % del PBI hacia 2018, aún en el mejor de los escenarios macroeconómicos que supone una recuperación de la economía hacia 2017, una disminución sustancial de la informalidad laboral y bajo desempleo, una estabilización de la inflación y del tipo de cambio5. Por su parte, según un trabajo del Centro Cultural de la Cooperación, el Programa significa un aumento del costo previsional de $ 203.000 millones entre retroactivos y flujo anual, equivalentes al 4,5 % del PBI.

¿Hacia dónde va el sistema?

Las respuestas esgrimidas por el gobierno apuntan a “resolver” este problema básicamente en tres direcciones. De ninguna hay datos certeros ni cálculos que demuestren la sostenibilidad del esquema planteado.

La primera, artificialmente unida por la ley ómnibus al Programa, es la utilización de fondos provenientes del blanqueo de capitales, para lo cual se estableció una serie de premios a los fugadores que declaren su dinero e inmuebles en el exterior. Según la estimación que realizan diversos analistas, esta entrada podría otorgar una recaudación por multas por única vez apenas superior a $ 30.000 millones, en el mejor de los casos. Lejos siquiera de hacer frente al pago de los retroactivos de haberes que sumarían $ 115.000 millones. A lo que debe sumarse la paulatina disminución del 15 % de la Masa Bruta Coparticipable que significa hoy un importante aporte de recursos del sistema y serán en poco tiempo devueltos a las provincias.

Una segunda fuente es la venta de activos de empresas privadas en manos del Estado, que constituyen el 12 % del FGS. Por ley se estableció un tope mínimo de composición del 7 % de acciones, lo que significaría poder liquidar cerca de $ 40.000 millones. Nuevamente, es una entrada extraordinaria de una sola vez, que si bien aporta fondos hoy significa resignar activos que generan ingresos futuros.

Ante la evidente insuficiencia de fondos para hacer frente a la Reparación Histórica, que alcanzaría con suerte los $ 70.000 millones entre estos dos rubros, no queda otra alternativa que la utilización de partidas especiales en el Presupuesto para financiar a una ANSES deficitaria, y una posible nueva ofensiva que avance en una liquidación de todo el FGS. Del desfinanciamiento del sistema previsional derivan las bases para la tercera vía de “solución” que parece estar preparando el gobierno de Cambiemos, intentando instalar la idea de una inevitable y necesaria reforma previsional.

Medidas urgentes de emergencia previsional

Como puede verse, la insostenibilidad latente no deriva esencialmente de un corrimiento de la esperanza de vida. Por el contrario, sostenemos que es posible incrementar los recursos sin necesidad de recurrir, en primer lugar, a la liquidación de los fondos de seguridad social del FGS, y especialmente, sin avasallar aún más las condiciones de vida de los trabajadores y jubilados.

Para ello podrían estar al alcance de la mano dos medidas inmediatas. En primer lugar, una restitución de las contribuciones patronales al 33 %. Estas habían sido bajadas durante el menemismo y así se mantuvieron durante el kirchnerismo, pero además son numerosas las exenciones que reciben las patronales en este rubro como supuestos “incentivos” para evitar la evasión impositiva o estimular la inversión, que rara vez tienen algún efecto más que beneficiar al empresariado reduciendo los costos laborales. Mediante este cambio, que implicaría efectivamente avanzar sobre una porción de la ganancia, considerando que existen 11,5 millones de asalariados aportantes, se podría elevar el gasto previsional en un 40 %.

En segundo lugar, la ecuación previsional cambiaría sustantivamente si se llevara adelante un verdadero “blanqueo” del sistema, aquél que refiere a los altísimos niveles de trabajo no registrado por el que las patronales evaden el pago de impuestos, y que alcanzan el 32 % del empleo total. El combate contra el trabajo en negro es una medida elemental de defensa del salario y las condiciones de vida de la clase trabajadora, lo que junto con la prohibición de despidos, además de incrementar los recursos resolvería la exclusión creciente de trabajadores que no logran los aportes exigidos hoy para jubilarse. La masa de aportantes se elevaría entonces al conjunto de la población económicamente activa que se estima en 19,5 millones de trabajadores, lo que implicaría la posibilidad de ampliar el gasto previsional en otro 50 %.

Tomando estas dos medidas en simultáneo sería posible incrementar hoy en un 165 % la cantidad de dinero recaudado en concepto de aportes y contribuciones, incrementando sustancialmente los haberes de los jubilados y pensionados y construyendo un sistema menos excluyente. No obstante, de conjunto está planteado transformar el esquema de financiamiento en lo que hace a los recursos tributarios, que hoy recaen principalmente en el consumo y el bolsillo de los asalariados.

En este camino, propuestas como aumentar la edad jubilatoria no son necesarias ni responden a ninguna causa natural sino que demuestran que para el sistema capitalista la vida de los trabajadores solo se mide según cuánto se la puede explotar. Por el contrario, lo que se pone de manifiesto al realizar el análisis de los recursos y gastos del sistema previsional es que el mismo se apoya absolutamente sobre la base del trabajo asalariado y que en su determinación se libra una disputa feroz entre las clases por el destino de la plusvalía.

Tomado de: http://www.laizquierdadiario.com/ideasdeizquierda/jubilaciones-una-bomba-de-tiempo/

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Educación pública, pedagogía y debate estratégico

Por: La Izquierda Diario

A lo largo de la historia docentes y educadores de todo el mundo han planteado diversos métodos y programas pedagógicos tratando de desarrollar modelos de una educación orientada a los intereses de los trabajadores y los sectores populares.

En Argentina luego de la crisis del 2001 resurgió el debate acerca de una educación que problematice y cuestione las relaciones de opresión y de desigualdad producto de la sociedad capitalista.

Tras años de neoliberalismo y de vaciamiento de los espacios educativos públicos, ante la necesidad de encontrar respuestas a la crisis educativa muchos docentes desarrollaron profundas críticas al sistema educativo y a la enseñanza tradicional, planteando reformas en los diseños curriculares, programas pedagógicos, metodologías y nuevos contenidos. Llevándolos a la práctica en diferentes espacios educativos y culturales como en escuelas estatales, programas y planes educativos, bibliotecas y bachilleratos populares, universidades públicas y centros culturales.

Si bien muchos de los espacios educativos “no formales” se vieron limitados a proyectos personales y aislados de la pelea de las masas en defensa de la educación pública, la exigencia por los salarios para todos los trabajadores es un reclamo legítimo por los derechos laborales, así como lo es la pelea por integrar a estos espacios al sistema educativo, en consecuencia a la lucha en defensa de una educación pública, laica y científica, tomando las conquistas históricas de la educación pública como pilares de resistencia hacia la disputa política por los plenos derechos del pueblo trabajador.

La educación pública y las conquistas de los trabajadores y estudiantes

La lucha por una educación que este dirigida por los intereses de las clases trabajadoras y populares, a partir de la cual se genere una democracia interna en cada espacio educativo y se formen sujetos críticos y políticos bajo una cultura participativa, es la contrapropuesta al modelo de educación meritocrática basada en la individualidad, las jerarquías, la productividad y las normas de premios y castigos, con lineamientos que responden a los intereses del mercado y la ideología capitalista.

En este sentido las contradicciones en cada espacio educativo deben abrir el debate acerca de los derechos políticos y las libertades democráticas, la propiedad privada, la lucha de clases y el poder político del estado capitalista. Sin ser neutrales ante las reformas educativas que van en sintonía con los monopolios de empresas, junto a la intromisión de la iglesia y su influencia conservadora en los lineamientos educativos como en educación sexual o en la enseñanza de las ciencias naturales, por lo contrario es fundamental promover la educación científica a partir de la cual los trabajadores y la juventud puedan apropiarse de los conocimientos acumulados por la humanidad a lo largo de la historia.

Asimismo se debe fomentar la enseñanza artística y la defensa por los derechos laborales, sindicales y democráticos de los trabajadores y estudiantes, apoyar la organización de delegados docentes y estudiantiles y la democratización de los sindicatos como organismos de la clase trabajadora.

En los hechos una educación que prepare los cimientos para la transformación de la sociedad está íntimamente relacionada a la política revolucionaria y a la lucha de clases.

Tomar el poder para cambiar al mundo

Aun considerando la importancia de la educación en la generación de conciencia y en la producción y transmisión de conocimiento, los cambios estructurales de una sociedad van más allá de los espacios educativo y de la educación, lo que no significa que no haya que poner en duda ni disputar la orientación y los marcos del programa político-educativo del estado. No solo se lo debe cuestionar sino que también debe cuestionarse todo orden capitalista, incluyendo al propio estado, su carácter de clase y su aparato represivo, es decir desnaturalizando por completo un sistema social de represión, miseria y explotación.

Precisamente es por eso que no puede haber transformación de una sociedad sin tomar el poder del estado, sin alterar orgánica y sistemáticamente su orden y su carácter de clase capitalista, es decir sin que la clase productora expropie a la clase explotadora y organice la sociedad basándose en sus derechos autodeterminados.

Teniendo esto en cuenta, la estrategia política de que es posible cambiar el mundo sin tomar el poder resulta un planteo en abstracto mientras una minoría ejerce el poder sin ser cuestionada por las mayorías trabajadoras y populares.

En este sentido en el mismo recorrido de luchar por una escuela democrática y científica en función de las necesidades de la clase trabajadora y los barrios populares, en donde se cuestione la sociedad dividida en clases y se pongan de manifiesto las causas de las injusticias sociales, es necesario el desarrollo de la organización y la estrategia revolucionaria de la clase trabajadora, de los explotados y oprimidos para hacerse del poder político del estado y generar a partir de los organismos obreros y populares una democracia de los trabajadores.

Fuente: http://www.laizquierdadiario.com/Educacion-publica-pedagogia-y-debate-estrategico

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UNGS: “La defensa de la educación empieza ahora”

 Entrevista a Daniel Lencina

Por:  La Izquierda Diario

El 17 y 18 se realizan las elecciones a consejeros de instituto y superior. Aquí entrevistamos al candidato del Instituto de Desarrollo Humano, Daniel Lencina por el Frente de Estudiantes de Izquierda.

¿Qué importancia tiene la independencia política para la defensa de la educación pública?

Estas elecciones se dan cada dos años, y ahora frente al cambio de gobierno podemos ver que el ataque a la educación de hoy es continuidad del que comenzó con el gobierno anterior. Aun recordamos cuando Cristina Kirchner dijo que los docentes trabajaban cuatro horas y tenían tres meses de vacaciones. Luego continúo con las paritarias a la baja, con la complicidad de la burocracia sindical docente, que entrego la lucha a cambio de migajas. Después de que este ataque fueron por mas y hoy tenemos recortes en el presupuesto educativo. Esto para nosotros los estudiantes que nos preparamos para futuros docentes nos afecta de cerca, ya que la pelea por la defensa de la educación no empieza cuando te recibís; empieza ahora. Y prueba de ello fue la enorme movilización del cuatrimestre anterior, donde hubo miles de clases públicas y manifestaciones en todo el país, donde docentes y estudiantes nos unimos en una misma lucha.

Pelear por una educación de calidad es pelear por nuestro futuro.

¿Qué seria pelear por una educación de calidad?

Por empezar, en cuanto al gobierno que se fue, lo más grave es que no tiraron por la borda a la menemista LES (Ley de Educación Superior). Creo que en estos 12 años se generó un sentido común que es que las grandes transformaciones vendrían desde arriba, es decir desde el Estado. Y eso también lo hacen desde la formación docente, te lo enseñan desde materias como PSEC en adelante. Los planes de estudio tienen ese contenido muy acentuado. Lo cierto es que durante más de una década no se tiró abajo la ley privatista que pone a los conocimientos generados por la universidad pública al servicio de los intereses privados, es decir, se generan convenios entre la universidad y empresas multinacionales donde se hacen pasantías, como las de ingeniería, que mientras te dicen que es una práctica pre-profesional detrás hay precarización laboral.
La última reforma en las carreras fue en el 2012, fue discutida entre cuatro paredes y eso afecto a los estudiantes pues se reformaron los planes de estudio, la misma conto con el aval de los consejeros que estaban en ese momento que eran de La Mecha (Patria Grande) que hoy conforman lista con el Funyp. Desde el año pasado estamos atravesando la última parte de esta reforma, que cambia los estatutos de la universidad, donde los estudiantes tenemos la oportunidad de pelear por la mayoria estudiantil en los órganos de gobierno.

¿Cómo ves a los profesionales y los intelectuales en la universidad?

Los veo en una encrucijada. O se quedan contemplando el ataque del macrismo y el ajuste dentro de la universidad o hacen algo para enfrentarla. Vi a muchos docentes que se indignaron con el envalentonamiento de la policía hacia los estudiantes, este episodio desemboco en una asamblea espontanea donde hasta la rectora tuvo que venir. Todos sabemos que la cana no puede ni pisar la universidad debido a la autonomía de la misma. Luego durante el avance del ajuste sobre la educación protagonizamos una enorme movilización que tuvo como protagonista a estudiantes y trabajadores de la educación, mostrando así todo el potencial de esta alianza.


Hace poco estuvo el debate con Horacio González y otros intelectuales, que debatieron con Christian Castillo del PTS en la UBA. Y allí Horacio hablaba de lo “testimonial” de la ética de izquierda y de cuál era el rol de los intelectuales.

Si bien es interesante escucharlo, acá en la UNGS, hace poco dio un curso sobre Trotsky pero quitándole el filo revolucionario, creemos que estamos lejos de ser “testimoniales”. Nosotros peleamos para desarrollar con toda esa alianza capaz de frenar cualquier ataque, con la fuerza de la unidad obrero estudiantil. No solo en el ámbito académico sino también solidarizándonos con las luchas obreras, como lo hicimos con los trabajadores de Lear.

Entonces los intelectuales pueden o ver pasar el ataque a la universidad o comprometerse de fondo con que la misma sea un aliado de la clase trabajadora. Queremos retomar lo mejor de los 70, y la valiosa historia y conquistas que obtuvo el movimiento estudiantil, tradiciones y experiencias como la del Cordobazo y el del Mayo Francés, ir ”del cuestionamiento de la universidad de clases, al cuestionamiento de la sociedad de clases”

¿Que implica ese cuestionamiento?

Implica que tenemos que debatir profundamente los problemas que tenemos, lo que cuesta recibirse y lo que cuesta avanzar en las carreras. En la universidad hay muchos intereses en juego, políticos y económicos. Mientras se cobren abultados sueldos, no hay progresismo que pueda cuestionar ni mucho menos transformar las bases de la educación.

Para el capitalismo argentino no es rentable que se reciban más profesores, ingenieros y técnicos. Y si se reciben, no pueden conseguir trabajo fácilmente porque no hay infraestructura que pueda absorber esa mano de obra. Es decir, no es un “negocio” para el capitalismo que haya más escuelas públicas, hospitales y viviendas. Lejos de eso, lo verdaderamente rentable es que haya especulación inmobiliaria, destrucción de los humedales para la construcción de barrios privados, clínicas privadas y educación religiosa.

Nosotros peleamos por la libertad de “cátedras”. Acá vos tenes una materia que la dan solo un pequeño equipo de docentes que, dicho sea de paso, hay pocas comisiones y oferta horaria, sobre todo para los que trabajan. Si hubiera más oferta de comisiones habría más docentes con trabajo y eso ayudaría a que transitar la carrera sea algo menos denso y más dinámico, y desde luego distintos enfoques teórico-políticos. En cuanto a los contenidos nos presentan la mayoría de las veces a las versiones liberales y revisionistas de la historia. Y si llegas a ver algo de marxismo lo ves según el área que cursas. Al Marx “filósofo” en Filo, al “sociólogo” en Política, e incluso al Marx “economista” en Economía Política. Nos orecen a un Marx afeitado, vaciado de contenido revolucionario. Presentado como “pasado de moda”. Ninguno de todos ellos habla del Marx revolucionario, perseguido junto al movimiento obrero, al constructor de la Primera Internacional y el que se apasionaba con Comuna de Paris (1871), la primera vez en la historia que los trabajadores tomaron el poder.

Todo ello pareciera no ser importante para formarnos. La historia que nos cuentan y con la que nos forman está hecha por algún que otro héroe, cuando en verdad el motor de la historia es la lucha de clases.


En mi caso, como militante del PTS y colaborador de la revista Ideas de Izquierda, peleo junto a mis compañeras y compañeras al decir de Marx que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modo el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”. Y esa pelea por la transformación radical de la sociedad es a la que invitamos.

Fuente: http://laizquierdadiario.com/UNGS-La-defensa-de-la-educacion-empieza-ahora

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