Venezuela: Andragógica: Opción Emancipadora para el Desarrollo Endógeno del Sentipensante

Andragógica: Opción Emancipadora para el Desarrollo Endógeno del Sentipensante

Judith Parejo Febres¹
Correo: Jupafe.jpf@gmail.com

RESUMEN
El presente artículo intenta a través de un ejercicio interpretativo, narrar las reflexiones individuales y colectivas surgidas durante el desarrollo del Programa de Actualización Académica, dirigido al personal docente y de investigación de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), sobrevenidas durante el lapso abril 2022 – febrero 2023. Dicho programa partiendo de dos premisas intenta transformar el horizonte praxeológico del facilitador de los aprendizajes, motivando el diálogo y la reflexión permanente, sobre la vigencia de la formación andragógica del adulto, así como también, en relación a la importancia de la descolonización de la praxis docente y de investigación, en atención de la necesaria y urgente transformación cualitativa de la educación universitaria. Las Comunidades de Aprendizajes se presentan entonces como opción emancipadora al lograr potenciador las capacidades de autodirección, autoformación y autorregulación del sentipensante. Los largos años de agresión imperial contra Venezuela y los nefastos efectos ocasionados por la pandemia por COVID-19, hacen necesario el ensayo de modalidades de formación del personal docente y de investigación, en el caso particular que me ocupa, a través de la puesta enmarcha de las Comunidades de Aprendizaje a nivel nacional, retomando la senda del pensamiento del Maestro Simón Rodríguez –educación lugarizada y republicana-, y de Félix Adam –educación andragógica- como principios primigenios institucionales, enriquecidos desde las ideas de pedagogos, sociólogos, filósofos de la talla de Paulo Freire, Fals Borda, Antonio Gramsci, Humberto Marturana, Eduardo Galeano, Henry Giroux, Peter McLaren, Edgar Morín, entre otros que apuestan a otro modelo educativo posible, humanista, crítico, transformador, que devuelva la condición humana, sensible y emancipada del sujeto que aprende, en sinergia con su amplia complejidad.
Palabras claves: andragógica; emancipación; desarrollo endógeno; sentipensante.

¹Profesora en Educación Integral, mención Ciencias Sociales. Magister en Educación Robinsoniana. Docente investigadora. Coordinadora de la línea de Investigación Educación Emancipadora (EGAS). Coordinadora de la Maestría en Educación
Robinsoniana, UNESR, Maturín Venezuela.

ANDRAGOGIC: EMANCIPATING OPTION AND THE ENDOGENOUS DEVELOPMENT OF THE SENTITING THINKER
Judith Parejo Febres¹
Mail: Jupafe.jpf@gmail.com

ABSTRACT
This article attempts, through an interpretive exercise, to narrate the individual and collective reflections that arose during the development of the Academic Update Program, aimed at the teaching and research staff of the Simón Rodríguez National Experimental University (UNESR), which occurred during the April period. 2022 – February 2023. Based on two premises, this program tries to transform the praxeological horizon of the learning facilitator, motivating dialogue and permanent reflection, on the validity of the andragogic formation of the adult, as well as, in relation to the importance of the decolonization of teaching and research praxis, in response to the necessary and urgent qualitative transformation of university education. The Learning Communities are then presented as an emancipatory option by enhancing the self-direction, self-training and self-regulation capacities of the sentient. The long years of imperial aggression against Venezuela and the disastrous effects caused by the COVID-19 pandemic make it necessary to test training modalities for teaching and research personnel, in the particular case that concerns me, through the implementation of march of the Learning Communities at the national level, retaking the path of thought of Master Simón Rodríguez -placed and republican education-, and of Félix Adam – andragogical education- as original institutional principles, enriched from the ideas of pedagogues, sociologists, philosophers of the likes of Paulo Freire, Fals Borda, Antonio Gramsci, Humberto Marturana, Eduardo Galeano, Henry Giroux, Peter McLaren, Edgar Morín, among others who bet on another possible educational model, humanist, critical, transformative, that restores the human condition, sensitive and emancipated from the subject who learns, in synergy with its broad complexity.
Keywords: andragogic; emancipation; Endogenous development; sentimental.

¹ Professor in Integral Education, mention in Social Sciences. Master in Robinsonian
Education. Research teacher. Coordinator of the Emancipatory Education Research line
(EGAS). Coordinator of the Master’s Degree in Robinsonian Education, UNESR,
Maturín Venezuela.

INTRODUCCIÓN
La reflexión presentada en este artículo deviene de las experiencias surgidas durante el desarrollo del Programa de Actualización Académica, dirigido al personal docente y de investigación de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez (UNESR), iniciado en abril del año 2022 y aun en desarrollo. Dicho programa gira en torno a dos premisas: la primera regresar a la senda de la formación permanente del adulto, orientado desde la filosofía andragógica, y una segunda, relacionada con la descolonización de la praxis del personal docente y de investigación, como apoyo a la transformación praxeológica, axiológica, heurística de la educación universitaria pensada desde la andragogía como disciplina orientadora del proceso de aprendizaje del adulto, opción emancipadora, aval del desarrollo endógeno del sentipensante.

En la actualidad, estamos conscientes de que gran parte del personal docente de planta, formado bajo la filosofía universitaria, abandono el ejercicio docentes para dedicarse a otros asuntos económicos, o migro a otras regiones, en razón del profundo daño causado a nuestra economía por el asedio emprendido contra Venezuela, en la actual fase injerencista y de control imperial; ciclo arreciado por el expresidente de los Estados Unidos, Barack Obama. La desmejora progresiva de la calidad de vida del pueblo venezolano, la violación sistemática de su derecho a una vida digna, libre,  utoterminada, cambio drásticamente el horizonte en que se venia moviendo el proceso de orientación-aprendizaje en nuestra institución. En este sentido, el Programa de Actualización Académica (2022-2023), infiero, germinó como acción contrahegemónica, buscando como señalará líneas arriba, re-encausar el hacer praxeológico del facilitador de los aprendizajes en la UNESR.

A los largos años de agresiones imperiales contra Venezuela, se suman los nefastos efectos ocasionados por la pandemia por COVID-19; con ella se perdieron muchas vidas valiosas, hombres y mujeres, profesionales aguerridos cambiaron de paisaje, dejando un vacío que hoy se intenta atenuar formando a las nuevas generaciones, en el caso particular que me ocupa, al personal docente y de investigación de nuestra institución, invitándoles a retomar la senda del pensamiento del Maestro Simón Rodríguez –educación lugarizada y republicana-, y de Félix Adam – educación andragógica- como principios primigenios institucionales, enriquecidos desde las tesis de pedagogos, sociólogos, filósofos de la talla de Paulo Freire y su propuesta -entre otras- de una pedagogía del oprimido, o de la pedagogía de la autonomía; Orlando Fals Borda y la sociología sentipensante para América Latina; Antonio Gramsci, con el sentido de la filosofía política y la tarea del pensar, su idea de la filosofía espontanea; Humberto Marturana y su visión de la educación, la biotecnología como enajenación mercantil del saber, la biología del conocer y del aprendizaje o de la educación y la responsabilidad; Eduardo Galeano y el efecto descuartizador de la educación al enseñarnos a divorciar el cuerpo del alma y la razón del corazón; Peter McLaren y su propuesta de una pedagogía revolucionaria; Henry Giroux con la educación radical, o teoría del cambio y del compromiso social, la creación y modificación de contextos; Edgar Morín y su contribución al pensamiento complejo, la ciencia con conciencia, el enseñar a vivir como manifiesto para cambiar la educación; entre otros, que apuestan a otro modelo educativo posible.

Por ello, para pensar en la transformación cualitativa de la educación universitaria, es necesario dar pasos acertados hacia una educación incluyente, humanista, crítica, dialógica, transformadora del horizonte desde donde co-construimos el conocimiento.
Pensar en una educación lugarizada, decolonial que logre empoderar al adulto con capacidades para su autovaloración y para el autoreconocimiento en su espacio vital, de todo el potencial que le acompaña, garantizando su emancipación en sinergia con su vasta complejidad. He allí la posibilidad que nos muestra la comunalización de la educación, desde el enfoque andragógico.

Félix Adam y su propuesta teórica.

Entender el pensamiento adamiano requiere analizar un poco el contexto en que este surge, la década del 60 del siglo pasado, simboliza una época de rápidos cambiossurgidos desde la coacción ejercida por corrientes sociopolíticas emblemáticas que impulsaron múltiples luchas por la igualdad, la libertad y en contra del autoritarismo, un ejemplo de ello es el movimiento conocido como el Mayo Francés, desplegado por estudiantes principalmente universitarios, quienes reclamaban reivindicaciones multidimensionales en relación a las categorías libertad y autonomía.

En tanto, en el escenario nacional, postdictadura, se producían vertiginosos movimientos que buscaban el advenimiento de la democracia, la reorganización del Estado, como vía de impulso del desarrollo de la nación venezolana; contienda esta en donde Félix Adam tuvo participación.

Posterior a la caída de la dictadura, Adam asume roles administrativos en el otrora Ministerio de Educación, desde donde abogaría por una educación ocupacional y profesional del adulto, dando cuenta de su compromiso con el desarrollo socioeconómico del país, él deducía, que esto último dependía directamente de la preparación del adulto. Adam (1970), señala por ejemplo que: Siempre ha habido razones para educar al adulto: ya sea para aprovecharlo en la producción de bienes, como esclavo, siervo u obrero; ya sea para la guerra o la destrucción, o la conquista. Esa educación ha sido impartida en función de ideales o aspiraciones o intereses de grupos dominantes y árbitros del poder económico y político.

En la sociedad esclavista o medieval o en la actual sociedad capitalista o socialista, el adulto ha sido, frecuentemente, objeto o sujeto de una educación al servicio del acrecentamiento de la riqueza o del poderío de las parcialidades en que se ha dividido la humanidad para imponer criterios que siempre se conduzcan a una transformación ascendente (…). Esto es el progreso. (p. 27)

Adam deja ver su ideal revolucionario al reconocer abiertamente el poder hegemónico de la educación, hábilmente utilizada desde los centros de poder para ejercer control ideológico sobre la población. Para los imperios, el ser humano adulto y su capacidad productiva son meras mercancías, pagando muchas veces con su libertad, el precio del “progreso”. La educación ideada desde la corriente neoliberal, profundizo el individualismo, el servilismo, la exclusión social, económica y política; así como también expolio durante el proceso de industrialización al medio ambiente, hecho que pese a las continuas exigencias de la población mundial pro-ambiente, continúa sucediendo. Ese modelo educativo coloca la plusvalía por encima de las demás dimensiones de la vida humana en el planeta.

Definitivamente a través de esa concepción de la educación se ha sometido sistemáticamente a las grandes mayorías –oprimidos- a vivir en condiciones de dependencia y de míseras, en tanto la riqueza y el poder se ha concentrando en pocas manos.

Adam agrega, que es nuestra obligación: “…seguir educando al hombre permanentemente si queremos que el progreso no destruya al propio hombre y convierta a este planeta en algo desolado y estéril” (Ibídem, 27).

En definitiva, el sistema educativo neoliberal que conocemos, opresor, reproductor de saberes fragmentados, sesgados, ajenos, universales, debe urgentemente ser transformado cualitativamente, como decimos en estos tiempos en Venezuela, con la finalidad de devolver al hombre su condición humana, de ser sentipensante, reconociendo en él, todo el potencial que lo define y caracteriza, haciendo posible liberar su praxis de aquellos viejos saberes que lo mantienen oprimido, al tiempo que se desarrollen nuevas formas de relacionamiento social, político y económicos que contribuyan con la salvación del planeta y en simultaneo dignifiquen la vida de los seres humanos.

Adam (1987), nos llama a pensar la educación del adulto desde otro horizonte:  La educación permanente se identifica con el desenvolvimiento humano total iluminado por una intencionalidad racional, ideal y técnica. La gran tarea de la educación permanente es someter todo el proceso de desenvolvimiento humano, toda la incidencia de estímulos que actúan sobre él, incluidos los actualmente incontrolados y ocultos a esa intencionalidad. (p.22)

De todo lo anteriormente planteado, asumo, señalando que posiblemente los escenarios y experiencias vividas por Adam, hicieron germinar en él un pensamiento educativo distinto, subjetivado desde su experiencia docente, social y política; insurgiendo como opción preponderante, necesaria, la preparación permanente del adulto desde la valoración, reflexión e interpretación de sus experiencias, en relacionamiento directo con las del otro; practicando la complementariedad, desde acciones reciprocas que re-edifiquen sus proyectos de vida. De allí posiblemente Adam,
erige su tesis de que el proceso de aprendizaje del adulto se desarrolla a lo largo de toda la vida.

La propuesta andragógica de Félix Adam, trasciende lo planteado por Malcolm Knowless (1913-1997), –docente estadounidense- quien impulsa la reconceptualización del término andragogía, acuñado por el maestro alemán Alexander Kapp en 1833. Adam profundiza lo apuntado por Knowless, por cuanto asume una visión humanista de la educación, colocando al ser humano por encima de las estructuras sociales y económicas existentes. Tanto Adam como Knowless, plantean la urgencia del cambio del sistema educativo tradicional, a un sistema de aprendizaje permanente. Valdez (2010), citando a Adam refiere su ingenioso triangulo virtuoso, desde el cual sustenta la andragogía:
1. Una concepción más clara y precisa del ser humano y sus dimensiones.
2. Una visión amplia de los retos de esos seres humanos en el devenir social.
3. Una apertura de la andragogía a otros campos del saber que han de complementarla y enriquecerla.

Siendo obligante para el facilitador de estos tiempos, pensar al adulto en proceso de formación, como ser autónomo, multidimensional, con derecho a decidir disintiendo, capaz de autodirigir su proceso de aprendizaje a través de la valoración permanente de su devenir social, laboral y humano, brotados de sus experiencias de vida, en esta trascendental tarea, con el afán de incidir en la transformación social, en la liberación de las practicas humanas, es necesaria la participación transdisciplinar de variados
campos del saber, según sean los requerimientos, condiciones, intereses y necesidades del sentipensante. En este sentido Adam (1977), logra definir otras dimensiones ingénitas al aprendizaje del adulto, cito:

En lo educativo hay un hecho tan dinámico, real y verdadero como el hecho pedagógico, es el hecho Andragógico. En el hecho pedagógico intervienen factores biológicos, históricos, antropológicos, psicológicos y sociales; igualmente, en el hecho andragógico
los mismos factores y otros, como son: los ergológicos, económicos y jurídicos, condicionan la vida del ser humano. (p. 47)

La cita anterior deja entrever a la pedagogía como hecho real, es decir, Adam no desconoce a está, como ciencia de la educación, sino que por el contrario señala que la pedagogía, entre otras disciplinas, se convierte en soporte o fundamento del hecho andragógico. Pese a ello Adam, atendiendo lo expresado por Adam y Villarini (2009), no deja de reflexionar la acción domesticadora de la pedagogía que se practica con los niños, argumentando que la “…domesticación debe criticarse en todas las etapas, pues el adulto domesticado es una consecuencia de la domesticación del niño” (p. 17).

Al respecto Adam desde su comprensión de ser humano, como un todo integrado, cuyas dimensiones potenciales interactúan sinérgicamente, en sí mismo, con el otro y con su entorno, propone la antropagogía o educación permanente como ciencia para la
atención de la educación del individuo a lo largo de toda su vida, abarcando las distintas etapas de su desarrollo biopsicosocial, “ergológicos, económicos y jurídicos” situando como eje de acción tanto al cuerpo, como a la mente y al espíritu. Para Elena Adam (2014), hija de Félix Adam, esta propuesta refiere como contínuum a la educación del ser humano, llegando a establecer las siguientes premisas: “la Antropogogía o Ciencia de la Educación Permanente, sostenida por tres pilaresfundamentales: la Pedagogía, ciencia de educar a los niños, la Andragogía, ciencia de educar a los adultos jóvenes y maduros y la Gerontología, ciencia de educar a los adultos mayores” (p.123).

Resultando concluyente en el asunto de transformar al individuo y a la sociedad, innovar en materia educativa pensando en articular sus distintos niveles y modalidades, hurgando en sus principios orientadores, en la fundamentación teórica, axiológica y heurística que le concretan.

La visión educativa andragógica de Adam, intenta reflexionar el peso de la educación en la conformación de identidades, de los valores, de la cultura, en el desarrollo de habilidades y destrezas, iniciando este, mucho antes de las instituciones universitarias o de los institutos que capacitan al adulto en labores especificas, ello se origina en la familia y la escuela.

La andragogía eje de la facilitación del aprendizaje del adulto.

De lo anterior se desprende entonces, entendida la educación como sistema, como contínuum humano que partiendo desde la infancia y culminando en la adultez final, al efecto transformador, atender seriamente tanto lo estructural, operacional,normativo, filosófico como también lo concerniente al talento humano y su praxis, por cuanto estos elementos materializan a las instituciones educativas en sus contextos; estos elementos deberían ser ajustados constantemente, según las necesidades,  capacidades, demandas sociales y realidades formativas del ser humano y de sus contextos vitales. Para ello se hace indispensable la transformación del Estado que
funda a las instituciones educativas y administra la formación permanente del docente.

En solitario y en dispersión, no podríamos los docentes acompañar, potenciando la utopía de transformar cualitativa a la educación.
Otro aspecto de interés en este asunto, es el cuidado de las emociones del que aprende, constituida hoy día en demanda para los docente en general; atender las emociones y la condición espiritual del sentipensante, como partes trascendentes en el dialogo y el pensar la transformación de la educación, con la finalidad de atestiguar el emerger de la condición de republicanos pregonada por el Maestro Simón Rodríguez, entre otros autores que así lo consideran. Rodríguez en la edición revisada de Sociedades Americanas (1842), señala que: No puede negarse que es inhumanidad, el privar a un hombre de los conocimientos que necesita, para entenderse con sus semejantes, puesto que, sin ellos, su existencia es precaria y su vida…. miserable. La Instrucción es, para el espíritu, lo que, para el cuerpo, el Pan… [no solo de pan vive el hombre]: i así como, no se tiene a un hombre muerto de hambre, porque es de poco comer, , no se le ha de condenar a la ignorancia, porque es de pocos alcances (p.444).

Rodríguez da muestras de la influencia del pensamiento de Jean Jacques Rousseau, cuando leemos en este último que el ser humano es maleable y condicionable, de allí que resulta complejo observar lo que es él en su esencia, así como su verdadera naturaleza; pudiendo subrayar desde mi experiencia docente, que el sujeto ha sido de-formado a lo largo de la historia -domesticado, dominado- a través de la convivencia familiar, social y de la educación misma, siendo inevitable para entender la “naturaleza del hombre”, devolvernos hacia el hombre originario, antes de la existencia de sociedades y civilizaciones, es decir, encontrarnos con un ser humano
“sin arreglos sociales”, Rousseau.

Rousseau afirma que el ser humano no es un animal político y social por naturaleza, y que su lenguaje y racionabilidad son productos de un largo proceso civilizatorio. De allí que debemos reconocer en el otro su verdadera naturaleza, su esencia y partiendo del hecho de que la civilización moderna es la causa de todas las actitudes negativas del hombre, empujar con una misma voz, a partir del hecho
educativo hacia la descolonización cultural del individuo, por el bien de la patria.

En tanto Rodríguez en Luces y Virtudes Sociales (1840), nos dice: “La mayor fatalidad del hombre, en el estado social, es no tener, con sus semejantes, un común sentir de lo que conviene a todos. LA EDUCACIÓN SOCIAL remediaría este mal; pero nos entendemos poco sobre el sentido de la palabra, (…)que un poco de reflexión harían desaparecer.” (p.476).

De allí que al reflexionar e interpretar mi praxis como facilitadora de los aprendizajes en la UNESR y a efectos del presente artículo, concluyo que en la planificación de las actividades de aprendizaje del adulto, se encuentra uno de los elementos cardinales, que necesitan de especial atención, supervisión, orientación, redefinición a fin de lograr lo antes dicho; surgiendo la posibilidad de subjetivar a través de este proceso, tanto los factores individuales que condicionan el aprender a aprender de cada participante, así como el orientar a aprender concerniente a la práctica del facilitador; yendo estos factores desde los aspectos normativos, jurídicos, filosóficos,  hasta trascender a elementos rara vez considerados al momento de planificar nuestra praxis, refiriéndome particularmente a: la salud física, psicológica, emocional, a la influencia ejercida desde las dimensiones laboral-familiar-social, en donde las
experiencias de vida acontecen; por tanto, al concretar la planificación académica orientado por el enfoque andragógico, el Acuerdo de Aprendizaje –planificación en la UNESR-, se nos invita a reflexionar algunas premisas de interés que promoverían la apropiación de elementos sustanciales, muchas veces olvidados, en razón de la tradicional frase “alcanzar los objetivos del programa”:
1.- Asumir al participante como adulto capaz de autodirigir su proceso de aprendizaje, pese a que culturalmente al ser jóvenes, una gran mayoría de los facilitadores, les sigue considerando “muchachos”;
2.- Internalizar que somos orientadores del proceso de aprendizaje, debiendo entonces gozar de una formación permanente en didáctica multimodal abarcadora, contemplativa, que abrace la complejidad de los grupos de participantes y sus circunstancias, impulsando la re-orientación de su hacer desde otra comprensión;
3.- Planificar considerando el contexto, la realidad local, regional, nacional, continental y mundial actual, así como también los intereses, necesidades y expectativas del participante, en cuidado de los objetivos de aprendizaje y de las regulaciones que en esta materia competen, estos últimos elementos no se deben ubicar por encima del participante, sino que giran en torno a él;
4.- Problematizar y consensuar el Acuerdo de Aprendizaje, con los participantes através de reflexiones colectivas, de diálogos que superen las practicas autocráticas que profundizan la condición de dependencia y dominaciónejercidas a través del proceso de enseñanza-aprendizaje pensado, planeado y mediado a partir del enfoque neoliberal;
5.- Valorar la horizontalidad, avalando la autonomía del sujeto que aprende y acreditando los conocimientos en ellos preexistentes, construidos a partir de sus experiencias de vida;
6.- Entender la flexibilidad desde el horizonte humano-institucional, su incidencia en el currículo, en lo didáctico, en los contenidos a transitar, en la socialización de saberes, en la evaluación de los aprendizajes;
7.- Avivar la participación protagónica, activa, democrática del sentipensante imbuido en el proceso de aprendizaje, en aras de apoyar su descolonización;
8.- Asumir el hecho andragógico como fuente viva desde donde derivaran continuamente innovaciones y puestas en escena de nuevas formas para construir conocimientos socialmente pertinentes.

 Sin embargo, no solo lo anterior es vital en el proceso de planificación de los aprendizajes, también lo es, la revisión y contextualización permanente de las mallas curriculares y sus contenidos; la adecuación de la visión, misión y filosofía de las
instituciones educativas; el innovar en relación a las modalidades de estudios más apropiadas a tal fin; atender con mucha contundencia y gallardía –al estilo robinsoniano-, la formación permanente del personal docente y de investigación; este último aspecto, se convierte en la piedra angular, en dilema central en esta materia, por cuanto somos nosotros docentes, los que podemos o bien contribuir en la transformar de la educación, o continuar reproduciendo y fortaleciendo el sistema de cosas que adversan una vida plena, en productiva armonía del humano en sociedad y con el planeta.

Rodríguez en su libro Extracto sucinto de mi obra sobre la educación republicana (1949), señala:
“SOLO LA EDUCACIÓN! impone obligaciones a la voluntad. Estas OBLIGACIONES son las
que llamamos HÁBITOS”.“  si queremos hacer REPUBLICA, debemos emplear medios TAN NUEVOS como es NUEVA la idea de ver por el bien de TODOS”.

La misión de un gobierno Liberal es cuidar de TODOS, sin excepción para que… cuiden de sí MISMOS después, y cuiden de su GOBIERNO.

La ignorancia de los principios SOCIALES, es la causa de todos los males, que el hombre se hace y hace a otros (p.568)

Pensar en la formación permanente del adulto, requiere de máxima curiosidad epistemológica, de compromiso y corresponsabilidad social, en el sentido de dar respuestas desde la investigación a interrogantes como: ¿Porqué educar u orientar el aprendizaje?, ¿Qué enseñar u orientar? ¿Cómo hacerlo? ¿Para qué hacerlo?,

En este sentido, la andragogía como disciplina, nos llama a acompañar al proceso de aprendizaje del adulto desde una visión diferenciada de la ejercida por pedagogos tradicionales, ciencia que a pesar de haber sido inicialmente pensada para “educar al
niño”, hoy día transita por variadas nociones que van desde la pedagogía del oprimido, de la esperanza, de la autonomía, del amor, de la pregunta, pedagogía humanista,revolucionaria, en fin una pedagogía considerada por muchos estudiosos del tema, como una ciencia critica transformadora, esta pedagogía, en nuestros tiempos aplica tanto al niño, a jóvenes, como al adulto, sin embargo, su didáctica continúa siendo directiva y sus diseños curriculares poco flexibles, por ende se aleja de las particularidades contextuales del aprendiz adulto.

Es conveniente puntualizar acá que la andragogía pese al avance de la pedagogía como ciencia de la educación, no ha perdido vigencia, por el contrario, el reducido pero valido y probado argumento que le sostiene, la documenta como vía para la promoción de aprendizajes autodirigidos, autorregulados, sinérgicos, integrales, lugarizados, experienciales, le constituyen en prometedora opción para indagar y acompañar el aprendizaje de la persona adulta, emancipándole tras el desarrollo endógeno de sus
capacidades y destrezas propias.

Siendo a través de ella, que surgen modalidades que parten de los estudios independientes, hasta los estudios abiertos, en donde el sujeto que aprende es capaz de autoformarse bajo el calor del dialogo consigo mismo y con el otro, como ejemplo de ello, refiero las experiencias devenidas de las Comunidades de Aprendizajes, donde juga papel preponderante los saberes subyacentes en el hacer del que aprende.

Esta experiencia, agitó en mi la utopía de llegar a transitar la senda de lo expresado por Marturana (1992), en relación a la necesaria vuelta a una educación fundada en el amor que posibilite la confianza reciproca: “en las acciones de aceptación del otro como legítimo otro en la convivencia” (p.71).

De no creer el facilitador de los aprendizajes, en las capacidades de autodirección y de autoformación del individuo adulto, cualquier práctica para la promoción del aprender a aprender, estaría alejada de lo hasta ahora expresado. Es axiomático creer
en el “otro como legitimo otro”.

El desarrollo endógeno y la emancipación de la praxis.

El factor social considerado por Félix Adam, invita a una reflexión dialógica constante sobre las vivencias y aportes de cada ser humano al desarrollo de sus potencialidades, capacidades y habilidades, mismas que posteriormente serán vertidas en sus contextos sociales y laborales particulares, con repercusiones en lo local, nacional, regional y mundial; la acción humana debe tributar al desarrollo endógeno desde una visión integral, tanto individual como colectiva, promoviendo mejoras contantes en la calidad de vida de quienes en él participan.

En este sentido, las Comunidades de Aprendizaje promueven el aprendizaje independiente a través de continuos ejercicios de lectura, análisis y producción de artículos académicos, sobrevenidos de la misma experiencia docente y de investigación. No obstante, también intentan originar, profundos análisis colectivos, reflexiones de la comprensión y del aporte al conocimiento que de estos acontecen; sin
embargo, en honor a la verdad, los encuentros que deberían descollar en ricos debates y amorosos encuentros, se convierten en contiendas para pavonear los egos académicos.

Sin embargo, al reflexionar mi praxis particular destaca al inicio de cada encuentro con los participantes –inicio del semestre en otras instituciones educativas-, la posibilidad de desarrollar encuentros, diálogos y discusiones en un primer momento sobre la planificación académica anticipada por mí, en donde presento los elementos que a mi entender son focales: los contenidos, las técnicas y estrategias de aprendizaje consideradas pertinentes según la naturaleza de cada curso en particular, con miras a incitar la problematización del quehacer académico, debiendo cuidadosa e intencionalmente estar vinculado a los ámbitos laborales y sociales del aprendiz adulto, estos diálogos son acompañados por procesos horizontales y participativos. De ello dependerá que los participantes se conviertan en agentes de su propio cambio y coconstructores de nuevas realidades sociales y culturales.

Esta socialización frecuentemente me conduce a realizar ajustes que atiendan las aspiraciones e incertidumbres de los participantes.
De allí, que invariablemente, el facilitador es emplazado a contextualizar los contenidos de los programas sinópticos o analíticos de los cursos que imparte, a la luz de las tendencias políticas, económicas, productivas, culturales actuales, en sinergia con la vida de las personas, promoviendo interpretaciones sobre el impacto de estos contenidos en la cotidianidad.

El adulto que aprende debe asumir estos acontecimientos como oportunidades, como retos resultantes de sus prácticas, constitutivas del porvenir, pues solo a través de un proceso de construcción de conocimiento innovador, lugarizado seremos capaces de dar respuestas a las incertidumbres siempre presentes. Adam citado por Adam y Villarini (Ibídem), afirma que:

Por eso nuestra metodología de aprendizaje centra todo ese proceso en el participante, no en el profesor, por cuanto como adulto debe afianzar su personalidad, su ética individual que significa una evaluación vivencial de sus potenciales aptitudinales y de su capacidad de alcanzar los objetivos y metas no predeterminadas por el sistema educativo, sino que surge de un análisis de sus aspiraciones formuladas con finalidades personales y sociales.

Al centralizar el proceso de aprendizaje en el participante, aseguramos la actitud ética y autocritica de la persona. El aprender porque quiere aprender, para mejorar su condición personal y para mejorar la sociedad en que vive. (p.17)

El andragogo entonces debe mostrarse diligente en el uso de metodologías activas, participativas, problematizadoras sustentadas en valores y fines realmente emancipadores, dados por la condición de educación permanente del adulto y su capacidad de autodirigir su formación. De igual forma, el facilitador deberá prever que el aprendiz adulto, se encuentra sometido a múltiples exigencias, pudiendo sobrevenir bloqueos a su necesidad e interés por formarse, es allí cuando el facilitador u orientador de los aprendizajes debe poner en marcha, por ejemplo: la problematización de la realidad, el aprendiza por proyecto, la autogestión del conocimiento, haciendo uso en la actualidad de las diversas plataformas tecnológicas como vía síncrona o asíncronas, que viabilicen que el adulto alcance su autoformación.

En este sentido, la teoría de Adam sobre educación permanente, juegan aun hoy día, papel cardinal en la transformación de la sociedad, por cuanto antepone alaprendiz, intentando contribuir al desarrollo individual como colectivo de la persona. El
pensamiento de Adam es pionero en el tema de la autoformación, nos permite entrever que a través de ella, es posible motivar la participación del adulto, elevando su autoconcepto a partir de procesos de autovaloración y de la autoevaluación crítica, por lo tanto, es capaz de asumir métodos integrales que le conduzcan a su autorrealización.

Adam citado por Elena Adam (2014); sostenía que las universidades debían incluir:

“…nuevas funciones ajustadas a las exigencias de los cambios científicos, tecnológicos y culturales, para motivar el aprendizaje a través de políticas educativas orientadas a la profesionalización y culturización de grandes masas de la población, en especial aquellas ubicadas en sectores marginales de las ciudades y el campo. (p. 27)

Una educación para cada cual, orientada a la formación de los excluidos, de los marginados, del dominado, concediéndole o acercándole a tan preciado derecho, a su educación. La pandemia por COVID-19 favoreció la puesta en marcha de planes,
modalidades, estrategias y técnicas variadas, que iban desde el uso de la radio, la televisión, las redes sociales, novedosas aplicaciones, que potenciaron el uso de las TIC’s, dando nuevos sentidos, modos y ritmos al sistema educativo a nivel mundo.

No obstante, en Venezuela, debo profundizar que muchos de los facilitadores en esta materia, carecen del conocimiento necesario para hacer un uso consciente de estas erramientas, permitiéndoles observar muy de cerca los efectos, causas y consecuencias de la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en la educación. Como sabemos, es un secreto a voces que a través de las TIC’s grupos hegemónicos intentan abrir caminos hacia la privatización de la educación, profundizando la alienación cultural, así como desplazar el intercambio y convivencia humana por una educación mediada por la inteligencia artificial.

Sin embargo, en tributo a la verdad reconozco, que la pandemia por COVID-19, en materia educativa despertó una creatividad innovadora, originando procesos de autogestión del conocimiento, el desarrollo de asesorías virtuales, pero también, presenciales pese a las normas extremas de bioseguridad; el uso de recursos instruccionales muy creativos como el portafolio, que coadyuvaron en el desarrollo sistemático de las actividades de aprendizaje; logrando ver florecer en mi contexto local, una riquísima complementariedad entre participantes, facilitadores, docentes, familias, alcanzando dar continuidad y prosecución a la orientación de los aprendizajes.

La autonomía en las practicas educativas desde la auto y cogestión del conocimiento, de la autoformación del que aprende, visibilizo el valor e importancia del ser andragogo; demostrando la posibilidad de orientar y acompañar al participante adulto hacia la construcción de sus propios aprendizajes, estimulando un proceso de desarrollo endógeno, tras la generación de aprendizajes significativos.

En esta tarea la autoevaluación apoya el florecimiento de capacidades para  aprender a aprender, enriquecidas por el desaprender; todo ello en relación directa con sus realidades sociales, laborales, culturales, biológicas, sicológicas, económicas, emocionales, lamentablemente imbuidas, en un caos sanitario sin precedentes, complejizado por las sanciones y bloqueos que vivía y aun vive nuestro país. Estas experiencias de aprendizajes dan cuenta de la valía y factibilidad de una educación andragógica como opción emancipadora para el desarrollo endógeno del adulto que aprende.

Adam (1987), refiere:
Es un error, olvidar o desconocer una realidad tangible, cual es la condición adulta del estudiante universitario, pues, negaríamos su capacidad en la toma de decisiones y en asumir responsabilidades en la vida social. Mientras el profesorado universitario no adquiera conciencia de esta realidad, se verá imposibilitado a renunciar ser el centro autoritario de los aprendizajes. La crisis académica de nuestras universidades se acentuará y será permanente. (1987, p. 6)

Seguir dialogando sobre la formación permanente e integral del facilitador de los aprendizajes en una universidad como la nuestra, de su praxis docente y de investigación, sobre la didáctica por él asumida, de los referentes teóricos que le subyacen, su adentramiento y ejercicio realmente andragógico y lo que ello representa en su hacer praxeológico; todo esto, lo asumí como eje de interés durante el desarrollo de las dinámicas reflexivas, tanto individuales como colectivas en el seno de la Comunidad de Aprendizaje Maturín, constituyéndose en inmenso aporte a la transformación cualitativa de la educción universitaria.

Entonces hablar del desarrollo endógeno del adulto desde la autoformación, se convierte, en una estrategia político-académica como vía a garantizar la concreción de una educación universitaria andragógica, decolonial, emancipadora que tribute al desarrollo sostenible de las capacidades inherentes al sujeto que aprende, del sentipensante, que combina la razón y el amor, el cuerpo y el corazón, en la tarea de deshacerse de todas la carga que proyecta su mal-formación, despedazadora de su armonía y autonomía, del poder decir la verdad en libertad. O del hombre-hicotea del cual nos hablo Fals Borda, siendo aquel que sabe ser aguantador para enfrentar los reveces de la vida, hasta superarlos, aquel que en la adversidad se encierra para luego volver a la existencia con la misma energía de antes.

Marturana (Ob.Cit.), aporta elementos de valor esencial cuando nos dice que los seres humanos “(…) adquirimos todos nuestros dominios de acciones en la convivencia. (…) Lo humano se constituye en el vivir como ser humano, en un ámbito humano” (p.267).

Esto quiere decir en relación a la educación andragógica, que el dominio sobre nuestros saberes se sintetiza desde la experiencia en tanto vivencia con el otro, convirtiéndose el contexto, la interrelación social en agentes modeladores de nuestra praxis; agregando seguidamente, que: (…) El momento inicial en el quehacer de la educación se encuentra con el punto en que uno acepta al otro como un legitimo otro en la convivencia (Ibídem).

Entonces el poder dialogar honesta y abiertamente, intercambiando ideas, criterios, posturas, el disentir expresando las verdades más sentidas desde nuestra comprensión, atendiendo con interés, respeto y valoración el criterio del otro, constituyen ejes fundamentales en la praxis andragógica; siendo necesario re-orientar procesos vitales en nuestra institución, aquellos que garanticen el florecimiento de una cultura propiciadora del desarrollo holístico del sentipensante.

El desarrollo del potencial humano a través de la autoformación, consentirá apropiarse de formas diferentes de la realidad, re-interpretándole, anclando este desarrollo a procesos de aprendizaje desde y para la vida, mismos que germinaran en nuevas ideas, conceptos, y categorías, acercándonos a la comprensión de que existen otros modos de recrear al mundo, resignificando la vida humana; estos saberes devenidos en aprendizajes significativos, se constituirán en sensaciones y acciones transformadoras, re-definiendo la participación activa, el modo de vida y los estilos de convivencia del adulto en comunidad.

Bibliografía.

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Fuente de la Información: CII OVE

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Venezuela – Democracia: De la Independencia al Siglo XXI

Democracia: De la Independencia al Siglo XXI

Judith Parejo Febres

Jupafe.jpf@gmail.com

Docente Investigadora

UNESR, Postgrado y Educación Avanzada

Maturín, Venezuela

 

RESUMEN

 

El tema abordado en este articulo forma parte de un trabajo vinculado al estudio del concepto Democracia en atención a su devenir histórico-contextual, inspirado por la propuesta acuñada en Venezuela de construir una forma de gobierno denominada Democracia Participativa y Protagónica; posibilitando la reflexión de algunos elementos filosóficos emanados del proyecto liderado por Simón Bolívar, en sinergia con otros aportes teóricos más recientes. En este sentido Dussel (2009), señala que las formas de gobiernos hasta ahora desarrolladas a nivel mundo deberían surgir como respuesta a las exigencias ciudadanas en atención al contexto histórico, cultural y de las circunstancias particulares de cada territorio; sin embargo, y como es conocido, este ejercicio soberano no surge de la autodeterminación de cada pueblo, por cuanto hegemónicamente los imperios imponen formas de gobiernos que subsumen modelos democráticos de otras culturas, por ejemplo, la democracia liberal burguesa, se origino de lo que hoy conocemos como Revolución Francesa, paradójicamente el antes mencionado modelo, emergió de los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad, dando paso en el tiempo a un modelo “democrático” que posiciona al mercado por encima de las necesidades humanas, intentando perpetuar el modelo capitalista; pese a ello, el aludido movimiento, sienta las bases de la democracia moderna, abriendo nuevos horizontes políticos basados en el principio de soberanía popular, motor de las revoluciones posteriores a él. De allí, que reconstruir las ideas relativas al tema en cuestión, desde los tiempos de la independencia venezolana, consentirá un ejercicio hermenéutico que dará cuenta de los avances y retrocesos que en esta materia se han vivido en Venezuela, no meramente como definición, sino como constructo teórico en permanente re-construcción praxeológica infinita e inagotable, y como aporte a la configuración del añorado modelo socialista que se consolida tras las interacciones políticas y sociales, del Poder Popular en nuestro territorio.

Palabras claves: Democracia; Poder Popular; Democracia Participativa y Protagónica.

 

ABSTRACT

 he topic addressed in this article is part of a work linked to the study of the Democracy concept in attention to its historical-contextual evolution, inspired by the proposal coined in Venezuela to build a form of government called Participatory and Leading Democracy; allowing the reflection of some philosophical elements emanating from the project led by Simón Bolívar, in synergy with other more recent theoretical contributions. In this sense, Dussel (2009) points out that the forms of governments developed up to now at the world level should arise as a response to citizen demands in attention to the historical, cultural context and the particular circumstances of each territory; however, and as is known, this sovereign exercise does not arise from the self-determination of each people, since empires hegemonically impose forms of government that subsume democratic models from other cultures, for example, bourgeois liberal democracy, originated from what today we know as the French Revolution, paradoxically the aforementioned model, emerged from the principles of Liberty, Equality and Fraternity, giving way over time to a «democratic» model that positions the market above human needs, trying to perpetuate the capitalist model ; Despite this, the aforementioned movement lays the foundations for modern democracy, opening new political horizons based on the principle of popular sovereignty, the engine of the revolutions after it. Hence, reconstructing the ideas related to the subject in question, since the times of Venezuelan independence, will allow a hermeneutical exercise that will account for the advances and setbacks that have been experienced in this matter in Venezuela, not merely as a definition, but as theoretical construct in permanent infinite and inexhaustible praxeological re-construction, and as a contribution to the configuration of the long-awaited socialist model that is consolidated after the political and social interactions of the People’s Power in our territory.

 

Keywords: Democracy; Popular power; Participatory and Protagonist Democracy.

 

INTRODUCCIÓN

 

Este artículo es parte de un trabajo sobre el concepto de Democracia, motivado desde la experiencia venezolana sobrevenida tras el triunfo electoral del Gobierno Bolivariano, quien acuño la propuesta de un modelo de Democracia Participativa y Protagónica, en contraposición a la Democracia conocida como Representativa, instalada en nuestro país desde el año 1958 y hasta 1999. En este sentido el termino Democracia puede ser considerado como constructo inacabado, en pleno y progresivo desarrollo en razón de las prácticas políticas sociales ejercidas por el pueblo en el seno de sus territorios; al respecto, lo expresado por Dussel (2009), en relación a que el debate contemporáneo sobre las formas de gobiernos está centrado en los modelos de democracias, apoya la travesía asumida por Venezuela desde el año 1999 en el intento por construir un modelo democrático que dé cuenta de las singularidades y complejidades histórico-culturales que definen a Venezuela y a sus habitantes.

Al efecto antes planteado, resulta de interés para esta reflexión, considerar  algunas obras de autores latinoamericanos, entre ellos José Luis Salcedo Bastardo, Rufino Blanco Fombona, Rigoberto Lanz y Enrique Dussel al tiempo de reflexionarlas junto a los ideales del proyecto emancipador de Simón Bolívar, estableciendo un hilo conductor desde el contexto de la independencia hasta nuestro tiempo, no meramente como definición sino como constructo teórico en permanente re-construcción desde la experiencia de quien lo peregrina.

La importancia del abordaje de este tema radica en la necesidad de desmitificar el pensamiento eurocéntrico -impuesto al mundo durante siglos- relativo a los intentos por subsumir modelos democráticos nacidos en otras culturas, por supuesto, y desde visiones y sentires disimiles a las nuestras. Los principios de Libertad, Igualdad y Fraternidad agitados durante la Revolución Francesa (1789 al 1904), hoy forman parte común e intrínseca a todas las formas de democracias hasta ahora diseñadas. Como señale líneas arriba, la democracia liberal burguesa otorga privilegios al mercado, impulsando la reducción del tamaño del Estado, la privatización de las empresas públicas, concediendo amplias libertades jurídicas, normativas y económicas a la empresa privada, en menoscabo de los derechos de los y las trabajadoras.

De allí, que reconstruir las ideas relativas al tema en cuestión, y durante el periodo indicado, consentirá un ejercicio interpretativo que pudiera aportar nuevos significados, apropiados al recorrido que hoy realiza el pueblo venezolano, ya que la monumental variedad de acepciones del concepto de democracia, pudiera llevarnos a perder de vista nuestro contexto general, nuestro horizonte ideológico en nociones más amplías como occidentalismo y capitalismo. Este ejercicio favorecerá la aproximación a las categorías apriorísticas emergentes que pudieran derivar de las experiencias vivenciadas tras los intentos por desarrollar un tipo de democracia participativa y protagónica, sin duda, una democracia autóctona, soberana, justa e inclusiva.

Quedando la incertidumbre de si la joven Democracia Participativa y Protagónica venezolana, pudiera constituirse como modelo contrapuesto a las formas democráticas excluyentes impuestas desde intereses internacionales. En este sentido, se organiza este breve articulo en tres aspectos considerados de interés, la Democracia en Latinoamérica, Bolívar y sus sueños de democracia, e Independencia, Democracia y Poder Popular.

 

Democracia en Latinoamérica.

 

En el mundo contemporáneo el estudio del término democracia, resulta estar plagado de supremas contradicciones, ocupando parte importante su discusión en las agendas públicas mundiales, esto en razón de la co-existencia de múltiples definiciones tras el continuo intento de los imperios por diseñar modelos democráticos universales y de la consabida “democratización” de las naciones consideradas por ellos, no desarrolladas.

Desde este umbral, y trayendo a colación lo expresado en la Carta de Jamaica por Simón Bolívar (1815), a propósito de la identidad nacional, cito: “No somos españoles, no somos indios… constituimos una especie de pequeño género humano”. De allí que podemos argumentar que de la Latinoamérica postcolonial emanaron los cimientos forjadores de una nueva identidad disímil a la originaria, enriquecida desde lo multiétnico y de lo pluricultural; pudiéramos agregar que con personalidad propia, preñada de las diversas cosmovisiones que integran ontológicamente nuestro ser colectivo e individual, ya no podemos referirnos, ni considerarnos la “pequeña especie” que los conquistadores españoles trajeron en sus naves, pero tampoco somos exclusivamente la originaria de las comunidades aborígenes, ni podemos reducirnos a las aportadas por la variedad de culturas africanas advenidas, como producto del tráfico de esclavos negros, realmente somos el resultado de la incuantificable suma de todas ellas.

La reconstrucción del término democracia entonces pasa por atender las peculiaridades culturales existentes en la Venezuela postcolonial e incluso independentista, sin obviar que lo que se conoce como democracia en América Latina toda, ha sido el conjunto de ideas políticas surgidas y ensayadas desde la Revolución Francesa, esto se haría evidente al revisar los siglos transitados desde 1492 hasta 1810, Latinoamérica no conoció ninguna experiencia democrática como tal.

La primera década del siglo XXI muestra mayores y nuevas demandas, dándole continuidad al debate universal sobre la democracia. Es por ello, que desde otros horizontes, surge en Latinoamérica, y como factor fundamental la crítica al neoliberalismo y a la democracia liberal, debido a los negativos resultados alcanzados y que vienen afectando ampliamente a las mayorías; esto explica los inténtenos de dar nuevo significado y valoración al término, irrumpiendo de allí la copiosa diversidad tipológica existente en la actualidad.

Algunos estudiosos del tema señalan que se ha generado un proceso de cambios para Latinoamérica que viene influyendo de manera importante sobre los significados y valoraciones que se tienen sobre el concepto de democracia; destacando argumentos tales como la inclusión de sectores hasta ahora excluidos (pueblo), de la participación en asuntos de su interés tanto en la dimensión social, política como en la económica, limitando el  protagonismo de sus actores, a la pírrica participación bajo el esquema de la representación, ejemplo de ello lo vemos reflejado en los movimientos  sociales de campesinos, sin tierra, indígenas, género, diversidad sexual, ambientalistas, contraculturales, comunales, entre otros, que asumen liderazgos importantes en los procesos que articulan reclamos emancipadores, libertarios y de reconocimiento a la pluralidad.

La segunda característica presente en la reconfiguración del término democracia desde la experiencia Latinoamérica, surge de los procesos de reformas centrados en el cambio democrático. En este sentido, se ha adelantado un discurso que privilegia la necesidad de innovar en relación a la democracia como forma de gobierno, planteando alternativas a lo que se conoce como democracia liberal; estas acciones han generado el surgimiento de propuestas progresistas que intentan transfigurar las formas de participación social, política y económica, conduciendo esto a la aparición de liderazgos organizados en una nueva clase política. Sin embargo, aunque estas reformas buscan abordar el principio de la representación en tanto mayor participación, en muchos casos se ha generado una tendencia a privilegiar la atención de la inclusión, la pobreza y la equidad (temas sustantivos de la democracia), llegando a interrumpir la reflexión de aquellos temas relacionados al funcionamiento de la democracia como tal. De igual forma, queda pendiente el análisis y discusión de la concepción de refundación de la nación, que privilegia el discurso nacionalista, el sentido de pertenecer o pertenencia, la identidad, reforzando la soberanía.

América latina ha transitado por muchos sucesos y acontecimientos de orden político y social, en atención al modelo de democracia que privilegia cada uno de los países que la conforman. De allí que la importancia del debate actual sobre las formas de gobiernos, se centre en las formas democráticas, y como se señalo anteriormente, este artículo abordará al modelo de democracia acuñado por Bolívar en los contextos de independencia, al tiempo de repasar las ideas de otros pensadores de nuestro tiempo. Dussel (ob. cit), advierte que cada sistema democrático concreto “Cada sociedad política o Estado particular o territorial, con una población actual de millones de habitantes, tiene un sistema político histórico, empírico, fruto de una menor o mayor tradición política que adquiere determinaciones propias en grados diversos de legitimidad, gobernabilidad, estabilidad, eficacia, desarrollo” (Pág. 436); dando cuenta esta idea de las múltiples variaciones que podemos encontrar referente a los sistemas políticos, haciéndoles inimitables, imposibilitando desde este sentido su uso como modelos definitivos e insuperables, pudiendo recrear estos modelos, cual musa, como referentes, más no como patrones definitorio del sistema político concreto para Latinoamérica y de manera específica para la Venezuela de estos tiempos.

Bolívar y sus sueños de democracia.

 El proyecto de Bolívar no solo es una escuela viva y portentosa, sino que se constituye en uno de los grandes pilares de cualquier investigación en filosofía o ciencias sociales para la cultura latinoamericana, es un costado obligatorio de la fundamentación de nuestra historia. El pensamiento de Bolívar ya se encuentra entre los más altos del género humano; su colosal e infatigable obra militar estuvo acompañada de una sólida, profunda y amplia formación: fue un gran escritor, renovador de nuestra lengua española, desbordó el clasicismo que dominaba la cultura de su siglo, le dio a nuestra lengua un rumbo distinto, hizo gala de una prosa cargada de poesía, sentimientos e imaginación. En sus cartas, proclamas y otros textos resplandecen ideas precisas, completas, definitivas y lapidarias. Sus textos y praxis han sido admirados y aclamados en distintos continentes. La formación de Bolívar se encuentra entre los conocimientos más universales por la eternidad. Ha emancipado cuatro veces más colonos que Washington, su Gran Colombia tiene 12.000 leguas cuadradas, más vasta que la recorrida por Napoleón, ningún guerrero a caballo ha recorrido más que él. El gran poeta de pluma impecable, Rufino Blanco Fombona nos dice:

Europa lo miró desde lejos con asombro y admiración. Seis mil soldados ingleses, franceses, alemanes, italianos corren a servir sobre su bandera. Los polacos, irlandeses, liberales de España, todos oprimidos clavan su mirada en él(…) El gran tribuno irlandés O’Connel le manda un hijo con estas palabras: Lo envío ilustre Sr, para que admirando e imitando vuestro ejemplo, sirva bajo las órdenes de vuestra excelencia(…) El sobrino de Koskiusko, héroe de Polonia atraviesa el diámetro del globo para servirle.

José Bonaparte, el hermano que Napoleón pone de Rey en España, deseaba que el hijo de Murat, ex rey de Nápoles, vaya a ser edecán de Bolívar (Fombona, 2012, Pág. 222-223).

La primera independencia ha sido la más fundamental revolución en nuestro continente, fue la ruptura definitiva de la época colonial; con la independencia emerge nuestra identidad nacional en suelo venezolano. Bolívar soportó el terremoto de Caracas, evento este utilizado por parte de los curas católicos, para decir que era un castigo de Dios; luego la derrota y victoria ante el más grande ejército español, ante un guerrero de la talla de Boves; debido a todas estas superadas adversidades, nuestra independencia se convirtió en inmortal, irreversible y eterna.

Bolívar ha sido la zarza ardiente que dio nacimiento y vida a nuestra nación, continúa hoy día, inspirando la independencia definitiva, hemos logrado la independencia política, pero no la social con un auténtico y genuino modelo de Democracia.

Para Bolívar no existían imposibles, tras su lucha por la independencia dejo los cimientos para desarrollar una fuerte democracia, apoyada por nuevos principios del Derecho Internacional señalados por él; también queda una civilización “libre”, pese a la impronta del coloniaje del cual fuimos víctimas, sin duda somos hijos e hijas de la civilización europea, pero con características y sentires propios surgidos de nuestro rico y profundo mestizaje étnico cultural; esta riqueza nos hace capaces de sentar innovadoras bases filosóficas y praxeológicas que den concreción al modelo social y político anhelado, a un modelo de democracia que dé cuenta de nuestra identidad y realidad contextual concreta.

Bolívar es “general y estadista, tan grande en los congresos como en las batallas. Es superior a todos los caudillos como político. Es un tribuno. Es el pensador de la Revolución; redacta constituciones, analiza el estado social de las democracias que liberta, anuncia con la precisión de un vidente el porvenir”  (García, 2012, pág. 77-78). Es decir, Bolívar realiza habitualmente un ejerció dialectico que le sirvan para argumentar sobre las posibilidades políticas de la otrora Gran Colombia. Bolívar cargo de realidad al gran proyecto de Miranda, toda la comprensión de nuestro continente exige la indagación profunda de la obra Miranda-Bolívar, esto es, todo el archivo Colombeia y toda la obra de Bolívar; así como también se constituye en pilar filosófico fundamental en la creación de la Democracia participativa y protagónica modelo en construcción en la Venezuela del siglo XXI.

Al decir de García, Bolívar siendo influenciado por Rousseao, opinaba que la autoridad del pueblo debía ser el único poder prevaleciente en todo el planeta. Para él, la soberanía del pueblo jamás debe ser ilimitada, no obstante, la justicia irreductiblemente debe ser su base. El libertador repudiaba cualquier gobierno monárquico para las tierras recién libradas del yugo español. Sin embargo, logro atisbar las contradicciones e incertidumbre en la que se encontraba América, debatiéndose entre el o los sistemas políticos que le convenían al hegemón y no al pueblo, para consolidar su verdadera independencia, veía lejano su sueño de la Gran Colombia y más aun el de una real libertad política y social para las antiguas colonias españolas. García (Ob. Cit, pág. 79), nos recuerda el pensamiento de Bolívar de aquellos años postreros:

Ni nosotros ni la generación que nos suceda –pensaba en 1822– verá el brillo de la América que estamos fundando. Yo considero a la América en crisálida; habrá una metamorfosis en la existencia física de sus habitantes; al fin habrá una nueva casta de todas las razas que producirá la homogeneidad del pueblo.

Desde allí que nuestro libertador, propone formulas políticas innovadoras que responden a la singularidad de un “(…) continente original por su territorio, su raza y su historia” García (Ob. Cit, pág. 80); agrega García parafraseando a Bolívar, en el intento por definir la autoridad tutelar:

Los Estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y de la guerra. (…)Abandonemos las formas federales que no nos convienen (…) Semejante forma social es una anarquía regularizada, o más bien es la ley que prescribe implícitamente la obligación de disociarse y arruinar el Estado con todos sus individuos. (…)Abandonemos el triunvirato del Poder Ejecutivo, concentrándolo en un Presidente, confiémosle la autoridad suficiente para que logre mantenerse luchando contra los inconvenientes anexos a nuestra reciente situación.

Bolívar da cuentas de sus ideales Republicanos, proponiendo las estrategias políticas, la estructura funcional del gobierno, que desde su experiencia y en virtud del análisis coyuntural, conducirían los destinos de nuestros territorios, tras la construcción de un modelo democrático no absolutista, que responda a las necesidades de un pueblo otrora y por más de 400 años esclavizado; señalaba que para el nacimiento de un sólido gobierno, se requiere como base la unidad nacional, representada por un espíritu que tenga como norte la moderación de la voluntad general y una autoridad pública limitada; es decir, un pueblo consciente de su encargo social, y una robusta institucionalidad respetuosa de la voluntad del pueblo soberano.

Sin embargo, para Bolívar la construcción de un modelo de gobierno democrático capaz de resolver sus debilidades, requerirá de dos realidades: un pueblo virtuoso y con solida ilustración moral; es decir, un pueblo ontológicamente y epistemológicamente colonizado, carente de la naturaleza planteada por el Libertador (virtuoso y moral), difícilmente será el garante de la estabilidad política y social de la República. Bolívar nos deja en el Discurso de Angostura (1819), la siguiente premisa:

La esclavitud es la hija de las tinieblas; un Pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destruccion; la ambicion, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres agenos de todo conocimiento político, económico ó civil: adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la Libertad, la traicion por el patriotismo, la venganza por la Justicia. (pág. 75)

Un pueblo que a pesar de haber alcanzado su libertad “política”, no será capaz de sostenerla en el tiempo si no logra su independencia social, para ello requiere tomar conciencia de sus potencialidades y debilidades, así como también, debe asumir la importancia de una formación critica permanente, una preparación capaz de impulsar no solo su desarrollo intelectual, sino también el afectivo, productivo, científico, pero sobre todo el ético-moral, de allí la jerarquía que da Bolívar al estudio de los diferentes modelos de gobierno, a las experiencias políticas mundiales y de manera particular de aquellos países que han logrado alcanzar en alguna medida la suprema felicidad social. El estudio de estos contextos, permitiría diseñar un modelo de gobierno más adecuado, que se ajuste a las condiciones históricas, culturales y territoriales de nuestra Nación.

Revitalizando un proyecto ético-político propio, que desconozca las soluciones foráneas mágicas e instantáneas, que no involucre en su práctica el apoyo al desarrollo del potencial social, el empoderamiento del pueblo de una real participación política protagónica, directa, respetuosa e inclusiva; sino que por el contrario continúen privilegiando la acumulación del capital en pocas manos, buscando estas agendas, solo cumplir las exigencias internacionales, haciendo caso omiso de las necesidades nacionales. La democracia entonces debe trascender el “yo” hacia el “otro”, y desde allí construir el nosotros.

Democracia, Independencia y Poder Popular.

 La primera independencia pudiera distribuirse en tres grandes momentos: la gestación que comprende el estallido del 19 de abril de 1810 y la constitución de 1811. Luego, un segundo momento, lo define el periodo de la guerra, el más colosal ejemplo de heroísmo y sangre derramada que jamás haya vivido nuestro continente, culminada en 1823, para Venezuela, y 1826 para Suramérica. El tercer momento lo define nuestra institucionalidad, la consolidación de nuestro Estado, que desgraciadamente vino con el siglo de Caín, la cosiata, la ruptura de Colombia.

Para Bolívar, la integración continental y la educación son sus principios máximos. Colombia era la garantía de Suramérica libre, no hay libertad de un país sin la libertad del continente al que pertenece, no hay libertad individual sino uso personal de la libertad en una nación libre.

Muchos autores venezolanos hablan de la relación Independencia/Democracia, tales como José Luis Salcedo Bastardo (1982) y Carmen Bohorquez (2006), por solo mencionar algunos, Salcedo Bastardo le dedica todo un subtítulo a la relación Independencia/Democracia en su obra Historia fundamental de Venezuela. Veamos algunas expresiones en las que se apoya en las memorias de O’Leary. “La revolución es fiel a la más irreprochable esencia de democracia -solo la democracia es susceptible de una absoluta libertad. Nadie sino la mayoría es soberana. Es un tirano el que se pone en lugar del pueblo». (Salcedo, 1982, p. 333).

Uno de los temas de interés que también aclara Bolívar, muy bien abordado por Salcedo, es la cuestión civil/militar en la política, «un gobierno fuerte, de inspiración genuinamente civil, con capacidad para orientar la sociedad y el Estado, con firme sostén castrense acatado y respetado por todos». Están son palabras de Bolívar, quien le pide a los militares «ciega obediencia al gobierno», reconociendo que «es insoportable el espíritu militar en el mando civil», continúa agregando, «el sistema militar es el de la fuerza y la fuerza no es gobierno (…) un militar no tiene virtualmente, sino que meterse en el ministerio de sus armas» (Ibídem, p. 334).

Ahora ahondaremos un poco en el concepto de Democracia. El gran filosofo de la modernidad, Spinoza, aclara muy bien la noción de Democracia «si dos hombres concuerdan y conjugan sus fuerzas, aumenta su potencia […]; cuanto más hombres son los que se estrechan en la relación, tanto mayor será el derecho que todos juntos adquieran» (Dussel, 2009, pág.400).

La Democracia ha sido definida de muchas formas, la cita de Spinoza agrega algunas palabras que la concretan como acuerdo, derecho; también la ven como forma de gobierno, acceso a la legitimidad o institucionalidad social. Su importancia radica en su vínculo a grandes nociones políticas como Estado, pueblo, gobierno, soberanía, voluntad social, entre otras. Recordemos que todo el ámbito natural de la política se centra en la cuestión del poder, en el estudio del poder.

Al respecto Rigoberto Lanz (2006), ilustra muy bien la idea de pueblo en la actualidad, el pueblo-pobreza se ha convertido en la excusa de las más variadas corrientes ideológicas para justificarse, refiriendo al respecto que:

(…)el pueblo es figurado como el lugar de las carencias y debilidades, se le atribuyen los sufrimientos y martirios que resultan de todas las modalidades históricas del ejercicio del poder (…) La figura rectora que está por detrás es la de pueblo-pobreza que arrastra todas las calamidades de la violencia, la miseria y la exclusión. (pág. s/n)

A criterio de Lanz, esta definición de pueblo-pobreza es planteado desde el sesgado discurso elitesco, en el cual el pueblo representa el lugar del sufrimiento y de la ignorancia. Contrariamente, pueblo, es la palabra preferida por Rousseau al hacer referencia a la sociedad, ésta última, de los gobiernos de élite. Pueblo es casi la palabra usada por todos los enfoques del concepto de Democracia.

Atilio Borón (2019), en una demoledora crítica a la autobiografía de Vargas Llosa, toca en varias ocasiones el tema de la Democracia, define a Vargas Llosa como el «más importante intelectual público de derecha en el mundo hispanoparlante», uno de los más grandes voceros, el profeta mayor del neoliberalismo contemporáneo. La identificación del liberalismo con la Democracia es la mayor mentira de Vargas Llosa, así como la gran mentira del modelo de una democracia de mercado, trasfondo ideológico del enfoque occidental de la democracia. Es por ello que Atilio Borón indica cuatro contradicciones insalvables en la relación Capitalismo/Democracia:

a). En una Democracia, por muy elemental que sea, remite a un modelo ascendente de organización del poder social. En la Democracia, lo que cuenta es la base sobre la cual reposa la cúspide del sistema, en los mercados los actores cruciales son los que se encuentran en la cima.

b). Una Democracia plena y genuina, identifica el pueblo de una nación con el poder. Esto es como una línea asíntota en una gráfica, debemos tender lo más que podamos, aunque las líneas nunca coincidirán, es la presencia del horizonte de la totalidad en el concepto de democracia. Las tendencias hacia la inclusividad y el empoderamiento del pueblo son las marcas características de una Democracia; en cambio, una economía de mercado exige un Estado mínimo.

c). Los fines de la Democracia y el mercado son opuestos: lo que anima la Democracia es la máxima justicia. John Rawls, gran teórico reaccionario de la Democracia, nos dice «la primera virtud de las instituciones sociales es la justicia», mientras que el reino del mercado es la ganancia, el rédito, no la equidad. El motor del mercado lo que más ha causado es injusticia.

d). Tanto la Democracia como el Mercado poseen una tendencia expansiva incontrolable. Esta expansividad se encuentran en sentidos opuestos: mientras que la progresiva conquista de los derechos sociales de la Democracia se traduce en la socialización de las demandas, el libre mercado lo que verifica es una privatización de los viejos derechos ciudadanos, todo lo que toca lo convierte en mercancía. (Pág. 186)

Borón, deja entrever la delgada pero significativa línea que existe entre capitalismo y democracia, situación esta que necesita de un permanente ejercicio exegético a partir del cual se puedan plantear fórmulas que inhiban el traspaso inconsciente de esta línea, pudiendo inclinar favorablemente la balanza hacia la democracia burguesa. De allí que se hace necesario para alcanzar la meta de construir una democracia robusta, en oposición al modelo emanado desde los intereses de la burguesía, seguir agregando elementos definitorios, constituyentes del modelo deseado para Venezuela, formulando ejes temáticos que abran aun más nuestro horizonte de reflexión.

Veamos otros aportes del maestro Enrique Dussel, de gran interés para el tema en cuestión. En toda Democracia se encuentra el juego mayoría/minoría. Esto nos indica que se debe afirmar la posibilidad de una minoría disidente, legítima, que es constitutiva de la Democracia. Todo argumento abre un oponente real y posible, de no haber disidencia no tendría por qué existir la argumentación, ni progreso racional cualitativo, esto nos lleva al principio fundamental de la crítica, nuestra única pero muy poderosa arma para defendernos.

En todo esto, nos dice Dussel, «ser mayoría no es un criterio de verdad, ni siquiera de validez sino de eficacia (de factibilidad) (…) La cantidad no agrega ninguna cualidad a la decisión (…) La cantidad y el número nunca es cualidad» (Ibídem, 426-428). La Democracia no es un número, la voz de la mayoría no es la verdad absoluta, podría estar equivocada. Es fundamental en una Democracia el respeto con igual derecho a la disidencia minoritaria para la preservación en generaciones de la institucionalidad social.

El sufragio universal es un elemento de primacía en la Democracia, pero esto debe darse en una representación auténticamente popular. La llamada democracia representativa, norteamericana, distorsiona el sentido democrático de la representación porque se trata de una élite política-económica que es quien decide; es necesario que cada representante gane en auténtica representación popular.

En lo personal, el aporte de mayor interés de Dussel en el intento por resignificar críticamente el modelo de Democracia, lo veo expresado en cuanto a la imposibilidad de que un modelo abstracto sea universalmente aplicado en todos los países. Debiendo siempre partir de la realidad existente en cada uno de ellos, de su historia, su cultura, su singularidad social, para luego crear nuestras propias leyes, nuestros propios órganos y procesos, nuestras instituciones.

Esto lo sabía muy bien Bolívar cuando hablaba de «Repúblicas aéreas», en su primer documento político, producido tras el análisis de la perdida de la primera república; posteriormente lo sigue refiriendo en otros textos. En este sentido Marx, hace un gran aporte a través de su método para las ciencias sociales al decirnos que debemos estudiar los fenómenos en su objetivo desenvolvimiento histórico, esto debemos hacerlo con el concepto de Democracia. Todo esto no quiere decir que no debamos estudiar la historia de otras civilizaciones, todo lo contrario, sí debemos estudiarlas, pero sin confundir entre principios, postulados, modelos y realidad.

El enfoque de Dussel tiene doble importancia para nosotros, no solo porque es liberador, sino porque toda su colosal reelaboración de la filosofía, la historia, la ciencia, la política, etc., nos conduce a la independencia, Dussel (2007), reconoce el proyecto Miranda-Bolívar, como «un discurso auténticamente emancipador». Veamos el porqué esto nos conduce al periodo colonial y a la independencia.

Desde tiempos remotos, las instituciones políticas fueron creciendo, ampliándose, entrando en crisis y refundándose; esto ha ocurrido desde unos diez milenios, según muchos autores, en reinos, imperios, confederaciones, hasta llegar al Estado moderno a finales del siglo XIV, nada más y nada menos que con la unificación de los reinos de la península ibérica, bajo la autoridad de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.

La modernidad de Europa nace con la conquista, yo diría con la invasión de nuestra América, así nace el primer Estado moderno, esto está ampliamente demostrado en muchos textos de Dussel, pudiendo referir a este propósito, el texto titulado 1492. El encubrimiento del otro (2012). No debiendo perder de vista que somos parte constitutiva del primer Estado moderno, cuando Europa salía de su condición periférica, sin embargo esto no niega nuestro derecho a autodeterminar nuestro modelo democrático, rebasando el umbral hacia lo que hoy conocemos como soberanía cognitiva.

Solo yendo más atrás de la historia de Europa podemos desbordarla y superar el fetichismo eurocéntrico. Egipto era la antigüedad de los griegos, ya lo dijo Platón, China es la infancia de la humanidad; la india y China son grandes fuentes informativas para nuestra formación, pero no es constitutiva a nuestro ser como lo es Europa, que se encuentra profundamente arraigada a nuestra cultura académica, aún colonizada.

En la ciudad de Saís, capital del antiguo Egipto -uno de los lugares más antiguos durante la XXIV dinastía-, la aldea o comunidad, eran llamadas démos. Cinco siglos antes de Cristo, las ciudades del puerto del mediterráneo estaban gobernadas por los mercaderes más ricos. Así era en Tiro, Sidón, Cartago, Pérgamo, Atenas. Los imperios eran monárquicos. Poco a poco se fue pasando de un gobierno de una sola autoridad a otro de una autoridad compartida por un grupo (senado, oligarquía o aristocracia) hasta el proceso lento de una participación más creciente desde el principio de igualdad (Democracia).

La forma mixta del gobierno de Venecia, se mantuvo desde el siglo IX hasta el siglo XVI. Esto llamó la atención de los estudiosos de la política, para fundar sus gobiernos en esa fuente. En tanto Bolívar buscó incansablemente el modelo más adaptable a reinos, aristocracias o democracias. Llegando a pensar que el modelo británico era el de mayor bienestar, pero estaba muy dejos de indicar su imitación servir.

En nuestros tiempos cuando hablamos de Democracia, literalmente hablamos de independencia, pero nos referimos de manera particular a la independencia social yo agregaría a la cognitiva, esta independencia solo la veremos salir de su crisálida tras un proceso de metamorfosis de las prácticas políticas y sociales de nuestro pueblo, hoy constituido en Poder Popular, pero me refiero a prácticas colectiva, no individuales; recordemos a Bolívar, cuando señala que es supremamente importante para lograr la real independencia la integración continental y la educación, estos son sus principios máximos; no lograremos consolidar la libertad de un país sin la libertad del continente al que pertenece, debiendo para ello construir la unidad interna, conocer realmente las implicaciones de su realidad contextual tanto en lo local, nacional, regional y continental.

Borón en tanto, nos habla de que para desarrollar una Democracia plena, debemos pensar en un modelo ascendente de organización del poder social, por cuanto en ese modelo democrático, lo que cuenta es la base sobre la cual reposa la cúspide del sistema, es decir el pueblo organizado y empoderado. De allí que el modelo en construcción debe empareja a su pueblo con el poder; la inclusividad y el empoderamiento del pueblo serán señales características del modelo existente; por último refiere el autor, que los fines de la Democracia es la máxima justicia; es decir, sin justicia real, concreta, palpable en sus instituciones sociales, no estaremos en presencia de una Democracia plena y genuina, que abogue progresivamente a la conquista de los derechos sociales.

 

 CONCLUSIÓN

Es posible desarrollar un modelo de democracia que surja de las inquietudes, necesidades y aspiraciones del pueblo venezolano, subsumiendo el mestizaje cultural, étnico e histórico que nos define como nación, haciendo contrapeso a los modelos impuestos por el capital internacional, en beneficio de sus siervos; sin embargo y en atención a las orientaciones del Libertador, se hace necesario que los actores protagónicos (Poder Popular), constructores del modelo democrático en curso, valoren y pongan en práctica el principio de justicia, por cuanto “el ejercicio de la justicia, es el ejercicio de la libertad”.

 

La libertad para Bolívar interpretando a Rousseau, “es un alimento suculento, pero de difícil digestión”; siendo necesario para su asimilación robustecer la consciencia moral y social, el espíritu como fuerza indomable transformador, y atesorar el conocimiento suficiente que le haga acreedor de la razón que consolidara la emancipación.

 

También se hace necesario en la faena de construir un modelo democrático propio, reflexionar críticamente, con honestidad la realidad contextual interna y externa a la patria venezolana, hemos visto durante los más de 20 años de revolución bolivariana los antagonismos, las confabulaciones, la impunidad, el silencio, las distorsiones, las traiciones, entre más eventos que nos mantienen ocupados intentado equilibrar la vida nacional, so pena de profundizar la real tarea de construir la Democracia Participativa y Protagónica.

Nuevamente recordemos a Bolívar en el Discurso de Angostura: para sacar de este caos la naciente República, todas nuestras facultades morales no serán suficientes, si no fundimos la masa del Pueblo, la composición del gobierno y el espíritu nacional en un todo, de allí la consigna “Unidad, Unidad, Unidad, debe ser nuestra divisa”.

 

Entonces la unidad en tanto complementariedad sinérgica, se convierte en principio rector para lograr mutar la cultura participativa (delegación del poder), que aun subyace en nosotros, trascendiendo al diseño de un modelo democrático que atesore los principios característicos de la forma de gobierno esperada, con claros y sólidos postulados, definidores de su institucionalidad, garante de un corpus jurídico y teórico vigoroso, y en obediencia inalienable de la voluntad del pueblo, en tanto su realidad.

 

Fuente de la Información: Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educción / CII OVE

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

REFERENCIAS

 

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