Por: Rosa Guadalupe Mendoza Zuany
Como madre y como investigadora educativa me pregunto: ¿por qué en los diagnósticos de inicio de ciclo escolar se hace énfasis en identificar el déficit, lo perdido, teniendo como parámetro sólo lo escolar? A la escuela no le importa ni valora lo que los niños y las niñas aprenden fuera de la escuela, no le interesa conocerlo, ni aprovecharlo, ni que se comparta. ¡Qué pena!
No me canso de repetir que los sistemas educativos han anulado el hecho de que las familias y las comunidades – expresadas de múltiples maneras – enseñan continuamente y constituyen espacios de aprendizajes relevantes y pertinentes, importantes para vivir y sobrevivir en un mundo en crisis experimentada en nuestra cotidianidad. Hace casi tres años escribí sobre la riqueza de los aprendizajes in-esperados logrados en los hogares durante la pandemia (Mendoza Zuany, 2020). Es claro que hoy dichos aprendizajes no están siendo capitalizados, porque no están siendo reconocidos.
En el imaginario de muchos y muchas – tanto tomadores(as) de decisiones como madres, padres, docentes, e incluso estudiantes – se erige la escuela como el lugar sin el cual es imposible aprender. Aprender lo que la escuela determina importante, claro. Por lo tanto, se diagnostica para identificar lo no aprendido y todo lo que se perdió, se olvidó, es decir, el rezago y a los rezagados. Luego, supongo, se intentará recuperar lo perdido, nivelar a los “rezagados”, y seguir limitando a los y las niñas a aprender lo mínimo, lo evaluable a gran escala, lo escolar en su mínima expresión “dada la emergencia educativa”. Personalmente, eso si me parece una catástrofe educativa.
Más aún, esta catástrofe se exacerba dado que la base de los currículos de emergencia, de la priorización de aprendizajes, del adelgazamiento del currículum, etc., en boga por la pandemia, continúan alimentándose de esos aprendizajes mínimos y homogeneizantes que intentaban desarrollarse en la escuela pre-pandémica. Para la escuela, el mundo de hoy es el mismo mundo pre-pandémico. Se argumenta que el logro de los aprendizajes mínimos, ahora “mínimos de mínimos”, potencia el desarrollo de aprendizajes que la escuela alguna vez tuvo en su agenda, pero no más. Me refiero a los referidos a las artes, las ciencias, la historia, etc., vistos como complementarios y en muchos casos, como lujos. De la posibilidad de repensar esa agenda preguntándonos qué es necesario aprender y enseñar hoy y para el futuro, así como de cuestionar los límites mínimos impuestos, ni hablar.
Para mí, es necesario repensar los procesos de aprendizaje partiendo de concebir a las familias y las comunidades de las que los niños y las niñas forman parte como constructoras de conocimientos propios, situados, potencialmente relevantes más allá de su propio entorno, que son susceptibles de conocerse, reflexionarse y compartirse en los procesos de enseñanza-aprendizaje que ocurren en las escuelas (Sandoval Rivera et al., 2021). Procesos que no limiten, que no vulneren el derecho de los niños y las niñas de aprender más allá de lo “mínimo”. Imagino la riqueza que entrañaría para todas las escuelas embarcarse en identificar, documentar, compartir y potenciar todos esos “aprendizajes in-esperados” que ocurrieron durante la pandemia y siguen ocurriendo en la cotidianidad, para articularlos a nuevos aprendizajes susceptibles de ser definidos como necesarios y deseables en el marco de su replanteamiento post-pandémico. Algunas escuelas lo están haciendo y se observan resultados maravillosos (Mendoza Zuany y Sandoval Rivera, 2021).
Bibliografía
Mendoza Zuany, Rosa Guadalupe (2020) Los aprendizajes in-esperados en casa para el mundo post Covid19. Educación Futura, 29 de mayo. (http://www.educacionfutura.org/los-aprendizajes-in-esperados-en-casa-para-el-mundo-post-covid19/)
Mendoza Zuany, Rosa Guadalupe y Juan Carlos A. Sandoval Rivera (eds). (2021) Conocimientos y prácticas locales para el cuidado del entorno social y ecológico a través de procesos educativos situados. México: Universidad Veracruzana. (https://www.uv.mx/personal/romendoza/files/2022/05/Conocimientos-y-pra%CC%81cticas-locales-digital.pdf)
Sandoval Rivera, Juan Carlos A, Rosa Guadalupe Mendoza Zuany, Fabiola Itzel Cabrera García, María Concepción Patraca Rueda, Paula Martínez Bautista y Melecio Pérez Mendoza (2021) Aprendizaje situado para la sustentabilidad a partir de historias locales sobre preocupaciones, conocimientos y prácticas socio-ecológicas. México: Universidad Veracruzana. (https://www.uv.mx/personal/romendoza/files/2020/11/LIBRO-Aprendizaje-situado-para-la-sustentabilidad-2021.pdf)