Responsabilidad social en la educación pública

Por:Pilar Marín Bravo

En los últimos años, el término de responsabilidad social se ha convertido en un concepto de mayor alcance que ya no es de competencia exclusiva de las empresas privadas, sino que también compromete al sector público. Una realidad que cobra vital importancia en el caso particular de la educación.

La responsabilidad social empresarial es definida –según el Portal de Responsabilidad Social Perú 2021– como una forma ética de gestión que implica la inclusión de las expectativas de todos los grupos de interés (accionistas/inversionistas, colaboradores y sus familias, comunidad, clientes, proveedores, medioambiente y gobierno), alrededor de la empresa para lograr el desarrollo sostenible.

La visión de la gestión de la empresa más allá de la búsqueda de utilidades, bajo la premisa del compromiso voluntario y que trasciende la filantropía, ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, comprometiendo a los Estados y organismos internacionales, convirtiéndose en iniciativas de interés a escala mundial.

El avance de mirar a la responsabilidad social como un tema de gestión aplicable a todas las organizaciones, y no solamente a aquellas dedicadas a los negocios, reside en que existe un reconocimiento de que tanto las instituciones públicas como privadas tienen iguales responsabilidades en la contribución del desarrollo sostenible como del bienestar de la sociedad.

Y en este ámbito, la educación es crucial, pues de ella depende la formación de las generaciones que tendrán un rol decisivo en el desarrollo del país. En el ámbito privado, una de las muestras de que la responsabilidad social empresarial no es ajena a la educación es la intervención que tienen los grupos empresariales que apuestan por la educación peruana.

Están las entidades bancarias que tienen acciones y son propietarias de instituciones educativas, universidades e institutos de educación superior. Corporaciones mineras también apuestan por la formación profesional universitaria y son varios los grupos empresariales privados con programas de becas, créditos educativos e inversión en infraestructura y capacitación educativa dirigida a escuelas públicas, como parte de su responsabilidad social.

Las instituciones públicas, gobiernos locales y regionales que tienen una intervención directa en el ámbito educativo están asumiendo un compromiso activo para cerrar las brechas de acceso a la escolaridad, a la innovación tecnológica y al emprendimiento con el apoyo del sector privado. Se requiere una mayor articulación de esfuerzos para multiplicar el impacto, como parte de este compromiso de responsabilidad social compartida.

Fuente: http://www.elperuano.com.pe/noticia-responsabilidad-social-la-educacion-publica-54408.aspx

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Educación bilingüe y riqueza multicultural

Pilar Marín Bravo

Al norte de Bagua, en el departamento de Amazonas, a orillas del río Cenepa, las comunidades awajún cuentan con varias escuelitas hasta donde llegan docentes en balsas para impartirles educación bilingüe. Se trata de docentes originarios de la región capacitados para educar a los niños en su lengua materna y en el español, incorporando a sus clases algo más de lo que transmiten los textos oficiales.

La educación intercultural bilingüe plantea retos a la enseñanza y son las propias regiones y comunidades originarias las que se han convertido en un aliado importante de los esfuerzos desarrollados desde el Estado para cubrir la brecha de maestros que requieren las escuelas nativas.

En el Perú existen 47 lenguas nativas que son habladas por cuatro millones de habitantes. El 83% de estos cuatro millones tiene al quechua como lengua nativa, el 11% al aimara y el 6% son lenguas amazónicas.

Frente a estas cifras, solo 16 de las lenguas originarias cuentan con un alfabeto reconocido por una resolución oficial que permita su inclusión en el currículo escolar del Ministerio de Educación. Actualmente, el 60% de las instituciones educativas con educación intercultural bilingüe (EIB) cuentan con al menos un docente que habla la lengua originaria de sus alumnos.

El Ministerio de Educación se encuentra formando a 4,300 docentes para que se sumen a los 35,000 profesores en EIB existentes. Por tanto, aún falta cubrir la demanda de maestros bilingües en las comunidades originarias.

Con la enseñanza de la lengua originaria y el castellano como segundo idioma se apunta a reducir los elevados índices de deserción escolar y bajo rendimiento en las aulas. Está comprobado, asimismo, que cuando los procesos de enseñanza y aprendizaje se realizan en la lengua materna, los estudiantes aprenden mejor.

Más allá de la formación docente para la educación EIB, está también la necesidad de asegurar que los maestros sean formados para reforzar los elementos de la cultura y la identidad de los niños y niñas en las comunidades y pueblos nativos.

En algunas regiones, como el caso de Amazonas, muchos docentes de la zona que son capacitados para enseñar educación bilingüe transmiten conocimientos relacionados con la vivencia cotidiana. Además de los contenidos de los textos de enseñanza, les transmiten experiencias que forman parte de su modo de vida, sus costumbres, tradiciones y valores que los irán formando como ciudadanos.

Este valor agregado en la enseñanza intercultural bilingüe asegura la preservación de la lengua materna y requiere ser repetido por todos los docentes que sean asignados a las escuelas nativas en el país. Trabajar en esta dirección fortalecerá la riqueza multicultural que ostenta nuestro pais

Fuente: http://www.elperuano.com.pe/noticia-educacion-biling%C3%BCe-y-riqueza-multicultural-39317.aspx

Imagen tomada de: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/d/d3/Colegio_de_Awajun.jpg

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Mujeres, educación y tecnología

Por: Pilar Marin Bravo

Desde escenarios opuestos, la iniciativa de tres mujeres en el aprovechamiento de la tecnología traspasa fronteras. En una escuela boliviana dos adolescentes crean un brazo hidráulico usando material reciclado; mientras que, en otro hemisferio, una joven peruana comparte ante una audiencia internacional su emprendimiento para empoderar a las mujeres en el campo de la tecnología.

Dos historias distintas, pero que destacan el protagonismo de las mujeres en el uso de la tecnología. Demuestran que es posible alcanzar mayores espacios de participación de la mujer en este sector. Entonces, ¿por qué seguimos sin revertir la enorme brecha que representa para las mujeres el acceso y uso de la tecnología?

No es solo un tema de educación, sino también de cultura. De formación desde el hogar, de proyección y de visión hacia lo que queremos lograr para el desarrollo del país a través de la formación profesional. Una visión con equidad y sin exclusiones.

En el mundo la presencia femenina en el campo tecnológico sigue siendo menor a la de los varones. En el Perú menos del 10% de los estudiantes de carreras tecnológicas son mujeres. Y si nos enfocamos hacia las carreras con demanda en este campo, el 7% de los desarrolladores web son mujeres.

Son muchos los factores que determinan que desde el hogar una niña crezca y se desarrolle con actitudes y motivación hacia la ciencia y la tecnología o que, por el contrario, se desenvuelva en un espacio más limitado que no le ofrezca mayores oportunidades de éxito.

Si la peruana Mariana Castro, que fue invitada al evento de jóvenes emprendedores en Silicon Valley se hubiera dejado llevar por estas desalentadoras cifras, no hubiera creado Laboratoria y no hubiera tenido oportunidad de ser escuchada por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg.

Las dos adolescentes de una provincia del altiplano de La Paz, que diseñaron su brazo hidráulico con material reciclado, demostraron cualidades y actitudes para desarrollar su talento. Su proyecto, que nació de la observación de una retroexcavadora, despertó sus actitudes para la investigación y el desarrollo de capacidades que, finalmente, culminaron con un trabajo que les significó ganar las Olimpiadas Científicas de Robótica.

¿Qué necesitamos para multiplicar estos ejemplos de mujeres que aprovechan y desarrollan la tecnología? Se necesitan redoblar esfuerzos y compromisos multisectoriales para trabajar desde las escuelas, en las familias, en la comunidad, principalmente en el área rural.

Romper las barreras que impiden vislumbrar horizontes más amplios para la educación de las mujeres. El país necesita desarrollar más su industria tecnológica y potenciar la contribución que pueden hacer las mujeres en este campo.

Fuente: http://www.elperuano.com.pe/noticia-mujeres-educacion-y-tecnologia-43436.aspx

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