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Gobierno de Japón decreta abolir carreras de humanidades de las Universidades

Japón/05 marzo 2016/Autor: Alejandro Martínez Gallardo/ Fuente: http://pijamasurf.com/

POLÉMICA MEDIDA DEL MINISTERIO DE EDUCACIÓN JAPONÉS BUSCA ELIMINAR CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES PARA RESPONDER A NECESIDADES PUNTUALES DE LA SOCIEDAD

En la genial película de Jean Luc Godard, Alphaville, una sociedad tecnócrata ha abolido todas las artes, persigue a los poetas e incluso ha llegado a editar el lenguaje, aboliendo palabras que expresan emociones como el amor. Se trata de una especie de Matrix low-fi, gobernada por los algoritmos, por la exactitud de la ciencia y por la visión hiper-utilitaria y deshumanizada que Godard ya apreciaba en el modelo económico industrial. No puedo dejar de ver un viso de esta distopia en las medidas tomadas por el Ministerio de Educación en Japón, que recientemente ha ordenado a diversas universidades la clausura de las humanidades y las ciencias sociales, con el fin de «servir áreas que mejor responden a la necesidades de la sociedad». Aparentemente el gobierno japonés cree que la sociedad solamente necesita crear máquinas y ganar dinero.

 

 Según informa el sitio Times Higher Education, de las 60 universidades nacionales que ofrecen cursos en estas disciplinas, 26 habían confirmado que cerrarían estas facultades o que disminuirían la presencia de las humanidades y las ciencias sociales. Algunas universidades como la de Tokio y la Kioto se han negado a cumplir con esta petición gubernamental. Actualmente la medida se encuentra enfrascada en una  ola de protestas que han detenido la implementación de esta intención ejecutiva.

El gobierno japonés ha defendido su propuesta, la cual ha sido calificada de un regreso al militarismo, diciendo que es parte de un plan de austeridad general, teniendo en cuenta que muchas instituciones están operando a la mitad de su capacidad. Sin embargo, la medida claramente parece estar alineada con el llamado del primer ministro Shinzo Abe a proveer «una vocación educativa más práctica que anticipe las necesidades de la sociedad». Evidentemente, se cree que las humanidades y las ciencias sociales son prescindibles y no así las carreras científico técnicas.

Aunque no en el mismo tenor casi dictatorial, esta situación también existe en las universidades en países occidentales. El profesor Terry Eagleton hace unos meses denunciaba los efectos de la mentalidad neoliberal que había colmado las universidades británicas, haciendo que éstas operen como grandes corporaciones. Eagleton explicaba que «el modelo económico dominante está ligado a una política tecnócrata, y por lo tanto las «humanidades son las que más están siendo orilladas». Se distribuyen fondos y becas en las universidades para la ciencia, la medicina y la ingeniería, pero «se ha dejado de entregar recursos significativos a las artes. No es disparatado cuestionarse si departamentos enteros de humanidades desaparecerán en los años siguientes. Si los departamentos de inglés sobreviven, tal vez sea sólo para enseñarles a los estudiantes de administración de empresas cómo usar el punto y coma», dice irónicamente Eagleton (dando una pista de algo que también podríamos perder: el humor crítico del humanista).

En esta tendencia puede verse como el dogmatismo del paradigma científico y de la vida humana sometida a los imperativos de la economía se vuelven una especie de policía del pensamiento, una intolerancia al aspecto cualitativo de la realidad, el cual se quiere someter al yugo exacto de la cantidad y el usufructo.  Se defiende a la ciencia como una forma de conocimiento superior, que trasciende la opinión y la emotividad del arte, creando un frío reino llamado a conquistar la naturaleza ( y en el curso de encontrar sus secretos saquearla). Si esta ideología germina y se cataliza en otros lugares podríamos estar asistiendo a los albores de una de las pesadillas de Philip K. Dick, un mundo tecno-totalitario, de una visión única que excluye toda diversidad de opinión, encaramado en un fanatismo secular: seguros avanzando hacia el crecimiento infinito de la economía y al anquilosamiento del alma, una vida precisa y predecible mas sin significado.

Fuente de la Noticia: 

http://pijamasurf.com/2016/03/gobierno-de-japon-decreta-abolir-carreras-de-humanidades-de-las-universidades/

Fuente de la imagen y relacionada:

https://actualidad.rt.com/sociedad/186674-japon-gobierno-propone-cerrar-facultades-humanidades

Información de la foto:

Japón: El Gobierno propone cerrar las facultades de humanidades en sus universidades / Reuters / Reuters

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Japón mejorará cuatro centros educativos de El Salvador

El Salvador- Japón/04 marzo 2016/Autor: Daniel Choto/ Fuente: www.elsalvador.com

Para ello donará una cantidad superior a los 293 mil dólares. Se localizan en Ahuachapán, Sonsonate, La Libertad y Usulután. El convenio fue suscrito este viernes en la sede diplomática del país asiático.

La Embajada de Japón mejorará la infraestructura de cuatro centros escolares públicos, en Ahuachapán, Sonsonate, La Libertad y Usulután.

Este viernes 4 de marzo, el embajador del Japón, Masataka Tarahara, el ministro de Educación, Carlos Canjura y representantes de las escuelas, firmaron el convenio.

Las obras beneficiarán a 1,194 alumnos. En la ejecución de los proyectos se invertirán 293,067 dólares.

Los trabajos serán ejecutados bajo el Programa de Asistencia Financiera No-Reembolsable para Proyectos Comunitarios de Seguridad Humana (APCS), de la Embajada de Japón en El Salvador.

En el municipio de Ahuachapán, se intervendrá el Centro Escolar “Doctor Rafael Meza Delgado”.

El Complejo Educativo en el Caserío El Tular, cantón Apancoyo Arriba, en Cuisnahuat, Sonsonate será el segundo proyecto.

El tercero será el Centro Escolar del cantón La Nueva Encarnación, en San Juan Opico, La Libertad; y el último está en el  cantón El Coyolito, en Jiquilisco, Usulután.

Las obras serán ejecutadas  con mano de obra local y la colaboración de las alcaldías.

Los trabajos
En el Centro Escolar Dr. Rafael Meza Delgado, serán reparadas dos aulas  y la cocina y se le construirá una un salón de clases.

En el Complejo Educativo Caserío El Telar, se construirán tres aulas, servicios sanitarios y será reparada la cocina. En el cantón La Nueva Encarnación, harán dos aulas y repararán cuatro existentes, además del tapial perimetral.

Desde 1991 Japón ha invertido más de 33 millones de dólares en 378 proyectos en las áreas de salud, educación y agua potable financiados por APCS, contribuyendo así a que más salvadoreños tengan acceso a estos derechos humanos básicos. Estos proyectos estrechan relaciones de cooperación entre las naciones del Japón y El Salvador.

Fuente de la Noticia y Fotografía: http://www.elsalvador.com/articulo/comunidades/japon-mejorara-cuatro-centros-educativos-salvador-103756

Información de la Fotografía: El embajador de Japón, Masataka Tarahara (derecha), entrega un cheque simbólico a docentes y al ministro de Educación, Carlos Canjura (segundo de izquierda a derecha).  Foto EDH /Cortesía… | Foto por Cortesía

Socializado por:

María Magdalena Sarraute Requesens. Doctorado en Ciencias de la Educación, Magister en Desarrollo Curricular, Licenciada en Relaciones Industriales. Docente – Investigadora Educativa del CIM y reconocida por el PEII en la Categoría B, Coordinadora General del Centro Nacional de Investigaciones Educativas, Integrante de la SVEC e Integrante Fundadora de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.

 

 

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El sistema educativo de Japón

Educación gratuita en las escuelas públicas de primaria y secundaria

Japón/21 Febrero 2016/Autor y Fuente: www.nippon.com

La educación es de una importancia extrema para el futuro de un país. Aunque existen problemas como el descenso del nivel educativo o la disparidad entre instituciones educativas, en este artículo queremos presentar el sistema educativo japonés en general, empezando por la educación obligatoria e incluyendo también colegios especializados que preparan al alumno para el mundo laboral.

El derecho a recibir una educación y la obligación de impartirla

En Japón está establecido, según la Ley Básica de Educación, que los padres deben hacer a sus niños de entre 6 y 15 años recibir la denominada futsū kyōiku (educación normal). Dicha ley no solo dicta que esa educación es imprescindible para la subsistencia y prosperidad de Japón como país democrático, sino también que debe proporcionarles los conocimientos que necesitarán a medida que van creciendo, y que los ayudarán a desarrollarse como ciudadanos sanos de cuerpo y mente, y a formar por completo su personalidad.

Casi sin excepción, el primero de abril de cada año los niños japoneses que han cumplido seis años entran en la escuela primaria, el primer esc
alón del sistema educativo. La escuela primaria dura seis años, y tras ella, entre los 13 y los 15 años, los alumnos estudian en la escuela intermedia. Esos nueve años totales representan la educación obligatoria del sistema educativo japonés. En las escuelas públicas no hay exámenes de entrada para ninguno de los dos niveles, y las clases y los materiales son gratuitos. Por parte de la familia del alumno se debe pagar el uniforme establecido por la institución educativa y los materiales adicionales, así como el coste de las comidas escolares, la educación adicional (como viajes educativos y excursiones) y otros gastos similares. Por otro lado, hay muchas escuelas privadas que realizan exámenes de entrada tanto para primaria como para intermedia, a los que acuden en masa los posibles candidatos; dichas escuelas suelen cobrar tasas por la educación.

En el sistema educativo japonés es de notar el índice de escolarización. En la enseñanza obligatoria dicho índice es de un 99,8 % (tanto en las escuelas públicas como en las privadas), que incluso en comparación con el 99 % de países como Reino Unido, Francia o China, resulta extremadamente alto.

Antes de la escuela, los niños entran en el jardín de infancia a la edad de 3 años. Dado que este no forma parte del sistema educativo, la participación en las clases es optativa, y de pago.

Aunque los niños extranjeros que residen en Japón no tienen obligación de asistir a la escuela, en caso de que las familias deseen matricularlos en una escuela pública pueden hacerlo en las mismas condiciones que rigen para los niños japoneses, sin coste por la educación o los materiales básicos y con la oportunidad de garantizarles la misma excelente educación que a los japoneses.

Educación superior de dos años e institutos técnicos de cinco

Tras completar la educación obligatoria el alumno cuenta con varias opciones. Entre los 16 y los 18 años puede optar por entrar en un instituto homologado (educación secundaria) a tiempo completo, o una escuela especializada en áreas como agricultura o bienestar social, o también elegir el sistema de tiempo parcial, mediante el cual el joven estudia al tiempo que trabaja. Incluso en los casos en que un joven no puede continuar con ese tipo de estudios, por el motivo que sea, si aprueba el examen oficial del Ministerio de Educación, Cultura, Deportes, Ciencia y Tecnología, logra un certificado que lo califica en el mismo nivel educativo que los graduados de secundaria, y cuenta con las calificaciones que le permiten presentarse a los exámenes de acceso a la universidad. Un 98,1 % de los alumnos entran en la educación secundaria o en alguno de los colegios tecnológicos especializados, con cursos de cinco años en los que se pueden obtener conocimientos de un gran nivel de especialización y a los que se puede acceder desde los 16 años.

En los últimos años ha aumentado el número de instituciones que aúnan en su currículo los seis años de la educación primaria y la intermedia, así como el número de candidatos que desean entrar a ellas por ser ventajosas para presentarse a los exámenes de ingreso en la universidad. Además, quizá debido a las tendencias de la época, también se ha incrementado el número de instituciones originales, como las afiliadas a la ICU (International Christian University), que cuentan con hasta un 70 % de estudiantes regresados a Japón tras haber recibido formación en el extranjero, debido al trabajo de sus padres.

Entre las instituciones de educación superior que exigen un examen de ingreso además de haber completado la educación secundaria, se encuentran las universidades (cuatro años), las universidades de carrera corta (dos años), los colegios vocacionales (de dos o más años), y otras. Tras haber logrado la licenciatura o grado el estudiante también puede acceder a estudios especializados de posgrado (un máster, de dos años, o un doctorado, de tres o más).En Japón son muchas las empresas que imponen como condición haberse graduado en una universidad, para poder conseguir un puesto laboral; en 2013 era un 50,8 %, y la mitad de los alumnos que completaron los estudios de instituto entraron en la universidad. Sin embargo, entre aquellos que solo cuentan con el título de educación secundaria y también desean encontrar trabajo el porcentaje de éxito es muy alto: un 97 %.

Colegios vocacionales en los que adquirir las habilidades necesarias en el mundo laboral

En Japón existen instituciones en las que se pueden adquirir los conocimientos y habilidades necesarios en el mundo laboral; forman parte del sistema educativo denominado “colegios vocacionales”, y son muchos los estudiantes que acceden a ellos tras completar la educación secundaria. No solo hay colegios especializados en enfermería, cocina, agricultura o construcción, sino también en anime, idiomas, diseño, videojuegos, producción audiovisual o deportes, y las instituciones son de muchos tipos. Por ejemplo, el Mode Gakuen imparte clases sobre moda, maquillaje o diseño de interiores, HAL tiene clases sobre videojuegos, gráficos por computadora o producción de anime, y muchos futuros diseñadores han estudiado en el centroKuwasawa Design School; cada vez son más los colegios vocacionales que van labrándose la fama incluso en el extrajero.

Como la mayoría de los alumnos de los colegios vocacionales obtienen las calificaciones necesarias para lograr un trabajo, también son muchos los universitarios y trabajadores que, al tiempo que cursan sus estudios principales o trabajan, acuden a las aulas de estos centros para especializarse. Algunas empresas costean las tasas de estos colegios para que sus empleados puedan obtener técnicas necesarias.

Imagen del encabezado: Alumnas que alzan la mano en clase, antes del examen de acceso a una escuela primaria (ciudad de Kazo, en la prefectura de Saitama) ©Jiji Press

Fuente de la Noticia:

http://www.nippon.com/es/features/jg00072/

Socializado por:

Akira Amano Wateima. Maestrante en Investigación Penal y Criminología, Abogado, Investigador del Centro Internacional Miranda. Ponente nacional e internacional.

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Las Contradicciones del Sistema Educativo Japonés.

Japón/Septiembre 2015/Autores: Aula Planeta y Javier Miravalles /Fuentes: Aula Planeta y Javier Miravalles

Una Mirada del Sistema Educativo Japonés

El modelo educativo de Japón se caracteriza por su eficiencia y está estrechamente relacionado con las características culturales y sociales del país asiático, que mezcla el trabajo en equipo y la meritocracia. Además de alcanzar muy buenos resultados en pruebas internacionales como TIMSS o PISA, los expertos destacan la disciplina y la formación de alta calidad que logran sus estudiantes. De hecho, recientemente el ministro de Educación nipón ha anunciado que su sistema se exportará a otros países de Asia, Oriente Medio y África. Te explicamos cómo funciona la educación en Japón y qué características se encuentran detrás de su éxito.

  1. El currículo se establece a nivel nacional. El Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología (con la colaboración de profesores universitarios y el Consejo Central de Educación) fija las líneas básicas de todas las materias que se enseñan en los colegios japoneses, sus objetivos y contenidos. Salvo que se detecte alguna necesidad importante, estas directrices que deben seguir todas las escuelas del país se revisan cada diez años.
  2. La legislación educativa es muy estable y duradera. La Ley Fundamental de Educación que está vigente en el país data de 1947. La primera revisión se realizó en 2006, con el objetivo de incorporar disposiciones que promovieran el civismo, el respeto por la tradición y la cultura y el amor a la patria. Para adaptarse a las nuevas necesidades educativas se ponen en marcha Planes para la Promoción de la Educación, el último de ellos en 2013.
  3. La educación obligatoria es mayoritariamente pública y gratuita. Los niños comienzan el colegio a los 6 años de edad y la educación es obligatoria hasta los 15 años, aunque el 95 por ciento continúa hasta los 18. Hay cuatro niveles educativos fundamentales: primaria (elementary, de los 6 a los 12 años), secundaria inferior (lower secondary, hasta los 15), secundaria superior (upper secondary, hasta los 18 años) y universitaria. El 99 por ciento de los centros de educación primaria son públicos, al igual que el 90 por ciento de los centros de secundaria inferior y el 74 por ciento de los de secundaria superior. El Ministerio de Educación decide qué libros de texto se aprueban para cada nivel y, desde 1963, se distribuyen a los colegios gratuitamente.
  4. Hay asignaturas y también formación en valores. Además de las asignaturas básicas que se estudian en cada nivel educativo, los alumnos cuentan con materias como economía doméstica, en la que aprenden a cocinar o a coser, artes tradicionales japonesas, como la caligrafía (shodo) o la poesía (haiku), y cursos de educación moral. Se considera esencial que los alumnos desarrollen una conducta cooperativa, disciplina de grupo y respeto a las normas.
  5. El esfuerzo es esencial y la competitividad es alta. La sociedad japonesa considera que el éxito no depende de las habilidades o la inteligencia, sino que se consigue con esfuerzo. Esto se aplica también al ámbito escolar y los estudiantes trabajan ya desde niños en este sistema de meritocracia, con dos objetivos: lograr buenos resultados para tener mejores oportunidades de formación y empleo en el futuro, y ganar la aprobación del grupo y de su propia familia. La competitividad es alta, especialmente en los exámenes que permiten acceder a las mejores escuelas de secundaria superior y a las universidades más prestigiosas.
  6. Se prima la habilidad para resolver problemas. El currículo educativo japonés es muy completo y exigente en cuanto a contenidos, pero además tiene como base fundamental que los alumnos dominen la resolución de problemas y situaciones por sí mismos. Con independencia de la materia o asignatura, se busca que el estudiante no se limite a seguir un procedimiento o memorizar información, sino que comprenda cómo y por qué suceden las cosas. De este modo será capaz de aplicar el conocimiento en cualquier contexto. Esto mismo se defiende también en las empresas: para contratar valoran más las destrezas generales que el conocimiento o la experiencia en ese trabajo concreto, para el que ofrecen al trabajador la formación necesaria.
  7. En el colegio no solo se estudia. Además de asistir a las clases, los alumnos tienen que colaborar en diversas tareas como limpiar el centro o servir las comidas, que se toman en la propia clase. Para ello los estudiantes se dividen en grupos y trabajan juntos. El colegio también organiza multitud de actividades complementarias, como torneos deportivos, excursiones o salidas culturales, y clubes de actividades extraescolares muy variadas: deporte, música, arte, ciencia etc. Se considera que este tipo de actividades contribuyen a desarrollar la capacidad de resolver problemas, trabajar en equipo y colaborar por un fin común.
  8. Se estudia muchas horas y los deberes son habituales. Tanto los alumnos de la escuela primaria como los de secundaria inferior y superior tienen que hacer tareas a diario. Entre otros temas, deben practicar los kanji, los caracteres que integran el complejo sistema de escritura japonés. También hacen deberes durante las vacaciones de invierno y de verano, que suelen consistir en algún proyecto de su elección. El número de horas de clase es similar al de otros países, pero se invierten muchas horas en actividades extraescolares, clases de refuerzo y horas de estudio. Además, las vacaciones son más cortas: del 20 de julio al 31 de agosto en verano, diez días entre diciembre y enero y otros diez entre marzo y abril.
  9. Los maestros son muy respetados y están muy preparados. Históricamente, los profesores en Japón procedían de la clase Samurai y tenían una alta consideración en la sociedad. Aunque la profesión ya no es elitista, el respeto hacia los maestros se mantiene intacto. Además, es una de las profesiones mejor pagadas del país, por lo que hay muchos solicitantes para cada puesto, que gana el mejor. Por eso, los profesores suelen estar muy preparados y desde el Ministerio se exige la formación continua de los docentes, que deben renovar su certificado educativo cada diez años.
  10. Educar es trabajo de todos. El trabajo en equipo se premia en el aula, donde los alumnos que destacan ayudan a aquellos con más dificultades, y el profesor tiene a su alcance diferentes herramientas y posibilidades para apoyar a los estudiantes con problemas de aprendizaje (desde atención personalizada en el aula hasta clases extraescolares). Pero, además, esta implicación del grupo trasciende las paredes del aula, ya que los padres tienen la responsabilidad y el deber social de apoyar la educación de sus hijos en casa y recurrir a ayuda profesional cuando sea necesario. De hecho, el fracaso del niño en el ámbito escolar se considera también un fracaso de su entorno familiar. La comunicación entre docentes y padres es constante e individualizada.

Una Mirada Contradictoria del Sistema Educativo Japonés.

Pero después de haber visualizado los éxitos del sistema educativo japonés, debemos presentar el rechazo a la escuela japonesa que existe actualmente y la situación de aislamiento social o auto-reclusión debido a factores personales y sociales, denominado Hikikomori.

El rechazo o Futoukou en la escuela se relaciona a menudo con Hikikomori y, según Kageki, profesor en la universidad de Tokio Shure, es probable que una situación de rechazo en la escuela, si no tratado adecuadamente, se convierta en una situación que favorezca el Hikikomori.

Se estima que hay actualmente más de 130.000 abandonos escolares en Japón.  Hay varias razones variedad del rechazo en la escuela; algunos expertos apuntan al acoso escolar (bullying) como causa principal. Según Sadatsugu Kudo esto es sin embargo discutible, indicando que tan solo entre el 10 y el 20 por ciento de niños abandonan la escuela por esa razón. 80 por ciento de los niños no recuerdan la razón inicial que  provoco la salida de la escuela.

  1. Una de las razones más obvia es que los alumnos japoneses están expuestos a una presión considerable y sufren mucha tensión a una edad muy temprana. El sistema educativo está estructurado alrededor de exámenes de entrada que determinan en gran parte el futuro del niño. Para entrar en una buena universidad, es a menudo necesario graduarse en una escuela secundaria específica, y así sucesivamente, en algunos casos esta cadena se inicia ya desde el jardín de la infancia (a veces ya hay pruebas de entrada en el jardín de la infancia). Esto es en última instancia decisiva puesto que muchas compañías reclutan directamente de universidades concretas. La presión de tener éxito viene sobre todo de los padres, que envían normalmente a sus hijos a las escuelas Juku, escuelas privadas que tienen un programa lectivo agotador que se extiende a muchas tardes y fines de semana.

Por lo tanto la vida de niños japoneses está centrada en la escuela y pasar los exámenes decisivos. Una joven Hikikomori expresa su experiencia en la escuela: No podía hacer frente a una atmósfera tan competitiva. Había cuatro clases desde el nivel superior hasta el inferior, lo que provocaba una jerarquía visible. Me sentía etiquetada ya que estábamos divididos entre estudiantes brillantes y los estudiantes bobos. Siempre teníamos que esforzarnos más para alcanzar el éxito. Otra estudiante describió de manera metafórica que se sentía como un diente en una gran máquina, viviendo solamente para ganar.

  1. El sistema educativo japonés se articula mediante métodos de enseñanza caracterizados por su alta estructuración y centrados en aprender y memorizar más que en promover la creatividad o el pensamiento crítico. Las clases tienen una típica organización comunicativa unidireccional y los alumnos raramente tienen ocasión de hacer preguntas y mucho menos de participar activamente en el proceso de aprendizaje.
  2. Hasta hace aproximadamente diez años el fracaso escolar era considerado como una enfermedad o un desorden y aunque las cosas están cambiando aún se considera como una muestra de debilidad y vergüenza para la familia. Lo que hace aumentar el grado de culpabilidad de los jóvenes estudiantes por decepcionar a la familia. La presión de los padres y de la escuela deja al niño abandonado a su suerte con sus problemas (una presión que refuerza probablemente la necesidad de aislarse). Esta parece ser la consecuencia de la conformidad de la sociedad japonesa: hay solamente un camino correcto, una dirección adecuada.
  3. El termino Wa o la armonía del grupo es un concepto muy importante en Japón. Desde el jardín de infancia se socializa a los niños para superponer la identidad del grupo sobre la identidad propia, lo que deja muy poco margen a la independencia y la individualidad. Las actividades en la escuela están pensadas para trabajar colectivamente aprendiendo a dejar de lado los intereses particulares en pos del grupo. Más adelante, estos principios se aplicaran también a otros ámbitos como el trabajo. Cada japonés entra a trabajar como parte de un departamento de una compañía con la que se identifica y que le identifica.
  4. En la escuela la clase es como una sociedad, el ambiente de colectivismo siempre está presente. Es muy difícil salir de esa microsociedad, estar libre de esa atmósfera. Al principio en la escuela te enseñan dos ideas básicas Uchi (adentro) y Soto (afuera). Es bueno estar en el interior y el exterior es malo. Estas ideas e ideales de la armonía se inculcan en las mentes de los niños, que aprenden que ser una parte dócil del grupo, y no un forastero es muy importante. Si un individuo comienza a diferenciarse o a retirarse del grupo, los otros niños presionarán para que vuelva a entrar en el grupo y deje perturbar la armonía».

Esto es que le sucedió a una Hikikomori, cuando comenzó faltar a la escuela: Diariamente durante un mes mis tutores de la escuela vinieron a casa. Mis compañeros de clase me visitaron todos los días durante un año y medio. Nunca sentí que mi madre me protegiera de la presión, solamente lloraba y gritaba cuando los compañeros de clase tiraban de mi mano mientras me decían que debía volver a clase.

La idea que transmiten los estudiantes del Instituto de Shure (el de la joven Hikikomori) es que el grupo es un mecanismo importante que refuerza el valor de la escuela y de la familia. La incapacidad de sentirte independiente, la presión y la responsabilidad hacia el grupo son tan agobiantes que provoca una especie de interrupción mental. El acto Hikikomori es un gesto de desesperación ante la homogeneización que propone el grupo, ante la no aceptación de la persona como individuo.

La riqueza de la sociedad japonesa hace posible que la gente joven tarde mucho en independizarse, normalmente por razones egoístas y por comodidad. Es esta la razón que posibilita que los jóvenes puedan aislar de la sociedad en sus habitaciones, cosa que no ocurre en la mayoría de Sociedades Occidentales. Esto puede explicar el alto número de individuos con Hikikomori en Japón. Según Otaki, comparando el sistema del bienestar entre Japón y los países escandinavos, los adolescentes japoneses tienden ser con diferencia más dependientes de sus padres que sus pares occidentales ya que japoneses sienten que sus padres no les fuerzan tomar responsabilidades cosa que sí que ocurre en Occidente. Por otra parte muchos estudiantes de secundaria sienten que potenciar sus propias capacidades puede causar más problemas que ayudarles a desarrollarse como persona.

Algo muy arraigado en la sociedad japonesa, es el cuidado meticuloso por los hijos sin tener en cuenta la edad de estos, a veces es excesivo, tanto que en muchos casos no tienen la menor autoridad sobre los hijos, siendo imposible que una vez iniciados en el ciclo Hikikomori puedan ayudarles. Otro problema plantea Otaki, es el espacio personal o la comprensión. Entonces sentía que los otros me no entendían. Tan solo me entendía solo conmigo mismo. Era muy duro para mí. Ahora pienso que la razón por la que la gente se hace Hikikomori es que nadie les comprende, no hay ningún sitio donde sientan que les escuchen, solo les queda encerrarse para estar con ellos mismos, recuerda Yuji un ex Hikikomori.

  1. Las madres suelen estar muy involucradas en la educación de sus hijos, tanto que son llamadas Mama Kiyku o madres educadoras. Sadatsugo Kudo explica la fuerte vinculación que se crea entre madre e hijo, ella está siempre pendiente de cualquier detalle que pueda perjudicar el éxito educativo de su hijo. Esta relación es más fuerte (si cabe) cuando el hijo es varón, lo cual podría explicar el mayor grado de incidencia del Hikikomori entre hombres que mujeres. Y es que la organización familiar japonesa se asemeja a la ancestral estructura patriarcal occidental. Los hombres trabajan a tiempo completo y apenas ven a sus hijos, mientras que las mujeres se encargan de las labores del hogar. Que la esposa sea a ama de casa da prestigio a una familia. Las perspectivas que tiene un joven japonés al entrar en el mercado laboral es la trabajar largas jornadas con el objetivo constante de triunfar y ascender en la empresa. En muchos casos teniendo que trasladarse de ciudad lejos de la familia y los amigos. En este contexto para algunos jóvenes el Hikikomori que convierte en una alternativa viable.

Más información

Fuentes de la Noticia:  

http://www.aulaplaneta.com/2015/09/29/noticias-sobre-educacion/las-diez-claves-de-la-educacion-en-japon-infografia/#sthash.52TT1lhP.dpuf

http://www.javiermiravalles.es/Hikikomori/Sistema%20escolar%20y%20rechazo%20de%20la%20escuela%20en%20Japon%20Futoukou.html

Fuente de la foto: http://revistacultural.ecosdeasia.com/la-educacion-en-japon-una-aproximacion-al-sistema-educativo-nipon/

Editores:

Akira Amano Wateima. Maestrante en Investigación Penal y Criminología, Abogado, Investigador del Centro Internacional Miranda. Ponente nacional e internacional.

María Magdalena Sarraute Requesens. Doctorado en Ciencias de la Educación, Magister en Desarrollo Curricular, Licenciada en Relaciones Industriales y con cursos de postgrados no conducentes a grado académico. Co-creadora de diferentes escuelas de postgrados. Diseñadora y evaluadora curricular de cientos de programas de pre y postgrados. Docente – Investigadora Educativa del CIM y reconocida por el PEII en la Categoría B, Coordinadora General del Centro Nacional de Investigaciones Educativas, Integrante de la SVEC e Integrante Fundadora de la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa.

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