La Taxonomía de Bloom: Relación con la Rueda de la Pedagogía y la Clase Invertida

María Antonia de la Parte-Pérez*

Resulta refrescante comprobar cómo en el mundo hay muchas personas interesadas en buscar soluciones a la crisis educativa que desde Aristóteles se evidencia. En este caso observar la actualización de la taxonomía de Bloom para su vigencia en el siglo XXI es muy importante y de gran utilidad para el profesorado.

Durante  décadas, los docentes hemos utilizado la Taxonomía de Bloom como herramienta para establecer objetivos de aprendizaje. A pesar de las ideas simplistas atribuidas a Bloom, así como la asociación equivocada que se le hizo a su taxonomía con el conductismo, ésta sigue teniendo tanta validez hoy en día que recientemente se le han hecho dos actualizaciones.

La taxonomía de Bloom (TB) original, publicada a mediados del siglo XX, centrada en el dominio cognitivo, ha sido una herramienta clave para los docentes encargados del  diseño instruccional, relacionada con los objetivos del aprendizaje.  Sin embargo, su actualización para la era digital es un hecho importante.  Vemos como las modificaciones a la TB diseñan el modelo SAMR (Substitution-Augmentation-Modification-Redefinition) de Rubén Puentedura (2010) que redefine, modifica y amplia esta taxonomía que la mejora, la  transforma y la rejuvenece.

La rueda de la Pedagogía o Padagogy V. 4.0 de Allan Carrington, es un modelo dirigido a conseguir mejores resultados en el proceso de la enseñanza-aprendizaje,  alineado con el modelo cognitivo de la Taxonomía de Bloom (TB), las teorías y pedagogías modernas  y las TIC’s.  Pone la motivación y las capacidades del estudiante en el centro de la rueda, orienta el análisis del proceso enseñanza-aprendizaje y sirve como modelo de engranaje para las tecnologías, el pensamiento y la motivación del estudiante. También ayuda a aclarar la relación entre los elementos del programa.  Esta conexión de la teoría, la práctica y las aplicaciones tecnológicas, hacen que la rueda de la pedagogía  sea tan importante, como para presidir todas las aulas.

Se trata de una rueda formada de círculos concéntricos y seis capas que rodean al núcleo, representado éste por las capacidades y atributos del estudiante, a saber:

  1. a) La capa inmediatamente externa al núcleo incluye la motivación interna que debe despertar el docente en el estudiante. Hacer cosas en clase “que merezcan la pena”
  2. b) La capa inmediatamente externa a la motivación abarca los diferentes niveles de conocimiento según la taxonomía de Bloom, distribuidos en cinco porciones de idéntico tamaño de la rueda: recordar-comprender; aplicar; analizar; evaluar y crear.
  3. c) En la capa inmediatamente externa encontramos los verbos de acción correspondientes  a cada uno de los niveles de conocimiento anotados, siempre según la TB.
  4. d) La capa inmediatamente externa a la anterior, incluye las acciones correspondientes a los verbos de ese nivel cognitivo.
  5. e) La capa inmediatamente externa acoge las herramientas conceptuales  o aplicaciones con las que se puede expresar o transmitir los productos correspondientes y la rueda, además, expresa los criterios de elección de estas herramientas, para cada uno de los niveles cognitivos como: criterio para la comprensión; criterio para recordar; criterio para aplicar; criterio para el análisis; criterio para la evaluación; criterio para la creación.
  6. f) Por último la capa más externa es aquella que mediante el modelo SAMR permite la integración tecnológica, que con sus cuatro niveles nos ubican en uno u otro enfoque pedagógico, definiendo las intenciones formativas e implementándolas desde las TIC. Si nos enfocamos en el profesor tenemos los niveles Sustituir y aumentar o si el enfoque es en los estudiantes entonces tenemos el nivel Modificar y para las interacciones educador-educando (mediador constructor) tenemos el nivel Redefinir.  Como profesores vamos a ubicarnos como hetero-estructurantes, como auto-estructurantes o como intra-estructurantes respectivamente.

El modelo pedagógico denominado clase invertida/The Flipped Classroom (FC) recuerda el concepto del siglo pasado denominado Docencia Centrada en el Profesor, para oponerse y realizar la Docencia Centrada en el Estudiante. En la Docencia Centrada en el Profesor, éste es el componente activo de la clase y el estudiante generalmente está pasivo en cuanto a actividad intelectual propiamente dicha. Todo lo más que el estudiante necesita activar durante una clase magistral es su acción de escuchar, tomar apuntes si ese es su deseo y formular algunas preguntas cuando el docente abre el espacio para ello.  Como es bien sabido por estudiantes y profesores, el aprendizaje se da de forma activa, por lo que cuanto más se logre involucrar al estudiante, mejores serán los resultados del aprendizaje. De ahí surge la tendencia al cambio del centro de atención del proceso enseñanza-aprendizaje para ubicar en el estudiante el centro del aprendizaje.

Todos los profesores, en nuestro quehacer diario, hemos intentado realizar la FC, mucho antes de que ésta fuese enunciada, únicamente por el sentido común; nuestro deseo siempre fue hacer la clase divertida para el agrado y disfrute de nuestros estudiantes. Dicho lo anterior, la FC o clase inversa o invertida – yo la denominaría divertida – dado que si no hay divertimento el aprendizaje pierde intensidad. Es por ello que la consigna radica en invitar al estudiante a “pasarla bien” y para ello hay que despertar la curiosidad, producir un estado de incertidumbre que propicia la curiosidad del estudiante y lo coloca en un estado de alerta que estimula el aprendizaje.

El modelo se debe a los profesores Jonathan Bergman y Aaron Sams (2007), quienes para colaborar con estudiantes que no podían asistir a sus clases presenciales, grabaron sus clases y las distribuyeron para los interesados. Como ellos, otros profesores iniciaron el uso de videos y podcasts para facilitar el aprendizaje fuera del aula. La FC, es un modelo pedagógico que transfiere el trabajo de determinados procesos de aprendizaje fuera del aula y utiliza el tiempo de clase, junto con la experiencia del docente,  para facilitar y potenciar otros procesos de adquisición y práctica de conocimientos dentro del aula. Sin embargo, hacer una FC es mucho más que la distribución de un video o de una actividad previa a la clase. Se trata de un enfoque integral  que  combina la instrucción directa con métodos  constructivistas, el incremento de compromiso  e implicación  de los estudiantes con el  contenido del curso y mejorar su comprensión conceptual. Se trata de un enfoque integral que, cuando se aplica con éxito, apoyará todas las fases de un ciclo de aprendizaje, tal y como la contempla la TB. Cuando los docentes diseñan y publican una actividad para revisión previa al encuentro presencial, el tiempo de clase se libera para que se pueda facilitar la participación de los estudiantes en el aprendizaje activo  a través de preguntas, discusiones y actividades aplicadas que fomentan la exploración, la articulación y aplicación de ideas.

Cuando usamos el término Flipped Classroom debemos tener en cuenta que se han desarrollado muchos  modelos similares de instrucción bajo otras denominaciones. Peer Instruction (PI) o docencia por pares, desarrollado por el profesor de Harvard Eric Mazur, incorpora una técnica denominada  enseñanza just-in-time (JITT) como un elemento complementario al modelo FC. Enseñanza Just-in-time permite al profesor recibir retroalimentación de los estudiantes el día antes de la clase para que él pueda preparar estrategias y actividades para centrarse en las deficiencias que puedan existir en los estudiantes en la comprensión del contenido. El modelo de Mazur se centra en gran medida de la comprensión conceptual, y aunque este elemento no es un componente necesario de la FC, tiene unas claras y cercanas connotaciones que pudieran complementarla.

La innovación educativa que supone este modelo aporta como beneficios principales los siguientes:

  • Permite a los docentes dedicar más tiempo para atender a la diversidad.
  • Es una oportunidad para que el  profesorado pueda compartir información y conocimiento entre sí, con el alumnado, sus familias y la comunidad.
  • Proporciona al alumnado la posibilidad de volver a acceder a los mejores  contenidos generados o facilitados por sus profesores.
  • Crea un ambiente de aprendizaje colaborativo en el aula.
  • Involucra a las familias  desde el inicio del proceso de aprendizaje.

El impacto de la FC es su capacidad de cambiar nuestra forma de pensar sobre el rol del docente en un mundo en el que el acceso a la información ya no es un requisito crítico en el aula. Bergman y Sams han ampliado el ámbito de hacernos preguntas interesantes y profundas sobre el aprendizaje centrado en el estudiante y relacionado con la sociedad digital. También la FC, o el sistema de la clase invertida, es más efectivo cuanto más se integra con metodologías inductivas y activas como por ejemplo, la docencia basada en problemas o en proyectos, los modelos cooperativos, el JITT, la enseñanza por pares y otros.

Veamos dónde se ubica la inversión de la mencionada FC. En la lección magistral, el docente – en el aula – alimenta al estudiante con información y el estudiante aprende en la medida que esté emocionado y estimulado para aprender, dado que en el aprendizaje existe un triángulo formado por el profesor y el estudiante y su subconsciente y experiencias.  Luego, después de la clase, en otro ambiente diferente para cada uno de los estudiantes, asimila conceptos y hace tareas. En el enfoque nuevo de la FC el aprendizaje se inicia antes de la cita presencial – el alumno adquiere conocimiento orientado por el docente, luego durante la clase presencial, comparte con sus compañeros y con el profesor  la información adquirida y el profesor aclara y consolida el aprendizaje.  Pudiéramos comentar que la diferencia radica en la cronología de las tareas – antes y después. Todo ello fundamentado en que el aprendizaje es activo.

Este sistema FC implica por parte del estudiante estar motivado y por parte del profesor, un conocimiento básico de TIC’s y alto de diseño didáctico o instruccional.

Los tres temas comentados, constituyen valiosos recursos que favorecen los cambios necesarios para la educación del siglo XXI y pueden servir como palanca para el cambio no sólo en nuestras aulas, sino en el contexto del paradigma global del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Referencias:

Carrington, A. (2015) La Rueda de la Padagogy. Documento en línea. Disponible en: http://tinyurl.com/bloomsblog. Acceso: 2016, Febrero 10.

Churches, A. (2009) Documento en línea. Disponible en: http://www.eduteka.org/TaxonomiaBloomDigital.php  Acceso: 2016, Febrero 8.

Puentedura, R. (2010) SAMR and TPCK in Action. Documento en línea. Disponible en:

http://hippasus.com/resources/sweden2010/SAMR_TPCK_IntroToAdvancedPractice.pdf

Acceso: 2016, Febrero 12.

María Antonia de la Parte-Pérez*

Contacto:  mariantonia.delaparte@gmail.com

La autora forma parte del Doctorado Latinoamericano en Educación: Políticas públicas y Formación docente (UPEL) Primera cohorte (2013).

Fuente de la imagen:Composición realizada por la autora.

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Mirando a la Neurociencia desde la educación

María Antonia de la Parte-Pérez*

     Al referirnos a la Neurociencia estamos abarcando el conjunto de ciencias cuyo objeto de estudio es el sistema nervioso central (SNC) y muy especialmente la actividad cerebral (AC) referida al pensamiento, los sentimientos, la conducta y el aprendizaje humanos. El objetivo final de la neurociencia es la localización anatómica de las funciones cerebrales y las múltiples interrelaciones que se crean, evidenciadas por el entramado de las conexiones neuronales denominado por Sebastian Seung conectoma. Visto así, el ser humano grosso modo, está formado a imagen y semejanza de su genoma y su conectoma.

     Desde la década de los 90 del siglo pasado, se han incrementado los estudios sobre la función del SNC para conocer cómo funciona el cerebro humano. Aunque el estudio de la localización de las funciones cerebrales arranca en tiempos de Herófilo y Galeno, unos tres siglos antes de Cristo y marcha en paralelo con el aumento del conocimiento de la anatomía y fisiología del SNC, el avance del conocimiento de la AC ha sido facilitado por los avances tecnológicos que permiten observar los cambios que se producen en el cerebro durante las actividades estudiadas, por medio de las técnicas imagenológicas disponibles: tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética nuclear (RMN), resonancia magnética nuclear funcional (RMNf), tomografía de emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés), combinación de RMNf-PET y la tomografía computarizada con emisión de fotones únicos (SPECT, por sus siglas en inglés). Las neuroimágenes permiten cartografiar el cerebro y de este modo se ha podido diferenciar la forma en que procesan los datos los hemisferios cerebrales, y cómo hace el cerebro para incorporar información nueva. El cerebro tiende a procesar los datos desde el hemisferio derecho, relacionado con la intuición, la creatividad y las imágenes, entre otros muchos datos conocidos del funcionamiento del SNC del humano normal y del enfermo.

       Como resultado del avance del conocimiento obtenido a través de la Neurociencia, para apropiarse del mismo surgen disciplinas como la Neuroeducación y la Neurodidáctica, las cuales nos van a permitir explicar las bases neurológicas de las diferentes teorías del aprendizaje. Las actividades cognitivas son esencialmente hechos que tienen asiento en el sistema nervioso y los avances de la neurofisiología aportan el conocimiento para la comprensión de los procesos cognitivos que permiten también explicar el conocimiento adquirido mediante las diferentes fuentes de aprendizaje: formal, no formal e informal.

       La ciencia está demostrando lo que los educadores sospechábamos desde hace tiempo: la memorización y la repetición no son buenas prácticas para todas las formas de aprendizaje; aprendemos también haciendo, experimentando y emocionándonos. Se sabe también que al aprender en grupo, los conocimientos se afincan más intensamente en la memoria y que el ejercicio físico es otro elemento facilitador del aprendizaje. La comprensión del funcionamiento del cerebro, nos permite apreciar la importancia de la curiosidad y la emoción para la adquisición del conocimiento. Es así como la neurociencia ha descubierto a la emoción como el ingrediente mágico del aprendizaje, fundamental para el proceso de enseñanza-aprendizaje, de modo que se crea un binomio indisoluble entre la emoción y la cognición, explicable por la morfofisiología cerebral (Mora, 2013;Sáez, 2014).

     La neurociencia nos muestra que el binomio emoción-cognición es indisoluble, con base en la anatomía y fisiología cerebral, producto del proceso evolutivo humano. Toda información sensorial – recibida a través de nuestros sentidos – antes de llegar a la corteza cerebral para ser procesada por las áreas de asociación – áreas de procesamiento del conocimiento – es filtrada por la zona emocional del cerebro denominada sistema límbico en donde se otorga a esa sensación la impronta emocional y de ahí, revestida de la emoción correspondiente, está lista para el procesamiento cognitivo por el que se crea el pensamiento. Mediante este mecanismo se puede explicar la importancia de la emoción en todo proceso racional de aprendizaje y la memorización (Mora, 2013).

       El surgimiento de las neurociencias ha logrado que la Neurología y la Pedagogía se reúnan en una construcción multidisciplinar para el crecimiento de la Neuroeducación y de la Neurodidáctica. La neuroeducación es un nuevo enfoque de la enseñanza basada en la evidencia de la actividad cerebral. Esta nueva disciplina nos invita a reflexionar sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera multifactorial de modo de acoplar las metodologías pedagógicas alineadas con la neurodidáctica de modo de lograr un proceso de enseñanza-aprendizaje cada vez más personalizado y dirigido al cumplimiento, seguimiento y evaluación de las políticas educativas requeridas para lograr la calidad de la educación proyectada.

       La neuroeducación como nuevo paradigma del proceso de enseñanza-aprendizaje, deber ser transversal en todos los niveles de la educación. Está demostrado que en el proceso de aprendizaje, primero es la motivación, le sigue la atención y por último, está la memorización.

       El desarrollo de las neurociencias en las últimas décadas, aportan a las Ciencias de la Educación conocimiento que requiere ser incluido en los currículos de la formación inicial docente. Son temas centrales: las bases neurofisiológicas del aprendizaje, así como del crecimiento, maduración y desarrollo del SNC humano que sustentan dichos procesos.

       La formación inicial docente en el futuro cercano – ya – si bien no necesita incluir en sus programas docentes asignaturas como neuroanatomia, neurohistología, neurofisiología, neuropsicologia y psicofisiología de las emociones, como se administran para los estudiantes de las Ciencias de la Salud, deberá cubrir los básicos que permitan al egresado de nuestros pedagógicos y escuelas de educación adquirir los elementos fundamentales que les permita comprender los procesos neurobiológicos relacionados con el aprendizaje o mejor expresado el enseñaje vocablo que alude al proceso de enseñanza-aprendizaje, para fundamentar la nueva disciplina de la neuroeducación, a saber: la neurodidáctica, con el objetivo de que la enseñanza del siglo XXI logre potenciar y perfeccionar las habilidades propias de cada sujeto.

       Los contenidos de las bases biológicas del comportamiento humano, construidos desde el campo transdisciplinar de las neurociencias, formulan en la formación docente una nueva mirada del hecho educativo e instalan un modo distinto de abordar las construcciones pedagógico-didácticas, en los diversos ámbitos y modalidades de la educación. Por todo lo explicado nos hallamos frente a la Neurodidáctica para proponer metodologías apropiadas como son el aprendizaje basado en proyectos (ABP), el aula invertida (flipped classroom), la teoría de las inteligencias múltiples, el aprendizaje colaborativo, entre otras, con el uso de las TIC’s preferiblemente.

       El educador que abraza la neurodidáctica, debe tener como meta la motivación de sus estudiantes por el efecto que este estado de ánimo tiene sobre la atención y la comprensión, hechos que no será posible alcanzar sin el clima docente favorable que mantenga la felicidad del binomio alumno-maestro para lograr los resultados programados. ¡Ah! Recordando siempre que enseñas, enseñar a dudar de lo que enseñas.

Referencias

Mora, F. (2013). Neuroeducación. Sólo se puede aprender lo que se ama. Madrid. Alianza Editorial. Pp.224

Sáez, C. (2014). Neuroeducación, o cómo educar con cerebro. Disponible en: https://cristinasaez.wordpress.com/2014/10/06/neuroeducacion-o-como-educar-con-cerebro/

Seung, S. (2012). El Conectoma. Disponible en: https://www.bbvaopenmind.com/sebastian-seung-presenta-los-resultados-de-su-estudio-sobre-el-conectoma

 

*María Antonia de la Parte-Pérez

Doctorante del Doctorado Latinoamericano en Educación: Políticas públicas y Formación docente (UPEL) Primera cohorte (2013).

contacto: mariantonia.delaparte@gmail.com

Fuente de la imagen: https://pixabay.com/en/skull-and-crossbones-skull-brain-1739995/

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